sábado, 8 de marzo de 2025

Dahlia de la Cerda: Perras de reserva

Idioma original: Español

Año de publicación: 2022

Valoración: Muy recomendable

La vida es una perra, adóptenla. Bizor.

Estilo directo: sin rodeos, sin adornos y sin aparentes pretensiones literarias. ¿Esto es bueno o malo? Efectivo, sí. Es como ver un accidente grabado por alguien con su celular, en contraste con una película de Scorsese. No me refiero a la calidad ni a lo que ocurre en la pantalla, sino a la intención estética. (“Me senté en la taza del baño, oriné sobre la prueba de embarazo y esperé el minuto más largo de mi vida. Positivo”).

Los temas de los relatos son variados: una chica que aborta como si nada; un cuento de formación sobre una narco junior; las aspiraciones de una inmigrante analfabeta. La intención política es clara: feminista, anti-academicista y enfocada en la visibilización de los marginados. Sin embargo, nunca presenta a sus personajes como víctimas, sino como agentes libres, con voluntad y deseos, que deben enfrentarse al infortunio o, simplemente, a las consecuencias de sus malas decisiones.

Algunos relatos son casi minificciones, con una premisa interesante y un punchline efectivo. No obstante, al centrarse principalmente en los personajes, su desarrollo a veces se siente algo apresurado. Además, las voces de los narradores en cada cuento llegan a sonar forzadas o artificiales. Me sucede lo mismo que cuando leí Falsa liebre, de Fernanda Melchor. Se pretende simular el habla de determinado grupo, pero choca demasiado con la manera de articularse y con las ideas que expresan. El tono de la mayoría de los personajes resultaría mejor con una exposición interminable de lugares comunes, al estilo de:

“Sería hipócrita de mi parte decirte que te mereces algo mejor, si conmigo lo tuviste todo. Y, así como tú me pediste que te dejara de molestar, te voy a pedir tres favores: primero, busca la verdad entre todas las mentiras; segundo, diviértete y sé feliz; y tercero, no me vuelvas a marcar, por favor. ¿Vale? Cuídate. No, maaaames, wey, ya lloré, wey.” (1)

Además, si se leen los cuentos de corrido, da la impresión de que el impulso se agota. Al perderse el shock value de los primeros relatos, la vida de los protagonistas resulta algo anodina, y el uso del slang puede parecer repetitivo y fastidioso, sobre todo para aquellos que no estén familiarizados con él (lectores fuera de México).

A pesar de esos detalles, la mayoría de los relatos son contundentes y pueden llegar a desafiar ciertas preconcepciones que tengamos sobre los marginados de un país que, por sí mismo, está jodido.

(1) Grabación vista en Youtube de un joven terminando con su novia que, al parecer, le había sido infiel.

viernes, 7 de marzo de 2025

Catherine Lacey. Biografía de X

 

Idioma original: inglés
Título original: Biography of X
Traducción: Nuria Molinés
Año de publicación: 2024
Valoración: muy recomendable

Seguro que seré malinterpretado, pero no acabo de entender el empeño por asignar ciertas etiquetas a ciertos productos culturales. El punto del libro que acompaña al flamante ejemplar tomado de la biblioteca de esta Biografía de X dice que esta novela pertenece al Fondo LGTBIQ+ y yo me pregunto para qué narices hay que acotarla de esa manera. Pondría, por ejemplo, la figura de Spanbauer, ya fallecido, y me sacude el alma pensar cuántos grandes escritores son confinados en esta especie de ghetto/subgénero que puede, por muy cenutrios que puedan parecernos estos planteamientos, limitar algo sus posibles lectores. Todo porque, gran novedad, damas y caballeros, esta es una novela sobre una mujer intentando ahondar en el pasado de la mujer que fue su pareja. Que los géneros podrían intercambiarse con toda naturalidad y la historia no cambiaría. Que esa elección no es un gancho comercial ni un posicionamiento, Que hay que actuar con naturalidad o tenemos lo que tenemos en algunas ciudades: barrios condenados a ser parques temáticos, puntos de atracción de cierta curiosidad morbosa que parece exclamar vamos a verlos comportarse en su hábitat. 

