Título original: Què és això de l'amor, Minimoni? (edición en catalán de Ánima Llibres) / ¿Qué será eso del amor, Minimoni? (edición en castellano de Algar Ediciones)
Año de publicación: 2023
Valoración: entre recomendable y muy recomendable
Título original: Aeneis
Traducción: Eugenio de Ochoa
Publicación: siglo I a.C.
Valoración: Está bien
Yo pensaba ingenuamente que eso de ir a buscar las raíces a lo profundo de las brumas de la Historia era cosa de románticos del siglo XIX, que la necesidad de contar con un origen mitológico o arraigado en algún tipo de epopeya era un tic de nacionalismos modernos, siempre ansiosos de fundar sus bases en la lejanía de lo incomprobable. Pero una vez más compruebo con humildad que leer sirve para abrirle a uno la mente y corregirle de prejuicios, entre otras cosas. Porque, hay que ver, parece que el célebre César Augusto encargó a Virgilio (por entonces un poeta reconocido) un libro en el que diese a conocer al mundo el glorioso nacimiento del Imperio romano, algo que exaltase su grandeza y los elevados designios con que fue concebido.
Para ello Virgilio, no sé si motu proprio o aleccionado por su promotor, decidió buscar la línea directa con la más insigne civilización hasta entonces conocida, el mundo griego, con el que Roma tenía un parentesco evidente. Pero Virgilio no va desde luego a buscar el entronque en las relaciones que las colonias griegas mantenían con los antiguos habitantes de la península, sino directamente en lo más elevado de su tradición literaria, las leyendas homéricas, bien nutridas de héroes, viajes, dioses y episodios bélicos con que adornar el relato. Así que Virgilio, con mucha habilidad, toma elementos de la Odisea y la Ilíada y construye con ellos una historia interesante y atractiva con la que embelesar a los romanos e impresionar a sus eventuales enemigos.
Toma para ello nada menos que a Eneas, uno de los grandes héroes del asedio de Troya. Y viene a contarnos que, tras la caída de la ciudad con la entrada del famoso caballo, Eneas consiguió escapar con parte de su familia y, bajo la indicación de los hados (cómo no) se lanza en busca de la península italiana, designada como el lugar donde había de renacer el pueblo teucro. Así comienza Eneas un periplo marítimo claramente inspirado en la Odisea, con una importante escala en Cartago, que Virgilio utiliza para fundamentar el tradicional odio entre este pueblo y Roma.
Este viaje, que ocupa algo menos de la mitad del libro, es la parte más entretenida. Porque más adelante los troyanos arriban finalmente al Lacio y lo que encuentran es un recibimiento inicialmente amistoso del rey Latino, que no obstante desemboca rápidamente en un enfrentamiento brutal. Aquí Virgilio pasa a una especie de reescritura de la Ilíada, es decir, una batalla descomunal, ininterrumpida y salvaje entre los recién llegados y la mayor parte de los reinos aborígenes. Como en la obra de Homero, todo es una sucesión interminable de lances de guerra, cabezas que ruedan, venablos clavados en los cuerpos, sangre que tiñe el río, un sitio inmisericorde, soflamas y lágrimas.
Cuesta entender cómo todo esto podía gustar al público de la época, porque la narración (que fue mucho más ágil y transparente en la primera parte) es ahora una sucesión interminable de nombres de guerreros victoriosos o derrotados, con sus correspondientes apuntes genealógicos, escenas de similar dramatismo, alternativas bélicas y peroratas de héroes que se despachan a gusto en el momento previo a matar o morir, que de todo hay. Sin contar con la continua, y bastante irritante, intervención de los dioses y los hados, que se diría que en el mundo antiguo nadie era capaz de enamorarse, equivocarse, cambiar de opinión, errar un lanzamiento o sentirse atemorizado sin que alguno de esos seres superiores lo hubiera decidido mediante maniobras arteras. Pero claro, todo esto era el signos de una época, y seguramente quienes escuchaban aquellas historias disfrutaban mucho más que si les hubiéramos mostrado cualquier cosa que ahora nos parece más razonable o interesante.
