lunes, 27 de marzo de 2023

Rocio Bonilla: ¿Qué será eso del amor, Minimoni?

Idioma original: catalán/castellano
Título original: Què és això de l'amor, Minimoni? (edición en catalán de Ánima Llibres) / ¿Qué será eso del amor, Minimoni? (edición en castellano de Algar Ediciones)
Año de publicación: 2023
Valoración: entre recomendable y muy recomendable


Tal y como vengo haciendo desde hace unos meses, de vez en cuando me animo a reseñar literatura infantil, pues es un género que aunque no acostumbra a aparecer en blogs no especializados, es igualmente importante, puesto que es nuestra vía de entrada en el mundo de la literatura.

En la reseña global de la obra de Rocio Bonilla que publiqué hace unos meses, ya quedó patente mi clara devoción por los libros de la autora barcelonesa, por la calidez de sus trazos y por el carisma entrañable de Minimoni, protagonista de algunos de sus libros. Y, aprovechando la reciente publicación de su nuevo libro con la misma protagonista aprovecho para traerla de nuevo al blog.

En este nuevo álbum ilustrado, Minimoni sigue cuestionándose el mundo que la rodea. Así como en anteriores ocasiones se preguntaba de qué color eran los besos o buscaba soluciones para las ocasiones en las que estaba aburrida, en este caso se pregunta algo más profundo: ¿qué será eso del amor? La respuesta, claro está, no es nada fácil para una niña de pocos años (diría que tampoco lo es para los mayores), así que empieza a buscarla en las cosas que sí conoce. Porque sí ha oído hablar del amor en boca de los mayores, pero ella no sabe cómo es ya que "no se puede, ni se puede oler, ni se puede tocar..." así que no parece fácil saber de qué se trata. Pero sí sabe algo de él: que puede mover montañas, por lo que debe ser fuerte, aunque también le han dicho alguna vez que es delicado y que hay que regarlo. Y es algo raro porque también, según dicen las canciones, el amor está en el aire, por todos los sitios... Hasta que deduce que a lo mejor no es algo físico, sino que está en los gestos, en las actitudes, y...  no cuento más, vosotros ya lo sabéis donde está ;)

De esta manera, el libro de Rocio Bonilla mantiene su línea argumental habitual en torno a los valores, al cariño, al amor, a la comprensión afectiva. Sus obras siempre están envueltas de buenas intenciones, de una enorme calidez y amabilidad con la vida; a su vez, su delicado, redondeado y suave trazo acompaña tal propósito y deja al lector con sensación de ser acogido en un espacio tierno y bondadoso, introduciendo muy pequeñas pinceladas de pequeños y ligeros toques de humor. También los tonos suaves elegidos en sus libros mantienen esa coherencia artística entre fondo y forma.

Por todo ello, es una lectura recomendable especialmente para los más pequeños, pues su poco texto invita a mirar y disfrutar el libro por sus imágenes y por la sensación que transmiten acercándonos a unos valores que no deberíamos perder nunca de vista, sea cual sea la edad que tengamos.

Otros libros de Rocio Bonilla en ULAD: aquí

domingo, 26 de marzo de 2023

Virgilio: Eneida

Idioma original: latín

Título original: Aeneis

Traducción: Eugenio de Ochoa

Publicación: siglo I a.C.

Valoración: Está bien


Yo pensaba ingenuamente que eso de ir a buscar las raíces a lo profundo de las brumas de la Historia era cosa de románticos del siglo XIX, que la necesidad de contar con un origen mitológico o arraigado en algún tipo de epopeya era un tic de nacionalismos modernos, siempre ansiosos de fundar sus bases en la lejanía de lo incomprobable. Pero una vez más compruebo con humildad que leer sirve para abrirle a uno la mente y corregirle de prejuicios, entre otras cosas. Porque, hay que ver, parece que el célebre César Augusto encargó a Virgilio (por entonces un poeta reconocido) un libro en el que diese a conocer al mundo el glorioso nacimiento del Imperio romano, algo que exaltase su grandeza y los elevados designios con que fue concebido. 

Para ello Virgilio, no sé si motu proprio o aleccionado por su promotor, decidió buscar la línea directa con la más insigne civilización hasta entonces conocida, el mundo griego, con el que Roma tenía un parentesco evidente. Pero Virgilio no va desde luego a buscar el entronque en las relaciones que las colonias griegas mantenían con los antiguos habitantes de la península, sino directamente en lo más elevado de su tradición literaria, las leyendas homéricas, bien nutridas de héroes, viajes, dioses y episodios bélicos con que adornar el relato. Así que Virgilio, con mucha habilidad, toma elementos de la Odisea y la Ilíada y construye con ellos una historia interesante y atractiva con la que embelesar a los romanos e impresionar a sus eventuales enemigos.

Toma para ello nada menos que a Eneas, uno de los grandes héroes del asedio de Troya. Y viene a contarnos que, tras la caída de la ciudad con la entrada del famoso caballo, Eneas consiguió escapar con parte de su familia y, bajo la indicación de los hados (cómo no) se lanza en busca de la península italiana, designada como el lugar donde había de renacer el pueblo teucro. Así comienza Eneas un periplo marítimo claramente inspirado en la Odisea, con una importante escala en Cartago, que Virgilio utiliza para fundamentar el tradicional odio entre este pueblo y Roma.

Este viaje, que ocupa algo menos de la mitad del libro, es la parte más entretenida. Porque más adelante los troyanos arriban finalmente al Lacio y lo que encuentran es un recibimiento inicialmente amistoso del rey Latino, que no obstante desemboca rápidamente en un enfrentamiento brutal. Aquí Virgilio pasa a una especie de reescritura de la Ilíada, es decir, una batalla descomunal, ininterrumpida y salvaje entre los recién llegados y la mayor parte de los reinos aborígenes. Como en la obra de Homero, todo es una sucesión interminable de lances de guerra, cabezas que ruedan, venablos clavados en los cuerpos, sangre que tiñe el río, un sitio inmisericorde, soflamas y lágrimas.

Cuesta entender cómo todo esto podía gustar al público de la época, porque la narración (que fue mucho más ágil y transparente en la primera parte) es ahora una sucesión interminable de nombres de guerreros victoriosos o derrotados, con sus correspondientes apuntes genealógicos, escenas de similar dramatismo, alternativas bélicas y peroratas de héroes que se despachan a gusto en el momento previo a matar o morir, que de todo hay. Sin contar con la continua, y bastante irritante, intervención de los dioses y los hados, que se diría que en el mundo antiguo nadie era capaz de enamorarse, equivocarse, cambiar de opinión, errar un lanzamiento o sentirse atemorizado sin que alguno de esos seres superiores lo hubiera decidido mediante maniobras arteras. Pero claro, todo esto era el signos de una época, y seguramente quienes escuchaban aquellas historias disfrutaban mucho más que si les hubiéramos mostrado cualquier cosa que ahora nos parece más razonable o interesante.

Pero aun así, aunque Virgilio se esfuerce en copiar, y lo hace bastante bien, ese estilo de Homero, hay algunas diferencias que resultan bastante llamativas. La primera es que en toda la Eneida no hay un solo momento para sonreír. Ese humor, puede que no del todo voluntario, que en Homero oxigena muy de vez en cuando el relato, aquí no existe en absoluto. Se ve que el poeta romano tenía muy claro que estaba escribiendo una epopeya muy seria a mayor gloria de su país y de su César, y no deja el menor resquicio a la relajación (o es que era un señor muy grave, que también podía ser).  Y tampoco, y esta es otra diferencia clave, se deja ver aquella equidistancia entre los bandos en la que el maestro griego se mantenía durante la mayor parte de la Ilíada. Virgilio está narrando el origen mismo de Roma, y debe tomar partido, así que no debe caber duda de quiénes son los buenos y quiénes los malos.

De lo que no estoy tan seguro es de si el autor era realmente consciente de lo que en realidad estaba escribiendo. Porque sí, es muy impresionante entroncar el origen de Roma con el fascinante mundo de los héroes griegos, pero si nos paramos a pensar, a lo mejor fue a buscar el nexo en el lado equivocado, porque a fin de cuentas los troyanos fueron los perdedores de aquella legendaria guerra, y Eneas, por muy aguerrido y valeroso que se nos presente, y por muchos designios divinos que le dirigiesen, no dejaba de ser un tipo que huyó con su familia de la ciudad derrotada. Claro, que no pasa nada, que a lo largo de la Historia algunas grandes potencias han sido fundadas a partir de fugitivos, presidiarios y aventureros, pero no veo claro si eso aporta suficiente gloria, o si por el contrario de alguna manera resta. A ver si va a ser por esto por lo que Virgilio a última hora dejó la obra inacabada y se opuso a que se hiciera pública. Pero en todo caso el César y sus asesores parece que no advirtieron el detalle, y a fin de cuentas gracias a eso existe la Eneida y tenemos hoy una nueva reseña en Un Libro Al Día.


sábado, 25 de marzo de 2023

Colaboración: El ladrón de cuerpos, de Anne Rice

Idioma original: inglés

Título original: The tale of the body thief

Traducción: Hernán Sabaté Vargas

Año de publicación: 1992

Valoración: Se deja leer



Llegamos a la cuarta entrega de nuestros vampiros favoritos, las famosas Crónicas vampíricas de Anne Rice: En esta ocasión nos alejamos de los tortuosos mundos victorianos de la Europa decimonónica y acompañamos a Lestat y a su nuevo, inseparable, mortal y (cómo no x6 (1)), también enamorado, amigo David Talbot en la recuperación de su poderosamente cuerpo inmortal, hazaña que se desarrollará gran parte en un crucero de lujo; un cambio de aires nunca viene mal, y se ve que la autora ya estaba harta de hacer corretear a sus personajes por oscuros callejones siniestros en la oscuridad de la noche. Vampiros sí, pero disfrutones también. Lo entiendo perfectamente.

