sábado, 30 de noviembre de 2024

Colaboración: Las llanuras, de Gerald Murnane

Idioma Original: inglés 

Título Original: The plains

Año de Publicación: 1982

Valoración: Imprescindible 


Aníbal cruzando los Alpes, de Turner, la Sonata para Piano no 14, de Beethoven o Doña Bárbara de Rómulo Gallegos son creaciones artísticas en donde se comprueba lo siguiente: la naturaleza ha sido uno de los principales motores del arte. ¿Cuántas montañas y volcanes, mares tempestuosos o noches estrelladas no han alimentado a poemas, pinturas o películas?

Australia, la tierra del escritor Gerald Murnane, no está exenta de paisajes seductores: selvas húmedas e indómitas, playas de ensueño y monolitos místicos, pero Las llanuras, nuestra novela en cuestión, se desarrolla en las planicies centrales. ¿Por qué este novelista escoge la monotonía de este lugar y no el mundo salvaje de las otras regiones? 

Las montañas imponentes tienen su fin ante la vista de quien contempla, el mar es interminable, pero volátil: solo las llanuras permanecen en su vastedad. Y es esta cualidad la que ha fascinado a sus habitantes, quienes han desarrollado mitos, artes y tradiciones en torno a ella, a tal grado que la inmensidad de las planicies y lo inexplorado de sus tierras simbolizan perfectamente la grandeza de su pueblo, que incluso delira con ser otra Australia independiente: no la de los canguros y koalas, sino la de las perdices y avutardas. Son ellos quienes afirman que solo hay algo mayor: la eternidad como planicie.

En Las llanuras, Murnane nos presenta a un cineasta que llega a esta región con la finalidad de retratar su inmutabilidad. Tan explorador como ascético, pasará muchos años intentando cumplir su cometido: porque Murnane es más que aventuras, más que atardeceres indescriptibles y relaciones inefables: es una maraña creciente de posibilidades y detalles. El texto se vuelve una lucha contra las limitaciones del pensamiento y la consciencia. Murnane nos hará reflexionar a través del cineasta y los habitantes de las llanuras que lo que yo veo no es igual a lo que tú ves, y esto mismo se traslada a lo individual, porque lo que hoy veo y pienso no es lo mismo que lo que vi y pensé ayer.

Este abanico heterogéneo de percepciones hará que el cineasta observe cada elemento del paisaje y note la sutileza con que todo cambia en lo que parece inmutable. Basta que una hierba se mueva para que esas llanuras sean ya otra cosa. Nada permanece por vasto que sea. Perplejo por este descubrimiento, él pospone indefinidamente el rodaje de su película.

Pero los frutos de este desengaño también cambian. El cineasta pasa de la parálisis a la fascinación con una meditación sobre este mundo laberíntico e inasible. El “nada existe, si algo existe no lo podemos comunicar” de Gorgias es poéticamente reescrito y lanzado como una patada directa al corazón, como defendiéndose del ángel de Jacob, reconociendo su derrota, pero dejando un texto tan épico como esa lucha bíblica contra el ángel de Dios, con un lenguaje tan delicado y profundo que recuerda a Proust y que se se bifurca sin fin como un mapa dibujado por Borges.

Así, Murnane cambia el conocimiento por la contemplación: el protagonista teje una elegía de los límites y canta una oda a lo indecible. Echa por tierra cualquier itinerario porque de nada sirven en un mundo cambiante donde para viajar basta levantar la cabeza y dar un suspiro.

Ante la ausencia de lo definitivo, el cineasta podrá desertar de su película: Murnane jamás abandonará el arte. Del vértigo del cambio a la tranquilidad de la introspección, el texto fluirá como lo hará el cineasta: dejando de cuestionar y comenzando a vivir en carne propia la naturaleza. Solo así podrá disfrutar de su vida e iniciar un nuevo proyecto frente a otras dificultades (todo esto con un muy particular sentido del humor). Murnane logra una poética de lo contingente y en Las llanuras la bebemos extasiados sin riesgo de resaca. Estamos listos para recorrer cualquier mundo.

Firmado: Arturo Jiménez Viveros

viernes, 29 de noviembre de 2024

Chinguiz Aitmátov: Más de un siglo se alarga el día

Idioma original: Ruso
Título original: Кылым карытар бир күн
Año de publicación: 1980
Traducción: Marta Sanchez-Nieves Fernández
Valoración: Bastante recomendable

Kirguistán, otro país al que tachar de las lista de "Países de los que no hay ningún autor reseñado en ULAD". Ya solo nos quedan Vanuatu, Lesotho, Liechtenstein, República Centroafricana y alguno que otro más. ¡Igual de aquí a 25 años completamos el mapamundi!

Bueno, el caso es que esta novela de Chinguiz Aitmátov es una muy buena novela, de esas que podríamos meter en la etiqueta "Si quieres ser universal, habla de tu pueblo, de tu aldea". Porque, aunque el texto se localiza en las estepas kazajas y cubre un arco temporal que va desde la época de Gengis Khan hasta la carrera espacial soviético - estadounidense, los temas tratados en él son universales y eternos.

El resumen resumido del argumento podría ser el día que transcurre entre el fallecimiento y el entierro del anciano Qazhangap, ferroviario durante 40 años en el apartadero de Boranly-Buranny. Será su compañero y amigo Ediguei quien se encargue del asunto y quien, a lo largo de ese día, rememore su vida en las estepas. Pero me estoy quedando corto.

Más de un siglo se alarga el día es la historia de marginados que se aferran a momentos luminosos, de hombres corrientes sometidos a los azares de la Historia, de seres que viven, luchan, aman y mueren entre el dolor y la esperanza. También es un texto que habla sobre la eterna lucha entre lo viejo y lo nuevo, "civilización" o "barbarie" (¿cuál?), sobre los mecanismos del poder y la alienación, sobre la inmutabilidad e inevitabilidad de ciertas cosas, sobre vidas cotidianas, etc.

Para hablar de todo ello, el autor recurre a dos líneas principales (una más que otra, la verdad): la "realista" y la "ciencia-ficción", teniendo además la línea realista una serie de desvíos y derivaciones, vinculados al mito y a la leyenda, de suma importancia en la novela. 

El lado realista de la novela nos habla de la vida en las estepas y nos lleva a la colectivización, a la Segunda Guerra Mundial, a la represión estalinista, la desestalinización, etc. (Destaca, en esta vertiente de la novela, la terrible y "hermosa", al mismo tiempo, historia de Abutalip y Zaripa). Pero decía que esta línea realista toma desvíos y derivaciones vinculados al mito y a la leyenda, siempre con una lectura claramente política. Es aquí donde pasado y presente se unen y muestran la atemporalidad de la novela y donde encontramos una referencia clara para situar la novela de Aitmátov. Esta no es otra que el gran Ismail Kadaré y obras como, por ejemplo, Abril quebrado o El palacio de los sueños.

Pero Más de un siglo se alarga el día también tiene un lado "ciencia-ficción" que entronca con Zamiatin, Aleksandr Bogdánov o los hermanos Strugatski y que sirve para unir presente y futuro. Explotación económica del espacio exterior, vida extraterrestre, intento de comunicación, miedo a lo desconocido / a la otredad... Muy friki todo, mucho potencial, pero... Es esta última vertiente la que hace que la novela no tenga una valoración algo superior. Hay un hilo que une esta trama con la "realista", sí, pero creo que es algo tenue y que no tiene la misma fuerza que la parte vinculada a mitos y leyendas del pasado. Además, queda la impresión final de que la historia de la estación espacial Parteit y de los dos astronautas que marchan al recién descubierto planeta Mambla Selvática queda cerrada "en falso".

En cualquier caso, la parte "mítico-realista" de la novela es realmente magnífica y compensa con creces la ligera decepción que deja el final de la trama especial, quedando tras la lectura de la novela una impresión general más que favorable.

jueves, 28 de noviembre de 2024

Jean-Paul Sartre: Los secuestrados de Altona

Idioma original: francés

Título original: Les séquestrés d´Altona

Traducción: Aurora Bernárdez

Año de publicación: 1959

Valoración: Está bien (Recomendable para devotos y completistas) 

Desde aquel infausto día en que me atreví a ponerle un Decepcionante a mi querido Antonio Machado, ahora ‘no hay quien me pare ya los pies’, como dice la canción. El gran Sartre podría ser el siguiente al que meterle las gomas.