Pero aun así, aunque Virgilio se esfuerce en copiar, y lo hace bastante bien, ese estilo de Homero, hay algunas diferencias que resultan bastante llamativas. La primera es que en toda la Eneida no hay un solo momento para sonreír. Ese humor, puede que no del todo voluntario, que en Homero oxigena muy de vez en cuando el relato, aquí no existe en absoluto. Se ve que el poeta romano tenía muy claro que estaba escribiendo una epopeya muy seria a mayor gloria de su país y de su César, y no deja el menor resquicio a la relajación (o es que era un señor muy grave, que también podía ser). Y tampoco, y esta es otra diferencia clave, se deja ver aquella equidistancia entre los bandos en la que el maestro griego se mantenía durante la mayor parte de la Ilíada. Virgilio está narrando el origen mismo de Roma, y debe tomar partido, así que no debe caber duda de quiénes son los buenos y quiénes los malos.
De lo que no estoy tan seguro es de si el autor era realmente consciente de lo que en realidad estaba escribiendo. Porque sí, es muy impresionante entroncar el origen de Roma con el fascinante mundo de los héroes griegos, pero si nos paramos a pensar, a lo mejor fue a buscar el nexo en el lado equivocado, porque a fin de cuentas los troyanos fueron los perdedores de aquella legendaria guerra, y Eneas, por muy aguerrido y valeroso que se nos presente, y por muchos designios divinos que le dirigiesen, no dejaba de ser un tipo que huyó con su familia de la ciudad derrotada. Claro, que no pasa nada, que a lo largo de la Historia algunas grandes potencias han sido fundadas a partir de fugitivos, presidiarios y aventureros, pero no veo claro si eso aporta suficiente gloria, o si por el contrario de alguna manera resta. A ver si va a ser por esto por lo que Virgilio a última hora dejó la obra inacabada y se opuso a que se hiciera pública. Pero en todo caso el César y sus asesores parece que no advirtieron el detalle, y a fin de cuentas gracias a eso existe la Eneida y tenemos hoy una nueva reseña en Un Libro Al Día.
Título original: The tale of the body thief
Traducción: Hernán Sabaté Vargas
Año de publicación: 1992
Valoración: Se deja leer
Y es que nuestro insufrible protagonista sufre un engaño de lo más inocente que nos lleva a preguntarnos si es este realmente el mayor punto de suspensión de credibilidad en toda la historia de la saga: ¿han oído eso de Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita? Pues se ve que Lestat no.
La situación es esta: nuestro protagonista (pre)siente que algo o alguien lo está persiguiendo, y, como suele pasar en estos casos tan vampíricos y sobrenaturales, una cosa lleva a la otra y bueno, acaban intercambiándose de cuerpo; la experiencia de volver a tener un cuerpo mortal, con dolores, enfermedades y demás - perra vida – a nuestro amigo no le acaba de venir bien y trata de recuperar su cuerpo original, pero, oh sorpresa (¡no!), no todo va a ser tan fácil como parece. Necesitará toda su astucia y la ayuda de su nuevo amigo (los antiguos pasan olímpicamente de él) para volver a ser el de siempre.
Entre medias una monja católica que se enamora de él (cómo no x7), le pide que le quite su virginidad y que acaba sufriendo estigmas en la selva amazónica (de verdad, todo esto es en serio), una chica a la que viola y le deja cargo de conciencia (esto sí y los asesinatos no, qué curioso) y un sinfín de aventuras más del tipo al que nos tiene acostumbrados la buena de Anne Rice.
Hasta aquí los destripes sobre el argumento; este libro representa una clara vuelta de tuerca al mundo sobrenatural y a la apertura de nuevos estilos de la saga, dejando de lado el terror gótico y la profundidad psicológica de los personajes que la caracterizaba, llegando a rozar en algunos casos el thriller y el cine de acción y suspense (rasgos que se acentuarán en futuros libros). Es por esto por lo que considero que este ejemplar es de peor calidad que el resto de libros leídos hasta ahora: se empiezan a agotar los tortuosos procesos mentales de nuestros personajes y se hace patente la necesidad de otros nuevos que tomen el relevo y nos ofrezcan otra perspectiva.
