miércoles, 15 de enero de 2025

Thomas Mann: Viaje por mar con Don Quijote

Idioma original: alemán

Título original: Meerfahrt mit Don Quijote

Traducción: Genoveva Dieterich

Año de publicación: 1945 (escrito en 1934)

Valoración: Recomendable alto


Se podría reflexionar sobre el peso que en un libro puede llegar a tener el talento del autor, quiero decir, hasta qué punto una mano diestra es capaz de levantar cualquier texto, se trate de lo que se trate. No es sólo la prosa, el estilo o la elegancia, es la cadencia, la sabiduría para contar cosas con el tono exacto, hacer que el libro interese y tenerlo controlado, equilibrado y en el punto que pide el texto. Eso se hace con técnica, con trabajo, claro, pero me sigue pareciendo que la materia prima es insustituible, y es lo que hace que el libro rezume naturalidad y parezca escrito sin esfuerzo. Con todo esto no puedo ya ocultar que me encanta Thomas Mann, en especial el de Muerte en Venecia, aunque de vez en cuando se deje llevar por la frase excesivamente rizada o las digresiones se le vayan a veces de las manos. 

Esas cualidades que apuntaba me atrevería a decir que se dejan ver especialmente en obritas menores, cuando el escritor no se está planteando crear algo importante y parece dejar fluir el texto como un mero entretenimiento. Viaje por mar con Don Quijote es una especie de pequeño diario, unos pocos días, escrito en una de las varias travesías marítimas que Mann realizó con su esposa Katia entre Europa y Nueva York. Podríamos pensar en algo parecido al crucero que David Foster Wallace contó en aquel corrosivo librito, pero las similitudes se reducen a la presencia en un barco surcando la inmensidad del mar (cómo se puede escribir dos cosas tan diferentes, e igualmente atinadas, a partir de un mismo motivo).

Thomas Mann no se propone nada concreto relatando su experiencia oceánica. Se limita a contar pequeñas anécdotas, a describir de pasada el ambiente de los salones o la cubierta, o apuntes rápidos sobre la meteorología cambiante. Lo demás son reflexiones que se van encadenando sin más planificación que lo que surge espontáneamente sobre el papel en blanco, y donde queda un papel importante para su lectura de cabecera, que naturalmente es el Don Quijote que luce en el título.

Tampoco es un ensayo sobre el libro de Cervantes, sino comentarios que brotan al hilo de la lectura. Mann se admira no solo de la personalidad de Don Quijote, sino de cómo evoluciona, cómo trata el autor a su personaje, se extiende algo más en torno a la viva defensa que Cervantes hace de su obra frente a la impostura del libro de Avellaneda, o el peso del personaje original frente a la caricatura de loco divertido que todos, en alguna medida, tenemos interiorizado. Las opiniones del autor alemán son de tal finura y profundidad que uno es consciente de que ha conectado por completo con el clásico. Todo ello, expresado en pequeñas píldoras y sin orden aparente lleva a sentir que está uno embarcado con el propio Mann, compartiendo con él un café y cambiando impresiones sobre el Quijote o, mejor dicho, escuchando embelesado sus reflexiones.

No todo se reduce a Cervantes. El pequeño diario incluye comentarios, siempre relajados y elegantes, sobre la propia singladura, sensaciones sobre la sobrecogedora pequeñez frente al océano inmenso, la distorsión de la perspectiva producto del aislamiento y la lejanía, o curiosidades como la llamada diaria a un progresivo cambio de hora y el equívoco de vivir dos veces el mismo tramo horario. El relato se extiende en ocasiones hacia asuntos aparentemente banales, como el contenido deliberadamente amable de la información que se hace circular en la nave (el crucero como mundo independiente de la realidad exterior), y en otras se adentra en reflexiones de calado que sin problema alguno podrían aplicarse a nuestro siglo XXI, como cuando apunta “¡Ah, la humanidad! Su progreso espiritual-moral queda detrás de su progreso técnico, anda muy rezagado”.

