Traducción: Carmen Valle
Año de publicación: 1987
Valoración: Bastante recomendable
Cada día, una nueva reseña
Año de publicación: 2024
Valoración: Muy recomendable para fans
Me da un poco de rabia porque la memoria se me emborrona un poco al intentar recordar este punto: puede que fuese Txomin, en su momento mi suministrador de discos de los 70, quien me dio a conocer Quadrophenia. Lo que sí puedo afirmar es que poco después no paré hasta encontrar el ejemplar que buscaba, con su generoso taco de fotos en el interior y con el corte (Doctor Jimmy) que el franquismo había censurado, y sé también con exactitud dónde lo compré. Pero tampoco puedo recordar dónde vi por primera vez, la primera de muchas, la película del mismo título, de 1979, que por supuesto incorporé algo más tarde a mi vieja y muy pequeña colección de vídeos. Aun así, tanto el disco como la película dejaron una profunda huella, hasta el punto de que al leer este libro de Àlex Oró no me hizo falta escuchar de nuevo aquellas canciones, porque estaban muy frescas en mi cabeza.
Entre las sesenta y dos reseñas que rulan bajo la etiqueta Libros sobre música (ver aquí a la derecha) hay un poco de todo, pero en un vistazo rápido veo muy pocos libros que traten sobre un disco en concreto. Es una primera cualidad que le veo al trabajo de Àlex Oró, me parece valiente y demuestra capacidad para centrarse en algo muy concreto sin tener que recurrir a material de acompañamiento. Porque, como apuntaba antes, estamos hablando básicamente sobre Quadrophenia, el disco doble que The Who publicaron en 1973.
The Who era un grupo bastante potente con varios discos a sus espaldas, de éxito más bien irregular, quizá ensombrecido por los Beatles y los Stones, aunque con seguidores numerosos y muy fieles. Habían publicado Tommy, lo que se denominaba una ópera rock, es decir, un trabajo conceptual con canciones que en su conjunto contaban una historia, y tras otro ambicioso intento, este fracasado, su guitarrista y compositor principal Pete Townshend (que algunos conocerán por su afición a destrozar guitarras en sus conciertos) concibió Quadrophenia en la misma línea, una narrativa construida a través de docena y media de canciones. En ella se cuenta la historia de un joven de clase obrera a principios de los 60, con problemas mentales o de personalidad, que busca integración y reconocimiento en el movimiento mod, de cierta relevancia en aquella época.
El relato que presenta el disco no es que sea muy original, pero el enganche con esta corriente musical le dio buenas dosis de popularidad, aunque ni The Who ni su música podían etiquetarse propiamente como mods. La película del mismo título que se estrenó unos años más tarde contribuyó a crear una especie de mito mod, recuperando las famosas peleas en las playas de Brighton y la efímera vida de estas pandillas juveniles, todo lo cual dejó cierto rastro en algunos grupos que ya en los 80 quisieron revivir su estética y sus ritmos.
Pero aquí hablamos de libros, y hay que decir que el de Àlex Oró, sin perder en ningún momento el foco en la historia del disco, cuenta con eficacia y sobriedad su génesis, disecciona algunas partes de su libreto y analiza sus intenciones, la posición de los miembros del grupo, el entronque de la historia con algunos aspectos del movimiento mod, y la influencia que representó en el mundo de la música. Hubiera sido fácil (y buen reclamo para lectores ávidos de chascarrillos) extenderse en episodios frívolos sobre adicciones al alcohol o las pastillas, los destrozos en los hoteles o las peleas, que dejarían en simple anécdota los encontronazos entre los hermanos Gallagher, por ejemplo.
Había ahí material de sobra para llenar bastantes más páginas de tópicos del mundo del rock, pero el autor no se deja llevar por la tentación y lo reduce al mínimo indispensable. Lo que interesa es cómo se llegó a crear ese disco, cuál fue su significado y por qué se convirtió en un referente de cierta forma de componer en aquellos años 70, hasta convertirse en un hito de la época. Si acaso, quizá al libro se le puede reprochar que ponga el acento más en el aspecto narrativo y mucho menos en el puramente musical. Pero aun así, ningún aficionado a la música de aquellas décadas ya tan lejanas debería dejar de leerlo.