Y es que nuestro insufrible protagonista sufre un engaño de lo más inocente que nos lleva a preguntarnos si es este realmente el mayor punto de suspensión de credibilidad en toda la historia de la saga: ¿han oído eso de Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita? Pues se ve que Lestat no.

La situación es esta: nuestro protagonista (pre)siente que algo o alguien lo está persiguiendo, y, como suele pasar en estos casos tan vampíricos y sobrenaturales, una cosa lleva a la otra y bueno, acaban intercambiándose de cuerpo; la experiencia de volver a tener un cuerpo mortal, con dolores, enfermedades y demás - perra vida – a nuestro amigo no le acaba de venir bien y trata de recuperar su cuerpo original, pero, oh sorpresa (¡no!), no todo va a ser tan fácil como parece. Necesitará toda su astucia y la ayuda de su nuevo amigo (los antiguos pasan olímpicamente de él) para volver a ser el de siempre.

Entre medias una monja católica que se enamora de él (cómo no x7), le pide que le quite su virginidad y que acaba sufriendo estigmas en la selva amazónica (de verdad, todo esto es en serio), una chica a la que viola y le deja cargo de conciencia (esto sí y los asesinatos no, qué curioso) y un sinfín de aventuras más del tipo al que nos tiene acostumbrados la buena de Anne Rice.

Hasta aquí los destripes sobre el argumento; este libro representa una clara vuelta de tuerca al mundo sobrenatural y a la apertura de nuevos estilos de la saga, dejando de lado el terror gótico y la profundidad psicológica de los personajes que la caracterizaba, llegando a rozar en algunos casos el thriller y el cine de acción y suspense (rasgos que se acentuarán en futuros libros). Es por esto por lo que considero que este ejemplar es de peor calidad que el resto de libros leídos hasta ahora: se empiezan a agotar los tortuosos procesos mentales de nuestros personajes y se hace patente la necesidad de otros nuevos que tomen el relevo y nos ofrezcan otra perspectiva.

Y un apunte: tras un amago de final (como esta reseña) se produce una interacción entre Lestat y su supuesto nuevo mejor amigo David Talbot que, si llegan a leerla ustedes, ya me contarán qué tal; si la autora quería construir un personaje insufrible, EGOISTA, y con el que resulte imposible empatizar desde luego lo ha conseguido. Es más, lo ha convertido en el protagonista de una saga de veinte libros. Impresionante.

En fin, seguiremos leyendo Crónicas vampíricas, los placeres culpables hay que disfrutarlos hasta el final y quedan aún muchos volúmenes por delante.

(1) Véase reseña anterior

Firmado: EPS

Otras obras de Anne Rice en ULADMemnoch el diabloEntrevista con el vampiroLa reina de los condenadosLestat el vampiro

viernes, 24 de marzo de 2023

Domènec Guansé: Una nit

Idioma original: Catalán
Año de publicación: 1935
Valoración: Entre recomendable y está bien

¡Qué lectura tan deliciosa, esta Una nit de Domènec Guansé! Dicen los expertos que se trata de una de las mejores obras del autor; una en la que cristalizan su estilo e inquietudes literarias. 

Recuerda a las novelas breves del gran Stefan Zweig en formato, estructura, extensión y motivos. También me ha hecho pensar en La sumisa de Fiódor M. Dostoievski. A fin de cuentas, y salvando las distancias, ambas son historias de amor trágicas cuyo desencadenante es la muerte de una joven, ambas hacen hincapié en la psicología de los personajes y ambas se relatan desde la óptica de un narrador no fiable y contradictorio.

En fin: ¿de qué va Una nit? A Maurici le notifican la muerte de Aurèlia, de quien estuvo (y quizá siga estando) totalmente prendado. Eso le obliga a examinar sus propios sentimientos y la relación que mantuvo con la fallecida. «Mi amor era muy puro», nos confiesa en la página 33. «Era un exceso de pureza, precisamente, aquello que lo convertía en morboso.» 

Como podréis intuir, Una nit reflexiona en torno a los riesgos de idealizar al amor o la persona objeto de nuestra devoción; gira, también, alrededor de la confusión de los sentimientos y la escasa fidelidad del recuerdo de los mismos; y explora, sobre todo, el dolor que ocasionan las vanas esperanzas, el rechazo, la pérdida, las expectativas malogradas o la lúcida aprehensión de aquellas emociones que nos vuelven frágiles.

En la primera mitad del texto prima la introspección. En la segunda, en cambio, abundan la acción y los diálogos, aunque en ningún momento se deja de lado la abstracción. Personalmente, creo que esta segunda mitad resuelve algunas dudas que eran más efectivas cuando ambiguas. Asimismo, aporta información que, pese a ser verosímil, bordea el culebrón.

En resumidas cuentas, merece la pena leer Una nit. La sensibilidad que supuran su prosa y sus  meditaciones es sumamente atractiva; por otro lado, es imposible no empatizar con el atribulado protagonista y la pasividad o desesperación que le atenazan.

jueves, 23 de marzo de 2023

Arthur Miller: El crisol (o Las brujas de Salem)

Idioma original: inglés
Título original: The Crucible
Traducción: Ramón Espejo Romero
Año de publicación: 1953
Valoración: Recomendable

Será una deriva de lo más natural que tras leer una obra que reflexiona sobre un hecho histórico, empiece una a querer leer todo lo relativo a ese mismo hecho hasta conformarse lo más parecido a una idea propia. En ese sentido, quizá lo «natural» no hubiera sido empezar con la magnífica novela gráfica con perspectiva de género, si no por esta archiconocida y archiversionada pieza teatral de Arthur Miller. Una obra tan universalizada que, sospecho, ha suplantado los verdaderos acontecimientos en el imaginario del gran público.

Resumen resumido: Nueva Inglaterra, 1692. Un grupo de niñas, lideradas por la joven Abigail Williams, son sorprendidas de noche en el bosque, en medio de unas danzas y ritos extraños. Ante el terror de ser castigadas, se hacen pasar por víctimas de algún tipo de maleficio y acusan de brujería a varias conciudadanas. Lo que empieza como una descabellada huida hacia adelante acaba convirtiéndose en una gran bola de nieve que muchos tratan de dirigir para satisfacer sus propias venganzas y anhelos. Abigail Williams, por su parte, acusará de brujería a la esposa de John Proctor, con el que está obsesionada desde que tuvieron un encuentro carnal clandestino.

La obra de Arthur Miller no pretende ser una crónica ficcionada de los verdaderos acontecidos. El interés del autor al poner el foco en este episodio histórico tiene mucho que ver con otro episodio de «caza de brujas» perpetrada durante los años 40 por McCarthy, que arrasó con el panorama artístico e intelectual de los EEUU en busca de supuestos comunistas a sueldo del gigante rojo. Incluso a día de hoy seguimos empleando la expresión «caza de brujas» para referirnos a una vulneración sistemática del principio de presunción de inocencia. La batería de juicios y la convulsión social que generaron son un denominador común en ambos momentos históricos y que la obra recoge perfectamente. Miller sufrió la «caza de brujas» en sus propias carnes sin que ello llegara a truncar su carrera definitivamente, como sí les sucedió a otros amigos y compañeros. Y ese hecho biográfico sumado a la vis política que siempre imprime en todas sus obras, fue un claro detonante a la hora de abordar la escritura de este texto. Eso en cuanto al marco y al tema de la obra.

En cuanto al conflicto (la redención de la culpa personal a través de la autoinmolación universal) y al héroe (John Proctor) también existe un vínculo biográfico muy potente: Arthur Miller le había sido infiel a su esposa con la estrella del momento, Marilyn Monroe, y la culpa lo estaba reconcomiendo. Sin ir más lejos, «El crisol» está dedicado a su esposa Mary. Este hecho se filtra en la trama del matrimonio Proctor y le otorga a su conflicto una profundidad emocional arrolladora. Y aunque la deriva de la obra acabe por separarlos, su momento de reencuentro y perdón mutuo en el ojo del huracán de la tragedia, es muy verosímil y de una belleza que pone los pelos de punta. (*)

El texto de la obra resulta natural y verosímil, los personajes se interrumpen, se solapan, tal como sucede en la vida real. Todos los personajes principales tienen un recorrido coherente y dramático, el ritmo en el que se van sucediendo los hechos hasta llegar al despropósito judicial con el mezquino juez Danforth a la cabeza, funciona muy bien. No se puede añadir mucho más, quizá me han sorprendido especialmente algunas acotaciones excesivamente largas, como las explicaciones de un narrador editor que desea intervenir demasiado en las sensaciones que deben llegarle al lector (o al director y a los actores).