Esta disquisición carecería de sentido si Biografía de X fuera uno de tantos libros. Pero no. Catherine Lacey, por cuya obra anterior voy a interesarme de inmediato (cuatro novelas, nada mal para una escritora que aún no ha cumplido cuarenta años), se muestra osada en la estructura de esta narración. Al principio, algo reminiscente del juego usado por Hernán Díaz en Fortuna, por cuanto estamos jugando a las cajas chinas escenificando una narración dentro de otra, pero más bien adaptando el recurso a la necesidad narrativa. Aquí tenemos a una escritora que, para contrarrestar la previsible aparición de textos no autorizados en forma de biografías de X, la mujer que falleció siendo su pareja, se decide a investigar por su cuenta el pasado de ésta. Un pasado con enormes incógnitas que intentará resolver. X ha sido una artista multidisciplinar: ha hecho música, escrito libros, protagonizado performances: una especie de celebridad total en una nación que (pequeño y algo forzado recurso que evoca casi explícitamente a Atwood) ha vuelto a unirse después de un conflicto que la ha dividido en un Sur conservador y tradicional y un Norte progresista y abierto. CM Lucca se adentra en el pasado a la búsqueda no solo de que la memoria le haga justicia, también de que lo que se encuentre resuelva sus dudas y esas brechas que no pudo dilucidar cuando X vivía. Esa búsqueda, de tonalidades épicas, la ayudará a comprender en parte la personalidad de quien era su pareja. Como es de prever, acarreará no pocas sorpresas que, más que aportarle morbo o preocupación, la harán ahondar en la complejidad de su relación. Parejas, matrimonios, algún hijo del que se despreocupó, una eventual disidencia política que la obligaba a cambiar con frecuencia de nombres, de apariencia, a incorporar capas a su personalidad y a redoblar el misterio y la fascinación sobre su persona.

Lacey es una escritora (supongo que leer sus novelas anteriores, más breves y de menos renombre puede matizar esa opinión) ambiciosa y de amplio rango. Quizás excesivo, Biografía de X contiene ese aire retrospectivo de aires bolañianos que combina perfectamente con el aroma europeo que desprenden algunas referencias, desde el uso sebaldiano de imágenes que parecen generadas por IA, hasta referencias culturales variadas que se intercalan y asignan un contexto personal (la de vincularla al proceso creativo de  Low, una de las obra maestras de David Bowie, me ha seducido por su insistencia) en el que la artista sería una especie de musa en las sombras de la cultura underground. También percibimos una crítica socavada hacia las manifestaciones artísticas contemporáneas más marcadas por la excentricidad y los deseos de polémica como forma de celebridad. X excita la fama y la relevancia lo justo para salir corriendo. No es una crítica feroz, es más bien una puesta en escena de situaciones que pueden sernos familiares por lo que hoy es el mundo de las manifestaciones culturales. Supongo que ello justifica un poco el enfoque distópico: un mundo, el del Norte, de creatividad y libertad vs un Sur sojuzgado por el integrismo religioso. Aunque, personalmente, creo que es la apuesta que menos funciona, permitidme insistir en el párrafo con el que acometía esta reseña: adjetivar a esta notable novela me parece restrictivo y estrecho de miras. Con sus carencias y sus errores, vale mucho la pena leer este libro.

 

jueves, 6 de marzo de 2025

Raquel Peláez: Quiero y no puedo

Idioma: español

Año de publicación: 2024

Valoración: recomendable (incluso más que eso, para interesados/as en el tema)

Aclaración para quien lea este blog desde los países americanos de habla hispana: como reza el subtítulo de este libro, se trata de Una Historia de los pijos de España (y las pijas, cabe añadir). Ahora bien, como quizá sepan nuestros lectores de allende la mar océana, en el castellano de España los términos "pijo" y, sobre todo, "pija", no significan lo mismo que en el castellano de América -aunque puede que tengan un origen similar-; para nosotros una persona pija es alguien que trata de aparentar un estatus económico superior por medio de la exhibición de signos exteriores de riqueza. Es decir, lo que, por ejemplo, en México llaman un o una fresa y en Argentina cheto, amén de otras denominaciones en otros países... Cierto también que en los últimos años, en España, está cobrando cada vez más auge el término "cayetanos" para referirnos a los pijos, o al menos a un subtipo determinado de los mismos (siendo otros, por ejemplo, los pijilocos o los pijipis). Además de que el calificativo "pijo/a" no se impuso hasta los años 80 del siglo pasado; antes, en los últimos doscientos años de la Historia de España -que son de los que se hablan en este libro- encontramos señoritos, modernas, polloperas, chicas Topolino, yeyés...