El viejo filósofo y escritor, inspiración de generaciones enteras, se valía, entre otros formatos, del medio dramático para exponer ideas acerca del individuo, la sociedad o cuestiones políticas del momento, a veces de forma literal y otras recurriendo a la alegoría. Y como la mayor parte de su obra teatral se sitúa a mediados del siglo pasado, el peso de las experiencias del nazismo y la guerra está muy presente. En esta ocasión la atención converge en Frantz, que fue combatiente en el frente ruso aunque previamente había intentado ayudar a un polaco a escapar de un campo de concentración. El extraño episodio vivido en su juventud no se ha borrado de su memoria, aunque después se haya mostrado como un nazi ferviente.

Frantz lleva años voluntariamente aislado en una habitación en la propia casa familiar y podríamos decir que a estas alturas no parece mentalmente muy estable, a lo que contribuye con ganas su misteriosa hermana, que es su único interlocutor. A pesar de su reclusión, Frantz no puede verse libre de los problemas familiares que surgen cuando el padre, un rico empresario, anuncia que padece una enfermedad terminal.

De manera que vienen a reunirse circunstancias diversas en torno al personaje, que van a conformar una trama en apariencia sencilla pero que esconde múltiples perspectivas: el turbulento pasado de Frantz, el futuro de la empresa familiar, los complejos y turbios sentimientos de los personajes. Sartre va introduciendo cuestiones esenciales sobre la vida, la culpa, la soledad, la fidelidad, y entonces un argumento que parecía centrarse en las secuelas del nazismo va rolando hacia el terreno del existencialismo. Las decisiones no tomadas, o las que se adoptaron para conducir a callejones sin salida terminan pesando de forma decisiva, incluso sobre los personajes que mejor parecían encarar las encrucijadas de la vida.

La obra no deja de tener interés, claro está, no por nada la escribe uno de los pensadores más brillantes del siglo. Puede uno detenerse en la psicología de los personajes, sus inclinaciones ocultas, sus debilidades. O en el tanto de culpa de la sociedad alemana en al ascenso del nazismo, en quienes prosperaron a su sombra e intentan progresar llegados los nuevos tiempos. Podemos bucear en la disyuntiva del excombatiente, entre una Alemania devastada por la guerra pero fiel a su supuesto espíritu nacional y un país renacido a costa de renunciar a sus esencias. Muchos puntos para un análisis detenido en el campo del existencialismo, tanto individual como colectivo.

Pero no olvidemos que esto es una obra de teatro, y en esa perspectiva es donde en mi opinión no resiste el análisis. Meter todos estos ingredientes en una ficción dialogada me parece casi temerario. Estamos en un formato pensado para que el espectador se mantenga hora y pico pendiente de unos personajes y, al margen de que en ese tiempo ese espectador experimente más o menos sensaciones, se le debiera ofrecer algo más que oscuras intervenciones bajo las cuales se esconden conflictos y reacciones nada fáciles de percibir sobre la marcha. Los diálogos de Sartre, largos, sinuosos y llenos de sobreentendidos, resultan casi siempre tediosos, con tanta y tan variada carga que generan más perplejidad que otra cosa, como no sea aburrimiento.

Quizá en este caso la obra sea más apropiada para ser leída que para verla representada. O a lo mejor para, en vez de seguir la noche teatral con una cena o unas copas, montar una tertulia para desentrañar, cada uno con sus percepciones, la gran cantidad de cosas que nos han querido contar. De cualquier forma creo que don Juan Pablo, que tantas cosas interesantes nos dejó, también en formato dramático, tuvo momentos mucho mejores.

Otras obras de Jean-Paul Sartre reseñadas en ULAD: La náuseaEl existencialismo es un humanismoLas manos suciasA puerta cerrada


miércoles, 27 de noviembre de 2024

Pacheco & Pacheco: Troll Corporation

Idioma: español

Año de publicación: por entregas, entre 2015 y 2017 en la revista digital Orgullo y Satisfacción. Como libro, 2018

Valoración: recomendable 

¿Todos sabemos lo que son los trolls, no? No me refiero obviamente, a los monstruos de las leyendas escandinavas o a los que le hacían en trabajo pesado a Sauron en El Señor de los Anillos, sino a esos usuarios/as de las redes sociales que, escondidos muchas veces tras seudónimos, se dedican a dar por saco al resto de la gente, tratando de molestar, irritar y desesperar con ánimo a veces interesado y muchas otras, simplemente por diversión propia... Hay gente pa tó, que diría el clásico (cuando digo redes sociales me refiero también a blogs como éste, aunque ahora ya hay pasado la época de esplendor de los mismos... Por otra parte, en este benemérito blog NUNCA hemos tenido trolls porque nuestros seguidores/as son gente no sólo leída, sino culta y amable como hay poca). 

Ahora bien, cuando pensamos en esta figura ya casi omnipresente del troll digital, seguramente se nos viene a la cabeza la imagen de un tipo en calzoncillos comiendo doritos frente al ordenador, mientras se hace pasar por una sensual jovencita para calentar al personal, lanza a troche y moche proclamas filofascistas o discute sin el menor rebozo sobre el tema que sea con los verdaderos expertos en la materia. Cierto, esa es la figura clásica, la el digamos troll "artesanal", ya casi entrañable frente al ejército de bots a sueldo o alquilado en países como la India o Rusia para formar parte de los ejércitos digitales que se ponen en pie de guerra, cual huestes de Mordor cuando hay elecciones con algún candidato populista en liza, desastres naturales que puedan ser utilizador para beneficio político de alguien o campañas contra los inmigrantes, las feministas, los ecologistas o quien sea que toque esa semana... (englobados bajo el socorrido calificativo de "buenistas").


A medio camino de ambas modalidades, el troll individual y estas hordas digitales, encontramos la empresa que las hermanas Pacheco, Laura y Carmen, retratan en Troll Corporation: un negocio destinado a ofrecer servicio a quienes deseen fastidiar a la competencia, boicotear un producto, arruinar la campaña electoral de un rival político, o simplemente joder la marrana crear mal ambiente en las redes por interés personal o convicción ideológica.  previo pago de unos razonables emolumentos, el cliente tiene la seguridad de que su petición estará en manos de un grupo de profesionales selectos y, sobre todo, extremadamente competentes en su labor... Bueno, al menos eso es lo que vende la empresa, porque en realidad los empleados de la Troll Co. son personas de lo más común, más o menos bienintencionadas, que han de lidiar no sólo con un trabajo precario hacia el que sienten reparos éticos, sino con la burocracia de la empresa, la sevicia de sus jefes y la inseguridad laboral. Personajes típicos que se pueden encontrar en cualquier oficina, como el novato, la becaria  o  la empleada veterana incapaz de adaptarse a las inacabables novedades que se implementan en el mundo laboral... Y, sobre todo, la desalmada y lenguaraz jefa del departamento, que no tiene reparo alguno en decir las cosas tal y como son y menos aún en ejecutarlas tal y como se le ordena... todo un hallazgo cómico de las autoras del libro, me parece a mí.

Como es fácil de adivinar, la impronta humorística del libro no sólo se debe a la ironía -o, directamente, sátira- sobre toda esa ola de malismo que nos acosa desde las redes sociales y no digamos desde la prensa tradicional y la política (con variantes según donde miremos, pero con un objetivo común que hubiera complacido a Mussolini y a Goebbels, los inventores de todo esto); también se basa, en gran medida, en las relaciones interpersonales y, sobre todo, en la dinámica entre los compañeros de trabajo y de éstos con sus jefes, dinámica no siempre exenta (y, de hecho, tendente) a caer en el absurdo. The Office, para entendernos, serie culmen de la comedia televisiva y que, no me cabe duda alguna, sirvió de inspiración para estas viñetas...

La única pega que se le puede poner a este libro es que ha envejecido un tanto, pese a que no han transcurrido ni diez años desde que empezaron a publicarse sus viñetas; en os tiempos actuales dicho malismo (feliz término acuñado por el dibujante y humorista Mauro Entrialgo) ya no se esconde tras el anonimato de los trolls interneteros, sino, como ya he dicho, ha pasado a ser mainstream y se exhibe sin rebozo alguno. De hecho, se ha convertido en una fórmula segura para triunfar en la prensa, la literatura (recordemos a cierto eximio escritor y académico español muy dado a las trifulcas gratuitas), la televisión y la política. El troleo sin complejos le puede facilitar a cualquiera llegar a presidenta de la Comunidad de Madrid, la República argentina o, ¿por qué no? los propios Estados Unidos de América... el Cielo es el límite. Ante esta tendencia mundial que no tiene pinta de ir a remitir en breve, Troll Corporation se nos presenta, pues, casi como un documento histórico, el testimonio de una época prepandémica (aunque postcrisis económica) en la que todavía este tipo de comportamientos debían ocultarse para no suscitar el rechazo general. Ahora ya, ni eso. Estamos apañados...

martes, 26 de noviembre de 2024

Simon Rich: Ríndete

Idioma original: Español
Traducción: Manuel Moreno
Año de publicación: Entre 2013, 2014 y 2018
Valoración: Recomendable 

Simon Rich es uno de los mejores cómicos estadounidenses. Entre sus hazañas está el haber escrito para Los Simpsons o Saturday Night Live

El humor de Rich es ingenioso, a veces incluso brillante. La antología Ríndete, que compila veinte de sus textos (todos con la extensión propia de un relato a excepción de uno que podríamos considerar una novela corta) da buena cuenta de ello.

