martes, 1 de julio de 2025

Alain Finkielkraut: Pescador de perlas


Idioma original: 
francés

Título original: Pêcheur a perles

Año de publicación: 2025

Traducción: Elena M. Cano e Ïñigo Sánchez-Paños

Valoración: muy recomendable 

 

Dos portadas en riguroso blanco y negro coinciden en las cotas altas de mi tsundoku, las que presagian una lectura inmediata. La de la siempre postergada (y no traducida aún al español) The age of David Bowie de Paul Morley y la de este Pescador de perlas de Alain Finkielkraut. Juego a las similitudes, pues desde la portada de ambos libros hay una mirada frontal de dos personajes desinhibidos sin demasiados reparos en expresar las cosas como las ven, a través de sus cauces artísticos o culturales. Y también sometidos a la posibilidad de ser malinterpretados o sacados de contexto por ciertos sectores, usemos cierto eufemismo rebuscado, de puristas poco bregados en el sentido crítico, siempre ávidos de saltar a la yugular de quien disiente, de quien se expone a la polémica. Cierto es que comparar a Finkielkraut con Bowie pueda parecerle a más de uno como algo aberrante o pretencioso, pero las voces discordantes son bienvenidas aquí.

En Pescador de perlas, Finkielkraut - que se fotografía con estantes repletos de libros al fondo - parte de frases de autores favoritos para desarrollar sus artículos. El filósofo francés elige sobre todo a autores clásicos como punto de partida de estas quince piezas, permitiéndose algún ligero desvarío heterodoxo (el último artículo, casi un manifiesto, toma prestada una célebre frase de una estrofa de The Beatles) pero desplegando a partir de ahí algunas claves del argumentario que lo ha convertido, gracias a su presencia en medios francófonos, en objeto de vivas polémicas. Y hay que agradecer que su actitud sea, a la par que erudita y basada en un extenso conocimiento filosófico, literario, social, la de alguien que no tiene que rendir cuentas por sus opiniones ante nadie. Ni audiencias ni electorado, especialmente. Aunque no suelo sentirme cómodo con las alusiones a la izquierda woke, sus planteamientos de cómo las izquierdas tradicionales, en su ciego empeño de abarcar toda minoría o sector desfavorecido, asisten a un desgaste y un descrédito que han ido abonando a base de división y estupor ante algunas incongruencias en sus planteamientos, condenadas a decidir entre uno u otro oligarca, entre uno u otro integrismo religioso. Y esa es la punta del iceberg de estos escritos, que abarcan, y nadie se libra en sentido metafórico de recibir, desde las cómodas lagunas de memoria de los educadores, la obsesión por la tábula rasa con el pasado, al auge del antisemitismo, la mala digestión de la sociedad francesa - conservadora, envejecida - de la creciente influencia de las comunidades procedentes, no solo de las antiguas colonias, sino del constante flujo migratorio. 

Uno puede alinearse con algunos planteamientos o no, por supuesto, pero Finkielkraut es valiente (o  incluso temerario) en mostrar los suyos sin interponer personajes. Me gusta su estilo y su contundencia firme y considerada, su escaso señalamiento de otro enemigo que no sea la pasividad, la abulia o incluso la deserción por abrumamiento, por comodidad, por suscripción de la opinión que da mejores réditos, que tanto se da en las sociedades europeas. Pide educadamente, cierta reacción, y le da igual que ello pueda adjetivarlo como reaccionario. Reivindica no cancelar el pasado per se y logra no parecer alzar la mano a favor de la nostalgia, ese concepto temido, denostado y anquilosado. Coincidirás o no con él, pero hacen falta más filósofos así.