Pero ni en esos momentos toca el autor asuntos especialmente sensibles, lo que resulta llamativo en el complicado contexto de los años 30. Se diría que Mann esquiva cuestiones espinosas que sí tocará en otras obras, ahora es como quien, al igual que esas hojas informativas del crucero, al sentirse en un medio hostil, intenta centrarse en asuntos amables o al menos inofensivos. De esta forma, el libro transmite al mismo tiempo agudeza y relajación, y permite disfrutar de un autor que sea en el formato que sea, siempre parece capaz de escribir bien.

Otras obras de Thomas Mann reseñadas en ULAD: La muerte en VeneciaLa montaña mágica


martes, 14 de enero de 2025

Jules Verne: Veinte mil leguas de viaje submarino

Idioma original: Francés 
Título original: Vingt mille lieues sous les mers
Traducción:
Íñigo Jauregui
Año de publicación: 1869
Valoración: Recomendable 

Sobran las presentaciones. ¿Quién no ha leído Veinte mil leguas de viaje submarino (o alguna de sus múltiples adaptaciones) en su infancia / adolescencia? ¿Quién no ha visto a Kirk Douglas haciendo frente al Capitán Nemo? ¿Hay algún otro autor del siglo XIX que sea tan relevante en la cultura popular?

Como creo que la inmensa mayoría de los lectores conoceréis de sobra el argumento de la novela, no me enrollo y paso a enumerar los que para mi son sus puntos fuertes y débiles.

En el lado favorable tengo que citar:

  • Las potencialidades del personaje de Nemo: Verne juega con la información que ofrece acerca del personaje, deja espacios en blanco que el lector debe imaginar y esto le confiere una poder de sugestión tremendo.
  • Las potencialidades de la trama, que hacen que Verne pueda optar por diferentes ramificaciones (aventuras, ciencia ficción, distopía, etc) a la hora de desarrollar la novela.
  • Las implicaciones político / filosóficas: ¿Es Nemo un libertador, un hombre que juega a ser un semiDios, un "superhombre" (aunque Nietzsche sea posterior), un pre-Kurz, ...?
  • Su vinculación a corrientes de pensamiento de la época: La novela fue publicada en 1870. Bien, Darwin formuló El origen de las especies 10 años antes, Edison inventó la bombilla 10 años después, el cine se inventó apenas 25 años más tarde, etc. Veinte mil leguas de viaje submarino es un claro reflejo de esa época, de la fascinación por lo imposible.
  • Su plasticidad y el poder de su imaginería, tanto en espacios interiores como exteriores.
  • Un comienzo estilo Moby Dick: No tengo ninguna duda de que Verne había leído la obra de Melville, lo que se aprecia en los primeros capítulos de la novela.
  • La traducción / edición de Nórdica: Se agradece volver a los clásicos y con ediciones modernas, con nuevas traducciones, formato "grande", papel de calidad, etc.
Puntos débiles:
  • Cierto desaprovechamiento del personaje de Nemo: Personaje con un potencial tremendo, queda en cierta forma infrautilizado, especialmente en lo que a su "prehistoria" se refiere.
  • El personaje de Conseil, que me resulta absolutamente prescindible.
  • Las interminables enumeraciones de flora y fauna, que rompen con el ritmo de la novela. En ocasiones, más parece un tratado de ictiología, zoología, botánica, geología o historia de la exploración que una novela propiamente dicha.
  • Exceso de didactismo, ligado probablemente a lo que citaba anteriormente acerca del espíritu de la época y de la fascinación por lo imposible. 
Por cierto, suele catalogarse a Verne como escritor de aventuras, ligero u orientado al público infantil y juvenil. ¡Error, al menos parcialmente! Aunque las escenas de "acción" o de ciencia-ficción pueden hacer pensar en un texto orientado hacia lectores más jóvenes, otras posibles lecturas del mismo, vinculadas más abismos interiores que exteriores, han de considerarse dirigidas a un público más adulto. Además, y pese a que pueda sonar a broma, posee una destacable veta poética.

Sea como fuere, Veinte mil leguas de viaje submarino es una novela perfectamente disfrutable para un lector de 0 a 99 años, si bien la visión o interpretación que uno u otro puedan tener no puedan (ni deban) ser la misma.  Porque aunque podamos seguir asombrándonos ante la maravilla, ahora peinamos canas, arrastramos fracasos, aflicciones, desencantos y hasta martirios. Porque antes éramos, más bien, el profesor Aronnax, cronista inverosímil e historiador de cosas imposibles, o Ned Land y ahora somos el Capitán Nemo.