Y un apunte: tras un amago de final (como esta reseña) se produce una interacción entre Lestat y su supuesto nuevo mejor amigo David Talbot que, si llegan a leerla ustedes, ya me contarán qué tal; si la autora quería construir un personaje insufrible, EGOISTA, y con el que resulte imposible empatizar desde luego lo ha conseguido. Es más, lo ha convertido en el protagonista de una saga de veinte libros. Impresionante.
En fin, seguiremos leyendo Crónicas vampíricas, los placeres culpables hay que disfrutarlos hasta el final y quedan aún muchos volúmenes por delante.
(1) Véase reseña anterior
Firmado: EPS
Otras obras de Anne Rice en ULAD: Memnoch el diablo, Entrevista con el vampiro, La reina de los condenados, Lestat el vampiro
Año de publicación: 2023
Valoración: Recomendable
Quien haya leído con anterioridad a Edurne Portela sabrá que la violencia y la memoria son (dos de) los ejes fundamentales de su obra. Por tanto, no debería extrañar que esta Maddi y las fronteras reincida en esas obsesiones, si bien esta vez lo haga de una manera algo diferente.
Porque esta vez estamos ante una novela en la que los personajes y los acontecimientos son reales mientras que el pegamento que los une es imaginario. El personaje "elegido" por Edurne Portela es María Josefa "Maddi" Sansberro, personajes fascinante por contradictorio (católica y divorciada, contrabandista y colaboradora de la Resistencia, etc) ; los acontecimientos son los hechos transcurridos en su vida entre 1929 y 1944; el pegamento es la opción elegida por la autora para rellenar los espacios vacíos que los fríos documentos de archivo dejan.
Esto de la opción es fundamental en la novela. Entre todas las Maddi posibles, la autora elige crear una propia, gracias a la utilización de una primera persona que determina el tono de la novela y que permite que esta sea más íntima que documental (pese al evidente trabajo de documentación). Monólogo interior, sí, pero también frecuentes diálogos que oxigenan la novela y le dan agilidad.
En Maddi y las fronteras podemos encontrar dos partes bien diferenciadas, que daré en llamar la "barojiana" y la "sempruniana", siendo para mi gusto mucho más destacable la segunda que la primera.
En cuanto a la parte "barojiana", que vendría a ocupar unos dos tercios de la novela, posee los ecos, defectos y virtudes que tiene parte de la obra de Don Pío (en especial, la tetralogía Tierra Vasca). Así, comparte con ellos escenarios fronterizos, fluidez en la narración, un ligero aire aventurero, un muy buen personaje central y cierto desaprovechamiento de algunas escenas y secundarios. En este sentido, la primera parte de la novela cubre un período de unos 13 años que dan la impresión de pasar demasiados rápidos. Hay situaciones (la entrada de Maddi en la Resistencia) y personajes (Lucien, Fidel...) que tienen un potencial brutal y que darían, creo yo, para algo más. Quizá esa fuese otra novela, quién sabe.
Pero la novela da un giro radical y se convierte en "sempruniana" a partir de un determinado momento. Un acontecimiento brutal hace que la novela sea mucho más cruda, más "corporal", que Portela adopte mayores riesgos en lo estilístico, que la voz de Maddi cambie por completo y que el texto se acerque a la literatura concentracionaria, con un magnífico reflejo de la deshumanización causada por la violencia y de la evolución final del personaje.
En resumen, una novela en la que creo que la autora sacrifica algo de profundidad a costa de una mayor facilidad de lectura, que mejora con el paso de la páginas, que recuerda (sobre todo en su segunda mitad) a la mejor Edurne Portela y que demuestra que la santurtziarra es un valor seguro.
P.S.: Maddi y las fronteras lleva 3 semanas entre los 100 libros más vendidos en librerías españolas!!! Y nosotros nos alegramos un montón. Edurne se lo merece!