Sobre el título, la definición de «crisol» es cavidad en la parte inferior de un alto horno donde se recoge el metal fundido. Me gusta pensar que Arthur Miller eligió ese término para referirse al resultado de ejercer la opresión y persecución en el seno de una comunidad: una masa caliente y peligrosa contenida en una pequeña cavidad. Pero seguro que hay estudios rigurosos que se extienden páginas y páginas a este respecto.

De todos los subproductos (léase en el buen sentido) derivados de la obra teatral, destacaré la película de 1996, cuyo guion fue escrito por el propio Arthur Miller, lo que se hace patente por la cantidad de frases y diálogos extraídos directamente del texto original. Y funcionan. Las variaciones para adaptar la historia a la gran pantalla son mínimas aunque haya que sumarle los peajes para el cine mainstream. No hay más que mirar el cartel. En mi opinión personal, a Daniel-Day Lewis la intensidad de Proctor le viene al dedo, Joan Allen está excelsa como su esposa Elizabeth y Winona Ryder interpreta una Abigail un poco pasada de vueltas. Eran los 90 y a toda película le venía bien una «Lolita» ni que fuera con cofia.

Y hablando de subproductos en el buen sentido, y en este caso basados en los hechos reales, no en la obra de Miller, el compañero Juan reseñó esta curiosidad sobre Tituba, primera señalada, esclava del reverendo Parris (tío de Abigail y colaborador necesario en el esperpento de lo acontecido).

Así que Muy recomendable y especialmente esta edición de Cátedra, que tiene un prólogo muy interesante y completo, escrito por el que también es el traductor, Ramón Espejo Romero, y que profundiza (con rigor y sin aburrir) en las cuestiones técnicas de la obra, así como en el marco histórico.

(*) Y por cosas como esta, Arthur Miller es un genio, por ser capaz de trasladar emociones y conflictos reales y muy complejos al papel, a las tablas o a la pantalla. Por otra parte, podemos deducir que o bien su sentimiento de culpa o bien la paciencia de Mary no eran tan grandes, y Arthur Miller acabó casándose con Marilyn Monroe. También podemos saber (si recurrimos a la extensa bibliografía sobre la vida de Marilyn Monroe) que Arthur Miller se portó con ella como lo que viene siendo un jabalí doméstico.

miércoles, 22 de marzo de 2023

Ingvild H. Rishøi: La puerta de las estrellas

Idioma original: noruego
Título original:  Stargate: en julberättelse
Traductora: Lotte Katrine Tollefsen
Año de publicación: 2021
Valoración: Recomendable 

Resulta algo anacrónico leer esta novela en marzo, como he hecho yo, porque, como todas las críticas y reseñas apuntan, y como indica también el subtítulo original astutamente eliminado en la versión española, esta es "una historia de Navidad". Se sitúa en diciembre, hay nieve para aburrir, y encima uno de los elementos centrales es un árbol de Navidad, o mejor dicho, muchos, muchísimos, muchisísimos árboles de Navidad.

Dickensiana. Ese es otro adjetivo que aparece en casi todas las reseñas de La puerta de las estrellas. Y es casi imposible no utilizarlo: las protagonistas son dos niñas, dos hermanas, Ronja y Melissa, pobres, extremamente pobres, cuyo mayor sueño es tener algún día un árbol de Navidad en casa. ¿Y por qué son tan rematadamente pobres las dos hermanas? Porque su padre es un alcohólico que no consigue mantener ningún trabajo, ni siquiera uno que le consigue su hija pequeña vendiendo árboles de Navidad (oh, the irony!). Después de un periodo de sobriedad viene otro de caída, y luego la culpa, la recuperación, la nueva (aparente) estabilidad... Solo Ronja, más pequeña, mantiene la esperanza y la ilusión por tener una vida normal (y un árbol de Navidad en su casa); Melissa, más madura y por eso más desencantada, solo contesta: "ya veremos, ya veremos".

Como buen relato navideño, este es también un libro de buenos sentimientos (aunque sin ser empalagoso): además de la ternura que surge entre la dos hermanas (con Melissa adoptando el papel de adulta protectora), también encontramos otros personajes que se preocupan por las hermanas y las cuidan de formas más o menos declaradas, como el conserje de la escuela de Ronja que conversa con ella, o como su vecino, el señor Aronsen, que finge no preocuparse pero que acaba adoptando una actitud paternal con la pequeña Ronja. Y tampoco falta, claro, el scrooge de turno, en este caso Eriksen, el dueño de la compañía de árboles de Navidad, que parece empeñado en boicotear los esfuerzos de las dos hermanas por salir adelante...

Con estos materiales, La puerta de las estrellas (que, por cierto, es el nombre de un bar, no tiene nada que ver con la mítica película/serie de ciencia ficción) podía haber resultado un pastiche, un cliché melodramático kitsch. Pero creo que la autora sostiene la novela sin caer en estos extremos, primero porque consigue equilibrar los aspectos duros (las borracheras del padre, la enfermedad, el hambre y el frío de las hijas) con los momentos tiernos o emotivos (las noches que las niñas pasan abrazadas, los gestos desinteresados del vecino o el conserje...) De hecho, la voz que narra la historia es la de la pequeña Ronja, lo que nos transmite su mundo de sueños, esperanzas y miedos. (La autora ha escrito también literatura infantil y juvenil, y demuestra tener una cierta proximidad con ese mundo maravilloso y terrible que es la infancia). Y también porque la novela está narrada de forma ágil, con capítulos cortos y elipsis, en que lo realista (no tremendista) se entrecruza con lo onírico. Además, dado que se trata de una novela relativamente corta (unas 170 páginas con muchos blancos), no tiene literalmente tiempo de hacerse pesada...

Recomendaría a posibles lectores que esperen a Navidad antes de comprarse esta novela, pero claro, estamos en marzo, y para diciembre ya nadie se va a acordar de esta reseña - y probablemente el libro haya desaparecido de las librerías porque, como todos sabemos, entre tanto habrán aparecido otras 600.000 novedades literarias imprescindibles. Así que, olvidad lo que he dicho: si os apetece leer una novela bonita, entrañable, triste y tierna, no esperéis, y abrid La puerta de las estrellas. La novela, quiero decir. Ya me habéis entendido.

martes, 21 de marzo de 2023

Edurne Portela: Maddi y las fronteras

Idioma original: Español

Año de publicación: 2023

Valoración: Recomendable 

Quien haya leído con anterioridad a Edurne Portela sabrá que la violencia y la memoria son (dos de) los ejes fundamentales de su obra. Por tanto, no debería extrañar que esta Maddi y las fronteras reincida en esas obsesiones, si bien esta vez lo haga de una manera algo diferente.

Porque esta vez estamos ante una novela en la que los personajes y los acontecimientos son reales mientras que el pegamento que los une es imaginario. El personaje "elegido" por Edurne Portela es María Josefa "Maddi" Sansberro, personajes fascinante por contradictorio (católica y divorciada, contrabandista y colaboradora de la Resistencia, etc) ; los acontecimientos son los hechos transcurridos en su vida entre 1929 y 1944; el pegamento es la opción elegida por la autora para rellenar los espacios vacíos que los fríos documentos de archivo dejan.

Esto de la opción es fundamental en la novela. Entre todas las Maddi posibles, la autora elige crear una propia, gracias a la utilización de una primera persona que determina el tono de la novela y que permite que esta sea más íntima que documental (pese al evidente trabajo de documentación). Monólogo interior, sí, pero también frecuentes diálogos que oxigenan la novela y le dan agilidad.

En Maddi y las fronteras podemos encontrar dos partes bien diferenciadas, que daré en llamar la "barojiana" y la "sempruniana", siendo para mi gusto mucho más destacable la segunda que la primera.

En cuanto a la parte "barojiana", que vendría a ocupar unos dos tercios de la novela, posee los ecos, defectos y virtudes que tiene parte de la obra de Don Pío (en especial, la tetralogía Tierra Vasca). Así, comparte con ellos escenarios fronterizos, fluidez en la narración, un ligero aire aventurero, un muy buen personaje central y cierto desaprovechamiento de algunas escenas y secundarios. En este sentido, la primera parte de la novela cubre un período de unos 13 años que dan la impresión de pasar demasiados rápidos. Hay situaciones (la entrada de Maddi en la Resistencia) y personajes (Lucien, Fidel...) que tienen un potencial brutal y que darían, creo yo, para algo más. Quizá esa fuese otra novela, quién sabe.

Pero la novela da un giro radical y se convierte en "sempruniana" a partir de un determinado momento. Un acontecimiento brutal hace que la novela sea mucho más cruda, más "corporal", que Portela adopte mayores riesgos en lo estilístico, que la voz de Maddi cambie por completo y que el texto se acerque a la literatura concentracionaria, con un magnífico reflejo de la deshumanización causada por la violencia y de la evolución final del personaje.