Otros libros de Finkielkraut reseñados en ULAD: aquí

lunes, 30 de junio de 2025

Jeremy Robert Johnson: Ciudad revientacráneos

Idioma original: Inglés
Título original: Skullcrack City
Año de publicación: 2015
Traducción: Hugo Camacho
Valoración: Recomendable para raritos

En Ciudad revientacráneos hay un poco de todo: un antihéroe drogadicto, una conspiración sobrenatural que amenaza al mundo entero, penes retorcidos, monstruos come cerebros, famosetes que someten sus cuerpos a insospechadas alteraciones físicas, armas que afectan al cuerpo humano de formas la mar de peculiares, etc...

La novela, de Jeremy Robert Johnson, es entretenida, dinámica y moderadamente original. Se lee en un suspiro, de tan adictivo que es su argumento, y combina con asombrosa solvencia "thriller", acción, crimen, ciencia ficción, terror, bizarro, romance, humor y los excesos de la serie B más genuina.

Trata sobre S. P. Doyle, quien, después de servir durante trece años a un banco, decide estafarlo. Para ello sucumbe a su adicción a la hexadrina, droga que le permite llevar a cabo su plan sin apenas descansar. Doyle pronto desentrañará una conspiración a gran escala y se verá obligado a elegir bando en una guerra que lleva años gestándose en las sombras.

De Ciudad revientacráneos destacaría:

  • Su expansión del universo explorado por el autor en su relato "La Liga de los Céroes".
  • Algunas de sus ideas, creativas, alocadas y desacomplejadas.
  • Su humor, por lo general razonablemente efectivo y protagonista de momentos brillantes.
  • El pasaje dedicado a relatar el escalofriante pasado del doctor Tikoshi.
  • El arco de personaje que experimenta Doyle, un tanto abrupto pero hábilmente planteado.

Por otro lado, señalaría algunas cosillas que, aunque no lastran significativamente al conjunto, me han hecho fruncir el ceño durante la lectura:

  • La irregularidad de su ritmo, que no logra mantener todo el tiempo el mismo nivel de interés.
  • El romance entre Doyle y Dara, aunque bien llevado y convincente, es en esencia algo forzado y cliché. Personalmente, hubiera preferido que el amor de Doyle fuera unilateral y no correspondido.
  • Las armas extravagantes que aparecen en estas páginas son bastante creativas, pero me hubiera gustado que se usaran más a menudo, y ver otros tipos.

Sea como fuere, Ciudad revientacráneos es un pastiche adictivo y desacomplejado que nos hará pasar un rato estupendo, al igual que lo hace la serie B más absurda, macarra y sangrienta que, de tan buena que es, puede incluso tomarse un pelín en serio a sí misma con éxito.


También de Jeremy Robert Johnson en ULAD: Aquí

domingo, 29 de junio de 2025

Nacho Vegas: Política de hechos consumados

Idioma original: Español

Año de publicación: 2006

Valoración: Recomendable para fans

En el momento en que se publicó este libro, Nacho Vegas ya se había consolidado como músico solista, aunque aún se le consideraba un artista independiente o indie (esta última palabra tiene una acepción ligeramente diferente, pero quizás más acertada). Las letras de sus canciones, muchas veces autobiográficas, contaban historias de depresión, abandono, ansiedad, adicción, etc. Fue en esa época cuando me encontré con su música, y me gustó bastante. No por sentirme identificado con sus letras, sino por la autenticidad que transmitía, amplificada por su estilo desgarbado, sus melodías simples y su muy particular color de voz.

Este libro refleja perfectamente esa etapa del cantautor de Gijón. Se presenta como una compilación de textos diversos que van desde pequeños cuentos, minificciones, entradas de diario (posiblemente reales), aforismos y, por qué no, poemas que bien podrían ser la letra de alguna de sus canciones.


Esta mañana en la calle alguien

parecía sonreírme.

Cuando me acerqué todo lo que vi

en su cara fue una mueca.

Sólo cuando me detuve a encender

un fuego supe calmarme

(y aun entonces hubiera jurado que

aquella persona sonreía).

Me limité a arder hasta apagarme.


