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lunes, 13 de marzo de 2023

Albert Camus: Cartas a mi maestro

Idioma original: Francés
Título original: Cher monsieur Germain... Lettres et extraits
Traducción: Pablo Hermida Lazcano
Año de publicación: 2022
Valoración: Entrañable (aunque recomendable, lo que se dice recomendable, solamente para interesados)

Cartas a mi maestro compila la correspondencia que se conserva entre Albert Camus y el que fuera su profesor, Louis Germain. Evidentemente, un volumen así tiene un interés acotado y un valor más relacionado con lo documental que con lo puramente literario. Pese a todo, puede llegar a seducir a los profanos.

¿Cómo no emocionarse ante el vínculo de afecto y admiración que presentan estas páginas? ¿Cómo no enternecerse ante la intimidad que existió entre un maestro y su «colegial», entre un pedagogo y su alumno «ejemplar», entre un padre sustituto y su «hijo espiritual», entre un anciano y su «querido pequeño»?

En una misiva del 13 de febrero de 1950, Camus dijo lo siguiente: «Ni tengo ni tendré jamás cosas mejores que hacer que leer las cartas de aquel a quien le debo ser lo que soy, y a quien amo y respeto como al padre que no he conocido». El 19 de noviembre de 1957, después de que se le concediera el Premio Nobel de Literatura, escribió a Germain porque «Sin usted, sin esa mano afectuosa que tendió al niño pobre que yo era, sin sus enseñanzas y su ejemplo, no habría sucedido nada de todo esto». El propio Germain se sentía así con respecto a Camus: «Mi emoción ha sido tanto mayor porque mis propios hijos jamás me han manifestado tanto cariño». Repito: ¿cómo no emocionarse ante el apego que se profesaban ambos?

También me han parecido entrañables los puntuales destellos de humor que asomaban en su trato. Por ejemplo, cuando Camus bromeó en estos términos: «Después desearía descansar y vivir un poco en libertad a la espera de la bomba de hidrógeno». O cuando Germain afirmó que «Actualmente sigo un régimen bastante estricto: mi corazón da preocupaciones... al doctor», o que «Me consta que esto no les agrada a aquellos que querrían hacer de los profesores unos viajantes de comercio de la religión y, para ser más precisos, de la religión católica».

Hallo un par de pegas a la correspondencia entre Camus y Germain: acusa cierta repetición y, si el voyeur que se asoma a ella no tiene particular interés biográfico o histórico, tampoco podrá sacarle mucho partido, ya que plasma más nimiedades cotidianas que temas a los que los interlocutores podrían haberse prestado, como filosofía, literatura o religión. Pero bueno, insisto en que lo anterior no empaña que un profano pueda conmoverse frente al vínculo que ilustra.

Cartas a mi maestro se cierra con un fragmento de El primer hombre, la novela autobiográfica inacabada de Camus. En dicho fragmento se homenajea a Germain, quien aparece transmutado en un personaje literario llamado «el señor Bernard».  

En fin: este libro es el testimonio de una relación preciosa. Una relación que, como sucede incluso en las interacciones humanas más satisfactorias, pudo tener alguna desaveniencia anecdótica, algún periodo de desidia o mutismo unidireccional, pero en general fue una «amistad inquebrantable».


También de Albert Camus en ULAD: Aquí

jueves, 12 de febrero de 2015

Patricia Heras: Poeta muerta

Idioma: español
Año de publicación: 2014
Valoración: necesario

Es probable que muchos de nuestros lectores, sobre todo los que nos siguen desde Cataluña, conozcan el llamado "caso 4F", que ha adquirido más notoriedad a partir de la exhibición del premiado documental Ciutat morta, aunque el origen del asunto date nada menos que del 2006. No es el lugar apropiado este blog sobre libros para extenderme sobre los pormenores del caso, ni tengo espacio para hacerlo (quién lo desee, puede encontrar información aquí o, de manera mucho más resumida, aquí). Baste decir que hasta ahora se ha saldado con un agente de la Guardia Urbana de Barcelona tetrapléjico y varias personas condenadas por este hecho, pese a ser inocentes, a todas luces... O al menos a las mías, por escasas que resulten, pero también a las de mucha gente cuando cuando conoce los detalles de lo ocurrido (1). Y, desde luego, no me cabe duda de que inocente era  Patricia Heras, una de las condenadas y autora de este libro. Un libro recopilatorio de sus poemas y otros escritos y, por desgracia, póstumo, pues Patricia Heras se quitó la vida hace casi cuatro años, tras pasar por la cárcel y obtener el tercer grado penitenciario.