En resumen, una novela en la que creo que la autora sacrifica algo de profundidad a costa de una mayor facilidad de lectura, que mejora con el paso de la páginas, que recuerda (sobre todo en su segunda mitad) a la mejor Edurne Portela y que demuestra que la santurtziarra es un valor seguro. 

P.S.: Maddi y las fronteras lleva 3 semanas entre los 100 libros más vendidos en librerías españolas!!! Y nosotros nos alegramos un montón. Edurne se lo merece!

También de Edurne Portela en ULAD: Los ojos cerradosFormas de estar lejosMejor la ausencia y El eco de los disparos

lunes, 20 de marzo de 2023

Javier Marquina y Jaime Infante: Progenie

Idioma: español

Año de publicación: 2021

Valoración: entre recomendable y está bien

Que sepáis que dentro de 10525 años la especie humana como tal estará compuesta únicamente por mujeres, ya que un virus que se extendió en 2020 (casualidad, oyes) afectó únicamente a los portadores del cromosoma XY, provocándoles espantosas mutaciones que les convirtieron en unos horripilantes monstruos ávidos de carne fresca (pues como ahora, dirá más de una...bueno, sí, pero sin ni siquiera hacer crossfit ni utilizar AXE después de la ducha): lo llamados "mutombres", que son combatidos sin tregua por las guerreras gorgonas. Un día, al volver de una patrulla, la coronel (¿coronela?) de éstas, Etiopía es convocada ante el consejo de Madres que gobierna la ciudad de Nuevo Durango para confiarle una delicada misión: la especie humana ha de abandonar el planeta Tierra por culpa del inminente colapso del Sol, pero antes han de saber qué ocurre con un almacén de simiente -humana, se entiende- con el que han perdido la comunicación y del que depende su supervivencia futura. Así que hasta allá se trasladan la coronel (¿-a?) y su pelotón de aguerridas gorgonas, para encontrarse con...

No voy a contar más para no estropearle la lectura a nadie, pero si alguien está interesado en leer un cómic de acción "diferente", con cierto regusto a Predator o Alien 2, que no dude en acercarse a este libro. Quizá la historia, eso sí, se quede un poco corta, en mi opinión, pero no deja de tener su puntillo, aderezada además por unas ilustraciones en blanco y negro un tanto vintage (de hecho, me recuerdan a las míticas, aunque viejunas, Hazañas bélicas) pese al carácter futurista de la historieta, aunque casa bien con el mismo. 

Otra cosa, si se quiere poner alguna pega, es dilucidar si resulta pertinente que una especie de fábula futuro-feminista sea ideada únicamente por unos maromos señoros señores -encontramos incluso un epílogo del también historietista Toni Fejzula-, como si no hubiera, yo qué sé, alguna dibujante o guionista mujer que hubiese podido aportar su punto de vista al, por otra parte, meritorio cómic... ¿No pueden los hombres hablar de feminismo, por otra parte?¿No deben siquiera, quizás? En fin, no seré yo quien conteste a estas peliagudas cuestiones, pero quien desee intentar hacerlo, aquí tiene un buen y entretenido punto de partida... Buena suerte en el empeño.



domingo, 19 de marzo de 2023

Chuck Klosterman: Matarse para vivir


Idioma original: inglés
Título original: Killing yourself to live
Año de publicación: 2005
Traducción: Juan Trejo y Óscar Palmer
Valoración: bastante recomendable

Chuck Klosterman escribe, en 2005, para Spin. Una revista en franca decadencia, como prácticamente cualquiera en papel, ya en aquella época, ya no digamos si se dedicaba a la música, y si en particular al género agrupado bajo la etiqueta rock, seguramente hablamos de un medio con una progresión descorazonadora y con un peso nulo en influencia global. Hora de ir reconociéndolo, hora de ir agarrándose a cualquier otra cosa.
Y aunque el estilo de vida rock sea un poco el centro de Matarse para vivir, por suerte este no es un libro trufado de estereotipos, y aunque pueda categorizarse como gonzo (dícese del estilo en que quien narra se integra en lo narrado, etiqueta representada con todo tipo de excesos por Hunter S. Thompson), hay que agradecer que, según se deduce, estas páginas no han sido escritas como testimonio del uso constante y discriminado de estupefacientes, cosa que, aunque desconozco el proceso de escritura del libro, aporta un cierto equilibrio. Bastantes crónicas de excesos han copado la literatura de cierta época, bastante vergüenza ajena hemos pasado y pasamos por culpa de pesados sin talento (Joaquín Sabina sería un ejemplo canónico) más empeñados en demostrar que viven como rockeros que pendientes de entregar música que merezca ser recordada por su valor artístico o sus hallazgos.
Tras esta diatriba inicial, que espero me perdonéis, Matarse para vivir es la crónica de 10.000 kilómetros (sería más rockero decir 7.000 millas) que Klosterman recorre al volante de un coche de alquiler, que ha cargado de CDs que va escuchando, en busca de una serie de lugares (hoteles, domicilios, sembrados en medio de la nada) donde se han producido fallecimientos célebres de músicos. Una crónica curiosamente alejada de la necrofilia, ese fenómeno tan lucrativo para los herederos legales, pues rara vez Klosterman -gracias, sabia contención seguramente debida a usar más bien marihuana que cocaína- se recrea en los aspectos morbosos, y ciñe el relato, con cariñosa frialdad y distanciamiento, para ajustarse a los hechos. Y ese recorrido que incluye el Chelsea Hotel, en que Sid Vicious asesinó a Nancy Spungen y se constituyó en leyenda a pesar de su escasa pericia con el bajo y su escasísima producción artística, mucho tiempo no le dio, llega hasta una plaquita en medio de un campo donde se estrelló la avioneta en que iba Buddy Holly, y acaba en Seattle, con Kurt Cobain. Pienso, ya le daría a Closterman para una segunda parte que completaría un abanico más amplio que incluyera a Amy Winehouse, Avicii o la retahíla de músicos víctima de la crisis de los opioides. 
Por supuesto se centra en muertes por causas no naturales y por supuesto menciona lo provechosas de esas desapariciones para que la perspectiva sobre personaje y obra se mitiguen y vean cómo les es aportado un prisma, para que digamos que la especie humana es mala, que consiste en magnificarlos aunque sea con métodos artificiales. 
Mientras Klosterman conduce y define el esqueleto de su narración, de hecho parece no decidirse hasta el final por que ésta tome la forma de un libro, sabemos de su vida, de cómo empezó a trabajar para la revista, de los entresijos de la redacción, de sus relaciones sentimentales y cómo asume con madurez que estas no hayan sido ni perfectas ni convencionales. Ese es un punto de moderación, de acercamiento, poco usual si se hubiera tratado de una mera crónica, pero una contrapartida que aporta valor a la lectura. Vemos a un hombre rondando los cuarenta, circulando con música a todo volumen (alguna de ella ciertamente discutible) comentando discos, sonidos, estrofas, situaciones, tan alejado de los estereotipos como abocado a ellos por la mera circunstancia de su profesión. Nada de excesos en primera persona ni de encumbramiento artificial, lo cual se agradece, porque de todo ello surge un texto directo y sincero.

sábado, 18 de marzo de 2023

Laura Bates: Los hombres que odian a las mujeres

Idioma original: inglés
Título original: Men Who Hate Women: from incels to pickup artists, the truth about extreme misogyny and how it affects us all
Traducción: Paula Zumalacárregui Martínez (ed. en castellano, Capitán Swing)
Año de publicación: 2021
Valoración: entre recomendable y muy recomendable


Esta lectura no va a ser fácil. Ni placentera. Pero sí necesaria. 

Los que nos hemos acercado al feminismo desde hace un tiempo (sea cual sea, seguro que es poco) hemos querido entender el movimiento, comprenderlo y actuar en consonancia con sus valores basados en la igualdad. Pero, a veces, ocurre que para entender su alcance y necesidad en profundidad, uno debe adentrarse en lecturas duras, contundentes y diríamos que incluso aterradoras. Porque en ocasiones vemos solo el resultado de las ideas misóginas, a veces vemos únicamente la superficie, pero estas se crean, se amplifican y se reproducen en el tejido virtual que suponen las redes sociales a los que todos estamos (quizá demasiado) atrapados.

Laura Bates, escritora y activista comprometida con la igualdad, creó hace años una página web llamada «sexismo cotidiano», un lugar en el que «la gente (de cualquier género) podía relatar sus vivencias en materia de sexismo y desigualdad». Pero la autora, tras recibir constantemente amenazas y ver cómo la opinión sobre las mujeres y el feminismo se transformaba a nivel social, decidió ir más allá. Así que, tal y como cuenta en el prólogo: «a lo largo de un año, indagué en esas comunidades para averiguar cómo está sucediendo todo esto y desenmascarar una fuerza poderosa, alimentada por el odio». Y el resultado es esclarecedor a la vez que aterrador.

