domingo, 31 de julio de 2011
Benjamin Black: El otro nombre de Laura
Idioma original: inglés
Título original: The Silver Swan
Año de publicación: 2007
Valoración: Está bien
Vi a Quirke “veloz bajo la lluvia con el sombrero encasquetado hasta las cejas y la chaqueta cerrada para protegerse del frío aire del mar”, le abordé y ésta es la conversación que sostuvimos Quirke (Q.) y Montuenga (M.)
M: ¿Qué tal, Sr. Quirke? ¿Puedo invitarle a un café?
Q: ¿Nos conocemos?
M: Usted a mí no, yo a usted menos de lo que me gustaría. Acabo de leer “El otro nombre de Laura” y me corroe la curiosidad.
Q: Pues… no creo que pueda aclararle gran cosa. Tendría que preguntarle a Benjamin.
M: No estoy de acuerdo. Si él le hubiera presentado a usted como es debido, esta conversación no haría ninguna falta. Pero no nos ha ofrecido más que una ligera idea de su persona, y es una pena porque parece usted interesante.
Q: Muchas gracias pero creo que se equivoca, ni siquiera sabría qué contarle. Soy tan aburrido como parece, créame.
M: Como usted sabrá, Benjamin Black tiene sólo dos novelas, una continuación de la otra, y usted es el personaje central de las dos. Pero ha escrito otras muchas no policíacas con su verdadero nombre, John Banville, que están muy bien valoradas por la crítica y que no he leído aún. ¿Qué me dice de ellas?
Q: No las conozco, lo siento. Sólo puedo hablar de las que ha publicado con pseudónimo, como es lógico, porque hablan de mi vida. Pero es que yo de novelas…. Lo que leo es alguna obra reciente sobre patología, publicaciones médicas y… la prensa ¡claro! Llevo una vida bastante rutinaria. Espero que le hayan gustado mis libros.
M: De momento sólo he leído el segundo. Quería empezar por una de las policíacas y elegí “El otro nombre de Laura!” porque el título en español me pareció un poco menos cursi que “El secreto de Christine”. Aunque la versión inglesa tampoco se queda corta.
Q: Y el contenido ¿también le ha parecido cursi?
M: En absoluto. No sé muy bien por qué, pero a pesar de haberse escrito en inglés se nota que no está a ambientada en Inglaterra ni en Estados Unidos. El ambiente, las costumbres, las relaciones son muy distintas a las que encontraríamos en el genuino género negro. Puede que la gente sea menos cínica, menos insensible... Algo así. El caso es que, de una forma muy sutil, Black consigue presentar otra cultura, la irlandesa, y eso me parece un buen logro.
¿No dice nada? Bien, pues todo eso que usted ha vivido lo encuentro apasionante. Y como en ésta segunda se apuntan los antecedentes para situar a los lectores que no hayamos leído la anterior, he podido saber algo de su pasado e intuir los motivos que le llevan a actuar así. También me ha servido para conocer a los nada convencionales miembros de su familia. Pero no se nos explican sus verdaderos sentimientos hacia Phoebe, apenas se habla del trauma paterno-filial que sufren ambos, ni de sus relaciones actuales, ni de las que mantiene con su padre adoptivo que se pasea como un fantasma por toda la novela, cuando algo tendrá que opinar de lo que le está pasando a su hija, digo yo. También deberían reflejarse mejor algunos tejemanejes, como los que se dieron entre Kreutz y Leslie. Y perfilar a Billy, al que se despacha con cuatro tópicos, siendo como es el eje principal de la trama En cuanto al juez, ya que le hace aparecer en esta segunda parte (cuando no haría ninguna falta) debería estar menos desenfocado y haber contado algo de su muerte repentina. Eso o haberse olvidado de él.
En general, pienso que si Black se hubiese molestado en presentar a sus criaturas el lector podría tener el gusto de conocerlas.
Q: ¿Cómo dice?
M: Pues que es como si hubiera querido enseñarnos una ciudad entera a través de una cerradura. Da la impresión de que se ve algo.
Q: Sí, quedan puntos oscuros Pero contarlo todo es imposible, ocuparía demasiadas páginas.
M: En fin, para gustos los colores, pero yo quitaría todo el relleno que tiene, con esas descripciones tan artificiales que parece haber superpuesto después de haber escrito lo esencial.
Mire, usted es un tipo reservado, eso se ve, pero no hace nada a lo loco, tiene unas motivaciones, a veces se equivoca, es cierto, pero le gusta asegurarse bien antes de actuar y procura no dar a conocer sus intenciones, ¿no es así?
Q: Cierto. Se ve que algo me conoce, parece que, de todas formas, Benjamin no lo ha hecho tan mal.
M: No se ponga tan orgulloso. Eso lo captaría cualquiera que se tropezase con usted en la vida real, pero en una novela los hechos que se exponen hay que justificarlos. El lector tiene derecho a saber,
Q: Explíquese.
M: Pues… debería haber insinuado sus verdaderas motivaciones, propósitos, sentimientos, tampoco hacía falta que detallase mucho, sólo haber perfilado su personalidad y dejarnos unas cuantas pistas. ¿Y toda esa ristra de casualidades que va soltando como quien no quiere la cosa. ¡Por favor!
Q: ¿Casualidades?
M: Todos los personajes están relacionados, como en cadena, cuando no haría ninguna falta: es una concesión a lo fácil. Y no sólo eso, constantemente se están encontrando por ahí, conocen a conocidos, aparecen pruebas de la nada… Y aún así no se nos termina de desvelar lo que ocurrió, sólo insinúa los aspectos fundamentales del crimen. De lo contrario, los muchos puntos débiles que tiene se pondrían en evidencia.
Q: ¡Hummm! Quizá en eso tenga razón.
M: Pero es que precisamente eso lo es todo. Una novela policíaca o está perfectamente hilvanada o no es.
Q: Probablemente. A mí la investigación policíaca me interesa bastante, me refiero a la real, ya le he dicho que de novelas no entiendo mucho.
M: Es evidente que le interesa, lo hemos podido comprobar. Esa curiosidad que usted siente es lo que pone en marcha toda la anécdota.
Q: Cierto, cierto.
M: Es una pena que, al no ser de carne y hueso, no pueda escribir su propia autobiografía.
Q: ¡Bah! No creo que la leyese nadie.
M: Yo sí, desde luego.
Q: Eso me halaga. Y tengo una curiosidad: ¿piensa seguir leyendo a Banville?
M: En ello estoy.
Q: Pues espero que tenga más suerte.
M: ¡Gracias! Yo también.
También de Benjamin Black en ULAD: En busca de April, El lémur
Como John Banville: Aquí
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sábado, 30 de julio de 2011
El descrédito de la crítica
Hace unos pocos días, Sergio Parra, uno de los autores que contribuyen a Papel en Blanco (blog, por lo demás, muy recomendable) publicó una entrada titulada "Si no lo entiendes así, es que no entiendes lo que lees", que me indignó: me pareció simplista, manipulador e insultante (y así se lo hice saber a través de un comentario en el propio blog). Básicamente, y a partir de su propia experiencia, el autor atacaba a los críticos académicos, a los que calificaba de "gafapastas pedantes", por pretender imponer una lectura única de los textos, y utilizar interpretaciones alambicadas o esotéricas para apropiarse de la autoridad del acceso a los textos (bueno, esa es la idea, aunque en otras palabras).
Lo malo no es el texto en sí, sino el hecho de que refleja (y así lo manifiesta también la primera comentarista a la entrada) un descrédito generalizado de la crítica -en este caso literaria, pero también musical, cinematográfica, artística, etc.-, tanto lo que podríamos llamar "crítica divulgativa" (o quizás "opinativa") como la "crítica académica". Ya Edward Said, en un texto de 2005, recordaba la "larga historia de ataques a los críticos como desagradables bestias ruidosasque no hacen más que quejarse e inventarse palabras pedantes". Como coincide que la crítica forman parte de mi trabajo y de mis aficiones, creo que es justo y necesario -casi imprescindible- defenderlas.
Porque, sí, los críticos somos necesarios: porque somos lectores experimentados y por lo tanto, no por gracia divina sino por formación y experiencia, podemos apreciar las obras literarias con otros ojos (y seguir disfrutando de ellas, faltaría más). Porque los críticos (opinativos o académicos) no nos despertamos un día y decimos: "voy a destrozar hoy esta novela porque me he despertado con acidez". O al menos, no deberíamos hacerlo. Puede haber, creo que esto es innegable, un contenido subjetivo, lo que llamamos "gusto", en la crítica literaria; pero eso no cubre, ni con mucho, toda la extensión de la crítica, que también debe incluir el análisis detenido, el sentido crítico (no necesariamente destructivo), la visión de conjunto, la contextualización...
Esto es, creo, todavía más claro en la crítica académica, dedicada a iluminar los textos desde distintos puntos de vista más allá del mero gusto estético: a comprender su papel en un cuadro más amplio (literario, cultural, histórico, sociopolítico); a relacionar unos textos con otros, y la literatura con otros ámbitos y sistemas culturales y humanos; a analizar su textura lingüística y su contenido, incluso aquel (sí, también) que no era visible para el propio autor ni para los lectores coetáneos.
Para poder realizar estas tareas, los críticos académicos (permitidme que me incluya) dedicamos muchos años de nuestra vida a formarnos, de manera que es evidente que cuando nos enfrentamos a un texto tenemos herramientas conceptuales, metodológicas y propiamente literarias de las que carece el lector medio. Esto no desacredita al lector medio, pero sí nos convierte a nosotros en especialistas en lo nuestro; una autoridad que no nace de la nada, sino del conocimiento largamente adquirido y la capacidad (hasta cierto punto intuitiva, pero también entrenada y trabajosa) para comprender los fenómenos literarios desde perspectivas muy distintas.
Nada de esto anula el disfrute de la literatura. Un mejor conocimiento de la Edad Media y del primer Renacimiento no te hará disfrutar menos de La Celestina, sino al revés; saber analizar las técnicas narrativas de un texto multiplica el placer de muchas novelas decimonónicas; conocer la genealogía del género del soneto no hace que los de Miguel Hernández sean menos conmovedores. Como críticos (divulgativos o académicos) no somos impermeables al placer de leer (si lo fuéramos, no nos dedicaríamos a la literatura); pero tenemos el derecho, y el deber, de reivindicar otros accesos posibles a los textos; y de defender nuestra labor como expertos en este campo.
Lo malo no es el texto en sí, sino el hecho de que refleja (y así lo manifiesta también la primera comentarista a la entrada) un descrédito generalizado de la crítica -en este caso literaria, pero también musical, cinematográfica, artística, etc.-, tanto lo que podríamos llamar "crítica divulgativa" (o quizás "opinativa") como la "crítica académica". Ya Edward Said, en un texto de 2005, recordaba la "larga historia de ataques a los críticos como desagradables bestias ruidosasque no hacen más que quejarse e inventarse palabras pedantes". Como coincide que la crítica forman parte de mi trabajo y de mis aficiones, creo que es justo y necesario -casi imprescindible- defenderlas.
Porque, sí, los críticos somos necesarios: porque somos lectores experimentados y por lo tanto, no por gracia divina sino por formación y experiencia, podemos apreciar las obras literarias con otros ojos (y seguir disfrutando de ellas, faltaría más). Porque los críticos (opinativos o académicos) no nos despertamos un día y decimos: "voy a destrozar hoy esta novela porque me he despertado con acidez". O al menos, no deberíamos hacerlo. Puede haber, creo que esto es innegable, un contenido subjetivo, lo que llamamos "gusto", en la crítica literaria; pero eso no cubre, ni con mucho, toda la extensión de la crítica, que también debe incluir el análisis detenido, el sentido crítico (no necesariamente destructivo), la visión de conjunto, la contextualización...
Esto es, creo, todavía más claro en la crítica académica, dedicada a iluminar los textos desde distintos puntos de vista más allá del mero gusto estético: a comprender su papel en un cuadro más amplio (literario, cultural, histórico, sociopolítico); a relacionar unos textos con otros, y la literatura con otros ámbitos y sistemas culturales y humanos; a analizar su textura lingüística y su contenido, incluso aquel (sí, también) que no era visible para el propio autor ni para los lectores coetáneos.
Para poder realizar estas tareas, los críticos académicos (permitidme que me incluya) dedicamos muchos años de nuestra vida a formarnos, de manera que es evidente que cuando nos enfrentamos a un texto tenemos herramientas conceptuales, metodológicas y propiamente literarias de las que carece el lector medio. Esto no desacredita al lector medio, pero sí nos convierte a nosotros en especialistas en lo nuestro; una autoridad que no nace de la nada, sino del conocimiento largamente adquirido y la capacidad (hasta cierto punto intuitiva, pero también entrenada y trabajosa) para comprender los fenómenos literarios desde perspectivas muy distintas.
