Año de publicación: 2022
Valoración: Está bien
Las cartas que nos tocan es la primera novela de Ramón Gallart, pero esta no es una primera novela al uso ya que hablamos de un autor de 66 años, rara avis en este mundillo que parece pedir caras bonitas y carne "fresca". Esta es una suposición mía, pero imagino que la edad del autor habrá sido uno de los motivos por los que haya optado por la vía de la autopublicación. En cualquier caso, y pese a algún que otro defectillo, estamos ante una novela disfrutable para el lector. Al lío.
A grandes rasgos, podríamos decir que Las cartas que nos tocan es la historia de Hugo y Cris, una "pareja" condenada a no encontrarse jamás por algún tipo de misterio que no se desvela hasta las páginas finales. Pero no es una novela negra, recurrencia de autores noveles autopublicados, sino que es, más bien, la historia de una búsqueda interior, de cómo acciones en apariencia insignificantes marcan destinos, de cómo hay casualidades que determinan el rumbo de nuestras vidas. Los temas vendrían a ser, así, clásicos como el amor, la amistad, la familia o la culpa.
Decía en el primer párrafo que la novela adolece de algunos defectillos. El más importante de ellos se concentra en las primeras 40-50 hojas y puede desalentar a los más impacientes. Da la impresión de que al autor le cuesta encontrar la voz de Hugo, protagonista y narrador de la novela. No acaban de casar del todo ciertas expresiones excesivamente coloquiales con formas más "poéticas" y uno camina descolocado por ese primer cuarto de la novela.
Por otra parte, y esto ya en algo "pos-lectura", queda la sensación de que una de las historias secundarias (Manolo y Patricia) no acaba de cerrar del todo y que su aportación al conjunto quizá no mereciera tanto espacio en la novela.
Pero ya digo que la novela crece en su segunda mitad. Parece que el autor hubiera encontrado el tono adecuado para las tres o cuatro tramas que componen la novela, que la voz de Hugo "se centra", y así la novela gana en ritmo y adquiere peso y poso gracias a la construcción de sus dos personajes principales, que me parecen lo más destacable del texto.
Y es que en esta segunda mitad de la novela hay novela romántica en la que se evita el riesgo de lo folletinesco y lo melodramático, novela más o menos policial con toques de cine kinki, novela existencial, etc y todo ello encaja sin estridencias.
Resumiendo, una novela que comienza algo dubitativa a la que hay que conceder el beneficio de la duda para llegar a una segunda parte que deja con un buen sabor de boca.
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