Empieza el libro de manera contundente: describiendo un mundo atroz en el que «anualmente se viola, apaliza, mutila, maltrata  y asesina a miles de mujeres por el mero hecho de serlo. Imaginemos un mundo en el que se fomenta de manera activa el odio hacia las mujeres mediante comunidades de hombres cada vez más numerosas especializadas en alimentar y avivar la causa (…) No hay necesidad de imaginar ese mundo: es el que habitamos». Con este preámbulo, la autora sitúa de manera clara el escenario del ensayo y lanza una crítica contundente a los hombres que defienden una masculinidad tóxica, pues «describen una ideología y un sistema que presiona a los niños y a los hombres de nuestra sociedad, de nuestra familia, para que se atengan a unos ideales impracticables, insalubres e insostenibles. Los aplastantes estereotipos de género perjudican a los hombres a nivel individual, además de a la sociedad en la que viven» y aclara, para que no haya ninguna duda, que «eso no quiere decir que tratemos a todos los hombres como enemigos: al revés. Significa abrazar a las legiones de hombres que están al pie del cañón, a los activistas y educadores volcados en combatir el problema». 

Como avanza la autora ya en la introducción, «en este libro exploraremos los eslabones de la cadena (…) y su existencia como una especie de ecosistema vivo y palpitante en estrechas y simbióticas relaciones con otras comunidades virtuales, como los supremacistas blancos y los trolls. Analizaremos los métodos de expansión de esos grupos, que tejen una amplia telaraña de páginas web, blogs, foros, chats, grupos y cuentas en las redes sociales y revelaremos lo fácil que resulta que los jóvenes se tambaleen por los márgenes de esa telaraña, que se vean atrapados y por fin atraídos al centro con sutil eficacia». Porque la comunidad incel ha ocupado la machoesfera, creando una comunidad en la que obtienen refugio hombres insatisfechos, sin novia, y en la que es fácil convencer a sus miembros que la culpa de su situación es una sociedad en la que las mujeres son «las que tenían privilegios, las que tenían la sartén por el mango y las destinatarias de todas las prerrogativas», una red cada vez más amplia de páginas web, blogs, foros,’podcasts, canales de YouTube y chats (…) Esa subcultura incel, que recuerda a una hidra y es casi sectaria en su desarrollo de una ideología vehemente misógina, ha alumbrado una detallada visión del mundo violentamente antifeminista y a menudo delirante» que cree que desde el Gobierno hasta la sociedad en general han diseñado un mundo andrófobo que está en contra de los hombres y que beneficia a las mujeres por encima de ellos. Por ello, «el pujante movimiento feminista tiende  a considerarse una amenaza. Los antifeministas interpretan y describen deliberadamente el reciente interés de nuestra sociedad por la igualdad como una crítica a todos los hombres (…) La machoesfera va un paso más allá: subvierte por completo la narrativa de los privilegiados y las víctimas. Le dice a los hombres que están sufriendo y que la culpa es de las mujeres (…) Sus partidarios son de lo más variopintos: adolescentes ingenuos, defensores de la violación, ermitaños vulnerables, misóginos violentos… (…) Lo que sí parecen tener en común es el anhelo de pertenencia. Y esa necesidad la satisface con creces una comunidad a la que se le da de maravilla transmitir una sensación tribal de cohesión» pero que parte con una premisa altamente contradictoria: «se denigra a las mujeres por acostar-se con hombres y, al mismo tiempo, por negarse a hacerlo». Así que «el problema no es que las mujeres tengan relaciones sexuales, sino que tengan poder de elección sobre con quien mantenerlas». Ese ansia de poder, dominación y control es el núcleo de su ideología. Por ello, la autora constata que «muchas de las palabras adoptadas en los últimos dos años por la derecha reaccionaria proceden realmente de la comunidad incel» que se encuentran en Reddit, Facebook y otras webs y que debería regularse, pues el hecho de no hacerlo entraña un gran peligro debido a que, erróneamente, «tendemos a pensar que el mundo virtual y el real son ámbitos diferentes y alejados, separados por una sólida línea divisoria. Se da por hecho que lo que ocurre en internet es virtual, irreal y, de manera implícita, inofensivo. Pero el impacto en el mundo real de los asesino que se han creído a pies juntillas la ideología incel (…) es la prueba demoledora de que una suposición como esa no podría estar más lejos de la verdad».

Por ello, la autora Laura Bates, después de años hablando sobre sexismo y explorando las comunidades virtuales más hostiles contra las mujeres, ha escrito este ensayo que, a través de diez capítulos que giran en torno a la misoginia y a la masculinidad tóxica, trata el problema desde los siguientes ángulos: 
  • Ícels y la machoesfera, sobre las comunidades que acogen, nutren y expanden las ideas misóginas así como también radicalizan el mensaje animando a la violencia hacia las mujeres o hacia sus propios miembros.
  • Gurús de la seducción, personas que describen y entienden a las mujeres como meramente objetos de placer, como presas , pues  sostienen que «hay que superar la inconveniente resistencia de las mujeres con el fin de dominarlas y controlarlas». Por ello, cita los principales «artistas de la seducción» y su ideología (alguien a quien encarnó perfectamente Tom Cruise en «Magnolia» emulando a Ross Jeffries), pues usan «la pseudociencia y la psicopalabrería para cimentar una base impresionante que suene académica para lo que, en realidad, es misoginia empaquetada que se vende a los hombres; en este caso, como una receta aceptable y prácticamente infalible para mantener relaciones sexuales» y que recurren si hace falta a la apología del acoso, la violación y de la agresión sexual.
  • Hombres que siguen su camino, que forman un número muy superior a los incels y en aumento a raíz del #MeToo y lo constituyen aquellos hombres que eligen renunciar a cualquier tipo de relación con las mujeres en una práctica menos violenta que los incels o los artistas de la seducción pero igualmente peligrosa, pues tiene consecuencias negativas reales en la vida y la carrera profesional de las mujeres debido a que las consecuencias de evitar a las mujeres en un mundo patriarcal son desastrosas ya que impiden desarrollar su carrera profesional lo cual «legitima un discurso que en realidad constituye una misoginia extrema».
  • Activistas por los derechos de los hombres, aquellos que creen que, como indica la autora: «desde una perspectiva feminista, “igualdad de género” ha llegado a significar dominación femenina y subyugación masculina. Ha provocado que se invierta la discriminación: donde antes se marginaba a las mujeres, los hombres denigrados han tomado su lugar».
  • Trolls, quienes se encargan de acosar a las mujeres víctimas de agresiones a través de la «técnica de acoso llamada “doxeo”, que consiste en que tus datos de contacto personales se divulguen y se publiquen en internet junto con invitaciones a que se te bombardee a insultos y amenazas», culpando a las mujeres en los casos en los que hombres han abusado de ellas siendo expertos en ciberacoso y en provocar a otros usuarios para que sus respuestas sean cada vez «más emocionales, airadas o defensivas» algo constatado en «una investigación llevada a cabo con cuatro mil mujeres de ocho países diferentes concluyó que casi una cuarta parte de las mujeres de entre dieciocho y cincuenta y cinco años han sido víctimas de insultos o ciberacoso; en los Estados Unidos, la cifra supone el 33 por ciento de las mujeres. Más de una cuarta parte de las que han experimentado esa clase de acoso ha recibido amenazas de agresión física o sexual, y una de cada seis ha sido “doxeada” con consecuencias como estrés, ansiedad y ataques de pánico. Con ello, se expulsan a las mujeres de los espacios públicos virtuales, imprescindibles para las personas jóvenes para «organizarse a nivel político y participar en los debates».
  • Agresores y maltratadores físicos, aupados por aquellos medios de comunicación afines que les protegen y suavizan su imagen. Por ello, en este capítulo trata también sobre el papel de los medios a la hora de informar sobre estas noticias, con tendencia al blanqueamiento del agresor y a la (doble) victimización de la víctima.
  • Hombres que se aprovechan, en el que habla nuevamente de los «gurús» y de cómo en lugar de apoyar aquellos que no saben cómo disfrutar de experiencias románticas se aprovechan de ellos vendiéndoles cursos y seminarios cargados de misoginia, pues «es fácil entender que los artistas de la seducción (…) hayan pasado de campamentos de adiestramiento para ligar a seminarios de “autoayuda”. Les permite seguir explorando al mismo público, solo que de una forma nueva».  De esta manera, en este capítulo se explica también la cadena de generación de odio desde las altas esferas (políticas, comunicación) hasta las «auténticas víctimas, los hombres que se ven envueltos en el odio y los estereotipos rígidos y anticuados con los que trafican sus ídolos en beneficio propio».
  • Habla sobre cómo algunos hombres creen que se ha orquestado contra ellos una caza de brujas a raíz del #MeToo y, con ello, afirma irónicamente que «los hombres actuales están aterrados. Viven en un mundo en el que se los persigue y amenaza. Cualquiera de ellos: con independencia de sus actos i relaciones pasadas, corre el peligro de ver destruida su felicidad y diezmada su carrera sin previo aviso. Las mujeres furiosas, mentirosas y manipuladoras están en pie de guerra y ningún hombre está a salvo».
  • Hombres que no saben que odian a las mujeres, en el que habla sobre adolescentes que, a través principalmente de internet, se empapan del mensaje misógino y se «educan» sexualmente a través de las redes y  webs con contenido pornográfico. Con ello, la autora expone el peligro que suponen las redes y plataformas como YouTube (representa el 37% de todo el tráfico de internet móvil), pues opera en él una gran red de influencers de ultraderecha; Bates denuncia su práctica de recomendar vídeos una vez termina el que ves actualmente, pues el algoritmo funciona de manera que los siguientes vídeos son cada vez más radicales porque es la manera con la que consiguen que la gente de enganche y genere más tráfico. La autora explora este efecto y expone el gran peligro que supone pues los jóvenes son grandes consumidores de YouTube y con ello «se empieza a crear un espacio para el adoctrinamiento virtual, un problema especialmente acuciante en el caso de un grupo de edad  de semejante vulnerabilidad potencial (…) los jóvenes son más susceptibles de verse influidos en sus ideales políticos». La autora concluye, de manera taxativa, que «cuanto más subestimemos a la machoesfera, mayor será el riesgo de que les sirvamos a nuestros jóvenes en bandeja».