Nada de esto anula el disfrute de la literatura. Un mejor conocimiento de la Edad Media y del primer Renacimiento no te hará disfrutar menos de La Celestina, sino al revés; saber analizar las técnicas narrativas de un texto multiplica el placer de muchas novelas decimonónicas; conocer la genealogía del género del soneto no hace que los de Miguel Hernández sean menos conmovedores. Como críticos (divulgativos o académicos) no somos impermeables al placer de leer (si lo fuéramos, no nos dedicaríamos a la literatura); pero tenemos el derecho, y el deber, de reivindicar otros accesos posibles a los textos; y de defender nuestra labor como expertos en este campo.
viernes, 29 de julio de 2011
Ayn Rand: Himno
Idioma original: Inglés
Título original: Anthem
Año de publicación: 1937
Valoración: Recomendable
Igualdad 7-2521 es un joven de 21 años que vive en algún momento futuro en el que la sociedad como la conocemos ya no existe. Ha triunfado el colectivismo y el concepto de individuo ha desaparecido. No existen los pronombres "yo" o "tú", tan sólo "nosotros" y "vosotros", que evidencian la nulidad de cada persona como ser individual y autónomo y la total sumisión a un sistema donde el bien común es lo único importante.
Sin embargo, Igualdad 7-2521 no cumple con lo que la sociedad espera de él y se rebela: entabla amistad con uno de sus compañeros (algo prohibido, pues no se puede querer a uno de los "hermanos" más que al resto), se enamora de una mujer (algo más prohibido todavía) y, tras descubrir un túnel perteneciente al tiempo anterior a la constitución de su sociedad, empieza a investigar (el mayor crimen de todos) y consigue "redescubrir" la electricidad y la lámpara incandescente. Igualdad 7-2521 se verá obligado a huir al bosque para evitar la prisión e intentar comenzar una nueva vida como individuo autónomo, alejado de la sociedad que lo aprisiona.
Muy del tono de Un mundo feliz, de Huxley, Himno presenta una sociedad primitiva (a pesar de situarla en un futuro incierto) y opresora donde lo social ha terminado por desterrar cualquier indicio de independencia y toda muestra de individualismo es severamente castigada. Himno es un canto a favor de la libertad y del libre albedrío y una poderosa crítica, a pesar de su brevedad, a los sistemas totalitaristas (y comunistas, sistema que siempre criticó Rand, de origen ruso).
Una muy buena novela, en general, que no sólo nos ofrece una muestra de la escritura de Rand, sino que, además, nos hace reflexionar sobre un par de cosas.
También de Ayn Rand en ULAD: El manantial, Los que vivimos
jueves, 28 de julio de 2011
Félix de Azúa: Venecia de Casanova
Idioma original: español
Fecha de publicación: 1990
Valoración: muy recomendable
El título probablemente sea lo menos acertado de esta pequeña delicia. La solapa de la contraportada nos aclara que el libro pertenece a una serie en la que prestigiosos escritores tratan de recrear un determinado momento en la historia de una ciudad. Está, por ejemplo, Moscú de la Revolución, de Vázquez Montalbán, o Londres victoriano de Juan Benet. Tiene pinta de que los autores no tuvieron mucho que decir en estos títulos, que son como de guía turística encuadernada en cuero. En el caso que nos ocupa, además, Casanova no aparece más que en un par de menciones sin importancia, y ni falta que hace.
Félix de Azúa completa aquí un mordaz retrato de la Venecia del siglo XVIII. Supongo que la mera declaración de intenciones aterrará a quienes la Historia les parezca la ocupación más tediosa inventada por el hombre. No se equivocarán si le dan un voto de confianza en este caso. El autor no nos incordia con fechas ni genealogías, sino que dedica todo su esfuerzo a representar ante nuestros ojos la vida cotidiana de aquella ciudad única, que el mundo contempló con la mezcla de fascinación y morbo con que se observan los monstruos.
En el XVIII Venecia era una especie de fósil de su propia extrañeza: anclada en sus viejas tradiciones, cerrada a cal y canto a los vientos modernizadores de la Ilustración y la industria, Venecia, sin embargo, no se parecía en nada a ese Antiguo Régimen que se desmoronaba en Europa. No fue nunca una monarquía hereditaria, sino una república oligárquica; no conoció el feudalismo, puesto que sus nobles apenas poseían tierras, y su principal ocupación fue siempre el comercio, actividad menospreciada en el resto de países. Félix de Azúa expresa sucintamente esta rareza con un solo ejemplo: los caballos tenían prohibida la entrada a Venecia, y todas sus guerras eran marítimas, así que el gobierno de la Serenísima tuvo que montar un picadero para que los nobles venecianos aprendieran a montar y no hicieran el ridículo en cortes extranjeras.
El imperio comercial veneciano estaba ya en ruinas en el XVIII, pero a pocos parecía importarle. Sus patricios seguían ocupados en burdeles, casinos y pequeñas intrigas, con mayor ardor cuanto menor era su papel en el teatro europeo y más cercano su fin. La ciudad vivió una larga y dorada agonía entre suntuosas ceremonias de Estado y bailes de Carnaval, cerrando tozudamente los ojos a la realidad, hasta que ésta, bajo la figura bajita y fofa de Napoleón, se encargó de abrírselos de sopetón. Félix de Azúa nos ofrece una documentada descripción de esta larga y lujuriosa decadencia con una prosa irónica y elegante, sin un solo fallo.
También de Félix de Azúa: Historia de un idiota contada por él mismo.
Imagen tomada de aquí; autor: Mestska.
Fecha de publicación: 1990
Valoración: muy recomendable
El título probablemente sea lo menos acertado de esta pequeña delicia. La solapa de la contraportada nos aclara que el libro pertenece a una serie en la que prestigiosos escritores tratan de recrear un determinado momento en la historia de una ciudad. Está, por ejemplo, Moscú de la Revolución, de Vázquez Montalbán, o Londres victoriano de Juan Benet. Tiene pinta de que los autores no tuvieron mucho que decir en estos títulos, que son como de guía turística encuadernada en cuero. En el caso que nos ocupa, además, Casanova no aparece más que en un par de menciones sin importancia, y ni falta que hace.
Félix de Azúa completa aquí un mordaz retrato de la Venecia del siglo XVIII. Supongo que la mera declaración de intenciones aterrará a quienes la Historia les parezca la ocupación más tediosa inventada por el hombre. No se equivocarán si le dan un voto de confianza en este caso. El autor no nos incordia con fechas ni genealogías, sino que dedica todo su esfuerzo a representar ante nuestros ojos la vida cotidiana de aquella ciudad única, que el mundo contempló con la mezcla de fascinación y morbo con que se observan los monstruos.
En el XVIII Venecia era una especie de fósil de su propia extrañeza: anclada en sus viejas tradiciones, cerrada a cal y canto a los vientos modernizadores de la Ilustración y la industria, Venecia, sin embargo, no se parecía en nada a ese Antiguo Régimen que se desmoronaba en Europa. No fue nunca una monarquía hereditaria, sino una república oligárquica; no conoció el feudalismo, puesto que sus nobles apenas poseían tierras, y su principal ocupación fue siempre el comercio, actividad menospreciada en el resto de países. Félix de Azúa expresa sucintamente esta rareza con un solo ejemplo: los caballos tenían prohibida la entrada a Venecia, y todas sus guerras eran marítimas, así que el gobierno de la Serenísima tuvo que montar un picadero para que los nobles venecianos aprendieran a montar y no hicieran el ridículo en cortes extranjeras.
El imperio comercial veneciano estaba ya en ruinas en el XVIII, pero a pocos parecía importarle. Sus patricios seguían ocupados en burdeles, casinos y pequeñas intrigas, con mayor ardor cuanto menor era su papel en el teatro europeo y más cercano su fin. La ciudad vivió una larga y dorada agonía entre suntuosas ceremonias de Estado y bailes de Carnaval, cerrando tozudamente los ojos a la realidad, hasta que ésta, bajo la figura bajita y fofa de Napoleón, se encargó de abrírselos de sopetón. Félix de Azúa nos ofrece una documentada descripción de esta larga y lujuriosa decadencia con una prosa irónica y elegante, sin un solo fallo.
También de Félix de Azúa: Historia de un idiota contada por él mismo.
Imagen tomada de aquí; autor: Mestska.
miércoles, 27 de julio de 2011
Enrique Vila-Matas: Exploradores del abismo
Idioma original: español
Fecha de publicación: 2007
Valoración: Recomendable
He estado a punto de no escribir esta reseña, si es que se le puede llamar así... Pero al final me he animado. Todo sea por recomendar una obra que me ha gustado bastante y que se sitúa en las antípodas de lo que se conoce por "literatura de verano". Digamos que el libro de relatos Exploradores del abismo es literatura más bien invernal, de invierno nuclear y absoluto con algunos rasguños de sol ocasionales por los que se deslizan la dicha y la esperanza de sus peculiares personajes.
Estas dieciocho historias + epílogo son obra del gran escritor Enrique Vila-Matas. Y digo "gran" porque para mí lo es: un gran escritor que tiene en su originalidad y en su obsesión por indagar hasta el infinito en eso que llaman metaliteratura sus mejores bazas. Soy de los que mantienen que en este país, al menos, nadie se le parece, y supongo que no tiene imitadores porque debe de ser una misión imposible tratar de acariciar siquiera su inigualable estilo, con trazos quizás de Kafka o de Paul Auster, por decir algo...
¿Y los argumentos de las dieciocho historias? No sé ni por dónde empezar. Tenemos, por ejemplo, a un hombre de mediana edad que da un giro de 180 grados a su vida, y también a un niño con nombre de iluminado y madre hiper-moderna y, por supuesto, a la excéntrica artista Sophie Calle (personaje real y amiga de Paul Auster, todo hay que decirlo), a la que el escritor dedica su cuento más largo, laberíntico y extrañamente tierno, mezclando como nadie realidad y ficción, casi hasta volver loco al lector. Pero ahí es donde está la magia de Vila-Matas: escribe tan bien que no sólo consigue que le perdonemos estas locuras mareantes entre lo que es y lo que no es real, sino que hace que disfrutemos con ellas.
Pero tampoco sé muy bien cómo explicar cuáles son los mayores logros y los pequeños fallos de este compendio de historias protagonizadas por seres que indagan con valentía en sus abismos personales. Dice el propio Vila-Matas que sacó el título del libro gracias a una equivocación que tuvo con ciertas palabras de Kafka, pero qué más da eso: le viene de perlas a esta obra de un creador con un mundo literario peculiar y dueño y señor de capas y más capas cuajadas de ángeles y demonios menos desorientados de lo que parecen.
Mucho Vila-Matas ya en UnLibroAlDía: aquí
martes, 26 de julio de 2011
Robert A. Heinlein: Amos de títeres
Idioma original: inglés
Título original: The Puppet Masters
Año de publicación: 1951
Valoración: Muy recomendable
Sigo buscando en el baúl de los recuerdos (uuuuuuuh) para encontrar lecturas que me impresionaron cuando joven (ay), casi adolescente (ay, ay, ay). Y caigo en este Amos de títeres, de Robert A. Heilein, una novela de ciencia-ficción del género de la "invasión alienígena" que entonces me puso los pelos de punta. Releída unos cuantos años después, ya no me los puso tanto, pero aun así me sigue pareciendo una lectura muy recomendable, especialmente para los amantes de la ciencia ficción.
La premisa es la típica del subgénero: después de un "avistamiento OVNI", unos asquerosos y malvados alienígenas (por una vez, no humanoides, sino más bien parecidos a babosas) comienzan a invadir los Estados Unidos, utilizando para ello su capacidad para controlar a los seres humanos que les sirven de "huéspedes". En el bando opuesto, un grupo de agentes de inteligencia (Sam, Mary y "el Patrón") intentan hacer frente a la invasión antes de que logre dominar por completo el país y la humanidad.
La novela es verdaderamente angustiosa por momentos. Cuando uno de los protagonistas es capturado por una babosa, Heinlein se las arregla para transmitir el asco y el horror que supone ser controlado, utilizado y manipulado por un bicho así. Los personajes son también algo desasosegantes: extrañamente fríos, cerebrales, casi inhumanos (y no me refiero a cuando están controlados por los alienígenas) y genéricamente machistas e individualistas. No son personajes con los que uno se identifique inmediatamente, por mucho que evidentemente sean "los buenos".
Por supuesto, esta novela es, de un modo muy evidente y muy deliberado, una metáfora de la posible infiltración del Comunismo en Estados Unidos (muy similar a la casi contemporánea Invasión de los ladrones de cuerpos): los alienígenas se infiltran silenciosamente (wink, wink), controlan el modo de pensar de sus huéspedes (wink, wink) y aunque externamente un hombre infectado sea indistinguible de uno sano (wink, wink) es necesario luchar hasta el final para borrar del mapa todas las "zonas rojas", infectadas (wink, wink, wink, wink).
Pero vamos, que esta alegoría ideológica evidente no interfiere con una lectura por placer: se puede disfrutar enormemente de la novela sin necesidad de ser un Macarthista. O sin saber lo que es el Macarthismo; o el Comunismo. Como una simple (y buenísima) novela de ciencia-ficción.
También de Robert A. Heinlein: Estrella doble, Rebelión en el espacio, Forastero en tierra extraña
Título original: The Puppet Masters
Año de publicación: 1951
Valoración: Muy recomendable
Sigo buscando en el baúl de los recuerdos (uuuuuuuh) para encontrar lecturas que me impresionaron cuando joven (ay), casi adolescente (ay, ay, ay). Y caigo en este Amos de títeres, de Robert A. Heilein, una novela de ciencia-ficción del género de la "invasión alienígena" que entonces me puso los pelos de punta. Releída unos cuantos años después, ya no me los puso tanto, pero aun así me sigue pareciendo una lectura muy recomendable, especialmente para los amantes de la ciencia ficción.