Pero no pensemos que este ensayo es tan sólo un divertimento taxonómico más o menos frivolón, un prontuario costumbrista de nuevo cuño; muy al contrario, su autora, que conoce el percal de primera mano, pues se trata de una periodista que ha trabajado durante años en publicaciones eufemísticamente conocidas como "de estilo de vida", efectúa aquí una verdadera disección socio-económica, semiótica, histórica y aun literaria y cinematográfica -encontramos, sin ir más lejos, referencias a novelas fundamentales de la literatura española contemporánea: Nada o Últimas tardes con Teresa, aunque también Menos que cero, modelo de aquellas exitosas Historias del Kronen noventeras- del Pijus Hispanicus. Pijos ideológicamente de derechas, sobre todo, pero también de izquierdas: el libro nos habla también de la importancia (en algún caso incluso positiva, culturalmente) de exclusivos grupos de, en principio, progres, como fueron la gauche divine barcelonesa del tardofranquismo o la beautiful people de los años del gobierno de Felipe González. O los hipsters de hace cuatro días (no sé si queda alguno), que no se puede decir que pertenecieran a un movimiento de izquierdas, pero sí denotaba un barniz contracultural. Todos éstas y demás variantes del pijerío (también los pijos proletarios, de los que el libro no habla pero doy fe que existen) tienen en común lo que, siguiendo al sociólogo Thorstein Veblen, Raquel Peláez denomina "emulación pecuniaria"; concepto que atraviesa todo el ensayo junto con el de "disforia de clase" (aunque este se aplica sobre todo a la clase media aspiracional; los ricachos de verdad, de "dinero viejo", no tienen ese problema, supongo).

Estructurado en tres partes diferenciadas, pero cronológicamente continuas, el ensayo, sin perder un tono ameno al que ayudan numerosas referencias a circunstancias y personajes, en ocasiones de lo más populares, pese a que pertenezcan a cierta élite (verbi gratia, la ignífuga Isabel Preysler), nos va desgranando una rigurosa crónica de la transmisión del poder político, pero sobre todo económico, a lo largo de los dos últimos siglos de la Historia de España, desde la regencia de María Cristina. Y, sobre todo, los mecanismos utilizados por quienes buscan arrimarse a este poder político y económico -o simbólico- para medrar o simplemente imitar a la clase social a la que aspiran pertenecer. de esta forma, en la primera parte, titulada Puedo, nos explica el comportamiento de las élites del siglo XIX y la Restauración, reyes y reinas incluidos  -y, de hecho, como los modelos a seguir-, continuando por la nobleza de toda la vida y también la de nuevo cuño, formada por industriales ennoblecidos y, sobre todo, forrados de pasta... En la segunda parte, Quiero, el protagonismo es de los "pacoaristócratas", que ostentaron el poder durante la dictadura franquista y sus retoños, para acabar con la internacionalización del pijerío español merced a la llamada Jet-Set marbellí. Por último, Quiero y no puedo nos habla de las diversas mutaciones del pijo/a desde el tácito pacto de no ostentación de la Transición hasta el momento actual, en que se han convertido en una subespecie mucho más consciente y orgullosa de sus supuestos privilegios de clase -también más agresiva, como demuestra la aparición de la "cayeborroka" contra el Gobierno-, reacción, en gran medida, a la cacareada guerra cultural que busca atizar el populismo de extrema derecha, emergente ahora mismo en los países occidentales. Pero, sobre todo, esta última parte trata de la eclosión, crisis y quizás declive definitivo de la clase media que apareció durante la época desarrollista y se consolidó durante los años de crecimiento económico pre-burbuja inmobiliaria.    

Por ponerle un pero a este libro, se puede argüir que se presenta como "una Historia de los pijos de España", cuando, en verdad, se centra básicamente en el pijerío madrileño  (si bien es lógico, por otra parte, en un Estado que ha tendido al centralismo siempre que ha podido), un poco en el de Barcelona y de Ponferrada, la ciudad natal de la autora, de donde nos proporciona anécdotas juveniles que le sirven para introducir los capítulos. Sin embargo, apenas menciona a los pijos de otras zonas del territorio español -salvo, debo decir, en el diorama de testimonios estremecedores (es broma) que cierra el libro-, como, por ejemplo, los siempre coloridos "capillitas", los pijos falleros valencianos o el no menos pintoresco, con su bicefalia nacionalista vasca/española, pijerío vasco. 