También de Edurne Portela en ULAD: Los ojos cerrados, Formas de estar lejos, Mejor la ausencia y El eco de los disparos
Año de publicación: 2021
Valoración: entre recomendable y está bien
Que sepáis que dentro de 10525 años la especie humana como tal estará compuesta únicamente por mujeres, ya que un virus que se extendió en 2020 (casualidad, oyes) afectó únicamente a los portadores del cromosoma XY, provocándoles espantosas mutaciones que les convirtieron en unos horripilantes monstruos ávidos de carne fresca (pues como ahora, dirá más de una...bueno, sí, pero sin ni siquiera hacer crossfit ni utilizar AXE después de la ducha): lo llamados "mutombres", que son combatidos sin tregua por las guerreras gorgonas. Un día, al volver de una patrulla, la coronel (¿coronela?) de éstas, Etiopía es convocada ante el consejo de Madres que gobierna la ciudad de Nuevo Durango para confiarle una delicada misión: la especie humana ha de abandonar el planeta Tierra por culpa del inminente colapso del Sol, pero antes han de saber qué ocurre con un almacén de simiente -humana, se entiende- con el que han perdido la comunicación y del que depende su supervivencia futura. Así que hasta allá se trasladan la coronel (¿-a?) y su pelotón de aguerridas gorgonas, para encontrarse con...
No voy a contar más para no estropearle la lectura a nadie, pero si alguien está interesado en leer un cómic de acción "diferente", con cierto regusto a Predator o Alien 2, que no dude en acercarse a este libro. Quizá la historia, eso sí, se quede un poco corta, en mi opinión, pero no deja de tener su puntillo, aderezada además por unas ilustraciones en blanco y negro un tanto vintage (de hecho, me recuerdan a las míticas, aunque viejunas, Hazañas bélicas) pese al carácter futurista de la historieta, aunque casa bien con el mismo.Otra cosa, si se quiere poner alguna pega, es dilucidar si resulta pertinente que una especie de fábula futuro-feminista sea ideada únicamente por unos maromos señoros señores -encontramos incluso un epílogo del también historietista Toni Fejzula-, como si no hubiera, yo qué sé, alguna dibujante o guionista mujer que hubiese podido aportar su punto de vista al, por otra parte, meritorio cómic... ¿No pueden los hombres hablar de feminismo, por otra parte?¿No deben siquiera, quizás? En fin, no seré yo quien conteste a estas peliagudas cuestiones, pero quien desee intentar hacerlo, aquí tiene un buen y entretenido punto de partida... Buena suerte en el empeño.
Continúo con mi placer culpable favorito (y no tan secreto): Las Crónicas vampíricas de Anne Rice.
En este volumen Anne Rice y Lestat definitivamente se dejan llevar por sus respectivas imaginación y prepotencia para que todo se acabe yendo de madre sin aparente remisión; si en el anterior libro Lestat debía luchar contra una especie de mago listillo para recuperar su cuerpo inmortal, aquí directamente Satanás en persona (no es otro que el Memnoch del título) viene a PEDIRLE – no exigirle ni muchísimo menos, que estamos hablando del Príncipe Engreído – que sea su lugarteniente. Ojo ahí, que venga Amancio Ortega a suplicarte que heredes Inditex es pecata minuta al lado de eso. Pero no acaba ahí la cosa, Dios en persona (Dios Personificado, creo que lo llaman en el libro) también viene a decirle algo así como que no sea mala gente, no le haga una jugada. Nuestro vampiro favorito se lo tiene que pensar, porque claro, él también sus asuntos personales que tratar y no vaya a ser que todo esto le quite tiempo para sus cosas.
Concretamente, se ha enamorado de una (otra más) joven mística y telerreligiosa que además es la hija de un narcotraficante que se ha cargado para saciar su sed. El narcotraficante, por su parte, se le aparece en forma fantasmal para pedirle (a su asesino, lo olvidemos, tremendo golpe de lógica) que proteja a su hija. Además, este es un experto en arte y teología, lo que le añade si cabe más interés al asunto. No se puede negar que original todo esto es un rato. ¿Y que más podemos contar? Yo la verdad con ese resumen que acabo de exponer ya tendría clarísimo si lanzarme a por el libro o no, no se puede tratar más con menos. Está siendo una de las experiencias literarias más lisérgicas de mi vida (y he dado bastante cuenta de la generación beanik y los 60) y no lo voy a negar, sigo gozando enormemente, pero no puedo recomendarlo a nadie que busque una buena novela de terror, gótica, o lo que sea. Es simplemente literatura para pasar el rato y no tiene otra ambición. Si es eso lo que busca, adelante, yo mismo estoy recorriendo ese camino mientras lo intercalo con otras lecturas. Eso sí, debo reconocer una vez más la enorme imaginación que tenía Anne Rice para sacarse todo eso de la manga y presentarlo en un solo libro.