La premisa es la típica del subgénero: después de un "avistamiento OVNI", unos asquerosos y malvados alienígenas (por una vez, no humanoides, sino más bien parecidos a babosas) comienzan a invadir los Estados Unidos, utilizando para ello su capacidad para controlar a los seres humanos que les sirven de "huéspedes". En el bando opuesto, un grupo de agentes de inteligencia (Sam, Mary y "el Patrón") intentan hacer frente a la invasión antes de que logre dominar por completo el país y la humanidad.
La novela es verdaderamente angustiosa por momentos. Cuando uno de los protagonistas es capturado por una babosa, Heinlein se las arregla para transmitir el asco y el horror que supone ser controlado, utilizado y manipulado por un bicho así. Los personajes son también algo desasosegantes: extrañamente fríos, cerebrales, casi inhumanos (y no me refiero a cuando están controlados por los alienígenas) y genéricamente machistas e individualistas. No son personajes con los que uno se identifique inmediatamente, por mucho que evidentemente sean "los buenos".
Por supuesto, esta novela es, de un modo muy evidente y muy deliberado, una metáfora de la posible infiltración del Comunismo en Estados Unidos (muy similar a la casi contemporánea Invasión de los ladrones de cuerpos): los alienígenas se infiltran silenciosamente (wink, wink), controlan el modo de pensar de sus huéspedes (wink, wink) y aunque externamente un hombre infectado sea indistinguible de uno sano (wink, wink) es necesario luchar hasta el final para borrar del mapa todas las "zonas rojas", infectadas (wink, wink, wink, wink).
Pero vamos, que esta alegoría ideológica evidente no interfiere con una lectura por placer: se puede disfrutar enormemente de la novela sin necesidad de ser un Macarthista. O sin saber lo que es el Macarthismo; o el Comunismo. Como una simple (y buenísima) novela de ciencia-ficción.
También de Robert A. Heinlein: Estrella doble, Rebelión en el espacio, Forastero en tierra extraña
lunes, 25 de julio de 2011
Toni Morrison: Beloved
Idioma original: inglés
Título original: Beloved
Año de publicación: 1987
Valoración: Muy recomendable
Cuando el mundo real, los sueños y deseos, los ritos mágicos, la imaginación, las creencias, las habladurías se condensan en un único discurso, cuando el sufrimiento, los recuerdos dolorosos, la conciencia de la propia dignidad pisoteada nos asaltan dormidos y despiertos, cuando el pragmatismo y la crueldad más irracional se han aliado contra nosotros, no hay palabras ni sintaxis ni relato al uso que pueda contar nuestra historia.
Porque somos el negro americano que se ha convertido en mercancía si es útil y en mera basura si no lo es. Porque nuestra humillación es tan grande que el lenguaje convencional no puede explicarla. Porque cualquier experiencia: la miseria, el hambre pero sobre todo la muerte es preferible al hecho de ser cosificados. Porque hay circunstancias en que la vida no vale nada y desaparecer es preferible, con mucho, a seguir existiendo.
En momentos así, cuando todo parece haberse perdido, lo sobrenatural no nos puede amargar la existencia por mucho que lo intente poniendo en marcha todos sus artificios macabros, sino hacerla más llevadera porque nos acompaña cuando estamos solas, y corre el siglo XIX, y somos mujeres, y pobres, y para colmo negras, y puede que la desesperación nos haya hecho asesinas. Pero sobre todo somos madres. Y todo esto nos convierte en lo más bajo de los parias de este mundo.
Y si al espíritu vengativo no le basta con provocar fenómenos extraños en su antigua casa para amedrentar a sus habitantes o alguien más fuerte que ellos ha debilitado su influencia, quizá tomen apariencia humana y nos hagan compañía una temporada mostrándose amistosos y presentando un aspecto inofensivo con el único propósito de acabarnos de destruir. En ese caso, nada más que un milagro podría salvarnos del desastre. Y el milagro sólo puede venir de alguien tan enérgico, abnegado y tenaz que sea capaz de amarnos en esas circunstancias.
Esto es lo que viene a contarnos Toni Morrison, una de las mejores plumas estadounidenses que, narrando el drama de la mujer negra americana, ganó el premio Nobel en 1993, y antes el Pulitzer por esta novela (llevada a la gran pantalla en 1998 por el director Jonathan Demme con Oprah Winfrey en el papel protagonista) impregnada de realismo mágico, realidad descarnada y salvaje y un profundo conocimiento del ser humano, hasta de la ráfaga más inconfesable que cruza su mente. Una obra que podríamos considerar difícil por el dramatismo que encierra pero también porque mezcla fantasía y realidad, porque está llena de metáforas y alusiones para evitar lo más desagradable e incómodo sin dejar de mencionarlo, porque plantea los dilemas éticos más escabrosos sin tomar partido y porque alterna varios planos temporales, pero merece la pena el esfuerzo. Una obra áspera, cruel, angustiosa a veces, en la que el misterio no logra suavizar nada de lo que cuenta pero sí impregnarlo de encanto y poesía y en la que el amor es tan intenso y generoso que destruye todo lo que toca: a Halle, a Sethe, a Baby Suggs y a los hijos que engendran, aunque quizá en manos de Paul D. se convierta en un sentimiento fructífero, quizá con su nueva llegada al 124 la esperanza tenga por fin un lugar.
También de Toni Morrison en ULAD: La canción de Salomón, Sula, Volver, El origen de los otros, La noche de los niños
Título original: Beloved
Año de publicación: 1987
Valoración: Muy recomendable
Cuando el mundo real, los sueños y deseos, los ritos mágicos, la imaginación, las creencias, las habladurías se condensan en un único discurso, cuando el sufrimiento, los recuerdos dolorosos, la conciencia de la propia dignidad pisoteada nos asaltan dormidos y despiertos, cuando el pragmatismo y la crueldad más irracional se han aliado contra nosotros, no hay palabras ni sintaxis ni relato al uso que pueda contar nuestra historia.
Porque somos el negro americano que se ha convertido en mercancía si es útil y en mera basura si no lo es. Porque nuestra humillación es tan grande que el lenguaje convencional no puede explicarla. Porque cualquier experiencia: la miseria, el hambre pero sobre todo la muerte es preferible al hecho de ser cosificados. Porque hay circunstancias en que la vida no vale nada y desaparecer es preferible, con mucho, a seguir existiendo.
En momentos así, cuando todo parece haberse perdido, lo sobrenatural no nos puede amargar la existencia por mucho que lo intente poniendo en marcha todos sus artificios macabros, sino hacerla más llevadera porque nos acompaña cuando estamos solas, y corre el siglo XIX, y somos mujeres, y pobres, y para colmo negras, y puede que la desesperación nos haya hecho asesinas. Pero sobre todo somos madres. Y todo esto nos convierte en lo más bajo de los parias de este mundo.
Y si al espíritu vengativo no le basta con provocar fenómenos extraños en su antigua casa para amedrentar a sus habitantes o alguien más fuerte que ellos ha debilitado su influencia, quizá tomen apariencia humana y nos hagan compañía una temporada mostrándose amistosos y presentando un aspecto inofensivo con el único propósito de acabarnos de destruir. En ese caso, nada más que un milagro podría salvarnos del desastre. Y el milagro sólo puede venir de alguien tan enérgico, abnegado y tenaz que sea capaz de amarnos en esas circunstancias.
Esto es lo que viene a contarnos Toni Morrison, una de las mejores plumas estadounidenses que, narrando el drama de la mujer negra americana, ganó el premio Nobel en 1993, y antes el Pulitzer por esta novela (llevada a la gran pantalla en 1998 por el director Jonathan Demme con Oprah Winfrey en el papel protagonista) impregnada de realismo mágico, realidad descarnada y salvaje y un profundo conocimiento del ser humano, hasta de la ráfaga más inconfesable que cruza su mente. Una obra que podríamos considerar difícil por el dramatismo que encierra pero también porque mezcla fantasía y realidad, porque está llena de metáforas y alusiones para evitar lo más desagradable e incómodo sin dejar de mencionarlo, porque plantea los dilemas éticos más escabrosos sin tomar partido y porque alterna varios planos temporales, pero merece la pena el esfuerzo. Una obra áspera, cruel, angustiosa a veces, en la que el misterio no logra suavizar nada de lo que cuenta pero sí impregnarlo de encanto y poesía y en la que el amor es tan intenso y generoso que destruye todo lo que toca: a Halle, a Sethe, a Baby Suggs y a los hijos que engendran, aunque quizá en manos de Paul D. se convierta en un sentimiento fructífero, quizá con su nueva llegada al 124 la esperanza tenga por fin un lugar.
También de Toni Morrison en ULAD: La canción de Salomón, Sula, Volver, El origen de los otros, La noche de los niños
domingo, 24 de julio de 2011
Ugo Cornia: Sobre la felicidad a ultranza
Idioma original: italiano
Título original: Sulla felicità a oltranza
Año de publicación: 1999
Valoración: Muy recomendable
Perder a un ser querido es algo sumamente doloroso. Ser consciente de que a lo largo de la vida vamos a perder a muchos seres queridos es, por tanto, una de las verdades más duras a las que tenemos que enfrentarnos. Y, sin embargo, seguimos adelante. Y porque seguimos adelante, podemos recordar a las personas que nos faltan y convertir el sufrimiento en un hermoso recuerdo que no nos abandonará nunca.
Eso es lo que hace Cornia en Sobre la felicidad a ultranza: recuerda a sus padres y a otros seres queridos que se han quedado en el camino y utiliza sus recuerdos para hablarnos de las personas que ha tenido la suerte de que llenaran su vida, durante largo o corto tiempo. Con un estilo ameno y una prosa llena de humor (a veces, muy negro, pero humor al fin y al cabo), libre de amarguras y sentimentalismos y sin pretender dar lecciones o enseñar nada a nadie, Cornia hace un canto a la vida en este libro que, curiosamente, habla de personas muertas.
Cornia desnuda su infancia, su adolescencia y su madurez mientras reflexiona sobre la familia, los amigos, el amor y las diferentes formas de relacionarse y de sentir que ha experimentado y deja en manos del lector sacar alguna conclusión o, simplemente, disfrutar con la lectura. Porque podemos no compartir la forma de vivir la vida del autor, pero es indudable que disfrutaremos (y mucho) con lo que nos cuenta.
También de Ugo Cornia en ULAD: Roma
sábado, 23 de julio de 2011
Pedro Muñoz Seca: La venganza de Don Mendo
Idioma original: español
Año de estreno: 1918
Valoración: Recomendable (para unas buenas risas)
Sí, sí, venga, vale, que se me lancen encima los puristas. ¡Recomendar La venganza de Don Mendo! ¡Una "astracanada" si alguna vez se ha escrito cosa digna de tal nombre! ¡Llena de chistes fáciles, situaciones absurdas, bromas de gusto dudoso! ¡Escapismo estúpido! ¡Humor burgués en una de las épocas más oscuras de nuestra historia! Pues sí, y qué. La venganza de Don Mendo es una de mis obras de teatro favoritas: la habré leído decenas de veces, y habré visto cuatro o cinco la película, dirigida y protagonizada por Fernando Fernán Gómez y que no solo respeta el original teatral, sino que lo mejora, añadiéndole aún más gags y sketches desternillantes.
¿El argumento? Una ida de olla con ambientación medieval: el noble pero pobre caballero Don Mendo vive enamorado de la bella Magdalena, quien sin embargo ha sido prometida por su padre con Don Pero, otro noble bastante más rico. Descubierto en los aposentos de la dama, Don Mendo es encarcelado y condenado a muerte, pero consigue escapar. Ya en libertad, Don Mendo se disfraza de trovador y se propone seducir a Madgalena para vengarse de su traición.
Dicho así, podría ser hasta el libreto de una ópera; pero a esto hay que añadirle una versificación (sí, la obra es en verso) paródica y llena de ripios; un vocabulario que uno nunca esperaría en una obra seria ("desembucho", "chorizamen", "chulo", "voy a armar una de las que no te menees", "hice el primo"...); situaciones rocambolescas; juegos de palabras como "hace falta más Quiñones", "para lavar el baldón, henos de Pravia", "que en la más alta torre / luzca el pendón de su abuelo, / que no hay un pendón más grande", etc. Por tener, tiene hasta una escena de "teatro dentro del teatro" que lo mismo podríamos decir que es una parodia de Hamlet, si no fuera porque eso la haría parecer demasiado seria.
Claro, La venganza de Don Mendo no es una obra de teatro de esas que harán descubrir nuevas facetas del alma humana, los límites del lenguaje, los conflictos sociales o dimensiones inexploradas de la realidad; es una gamberrada completa. Pero como gamberrada, como broma literaria, es de las mejores que conozco.
Año de estreno: 1918
Valoración: Recomendable (para unas buenas risas)
Sí, sí, venga, vale, que se me lancen encima los puristas. ¡Recomendar La venganza de Don Mendo! ¡Una "astracanada" si alguna vez se ha escrito cosa digna de tal nombre! ¡Llena de chistes fáciles, situaciones absurdas, bromas de gusto dudoso! ¡Escapismo estúpido! ¡Humor burgués en una de las épocas más oscuras de nuestra historia! Pues sí, y qué. La venganza de Don Mendo es una de mis obras de teatro favoritas: la habré leído decenas de veces, y habré visto cuatro o cinco la película, dirigida y protagonizada por Fernando Fernán Gómez y que no solo respeta el original teatral, sino que lo mejora, añadiéndole aún más gags y sketches desternillantes.