En cualquier caso, la lectura de este ensayo no sólo resulta divertida sino reveladora y, a partir de aspectos que pueden parecer superficiales, como la avidez por ciertos elementos del estilo de vida de los más ricos o, simplemente, las modas pasajeras por algunos tipos de ropa o marcas (que, sin embargo, tienen una carga semiótica enraizada en significados pretéritos, como ocurre con los pelucos caros o los conocidos fachalecos), nos hace reflexionar sobre nuestra sociedad, adónde queremos que se dirija y qué pone en peligro la estabilidad de ese rumbo. Conclusión: os aconsejo vivamente leerlo, ya que, en el peor de los casos, os aseguro que pasaréis un rato estupendo.

miércoles, 5 de marzo de 2025

Donald Antrim: Votad al sr. Robinson por un mundo mejor

Idioma original: Inglés
Título original: Elect Mr Robinson for a Better World
Año de publicación: 1993
Traducción: Javier Calvo
Valoración: Está bien

Votad al sr. Robinson por un mundo mejor, la primera novela de Donald Antrim, es una sátira que recurre al absurdo para criticar a unos Estados Unidos irremediablemente divididos, profundamente paranoicos y completamente obsesionados con la violencia y el sexo.

Transcurre en una ciudad de la costa de Florida cuyos ciudadanos han linchado al alcalde, cuyos espacios públicos han sido bombardeados o minados, repleta de casas fortificadas rodeadas de fosos defensivos, patrullada por un par de guerrilleros trasnochados. 

Sigue los pasos de Pete Robinson, un maestro de escuela primaria fascinado por la tortura medieval que quiere postularse como alcalde. Para ello deberá enterrar las distintas partes del exalcalde desmembrado mientras entona pasajes del Libro de los Muertos egipcio, ganarse la confianza de los vecinos de su urbanización y montar una escuela en su propia casa para alumnos de entre seis y ocho años.

Aunque siento que en algunos apartados podría haberse pulido un pelín, Votad al sr. Robinson por un mundo mejor funciona. Al fin y al cabo, tiene una prosa eficaz en su distanciamiento irónico, un mensaje nítido y bien articulado, un escenario suburbano distópico como interesante telón de fondo, un protagonista repleto de aristas y oscuridad y un par de escenas sumamente efectivas a la hora de conmovernos o transmitir tensión.

Las únicas pegas que le pondría a la novela es que, aunque el conjunto deja huella, ninguna de sus partes resulta muy memorable en sí misma. Por otro lado, no he sido incapaz de hallarle sentido a la subtrama de la esposa de Pete siendo una mujer-pez (de hecho, no he entendido la fijación de la obra por el mar y su fauna, y creo que Meredith es un personaje bastante desaprovechado en general).

Sea como fuere, Votad al sr. Robinson por un mundo mejor es una buena novela, sobre todo teniendo en cuenta que es la primera del autor. La recomiendo por la feroz crítica a los Estados Unidos que realiza, por su iconoclasta humor negro y por ciertas ideas que, en su desmedida extravagancia, bordean el género bizarro.

martes, 4 de marzo de 2025

Gustavo Rodríguez: Cien cuyes

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2023

Valoración: Recomendable


Es fácil empatizar con personajes vulnerables, por utilizar la palabra de moda. Por ello los relatos en torno a ancianos y niños tienen, entre otros, el riesgo de caer en la ñoñería o la condescendencia, o deslizarse hacia lo lacrimógeno, peligros todos ellos que en mi opinión abocan al libro a un fracaso seguro. Hay que hacerlo muy bien para escapar de todo esto al mismo tiempo que se plantean cuestiones interesantes sobre estos colectivos y se dibujan personajes que realmente tengan algo que aportar.