A juzgar por el nombre del próximo volumen, Armand el vampiro, parece que volveremos a la senda original de la saga, más constreñida a los puros fenómenos vampíricos de toda la vida para alejarnos de la teología. Y es que siendo este el quinto volumen de una saga de veinte libros y que a estas alturas ya venga el diablo a pedirte favores, quizá signifique que has apuntado demasiado alto y tengas que cambiar el rumbo si quieres seguir con los mismos personajes. Eso o convertirlo en Dios, pero a Lestat eso ya se le queda corto.
Ya les contaré qué tal.
PD: Sé que insisto demasiado en la egolatría y prepotencia de Lestat, pero déjenme defenderme comentando un breve diálogo del libro: en él, David Talbot compara a Lestat con Kant y Descartes; ¿qué responde nuestro humilde vampiro? Que él es único e inigualable. El que no se consuela es porque no quiere.
Firmado: EPS
Otras obras de Anne Rice en ULAD: Lestat, el vampiro, Entrevista con el vampiro, La reina de los condenados
Año de publicación: 2023
Valoración: Recomendable
Como si de la cantante de cualquier banda de pop / rock se tratase, "Libres" supone el debut en solitario de Ana Santamaría. La burgalesa ya había aparecido en algunas compilaciones de relatos, revistas, etc, pero en este 2023 se presenta "en sociedad" y lo hace sin red a través de doce relatos de un nivel medio más que interesante.
Una visión global del libro podría decir que los relatos de "Libres" forman un conjunto homogéneo en cuanto a temática y tono (más en aquella que en este) y que es a por la vía de voces bien diferenciadas como la autora aleja el fantasma de lo monocorde que podría haber asomado a lo largo de las páginas.
En cuanto a la temática, los textos ofrecen variaciones sobre la soledad, las frustraciones personales, las pérdidas y despojamientos y las diferentes formas de la búsqueda de una u otra forma de pertenencia. Se trata, fundamentalmente, de textos de carácter realista en los que siempre hay una imagen o una situación "anómala", ya sea absurda, llamativa, bella o patética, que funciona como reactivo o que introduce un elemento extraño que marca al relato. Por ejemplo, una mujer que pasea por el Retiro vestida de novia, un oso polar en un zoo de una ciudad de la costa (¿no será el zoo de la Magdalena, Ana?), unas llamadas entre misteriosas y absurdas, etc.
En cuanto al tono, ya digo que es marcadamente realista, pero hay textos en los que la introducción de elementos humorísticos cercanos al humor negro, absurdo o surrealista, suponen puntos de ruptura que sientan de maravilla a los relatos. Es el caso de tres de los mejores: el kafkiano "Extorsión" o los más humorísticos, de una u otra forma, "Misterios gozosos" y "Otra cultura".
En lo referente a las voces, se trata, en su gran mayoría, de voces femeninas que van desde la infancia (¿homenaje quizá al príncipe destronado de Delibes?) a la madurez. En general, son voces bien diferenciadas y creíbles. Pero también hay espacio para el lamento desgarrado de un hombre destrozado, como en el oscuro y hermoso "Fetiche", o para el cuarentón medio acabado rollo Pantomima Full del grotesco "Otra cultura".