Quizá lo que más me gusta del libro, al igual que de su música, es esa autenticidad, casi inocente, con la que Vegas nos cuenta lo que piensa y siente. A pesar de que rara vez se presenta abiertamente en primera persona, se muestra vulnerable al exponer episodios de abuso, adicción y desesperación. Sin embargo, pese a lo oscuro de la mayoría de las temáticas, y aunque no haya ninguna melodía que imponga una atmósfera específica, se nota que estos textos fueron escritos con una mirada esperanzadora, con cierto aire de resiliencia y catarsis. Eso sí, a veces exagera un poco con el fatalismo:


Rocío, no sé por qué escribo acerca

de ti.

Realmente me importa poco

si estás viva o muerta,

y dudo mucho que fueras necesaria

para que yo me encuentre aquí

en estos momentos.


Desde el punto de vista formal, no hay mucho que destacar: los pequeños cuentos se presentan como situaciones más o menos concretas, con finales en su mayoría abiertos o ambiguos. Las minificciones/poemas, casi aforísticas, nos muestran como imágenes más que como ideas, dejando mucho espacio a la imaginación. Si bien la temática general del libro es bastante homogénea, la recopilación de textos no parece seguir una lógica interna clara; se presentan uno tras otro como si se tratara de una recopilación póstuma de papeles olvidados en un cajón.

Con el tiempo, Nacho Vegas fue madurando y, probablemente, saliendo de su depresión. La temática de sus canciones cambió, lo cual alienó a muchos de sus fans. Pasó de ser un poeta maldito a un luchador por la justicia social; un giro radical respecto a los textos sombríos de sus inicios. Este libro pertenece claramente a un Nacho Vegas que ya no existe.

Política de hechos consumados es un testimonio íntimo y descarnado de una etapa turbulenta en la vida de Nacho Vegas. Aunque desordenado y a ratos excesivamente fatalista, el libro conserva un valor genuino como documento emocional y poético. Es una obra que gustará especialmente a quienes encontraron consuelo o reconocimiento en las canciones de su primera etapa. Una lectura breve pero cargada de resonancias.

Recomiendo acompañar el libro con el álbum Desaparezca aquí.

sábado, 28 de junio de 2025

Maximiliano Barrientos: El horizonte del grito

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2024

Valoración: Entre Recomendable y Está bien


Está claro que ni mucho menos domino las etiquetas que se asignan a los distintos subgéneros de lo que podríamos llamar literatura de terror, así que para no meter la pata ni se me ocurre citar ninguna de las que me pueden sonar. Supongo que, como en tantos otros campos, no son más que clasificaciones más o menos intuitivas o caprichosas para distinguir tendencias, tanto nos gusta organizar conceptos y ordenar de alguna manera cosas demasiado amplias, haciéndolas más manejables. En todo caso, como aquí en el blog tenemos expertos en esta materia que podrían dar una master class, dejo a otro el trabajo.

La docena de relatos que propone Maximiliano Barrientos digo yo que podemos al menos ubicarlos dentro del género del terror, así, a grandes rasgos. Yo diría que un terror un poco singular, con unas señas de identidad bastante peculiares. En todos encontramos elementos que irrumpen en la realidad distorsionándola, sin que lleguemos a saber si de un modo objetivo o en los pliegues de lo mental, quizá ambas cosas a la vez. Es un hombre que se presenta en cierta población ante la noticia de la muerte repentina de su hermano, un alcalde aquejado de un deterioro cognitivo galopante, la desaparición de un avión en la selva, un antiguo nazi que guarda secretos sobre su hijo, o unos jóvenes metaleros que quieren quemar una iglesia. Historias que de entrada ya bordean la proximidad de la muerte o de situaciones de máxima tensión, en las que se abrirán paso hechos o vivencias que traspasan la línea de lo convencional.