Los textos de Ríndete que menos me han gustado son aquellos en los que la idea base es una boutade sin mucho desarrollo. Pienso, por ejemplo, en "Sirenas de Gowanus", "Confianza" o "Despacho del director del hospital, Día de los Inocentes". Y vaya por delante que algunos de estos textos me han sacado una sonrisa, por lo que en absoluto los consideraría malos; sin embargo, carecen de la sofisticación a la que puede aspirar Rich.

Dicha sofisticación, creo yo, se plasma en textos como "El bebé", "Manos" o "Vendido" (el más largo del conjunto). Y es que éstos, además de presentar una premisa divertida regada con chistes, se ramifican en direcciones interesantes y gozan de un clímax emocional.

Hay otros textos que, si bien no alcanzan la calidad de los anteriormente mencionados, porque las ideas que los sustentan tienen poco recorrido, se complementan con una reflexión de fondo ("¿Es cosa mía?"), un arco de personaje ("Estudio 13") o un enfoque creativo ("La gran oportunidad").

Los temas más habituales explorados por Rich son las relaciones de pareja y las vocaciones artísticas truncadas (generalmente por la falta de talento y oportunidades). Del primer bloque destacaría textos como "¿Es cosa mía?", "Occupy Jen's Street" o "Firme del susto". Del segundo, "El bebé", "Recaída", "Distracciones", "Estudio 13" y "La gran oportunidad". Sorprende gratamente, por cierto, la variedad de ángulos desde los que el cómico aborda ambas cuestiones. 

Por último, remarcaría que el humor de Rich está a veces demasiado anclado a su época, de modo que en algunos casos no envejecerá del todo bien. Y es que textos por lo demás logradísimos como "Vendido" abusan de referencias demográficas o culturales con fecha de caducidad. 

Sea como fuere, es innegable que, incluso con este pequeño defecto, las narraciones de Ríndete funcionan. Prueba de ello es que, pese que su sentido del humor se aleja de mis predilecciones dentro del género, me han hecho gracia, al igual que me sucede con las de Terry Pratchet o Tom Sharpe.

lunes, 25 de noviembre de 2024

Sergi Pàmies: El arte de llevar gabardina

Idioma original: catalán
Título original: L'art de portar gavardina
Traducción: el propio autor
Año de publicación: 2018
Valoración: muy recomendable

Basándonos en su obra, deberíamos pensar que El arte de llevar gabardina es justo otra colección de cuentos cortos o de artículos de Pàmies,  pero resulta que es  una que persiste particularmente en quien la lea: estamos ante un abierto homenaje a la figura de sus padres. Gregorio López Raimundo (así se llamaba, Pàmies tomó el apellido de su madre, también escritora) fue un político de izquierdas que sufrió el exilio en el franquismo y regresó a Catalunya en la transición. Teresa Pàmies, una escritora de renombre. Sergi Pámies nació en Francia por la situación de exilio de estos, ambos comprometidos de forma inequívoca con el bando republicano y la lucha antifranquista. Esta situación incide en su extraña relación con ellos, una relación muy poco al uso por cuanto se hallaban en la clandestinidad, ocultos bajo falsas identidades, cuestión que resultaba poco práctica para una convivencia familiar convencional, pero que da pìe a situaciones curiosas, alejadas por supuesto de la más glamourosa dinámica de series como The Americans: simplemente personas normales intentando llevar una existencia normal.

Es inevitable que la tonalidad en estos cuentos sea algo crepuscular: los dos padres han fallecido ya, pero Pàmies afronta la cuestión, desde el punto de vista literario, con una enorme dignidad y sin la más mínima apelación a la pornografía emocional. Lejos de crear íconos, admite sin tapujos ni reparos los defectos que estos pudieron tener, defectos de personalidad (normalmente, la de aquel que cree que vivir con afinidad a tus principios a veces puede entrar en conflicto con sus relaciones personales) hasta aquellos que acarrea la decadencia física (en un cuento, el editor de Teresa Pàmies rechaza publicar algunos de sus últimos escritos por su escasa calidad). Este tono otoñal aporta cohesión a una colección que cuenta con un autor en plenitud de facultades, Pàmies y su estilo ácido-pero-no-corrosivo, con esa actitud tan suya de aportar perspectiva y relativizar incluso la tragedia más inminente, una especie de polo opuesto a algunos escritores un poco más parduzcos, siempre es capaz de levantar el texto, siempre le aporta un contrapunto ligero (que no frívolo) y esperanzado. Incluso en escritos que hablan de madurez, vejez, decadencia e incluso una cierta melancolía, hay una corriente de perplejidad, de sorpresa, de pasmo ante la inflexibilidad del paso del tiempo, que resulta optimista, fresca y gratificante.

Más libros de Sergi Pàmies en ULAD: aquí


domingo, 24 de noviembre de 2024

Seishu Hase: El chico y el perro

Idioma original: japonés

Título original: Shonen to inu (少年と犬)

Traducción: Javier Álvarez

Año de publicación: 1939

Valoración: Está bien, pero decepcionante

Aunque la literatura japonesa es un círculo muy cerrado, Japón tiene un panorama literario bastante amplio. Es uno de los países con más publicaciones nuevas en el mundo, a pesar de que es el único donde se habla japonés. Hay una basta oferta de novedades editoriales, revistas especializadas, universidades de letras y, como cereza del pastel, una gran cantidad de premios literarios. Dentro de estos últimos, hay dos que comparten un gran prestigio: el premio Akutagawa y el Naoki. El primero se otorga a escritores noveles (más o menos jóvenes, en su mayoría), y el segundo está dirigido a escritores ya bien establecidos. Este último ha ido a parar a manos de escritores consagrados como Keigo Higashino, Mitsuyo Kakuta, Natsuo Kirino, Miyuki Miyabe, etc. Seishu Hase ganó el premio Naoki en el año 2020 con una novela que, a mi parecer, se queda corta.

El título del libro no tiene misterio. Trata de un perro en busca de su dueño. Tras la catástrofe producida por el terremoto y el tsunami en la costa noreste de Japón (recordada por todos por los daños a la central nuclear de Fukushima), muchas familias quedaron desintegradas, con sus miembros desperdigados, desaparecidos o muertos. Uno de esos afectados es el perro Tamón, que, atraído por una fuerza casi paranormal, recorre prácticamente la mitad del territorio nipón en busca de su dueño, un niño cuya familia tuvo que huir de la debacle nuclear. Aquí es donde la historia se torna cada vez más inverosímil. En su recorrido, conoce a personas que serán sus dueños temporales, hasta que el perro decida reiniciar su búsqueda. Todas ellas, al momento de encontrarse con el perro, se hayan en alguna encrucijada existencial, y el perro, cual ángel guardián, les ayuda a salir del bache. Obviamente, el libro tiene un final feliz.

Dentro de los puntos fuertes del libro está la facilidad de lectura. Es entretenido. Está dividido, cual serie de televisión, en capítulos semiautoconclusivos que hacen el libro muy llevadero. Es una novela ligera y reconfortante.

Lo malo. Para empezar, me parece muy manipulador. El autor hace uso de todas las armas necesarias para sacar lágrimas fáciles al lector: el desastre nuclear, los desahucios, los perritos solitarios, los encuentros emotivos, etc. Por otro lado, como mencioné anteriormente, la inverosimilitud del libro llega a un grado tal que parece por momentos un cuento para niños, lo cual no estaría mal si ese fuera el objetivo, pero se vende como una novela emotiva, desgarradora e inspiradora.

Si no fuera por lo hondo que caló el desastre en Fukushima, no sé si este libro hubiera atraído tal atención.


sábado, 23 de noviembre de 2024

Edward Carey: Los secretos de Heap House (Trilogía Iremonger, libro I)

Idioma original: inglés

Título original: Heap House

Año de publicación: 2013

Traducción: Lucía Barahona Lorenzo

Valoración: Más que recomendable

Metemos en una coctelera un buen chorrazo de narrativa dickensiana con regusto a distopía steampunk, una medida de Georges Perec y media de Harry Potter. Un par de chorritos de Gerald Durrell y de Roald Dahl (un poco más de éste. si se quiere). Unas gotas de Michael Ende y un destilado de novela de terror, para darle aroma (me refiero a Grady Hendrix, no hay que pasarse y poner, por ejemplo, de King). Se agita todo bien (o se mezcla, yo qué sé, que tampoco soy James Bond...) y después se empapa bien de Downton Abbey o del más añejo Arriba y abajo un terrón de Wodehouse para que se deshaga sobre la mezcla. Sírvase el combinado en vaso largo, adornado con una peladura de Tim Burton para darle color (negro, en este caso) y un par de guindas: una de amor adolescente y otra de crítica social. Paladear con delectación pero sin demasiada demora, porque este cóctel no se puede tomar solo, sino acompañado de otros dos. Eso sí, el disfrute para quien lo beba está garantizado...