El hilo conductor de Cien cuyes lo constituye Eufrasia, una mujer madura cuya ocupación consiste en el cuidado de ancianos. Les acompaña a domicilio, poco después también en una residencia, en un laborioso pluriempleo con largas trayectorias en las que establece un fuerte vínculo con sus clientes. Pero aunque Eufrasia está casi siempre en escena, es hilo conductor más que protagonista, porque el protagonista absoluto de la novela es la vejez: tipos muy diferentes de ancianos, la viuda solitaria con problemas de movilidad, el antiguo surfista, la mujer elegante y de mundo, el modesto poeta, el severo oriental siempre fiel a su origen. Muy diferentes, sí, pero marcados sin remedio por la avanzada edad que les hace homogéneos por encima de sexo, origen o personalidad: la decadencia física, a veces también mental, los achaques malamente combatidos con pastillas y sobre todo, la conciencia inquebrantable de que la muerte ronda muy cerca, que la historia se acaba y la pendiente hacia el final es acelerada e irremediable.

Todos ellos, alejados de familias y con la nómina de amistades cada vez más recortada, se plantean, como imagino cualquiera hará a esos niveles, la posibilidad de una despedida digna, el dar por terminado el recorrido sin esperar a que la naturaleza lo haga más largo y doloroso de lo necesario. Estamos hablando claro está de la eutanasia en su sentido más amplio, poner el punto final voluntariamente cuando ya todo está dicho y vivido.

El libro lo plantea de forma muy directa, quizá demasiado directa porque deja poco margen a la duda desde muy pronto. Y aparentemente tampoco se abre al debate, porque ¿quién puede negar a alguien el derecho a bajar su propia persiana cuando a nadie perjudica con ello? ¿quién es capaz de obligar a seguir luchando y sufriendo el deterioro, la soledad, la indefensión? ¿cómo se puede condenar una decisión consciente y fría de terminar un calvario que siempre va a ser más y más doloroso? Se diría que de alguna manera el autor rehúye el conflicto y, si acaso, deja al lector la responsabilidad de buscar una antítesis.

Es cierto que el relato presenta siempre una situación ideal. Los ancianos están en pleno uso de sus facultades, nada les ata ya a la vida, se sienten libres y hasta jubilosos por terminar de forma honorable, indolora y hasta un punto divertida, circunstancias que en el mundo real no convergen con tanta facilidad. Pero es una hipótesis para plantear la reflexión. Y además el autor lo hace de forma impecable, sin abusar de emotividad, con sencilla elegancia que llena de naturalidad todas las situaciones.

Quizá la técnica narrativa esté un poco por debajo del estilo. Como decía antes, todo parece bastante obvio casi desde el principio, y una cuestión que a pesar de todo no deja de ser tan delicada se plantea de forma casi idílica, para resolverse de manera algo endeble y evasiva. Pero no importa demasiado. Lo importante es que el libro se lee de forma placentera gracias a la amabilidad y el buen gusto que mantiene en todo momento, y sobre todo porque deja ahí, bien claras, esas preguntas fundamentales que deberían impedir prejuzgar comportamientos que en algún momento nos pueden parecer terribles, pero que a lo mejor, más pronto o más tarde, pueden presentarse en nuestro horizonte.


lunes, 3 de marzo de 2025

Han Kang: Imposible decir adiós

Idioma original: coreano
Título original: 작별하지 않는다
Traducción: Hèctor Bofill y Hye Young Yu en catalán para La Magrana y Sunme Yoon en castellano para Random House
Año de publicación: 2021
Valoración: recomendable


Siempre he encontrado en los libros de Han Kang un equilibrado balance entre el desasosiego y la calidez, la habilidad de la autora surcoreana en tratar temas complejos y punzantes, aunque haciéndolo con una marcada delicadeza y pausa que hacen que su lectura acompañe al lector.