Idioma original: español
Año de publicación: 2025
Valoración: muy recomendable
En otro contexto, uno podría especular si alguno, de entre la centena aproximada de autores que se incluye en Aprende a escribir, no fuera el mismo autor, oculto bajo alguna guisa, y describiendo su propio modus operandi. Quizás hubiese sido una cuestión a plantear cuando acudí a la tumultuosa presentación del libro, hace algunas semanas, en una conferencia que contó con la inestimable presencia de un Enrique Vila-Matas ataviado con una gorra que le daba un aire de timidez esquiva. No lo hice, porque tampoco soy mucho de llamar la atención, aunque el acto me permitió constatar la preocupantemente alta media de edad de los asistentes, cuestión que algún día habrá que abordar.
Hago el comentario porque Colomer parece responder a una especie de perfil promedio de los descritos en este libro. Periodista, cronista, autor de novela juvenil y de novela para todos los públicos (...), también reseña con cierta regularidad en medios de gran divulgación, y ejerce de eso tan socorrido que se viene a denominar agitación cultural que, desde luego, sería un concepto idóneo como carrera profesional, si existiese la mínima posibilidad de hacerse rico con ello.
De su desempeño en Zenda surge la mayoría de los textos que incluye esta colección de artículos. Algunos se mantenían inéditos y, aunque con paciencia y orden, podríamos hacernos con muchos de ellos, entonces no contaríamos con la estructura que Colomer les otorga al dividirlos en bloques. No hablamos de entrevistas transcritas, sino de textos trabajados, apenas dos o tres páginas, que describen los hábitos de trabajo de un buen montón de escritores de la escena española (con alguna excepción), de sus manías, sus procedimientos, sus ritmos, sus emplazamientos, sus horarios, sus entornos...
Y aunque podamos detectar similitudes, es enormemente estimulante profundizar en ello, y Colomer nos ahorra mucha verborrea aportando su sentido crítico y su agudeza, analizando sus comportamientos, aunque puede que en cierto sentido este libro sea mejor que la suma de sus partes. Tenemos aquí desde escritores a los que no conocía hasta manufacturadores de best-sellers (glups, Pérez Reverte) o maestros absolutos (Vila-Matas, Caparrós, Enriquez) y todos los artículos resultan tan interesantes que seguramente algunos de los autores nos decepcionarán, si nos atenemos al lógico entusiasmo de Colomer al describir sus secretos. Personalmente he echado de menos algunos autores que me hubiera gustado ver por aquí (¿quizás una segunda parte, Álvaro?) como Carrión, Monzó, Ramis o Pàmies, pero el libro, más que el convencional muy recomendable, (etiquetas homologadas mandan), lo valoraría como perversamente tentador para cualquiera que conciba la literatura más allá de afición o entretenimiento. Es sumergirse en sus artículos y lanzarse a devorar estantes. Y ya se sabe lo que se dice de las tentaciones.
Otras obras de Álvaro Colomer reseñadas en ULAD: aquí
Título original: Comme des bêtes
Año de publicación: 2021
Traducción: Pablo Martín Sánchez
Valoración: está bien
En un valle de los Pirineos viven Mariette y su hijo (supongo que son los Pirineos porque al parecer la autora ha vivido o vive en esa zona), aunque en verdad no viven en ninguno de los pueblos del valle, sino en una borda de pastor rehabilitada, en la ladera de un risco. La mujer no es demasiado sociable, pero es que el hijo, directamente vive casi al margen de la sociedad humana, tras un corto y frustrante paso por la escuela y prefiere, con mucho, la compañía de los animales. De hecho, hay quien le considera poco más que uno de llos, puesto que el chico, y luego hombre joven, no habla y se limita a los gruñidos y otros sonidos por el estilo, lo cual, unido a su envergadura y fuerza, le valieron de niño el apodo de el Oso por parte de sus compañeritos. Hasta aquí la historia, con ser peculiar, no resulta tan chocante, pero hete aquí que un día alguien detecta que el joven tiene escondida en una cueva, que los lugareños conocen como la Gruta de las Hadas, a una niña pequeña y se arma la de Dios es Cristo tremendo follón alboroto, con la policía acudiendo en helicóptero al rescate de la niña y la detención del mal llamdo Oso (en ningún momento conocemos su verdadero nombre).