En fin, yo casi que dejaría la reseña aquí, pero entiendo que puede ser difícil comprender a qué viene tanta gansada elegir esta forma de hacerla. Así que, para todos y todas ustedes, fieles lectores de ULAD, aquí va el preceptivo resumen resumido: La Heap House del título y donde transcurre esta novela es una inmensa mansión victoriana -no en vano estamos en 1875- situado en una aún mucho más inmensa extensión cubierta de desechos, Iremonger Park, a las afueras de la siempre jubilosa Londres. En ella vive casi la totalidad de  a familia Iremonger, que han construido su fortuna, desde el humilde oficio de chatarreros de sus lejanos antepasados, haciéndose con los residuos de la cercana pero a la vez lejana metrópoli. Porque casi ninguno de los Iremonger sale en toda su vida de la mansión, donde viven con toda clase de comodidades aquellos que se consideran de pura sangre -de pura sangre Iremonger, se entiende, pues tienen la costumbre de casarse entre primos-, atendidos por un innumerable ejército de criados y sirvientas, también parientes, pero más lejanos. La división entre las dos castas, que viven, respectivamente, en la parte superior e inferior de la gran mansión parece inquebrantable hasta que llega para servir de criada la huérfana Lucy Tennan, poco dispuesta a aceptar las reglas sin más ni más. Y que encuentra su reflejo en el inseguro Clod Iremonger, joven miembro de lo más selecto de la familia que vive con el tormento, desde su nacimiento,de ser capaz de oír lo que dicen los objetos... Algo sumamente incómodo y hasta perturbador en esa casa, no sólo porque se yergue en mitad de un extenso basurero -de hecho, la propia mansión se compone de partes de otros edificios, recogidos aquí y allá- sino porque en esa peculiar familia a cada nuevo miembro se le asigna un objeto personal del que no pueden separarse jamás; el de Clod, por ejemplo, es un tapón de bañera universal. Los objetos son en gran medida, como puede verse, el alma, la médula de este libro; mi aplauso, por cierto, a la traductora, que sospecho habrá tenido que consultar un sinfín de diccionarios para poder ofrecernos la nomenclatura correcta de tan variado utillaje.

Con todo esto que he contado creo que ya es suficiente para animar a cualquiera a leer esta novela. Pero es que además puede encontrar un sinfín de personajes peculiares, espacios laberínticos, peligros insólitos, aventuras y romance... Quizás a alguien le pueda alejar la apariencia de novela juvenil que tiene, pero, en mi opinión, no lo es o no sólo (porque también puede resultar, sin duda una estupenda novela juvenil); en todo caso, garantizo, como ya he explicado antes, que se trata de un libro totalmente disfrutable. Su única pega: que estamos ante la primera parte de una trilogía. Ahora mismo ardo en deseos de leer las otras dos...      

Nota final: se me olvidaba comentar que en el libro hay multitud de ilustraciones, sobre todo retratos de muchos personajes, realizados por el propio autor de la novela. Todo un plus, creo yo.       

viernes, 22 de noviembre de 2024

Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie

Idioma original: Español

Año de publicación: 1998

Valoración: Bastante recomendable

La Habana (Cuba). Año 1994, cuarto año de Período Especial, la escasez, la miseria, un modelo que parece derrumbarse (y sigue derrumbándose 30 años después), etc. Esas son las coordenadas espaciotemporales en las que se mueven los textos de Anclado en tierra de nadie. Digo textos, así en general, porque la categoría de "relatos", en la que a priori mejor podrían encajar, no acaba de convencerme. La ausencia del tradicional planteamiento, nudo y desenlace y la falta de una moraleja o una intención más o menos moralizante hacen que, al menos, no estemos ante unos relatos al uso. Serían, más bien, estampas, fotogramas o crónicas más o menos autobiográficas de la miseria y la sordidez, de la cara B de esa Cuba idealizada en folletos turísticos y en determinados círculos intelectuales (¿quién carajo puede entender esa idealización de la miseria?). 

Protagonizados por Pedro Juan, especie de Chinaski del trópico, se trata de textos que me atrevería a calificar de "realismo grotesco" (quizá este sea el verdadero realismo y ríanse aquí del realismo socialista), que huelen a sexo, alcohol y mierda, tanto es así que el mismo Pedro Juan llega a decir soy un revolcador de mierda  en uno de sus textos. Jineteras, vividores, maltratadores, ron barato y de mala calidad, casas que se caen a pedazos, violencia, sexo, diferentes formas de placer para huir de la frustración... porque el arte solo sirve para algo si es irreverente, atormentado, lleno de pesadillas y desespero. Solo un arte irritado, indecente, violento, grosero, puede mostrarnos la otra cara del mundo.

En este sentido, Pedro Juan no se muestra abiertamente crítico con el régimen, en el sentido de mostrar directamente su carácter. Es a través del cinismo y de la crudeza como muestra la realidad cotidiana del país. Y quien quiera entender que entienda.

Dos son los aspectos que más me llaman la atención de Anclado en tierra de nadie: los registros y el ritmo. En cuanto a aquellos, Pedro Juan lo mismo baja a la calle y se sirve un habla popular que es tanto un medio de expresión como una filosofía de vida como que sube a la azotea y es capaz de extraer poesía, sucia y visceral si se quiere, de la abyección; en cuanto a este, la frase breve, el diálogo afilado y la observación punzante son claves para que el ritmo interno de la narración sea vertiginoso.

Así que muy buena impresión la de esta primera parte de la Trilogía sucia de La Habana, pese a su hedor y su decrepitud. O quizá precisamente por cómo nos la muestra.

También de Pedro Juan Gutiérrez en ULAD: Mecánica popular

jueves, 21 de noviembre de 2024

Enrique Vila-Matas: Extraña forma de vida

Idioma original: castellano

Año de publicación: 1997

Valoración: Muy recomendable 


Mi conocimiento de la obra de Enrique Vila-Matas, además de bastante reciente y muy reducido, tiene una característica algo particular, porque se reduce a dos de sus novelas más antiguas y dos de las últimas publicadas. Aunque desde luego no es algo buscado a propósito, creo que me permite establecer una diferenciación bastante clara entre dos etapas separadas por un intervalo relativamente largo: la primera, en los 80-90 del siglo pasado, la segunda en los últimos siete u ocho años. No será un análisis muy científico de su bibliografía, pero me sirve para valorar las lecturas.

De las dos novelas del primer ciclo, si Breve historia de la literatura portátil era un muestrario comprimido, acelerado y bastante loco, también muy divertido, de algunos recursos que Vila-Matas utilizaría en el futuro, en Extraña forma de vida parece que autor barcelonés se recoge en un texto más íntimo y sosegado, hasta cierto punto más convencional. Cierto que también podremos contemplar algunos otros elementos que irán manifestándose más adelante, como el papel del escritor y la dicotomía entre realidad e imaginación, los dobles o parecidos como expresión de dudas sobre la identidad, la decisión (o indecisión) entre dos opciones posibles. Siempre disyuntivas o formas de observar, a fin de cuentas quizá un único problema de indefinición universal que empieza por uno mismo. 

Como es tan habitual, el paso lo marca un personaje-escritor, que en este caso trabaja en un texto realista y que debe preparar una conferencia. Sospechando que su amante ocasional acudirá al acto y que de lo que él exponga en público dependerá que la recupere o le abandone, el sujeto va trabajando su intervención con diferentes enfoques, según vaya pesando en él la voluntad de lanzarse a una aventura seria o el deseo de conservar su estabilidad familiar. En función de ese pensamiento pendular decide incorporar o desechar sucesivos relatos, reales o ficticios, que tienen como único nexo el espionaje: el portugués que conoció en el tren y que trabajaba para los servicios secretos franceses, el abuelo que espiaba la hostia sagrada, el padre que caminaba atento a las voces del subsuelo, el espía doble de Hamburgo que nadie conocía. El mismo personaje, que analiza a sus vecinos como material para su novela, se considera también espía, y en esa  identificación está el corazón del libro, el escritor siempre atento a su entorno, a las historias propias o ajenas, auténticas o inventadas, a imágenes, gestos, actitudes o palabras que va registrando para ser después reproducidas o utilizadas a voluntad.