¿El argumento? Una ida de olla con ambientación medieval: el noble pero pobre caballero Don Mendo vive enamorado de la bella Magdalena, quien sin embargo ha sido prometida por su padre con Don Pero, otro noble bastante más rico. Descubierto en los aposentos de la dama, Don Mendo es encarcelado y condenado a muerte, pero consigue escapar. Ya en libertad, Don Mendo se disfraza de trovador y se propone seducir a Madgalena para vengarse de su traición.
Dicho así, podría ser hasta el libreto de una ópera; pero a esto hay que añadirle una versificación (sí, la obra es en verso) paródica y llena de ripios; un vocabulario que uno nunca esperaría en una obra seria ("desembucho", "chorizamen", "chulo", "voy a armar una de las que no te menees", "hice el primo"...); situaciones rocambolescas; juegos de palabras como "hace falta más Quiñones", "para lavar el baldón, henos de Pravia", "que en la más alta torre / luzca el pendón de su abuelo, / que no hay un pendón más grande", etc. Por tener, tiene hasta una escena de "teatro dentro del teatro" que lo mismo podríamos decir que es una parodia de Hamlet, si no fuera porque eso la haría parecer demasiado seria.
Claro, La venganza de Don Mendo no es una obra de teatro de esas que harán descubrir nuevas facetas del alma humana, los límites del lenguaje, los conflictos sociales o dimensiones inexploradas de la realidad; es una gamberrada completa. Pero como gamberrada, como broma literaria, es de las mejores que conozco.
viernes, 22 de julio de 2011
Amélie Nothomb: Viaje de invierno
Idioma original: francés
Título original: Le Voyage d'hiver
Fecha de publicación: 2011
Valoración:Se deja leer
La última reseña que publiqué en ULAD, hace algo más de una semana, versaba también sobre una obra de Amélie Nothomb. Y espero que a nadie le siente mal que en tan poco tiempo vuelva a la carga con otra desconcertante pieza de la irrepetible belga, pero en mi defensa diré que Viaje de invierno se trata de la ultimísima novela de la Nothomb (en España salió al mercado en marzo del año en curso), autora que como casi todos sabemos, publica una nueva novela cada año.
Pero en este caso, el librito anual de la escritora que tan bien acostumbrados nos tiene, no me ha entusiasmado especialmente. Y eso que la idea era buena (rarita, pero buena) y que sus personajes de nombres estrafalarios se las traían (a saber: Zoilo: escritor perdedor dispuesto a inmolarse por amor; Aliénor: escritora de éxito víctima de un extrañísimo caso de autismo; Astrolabio: la guardiana, cuidadora y empleada de Aliénor totalmente entregada a su protegida).
El libro, escrito en primera persona, empieza con una cruda confesión del tal Zoilo: va a secuestrar un avión que sale de París y va a estrellarlo. Y todo porque su amor por una fascinante mujer no consigue llevarlo a buen puerto. Tras esta bofetada argumental en la jeta, Zoilo nos va contando cómo conoció a la bella Astrolabio, el objeto de su obsesión, y la extrañísima relación que una a la joven con la escritora discapacitada a la que venera con devoción monjil.
No contaré nada más porque el libro es muy corto (basta con emplear una tarde entera para consumirlo) y es preferible que los que se animen a leerlo descubran sin pistas previas las extrañas situaciones en las que Amélie Nothomb coloca a sus personajes.
Viaje de invierno se lee bien, contiene las típicas reflexiones agudas y amargas que son ya marca de la casa, pero es corto, demasiado en mi opinión, y es una pena, porque dada la singularidad de los actores y la historia, Nothomb podía haber dedicado unos cuantos días más a su novela y habernos hablado más de sus personajes y de sus vidas y haberlos atrapado en muchas más situaciones desternillantes y cuasi surrealistas como a las que nos tiene acostumbrados. No sé: yo no termino de entender que Zoilo quiera morir por Astrolabio y tampoco me creo que su chapucero plan de secuestro/estrellamiento de avión le vaya a salir tan bien...
Lean y cuéntenme...
También de Amélie Nothomb en UnLibroAlDía: Metafísica de los tubos, Estupor y temblores , Biografía del hambre , Antichrista, Diario de Golondrina, Ácido sulfúrico, Ordeno y mando
jueves, 21 de julio de 2011
Stefani Kampmann y Monton Rhue: La ola
Idioma original: alemán
Título original: Die Welle
Año de publicación: 2007
Valoración: está bien
La ola (o Die Welle) es una adaptación de la novela del estadounidense Morton Rhue basada en “La Tercera Ola”, un experimento llevado a cabo en un instituto californiano a finales de los sesenta. Con este experimento, el profesor Ron Jones quería explicar a sus alumnos (que no entendían cómo los alemanes podían haber aceptado el nazismo ni por qué este movimiento seguía ganando adeptos) lo sencillo que es manipular a la masa y cómo el sentimiento de grupo y la presión pueden hacer que adoptemos ideologías que nunca creímos que fuéramos a defender. Esta historia se convirtió en musical en el año 2000 y, bajo la dirección de Dennis Gansel, en película en 2008.
Poco antes de su adaptación al cine, sin embargo, había sido publicada como novela gráfica de la mano de Stefani Kampmann. Los hechos que se narran en ella son los mismos que nos encontramos en la obra original de Rhue (un tanto diferentes a los de la adaptación cinematográfica): un joven profesor decide explicar a sus alumnos las bases de la autarquía y demostrar cómo se desarrollan los movimientos fascistas, pero, para su sorpresa, en pocos días el experimento se le va de las manos y sus alumnos se convierten en miembros de todo aquello que creían poder rechazar en un principio.
A pesar de que la adaptación del texto (y la historia real) original está bien llevada y que Kampmann realiza un buen trabajo como ilustradora, me da la sensación de que este comic no es tanto una nueva visión de la novela como una versión light de la misma, pensada para que sea fácilmente asimilada por adolescentes. Perfecta para leer en una tarde y, eso sí, para despertarnos el gusanillo y hacernos buscar la novela de Rhue y la película de Gansel.
Etiquetas:
comic,
escritores estadounidenses,
Está bien,
ilustradores alemanes,
libros adaptados al cine,
libros adaptados al comic,
novela gráfica,
siglo XXI
miércoles, 20 de julio de 2011
Zoom: "El Horla", de Guy de Maupassant
Idioma original: francés
Título original: "Le Horla"
Año de publicación: 1887
Valoración: Muy recomendable
"El Horla" debió ser, probablemente, uno de los primeros relatos fantásticos-terroríficos que leí en mis tiempos mozos, y por eso ocupa un lugar especial en mi memoria lectora-afectiva. Lo compré en una colección de libros minúsculos (costaban 100 pesetas, qué tiempos aquellos) que reunía relatos y novelas breves de escritores clásicos; y me gustó muchísimo más que, por ejemplo, "Bola de sebo", del mismo autor aunque de género muy distinto.
Maupassant, como más tarde hará Lovecraft (en quien, dicen, influyó poderosamente este relato), nos presenta a un protagonista que se enfrenta a la dificultad de narrar lo sobrenatural, lo inverosímil, lo imposible, a sabiendas de que probablemente no será creído; a la angustia de no poder distinguir la realidad del sueño o de la alucinación; de no saber distinguir, finalmente, entre la cordura y la locura. En el caso de "El Horla", este narrador es un señorito de Rouen que se ve acosado por un misterioso ser, invisible pero poderoso, capaz de controlar su voluntad y su cuerpo, convirtiéndolo en su esclavo o en su mascota. Después de varias (infructuosas) huidas y retornos, se ve abocado a un enfrentamiento final con el monstruo en unas últimas escenas memorables.
Desde luego, "El Horla" es una obra propia de su tiempo en varios aspectos: hay en ella una mezcla ingenua y paradójica de cientifismo e irracionalismo, unida a la fascinación, entonces en boga, por el espiritismo, el hipnotismo y el magnetismo, que se consideraban ramas distintas de una misma "ciencia" (recordemos "La verdad sobre el caso del señor Valdemar", de Edgar Allan Poe, publicado cuarenta años antes). También hay en "El Horla" algo de darwinismo no del todo bien digerido, al apuntar a la posibilidad de que el "Horla" (¿del francés hors-lá?) sea una "nueva especie" evolutivamente superior al ser humano, destinada a convertirse en su ama y señora.
Pero en todo caso, Maupassant no cae en este relato en el error (yo lo considero un error, en todo caso) de intentar dar una justificación plenamente racional a los hechos irracionales. Solo caben dos posibilidades, sin que el lector tenga datos suficientes para decantarse por ninguna: o bien el narrador es un loco que se hunde poco a poco en su propia locura; o no lo es, y entonces El Horla existe, y está destinado a dominarnos y convertirse en nuestro Amo de títeres. Y si, en ese caso, no quedaría más remedio que suicidarse...
También de Guy de Maupassant en ULAD: Cuentos fantásticos, Bola de sebo, Bel Ami, Un parricida
martes, 19 de julio de 2011
Helen Garner: La habitacion de invitados
Idioma original: Inglés
Título original: The Spare Room
Año de publicación: 2010
Valoración: Se deja leer
Cuando alguien nos recomienda un libro solemos preguntar de qué trata, aunque realmente en una buena novela lo que menos importa es el asunto. No es el qué sino el cómo lo que convierte a una obra en única, que se lo pregunten a Joyce o a Cervantes. En cambio en La habitación de invitados el plato fuerte es la situación, ya que el resto flojea bastante. Una amiga de Helen decide autoinvitarse a pasar en casa de ésta nada menos que tres semanas, el tiempo que durará un novedoso tratamiento alternativo que – está convencida – le curará el cáncer. La anfitriona acepta la propuesta, en un principio todo le parece poco para que su invitada se encuentre bien allí: mobiliario, decoración, hasta el menor detalle del espacio que acogerá a la enferma son sometidos a un repaso escrupuloso y modificados si hace falta. Pero una cosa son las expectativas y otra muy diferente la cruda realidad. La persona que recibe Helen no es, naturalmente,la mujer vital, imaginativa y algo excéntrica que ella recordaba ni los días que pasen juntas se llenarán, como antes, de risas y proyectos. Como era de esperar, lo que llega es un ser completamente deshecho, físicamente al menos, porque el ánimo se mantiene sorprendentemente alto. Y esto, que a primera vista parece una ventaja, se convierte en el mayor problema pues la credulidad de la recién llegada, su fe ciega en la medicina natural, su desesperado optimismo y su negativa a enfrentarse con la triste realidad no resuelven nada y plantean toda clase de inconvenientes.
Lógicamente, un punto de partida así y un tema tan universal como el final de la vida de alguien no nos puede dejar indiferentes. Aunque el verdadero asunto no es ése sino el egoísmo alrededor del cual gira todo el relato. Pero eso es todo. Lo demás, un argumento a medias, unas posibilidades sin explorar y unos personajes apenas esbozados no sirven para componer una trama. Y la autora ni siquiera lo intenta ya que, al parecer, se trata de un hecho autobiográfico en estado puro, sin novelar. Por eso, cada vez que se oculta algo al lector no se pretende, como en cualquier obra de ficción, imitar la vida real con sus enfoques y omisiones, lo que manifiesta es la ignorancia real de una testigo que conoce la anécdota a medias.
Sin embargo, resulta interesante leer esta crónica de una experiencia real para contemplar un egoísmo tan presente hoy día que no sorprenderá a nadie. Un simple análisis de la situación, un buen uso de los recursos económicos de la enferma podía haber resuelto el problema o haber mejorado las condiciones de vida de Nicola, pero el carácter egocentrico de ambas impide una comunicación real. Son mujeres que se han hecho a sí mismas, algo admirable por lo que supone de victoria personal, pero en esta historia también prueba evidente de que el egoísta es el que más exige a los demás y, en este caso, ambas rivalizan por el título. Para encauzar en lo posible la situación de Nicola haría falta una implicación personal que Helen no está dispuesta a brindarle pero que tampoco recibiría de ella en caso de que se invirtieran las tornas.
Una obra, por tanto, que merece la pena si no exigimos construcción de personajes ni un repaso completo de las circunstancias, si nos acercamos a ella como si escucháramos el relato que alguien nos hace de una experiencia vivida, con sus lagunas – que no se completan con ninguna fabulación - y la parcialidad evidente del que es sólo parte y no juez al mismo tiempo pues eso correspondería al novelista y Garner, como digo, no ha novelado nada: se ha limitado a exponer los hechos desde su más que parcial punto de vista.