En el libro que nos ocupa, y con un inicio que nos recuerda en parte a «La vegetariana», la protagonista Gyeongha es una mujer que siente cierta sensación de vértigo ante la vida que tiene, llegando al extremo de que después de mudarse se queda encerrada dos meses en casa dedicándose únicamente a escribir, sintiendo en sus carnes una pérdida de masa muscular y desnutrición; un círculo vicioso de migrañas, espasmos estomacales y analgésicos con altos contenidos en cafeína la acompañan en un estado de desequilibrio físico y psíquico envuelto de humedades y del sudor propio de los días de verano, en el que ella escribe su “auténtico adiós”: su despedida en una suerte de testamento que dejará a alguien (que no ha decidido aún) para que se encargue de sus pertinencias cuando fallezca, aunque sin conseguir el resultado esperado en tal empresa de manera que un día y otro empieza y termina de nuevo su carta de despedida intentanto alcanzar la calidad deseada. En medio de este lapsus vital, recibe una llamada de su amiga Inseon, una joven fotógrafa freelance que conoció años atrás en su primer trabajo y con quien tenía una gran amistad a pesar de que se veían poco, quién le pide que vaya a verla inmediatamente al hospital donde está ingresada; su petición viene acompañada de un motivo algo particular: que vaya a su casa para poder cuidar de su pájaro mientras está ella internada por ese corte producido en el taller donde trabajaba. Inseon una persona de quien Gyeongha afirma que «una mera conversación con ella y se replegaban los territorios del caos, de la ambigüedad y la incertidumbre. Su manera de hablar y sus gestos exudaban una serenidad firme, le transmitía la confianza de que todos nuestros actos tenían una finalidad, que todos nuestros esfuerzos tenían un sentido, aunque terminaran en fracaso», una antigua amistad que ahora la necesita pero que su petición conlleva cierto sacrificio personal. Así, el relato alterna de manera intercalada y con breves fragmentos el viaje hacia el pueblo de Inseon con los recuerdos de cuando se conocieron. 

Con esta premisa, la autora esgrime un hilo argumental que nos conduce a través de un viaje en condiciones climatológicas adversas hacia un territorio desconocido y hostil, pues Gyeongha no sabe lo que se encontrará en su destino final, a todos los niveles. Un destino físico que alberga un sinfín de recuerdos del pasado de Inseon y de ella misma, rememorando en ese viaje un pasado conjunto y familiar envueltos de represión y conflictos, pues la llegada de Gyeongha a la casa causa que empiece a recuperar artículos, cartas y escritos de esa época, evocándonos a la tristeza y crueldad de una masacre que marcó su gente y su propia familia y que tuvo lugar en Jeju en 1948 tras la represión por parte de la policía a una insurrección con el resultado de casi treinta mil personas asesinadas con grandes dosis de crueldad.

Con este episodio histórico como telón de fondo y que nos devuelve en gran parte a la literatura de Han Kang donde mezcla narrativa con contextos sociales y que ya vimos en su grandísima novela «Actos humanos», la autora traza un relato en el que combina denuncia con amistad, sueños con pesadillas, realidad con ficción en un relato en el que alterna el presente y el pasado de manera imbricada donde todo está relacionado y los elementos y sueños que encuentra en la casa la llevan a momentos pasados de su vida y su gente. De esta manera, la autora surcoreana combina una parte onírica que nos lleva de pleno a la literatura oriental encarnada por Haruki Murakami a través de los recuerdos, los pensamientos y los sueños con la literatura de denuncia que nos mostró en «Actos Humanos» y con la que comparte cierta temática y enfoque. Así, sin dejar de lado el argumento basado en un trasfondo de masacres y guerra, la capa de calidez que envuelve el libro muestra que Han Kang parece haber dejado de lado su narrativa estilísticamente arriesgada y cruda para hablar de una historia trágica desde la calma. Cabe decir que ya daba muestra de este acercamiento más cálido en «La clase de griego», pues en ella había cierta dureza en el relato, aunque con una clara intención emotiva. Por ello, y si bien es un buen relato en el que equilibra el tono y el fondo, choca con lo que uno espera de Han Kang a nivel más visceral y orgánico. Aquí el estilo es otro, aquí va de calidez y remansos de aparente paz entre copos de nieve que caen y reposan sobre el relato, como envolviéndoos y llamándonos a buscar cobijo, mientras sortean en la plácida caída los agrestes terrenos sobre los que reposar repletos de tumbas y cadáveres. Así, la prosa inicial de Han Kang se desvía hacia caminos poéticos con los que envuelve de delicadeza sus más oscuros pensamientos, cómo cuando afirma que «al lado de los troncos amontonados, que descansan como los trozos del cuerpo de un gigante descuartizado». Esta visión poética de una cruda realidad se alterna con estados semioníricos en los que afirma, con una mirada contemplativa y casi nostálgica, que «observo la anciana de perfil, inmóvil como una estatua, con ambas manos reposando sobre su bastón (…) tengo el extraño miedo de que, en el momento en que la toqué, su rostro y su cuerpo se dispersarán en la nieve y desaparecerán».