Con todo ello, Laura Bates ofrece una respuesta al problema que pasa por combatir los estereotipos de género en primer lugar, así como legislar a favor de la igualdad y contar con el apoyo de los hombres porque hay hombres que odian a los hombres que odian a las mujeres y que luchan contra los estereotipos rígidos y las estructuras patriarcales, así como proporcionar herramientas y conocimientos sobre consentimiento sexual y respeto. Afirma igualmente que «dar a los jóvenes la mayor cantidad posible de información fiable y permitir que saquen sus propias conclusiones es la mejor manera de combatir ese problema sin volverlos en contra ni tratarlos con condescendencia». Por ello, carga contra las empresas de contenidos y defiende que es necesario que «las propias empresas de redes sociales asuman la responsabilidad que les corresponde para lograr un cambio real en el ambiente de los “espacios virtuales tóxicos”» (algo que ya apuntaba Simona Levi en «Fake you» en relación a las FakeNews) porque «cuando vemos tantísimas amenazas de violación y muerte en las redes sociales, cuando observamos y registramos cómo las empresas de redes sociales se niegan activamente a suspender las cuentas de quienes envían amenazas, el mensaje que nos llega es que ese comportamiento, ese discurso, es aceptable». Y no lo es en absoluto porque «los miembros de la machoesfera defienden de manera explícita la violencia física y psicológica contra la mujer en la oreja para instaurar el orden y la disciplina en la esfera doméstica» (…) «en esencia, están usando la violencia y el miedo para intentar imponer roles de género tradicionales y estereotípicos (…) en otras palabras, la violencia de género es una forma de terrorismo, solo que es un terrorismo discreto, inadvertido y cotidiano».

El libro que ha escrito Laura Bates es duro, muy duro, y pone los pelos de punta. Porque no se trata de una distopía, es la realidad; una realidad que en determinados entornos queda muy oculta y sumergida pero existe y cobra fuerza. Y por ello, a pesar de tratarse una lectura que no es placentera y que en algunas ocasiones o apartados es excesivamente larga o nutrida en exceso de casos puntuales o ejemplos, sí es necesaria. Porque tal y como la aurora concluye: «no podemos combatir un problema si la gente ni siquiera sabe que existe. Y, una vez que lo sepamos, todos tenemos la responsabilidad de responder a una sencilla pregunta: ¿qué vamos a hacer para solucionarlo?». De igual manera yo lanzo el reto. Ahora ya sabemos lo que hay, por si había dudas. Mi respuesta: combatir con información, actitud y valores. Que cada uno elija su camino pero el resultado debería ser el mismo: conseguir un mundo más justo, más equitativo, más respetuoso: más feminista.

viernes, 17 de marzo de 2023

Robert Zimmer: Arthur Schopenhauer

Idioma original:
Inglés
Título original: Arthur Schopenhauer. Philosophie für Einsteiger
Año de publicación: 2021
Traducción: Alejandro del Río Herrmann
Valoración: Está bien (sobre todo para interesados)

Siempre me ha gustado Arthur Schopenhauer (1788-1860). Creo que su visión del mundo y del ser humano son bastante certeras y, por más que digan sus detractores, su pesimismo y misantropía tienen algo de catártico y constructivo. Asimismo, las obras de este pensador, deliberadamente antiacadémicas y vocacionalmente populares, están escritas con un estilo la mar de asequible, de manera que incluso los legos podemos adentrarnos en ellas. 

Pues bien, el alemán Robert Zimmer repasa por encima la vida y filosofía de su compatriota Schopenhauer en este librito homónimo. La labor divulgativa de Zimmer es loable: consigue resumir los elementos clave de su objeto de estudio y sintetizar exitosamente ideas sumamente complejas. Sólo le pondría una pega: tiene cierta tendencia a repetir información, ya que ésta se compartimenta en tantos apartados que, inevitablemente, aparecerá en varios.

Ah, las ilustraciones de Ansgar Lorenz, que comparten página con los comentarios de Zimmer, me sobran totalmente. En general no aportan nada al texto; si acaso, distraen la atención del lector. A eso hay que sumarle que son muy pobres a nivel técnico, que abusan del entramado para rellenar espacios estérilmente, que en ocasiones se reciclan con ligeras variaciones y que, en su gran mayoría, son calcos insípidos de imágenes preexistentes.



Más libros acerca de Arthur Schopenhauer: En presencia de Schopenhauer

jueves, 16 de marzo de 2023

Colaboración: Memnoch el diablo, de Anne Rice

Idioma original: inglés
Título original: Memnoch the Devil
Traducción: Hernán Sabaté Vargas
Año de publicación: 1995
Valoración: Se deja leer


Continúo con mi placer culpable favorito (y no tan secreto): Las Crónicas vampíricas de Anne Rice.

En este volumen Anne Rice y Lestat definitivamente se dejan llevar por sus respectivas imaginación y prepotencia para que todo se acabe yendo de madre sin aparente remisión; si en el anterior libro Lestat debía luchar contra una especie de mago listillo para recuperar su cuerpo inmortal, aquí directamente Satanás en persona (no es otro que el Memnoch del título) viene a PEDIRLE – no exigirle ni muchísimo menos, que estamos hablando del Príncipe Engreído – que sea su lugarteniente. Ojo ahí, que venga Amancio Ortega a suplicarte que heredes Inditex es pecata minuta al lado de eso. Pero no acaba ahí la cosa, Dios en persona (Dios Personificado, creo que lo llaman en el libro) también viene a decirle algo así como que no sea mala gente, no le haga una jugada. Nuestro vampiro favorito se lo tiene que pensar, porque claro, él también sus asuntos personales que tratar y no vaya a ser que todo esto le quite tiempo para sus cosas.

Concretamente, se ha enamorado de una (otra más) joven mística y telerreligiosa que además es la hija de un narcotraficante que se ha cargado para saciar su sed. El narcotraficante, por su parte, se le aparece en forma fantasmal para pedirle (a su asesino, lo olvidemos, tremendo golpe de lógica) que proteja a su hija. Además, este es un experto en arte y teología, lo que le añade si cabe más interés al asunto. No se puede negar que original todo esto es un rato. ¿Y que más podemos contar? Yo la verdad con ese resumen que acabo de exponer ya tendría clarísimo si lanzarme a por el libro o no, no se puede tratar más con menos. Está siendo una de las experiencias literarias más lisérgicas de mi vida (y he dado bastante cuenta de la generación beanik y los 60) y no lo voy a negar, sigo gozando enormemente, pero no puedo recomendarlo a nadie que busque una buena novela de terror, gótica, o lo que sea. Es simplemente literatura para pasar el rato y no tiene otra ambición. Si es eso lo que busca, adelante, yo mismo estoy recorriendo ese camino mientras lo intercalo con otras lecturas. Eso sí, debo reconocer una vez más la enorme imaginación que tenía Anne Rice para sacarse todo eso de la manga y presentarlo en un solo libro. 

A juzgar por el nombre del próximo volumen, Armand el vampiro, parece que volveremos a la senda original de la saga, más constreñida a los puros fenómenos vampíricos de toda la vida para alejarnos de la teología. Y es que siendo este el quinto volumen de una saga de veinte libros y que a estas alturas ya venga el diablo a pedirte favores, quizá signifique que has apuntado demasiado alto y tengas que cambiar el rumbo si quieres seguir con los mismos personajes. Eso o convertirlo en Dios, pero a Lestat eso ya se le queda corto.

Ya les contaré qué tal.

PD: Sé que insisto demasiado en la egolatría y prepotencia de Lestat, pero déjenme defenderme comentando un breve diálogo del libro: en él, David Talbot compara a Lestat con Kant y Descartes; ¿qué responde nuestro humilde vampiro? Que él es único e inigualable. El que no se consuela es porque no quiere. 