Un último apunte. Es textos tan breves como estos me parece fundamental el enganche que supone una primera frase potente. Hay dos ejemplos en "Libres" que me parecen realmente magníficos. Frases breves, contundentes, que sirven a la vez para situar y para dejar infinitos espacios abiertos:
La noche de su muerte, Julia se levantó de la cama mucho antes que otras veces. ("Fetiche")
Cuando María del Pilar menstrúa, en el pueblo se encierran en la iglesia. ("Misterios gozosos")
En fin, debut algo tardío pero más que interesante el de una autora a la que solo me queda animar a sacar esos manuscritos olvidados de los cajones. Seguro que hay mucho y bueno por ahí!
Año de publicación: 2008
Valoración: entre recomendable y está bien
Vamos hoy con un libro de sugerente título y elegante cubierta, a fe mía, que resulta ser, sorpresa, una recopilación de cuentos chinos (*)... pero escritos por un español, el no menos elegante Andrés Ibáñez. Tal curiosidad resulta, hasta donde yo conozco, bastante insólita en el panorama literario hispánico; puede que haya más ejemplos, pero, a bote pronto, yo sólo recuerdo Bélver Yin, el alabado debut, en su (ya lejano) día, de Jesús Ferrero (una novela, por cierto, aún no reseñada en ULAD, y que debería estarlo).
En el caso de Ibáñez, éste se ha basado, sobre todo, en los cuentos tradicionales chinos para pergeñar ( hay quien diría "mixtificar") los suyos, aunque él mismo reconoce en el epílogo que los dos últimos, son, en el caso del más bien rococó Los piratas de los siete colores, un homenaje al cubano Lezama Lima, y en cuanto a La montaña del alma, un cuento que un chico auténtico difícilmente habría escrito de esa manera. En otros se habla del concepto del "mundo flotante" -justamente hay cuento titulado así-, como metáfora de los placeres sensualidad, el erotismo y la relajada disipación; esta idea, reconoce Ibáñez, la ha tomado de la literatura japonesa, más que de la china. Pero, vaya, para el lector no experto, como es un servidor, los 25 relatos del libro -algunos muy cortos tranquilo todo el mundo- tienen un aire de chineidad (¿se dice así?) bastante verosímil, aunque es posible que un eventual lector chino o, al menos, que conozca lo suficiente esta literatura, considere poco logrado el artificio.
En todo caso, y si nos atenemos tan sólo a su valía literaria (o a la valía del resultado, mejor dicho), entre los 25 cuentos encontramos al menos ocho o nueve bastante notables otros tantos que no están nada mal; es decir, que al menos dos terceras partes de esta selección merecen la pena. El mejor de ellos, en mi opinión, resulta ser la divertida Historia de Chi Hsin Mien, el insaciable, cuyo desaforado priapismo tenía desesperadas a sus tres esposas, Crisantemos, Peonía y Loto Blanco, y que juntos protagonizan una historia de fantasmas como no habéis leído otra. También están bastante bien La mujer del bandido, la ya mencionada Del mundo flotante (que casi se diría sacado de Las ciudades invisibles de Ítalo Calvino), Las hermanas Wang (un cuento que, por otra parte, veo difícil que pasara el filtro del Ministerio de Igualdad), Hay un camino, vitalista defensa de la literatura y la imaginación y que se complementa con el siguiente "relato": Los diferentes tipos de leyendas... También destacan El alquimista negro y su perro, con aire de parábola; la elegante y casi mínimalista fábula cíclica Marcas en el agua; El regreso, una historia de amor que parece inspirada en Las metamorfosis de Ovidio y, por último, el obviamente irisado y bastante cuqui Los piratas de los siete colores.
En conjunto, son cuentos que combinan suntuosidad con elegancia, erotismo con filosofía, audacia formal con (supuesta) tradición y en los que encontramos todo un imaginario -bellas muchachas y apuesto bandidos con nombre de flor, monjes, brujos, cortesanas, animales parlantes y espíritus...- que tanto puede venir de la riquísima cultura china como de la idea occidental sobre esa cultura... Tanto da, pues lo importante es el placer de leerlos y el tener al menos asegurada, al hacerlo, la sonrisa.
(*) Se entiende que cuentos chinos... no en su acepción metafórica en castellano, por favor.