Título original: The Spare Room
Año de publicación: 2010
Valoración: Se deja leer
Cuando alguien nos recomienda un libro solemos preguntar de qué trata, aunque realmente en una buena novela lo que menos importa es el asunto. No es el qué sino el cómo lo que convierte a una obra en única, que se lo pregunten a Joyce o a Cervantes. En cambio en La habitación de invitados el plato fuerte es la situación, ya que el resto flojea bastante. Una amiga de Helen decide autoinvitarse a pasar en casa de ésta nada menos que tres semanas, el tiempo que durará un novedoso tratamiento alternativo que – está convencida – le curará el cáncer. La anfitriona acepta la propuesta, en un principio todo le parece poco para que su invitada se encuentre bien allí: mobiliario, decoración, hasta el menor detalle del espacio que acogerá a la enferma son sometidos a un repaso escrupuloso y modificados si hace falta. Pero una cosa son las expectativas y otra muy diferente la cruda realidad. La persona que recibe Helen no es, naturalmente,la mujer vital, imaginativa y algo excéntrica que ella recordaba ni los días que pasen juntas se llenarán, como antes, de risas y proyectos. Como era de esperar, lo que llega es un ser completamente deshecho, físicamente al menos, porque el ánimo se mantiene sorprendentemente alto. Y esto, que a primera vista parece una ventaja, se convierte en el mayor problema pues la credulidad de la recién llegada, su fe ciega en la medicina natural, su desesperado optimismo y su negativa a enfrentarse con la triste realidad no resuelven nada y plantean toda clase de inconvenientes.
Lógicamente, un punto de partida así y un tema tan universal como el final de la vida de alguien no nos puede dejar indiferentes. Aunque el verdadero asunto no es ése sino el egoísmo alrededor del cual gira todo el relato. Pero eso es todo. Lo demás, un argumento a medias, unas posibilidades sin explorar y unos personajes apenas esbozados no sirven para componer una trama. Y la autora ni siquiera lo intenta ya que, al parecer, se trata de un hecho autobiográfico en estado puro, sin novelar. Por eso, cada vez que se oculta algo al lector no se pretende, como en cualquier obra de ficción, imitar la vida real con sus enfoques y omisiones, lo que manifiesta es la ignorancia real de una testigo que conoce la anécdota a medias.
Sin embargo, resulta interesante leer esta crónica de una experiencia real para contemplar un egoísmo tan presente hoy día que no sorprenderá a nadie. Un simple análisis de la situación, un buen uso de los recursos económicos de la enferma podía haber resuelto el problema o haber mejorado las condiciones de vida de Nicola, pero el carácter egocentrico de ambas impide una comunicación real. Son mujeres que se han hecho a sí mismas, algo admirable por lo que supone de victoria personal, pero en esta historia también prueba evidente de que el egoísta es el que más exige a los demás y, en este caso, ambas rivalizan por el título. Para encauzar en lo posible la situación de Nicola haría falta una implicación personal que Helen no está dispuesta a brindarle pero que tampoco recibiría de ella en caso de que se invirtieran las tornas.
Una obra, por tanto, que merece la pena si no exigimos construcción de personajes ni un repaso completo de las circunstancias, si nos acercamos a ella como si escucháramos el relato que alguien nos hace de una experiencia vivida, con sus lagunas – que no se completan con ninguna fabulación - y la parcialidad evidente del que es sólo parte y no juez al mismo tiempo pues eso correspondería al novelista y Garner, como digo, no ha novelado nada: se ha limitado a exponer los hechos desde su más que parcial punto de vista.
lunes, 18 de julio de 2011
Colaboración: Africanus, el hijo del cónsul, de Santiago Posteguillo
Idioma original: Español.
Año de publicación: 2006.
Valoración: Muy recomendable
Esta novela es el primer tomo de la exitosa trilogía acerca de uno de los grandes generales romanos: Publio Cornelio Escipión "el Africano", famoso por derrotar a Aníbal y terminar con el poder cartaginés en beneficio de Roma.
En esta primera parte se narra la infancia y juventud de Publio hasta que es nombrado a los 26 años general de las legiones en Hispania donde conseguirá importantes victorias en el futuro. A la par que se describe la formación humana, política y militar de Publio somos testigos tanto de las grandes victorias de Aníbal en Italia, como de las discusiones en el Senado, el pánico en las calles de Roma y el desarrollo de la guerra en Hispania entre los cartagineses de Asdrúbal y las fuerzas romanas.
Africanus es una novela extensa pero muy bien construida, y que engancha desde las primeras páginas. Los capítulos son cortos y en ningún momento el lector se pierde entre las intrigas y giros que da la trama, puesto que Santiago Posteguillo ha conseguido crear una historia creible y bien documentada, pero a la vez ágil y accesible a todo el mundo, esté o no versado en la Antigua Roma, consiguiendo llevar al léctor a sumergirse totalmente en el ambiente. No se oculta la crueldad de los contendientes, y el sufrimiento de la larga guerra.
Paralelamente a la trama principal se narra también la historia de un dramaturgo romano que intenta salir de la pobreza y estrenar su obra prima, como homenaje al teatro clásico, ya que el autor es catedrático de literatura. Como punto negro añadir que la narración en escena de la representación puede ser un poco tediosa pero esas pocas páginas no impiden decir que "Africanus" es una gran novela histórica, muy alejada del género best-seller popularizado por Ken Follet y otros autores.
Año de publicación: 2006.
Valoración: Muy recomendable
Esta novela es el primer tomo de la exitosa trilogía acerca de uno de los grandes generales romanos: Publio Cornelio Escipión "el Africano", famoso por derrotar a Aníbal y terminar con el poder cartaginés en beneficio de Roma.
En esta primera parte se narra la infancia y juventud de Publio hasta que es nombrado a los 26 años general de las legiones en Hispania donde conseguirá importantes victorias en el futuro. A la par que se describe la formación humana, política y militar de Publio somos testigos tanto de las grandes victorias de Aníbal en Italia, como de las discusiones en el Senado, el pánico en las calles de Roma y el desarrollo de la guerra en Hispania entre los cartagineses de Asdrúbal y las fuerzas romanas.
Africanus es una novela extensa pero muy bien construida, y que engancha desde las primeras páginas. Los capítulos son cortos y en ningún momento el lector se pierde entre las intrigas y giros que da la trama, puesto que Santiago Posteguillo ha conseguido crear una historia creible y bien documentada, pero a la vez ágil y accesible a todo el mundo, esté o no versado en la Antigua Roma, consiguiendo llevar al léctor a sumergirse totalmente en el ambiente. No se oculta la crueldad de los contendientes, y el sufrimiento de la larga guerra.
Paralelamente a la trama principal se narra también la historia de un dramaturgo romano que intenta salir de la pobreza y estrenar su obra prima, como homenaje al teatro clásico, ya que el autor es catedrático de literatura. Como punto negro añadir que la narración en escena de la representación puede ser un poco tediosa pero esas pocas páginas no impiden decir que "Africanus" es una gran novela histórica, muy alejada del género best-seller popularizado por Ken Follet y otros autores.
Firmado: Diego
domingo, 17 de julio de 2011
Josep Pla: Viaje en autobús
Idioma original: español
Año de publicación: 1942
Valoración: Recomendable
Hace cosa de diez años (¿doce años? ¿quince años?) leí el Quadern Gris de Josep Pla, y me dejó una impresión buenísima. Sobre todo, como artefacto estilístico, descriptivo, casi estático, capaz de reflejar la luz, el sonido y el color de la naturaleza, los pueblos y ciudades catalanas. Me pareció un libro deslumbrante (en sentido casi literal) y un monumento digno de cualquier literatura "menor" o "mayor". Me encantaría reseñarlo para este blog; pero como si reseñamos libros que no hemos releído en 10 años, luego los anónimos nos echan la bronca, voy a reseñar en cambio este Viaje en autobús, una obra que comparte algunas similitudes con el Quadern, pero también importantes diferencias.
Y la primera es que, sí, este es un libro que fue escrito originalmente en español, por razones editoriales y políticas de la posguerra española conocidas por todos. Así, algunos de los rasgos típicos del estilo (que yo recordaba) de Pla se mantienen, pero hay, creo yo, menos preciosismo y más prosaísmo: se presta más atención a las historias -pequeñas, mínimas pero significativas- y menos al paisaje (aunque también) en que estas historias se sitúan. Más que un verdadero viaje a través del espacio, se intenta hacer (y Pla así lo reconoce en el prólogo) el retrato de una época (y de lo que esa época está destruyendo) a través de sus síntomas. Hay en Pla una evidente nostalgia por una Arcadia catalana y campestre, honesta y limpia, que él busca desesperada e infructuosamente por todas partes.
Lo que más me ha sorprendido, y más me ha gustado de Viaje en autobús, es el sentido del humor y la ligereza con la que transcurren muchas de sus escenas. El capítulo graciosísimo en el que el escritor se pelea con una brocha de afeitar que se le deshilacha en la cara; o el retrato del burócrata recalcitrante que pide tres fotografías para vender un billete de autobús; o la caricatura del payés avariento y cicatero. El propio narrador-personaje resulta por momentos atractivo y ridículo a partes iguales, por su reconocida incapacidad para adaptarse al nuevo estado de cosas.
En fin, Viaje en autobús está bien, es una lectura llevadera (casi veraniega, ya que estamos). Pero nada como el Quadern Gris: esa obra magnífica que me habría gustado reseñar aquí, pero no puedo.
También de Josep Pla en ULAD: Un viaje frustrado / Contrabando
Año de publicación: 1942
Valoración: Recomendable
Hace cosa de diez años (¿doce años? ¿quince años?) leí el Quadern Gris de Josep Pla, y me dejó una impresión buenísima. Sobre todo, como artefacto estilístico, descriptivo, casi estático, capaz de reflejar la luz, el sonido y el color de la naturaleza, los pueblos y ciudades catalanas. Me pareció un libro deslumbrante (en sentido casi literal) y un monumento digno de cualquier literatura "menor" o "mayor". Me encantaría reseñarlo para este blog; pero como si reseñamos libros que no hemos releído en 10 años, luego los anónimos nos echan la bronca, voy a reseñar en cambio este Viaje en autobús, una obra que comparte algunas similitudes con el Quadern, pero también importantes diferencias.
Y la primera es que, sí, este es un libro que fue escrito originalmente en español, por razones editoriales y políticas de la posguerra española conocidas por todos. Así, algunos de los rasgos típicos del estilo (que yo recordaba) de Pla se mantienen, pero hay, creo yo, menos preciosismo y más prosaísmo: se presta más atención a las historias -pequeñas, mínimas pero significativas- y menos al paisaje (aunque también) en que estas historias se sitúan. Más que un verdadero viaje a través del espacio, se intenta hacer (y Pla así lo reconoce en el prólogo) el retrato de una época (y de lo que esa época está destruyendo) a través de sus síntomas. Hay en Pla una evidente nostalgia por una Arcadia catalana y campestre, honesta y limpia, que él busca desesperada e infructuosamente por todas partes.
Lo que más me ha sorprendido, y más me ha gustado de Viaje en autobús, es el sentido del humor y la ligereza con la que transcurren muchas de sus escenas. El capítulo graciosísimo en el que el escritor se pelea con una brocha de afeitar que se le deshilacha en la cara; o el retrato del burócrata recalcitrante que pide tres fotografías para vender un billete de autobús; o la caricatura del payés avariento y cicatero. El propio narrador-personaje resulta por momentos atractivo y ridículo a partes iguales, por su reconocida incapacidad para adaptarse al nuevo estado de cosas.
En fin, Viaje en autobús está bien, es una lectura llevadera (casi veraniega, ya que estamos). Pero nada como el Quadern Gris: esa obra magnífica que me habría gustado reseñar aquí, pero no puedo.
También de Josep Pla en ULAD: Un viaje frustrado / Contrabando
sábado, 16 de julio de 2011
VV.AA.: The Wire. 10 dosis de la mejor serie de la televisión
Idioma original: inglés, español
Año de publicación: 2006, 2007, 2009 y 2010
Valoración: recomendable
Para un "no aficionado" a las series de televisión, The Wire es una de las muchas series policíacas emitidas por la caja tonta. Para un aficionado, casi siempre, es LA serie. Ojo, no digo LA serie policíaca. Digo LA serie. Porque sí, The Wire nos muestra el día a día de los camellos y drogadictos que viven en las calles de Baltimore y de los policías que intentan darles caza. Por supuesto. Pero, si fuera sólo eso, hablaría de ella como de CSI (en cualquiera de sus variantes), de Hill Street Blues o de cualquier otra serie, mejor o peor, que haya tenido oportunidad de ver en televisión.
Pero ocurre que The Wire también habla de los tejemanejes políticos, del sistema educativo, del problema de los trabajadores portuarios... En realidad, esta serie habla de los problemas de una ciudad, que son los problemas de cualquier ciudad del mundo. A lo largo de cinco temporadas, nos muestra una sociedad enferma y cansada que, desgraciadamente, no podemos asegurar que exista sólo en la parte de Baltimore que vemos en la pantalla. Esa sociedad donde lo correcto y lo incorrecto, lo legal y lo ilegal, lo bueno y lo malo han perdido sus límites es un cuidado reflejo de la sociedad en la que vivimos y que nos desgasta día a día.
Quien quiera conocer qué hay en aquellos lugares de los que generalmente uno no quiere saber nada, aun sin tener mucha afición por las series, le recomiendo encarecidamente que lea este libro. Porque en esta obra se recogen diez textos que explican, resumen, interpretan, critican y alaban este tremendo trabajo televisivo creado por David Simon. Si bien puede que no nos haga querer ver The Wire, sí nos ayudará a entender por qué es una de las mejores historias que jamás veremos en la pequeña pantalla.