La historia se desplegando ante nosotros, de hecho, a través del interrogatorio de la policía (nota pedante: digo yo que serán los gendarmes, más bien, pero en el libro no se habla de este célebre cuerpo de seguridad de la República Francesa, en ningún momento o que yo recuerde)a diferentes personajes relacionados con el detenido, de forma que cada una de estas declaraciones integra un capítulo, resultando éstos de extensión variable, aunque en general, cortos (esta estructura narrativa, por cierto, me parece lo más destacable e interesante de la novela, por más que tampoco sea de una originalidad apabullante). Así, vamos conociendo lo que piensa del caso la antigua maestra del llamado Oso, uno de sus compañeros del colegio, diferentes vecinos, como el que le vendió la borda a Mariette u otro que les llevaba animales enfermos para que los curase el chico -quien, al parecer, tenía ciertos poderes sanatorios-, cazadores que solían pasar por la zona, Luc, un corredor de montaña que entrenaba por allí y era el único que conocía la existencia de la niña, el cartero, la farmacéutica... y, ya como colofón, el testimonio de la madre del reservado joven.
Entre todos van perfilando una situación, incluso una trama, que, si bien comienza como un misterio rural, pronto adquiere unos tintes sobrenaturales o legendarios -de hecho, todos los capítulos están precedidos por unos asertos poéticos (no sé si en el original francés rimarán y todo) supuestamente emanados por ciertas criaturas propias de los cuentos populares. Esta deriva, primero dándole un toque magufo a la historia (pido perdón a quien pueda ofender9 y luego hacia lo fantástico no me disgusta o, al menos, no tiene porque salir mal, pero es que la autora de la novela, en mi opinión (y aquí puede haber un spoiler, si es que no lo he hecho ya), se precipita en concluir la novela, cuando yo creo que el camino que había tomado necesitaba de más rodeos y un poco más de trayecto para llegar a buen puerto. Bérot toma por un atajo para acabar cuanto antes, aunque, como sabe cualquiera que haya andado por caminos de montaña, hay más peligro de caerse al bajar que al subir, sobre todo si la pendiente es pronunciada. La novela, me temo, se cae, aunque el resultado es tan sólo un esguince, no llega a romperse la pierna ni mucho menos a abrirse la cabeza contra una piedra. Pero, que queréis que os diga, me parece una lástima...
Casi ocho años han pasado desde la última vez que intenté leer algo de Karl Ove Knausgard (KOK para los amigos y enemigos) y la experiencia fue bastante decepcionante. Pero el caso es que la sinopsis de Los lobos del bosque de la eternidad me llamó la atención, lo que unido a la insistencia de ciertos lectores y lectoras de confianza me terminó de animar. ¡Qué carajo. Algo tendrá el agua cuando la bendicen!
Bueno, pues terminadas las más de 900 páginas de la novela, he de decir que no me arrepiento, que en líneas generales me parece una buena novela y que lo mismo hasta me animo a leer las chorrocientasmil páginas La estrella de la mañana. Resumiendo: creo que el paso de la autoficción a la ficción le ha sentado de maravilla a KOK.
Antes hablar de la novela en sí, hay que decir que Los lobos es la segunda parte de una proyectada heptalogía (lo que le gustan a este hombre los tochos), pero que no es estrictamente necesario haber leído la primera parte para "enterarse" de la trama. Quizá sea conveniente, por aquello de completar la historia de los protagonistas, pero también hay cabos sueltos que seguro se atan en posteriores entregas y aquí estamos.
Ahora sí, al lío. Los lobos es una historia de secretos y relaciones familiares, de vida y muerte, a través de unos 40 años, de dos lugares tan diferentes como Noruega y Rusia y de dos personajes aparentemente antagónicos como Syvert y Alevtina, sus dos personajes centrales,. Lo anterior permite a KOK escribir varias (posibles) novelas dentro de la novela.
Por ejemplo, la primera mitad del libro puede leerse como la novela de formación de Syvert y se centra en la relación de un Syvert adolescente (y algo tontorrón, valga la redundancia) con su madre y su hermano menor, así como el paso de aquel de la adolescencia a la madurez, tras sus primeros contactos con la muerte, la enfermedad y ciertos secretos de familia.
Por su parte, la segunda mitad, más centrada en Alevtina, puede ser leída como una novela de corte existencialista, muy muy rusa, en la que el vacío personal y profesional de su protagonista ocupa un lugar preponderante y determina, en cierta forma, sus relaciones personales y familiares.
No me enrollo más en lo referente a lo argumental y paso a contaros lo mejor y lo peor de la novela.
En el lado positivo destaca:
Un porrón de libros de KOK reseñado en ULAD: La muerte del padre (y su contrareseña aquí), Un hombre enamorado, Tiene que llover, Fin, La importancia de la novela