Título original: The fishermen
Año de publicación: 2016
Traducción: Dora Sales
Valoración: bastante recomendable
Siento no prestar demasiada atención a eso llamado literaturas periféricas. En concreto, a los autores africanos, cuyo vínculo con el mercado literario en castellano siempre suele ser el mismo: autores afincados en Occidente que optan por escribir en francés o inglés, y eso les franquea acceso al amplio mercado, que siempre los va a contemplar con cierta mirada entre condescendiente y escéptica. Chigozie Obioma escribe Los pescadores, primera novela, en inglés, pero trufa el texto de expresiones en igbo y yoruba, idiomas autóctonos, y, según reza la nota de la traductora, estas no siempre son traducidas para recalcar esa sensación de otredad. Una opción como otra, que quizás sea una intención del autor para desmarcarse y aseverar que esta es una novela que se desarrolla en Nigeria, en la ciudad de Akure, y bueno sería recordar que Nigeria es un enorme país que cuenta con una población de más de 220 millones de habitantes, aunque sea para valorar la enorme desproporción de atención que prestamos a sus manifestaciones culturales.
Por eso el impacto de Los pescadores debería ser mayor. Si se trata de que los libros tengan esa tan reiterada cualidad de transportarnos, la historia de Benjamin, narrador, su familia numerosa, las misteriosas ausencias de su padre, supongo que una analogía de la inestabilidad política del país en la época (años 90) en que se ambienta la novela, si de ello se trata Los pescadores tiene esa cualidad: pero ese lugar no parece un sitio agradable. Los pescadores son un grupo de hermanos que, desoyendo a su madre, se acercan a jugar a un río y en sus cercanías tienen un encuentro con Abulu, un indigente desquiciado que los maldice. Ahí se cuela el primer resquicio en que el libro parece ser más una crónica social que un mero episodio trágico en una familia. Aunque la familia es cristiana y acude a misa, el trasfondo de las creencias religiosas locales se filtra. De hecho, cada capítulo es titulado y precedido como si Obioma aportara un cierto aire místico, y el animismo está presente no solamente en la presentación de los personajes. Las tradiciones conviven con las creencias aportadas por los colonizadores, y la novela se tiñe de un sabor y un color acre y empezamos a comprender ese momento y esa situación. Cómo el sueño del padre para sus hijos, un futuro mejor, profesiones respetables, sólo parece poder materializarse a través de la emigración. Mientras los mandatarios van y vienen el panorama, desde el prisma occidental, parece dantesco. Obioma es rico en descripciones y estas incluyen estampas de alta precariedad. Nos damos cuenta de que ese no es un entorno confortable. No es una novela urbana en nuestro concepto del registro. Todo parece mísero y frágil. Y esa fragilidad la palpamos en la historia. Abulu lanza una maldición y la familia se ve arrastrada en una mezcla de superstición y destino terrible. Desde luego el viaje está garantizado, la capacidad de Obioma como narrador es muy notable e incluso rinde respetos al clásico Todo se desmorona. Y esa ciudad destartalada y polvorienta se manifiesta a cada rincón, esos críos que prácticamente solo usan su casa para dormir y que atraviesan esos caminos llenos de miseria, peligro y hedor están ahí.
Título original: The Key to Rebecca
Traductor: Jorge V. García Damiano
Año de publicación: 1980
Valoración: Está bien (recomendable para fans)
Ya saben que muy de vez en cuando me gusta darme una vuelta por los libros de gran consumo, esos con tiradas bestiales que llenan los escaparates de las librerías más visitadas. Y esta vez voy directamente a la cabeza: Ken Follett, uno de los autores más vendedores de las últimas décadas, responsable de tochos enormes que han devorado millones de lectores desde hace cuarenta años. Cuando se publicó la que creo que es la única reseña del autor galés en ULAD (ver enlace abajo), un comentarista se arrancó directamente diciendo ¿Cómo puede ser qué no tengáis reseña de “Los pilares de la tierra” en el blog? Bien, es una reflexión bastante lógica que dejo ahí por si alguien decide a arrancarse con ello. Por mi parte, me he dejado llevar por la recomendación de una fan (de Follett, no mía), y me ha parecido que esas cuatrocientas y pico páginas de La clave está en Rebeca eran suficientes por el momento.