También de Jules Verne en ULAD:  Viaje al centro de la Tierra

lunes, 13 de enero de 2025

Guillermo Arriaga: El búfalo de la noche

Idioma original: español

Año de publicación: 1999

Valoración: recomendable 

Lo que más me gusta de Arriaga es que es un muy buen ejemplo del proceso de maduración de un escritor. Empezó fuerte, con novelas como «El escuadrón guillotina» o «Un dulce olor a muerte» (claro, no podemos dejar de lado lo que hizo en películas como «Amores perros» o «Babel»), pero si las comparamos con las más recientes «Salvar el fuego» o «Extrañas», se puede notar cómo ha dejado atrás ciertos clichés y ha ido refinando su estilo. «El búfalo de la noche» me parece que se encuentra a medio camino. Aún se nota a un Arriaga joven, altamente influenciado por otros escritores (me dio un poco de cringe que el libro abra con dos epígrafes de Bukowski), así como temas con los cuales me cuesta mucho identificarme (esto puede deberse a que ya me estoy haciendo viejo).

La vida de un grupo de amigos/amantes (al más puro estilo de Dawson’s Creek) se trastorna por el suicidio de Gregorio, un joven con problemas psiquiátricos pero con una personalidad magnética. Su mejor amigo, Manuel, el protagonista de la novela, además de tener que lidiar con la pérdida de su amigo, se ve envuelto en un plan maquiavélico tramado por Gregorio para vengarse de aquellos que le agraviaron en vida (claro, según su trastornada mente).

He aquí donde la temática del libro se me escapa: jóvenes de clase media-alta, apasionados y atormentados, alternando su jornada entre la universidad, secretos, traiciones y mucho sexo. La novela intenta mostrarnos la vida adolescente en un mundo violento del México de inicios del siglo XXI. Jóvenes desesperanzados, egoístas, nihilistas, etc., personas que viven sus vidas al extremo y sumidos en su micromundo, saltando de problema en problema (tal vez sea que mi vida es demasiado aburrida).

Por otra parte, algo innegable es que Arriaga es un maestro en crear personajes complejos. Además, la manera en que avanza la trama, empujando a sus personajes a enfrentar constantemente sus propios conflictos. Este flujo continuo mantiene la narrativa dinámica, permitiendo que cada evento desencadene nuevas reacciones y decisiones en los protagonistas, contribuyendo a desarrollar una tensión constante. Arriaga maneja magistralmente los giros narrativos, asegurando que cada escena no solo avance la historia, sino que también profundice en la psicología de los personajes.

En conclusión, el búfalo de la noche es una obra que muestra a Guillermo Arriaga en pleno proceso de evolución como escritor. A pesar de algunos aspectos temáticos que me parecen inverosímiles, la novela ofrece una mirada penetrante a la juventud, explorando temas como la amistad, el amor, la pérdida y la búsqueda de identidad. Un autor que nunca decepciona.

Otras obras de Guillermo Arriaga en ULAD: Un dulce olor a muerte

domingo, 12 de enero de 2025

Witold Szablowski: Los osos que bailan

Idioma original: inglés

Título original: Dancing Bears: True Stories of People Nostalgic for Life Under Tyranny

Traducción: Katarzyna Molonievich, Abel Murcia

Año de publicación: 2019

Valoración: muy recomendable

Perdonad que me ponga un poco reivindicativo antes de reseñar Los osos que bailan. Ya que es obvio que, igual que cuando se mencionan las palabras novelista chileno es imposible no evocar a Bolaño, la simple mención de periodista (o cronista) polaco debería, por unas cuantas décadas, recordarnos a Kapuscinski. De hecho, un premio con su nombre le fue otorgado al autor de este libro, por parte de una Asociación de Prensa y, seguiré poniéndome pesado (y un poco nostálgico) hay que recordar a menudo al genio, no solo por su incuestionable valor literario, también por su enorme influencia en una profesión (el periodista, el cronista, el corresponsal) que no solo es la injusta víctima en los conflictos que proliferan, sino también la indirecta procuradora de mucho placer literario y mucha inducción a la reflexión. Kapuscinski definía a los desfavorecidos como primeros dañados por los conflictos. Su influencia en libros como el que nos ocupa es incuestionable.