Como ya digo, se trata de una recopilación de escritos variados (2), pero no realizada por su autora, sino que han sido rescatados de los archivos -algo caóticos, por lo visto- que dejó. El criterio de ordenación parece ser, más o menos, el cronológico, de manera que todo -poemas, ficciones en prosa, dietarios...- acaben formando una suerte de autobiografía. Destaca, claro está, la vertiente poética de Patricia Heras, dividida aquí en varios periodos: el anterior a 2007, lo componen una serie de poemas enérgicos, electrizantes, incandescentes incluso, en los que, en buena parte, se retratan los efectos de diversas drogas -el título de esta primera entrega de sus Poemas Difuntos es asaz significativo: Delirius Tremens-, no sin un refrescante toque de humor que resulta característico de casi todo lo escrito por Heras, incluso en momentos mucho más negros. También hay poemas de carácter sexual -generalmente de forma muy explícita, aunque también hay alusiones eróticas más disimuladas en otros poemas-, que son, en mi opinión, en los que mejor se plasmaba el talento poético de esta autora. Por ejemplo, el comienzo de Eléctrica niña:

Entre ondas geminadas y sacudidas bastardas sin control
me muerdo el labio y relamo tu presencia
mientras me vibran las manos con estertores mortales
y se me paraliza el sexo

En estos poemas hay psicotropía, urgencia, ciberpunk y mucha vitalidad, pese a cierto toque nihilista... Un nihilismo y una oscuridad que se acrecientan en la segunda entrega de estos Poemas Difuntos, pese a que la calidad literaria ha subido enteros ("He ahorcado mi inocencia /Su orgullo adolecido aún voraz no impide que se mee encima, /su belleza efímera /expira con los últimos latidos suplicantes..." de Absolución). En los últimos Poemas Difuntos vuelve al tema erótico (quizá el término "pornográfico" le gustaría más a su autora, creo) en Herejía o Ataxia y también a una amarga crítica a la sociedad bienpensante en Ni Ni ("Joven sobradamente preparada Ni Ni, /ni se ofrece como engranaje o prostituta del Estado /ni se vende como correo de la puta Inquisición..."). Normal, dadas las ccircunstancias... (y muy comedida me parece). Estremecen, por finalizar, alguno de sus últimos versos, como Esa cabeza negra, que comienza así: 

                                                     Cuando encontraron el cadáver
                                                     lo más asombroso era
                                                     su perfecto estado de conservación

O Qué estás haciendo con tu vida, rabiosa letanía cuyo título ya lo dice todo.

El resto de los escritos recopilados en el libro son variopintos y, sin embargo, guardan gran relación entre sí y bastante coherencia, recurrentes siempre de ciertos temas (autobiografía más o menos ficcionada o ficción autobiográfica, "tecnoerotismo", referencias al suicidio...). Encontramos el germen de una novela, unos cuantos relatos, un par de argumentos para cómics, una suerte de diarios -memorias, más bien- y, como núcleo central de esta parte en prosa del libro (para el lector, al menos, no sé si lo sería para la autora o el recopilador), una crónica de su kafkiana detención -si en algún caso se puede aplicar tan manido adjetivo, sin duda, es en éste- y de su paso por prisión, crónica ésta que resulta menos tremebunda que irónica y hasta desenvuelta, aun sin poder ocultar la desolación que se esconde en el fondo ni el cutrerío de su superficie.

Me resulta imposible calificar este libro de acuerdo a los parámetros habituales en este blog -un "recomendable" no sería adecuado para los  lectores con una sensibilidad diferente a la de esta escritora y en cuanto a "imprescindible" no sería justo para con un libro que se sale del canon literario clasificatorio al uso-; eso, sin tener en cuenta que resulta imposible desvincular al lectura de estos escritos de las circunstancias de la vida y muerte de su autora. Pero es que además no quiero calificarlo de ninguna manera. O, en todo caso, afirmo que este libro me parece necesario. Necesario como testimonio de una vida, pero también como atalaya y baluarte de lo heterodoxo, de lo divergente, de lo no convencional; necesario como lo es que alguien nos recuerde a veces nuestros defectos, el orgullo miope de la sociedad autocomplaciente en la que chapoteamos satisfechos. necesario como lo es que entre nosotros haya siniestros, queers, pornoterroristas, poetas... todo aquel que decide vivir de acuerdo con los mandatos de su individualidad y que no por eso merecen ser sospechosos a priori y mucho menos reos de lesa majestad.

Un libro necesario, repito, aunque no un emblema de nada... no sé si a Patricia Heras le hubiera gustado serlo.

(1) Huelga decir que las opiniones vertidas aquí respecto a las sentencias judiciales de las que hablo son responsabilidad exclusiva de quien esto escribe, no de todos los que participamos en este blog.
(2) Quien desee echarle un vistazo a alguno de estos escritos, puede hacerlo en el blog de la propia Patricia Heras, que aún se mantiene: http://poetadifunta.blogspot.com.es/

                                                    

martes, 27 de mayo de 2014

VV. AA.: Al otro lado del muro. La RDA en sus escritores

Idioma original: alemán
Año de publicación: 2014
Traducción: Ibon Zubiaur
Valoración: muy recomendable

Recuerdo que, hasta poco antes de cumplir doce años, Alemania eran dos países: la República Federal Alemana y la República Democrática Alemana. Lo único que sabía de la RDA entonces era que "pertenecía a los rusos", que sus habitantes no podían abandonar el país libremente y que, por lo que pudiera pasar, era mejor no dejarse caer por allá bajo ninguna circunstancia (palabras de mis profesoras, no mías). 