Los relatos se internan entonces en mundos extraños, unas veces tangibles y otras incorpóreos, comportamientos extraños, sonidos o presencias, trances que parecen sacados de experiencias con alucinógenos, desapariciones (y reapariciones), hipersensibilidad para establecer conexiones. Pero también lo que parecen episodios de enajenación, extracción de órganos u obsesiones, un avión construido en secreto, híbridos humanos, ver con los ojos de otro o sentir su muerte como propia. Muchas cosas ciertamente para apenas una docena de relatos no demasiado extensos.

Barrientos lo cuenta bien, excelente mientras comienza a desarrollar las historias incorporando los elementos de misterio en un crescendo potente y bien dosificado. Llega sin embargo un punto en que el hilo empieza a deshacerse, porque seguramente el autor quiere a toda costa internarse en ese mundo de pesadilla, no sabría decir si es porque la transición resulta algo inconsistente. Quizá es que a la conexión entre lo real y lo fantástico le falta un nexo más convincente, que la inmersión en esos mundos aberrantes es tan inverosímil que, aun resultando sugestiva, le falta algo de credibilidad para hacerla de verdad aterradora.

O puede que uno sea lector demasiado convencional y necesita un asidero para sentirse realmente sobrecogido por la aparición de lo extraño. Quizá la acumulación de estímulos o lo que parece una búsqueda deliberada de confusión no son el mejor vehículo para transmitir desasosiego, y ahí lo que pintaba como relatos bien construidos termina por quedarse un poco en tierra de nadie.


También de Maximiliano Barrientos reseñado en ULADUna casa en llamas

viernes, 27 de junio de 2025

Benjamin Markovits:El resto de nuestras vidas

Idioma original: Inglés 
Título original: The rest of our lives
Año de publicación: 2025
Traducción: Juan Nadalini
Valoración: Bastante recomendable 

Microrreseña express:
El resto de nuestras vidas es una muy buena novela sobre el amor y el desgaste de las relaciones de pareja. ¡Leedla!

Versión extendida: 
Plenamente entroncada en la tradición estadounidense de "novela en la que el viaje ocupa un lugar fundamental" (Las uvas de la ira, En el camino, etc), El resto de nuestras vidas es una agridulce reflexión sobre la puta vida y el desgaste que esta conlleva, sobre decisiones que condicionan presentes y futuros, sobre oportunidades perdidas, malgastadas o desaprovechadas, etc.

El argumento podríamos resumirlo en que Amy cometió una infidelidad hace 12 años, momento en el cual Tom decidió no separarse hasta que su hija pequeña cumpliera 18 años y marchara a la Universidad. Ese momento ha llegado y Tom emprende viaje con su hija de Boston a Pittsburgh.

Así, el viaje funciona en la como metáfora de la vida, como forma de "huida" a través de la cual rememorar y replantearse la propia existencia, como camino de autoexploración y posible redención.

Y pese a que el viaje continúa y que Tom acaba cruzando el país de Este a Oeste, el paisaje apenas tiene protagonismo. No hay, por tanto, una mística de los espacios abiertos o un "elogio de la libertad individual". El viaje es, eminentemente, interior y temporal, hacia un pasado que no volverá y que nos ha traído hasta aquí, hasta un presente que tal vez no era en que soñamos en su momento.

Si por algo me parece que destaca esta novela de Benjamin Markovits es por:
  • cómo refleja el desgaste que conlleva la madurez (y no solo a nivel sentimental, sino que se extiende a distintos ámbitos de la vida).
  • su análisis de la relaciones familiares y de las dinámicas de poder que se establecen en ellas.
  • la utilización de los diálogos.
  • el tratamiento que da a algo que ocurre al final de la novela. Tuve la mala suerte de pasar por lo mismo y me veo absolutamente reflejado en esas páginas (no entro en detalles por no destripar nada).
  • la profunda sensación de tristeza y esperanza que me transmite. Emoción y sensibilidad, pero bien llevadas.
En el lado menos positivo tengo que mencionar lo siguiente:
  • ¿por qué carajo un porcentaje tan alto de los protagonistas de estas novelas son profesores universitarios? Ya sé que esto, pero se, no es bueno ni malo, pero me "carga".
  • alguna trama secundaria algo endeble (la parte laboral, sobre todo). Sé que permite y guía el viaje, pero tengo la sensación de que desentona con el resto de la novela.
  • la alargada sombra del Stoner de John Williams (tb veo algo del gran Stephen Dixon por ahí).
En resumen, y pese a estas pequeñas pegas, una sorpresa más que agradable de un autor absolutamente desconocido para mí y del que espero, de verdad, tener más noticias en el futuro. A ser posible, sin tardar demasiado!