Pero tampoco nos quedemos con la idea de algo que puede parecer tan serio. Ese hilo conductor del escritor-espía sirve para desplegar algunos de los numerosos recursos que tan bien maneja Vila-Matas. Con escasos de sus habituales guiños a personajes de la cultura, hay toda una exhibición de imaginación que roza a veces alusiones políticas o atmósferas de novela negra, siempre con una destreza admirable para mezclar y entrecruzar diferentes texturas, saltos entre diferentes escenarios y espacios temporales, hasta formar una constelación de pequeñas historias llenas de humor en torno a ese escritor indeciso, que intenta incorporarlas para buscar el impacto deseado.

El trazo es tan fino y la construcción tan elegante, llena de sutilezas, que hacen de la lectura una delicia, algo de apariencia ligera pero donde, a nada que nos decidamos a acercar la lupa, iremos encontrando nexos ocultos, viajes de ida y vuelta en la búsqueda de un camino tanto para el artista como para la persona. Un entramado que funciona como un reloj, y al que solo se le puede achacar que no esté, o eso parece, destinado a levantar algo más sólido. Puede que a Vila-Matas le gusten estos relatos abiertos, tengo la sensación de que es así, que le interesa más dejarlo fluir sin preocuparse de redondearlo del todo, y entonces queda la sensación de haber disfrutado de un libro inteligente, muy bien montado, sí, aunque quizá excesiva y voluntariamente gaseoso.

P.S: Olvidaba decir que en esa dicotomía entre las obras más antiguas y las más recientes de este autor me quedo, dentro de mis limitados conocimientos, con las primeras.


Muchas obras de Enrique Vila-Matas reseñadas en ULADaquí


miércoles, 20 de noviembre de 2024

José María Olmo y David Fernández: King Corp.

Idioma original: español

Año de publicación: 2023

Valoración: vergonzoso, escandaloso

Pues sí, señores, es vergonzoso y escandaloso, y lamentable que libros como este King Corp. se publiquen, y creo que este es un día particularmente señalado para, ya no digamos reseñarlo, sino abiertamente denunciarlo. 

Se trata de un extenso reportaje a cargo de dos periodistas de investigación que incluye multitud de datos muy concretos (entendemos por tanto que muchos de ellos debidamente contrastados) que acreditan de forma profusa, aunque algo dispersa y atropellada, todos los diversos beneficios de los que dispuso, durante su reinado, Juan Carlos I, actualmente conocido como el emérito. Y muchos de después de que este concluyera tras su abdicación, que el libro atribuye al imponente descenso de la popularidad ya no solo de su figura, sino de la institución monárquica. Por no hablar de sus recurrentes líos de faldas, que parecen ser una constante en su reinado, y sus maneras de cubrirlos y financiarlos echando mano de las arcas públicas, una práctica habitual. También mezclar sus funciones públicas con un estajanovista sentido de la oportunidad comercial que se traducía en anotarse generosas comisiones libres de impuestos y controles legales.

Parafraseando a uno de los presentadores de La competència, pregunto ¿Y?.
 

¿Por qué se permite que estos dos señores metan las narices y accedan a información que se entiende es secreta y confidencial? ¿Qué hay de la discreción y el silencio cómplice que merecen gobernantes de tal nivel, que sacrifican sus vidas, su tiempo de merecido ocio y descanso, para que sus súbditos puedan vivir en la humildad y la ignorancia que es, a las claras, la situación que más confort y tranquilidad les aporta? 

Quién no ve, no sufre.
 

Por eso, publicar esto, como hace Libros del K.O. célebres por molestar a abnegados dirigentes conservadores gallegos, es vergonzoso y lamentable. Pobre emérito, no se puede ya respetar a la gente mayor que va a lo suyo y se retira a disfrutar modestamente de los ahorrillos ahí, donde el clima le es propicio y la gente le es afín, donde están las amistades de toda la vida. Como los jubilados americanos van a Miami, los españoles van a Abu Dhabi, y ni a eso tiene derecho, parece. También la ilusión de la canita al aire se le niega. A ver si esperaban que saliera en First Dates. Sus hijos, siempre tan ocupados con sus regatas, sus caballos, su preparación académica, ¿qué iban a saber de sus asuntillos? Pocas ocasiones que tienen para verse, como para tener la poca elegancia de hablar de dinero cenando. Papá y sus cosas, quién se iba a fijar en relojes de cientos de miles de euros, coches de edición limitada, mordidas de millones de euros, cuentas cifradas, apartamentos en zonas exclusivas, viajes a todo tren en aviones privados, con el lío que representa reinar un país y que todos esos funcionarios, algunos de ellos unos rojeras de cuidado, te persigan para que firmes leyes que te dan igual, que tú no tienes por qué cumplir. 

No hay dinero que pague eso.

martes, 19 de noviembre de 2024

Luisa María Linares: Soy la otra mujer

Idioma original: Español
Año de publicación: 19
Valoración: Entretenido

Soy la otra mujer sigue los pasos a Paula Denis, una decoradora que es contratada por un ricachón extranjero para reformar una de sus propiedades de Mallorca. La llegada de la joven a La Ensenada del Sol causará revuelo entre sus extraños habitantes, así como entre sus vecinos más cercanos.

"Bestseller" sumamente entretenido, Soy la otra mujer se lee con avidez gracias a la prosa ágil con que ha sido escrito, así como a sus adictivos toques de misterio y romance.

Si lo comparo con otras novelas de Luisa María Linares, diría que no me ha gustado tanto como Apasionadamente infiel, pero que me ha parecido superior a Pablo a las ocho, Juan a las diez. Por cierto, la obra que hoy reseño se parece muchísimo a Pablo a las ocho, Juan a las diez

Ambas comparten a una heroína joven, hermosa y atormentada por el amor, un aliado viril y maduro que la acompañará en sus aventuras, varios personajes moderadamente extravagantes, un puñado de enigmas a resolver, intrigas de toda clase y pasiones de inusitada vehemencia. Sin embargo, creo que estos elementos comunes están mejor ejecutados en las páginas de la novela que ahora nos ocupa.

Su protagonista, por ejemplo, tiene mucho más autonomía que la de Pablo a las ocho, Juan a las diez, hasta el punto que es ella quien salva al hombre en esta ocasión, y no al revés. Y el elenco de secundarios de Soy la otra mujer es muchísimo más interesante y variado, y argumentalmente se lo aprovecha mejor.

Por otra parte, el escenario es más sugerente. Y el misterio (así como el romance, por cierto) se expone por lo general orgánicamente, y sólo hay un par de pasajes en los que creo que se fuerza la maquinaria en ese sentido.

En resumen: Soy la otra mujer es novela sumamente entretenida, que se lee de una sentada y deja un regusto agradable. Quizá hará enarcar la ceja a los lectores más exigentes, pues ocasionalmente abusa de trucos artificiosos para encadenar acontecimientos o dar pistas de determinados misterios; sin embargo, si uno la aborda sabiendo a qué atenerse, disfrutará de un pasatiempo sin pretensiones correctamente elaborado. A veces, eso es todo lo que nos pide el cuerpo, ¿verdad?


También de Luisa María Linares en ULAD: Aquí

lunes, 18 de noviembre de 2024

Amor Towles: Mesa para dos

Idioma original: inglés
Título original: Table for Two
Traducción: Gemma Rovira Ortega para Salamandra
Año de publicación: 2024
Valoración: recomendable


Diré ya de entrada, que de Amor Towles me apetece leer todo lo que publica. Más allá de si la historia me despierta más o menos interés, la calidad de su escritura trasciende el argumento planteado. Es sabido ya de entrada que una historia puede atraparte más o menos, pero raramente decepcionará si lleva la firma del autor estadounidense.

En este curioso libro, y digo curioso por su planteamiento al constar de seis relatos (de unas cuarenta páginas cada uno) a las que le sucede una novela corta, el autor deja plasmada su variedad argumental e incluso estilística, aunque en todas sus narraciones el aura que las rodea es una sensación de que para Towles no hay buenos o malos, sus personajes tienen una variedad de matices y rasgos identitarios que los conforman en protagonistas realmente humanos y creíbles. Y, de igual modo, sus historias siempre tienen el mensaje que se vislumbra en el trasfondo de que las cosas no ocurren porque si, sino que el destino de sus personajes se va trazando en cada una de sus decisiones tomadas confirmando que el libre albedrío es esa arma poderosa que mueve los hilos de la vida de cada uno. 