Por todo ello, estamos delante de un relato que gira en torno de la amistad, pero especialmente de la muerte, una muerte que es el origen de la idea de la autora en escribir el libro, tras un sueño que tuvo relacionado con la masacre ocurrida en Jeju en 1948. Kang sigue con su estilo de escritura corpórea y sensorial, en el que la protagonista sufre y se angustia, estremeciendo su cuerpo ante un mundo interior hostil poblado de sueños y temores y un lindo exterior que la somete al frío, a la intemperie a veces y a la incomodad de sentirse rechazada en un lugar en el que no debería estar. De esta manera, estamos delante de una obra que combina calidez poética a la vez que denuncia y en la que la autora nos demuestra una vez más que los conflictos se adhieren a la piel y a la historia de la población de manera inexorable, y que, a pesar de luchar por conseguir salir adelante, no podemos dejar atrás una historia trágica sin dejar de recordar a las víctimas y condenar a sus autores.

domingo, 2 de marzo de 2025

Svetislav Basara: La leyenda de los ciclistas

Idioma original: Serbocroata 
Título original: Fama o biciklistima
Año de publicación: 1988
Traducción: Juan Cristóbal Díaz
Valoración: Fuera de concurso


Sí, emosido engañado. O si no, ¿cómo explicar que un libro titulado La leyenda de los ciclistas no hable de la vida y milagros de Coppi, Bartali, Merckx, Hinault, Indurain y compañía? 

¡Y eso que Eddy Merckx fue miembro de la Agrupación Sudoriental de Ciclistas Evangélicos! ¡Y eso que en el libro hay unas cuantas bicicletas! Pero esto no es lo que parece porque hoy hablamos de un libro "raro" de un yugoslavo "raro", valga la redundancia.

Si hacemos caso del prólogo del propio autor, escrito 20 años después de la publicación original del libro (¿quién soñaría este prólogo?), la leyenda es una novela sobre errores humanos y frustraciones en la tarea de dedicar esfuerzos inútiles al olvido de Dios y a burlar a la muerte. Por sí solo, esto no parece demasiado extraño. En cambio, la cosa se tuerce si digo que se trata de una recopilación de textos de la sociedad secreta de los ciclistas rosacruces que engendra una suerte de doctrina ciclista esotérica. ¿O no?

Así que tenemos, por un lado, una sociedad secreta cuyos seguidores se reúnen en sueños y que pretende, o eso parece, la penetración en el mundo de tal magnitud de fuerzas irracionales del espíritu que aquel acabe purificado por un fuego salvífico. Y tenemos, por otro lado, una serie de textos (manuscritos, testimonios, diarios, proclamas, proyectos) e imágenes que vendrían a constituir el cuerpo histórico y doctrinal de la sociedad de los hermanitos.

Y es inevitable acordarse de Borges, de Pynchon o de Cartarescu (también Kadaré) al leer un texto en el que las fronteras espaciotemporales saltan por los aires, al avanzar en una novela plagada de mistificaciones, aporías, referencias cruzadas, teorías a cual más loca o más cuerda, personajes que se desdoblan, espejos, etc. Posmodernismo puro y duro, vaya.

Lo que creo que diferencia a Basara de los autores citados es el humor. Hay mucho de burla, de ironía, de desmitificación o de absurdo en La leyenda de ciclistas. Ya los textos que abren la novela (el de Carlos el Feo y su esbirro Grosman) dan buena idea de lo que vendrá después. Otro ejemplo: 
La perspectiva de un hombre de cincuenta años ataviado con un polvoriento atuendo deportivo debía de llamar la atención. Tal vez fuera mi aspecto atractivo lo que inclinó la balanza a la hora de salir elegido como profeta: resultaba verdaderamente llamativo. Los profetas están llamados a profetizar y el pueblo a perseguir a los profetas. Así funciona el mundo.
Más. El carácter fragmentario de libro hace que el interés de los diferentes textos que lo componen sea, casi de forma obligatoria, algo desigual. Historias como la del ultimo caso de Sherlock Holmes o como la del arquitecto encargado de reparar la Catedral del Espíritu Santo, destrozada por la policía nazi (valga la redundancia) del sueño resultan tan sesudamente divertidas como áridas son las partes centradas en los postulados filosófico/ esotéricos de Kowalski y compañía.