jueves, 26 de junio de 2025

Colaboración: El campo, de Robert Seethaler

Idioma original: alemán

Título original: Das Feld

Traducción: Ana Guelbenzu

Año de publicación: 2024

Valoración: Recomendable


Harry Stevens, un anciano alemán residente en el pueblo de Paulstadt, disfruta paseando cada tarde entre las tumbas del cementerio, un lugar al que los vecinos llaman “el campo”, los días que hace buen tiempo. Cuando se cansa, se sienta a la sombra de un viejo abedul, y deja vagar sus pensamientos. A veces, cree oír hablar a los muertos, aunque no llega a captar más que palabras sueltas, y se pregunta cuál será el objeto de sus conversaciones. A muchos los conoce o, mejor dicho, los conoció. Fueron obreros, comerciantes, dependientes y políticos del pueblo que, a buen seguro, tienen muchas cosas que contarnos sobre su vida y, claro, sobre su muerte.

Quizás sólo en ese último momento, como dice nuestro protagonista “sería razonable que un ser humano pudiera emitir un juicio definitivo sobre su vida”.

Y eso es lo que hace Seethaler en este libro. Dar la palabra a veintinueve vecinos de Paulstadt que nos hablan de cómo vivieron y cómo murieron.  Es un universo pequeño y cerrado y, en muchas ocasiones, inevitablemente, las historias de algunos personajes se entrelazan con las de otros creando un universo en el que vemos como respira toda la comunidad. Hay historias de amor, odio, soledad, esperanza, venganza, ilusión o crueldad. Cada capítulo no deja de ser más que un reflejo de la condición humana. 

Seethaler se propone, y lo consigue, que comprendamos a cada uno de los personajes que nos presenta. Son personajes normales y corrientes, como usted y como yo, con sus pequeñas alegrías y tristezas, que toman decisiones, acertadas o equivocadas, que dirigen su vida, y a menudo su muerte, en una determinada dirección. 

No me resisto a incorporar el fragmento final de un capítulo. Unas líneas ilustrativas del tono poético en que se mueve el escritor alemán:

“En mi memoria ya no paró de llover, el mundo se vino abajo. Ahora yazco aquí, entre mis padres. No ha sido un camino largo, pero se está tranquilo, y algunas noches oigo a lo lejos un gemido, leve al principio, aunque constante como el llanto de un niño, que luego crece y se vuelve más intenso y penetrante, hasta llenar la noche. Yo me quedo quieto y escucho aullar a los lobos hasta que su aullido se interrumpe”.

Seethaler escribe con elegancia y sobriedad y transmite ternura hacia los personajes que retrata. Algunos merecen unas líneas, otros varias páginas, pero todos han constituido el tejido vivo de Paulstadt y todos tienen cosas que contarnos.

Como señaló el propio novelista alemán en alguna entrevista: “cada hombre es el héroe de su propia historia”.  

                                                                                                                  Firmado: José Miguel Martínez

También de Robert Seethaler reseñado en ULADEl vendedor de tabaco

miércoles, 25 de junio de 2025

¿Contrarreseña?: El mundo como supermercado de Michel Houellebecq

Idioma original: francés

Título original: Interventions

Año de publicación: 1998 (como libro)

Traducción y edición: Encarna Castejón

Valoración: Vaya morro que le echas, Michel...