Por suerte, con los años he aprendido muchas otras cosas sobre la RDA que no sólo no suenan a amenaza de la Guerra Fría, sino que no son tan terribles como nos hacían creer antes de la caída del muro de Berlín. Un ejemplo de ello es su producción literaria. Cualquiera podía pensar que en un país en el que no existe libertad de prensa (amén de otras tantas libertades fundamentales), la literatura tenía que estar completamente contaminada por el régimen, pero no era del todo así.

No se puede negar que las obras publicadas entonces pasaban un filtro y sufrían una gran censura, pero también es cierto que la literatura se convirtió en quizá el único lugar en el que el debate político y social estaba medianamente permitido. Aun a costa de tener que leer entre líneas, los ciudadanos alemanes del Este podían en estas obras ver un atisbo de discusión o de enfrentamiento al poder establecido, consiguiendo desarrollar una sensibilidad literaria que ayudó además a otorgar a los autores un estatus social de lo más privilegiado.

Y, sin embargo, prácticamente ninguno de nosotros puede nombrar a uno solo de estos autores. Conocemos a algunos autores en lengua alemana, claro, pero seguramente no son alemanes (como Herta Müller) o son alemanes del Oeste. Los del Este han quedado relegados al olvido, como la mayoría de las cosas que tienen que ver con la RDA o con el bloque socialista.

Por suerte para nosotros, Ibon Zubiaur se ha encargado de recopilar y traducir textos de quince de los autores más importantes de la RDA: Stephan Hermlin, Stefan Heym, Erich Loest, Brigitte Reimann, Helmut Skaowski, Franz Fühmann, Erik Neutsch, Hermann Kant, Günter de Bruyn, Irmtraud Morgner, Volker Braun, Wolfgang Hilbig, Hans Joachim Schädlich, Günter Kunert y Jurek Becker bajo el título Al otro lado del muro. La RDA en sus escritores, para ofrecer una muestra de lo que fue la producción literaria en Alemania del Este hasta 1990.

En este libro podemos encontrar fragmentos de novelas, de autobiografía, ensayos... que ofrecen interesantes reflexiones sobre la literatura, el arte, el papel del escritor en la sociedad o el efecto que tenía en la literatura la influencia del régimen, con los que empezar a conocer a este heterogéneo grupo de escritores (entre los cuales los encontramos tanto a partidarios como a detractores del régimen socialista) que hoy en día siguen escribiendo, alejados, eso sí, de los circuitos comerciales. 

domingo, 18 de septiembre de 2011

Franz Kafka: Dibujos


Idioma original: alemán
Título original: Einmal ein grosser Zeichner. Franz Kafka als bildender Künstler
Año de publicación: 2006
Valoración: muy recomendable


Niels Bokhove, responsable de la edición de esta obra en su versión original, afirma que la vocación de Franz Kafka por el dibujo se despertó cuando contempló en un escaparate dos cuadros que le causaron una gran impresión. A pesar de que las primeras (y decepcionantes) clases de dibujo que recibió hicieron, según sus propias palabras, que desapareciera toda tu pasión por ese arte, lo cierto es que Kafka nunca dejó de dibujar. Hacía dibujos en sus apuntes, como acompañamiento a numerosos escritos...

Max Brod recopiló muchos de aquellos dibujos, a veces recortándolos de los apuntes del autor o bien rescatándolos de la papelera (lamentablemente, la mayoría están custodiados por la heredera de Brod y no deja a nadie acceder a ellos), pues tenía la intención de publicar una compilación de los mismos llamada "cartapacio Kafka", pero ese proyecto nunca llegó a materializarse. Si bien muchos de estos ejercicios pictóricos han sido publicados a lo largo del pasado siglo de diversas maneras (como ilustración de cubierta de muchas de sus obras, como ilustraciones interiores o como secuencias en un proyecto catalán para la película de animación Animació K.), nunca antes habían sido reunidos en conjunto. Así pues, en este libro se recogen todos los dibujos de Kafka que se conocen y han sido publicados.

Acompañados por fragmentos de texto escogidos de su obra completa o bien por los textos originales en los que el autor los insertaba, estas pequeñas obras de arte nos permiten observar una faceta del escritor checo que pocos habían visto antes. Inquietantes, curiosos, oníricos, simples, absolutamente complejos, siempre interesantes... hay mil maneras de calificar e interpretar estos trazos. Pero eso queda en manos del lector.

Todas las reseñas sobre Franz Kafka en ULAD: Aquí