Firmado: EPS


Otras obras de Anne Rice en ULAD: Lestat, el vampiroEntrevista con el vampiroLa reina de los condenados

miércoles, 15 de marzo de 2023

Ana Santamaría: Libres

Idioma original: Español

Año de publicación: 2023

Valoración: Recomendable

Como si de la cantante de cualquier banda de pop / rock se tratase, "Libres" supone el debut en solitario de Ana Santamaría. La burgalesa ya había aparecido en algunas compilaciones de relatos, revistas, etc, pero en este 2023 se presenta "en sociedad" y lo hace sin red a través de doce relatos de un nivel medio más que interesante.

Una visión global del libro podría decir que los relatos de "Libres" forman un conjunto homogéneo en cuanto a temática y tono (más en aquella que en este) y que es a por la vía de voces bien diferenciadas como la autora aleja el fantasma de lo monocorde que podría haber asomado a lo largo de las páginas. 

En cuanto a la temática, los textos ofrecen variaciones sobre la soledad, las frustraciones personales, las pérdidas y despojamientos y las diferentes formas de la búsqueda de una u otra forma de pertenencia. Se trata, fundamentalmente, de textos de carácter realista en los que siempre hay una imagen o una situación "anómala", ya sea absurda, llamativa, bella o patética, que funciona como reactivo o que introduce un elemento extraño que marca al relato. Por ejemplo, una mujer que pasea por el Retiro vestida de novia, un oso polar en un zoo de una ciudad de la costa (¿no será el zoo de la Magdalena, Ana?), unas llamadas entre misteriosas y absurdas, etc.

En cuanto al tono, ya digo que es marcadamente realista, pero hay textos en los que la introducción de elementos humorísticos cercanos al humor negro, absurdo o surrealista, suponen puntos de ruptura que sientan de maravilla a los relatos. Es el caso de tres de los mejores: el kafkiano "Extorsión" o los más humorísticos, de una u otra forma, "Misterios gozosos" y "Otra cultura".

En lo referente a las voces, se trata, en su gran mayoría, de voces femeninas que van desde la infancia (¿homenaje quizá al príncipe destronado de Delibes?) a la madurez. En general, son voces bien diferenciadas y creíbles. Pero también hay espacio para el lamento desgarrado de un hombre destrozado, como en el oscuro y hermoso "Fetiche", o para el cuarentón medio acabado rollo Pantomima Full del grotesco "Otra cultura".

Un último apunte. Es textos tan breves como estos me parece fundamental el enganche que supone una primera frase potente. Hay dos ejemplos en "Libres" que me parecen realmente magníficos. Frases breves, contundentes, que sirven a la vez para situar y para dejar infinitos espacios abiertos:

La noche de su muerte, Julia se levantó de la cama mucho antes que otras veces. ("Fetiche")

Cuando María del Pilar menstrúa, en el pueblo se encierran en la iglesia. ("Misterios gozosos")

En fin, debut algo tardío pero más que interesante el de una autora a la que solo me queda animar a sacar esos manuscritos olvidados de los cajones. Seguro que hay mucho y bueno por ahí!

martes, 14 de marzo de 2023

Andrés Ibáñez: El perfume del cardamomo

Idioma: español

Año de publicación: 2008

Valoración: entre recomendable y está bien

Vamos hoy con un libro de sugerente título y elegante cubierta, a fe mía, que resulta ser, sorpresa, una recopilación de cuentos chinos (*)... pero escritos por un español, el no menos elegante Andrés Ibáñez. Tal curiosidad resulta, hasta donde yo conozco, bastante insólita en el panorama literario hispánico; puede que haya más ejemplos, pero, a bote pronto, yo sólo recuerdo Bélver Yin, el alabado debut, en su (ya lejano) día, de Jesús Ferrero (una novela, por cierto, aún no reseñada en ULAD, y que debería estarlo). 

En el caso de Ibáñez, éste se ha basado, sobre todo, en los cuentos tradicionales chinos para pergeñar ( hay quien diría "mixtificar") los suyos, aunque él mismo reconoce en el epílogo que los dos últimos, son, en el caso del más bien rococó Los piratas de los siete colores, un homenaje al cubano Lezama Lima, y en cuanto a La montaña del alma, un cuento que un chico auténtico difícilmente habría escrito de esa manera. En otros se habla del concepto del "mundo flotante" -justamente hay cuento titulado así-, como metáfora de los placeres sensualidad, el erotismo y la relajada disipación; esta idea, reconoce Ibáñez, la ha tomado de la literatura japonesa, más que de la china. Pero, vaya, para el lector no experto, como es un servidor, los 25 relatos del libro -algunos muy cortos tranquilo todo el mundo- tienen un aire de chineidad (¿se dice así?) bastante verosímil, aunque es posible que un eventual lector chino o, al menos, que conozca lo suficiente esta literatura, considere poco logrado el artificio. 

En todo caso, y si nos atenemos tan sólo a su valía literaria (o a la valía del resultado, mejor dicho), entre los 25 cuentos encontramos al menos ocho o nueve bastante notables otros tantos que no están nada mal; es decir, que al menos dos terceras partes de esta selección merecen la pena. El mejor de ellos, en mi opinión, resulta ser la divertida Historia de Chi Hsin Mien, el insaciable, cuyo desaforado priapismo tenía desesperadas a sus tres esposas, Crisantemos, Peonía y Loto Blanco, y que juntos protagonizan una historia de fantasmas como no habéis leído otra. También están bastante bien La mujer del bandido, la ya mencionada Del mundo flotante (que casi se diría sacado de Las ciudades invisibles de Ítalo Calvino), Las hermanas Wang (un cuento que, por otra parte, veo difícil que pasara el filtro del Ministerio de Igualdad), Hay un camino, vitalista defensa de la literatura y la imaginación y que se complementa con el siguiente "relato": Los diferentes tipos de leyendas... También destacan El alquimista negro y su perro, con aire de parábola; la elegante y casi mínimalista fábula cíclica Marcas en el agua; El regreso, una historia de amor que parece inspirada en Las metamorfosis de Ovidio y, por último, el obviamente irisado y bastante cuqui Los piratas de los siete colores.

En conjunto, son cuentos que combinan suntuosidad con elegancia, erotismo con filosofía,  audacia formal con (supuesta) tradición y en los que encontramos todo un imaginario -bellas muchachas y apuesto bandidos con nombre de flor, monjes, brujos, cortesanas, animales parlantes y espíritus...- que tanto puede venir de la riquísima cultura china como de la idea occidental sobre esa cultura... Tanto da, pues lo importante es el placer de leerlos y el tener al menos asegurada, al hacerlo, la sonrisa.

(*) Se entiende que cuentos chinos... no en su acepción metafórica en castellano, por favor.

lunes, 13 de marzo de 2023

Albert Camus: Cartas a mi maestro

Idioma original: Francés
Título original: Cher monsieur Germain... Lettres et extraits
Traducción: Pablo Hermida Lazcano
Año de publicación: 2022
Valoración: Entrañable (aunque recomendable, lo que se dice recomendable, solamente para interesados)

Cartas a mi maestro compila la correspondencia que se conserva entre Albert Camus y el que fuera su profesor, Louis Germain. Evidentemente, un volumen así tiene un interés acotado y un valor más relacionado con lo documental que con lo puramente literario. Pese a todo, puede llegar a seducir a los profanos.

¿Cómo no emocionarse ante el vínculo de afecto y admiración que presentan estas páginas? ¿Cómo no enternecerse ante la intimidad que existió entre un maestro y su «colegial», entre un pedagogo y su alumno «ejemplar», entre un padre sustituto y su «hijo espiritual», entre un anciano y su «querido pequeño»?

En una misiva del 13 de febrero de 1950, Camus dijo lo siguiente: «Ni tengo ni tendré jamás cosas mejores que hacer que leer las cartas de aquel a quien le debo ser lo que soy, y a quien amo y respeto como al padre que no he conocido». El 19 de noviembre de 1957, después de que se le concediera el Premio Nobel de Literatura, escribió a Germain porque «Sin usted, sin esa mano afectuosa que tendió al niño pobre que yo era, sin sus enseñanzas y su ejemplo, no habría sucedido nada de todo esto». El propio Germain se sentía así con respecto a Camus: «Mi emoción ha sido tanto mayor porque mis propios hijos jamás me han manifestado tanto cariño». Repito: ¿cómo no emocionarse ante el apego que se profesaban ambos?

También me han parecido entrañables los puntuales destellos de humor que asomaban en su trato. Por ejemplo, cuando Camus bromeó en estos términos: «Después desearía descansar y vivir un poco en libertad a la espera de la bomba de hidrógeno». O cuando Germain afirmó que «Actualmente sigo un régimen bastante estricto: mi corazón da preocupaciones... al doctor», o que «Me consta que esto no les agrada a aquellos que querrían hacer de los profesores unos viajantes de comercio de la religión y, para ser más precisos, de la religión católica».

Hallo un par de pegas a la correspondencia entre Camus y Germain: acusa cierta repetición y, si el voyeur que se asoma a ella no tiene particular interés biográfico o histórico, tampoco podrá sacarle mucho partido, ya que plasma más nimiedades cotidianas que temas a los que los interlocutores podrían haberse prestado, como filosofía, literatura o religión. Pero bueno, insisto en que lo anterior no empaña que un profano pueda conmoverse frente al vínculo que ilustra.