 

Witold Szablowski presenta este libro en dos partes, cada una ocupando la mitad. Primera parte, un estudio compuesto por testimonios sobre una consecuencia a fuego lento de la caída del muro. Cómo esto afectó a una serie de ciudadanos búlgaros, la mayoría de etnia gitana, que empezaron perdiendo sus trabajos cuando las fábricas para las que trabajaban pasaron a ser evaluadas en dinámicas del capitalismo (rentabilidad, productividad) en vez de justificar su existencia por fines sociales y comunitarios. Pero el segundo golpe fue peor: muchos de ellos buscaron un grotesco reciclaje profesional como amaestradores de osos, prácticamente una salida desesperada pero que les procuraba un medio precario de subsistencia. Ese segundo golpe: a principios del siglo XXI,  la presión de las organizaciones de defensa de los animales ilegaliza la tenencia de los animales y su uso, previas fases de entreno que solo pueden calificarse como tortura, en circos y ferias como atracción. Los propietarios de los osos fueron contactados por Cuatro Patas, organización promotora de un parque donde los animales recuperados podían ser reinsertados. Szablowski contacta con los antiguos propietarios, hablan sobre su presente, profundiza en los curiosos procesos de negociación (se les ofrecía una cantidad a modo de indemnización para que entregaran al animal que, en otro contexto, podría serles confiscado), en sus reacciones, en su difícil segunda adaptación que suele achacarse a cuestiones culturales (la clásica dialéctica de que ciertas culturas no están preparadas para la democracia), en su día a día tras separarse de los osos que suponían su precario sustento.

En la segunda, usando fragmentos de la primera como citas iniciales, Szablowski emprende un ejercicio menos localizado, los escenarios son más variados y nos damos un paseo por el mundo tras la caída del Muro. Representa una especie de proyección global de ese panorama local de cambio, de adaptación que ha sido imposible ejecutar sin cobrarse víctimas.Szablowski consigue situarse en la difícil posición del narrador omniesciente y los testimonios desfilan, desde Cuba, Albania, desde algunas de las antiguas republicas soviéticas o territorios de la antigua Yugoslavia, testimonios más heterogéneos sobre el mundo tras la caída del Muro. Una narración que toma un tono extraño, mezcla de nostalgia, dignidad  resignación y esperanza.


sábado, 11 de enero de 2025

Joyce Carol Oates: Bestias

Idioma original: Inglés
Título original: Beasts 
Traducción: Pepa Linares
Año de publicación: 2002
Valoración: Recomendable e inquietante 

Gillian, alumna de una universidad femenina, se enamora de Andre, el profesor que le imparte un elitista taller de poesía, y cae en las redes de éste y de su mujer, la artista Dorcas. 

Esta es la premisa de Bestias, novela de la prolífica Joyce Carol Oates que se lee de una sentada gracias a su extensión de apenas 150 páginas, la brevedad de sus capítulos y lo adictivo de su argumento. Probablemente no se encuentre entre las mejores obras concebidas por su autora, pero eso se debe a que el listón está altísimo, y no a carencia alguna. Porque carencias, lo que se dice carencias, hay muy pocas en Bestias

Quizá su argumento no sea extremadamente original o imprevisible, es cierto, pero Oates prioriza el desarrollo del mismo a los golpes de efecto que hubiera podido entregar. De hecho, la autora guía al lector en todo momento con mano experta a través del argumento, sin por ello pecar de intrusiva u obvia; siembra hábilmente la duda sobre si la narradora es fiable, sugiere el desenlace en las primeras páginas y despliega el subtexto ovidiano sutilmente.

Además, sorprende la densidad de la novela. Pese a su limitada extensión, da la oportunidad a que Oates profundice en lo planteado, perfile a un amplio elenco de personajes tanto principales como secundarios y espese una atmósfera tan asfixiante como malsana.

La prosa es una delicia. Derrocha expresividad y está salpicada por multitud de recursos estilísticos, pero no por ello deja de mimetizarse con la voz de la narradora, ni entorpece la inmersión en la trama.