Para terminar, solo queda decir  que es innegable que La leyenda de los ciclistas no es un libro apto para todos los públicos. Quien quiera una historia lineal con planteamiento, nudo y desenlace, quien busque entretenimiento y no pensar demasiado o quien pretenda echar un ratejo leyendo que se vaya buscando otro libro. Pero quien guste del riesgo y los artefactos literarios, quien piense que la realidad es un simulacro, la existencia una ilusión y la literatura la ilusión de una ilusión, seguro que disfruta de este delirio yugoslavo.

P.S.: Ya lo comentábamos en la reseña de El ángel del atentado, pero no está de más insistir: no tiene que ser nada fácil traducir y corregir un texto como este. Creo que traducción y corrección están muy logrados. Y la edición del libro es muy pero que muy chula.

También de Basara en ULAD: El ángel del atentado

sábado, 1 de marzo de 2025

Stephen King: El juego de Gerald

Idioma original: Inglés

Título original: Gerald's Game

Traducción: María Vidal Campos

Año de publicación: 1992

Valoración: Está bien

El fin de semana pasado vi la película basada en este libro de Stephen King. La premisa me pareció interesante; es uno de esos thrillers en los que una situación absurda da un giro desastroso a una vida aparentemente normal y aburrida.

Una pareja casada, que celebra su vigésimo aniversario, se escapa a una solitaria casa en el bosque. En un intento ridículo por mantener viva la llama de la pasión, incursionan en un juego de rol en el que la mujer termina esposada a la cama, utilizando esposas reales de policía y toda la cosa. El marido, tras su fallida representación de semental, sufre un colapso y acaba muerto al pie de la cama. Aquí comienza el meollo de la historia: la mujer se ve atrapada en un juego macabro, obligada a liberarse de sus ataduras antes de que la sed, el hambre (o algo más, tan-tan-taan) la consuman.

La situación límite a la que se enfrenta la protagonista desata recuerdos de traumas de su infancia, provocándole alucinaciones y paranoias. Estos elementos de irrealidad aportan una sazón interesante a una premisa ya atractiva.

Lo que me impulsó a leer el libro tras ver la película fue que, en esta última, existe una especie de epílogo que nada tiene que ver con la historia principal; pareciera más bien una trama paralela que no pudo desarrollarse plenamente debido a las limitaciones temporales de una película. Estaba seguro de que, de haberse desarrollado a plenitud, la historia se habría enriquecido sustancialmente.

Desafortunadamente, la película es una fiel adaptación del libro. Lo que comienza como una historia atrapante y prometedora no termina de cuajar, con muchos cabos sueltos y un epílogo forzado que intenta darle una conclusión a la trama.

Sin embargo, si no nos enfocamos demasiado en esos detalles, la novela posee todos los elementos para ofrecer una lectura satisfactoria. Lo más destacable es que prácticamente toda la obra se presenta como un monólogo interior; en este “monólogo” habitan voces, alucinaciones, apariciones (tal vez) y fantasmas del pasado de la protagonista. Aunque todos los diálogos supuestamente se desarrollan en su mente, queda la duda de si se trata de recuerdos, delirios o, acaso, posesiones. Esta riqueza narrativa se refleja, en cierta medida, en la adaptación cinematográfica, que utiliza alucinaciones y fantasmas para recrear esa atmósfera opresiva.

Tanto la novela como la película presentan altibajos. Mientras la adaptación cinematográfica peca de apresurada y deja cabos sueltos, la obra literaria destaca por su profundidad psicológica y su interesante uso del monólogo interior (aunque a veces un tanto exasperante). Un libro que se puede disfrutar si se pasan por alto ciertos detallitos.

Otros libros de Stephen King en ULAD: La niebla y otros cuentosEl ciclo del hombre loboRevivalIt (Eso)Las cuatro estacionesTommyknockersEl fugitivoBellas durmientesCementerio de animalesLa historia de LiseyCarrieEl hombre del traje negro22/11/63Buick 8, un coche perversoJoylandBlockade BillyMientras escriboEl InstitutoInsomniaCellLa cúpulaMiseryEl resplandorBilly SummersDoctor SueñoEl misterio de Salem's Lot