Año de publicación: 1986
Traducción: Ce Santiago
Valoración: Muy recomendable (y mucho recomendable, que diría M.R.)
No me ando por las ramas: Despertar a los muertos es un novelón. Por varios motivos: por el manejo del ritmo narrativo, por la agilidad y credibilidad de los diálogos, por la amplitud y variedad de temas tratados, por cómo (d)escribe (sobre) las relaciones familiares y de pareja, por su plena vigencia, etc.
Yendo a lo argumental, Despertar a los muertos es la historia de Fielding Pierce, un joven abogado de origen humilde "predestinado" a la vida política que vio cómo, unos años atrás, su pareja (Sarah) fallecía en un atentado mientras ayuda a exiliados políticos chilenos.
Obviamente, la vertiente política de la novela es fundamental. Por un lado, su engarce con el cine político de los años 70 es claro pues la novela está ambientada entre los años del Watergate y la Operación Cóndor, los últimos coletazos de la Guerra de Vietnam y el final del mandato de Nixon y resulta imposible no ligarla, al menos en parte, con películas como Desaparecido, Los 3 días del Cóndor o Í de Ícaro; por otro, hay también una clara crítica a un sistema en el que los que mueven los hilos se esconden tras rostros como el de Fielding, quien a la larga resulta un paria convertido en centro de atención, un pez entre tiburones que se verá enfrentado, entre otras, a la dicotomía ideal / realidad. En este sentido, también son dignas de mención las referencias a la "clase media aspiracional", al "ascensor social", etc. Y, last but no least, no es casual la localización de la novela entre Nueva York y Chicago (los Chicago Boys y demás familia, you know)
Pero quedarnos con lo político sería hacer una lectura reduccionista de la novela y quedarnos con las referencias al cine político setentero sería quedarme corto. Y es que la novela no deja de ser la historia de una obsesión ya que, a medida que Fielding intenta "construir" su carrera política, la presencia de Sarah se hace cada vez más presente, hasta el punto de terminar persiguiendo una luz (¿o una sombra?). Por lo tanto, Fielding frente a sus propias contradicciones, Fielding frente a la culpa y Fielding frente a su pasado y frente a su planeado futuro a través de la continua presencia de Sarah. ¿No os recuerda un poco a cierta película de cierto calvo regordete genial?
Otro aspecto que quisiera destacar de la novela es el aporte de los personajes secundarios, todos ellos bien construidos e importantes en el desarrollo de la trama, todos ellos necesarios para poner continuamente a Fielding frente al espejo. Especialmente reseñable es el papel de las mujeres y de la relación de Fielding con ellas.
Por último, es imprescindible mencionar, aunque sea solo de pasada (no vamos a destripar nada), el final de la novela. Se trata de un final abierto y ambiguo que deja abiertas las puertas a una relectura en la que encontrar posibles nuevas claves. Ahí lo dejo.
En fin, 525 páginas de una muy buena novela con la que Scott Spencer consigue mantener el ritmo y la tensión gracias a una trama en la que mezcla, en dosis justas, amor, poder, política y otras hierbas.
También de Scott Spencer en ULAD: Amor sin fin
P.S.: Releo ahora la reseña que escribí de Amor sin fin y veo que lo que destaqué como puntos fuertes en aquella se repite en Despertar a los muertos. ¿Será casualidad?
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