No voy a desgranar aquí el argumento de cada relato, pues me llevaría muchas páginas y probablemente desvelaría en exceso su desarrollo, aunque sí diré que el enfoque varía mucho de un cuento a otro, de manera que nos podemos encontrar una historia de campesinos rusos que, tras constatar que la vida no cambia en exceso si uno no hace nada para remediarlo («las guerras vienen y van, los gobernantes ascienden y caen, las creencias populares se instauran y menguan, pero un surco siempre será un surco») deciden marchar a Nueva York buscando una vida con la que mejorar su condición. En este relato el autor habla de la lucha por mejorar y el contraste de mentalidades entre el marxismo de su vida en Moscú y el capitalismo imperante en la sociedad estadounidense. También en otro cuento el autor trata sobre la ambición y la honestidad, dos características a menudo contrapuestas y que sitúan a su personaje en encrucijadas de las que no siempre elige la mejor opción. Podemos encontrar también, en otro relato donde habla sobre el amor, la perseverancia y la redención, un cálido retrato sobre las amistades fugaces que se tejen en momentos inesperados y las vidas que cada uno llevamos y que raramente se pueden conocer des de fuera sin profundizar en la relación. En otro texto, el autor muestra su habilidad en crear personajes cálidos y encomiables, en una historia que se centra en lo que aparentamos y lo que realmente somos, lo que necesitamos en la vida y lo que escondemos y la necesidad que tenemos cada uno de mostrarnos tal y como somos, aunque sea a escondidas de nuestros más allegados. También el autor nos habla de la importancia del arte y sobre el precio que tienen las obras en otro de los cuentos, así como, en el último texto corto, el autor nos devuelve, en una gran narración, a los grandes escenarios de la clase alta estadounidense y nos hace un retrato sobre la honestidad, sobre las intenciones y sus resultados, y el amor hacia la belleza de la música y la compañía con la que la disfrutamos. Grandes escenarios que el autor trata perfectamente en su último cuento, el más extenso con diferencia con sus más de doscientas, en el que el autor nos retorna el personaje de Eve (a la que ya conocimos en «Normas de cortesía») que protagoniza este último relato, un relato en el que al autor cambia nuevamente de registro y nos embarca a una historia de intrigas e investigaciones policiales, alta sociedad y corruptelas si bien es verdad que, a pesar (y lamentablemente) de ser la más extensa, el relato se disfruta principalmente por el trazo firme de Towles y por el aura que rodea su narración, no por un argumento que uno no sabe muy bien hacia dónde va ni qué pretende hasta llegar a casi la mitad de relato.

Por ello, curiosamente, y al contrario de lo que uno imaginaba, el libro está mucho mejor en los relatos cortos que en la nouvelle ya que esta, sin dejar de lado la sobriedad siempre existente en los textos de Towles, no deja de ser una novela de detectives sin mucho a destacar ni que no hubiéramos leído antes. Sí he disfrutado mucho con los relatos cortos, por la variedad argumental pero también por el enfoque y mensaje subyacente en cada uno de ellos. Por ello, y después de leer varios de los libros del autor estadounidense, se hace evidente que Towles tiene un estilo muy marcado y constante a lo largo de su trayectoria: un estilo sobrio y elegante (a la par que la mayoría de sus personajes) que le permite recrear a la perfección las situaciones en las que sus protagonistas desarrollan la acción a la vez que hace un gran retrato de cada uno de ellos, manteniendo siempre un aura de elegancia y savoir faire imbatible. 

domingo, 17 de noviembre de 2024

Scott Spencer: Despertar a los muertos

Idioma original: Inglés
Título original: Waking the dead
Año de publicación: 1986
Traducción: Ce Santiago
Valoración: Muy recomendable (y mucho recomendable, que diría M.R.)

No me ando por las ramas: Despertar a los muertos es un novelón. Por varios motivos: por el manejo del ritmo narrativo, por la agilidad y credibilidad de los diálogos, por la amplitud y variedad de temas tratados, por cómo (d)escribe (sobre) las relaciones familiares y de pareja, por su plena vigencia, etc.

Yendo a lo argumental, Despertar a los muertos es la historia de Fielding Pierce, un joven abogado de origen humilde "predestinado" a la vida política que vio cómo, unos años atrás, su pareja (Sarah) fallecía en un atentado mientras ayuda a exiliados políticos chilenos. 

Obviamente, la vertiente política de la novela es fundamental. Por un lado, su engarce con el cine político de los años 70 es claro pues la novela está ambientada entre los años del Watergate y la Operación Cóndor, los últimos coletazos de la Guerra de Vietnam y el final del mandato de Nixon y resulta imposible no ligarla, al menos en parte, con películas como Desaparecido, Los 3 días del Cóndor o Í de Ícaro; por otro, hay también una clara crítica a un sistema en el que los que mueven los hilos se esconden tras rostros como el de Fielding, quien a la larga resulta un paria convertido en centro de atención, un pez entre tiburones que se verá enfrentado, entre otras, a la dicotomía ideal / realidad. En este sentido, también son dignas de mención las referencias a la "clase media aspiracional", al "ascensor social", etc. Y, last but no least, no es casual la localización de la novela entre Nueva York y Chicago  (los Chicago Boys y demás familia, you know)

Pero quedarnos con lo político sería hacer una lectura reduccionista de la novela y quedarnos con las referencias al cine político setentero sería quedarme corto. Y es que la novela no deja de ser la historia de una obsesión ya que, a medida que Fielding intenta "construir" su carrera política, la presencia de Sarah se hace cada vez más presente, hasta el punto de terminar persiguiendo una luz (¿o una sombra?). Por lo tanto, Fielding frente a sus propias contradicciones, Fielding frente a la culpa y Fielding frente a su pasado y frente a su planeado futuro a través de la continua presencia de Sarah. ¿No os recuerda un poco a cierta película de cierto calvo regordete genial?

Otro aspecto que quisiera destacar de la novela es el aporte de los personajes secundarios, todos ellos bien construidos e importantes en el desarrollo de la trama, todos ellos necesarios para poner continuamente a Fielding frente al espejo. Especialmente reseñable es el papel de las mujeres y de la relación de Fielding con ellas. 

Por último, es imprescindible mencionar, aunque sea solo de pasada (no vamos a destripar nada), el final de la novela. Se trata de un final abierto y ambiguo que deja abiertas las puertas a una relectura en la que encontrar posibles nuevas claves. Ahí lo dejo.

En fin, 525 páginas de una muy buena novela con la que Scott Spencer consigue mantener el ritmo y la tensión gracias a una trama en la que mezcla, en dosis justas, amor, poder, política y otras hierbas.

También de Scott Spencer en ULAD: Amor sin fin

P.S.: Releo ahora la reseña que escribí de Amor sin fin y veo que lo que destaqué como puntos fuertes en aquella se repite en Despertar a los muertos. ¿Será casualidad?

sábado, 16 de noviembre de 2024

Andrea Camilleri: La ópera de Vigàta

Idioma original: italiano

Título original: Il birraio di Preston

Año de publicación: 1995

Traducción: Juan Carlos Gentile Vitale

Valoración: recomendable, como poco

Ya lo dice el adagio popular: "Un Camilleri al año no hace daño". Dos, en verdad, porque hace poco reseñé en este sacrosanto blog las conversaciones del escritor siciliano con su colega y amigo Manuel Vázquez Montalbán (aquí). Que, de hecho, es el libro que me ha llevado a la relectura de este otro, pues en el primero Camilleri reconocía la influencia que había tenido sobre él la novela El pianista, de MVM, o, mejor dicho, su estructura, ya que le había dado la solución para componer esta La ópera de Vigàta y evitar la planitud que le hubiera otorgado un tipo de narración más convencional. En concreto, la historia no sigue el orden cronológico y los diferentes episodios están alternados en el tiempo (como la película Pulp Fiction, para entendernos). No es la primera novela en y utilizar esa técnica ni será la última, pero, en cualquier caso, Camilleri tuvo un acierto al adoptarla, pues, ciertamente, es lo que le aporta un mayor interés a una historia ya de por sí sugestiva. cada capítulo, además, se inicia con una frase sacadad de una obra literaria o incluso una ópera célebre, o que acentúa el tono de sorna que le ha pretendido dar el autor a esta novela.

Pero, a todo esto ¿de qué trata concretqamernte La ópera de Vigàta? Pues de una ópera, claro está; en concreto, Il birraio di Preston (La cervecería de Preston) de Luigi Rizzi, cuya representación el prefecto de Montelusa, el un tanto obtuso caballero doctor Bortuzzi, impone en 1874 a los habitantes de la vecina Vigàta -que, como todo lector de Camilleri sabrá, vendría a ser el Macondo de este escritor; una traslación de su Porto Empedocle natal-, en contra de la voluntad general, para la inauguración de su teatro. Como cabe suponer, debido a esa resistencia por parte de los vigatenses, acaba todo como el rosario de la aurora (ya digo que el orden cronológico de la historia está trastocado, así que develarel final no puede considerarse aquí como un spoiler). El argumento, aunque nos pueda parecer exagerado, está inspirado en hechos reales ocurridos en la también siciliana localidad de Caltanissetta, debido a la imposición de esa misma ópera.