Etiquetas:
ensayo,
escritores argentinos,
escritores españoles,
escritores estadounidenses,
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siglo XXI
viernes, 15 de julio de 2011
Luigi Pirandello: Seis personajes en busca de autor
Idioma original: italiano
Título original: Sei personaggi in cerca d'autore
Año de estreno: 1921
Valoración: Imprescindible
Esta es otra de esas obras que da cierto reparo reseñar a estas alturas, pero al mismo tiempo también da cierto reparo no reseñarla a estas alturas. Porque es una de esas obras que ya forman parte de la historia de la literatura, del canon universal, de los manuales de literatura para adolescentes. Un clásico, vamos. Una pieza imprescindible de la historia del teatro contemporáneo. Así que sé que no estoy descubriendo nada si digo que es imprescindible. Pero qué le vamos a hacer, es imprescindible.
A lo mejor vista ahora la trama no parece tan novedosa: mientras un director y su compañía ensayan para el estreno de una obra (concretamente, El juego de papeles, de un tal Luigi Pirandello) son interrumpidos por seis personajes que están buscando un autor para poder representar su tragedia y "vivir". El director y los actores reaccionan con la esperada sorpresa, pero luego ceden, y entran en el juego de ver a los personajes representarse a sí mismos (aunque para ellos no están representando, sino viviendo), esperando poder luego actuar en su lugar y montar la pieza delante del público. Pero claro, realidad y teatro se mezclan, se funden, se confunden y al final ya no se sabe si la tragedia que los personajes viven es teatro o es vida, ni si los actores son más o menos reales que los personajes a los que encarnan.
Claro, ahora esto de mezclar planos de realidad y ficción en una misma obra nos suena a algo visto una y mil veces (sin ir más lejos, en una fecha parecida, por Unamuno en un famoso capítulo de Niebla); y tampoco es que Pirandello fuese un pionero en esto del "teatro dentro del teatro", un tópico que tiene una larga existencia anterior y que él mismo retomaría en Esta noche se improvisa y Cada cual a su modo; pero su obra conserva todavía la audacia de convertir este tema en el centro de una densa meditación acerca de la realidad, la apariencia, la existencia y la imagen, y al mismo tiempo construir un drama humano (melodramático y burgués, al gusto de la época) que sirva como espoleta emotiva con la que mantener la atención del público. El resultado es una obra sin duda única, filosófica y trágica al mismo tiempo, conmovedora y reflexiva.
También de Luigi Pirandello en ULAD: Uno, ninguno y cien mil, La pena de vivir así
Título original: Sei personaggi in cerca d'autore
Año de estreno: 1921
Valoración: Imprescindible
Esta es otra de esas obras que da cierto reparo reseñar a estas alturas, pero al mismo tiempo también da cierto reparo no reseñarla a estas alturas. Porque es una de esas obras que ya forman parte de la historia de la literatura, del canon universal, de los manuales de literatura para adolescentes. Un clásico, vamos. Una pieza imprescindible de la historia del teatro contemporáneo. Así que sé que no estoy descubriendo nada si digo que es imprescindible. Pero qué le vamos a hacer, es imprescindible.
A lo mejor vista ahora la trama no parece tan novedosa: mientras un director y su compañía ensayan para el estreno de una obra (concretamente, El juego de papeles, de un tal Luigi Pirandello) son interrumpidos por seis personajes que están buscando un autor para poder representar su tragedia y "vivir". El director y los actores reaccionan con la esperada sorpresa, pero luego ceden, y entran en el juego de ver a los personajes representarse a sí mismos (aunque para ellos no están representando, sino viviendo), esperando poder luego actuar en su lugar y montar la pieza delante del público. Pero claro, realidad y teatro se mezclan, se funden, se confunden y al final ya no se sabe si la tragedia que los personajes viven es teatro o es vida, ni si los actores son más o menos reales que los personajes a los que encarnan.
Claro, ahora esto de mezclar planos de realidad y ficción en una misma obra nos suena a algo visto una y mil veces (sin ir más lejos, en una fecha parecida, por Unamuno en un famoso capítulo de Niebla); y tampoco es que Pirandello fuese un pionero en esto del "teatro dentro del teatro", un tópico que tiene una larga existencia anterior y que él mismo retomaría en Esta noche se improvisa y Cada cual a su modo; pero su obra conserva todavía la audacia de convertir este tema en el centro de una densa meditación acerca de la realidad, la apariencia, la existencia y la imagen, y al mismo tiempo construir un drama humano (melodramático y burgués, al gusto de la época) que sirva como espoleta emotiva con la que mantener la atención del público. El resultado es una obra sin duda única, filosófica y trágica al mismo tiempo, conmovedora y reflexiva.
También de Luigi Pirandello en ULAD: Uno, ninguno y cien mil, La pena de vivir así
jueves, 14 de julio de 2011
Íñigo García Ureta: Éxito
Idioma original: español
Año de publicación: 2011
Valoración: está bien
Si esta gente de Trama Editorial sigue adelante con su colección Tipos Móviles, me temo que no podré pagar el alquiler: me interesan todos, pero son caros.
Después de varias biografías de editores y dos libros más sobre el futuro del sector del libro, leo ahora Éxito. Un libro sobre el rechazo editorial, del bilbaino Íñigo García Ureta, que es, además de autor, traductor y editor. Dieciocho eurazos, por si alguien quiere saber. Un poco exagerado para tener apenas 150 páginas, me parece a mí.
El libro no está mal: entretiene, alecciona y aporta un poco de luz sobre el ya manido tema de la relación entre el autor y el editor/casa editorial. Como me ha pasado otras veces, mis expectativas eran diferentes a lo que encontré entre sus páginas, debido posiblemente a la ausencia de reseñas interesantes sobre la obra en los medios españoles. Yo esperaba, tal vez, encontrar un anecdotario más extenso sobre casos concretos y un poco más de "violencia", pero no. Y eso que el libro se abre con varias citas estupendas, entre ellas esta perla:
"Para el autor de este libro toda ayuda psiquiátrica es poca" (de un informe de lectura a Crash, de J. G. Ballard)
García Ureta elige un tono coloquial para exponer sus reflexiones, algo que, sin duda, le viene muy bien al libro. Y digo reflexiones con conocimiento de causa: a pesar de centrarse específicamente en el rechazo editorial, sus tesis quieren llegar más lejos y hablar, de manera más abstracta, sobre el concepto de rechazo: tanto en el caso de quien rechaza como en el caso de quien es rechazado. En este sentido, ya desde el principio deja muy claro que, en el caso de tomar partido, él lo hace por el "equipo" del editor, y durante muchas páginas expone un argumentario de gran interés sobre este tema: las condiciones laborales, económicas, socio-políticas, personales e intelectuales que llevan a un editor a denegar la publicación de un manuscrito, los distintos filtros que participan en el proceso y todos los actores que intervienen en él. Aporta, también, multitud de ejemplos de informes de lectura de obras muy conocidas que fueron rechazadas:
Sobre una obra de Mary Higgins Clark: "su protagonista es tan aburrida como la encuentra su marido".
Sobre Moby Dich: "muy largo, como pasado de moda".
Sobre Bajo el volcán: "decididamente demasiado largo y abigarrado su contenido".
Sobre La conjura de los necios: "la novela no trata sobre nada en concreto".
García Ureta asume que los editores se equivocan, como cualquiera, pero no tanto como la gente cree: frente a algunos planteamientos que defienden un mundo literario castrado por la figura de editores cobardes obsesionados con los beneficios, el autor plantea que la labor de filtro que desarrolla un editor no solo es fundamental para autores y lectores, sino que favorece una cultura rica, variada y digna, y que ese mismo editor, en tanto que lector, desea como nadie publicar libros importantes, que aporten algo bueno a la sociedad (lo que tengan que aportar, según el género).
Como digo, es una lectura muy amena, con prosa fluida, que combina con inteligencia la reflexión con la anécdota (informes de lectura, casos de autores insoportables, citas memorables, sucesos con determinados manuscritos... y una encuesta de mucho interés a distintos profesionales del gremio: autores, editores, lectores, agentes, etc.), y que invita al lector, asumiendo que dicho lector es o ha sido un autor rechazado por editores, a seguir escribiendo: trabaja la obra, no te dejes vencer, reescribe. Como dice nada más empezar el libro, en palabras de Winston Churchill:
"El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo".
Pues eso.
Año de publicación: 2011
Valoración: está bien
Si esta gente de Trama Editorial sigue adelante con su colección Tipos Móviles, me temo que no podré pagar el alquiler: me interesan todos, pero son caros.
Después de varias biografías de editores y dos libros más sobre el futuro del sector del libro, leo ahora Éxito. Un libro sobre el rechazo editorial, del bilbaino Íñigo García Ureta, que es, además de autor, traductor y editor. Dieciocho eurazos, por si alguien quiere saber. Un poco exagerado para tener apenas 150 páginas, me parece a mí.
El libro no está mal: entretiene, alecciona y aporta un poco de luz sobre el ya manido tema de la relación entre el autor y el editor/casa editorial. Como me ha pasado otras veces, mis expectativas eran diferentes a lo que encontré entre sus páginas, debido posiblemente a la ausencia de reseñas interesantes sobre la obra en los medios españoles. Yo esperaba, tal vez, encontrar un anecdotario más extenso sobre casos concretos y un poco más de "violencia", pero no. Y eso que el libro se abre con varias citas estupendas, entre ellas esta perla:
"Para el autor de este libro toda ayuda psiquiátrica es poca" (de un informe de lectura a Crash, de J. G. Ballard)
García Ureta elige un tono coloquial para exponer sus reflexiones, algo que, sin duda, le viene muy bien al libro. Y digo reflexiones con conocimiento de causa: a pesar de centrarse específicamente en el rechazo editorial, sus tesis quieren llegar más lejos y hablar, de manera más abstracta, sobre el concepto de rechazo: tanto en el caso de quien rechaza como en el caso de quien es rechazado. En este sentido, ya desde el principio deja muy claro que, en el caso de tomar partido, él lo hace por el "equipo" del editor, y durante muchas páginas expone un argumentario de gran interés sobre este tema: las condiciones laborales, económicas, socio-políticas, personales e intelectuales que llevan a un editor a denegar la publicación de un manuscrito, los distintos filtros que participan en el proceso y todos los actores que intervienen en él. Aporta, también, multitud de ejemplos de informes de lectura de obras muy conocidas que fueron rechazadas:
Sobre una obra de Mary Higgins Clark: "su protagonista es tan aburrida como la encuentra su marido".
Sobre Moby Dich: "muy largo, como pasado de moda".
Sobre Bajo el volcán: "decididamente demasiado largo y abigarrado su contenido".
Sobre La conjura de los necios: "la novela no trata sobre nada en concreto".
García Ureta asume que los editores se equivocan, como cualquiera, pero no tanto como la gente cree: frente a algunos planteamientos que defienden un mundo literario castrado por la figura de editores cobardes obsesionados con los beneficios, el autor plantea que la labor de filtro que desarrolla un editor no solo es fundamental para autores y lectores, sino que favorece una cultura rica, variada y digna, y que ese mismo editor, en tanto que lector, desea como nadie publicar libros importantes, que aporten algo bueno a la sociedad (lo que tengan que aportar, según el género).
Como digo, es una lectura muy amena, con prosa fluida, que combina con inteligencia la reflexión con la anécdota (informes de lectura, casos de autores insoportables, citas memorables, sucesos con determinados manuscritos... y una encuesta de mucho interés a distintos profesionales del gremio: autores, editores, lectores, agentes, etc.), y que invita al lector, asumiendo que dicho lector es o ha sido un autor rechazado por editores, a seguir escribiendo: trabaja la obra, no te dejes vencer, reescribe. Como dice nada más empezar el libro, en palabras de Winston Churchill:
"El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo".
Pues eso.
miércoles, 13 de julio de 2011
Amélie Nothomb: Biografía del hambre
Idioma original: francés
Título original: Biographie de la faim
Fecha de publicación: 2004
Valoración: Recomendable
No creo que haga falta presentar a estas alturas de la película a la incombustible y peculiar Amélie Nothomb, belga del 67 nacida en Japón y educada en varios países de la geografía mundial gracias al trabajo de diplomático de su padre.
Amélie, que publicó su primera novela a los 25, como una Woody Allen de las letras, tiene la buena y fiel costumbre de sacar una nueva obra cada año. Y si bien es cierto que es de esos autores a los que o se les ama o se les odia, no viene mal comentar, de vez en cuando, alguna de sus novelitas, cortas, originales e incisivas, y plataforma de lucimiento para su estilo deslenguado y muy difícil de imitar.
Biografía del hambre es, quizás, su novela más autobiográfica. Digo "más" porque los buenos "nothombistas" saben de sobra que a la autora le encanta basarse en sus propias batallitas, recuerdos y experiencias para tejer sus novelas. Y la verdad es que la vida de esta mujer tan excéntrica que se ha convertido gracias a sus confesadas excentricidades en un original producto editorial, da para muchas obras. Vamos, que no me parece nada raro que saque una cada año...
En la que hoy reseñamos, que comienza en su Japón natal y nos lleva posteriormente a otros lugares como Nueva York o Bélgica, la Nothomb se encarga de desgajar y analizar hasta límites insospechados una de sus grandes pasiones/obesiones: su apetito "infinito". Y pese a que la escritora haya confesado en varias ocasiones que su relación con la comida fue durante muchos años tormentosa (sufrió de anorexia en su adolescencia), y que trata de ver al alimento como simple carburante (con la excepción de su adorado chocolate negro), no hay que considerar al hambre que da título a esta novela como el hambre de comida: la cosa va mucho más allá.