Historia de espías. En el Egipto ocupado por los ingleses durante la Segunda Guerra mundial, con Rommel acechando desde el Oeste, se detecta a un peligroso espía nazi (personaje al parecer basado en la realidad) que está revelando secretos de estrategia obtenidos no se sabe cómo ni de dónde. Todo el relato es la narración de ese juego del gato y el ratón en el que un comandante británico busca sin descanso al infiltrado para frenar el progreso del Afrika Korps. Tenemos por tanto un enfrentamiento bastante obvio entre el bien y el mal, acentuado por la caracterización de ambos personajes: el espía va resultando cada vez más odioso, de inteligencia retorcida, carente de escrúpulos, manipulador y violento; el oficial inglés, bien dibujado y matizado, encarna todas las virtudes, no tanto por su personalidad como por el entorno que le rodea y adorna.
La dicotomía se completa con una mujer a cada lado. La amante del espía es una famosa bailarina del vientre que no dudará en ayudar al nazi sirviéndose de su atractivo, en tanto que del lado del perseguidor inglés aparecerá una joven judía con un pasado turbio aunque en proceso de regeneración. Vicios y virtudes frente a frente. De fondo se muestra el descontento de los nativos egipcios, cansados del poder británico y decididos a aliarse con el Reich si fuera necesario con tal de expulsarles. Por ahí aparece, algo tímidamente, el movimiento de los Oficiales Libres, encabezado por Anuar El-Sadat, dispuestos a mover el tablero.
Como novela de espías, el libro tiene poco que ver con la introspección de Graham Green, y tampoco tiene la finura y la perspectiva de Le Carré. Aquí todo es acción e intensidad, algo que, como decía el otro día Marc, le acerca a un page turner, que pretende atrapar al lector haciéndole sentir dentro de la trama, experimentando sensaciones, inseguro ante los peligros y ansioso cuando estamos cerca de atrapar al malo.
Entiendo que estas cosas gusten a cierto tipo de lectores. Hablamos de libros bien escritos, que cuentan una historia sin ningún aparato formal, con una complejidad muy medida, lo suficiente para mantener la atención sin requerir demasiado esfuerzo, personajes más o menos creíbles con los que el lector pueda situarse y tomar partido, de manera que se involucre en el relato, se emocione y no se desconecte. Con sus crescendos de tensión, sus contrapuntos, espacios de aparente relajación y algún golpe de sorpresa. Un producto que se parece mucho a cierto cine norteamericano de acción, y me refiero a películas muy bien hechas, impactantes, donde se manejan con habilidad todos los recursos para atraer la atención y poner a funcionar las emociones del espectador. Pues todo esto lo hace estupendamente Ken Follett, y eso que tengo la sensación de que este no es uno de sus mejores libros (y que me perdone mi prescriptora).
Le podemos sacar defectos, claro, personajes que derivan hacia cierta simpleza, una escena final excesivamente larga y cargada con demasiados trucos, secundarios poco desarrollados o directamente pobres. Pero de verdad que el conjunto no desmerece, el libro se lee con interés (se podría decir eso de que ‘se devora’) y tiene una sólida estructura, dosificado con acierto y bien imbricado en el momento histórico. Así que todo va a depender del lector, de lo que uno exija al libro o espere de él. Por eso digo que entiendo el éxito de este tipo de novelas, porque es evidente que hay lectores que están encantados con estas historias hechas (y bien hechas, insisto) a medida para el entretenimiento sin más complicaciones, por eso agradan esos grandes tochos que permiten sumergirse durante mucho tiempo en una trama identificable y convivir con sus personajes.
No sé, algunos preferimos buscarnos problemas con libros que nos plantean dificultades, que cuentan cosas más complejas o lo hacen de alguna manera especial, cosas que hay que desentrañar o suscitan dudas. Pero claro, en una librería cabe mucho y cabe de todo, y el lector es libre para elegir, incluso para equivocarse. Y si el libro está bien construido, como es el caso, no hay nada que objetar. Incluso a veces puede ser saludable dejar un hueco para simplemente pasar el rato con obras como ésta.