Como también cabe suponer por cualquiera que haya leído antes a este escritor, Camilleri aprovecha para, además de hacernos pasar un rate divertidísimo, gracias a su dominio de los recursos humorísticos y sobre todo, a esa característica capacidad suya de alternar el trazo fino con el grueso, con hilarantes resultados, ofrecernos toda una panoplia de personajes de lo más variopinto, que cabe suponer como característicos tanto de la Sicilia decimonónica como, incluso (y quizás sobre todo), de la de fines del siglo XX; encontramos tanto a gente del pueblo llano como aristócratas, profesionales liberales, sacerdotes, mafiosos -no podían faltar-, autoridades de diferente rango... de hecho, Camilleri aprovecha para hacer una disección -muy entretenida, eso siempre- del poder y cómo se ejerce, en la que el poder político, representante, por aquel entonces de un aún jovencísimo estado italiano, no sale demasiado bien parado (tampoco sé si saldría mejor hoy en día y no únicamente en Italia, porque la incompetencia e incluso negligencia de las autoridades responsables es algo demasiado frecuente en todas partes, me temo, como se puede comprobar en la gestión de los desastres naturales, por ejemplo). 

De esta forma, conocemos al médico Gammacurta, a la señora Concetta, viuda de Lo Russo y su amante, el joven Gaspàno,  el estibador Turiddru Macca, el ingeniero Hoffer, el delegado Puglisi, el temible comendador Restuccia, el canónigo Bonmartino... y muchos otros personajes que harán las delicias del lector o lectora que se decida a leer este libro. Que, ya digo, puede tener una ligera dificultad inicial debido al desorden cronológico (orden alternativo, sería más correcto decir), pero que al cabo de pocas páginas es algo que le da un plus a la novela y lo convierte, aún más, en memorable.


Muchos más libros de Andrea Camilleri reseñados aquí

viernes, 15 de noviembre de 2024

José Emilio Pacheco: La sangre de medusa (y otros cuentos marginales)

 Idioma original: español

Año de publicación: 1990 (contiene escritos publicados desde 1958)

Valoración: muy recomendable

Ver la parte humana que rodea a toda actividad artística significa, irremediablemente, desengañarse.

Este título contiene textos publicados aquí y allá a lo largo de su carrera como escritor, con un pequeño detalle: los textos fueron corregidos específicamente para ser publicados en este volumen por un Pacheco maduro, tanto de edad como de estilo. Busqué los originales de algunos cuentos, pero no los encontré, así que no puedo decir que las correcciones hayan mejorado sustancialmente los textos originales. Sin embargo, vaya que las versiones que se ofrecen aquí son de una calidad digna del maestro. En la introducción del libro, escrita por el mismo autor, pueden conocer más acerca de este proceso.

Los cuentos aquí compilados varían en extensión y estilo. Los cuentos más largos no pasan de una decena de páginas, y los más cortos bien podrían ser tweets: frases ingeniosas y cargadas de humor negro, como: Detesto a los ancianos travestidos, aulló Caperucita. El lobo se tragó la humillación.; o alternativamente, sacando su vena poética: No tengo nada que ocultar, dijo el lago al secarse.

El cuento que da título al libro, publicado a sus 19 años (hdp!), tiene obvias influencias borgianas. Hace paralelismos entre un Perseo en decadencia y un godínez fracasado con problemas maritales, ambos marcados por un hecho sangriento, estableciendo así un puente entre la mitología clásica y las luchas humanas contemporáneas (lo que hace innecesaria la aclaración al final del cuento, pequeño detalle que podemos pasar por alto).

‘La noche del inmoral’, el cuento más largo del libro, hace por sí solo que el libro valga la pena. Una especie de spin-off de ‘El Inmortal’, de Borges. Trata la lucha contra la intrascendencia humana y la búsqueda de la gloria duradera a toda costa, ya sea por el honor o por la ignominia. La vida de Alejandro Magno y de Eróstrato, nacidos bajo la misma estrella, se teje mediante los hilos del tiempo, con la muerte de Franz Ferdinand como punto culminante que conecta diferentes épocas y contextos históricos. Pacheco nos ceunta cómo las ambiciones personales pueden resonar a lo largo de los siglos, afectando tanto a figuras emblemáticas como a individuos anónimos.

Ya que mencionamos a Borges, por qué no citarlo para hablar de los otros cuentos: “Entre tantas cumbres, es imposible distinguir cuál es la más alta”. Ninguno de los textos de este libro tiene desperdicio. Cada relato en La sangre de medusa brilla con luz propia, con una perspectiva única y enriquecedora al conjunto. Pacheco se la saca para demostrar que puede manejar una variedad de temáticas y estilos. Una joya.

Otros títulos de José Emilio Pacheco en ULAD: Los trabajos del marEl principio del placerLas batallas en el desierto

jueves, 14 de noviembre de 2024

Shintaro Kago: Fraction

Idioma original: Japonés
Título original: フラクション
Traducción: ¿?
Año de publicación: Entre 1998 y 2009
Valoración: Delirante
 
"Fraction" es una ida de olla que sólo un autor tan extravagante como el mangaka Shintaro Kago podría concebir. 

"Fraction" es, también, una joya del noveno arte. Al fin y al cabo es un cómic sumamente original, tiene algunos de los giros de guión más locos que he leído nunca y su componente metaliterario es muy audaz. Asimismo, su apartado gráfico es tan creativo y refinado como el de todas las obras de Kago.

En "Fraction" seguimos los pasos de Rebanador, un asesino en serie que se dedica a partir a mujeres por la mitad y que puede tener a un imitador; también seguimos a Mangaka (el propio Kago), que quiere dejar de ser reconocido como autor ero-guro y entregar un cómic de misterio que juegue con el espectador recurriendo a distintos trucos narrativos que desafíen los «prejuicios», «ideas preestablecidas» y «predisposiciones» de la gente (mostrando, por ejemplo, qué hay más allá del «marco» de las viñetas, cómo nos pueden engañar los «bocadillos», etc...).

"Fraction" subvierte toda clase de expectativas: aquellas derivadas  del género en el que se inscribe la historia (el misterio detectivesco) y aquellas que propicia el medio empleado para narrar dicho género (el cómic). Y, de paso, Kago subvierte también lo que la gente espera de él en tanto que autor ero-guro (es decir, «cadáveres, vísceras, mierdas, torturas, sadomaso»).

"Fraction" se publicó en 2009 junto a cuatro relatos que ya habían sido editados previamente. Dichos relatos combinan, al igual que su predecesor, el desmadre argumental y la estética repulsiva propias del ero-guro, aunque sin poner ambos apartados al servicio de exploraciones metaliterarias. En comparación con "Fraction" son algo sencillos, pero todos me han gustado. 

Quizá los más locos son "El retornado" (homenaje todavía más perverso que "La oruga" de Edogawa Rampo, su obvia inspiración) y "Colapso" (desquiciado estudio de personaje de una mujer). 

Por otro lado, "El súmmum de lo irritante" se mantiene bastante fiel al concepto de base (cosa que viene a ser poco habitual en Kago, tan proclive a dispersar sus historias en direcciones variopintas) y "Colapso" tiene una imaginería muy poderosa, pero lleva su prometedora premisa hacia el registro más cliché posible, el de lo psicológico.

En resumen: si sois amantes de la literatura gamberra en la que la violencia, el gore, la pornografía, el absurdo, el humor negro, la sátira, las ideas locas y los giros de guión se dan cita, el volumen Fraction os encantará; también os lo recomiendo a quienes busquéis en el arte (y en su lenguaje) un componente transgresor y autoreferencial. Bueno, seas quien seas, lee a Kago en general; créeme, no te va a decepcionar lo más mínimo.




También de Shintaro Kago en ULAD: Aquí

miércoles, 13 de noviembre de 2024

Reseña + entrevista (a cuatro manos): La máquina de hacer pájaros de Natalia García Freire

Idioma original: Español

Año de publicación: 2024

Valoración: Bastante recomendable

Normalmente es a la inversa. El camino "habitual" suele ir del cuento a la novela, pero Natalia es una escritora peculiar hasta para eso y La máquina de hacer pájaros llega tras dos novelas y más de 3 años de silencio. Y no es cuestión de comparar, sobre todo porque tengo Trajiste contigo el viento en la pila de pendientes desde hace demasiado tiempo, pero si Nuestra piel muerta ya nos dejaba ver a una escritora de gran potencial, La máquina de hacer pájaros confirma ese potencial y muestra a una autora madura y con un universo personal absolutamente reconocible.