Mediante metáforas y el relato de experiencias técnicamente "alimenticias", la autora alcanza a exponer reflexiones más bien existenciales. Porque su apetito sin freno alcanza al conocimiento, al amor y a las nuevas experiencias.
Así pues, esta novela nos presenta a una Nothomb con más ganas de confesar que nunca, y gracias a ella nos deleitaremos con esa clase de extrañas imágenes a las que la escritora nos tiene tan acostumbrados, como pueden ser la de una cría adicta a la fresca agua de una fuente japonesa o la del deleite de la misma criatura, algo más crecidita, al percibir el maravilloso contraste que hace la sangre roja de sus encías sobre una lámina de piña amarillísima.
Por cierto, yo soy de los que la aman...
También de Amélie Nothomb en UnLibroAlDía: Metafísica de los tubos, Estupor y temblores , Viaje de invierno, Antichrista, Diario de Golondrina, Ácido sulfúrico, Ordeno y mando
martes, 12 de julio de 2011
Edith Wharton: La edad de la inocencia
Idioma original: inglés
Título original: The Age of Innocence
Año de publicación: 1920
Valoración: muy recomendable
Esta novela está ambientada en el Nueva York de la década de 1870. Newland Archer es un joven de la alta burguesía que está a punto de casarse con May Welland, poseedora de una belleza, pureza y virtud sin igual. El futuro parece prometedor para el joven protagonista hasta que la prima de May vuelve a buscar refugio entre sus familiares en América tras escapar de un marido violento en Europa.
Madame Olenska desbarata los principios en base a los que Newland había sido educado y sobre cuyos cimientos tenía intención de construir su futuro. A partir de la llegada de la condesa, todo lo que hasta entonces le había parecido no solo aceptable sino incluso natural se vuelve vacío y sin sentido. Empezando por su futura mujer.
El retrato que Edith Wharton hace de la hipócrita, cobarde y constringente sociedad neoyorquina que conoció tan bien rezuma ironía en cada pincelada, y esa es para mí la mayor virtud de la novela: la autora nos muestra los absurdos entresijos un mundo que tiene importancia solo en sí mismo, y lo hace de tal manera que uno no puede más que comprender las ansias que los protagonistas tienen de desprenderse del corsé.
Esta novela es mucho más que una novela de amor: hace hincapié en el derecho a la libertad de vivir de acuerdo con la propia naturaleza, aunque se desborden los moldes -rígidos incluso hoy en día- donde se hornean los a veces indigestos pasteles de la Sociedad y la Familia.
Versión cinematográfica dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por Daniel Day-Lewis, Michelle Pfeiffer y Winona Ryder. ¿Alguien la ha visto?
También de Edith Wharton en ULAD: Después, La solterona, Estío, Ethan Frome
Título original: The Age of Innocence
Año de publicación: 1920
Valoración: muy recomendable
Esta novela está ambientada en el Nueva York de la década de 1870. Newland Archer es un joven de la alta burguesía que está a punto de casarse con May Welland, poseedora de una belleza, pureza y virtud sin igual. El futuro parece prometedor para el joven protagonista hasta que la prima de May vuelve a buscar refugio entre sus familiares en América tras escapar de un marido violento en Europa.
Madame Olenska desbarata los principios en base a los que Newland había sido educado y sobre cuyos cimientos tenía intención de construir su futuro. A partir de la llegada de la condesa, todo lo que hasta entonces le había parecido no solo aceptable sino incluso natural se vuelve vacío y sin sentido. Empezando por su futura mujer.
El retrato que Edith Wharton hace de la hipócrita, cobarde y constringente sociedad neoyorquina que conoció tan bien rezuma ironía en cada pincelada, y esa es para mí la mayor virtud de la novela: la autora nos muestra los absurdos entresijos un mundo que tiene importancia solo en sí mismo, y lo hace de tal manera que uno no puede más que comprender las ansias que los protagonistas tienen de desprenderse del corsé.
Esta novela es mucho más que una novela de amor: hace hincapié en el derecho a la libertad de vivir de acuerdo con la propia naturaleza, aunque se desborden los moldes -rígidos incluso hoy en día- donde se hornean los a veces indigestos pasteles de la Sociedad y la Familia.
Versión cinematográfica dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por Daniel Day-Lewis, Michelle Pfeiffer y Winona Ryder. ¿Alguien la ha visto?
También de Edith Wharton en ULAD: Después, La solterona, Estío, Ethan Frome
lunes, 11 de julio de 2011
Bill Callahan: Cartas a Emma Bowlcut
Idioma original: inglés
Título original: Letters to Emma Bowlcut
Año de publicación: 2010
Valoración: Recomendable
Sesenta y dos. Ni una más, ni una menos. Sesenta y dos son las cartas que el protagonista de esta novela le envía a Emma Bowlcut, una mujer de la que se enamora en una fiesta y a la que escribe, según afirma, porque no es capaz de hablarle.
A lo largo de estas sesenta y dos misivas, el autor habla de su afición al boxeo, de sus hobbys, de su rutina diaria, de la gente a la que ve o con la que habla, de sus sentimientos, de sus deseos y frustraciones, mientras teje una red con la que página a página se desnuda ante ella (y ante el lector), al tiempo que se libera.
Sesenta y dos cartas que son pequeñas canciones, grandes poemas en los que Callahan habla no sólo del amor, sino también (y sobre todo) de la soledad y la dificultad para amar a alguien y ser correspondido. Lejos de cualquier tipo de sensiblería, con un estilo que es al mismo tiempo frío y profundamente sentido, el autor presenta un alterego tan pronto débil y cobarde como fuerte y valiente, acostumbrado a sobrellevar la derrota pero deseando por una vez hacerse con la victoria.
domingo, 10 de julio de 2011
Libros para el verano: La trilogía de Nueva York, de Paul Auster
Idioma original: inglés
Título original: The New York Trilogy
Año de publicación: 1987
Valoración: Recomendable
Fábula sobre la vida en las grandes ciudades, vía de escape para las obsesiones de su autor, pirueta literaria, obra temprana y preludio de lo que será su posterior obra narrativa, La trilogía de Nueva York agrupa tres novelas cortas que antes se habían publicado de forma independiente. Tanto el personaje central, común a las tres y alter ego del novelista, como su hilo conductor son similares sobre todo en las dos primeras, aunque se trate de historias distintas. En ellas se indaga sobre las consecuencias del azar en la vida de las personas, las interferencias entre casualidad y causalidad y se traza un paralelismo entre la indagación literaria y la detectivesca.
Ciudad de cristal, conquista desde el principio gracias a ese guiño que convierte al autor en personaje y con sólo unos pocos recursos bien manejados mantiene el interés hasta el final. En Fantasmas, repite el esquema: detective recibe el encargo de seguir a alguien y con el hallazgo de los nombres-colores genera un ambiente de misterio que se hace cada vez más asfixiante a medida que el argumento avanza, pero cae en cierta monotonía y nunca acaba de arrancar del todo. Por último, La habitación cerrada es, en mi opinión, la que da al conjunto el nivel que tiene. Mucho más compleja y realista, con personajes llenos de matices y contradicciones que les aportan humanidad, es la única que parece tener un propósito concreto y no prolonga artificialmente las situaciones en espera de que aparezca la ansiada inspiración.
En esta obra, Auster consigue reflejar la insatisfacción y el desconcierto del hombre de hoy. Mediante una serie de episodios que nos inquietan y mantienen en tensión porque parecen aludir a algo que tenemos muy oculto plantea cuestiones tan relevantes como la identidad del individuo, el determinismo de nuestros actos, la manipulación de unas personas por otras o las posibilidades de la ficción. Pero promete más de lo que cumple. A veces da la impresión de que sus argumentos no contienen más que un simbolismo aparente, que no son otra cosa que un pretexto para escribir de forma original. Reconozco que es magnífico creando intriga (también divagando, no siempre con acierto, para alargar la trama innecesariamente) pero flaquea en los finales. Siembra demasiadas expectativas y no es capaz de satisfacerlas. Incluso el final abierto tiene sus propias reglas y los de esta trilogía me han parecido algo endebles.
Desde luego, para unas vacaciones al sol es la compañía perfecta: amable pero no frívola, con una prosa clara y cuidada, intrigante, divertida con pequeñas dosis dramáticas pero, sobre todo, sorprendente. Al que tenga la suerte de no haber leído todavía nada de Auster, le conquistará la excentricidad de los personajes y lo insólito de las situaciones; en caso contrario, encontrarse con viejos conocidos siempre será un placer.
También de Auster en ULAD: Aquí
sábado, 9 de julio de 2011
Libros para el verano: Lo inolvidable, de Eduardo Berti
Idioma original: español
Año de publicación: 2010
Valoración: recomendable
Suele ocurrir que en verano buscamos libros "ligeros" para pasar el rato. No obras "malas", sino aquellas que nos den todo aquello que le habitualmente le pedimos a un libro, pero sin exigir de nosotros demasiado esfuerzo. Al fin y al cabo, vamos a leer mientras estamos de vacaciones, ya sea en la piscina, en la playa o intentando no caer en la modorra post-comida estival (traicionera donde las haya), así que no se puede decir que lo más recomendable sea meterse el Ulises entre pecho y espalda.
Como recomendación veraniega (o como recomendación, a secas), me gustaría hablaros de Lo inolvidable, una colección de relatos escrita por Eduardo Berti que cumple las condiciones anteriores: es un buen libro y podemos leerlo en casa, en el transporte público de camino a algún sitio, en la playa o a la sombra de un árbol.
Lo inolvidable es una colección de once relatos que harán las delicias de cualquier amante de este género: no demasiado extensos, de temas variados y narrados de tal manera que, antes de que nos demos cuenta, estamos tan inmersos en el universo que Berti describe que se nos olvida todo lo demás.
A través de sus páginas conocemos a una ávida lectora perdida en un universo de papel, las consecuencias que acarrea una –en origen– inocente mentira con el paso de los años, la trágica historia de dos hombres que pasan medio año trabajando aislados en una cantera, la pasión que desatan los ojos de color del cielo de un niño... y la fabulosa historia de fantasmas que cierra el libro y que es, sin duda, uno de los mejores relatos de miedo que he leído en mucho tiempo. Para el verano o para cualquier otra estación, que Berti esté en vuestra biblioteca. No os decepcionará.
Otras obras de Eduardo Berti en ULAD: La mujer de Wakefield
viernes, 8 de julio de 2011
Libros para el verano: Mecanoscrito del segundo origen, de Manuel de Pedrolo
Idioma original: catalán
Título original: Mecanoscrit del segon origen
Año de publicación: 1974
Valoración: Muy recomendable
El Mecanoscrito del segundo origen es una novela excepcional, en el panorama narrativo hispánico, sobre todo en el sentido de que es inusual, sorprendente, una especie de flor exótica salida de la nada: una novela de ciencia ficción, concretamente del género de la "novela del último hombre" al estilo de La carretera de Cormac McCarthy, escrita en catalán y situada principalmente en las afueras de Barcelona. Su autor, Manuel de Pedrolo, fue también una rara avis de su tiempo: censurado por el Franquismo por su catalanismo y su "inmoralidad", fue enormenete prolífico y versátil (poesía, teatro, relato, novela, novela negra...), pero es este Mecanoscrito el que le ha dado más celebridad.
Entre otras cosas, el Mecanoscrito... se ha convertido en una lectura típicamente recomendada para adolescentes, que al parecer se identifican fácilmente con sus dos protagonistas: "Alba, una muchacha de catorce años, virgen y morena", y Dídac, un muchacho negro de nueve años, únicos supervivientes -así lo piensan ellos, por lo menos- de un misterioso ataque alienígena que ha acabado con la vida de todos los humanos y mamíferos, y ha reducido a escombros casi cualquier indicio de civilización. Más que una novela de ciencia ficción, es una Bildungsroman, una "novela de aprendizaje" en la que los protagonistas pasan de la infancia a la adolescencia y a la edad adulta descubriendo el mundo y a sí mismos.
La premisa narrrativa, como decía antes, es la misma que la de otras "novelas del apocalipsis" (se produce una catástrofe natural o artificial y solo sobreviven unos pocos humanos en medio de un mundo despoblado y hostil), pero esta es distinta, muy distinta. No tiene nada que ver con el tono sombrío y ceniciento de La carretera ni con los terrores holliwoodienses de Soy leyenda. Es una novela ingenua, vitalista y epicúrea, que demuestra un optimismo esencial y una confianza profunda en la voluntad humana. Enfrentados a la fatalidad que los ha dejado solos en el mundo, Alba y Dídac solo piensan en reconstruir la civilización, salvar la ciencia, la cultura y el arte, repoblar la tierra.
Que conste que no todo es bonito (amor, naturaleza, belleza), también hay enfermedad, muerte, violencia, dolor; pero los protagonistas siempre encuentran la manera de sobreponerse, superarse, aprender y crear. Como unos nuevos Adán y Eva (el paralelismo con el Génesis es no solo evidente sino explícito), reconstruyen el mundo desde sus ruinas.