La protagonista alrededor de la cual gira la historia también está muy conseguida. Oates plasma acertadamente su falta de fiabilidad, así como la oblicuidad de sus interacciones con sus padres, sus amigas, Andre y Dorcas.

Otros autores hubieran tomado el camino fácil y aprovechado la ocasión para victimizar abiertamente a Gillian, o para meter con calzador un alegato a la sororidad en el clímax. Pero Oates, más madura y realista, apuesta por personajes complejos, un manejo temático gris y una catarsis nada tranquilizadora.

Resumiendo: Bestias no está entre las mejores obras de Oates. Aun así, es una novela inspirada, muy bien escrita y que sabe sacar provecho a todos sus elementos. Sin lugar a dudas, hará que paséis una tarde magnífica leyéndola, y demostrará que, en la literatura, la calidad y el entretenimiento no están reñidos.


También de Joyce Carol Oates en ULAD: Aquí

viernes, 10 de enero de 2025

Jon Fosse: Mañana y tarde

Idioma original: noruego
Título original: Morgon og kveld
Traducción: Meritxell Salvany (en catalán) y Cristina Gómez-Baggethun y Kirsti Baggethun (en castellano), para Nórdica
Año de publicación: 2000
Valoración: entre recomendable y está bien


Los premios Nobel permiten, en algunas ocasiones, reconocer el trabajo a autores ya consagrados y conocidos ampliamente, pero, en otros casos, sirven para que los lectores (y también unos cuantos críticos literarios) descubramos autores que, de otro modo, hubieran pasado desapercibidos. En mi caso, recientemente me permitió conocer a Tokarczuc y también a Fosse (del cuál ha habido no pocas reseñas desde que le otorgaran el prestigioso premio).

Con unos cuantos libros leídos ya del autor noruego, con pocas páginas uno ya reconoce totalmente el estilo y el tono de la narración, trufado de monólogos internos, diálogos internos (me pregunto si los monólogos internos no serían también diálogos internos con uno mismo), episodios semi oníricos y reflexiones acerca de la vida, la muerte y el paso del tiempo. 

En este breve libro, el autor empieza el relato con el parto de Marta, pareja de Olai, que dará luz a un niño al que llamarán Johannes, como su abuelo. Ya tienen una hija algo mayor, llamada Magda, y la llegada de Johannes supone una agradable sorpresa pues le costaba quedarse embarazada. Son religiosos y saben que a pesar de que en un parto todo puede suceder, piensan que Dios está de su lado y afronta este momento vital entre la angustia del momento y la satisfacción en la creencia de que todo irá bien, aunque siempre con un recelo de que esta suerte pueda cambiar. Acto seguido, el autor hace un cambio de registro para centrar lo que será el eje central del relato y pasa a narrar la monotonía de un día cualquiera en la vida de Johannes, el abuelo, que perdió de golpe a su mujer Erna y que pasa los días en la rutina del día a día, donde la pesca tiene una presencia importante pues le acompaña en la soledad de sus días. En una de esas salidas, le parece ver a su amigo Peter, aunque no está seguro de que realmente esté presente y es ahí donde Fosse vuelve a esos escenarios oníricos tan propios de su obra («y ambos empiezan a andar por la orilla y Johannes se da cuenta que a Peter le cuesta avanzar, es como si, en lugar de caminar, levitara») en los que, como ya hacía en «Ales junto a la hoguera», se suceden una suerte de monólogos en los que reflexiona sobre las antiguas amistades, las costumbres existentes entre él y su amigo con la duda presente e imperante sobre si realmente Peter está ahí o se lo imagina porque, a pesar de que está hablando con él, «¿acaso no estaba muerto, Peter? ¿No se había muerto hacía mucho tiempo, además?» (…) «tal vez debería preguntarle si está vivo o muerto, pero dónde vas a parar, todo tiene un límite y no se puede preguntar algo así». De esta manera, siguiendo el camino trazado por Peter quien aparece y desaparece de su visión ejerciendo de guía espiritual cual Beatrice en la Divina Comedia de Dante, Johannes revive escenas de su pasado convirtiendo un texto en apariencia sencillo en un relato donde se habla de la nostalgia y de las experiencias vividas.

