viernes, 6 de octubre de 2023

César Sebastián: Ronson

Idioma: español

Año de publicación: 2023

Valoración: imprescindible

Como soy un lector de "libros con dibujitos" (como dice cierto compañero de blog cuyo nombre no mencionaré por discrección) más esporádico e irregular de lo que debería y, sobre todo, me gustaría, no puedo asegurarlo con total rotundidad, pero sí tengo la intuición y aun, me atrevería a decir, la certeza, de que este Ronson de César Sebastián puede ser el mejor cómic o novela gráfica publicada en España en este año, todavía sin terminar, empero. Que ya sé que esto no es una competición ni debería serlo, pero la ventaja de utilizar estos términos digamos "deportivos" es que permite expresar fácilmente lo que se pretende, a pesar de su inconveniencia cuando de lo que estamos hablando es de literatura y arte. Pero qué narices, es que menudo pedazo de libro se ha marcado aquí César Sebastián - y que al parecer es su primero, a pesar de que lleva años metido en el mundo de la historieta-; una maravilla que no hace sino dejar a las claras, una vez más, el grandísimo nivel de muchos autores españoles y más concretamente, como es este caso, valencianos;  una cantera que no parece agotarse.


Precisamente esta novela gráfica se desarrolla en tierras valencianas, pero del interior, en un pueblo de la llamada "Valencia castellana", que hoy en día podemos considerar como parte de la ya célebre (y algo manida) "España vaciada". El narrador, ya de edad avanzada, hoy en día, recurda su niñez en ese pueblo, en los años sesenta del pasado siglo, cuando la localidad, sin ser nunca más que un pequeño núcleo rural, aún no había perdido gran parte de su población y, por tanto su vitalidad, ya que no prosperidad, y se conservaban todavía muchos de los usos y costumbres de antaño, tanto en el trabajo, sobre todo agrícola, como en la vida social y familiar. la narración por tanto, toma el carácter de unas memorias, aunque se trate, hasta cierto punto, de una impostura, pues, por la edad del autor, no puede tratarse de su vida, sino la de su padre o incluso abuelo. también cabe suporner que algunas de las historias y anécdotas que se nos cuentan corresponden a las vivencias de otras personas o son un puro  ejercicio de ficción, amasada con las ciercunstancias de la época. Da igual, si non é vero, é ben trovato, y lo importante es que  Sebastián logra pergeñar una narración coherente, evocadora y, lo que es más importante, emocionante.

El libro está dividido en diferentes capítulos que tratan de diferentes aspe tos de la vida en aquel lugar y en aquel tiempo que ya parece lejano: Sopla el solano, El olor de la mies, Cuando el diablo se aburre, Cautivos del celuloide, La mujer que fuma, Los chavos negros y Camino a los quiñones... Como cabe suponer por los títulos, en ellos se tratan temas como la labor en el campo, las diferencias sociales, la fascinación de los chicos por el cine, su despertar erótico y sentimental (esto no falta en ninguna historia protagonizada por chavales), los juegos infantiles -capítulo en el que se nos desvela el significado del curioso título del libro y que alude a uno de los recuerdos más queridos para el narrador-, o, en el último caso, que trata sobre la muerte y el olvido, sirve para un cariñoso y emocionado recuerdo a algunos vecinos y vecinas del pueblo, ya mayores entonces, que sirvieron de ejemplo y anclaje en el recuerdo al por entonces todavía niño.

Este recuerdo de algunos de sus mayores e incluso añoranza de una época en la que ancianos y jóvenes convivían estrechamente, así como la remembranza de algunos momentos en familia, de alegría colectiva, el contacto con la naturaleza, etc. representan el aspecto más entreñable de la historia. pero no por ello hay que encuadrar esta novela gráfica en la corriente nostálgica "neorrancia" que tanto predicasnmento está teniendo últimamente entre ciertos/as escritores y periodistas (incluso aunque por edad no hayan podido vivir las épocas que añoran), que, por lo general, tienden a cargar todos/as hacia el mismo lado... En el caso de Ronson, es cierto que encontramos un recuerdo hacia una época y un lugar ya desaparecidos o casi, pero se trata de una añoranza personal, íntima -aunque, repito, no se trate de la propia del autor, sino, en todo caso, de sus mayores, por lo que más bien habrá que considerar el libro como un homenaje a éstos- y para nada edulcorada. De hecho, en el libro también tienen cabida y mucha, los aspectos negativos o perniciosos de aquella sociedad rural de hace más de cincuenta años: la pobreza de buena parte de los habitantes del pueblo, la miseria sexual, la prepotencia de los esbirros del Régimen franquista, la perenne crueldad con los animales, la violencia permitida dentro del seno familiar... son todos temas que se reflejan en esta extraordinaria novela gráfica y que le dotan de una profundidad y también una dureza mayor de lo que cabría esperar en un primer momento.

Por último, pero no en último lugar, hay que destacar un trabajo gráfico elegante y delicado, en el que el autor ha sabido conjugar el preciosismo del dibujo con la síntesis -ayuda mucho el coloreado en blancoy negro, más el ocre de las fotos antiguas-, dotando de una enorme fuerza y dignidad a un paisaje y un paisanaje rural que tan a menudoha sido retratado con condescendencia, cuando no con rechifla. César Sebastián consigue elevar su obra por encima de la simplificación, del tópico o del trazo grueso, para convertirla en el equivalente gráfico de tantas novelas de Miguel Delibes; sin ir más lejos, El camino podría estar perfectamente representado con los mismos trazos que los habitantes, niños y mayores, las casas y los campos del pueblo de Ronson. En suma, una magnífica novela gráfica, no me cansaré de repetirlo... no sé si la mejor del año, pero sin duda una de las más destacadas de lo que llevamos de década y aun de siglo. Con una edición, además, que le hace justicia con su exquisitez, de una editorial, Autsaider Cómics, que ha vuelto a dar en el clavo. Ojalá César Sebastián también vuelva a hacerlo.

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