En realidad, más que una lectura de verano, por su brevedad (80 págians) sería una lectura para un viaje. Pero en todo caso es una lectura que merece la pena hacer. Por cierto, hubo una serie de televisión realizada por la TV3, y ahora mismo se está preparando una película dirigida por Bigas Luna.
Título original: Mecanoscrit del segon origen
Año de publicación: 1974
Valoración: Muy recomendable
El Mecanoscrito del segundo origen es una novela excepcional, en el panorama narrativo hispánico, sobre todo en el sentido de que es inusual, sorprendente, una especie de flor exótica salida de la nada: una novela de ciencia ficción, concretamente del género de la "novela del último hombre" al estilo de La carretera de Cormac McCarthy, escrita en catalán y situada principalmente en las afueras de Barcelona. Su autor, Manuel de Pedrolo, fue también una rara avis de su tiempo: censurado por el Franquismo por su catalanismo y su "inmoralidad", fue enormenete prolífico y versátil (poesía, teatro, relato, novela, novela negra...), pero es este Mecanoscrito el que le ha dado más celebridad.
Entre otras cosas, el Mecanoscrito... se ha convertido en una lectura típicamente recomendada para adolescentes, que al parecer se identifican fácilmente con sus dos protagonistas: "Alba, una muchacha de catorce años, virgen y morena", y Dídac, un muchacho negro de nueve años, únicos supervivientes -así lo piensan ellos, por lo menos- de un misterioso ataque alienígena que ha acabado con la vida de todos los humanos y mamíferos, y ha reducido a escombros casi cualquier indicio de civilización. Más que una novela de ciencia ficción, es una Bildungsroman, una "novela de aprendizaje" en la que los protagonistas pasan de la infancia a la adolescencia y a la edad adulta descubriendo el mundo y a sí mismos.
La premisa narrrativa, como decía antes, es la misma que la de otras "novelas del apocalipsis" (se produce una catástrofe natural o artificial y solo sobreviven unos pocos humanos en medio de un mundo despoblado y hostil), pero esta es distinta, muy distinta. No tiene nada que ver con el tono sombrío y ceniciento de La carretera ni con los terrores holliwoodienses de Soy leyenda. Es una novela ingenua, vitalista y epicúrea, que demuestra un optimismo esencial y una confianza profunda en la voluntad humana. Enfrentados a la fatalidad que los ha dejado solos en el mundo, Alba y Dídac solo piensan en reconstruir la civilización, salvar la ciencia, la cultura y el arte, repoblar la tierra.
Que conste que no todo es bonito (amor, naturaleza, belleza), también hay enfermedad, muerte, violencia, dolor; pero los protagonistas siempre encuentran la manera de sobreponerse, superarse, aprender y crear. Como unos nuevos Adán y Eva (el paralelismo con el Génesis es no solo evidente sino explícito), reconstruyen el mundo desde sus ruinas.
En realidad, más que una lectura de verano, por su brevedad (80 págians) sería una lectura para un viaje. Pero en todo caso es una lectura que merece la pena hacer. Por cierto, hubo una serie de televisión realizada por la TV3, y ahora mismo se está preparando una película dirigida por Bigas Luna.
También de Manuel de Pedrolo en ULAD: Crucifeminació, Juego sucio, La tierra prohibida (I), La tierra prohibida (II)
Etiquetas:
ciencia ficción,
escritores españoles,
libros adaptados a la televisión,
libros en catalán,
libros para el verano,
Muy recomendable,
novela,
siglo XX
jueves, 7 de julio de 2011
Libros para el verano: Robinson Crusoe, de Daniel Defoe
(La vida e increíbles aventuras de Robinson Crusoe, marinero de York; quien tras ser el único superviviente de un barco mercante, naufragó veintiocho años completamente solo en una isla deshabitada cerca a la desembocadura del río Orinoco de América, y posteriormente liberado insólitamente por piratas; escrito por él mismo.)
Título original: The Life and Strange Surprizing Adventures of Robinson Crusoe, of York, Mariner: Who lived Eight and Twenty Years, all alone in an un‐inhabited Island on the Coast of America, near the Mouth of the Great River of Oroonoque; Having been cast on Shore by Shipwreck, wherein all the Men perished but himself. With An Account how he was at last as strangely deliver’d by Pyrates
Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 1719
Valoración: está bien
Sí, ya lo sé, ¿cómo que un mísero “está bien” a la que está considerada como la primera novela inglesa? ¿Cómo una valoración como esta al padre de los novelistas ingleses? Puff, qué osada. Con las repercusiones que ha tenido la obra en autores posteriores, con la influencia que aún podemos observar hoy en día, con la de versiones cinematográficas que se han hecho, lectura obligatoria de miles de estudiantes, y ¡el segundo libro más leído después de la Biblia! ¡Será posible! Bueno, vamos a ver cómo explica semejante herejía.
Pues bien, estoy segura de que el argumento es sobradamente conocido por todos: la historia de un naúfrago británico, escrito de manera autobiográfica, en una isla supuestamente desierta, y un cautivo liberado, Viernes. Un argumento sencillo pero que puede llevar al autor a hacer profundas reflexiones sobre la naturaleza del ser humano expuesto en una situación límite de soledad, naturaleza indómita y seres culturalmente opuestos al propio protagonista. Y sí, Defoe lo hace, pero se dirige hacia unas reflexiones absolutamente coloniales,occidentales y puritanas que terminan por aburrir. Ya, ya, hay que entender el libro en su contexto,por supuesto. Pero, si esta obra debe ser recomendada a impúberes estudiantes debería ser tratada antes y explicados sus puntos de vista dentro del momento en el que se escribió la obra.
Y es cierto que la primera parte de la novela me encantó. El momento en el que Robinson es consciente de dónde se encuentra, las posibilidades que tiene en un lugar tan inhóspito,etc. Disfruté muchísimo con las descripciones, la forma en la que el personaje se desenvuelve, ese árbol del pan...pero luego aparecieron los nativos, Viernes y los piratas. Puff, detesté esa parte de la novela y toda la buena impresión que me había causado la primera parte se cayó por el peso de los paternalismos, los prejuicios y el moralismo colonial.
Una novela de aventuras esencial para introducirse en el género, perfecta para los momentos de ocio veraniegos y que es bueno leer, al menos,para conocer la historia contada por su propio autor y por esa primera parte alucinante. El resto, ya que cada cual termine de leerla.
miércoles, 6 de julio de 2011
Libros para el verano: Cosecha roja de Dashiell Hammett
Título original: Red Harvest
Idioma original: inglés
Año de publicación: 1929
Valoración: muy recomendable
Esta es la primera novela del autor, por la que obtuvo un éxito inmediato, aunque no la primera de sus obras. Esto es así puesto que Dashiell Hammett, antiguo detective de la Agencia Pinkerton, izquierdista condenado a prisión por negarse a delatar a sus compañeros durante la caza de brujas de McCarty, era ya un escritor de relatos para la revista pulp Black Mask.
En ella había creado los primeros relatos con el detective de la Continental como protagonista, rudo investigador que, de tan duro que es, no tiene nombre. Y también había creado el sub estilo de novela negra hard boiled, apoyado por el posterior personaje Philip Marlowe del escritor Raymond Chandler. Este estilo se caracteriza por abandonar el personaje del investigador sesudo que basa en su inteligencia y perspicacia la resolución de sus casos, para sustituirlo por el del tipo duro que se patea las calles para resolver los crímenes que le son encomendados.
Que es justo lo que pasa en esta novela. El innominado investigador es contratado por el director de los dos periódicos de la ciudad minera de Personville. Éste cae muerto antes de poder entrevistarse con él y el padre de la criatura, cacique del lugar y dueño de todo lo que interesa ser dueño en el pueblo, le vuelve a contratar para investigar el asesinato de su hijo, que cree resultado de una conspiración de los gansters que campan con su connivencia por la ciudad. Al enterarse de que ha sido un asesinato por celos, intenta que nuestro detective se olvide de la historia. Pero el agente de la Continental, que a estas alturas ya ha sufrido un intento de asesinato, no está dispuesto a dejarlo pasar. Con los métodos expeditivos que le caracterizan, enfrenta a los pistoleros entre ellos, lo que da lugar a unas ensaladas de tiros memorables en las páginas del relato y en las diversas adaptaciones al cine que se hicieron sobre la base de esta novela.
Todo un clásico del género.
También de Dashiell Hammett en ULAD: El halcón maltés
Idioma original: inglés
Año de publicación: 1929
Valoración: muy recomendable
Esta es la primera novela del autor, por la que obtuvo un éxito inmediato, aunque no la primera de sus obras. Esto es así puesto que Dashiell Hammett, antiguo detective de la Agencia Pinkerton, izquierdista condenado a prisión por negarse a delatar a sus compañeros durante la caza de brujas de McCarty, era ya un escritor de relatos para la revista pulp Black Mask.
En ella había creado los primeros relatos con el detective de la Continental como protagonista, rudo investigador que, de tan duro que es, no tiene nombre. Y también había creado el sub estilo de novela negra hard boiled, apoyado por el posterior personaje Philip Marlowe del escritor Raymond Chandler. Este estilo se caracteriza por abandonar el personaje del investigador sesudo que basa en su inteligencia y perspicacia la resolución de sus casos, para sustituirlo por el del tipo duro que se patea las calles para resolver los crímenes que le son encomendados.
Que es justo lo que pasa en esta novela. El innominado investigador es contratado por el director de los dos periódicos de la ciudad minera de Personville. Éste cae muerto antes de poder entrevistarse con él y el padre de la criatura, cacique del lugar y dueño de todo lo que interesa ser dueño en el pueblo, le vuelve a contratar para investigar el asesinato de su hijo, que cree resultado de una conspiración de los gansters que campan con su connivencia por la ciudad. Al enterarse de que ha sido un asesinato por celos, intenta que nuestro detective se olvide de la historia. Pero el agente de la Continental, que a estas alturas ya ha sufrido un intento de asesinato, no está dispuesto a dejarlo pasar. Con los métodos expeditivos que le caracterizan, enfrenta a los pistoleros entre ellos, lo que da lugar a unas ensaladas de tiros memorables en las páginas del relato y en las diversas adaptaciones al cine que se hicieron sobre la base de esta novela.
Todo un clásico del género.
También de Dashiell Hammett en ULAD: El halcón maltés
martes, 5 de julio de 2011
Libros para el verano: Crucero de verano, de Truman Capote
Idioma original: inglés
Título original: Summer Crossing
Fecha de publicación: 2005
Valoración: Se deja leer
Cuenta la leyenda que cuando el gran Truman Capote dejó su viejo apartamento de Brooklyn para buscarse una vivienda más acorde con su nuevo estatus de escritor alabado, se deshizo, dejándolo sobre unos cubos de basura cercanos a su portal, de un cajón lleno de cosas.
Es de suponer que ya no quería saber nada del bueno número de papeles, fotos y cuadernos que contenía este cajón, pero fíjate tú por dónde que su espabilado portero, tal vez aquejado de síndrome de Diógenes o tal vez porque sabía que aquel inquilino que estaba a punto de irse dejaba allí mucho talento desaprovechado, se quedó con el dichoso cajoncito. Y resulta que años después se supo que entre estos papeles rescatados estaba el manuscrito de Crucero de verano, una novela de la que Capote renegaba porque no le quedaba como él quería.
Pero como el zorruno portero no dijo ni pío hasta que Capote estuvo muerto, sin muchos problemas el manuscrito de su presunto libro inédito se lo quedó la fundación que gestiona los derechos de autor del carismático escritor, y en 2005 el mundo de la literatura se quedó de piedra al ver que salía al mercado, bien presentado y apañado y con prólogo del abogado de Capote, el librito que hoy reseñamos.
Como adoro a Capote hasta el punto de que he devorado con placer toda su obra, leí el libro en cuanto se publicó en España, y bueno, si tengo que ser sincera, me cuesta creer que sea suyo.
No es por ser malpensada, y dejando de lado la historia de cómo se encontró y se gestó este libro (que es muy pero que muy peliculera), basta con leerlo para considerar que quizás no sea de Truman Capote. Vale, sí, puede que lo escribiera muy joven, con apenas veinte años, pero me parece tan ligero, tontuno y poco atado, que no puedo evitar pensar como pienso.
La novela, eso sí, es óptima para los meses estivales. Cuenta la historia de una jovencita pija de la Quinta Avenida, Grady McNeil, que rechaza ir con sus papis a un lujoso crucero por costas europeas para quedarse en su glorioso apartamento con vistas a Central Park. ¿Su objetivo? Pasar un verano de amor con un tosco ex veterano de guerra que vive en Brooklyn, y de modales y orígenes inversamente proporcionales a los suyos. Pero en Nueva York hace mucho calor en verano, las diferencias afloran con mayor facilidad en entornos tórridos, y los planes de la ingenua de Grady (dicen que puede ser una suerte de prima lejana de la Holly Golightly que desayuna en Tiffany's: me niego) no serán tan románticos y apacibles como ella creía...
El libro es corto, se lee rápido y bien, pero no sé... Esos personajes tan sosos y arquetípicos, esa trama ligera con final pretendidamente dramático, ese lenguaje sencillo sin apenas posos de ironía o amargura..., ¿de verdad que escribiste esto, Truman?
Otras obras de Truman Capote en ULAD: Aquí
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