Once son los breves relatos que conforman un volumen que, además de coherencia interna en cuanto a obsesiones y temáticas, resulta sorprendente por la circularidad con la que se cierra. Las obsesiones y temáticas siguen una línea continuista (al menos con el ya citado Nuestra piel muerta): el cuerpo, la infancia, la muerte o la violencia atraviesan, de una u otra manera, la gran mayoría de los relatos. Destacaría, especialmente, el cuerpo. En La máquina de hacer pájaros (otra presencia constante, por cierto) encontramos cuerpos en transformación, cuerpos en transición, cuerpos rotos, cuerpos que despiertan deseo o repugnancia, etc. Quizá podríamos hasta hablar de relatos escritos con o desde el cuerpo.

Otro aspecto destacable del volumen son las atmósferas, que se mueven entre lo espectral y lo onírico, aunque ancladas en la realidad. Imprescindibles para la consecución de esas atmósferas son las imágenes, cercanas casi a una poética maldororiana, que crea Natalia en sus relatos. Dos buenos ejemplos lo constituyen Formas de reparar lo que no está roto, relato que podría encajar en el Ahí fuera de Kate Folk, y Yo amo a Paquita Gallegos, extraño cuento de revelación / reconocimiento de magnífica ambientación.

Pero lo curioso es que esas atmósferas no son construidas desde lo explícito. Hay una sordidez general en La máquina de hacer pájaros que procede más de lo no contado y que juega con situaciones grotescas que rozan, en ocasiones, el humor negro. Claro ejemplo de lo primero es el circular y terrible Cabeza quemada, relato sobre muertes y renacimientos fuera del tiempo y el espacio; de lo segundo, el mejor exponente es La persona de la que te enamoraste, uno de mis textos favoritos.

Lo anterior me lleva a pensar en un realismo mágico-grotesco (¿podría ser?), en un gótico andino pasado por filtros de humor negrísimo. Etiquetas que sirven para dar una idea, sí, pero que no dejan de ser meros reduccionismos. Al fin y al cabo, hablamos de literatura de la buena y eso es lo que cuenta.

También de Natalia García Freire en ULAD: Nuestra piel muerta

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Y aquí os dejamos la entrevista que a cuatro manos hicimos el gran José de Monfort y un servidor a Natalia García Freire:


martes, 12 de noviembre de 2024

Anónimo: Vidas de santos

Idioma original: inglés

Título original: Live of Saints

Traducción: Nuria Parés

Año de publicación: 1953

Valoración: Interesante

 

Sí, es exactamente lo que parece, hagiografía pura y dura.

Aunque ahora se reduzca a ser Halloween, lo cierto es que en el mundo católico el reciente 1 de noviembre siempre fue el Día de Todos los Santos. Así que, aunque con unas fechas de retraso, dedicaremos la reseña de hoy a algunos de esos personajes que llenaban viejos calendarios con nombres que en muchos casos evocan como mínimo a bisabuelos con bigotes. Todos o la mayoría de esos Serapios, Paulinos y Rigobertos que andaban o andan por el mundo están, ellos o sus ancestros, relacionados con viejas onomásticas religiosas.

En este extraño y generoso volumen no consta autor, aunque una prosa bastante uniforme apunte a una única pluma, quizá la de un tal Walter J. Black que aparece en los créditos, y podría ser una versión reducida de algunos santorales anteriores que se remontan por lo menos al siglo XVIII. Como santos los hay a montones, se agradece que nos seleccionen a una élite de alrededor de cincuenta, a unas páginas de semblanza para cada uno, cribado que hace el libro más asequible, quizá a costa de perdernos alguna extravagancia de las muchas que sospecho debe haber por ahí. En todo caso, parece que tenemos a los más famosos, lo que me parece claramente suficiente.

Reconozco que, aun después de leer el libro y quizá por situarme algo lejos de ese pío entorno, sigo sin saber muy bien qué es un santo, ni si tienen que cumplir unas condiciones o si se trata de algo más o menos discrecional o movido por criterios que cambian con el tiempo. Entonces quiero verlo como el título honorífico de Sir, una distinción que alguien, sea la Corona inglesa o la Iglesia católica, otorga por entender que hay merecimientos de algún tipo para que el personaje sea ponderado de una manera especial, elevado a los altares en nuestro caso. A la luz de la lectura, me voy a permitir un intento de caracterizar algunos grupos de personajes tipo que, según lo que dice el libro, se ganaron la entrada en ese amplio panteón de ilustres:

  • Los mártires: mérito bastante generalizado en los primeros tiempos del cristianismo, cuando sus apóstoles intentaban extenderlo por el Este y Sur del Mediterráneo encontrando desde luego una oposición bastante feroz en muchos lugares
  • Los defensores de la ortodoxia: otro buen puñado de nuestros héroes se distingue por haber sido látigo frente a las sucesivas herejías, que fueron numerosas. Como si se tratase del Komintern, la Iglesia puso todo el empeño en evitar cismas, algunos de los cuales no obstante prosperaron y de qué manera  
  • Los estudiosos: los que creo que se llaman doctores de la Iglesia, tipos sesudos a los que hoy quizá llamaríamos teólogos, dedicados a estudiar e interpretar las Escrituras y extraer sus enseñanzas
  • Los misioneros y evangelizadores, algunos de los cuales también terminaron de mala manera por llevar la Buena Nueva al mundo pagano, incluidos diversos países de Europa que todavía no habían conocido la Palabra. Incluiríamos aquí a religiosos que, sobre todo a partir del siglo XVII, trabajaron por extender la educación en especial a los sectores más desfavorecidos, dejando nombres que hoy siguen luciendo en multitud de colegios que todos conocemos.

Hay que subrayar que una proporción muy elevada, casi la totalidad de los que aparecen en el libro, se distingue por haber llevado una vida de sencillez y austeridad en ocasiones incluso obsesiva y desproporcionada, renunciando a sus bienes y a todas las comodidades, a veces para retirarse a la vida contemplativa del ermitaño, otras para vivir de la limosna y compartir las penalidades de los pobres. Este desapego de lo material parece uno de los méritos más valorados, en contraste con tantos comportamientos que son bien conocidos.

Un último grupo del que casi me olvidaba es el relacionado con el misticismo. Todos nuestros santos parecen haber escuchado de alguna manera llamadas del más allá para cumplir ciertas misiones, pero a veces las cosas van mucho más lejos, de manera muy especial, y siento tener que decirlo, en el ámbito femenino: voces, arrebatos, éxtasis y visiones se hacen presentes en la vida de unas cuantas santas junto con comportamientos que personalmente me dan bastante mal rollo. Por citar solo el caso que me pareció más turbio, Catalina de Siena, que  tenía como veinte hermanos (lo que quizá explique algunas cosas), con quince años se azotaba tres veces al día con una cadena, y además de todas esas peculiares experiencias místicas parece que tenía estigmas que solo ella podía ver. Algo así como la santa que cantaba Parálisis Permanente. Por lo visto su cuerpo reposa separado de su cabeza, cada parte en un lugar diferente, lo que entre santos tampoco es algo tan excepcional como parece, y para colmo se le reconoce, no sé por qué, como patrona de Europa (ups).

Pero vamos, por ir terminando, salvo excepciones son gente claro está muy devota pero que parece bastante normal. Otro tema es que hicieran milagros, que creo que sí es condición sine que non. Curiosamente, en el libro solo se hace a esto alguna alusión muy de pasada y precedida de se dice, se cuenta y cosas parecidas. No sé, puede ser el origen anglosajón del libro, que en un determinado momento reconoce ‘cierta tendencia a embellecer las tradiciones de los mártires para que así no fueran nunca olvidados’. Una conclusión bien sencilla que tampoco requiere mayor explicación.

Está claro que leerse la vida (aun sin milagros) de cincuenta y tantos santos puede resultar una idea algo extraña. Pero habrá que reconocer también, y leyendo el libro se ve muy claro, que independientemente de las convicciones de cada uno, nuestra cultura tiene una indudable raíz cristiana, y lo que encontramos en el texto, aparte de las peripecias particulares de cada personaje, es la historia misma de Europa: desde su penetración en el Imperio romano, la vertebración del continente cuando se produjo la caída de aquel, las luchas derivadas de las distintas escisiones o la influencia decisiva en los Estados que se fueron formando. Algo que podría continuar hasta la actualidad, cuando no sé si se siguen añadiendo más santos, y cuando la religión en general ha perdido relevancia y el poder de la Iglesia ha quedado reducido a poco más que lo simbólico.