¡Ay, por fin, una reseña de un libro de nuestro admirado Michel Houellebecq, con las ganas que yo le tenía! Porque sabed que en este blog tenemos auténtica devoción por este escritor, de tal manera que resulta imposible conseguir turno para reseñar alguno de sus libros; en cuanto se avisa de que va a aparecer uno nuevo, mis compañeros se lanzan sobre él cual pirañas sobre una res herida que trate de cruzar algún afluente del Orinoco... Aunque supongo que debería aclarar antes que nada los interrogantes del título de la reseña porque merecéis una explicación y como alcalde vuestro que soy... quiero decir como autor de la misma que soy, os la voy a dar:

Como bien saben mis compañeros de blog (y aquí dejo el tono sarcástico), soy algo reticente a la obra y la figura literaria de Michel Thomas, de soltero Houellebecq (bueno, de soltera su abuela, quiero decir), aunque, ya que una cosa no quita la otra, como actor cómico-patético me parece genial. Ahora bien, si algo me enorgullezco de ser es ecuánime (más o menos) y, a raíz de cierta conversación, pensé que, después de todo, tampoco había leído tanto de este tío... A lo mejor resultaba que me había topado con lo peor de su producción y el resto de su obra era excelsa, o, por lo menos, interesante. Claro que hombre precavido vale por dos; tampoco me iba a poner a leer un tochaco como Plataforma o El mapa y el territorio que, aparte de ser gordos, ya estaban reseñados en este magnérrimo blog (where else?); la solución la encontré en este mucho más delgadito al tiempo que variado El mundo como supermercado que, además, contaba con la ventaja de haber pasado por debajo del radar depredador houellebecquiano de mis compañeros. La ocasión la pintaban calva, como decían nuestros abuelos y los personajes de Bruguera...

Ahora bien, ¿seguro que este libro aún no había sido reseñado en este blog? Como soy un profesional de esto del reseñismo, investigué un poco. Resulta que el compañero Francesc Bon había publicado, hace más de diez años el libro de nuestro autor Intervenciones, valorándolo, siempre generoso nuestro Francesc, "como muy recomendable". Con la mosca bailando detrás de mi oreja, consulté el título original de este libro, que resultó ser Interventions 2 y el del libro que yo pretendía reseñar, que... a ver si alguien lo adivina... Mais oui, mes amis: también Interventions! Bueno, no pasa nada, pensé, puesto que el de Francesc fue publicado originalmente en 2009 y el mío, en 1998: simplemente, uno es la continuación del otro y ya está. Todo en orden en el ecosistema literario. Ahora bien, un somero examen de los índices de ambos libros me indicó que... tenían el mismo contenido en un 50% -y, consecuentemente casi el doble de páginas el uno que el otro-; es decir, que Michel y sus editores (no quiero atribuirle toda la responsabilidad de la estafa estratagema) habían tomado el primer libro que, por otra parte, es una recopilación de artículos del autor ya publicados -en su mayor parte en Lettres Françaises o en Les Inrockuptibles, amén de otras cosas, le habían añadido toda una serie de artículos -y otras cosas- publicados entre 1998 y 2009 y chimpún, todo listo para que sus adoradores seguidores pasaran por caja. Y si esto os parece ya mucho morro (también habrá a quien le parezca una práctica honesta, ya lo sé... supongo que porque compraron sólo el segundo libro), resulta que en ambos volúmenes nos encontramos con que se incluyeron tres entrevistas suyas con diversos medios en el primer Interventions y tres en el segundo... ¡Es decir, que el sinvergüenza genio de Michel incluyó, como creación propia y con dos coj... todo el cuajo, entrevistas que le hicieron en Art press o L'Humanité! Lo tengo que reconocer: me quito el sombrero ante semejante jeta de hormigón armado... ¡Qué digo: de titanio! ¡De adamantium! (*)