De lectura más ligera que otros de sus libros, el texto destaca especialmente cuando nos habla del padre Johannes y del transcurso de su vida entre barcas, amigos y su familia y es justamente en esta parte en la que Fosse destaca haciendo un acto de revisionismo de la vida de Johannes y en la que nos vuelve a inundar el relato de situaciones reflexivas para, utilizando episodios oníricos, hablar sobre el paso del tiempo y las relaciones humanas. Quizá parecen pocas cosas para llenar un relato o una vida, pero, según cómo, también pueden serlo casi todo.

jueves, 9 de enero de 2025

José Carlos Rodrigo Breto: Nuevo Kafkarama

Idioma original: Español

Año de publicación: 2024

Valoración: Bastante recomendable

Tarde, como siempre. 2024 fue el año del centenario del fallecimiento de aquel famoso escritor que murió de tuberculosis (o de aquel famoso tuberculoso que escribía) y nosotros no le dedicamos, creo, ni una mísera reseña. Eso sí, llegamos a 2025 y a los 10 días...¡reseña al canto de un libro que tiene a Kafka como centro! No nos lo tengáis en cuenta, por favor.

Bien, el caso es que hoy traemos a ULAD este Nuevo Kafkarama, publicado a finales de 2024 por Ediciones del Subsuelo, y lo primero que debemos plantearnos es qué es Nuevo Kafkarama.

Opciones:

  1. Biografía novelada de Kafka, ya sea como (re)construcción o (de)construcción del autor.
  2. Novela histórica
  3. Crónica del siglo XX, al menos desde 1910 a 1968, aproximadamente
  4. Juego borgiano
  5. Juego borgiano y metaliterario
  6. Todas las anteriores
  7. Ninguna de las anteriores
Algo de todo eso hay. Obviamente, la novela es un homenaje a la figura de Franz Kafka, "núcleo irradiador" (chúpate esa, Errejón (bueno, es un decir, es un decir, no te lo tomes al pie de la letra)) desde el cual parten y al cual llegan una serie de ramificaciones que abarcan un espacio de más de 50 años, desde la Primera Guerra Mundial hasta la represión soviética en Checoslovaquia. Para ello, Rodrigo Breto se sirve de unas 65 fotografías por las que desfilan personajes históricos y ficticios, grandes nombres y seres más o menos anónimos, entre los que se establecen diferentes asociaciones. Por ejemplo, Max Brod, Oskar Pollak, Dora Diamant, Gavrilo Princip, Musil, Hitler, Stalin, Mussolini (y una pipa que pasó de boca en boca), una presentadora de la BBC, un casi anónimo discípulo de Meyrink, etc.

Nos encontramos, así, con una narración plagada de angustia, violencia y absurdo, como ese siglo XX que retrata, pero también con una narración estrambótica y cargada de humor que destaca por tres razones, fundamentalmente:
  1. Su ambición. Me gustan esas novelas que juegan a meter todo en la novela, siempre cuando haya una argamasa que haga el conjunto no se caiga a pedazos. En este caso, las diversas tramas están bien hiladas entre sí y amplían los horizontes del texto más allá de una "simple" biografía u homenaje.
  2. Su ritmo, en el que juegan un papel clave la estructura y el estilo. Por un lado, las fotografías funcionan como pequeños relatos que trasladan la acción a diversos espacios y tiempos sin dejar que la narración se enquiste; por otro, el estilo, sin puntos ni comas ni Cristo que lo fundó, da a la narración muchísima agilidad. Sí, no es un recurso novedoso, pero funciona.
  3. La temática. Si los dos puntos anteriores tienen un evidente elemento subjetivo, este ya es el "no va más" porque la Primera Guerra Mundial o el período de la dominación soviética sobre los países de su órbita son dos épocas históricas que me alucinan.
Alguno podrá decir que quien mucho abarca poco aprieta, que quizá todas las historias no despierten el mismo interés en todos los lectores, que este es un libro "demasiado intelectual". Puede ser, no lo niego, pero creo que si consigues entrar en el juego, si sacas el ticket para visitar el Kafkarama y te sientas a ver todas las fotografías, vas a pasarlo en grande. Yo, al menos, lo he hecho.