Cartas a mi maestro se cierra con un fragmento de El primer hombre, la novela autobiográfica inacabada de Camus. En dicho fragmento se homenajea a Germain, quien aparece transmutado en un personaje literario llamado «el señor Bernard».  

En fin: este libro es el testimonio de una relación preciosa. Una relación que, como sucede incluso en las interacciones humanas más satisfactorias, pudo tener alguna desaveniencia anecdótica, algún periodo de desidia o mutismo unidireccional, pero en general fue una «amistad inquebrantable».


También de Albert Camus en ULAD: Aquí

domingo, 12 de marzo de 2023

Chigozie Obioma: Los pescadores


Idioma original: inglés

Título original: The fishermen

Año de publicación: 2016

Traducción: Dora Sales

Valoración: bastante recomendable


Siento no prestar demasiada atención a eso llamado literaturas periféricas. En concreto, a los autores africanos, cuyo vínculo con el mercado literario en castellano siempre suele ser el mismo: autores afincados en Occidente que optan por escribir en francés o inglés, y eso les franquea acceso al amplio mercado, que siempre los va a contemplar con cierta mirada entre condescendiente y escéptica. Chigozie Obioma escribe Los pescadores, primera novela, en inglés, pero trufa el texto de expresiones en igbo y yoruba, idiomas autóctonos, y, según reza la nota de la traductora, estas no siempre son traducidas para recalcar esa sensación de otredad. Una opción como otra, que quizás sea una intención del autor para desmarcarse y aseverar que esta es una novela que se desarrolla en Nigeria, en la ciudad de Akure, y bueno sería recordar que Nigeria es un enorme país que cuenta con una población de más de 220 millones de habitantes, aunque sea para valorar la enorme desproporción de atención que prestamos a sus manifestaciones culturales.

Por eso el impacto de Los pescadores debería ser mayor. Si se trata de que los libros tengan esa tan reiterada cualidad de transportarnos, la historia de Benjamin, narrador, su familia numerosa, las misteriosas ausencias de su padre, supongo que una analogía de la inestabilidad política del país en la época (años 90) en que se ambienta la novela, si de ello se trata Los pescadores tiene esa cualidad: pero ese lugar no parece un sitio agradable. Los pescadores son un grupo de hermanos que, desoyendo a su madre, se acercan a jugar a un río y en sus cercanías tienen un encuentro con Abulu, un indigente desquiciado que los maldice. Ahí se cuela el primer resquicio en que el libro parece ser más una crónica social que un mero episodio trágico en una familia. Aunque la familia es cristiana y acude a misa, el trasfondo de las creencias religiosas locales se filtra. De hecho, cada capítulo es titulado y precedido como si Obioma aportara un cierto aire místico, y el animismo está presente no solamente en la presentación de los personajes. Las tradiciones conviven con las creencias aportadas por los colonizadores, y la novela se tiñe de un sabor y un color acre y empezamos a comprender ese momento y esa situación. Cómo el sueño del padre para sus hijos, un futuro mejor, profesiones respetables, sólo parece poder materializarse a través de la emigración. Mientras los mandatarios van y vienen el panorama, desde el prisma occidental, parece dantesco. Obioma es rico en descripciones y estas incluyen estampas de alta precariedad. Nos damos cuenta de que ese no es un entorno confortable. No es una novela urbana en nuestro concepto del registro. Todo parece mísero y frágil. Y esa fragilidad la palpamos en la historia. Abulu lanza una maldición y la familia se ve arrastrada en una mezcla de superstición y destino terrible. Desde luego el viaje está garantizado, la capacidad de Obioma como narrador es muy notable e incluso rinde respetos al clásico Todo se desmorona. Y esa ciudad destartalada y polvorienta se manifiesta a cada rincón, esos críos que prácticamente solo usan su casa para dormir y que atraviesan esos caminos llenos de miseria, peligro y hedor están ahí.


sábado, 11 de marzo de 2023

Ken Follett: La clave está en Rebeca

Idioma original: inglés

Título original: The Key to Rebecca

Traductor: Jorge V. García Damiano

Año de publicación: 1980

Valoración: Está bien (recomendable para fans)


Ya saben que muy de vez en cuando me gusta darme una vuelta por los libros de gran consumo, esos con tiradas bestiales que llenan los escaparates de las librerías más visitadas. Y esta vez voy directamente a la cabeza: Ken Follett, uno de los autores más vendedores de las últimas décadas, responsable de tochos enormes que han devorado millones de lectores desde hace cuarenta años. Cuando se publicó la que creo que es la única reseña del autor galés en ULAD (ver enlace abajo), un comentarista se arrancó directamente diciendo ¿Cómo puede ser qué no tengáis reseña de “Los pilares de la tierra” en el blog? Bien, es una reflexión bastante lógica que dejo ahí por si alguien decide a arrancarse con ello. Por mi parte, me he dejado llevar por la recomendación de una fan (de Follett, no mía), y me ha parecido que esas cuatrocientas y pico páginas de La clave está en Rebeca eran suficientes por el momento.

Historia de espías. En el Egipto ocupado por los ingleses durante la Segunda Guerra mundial, con Rommel acechando desde el Oeste, se detecta a un peligroso espía nazi (personaje al parecer basado en la realidad) que está revelando secretos de estrategia obtenidos no se sabe cómo ni de dónde. Todo el relato es la narración de ese juego del gato y el ratón en el que un comandante británico busca sin descanso al infiltrado para frenar el progreso del Afrika Korps. Tenemos por tanto un enfrentamiento bastante obvio entre el bien y el mal, acentuado por la caracterización de ambos personajes: el espía va resultando cada vez más odioso, de inteligencia retorcida, carente de escrúpulos, manipulador y violento; el oficial inglés, bien dibujado y matizado, encarna todas las virtudes, no tanto por su personalidad como por el entorno que le rodea y adorna.

La dicotomía se completa con una mujer a cada lado. La amante del espía es una famosa bailarina del vientre que no dudará en ayudar al nazi sirviéndose de su atractivo, en tanto que del lado del perseguidor inglés aparecerá una joven judía con un pasado turbio aunque en proceso de regeneración. Vicios y virtudes frente a frente. De fondo se muestra el descontento de los nativos egipcios, cansados del poder británico y decididos a aliarse con el Reich si fuera necesario con tal de expulsarles. Por ahí aparece, algo tímidamente, el movimiento de los Oficiales Libres, encabezado por Anuar El-Sadat, dispuestos a mover el tablero.

Como novela de espías, el libro tiene poco que ver con la introspección de Graham Green, y tampoco tiene la finura y la perspectiva de Le Carré. Aquí todo es acción e intensidad, algo que, como decía el otro día Marc, le acerca a un page turner, que pretende atrapar al lector haciéndole sentir dentro de la trama, experimentando sensaciones, inseguro ante los peligros y ansioso cuando estamos cerca de atrapar al malo.

Entiendo que estas cosas gusten a cierto tipo de lectores. Hablamos de libros bien escritos, que cuentan una historia sin ningún aparato formal, con una complejidad muy medida, lo suficiente para mantener la atención sin requerir demasiado esfuerzo, personajes más o menos creíbles con los que el lector pueda situarse y tomar partido, de manera que se involucre en el relato, se emocione y no se desconecte. Con sus crescendos de tensión, sus contrapuntos, espacios de aparente relajación y algún golpe de sorpresa. Un producto que se parece mucho a cierto cine norteamericano de acción, y me refiero a películas muy bien hechas, impactantes, donde se manejan con habilidad todos los recursos para atraer la atención y poner a funcionar las emociones del espectador. Pues todo esto lo hace estupendamente Ken Follett, y eso que tengo la sensación de que este no es uno de sus mejores libros (y que me perdone mi prescriptora).

Le podemos sacar defectos, claro, personajes que derivan hacia cierta simpleza, una escena final excesivamente larga y cargada con demasiados trucos, secundarios poco desarrollados o directamente pobres. Pero de verdad que el conjunto no desmerece, el libro se lee con interés (se podría decir eso de que ‘se devora’) y tiene una sólida estructura, dosificado con acierto y bien imbricado en el momento histórico. Así que todo va a depender del lector, de lo que uno exija al libro o espere de él. Por eso digo que entiendo el éxito de este tipo de novelas, porque es evidente que hay lectores que están encantados con estas historias hechas (y bien hechas, insisto) a medida  para el entretenimiento sin más complicaciones, por eso agradan esos grandes tochos que permiten sumergirse durante mucho tiempo en una trama identificable y convivir con sus personajes. 

No sé, algunos preferimos buscarnos problemas con libros que nos plantean dificultades, que cuentan cosas más complejas o lo hacen de alguna manera especial, cosas que hay que desentrañar o suscitan dudas. Pero claro, en una librería cabe mucho y cabe de todo, y el lector es libre para elegir, incluso para equivocarse. Y si el libro está bien construido, como es el caso, no hay nada que objetar. Incluso a veces puede ser saludable dejar un hueco para simplemente pasar el rato con obras como ésta.

También de Ken Follett en ULADUn mundo sin fin