Pero bueno, por mucho que me regocije el arte de Houellebecq para sacarle los cuartos a los primaveras de sus fans, lo importante, después de todo, es si este El mundo como supermercado merece también ese estupendérrimo "muy recomendable" que el bueno de Francesc le otorgó a su ¿segunda? parte. Pues no sé qué deciros, que es la forma educada de expresar que sí lo sé: ni de coña. Igual los artículos de entre 1998 y 2009 que se añadieron eran la repanocha, pero éstos de aquí a mi me parecen más bien normalitos, en el mejor de los casos, por no decir flojillos y erráticos. O flojillos y rutinarios, que es peor. Alguno, es cierto, me resulta más original y hasta resultón, como La arquitectura contemporánea como vector de aceleración de desplazamientos -el título, además de bueno, resulta muy houellebecquiano, pero no esconde ninguna metáfora: trata exactamente de eso-; el elogio del cine mudo que es La mirada perdida o El absurdo creador, sobre la obras del Jean Cohen Structure du langage poétique. Esta tampoco es la única ocasión  en la que el caradura de emprendedor Michel (se me están acabando los sinónimos) monetiza, como se dice ahora, los favores que le hizo a otros artistas amiguetes (quiero suponer): Opera Bianca consiste en una serie de poemas para una instalación móvil y sonora de 1997. Por lo demás, en el bloque Tiempos muertos coexisten artículos más sugerentes, como la semblanza de la escritora feminista radical Valerie Solanas -la tipa que disparó contra Andy Warhol- en ¿Para qué sirven los hombres? con relatos más o menos ocurrentes -La reducción de la edad de jubilación- o auténticas chorradas, como El alemán, donde el escritor francés descubre oh, sorpresa, que hay localidades de la costa española llenas de alemanes jubilados (imagino que le jodió ir a un Mercadona a comprar sobrasada y encontrarse con tanto boche, por más que trate de emular a Céline, sin conseguirlo). En definitiva, un pot-pourri de textos reciclados al que le viene que ni pintado tal denominación (me quedo, eso sí, sin leer lo que opina Houellebecq de la pedofilia, lo que aparece en la "segunda parte" del libro... pero mirad, creo que puedo pasar sin saberlo).

No puedo acabar la reseña sin aludir al artículo con el que abre ambos volúmenes, publicado originalmente en 1992 en Lettres françaises y provocativamente titulado Jacques Prévert es un imbécil -supongo yo que para provocar el "escándalo" entre la intelectualidad literaria francesa, a la que se le suele o solía hacer el culo gaseosa con estas chiquilladas-; francamente, no sé si monsieur Prévert, uno de los poetas franceses más populares del siglo XX era un imbécil (yo diría que no) y, como pretende Houellebecq, de ahí su gran éxito, ya que, por ende, gustaría a los imbéciles que componen la gran masa de la población (yo diría que tampoco). Sólo quiero recordar que por aquel entonces el amigo Michel también trataba de descollar como poeticastro, (que imagino sería su gran ilusión) para acabar, más de treinta años después y con su figura literaria ya amortizada, como un enfant terrible de baratillo, relleno en las quinielas para el Nobel y actor cómico-patético (más lo segundo que lo primero, pero ya digo que ni tan mal). El Nobel no lo conseguirá, pero puede que, algún día, el Óscar sí se lo den... O el Razzie, que también sería apropiado. 

(*) Ojocuidao, que resulta que el gran Michel Houellebecq, ese genio del marketing personal, ese águila del selfcoaching y de sacarle los cuartos hasta a las piedras, que deja en bragas a los cryptobros, los technobros y los gymbros, lo volvió a hacer: existe un tercer libro, Más intervenciones, compuesto por... a ver si adivináis: los textos que ya salen en los dos primeros más unos cuantos textos igualmente recuperados de la papelera de diversos medios y... ¡tachán: nada menos que tres nuevas entrevistas (una de ellas con Frédéric Beigbeder, otro que tal baila)! Michel, lo debo admitir, no eres un genio: eres el puto Mesias. 

Demasiados libros de Michel Houellebecq reseñados: aquí