sábado, 21 de octubre de 2023

Dan Simmonds: El Terror

Idioma original: inglés

Título original: The Terror

Año de publicación: 2007

Traducción: Ana Herrera

Valoración: bastante recomendable

¿Recuerdan ustedes lo del dichoso gato de Schrödiger, esa paradoja que tanto gusta a tuiteros, modernetes y demás variedades contemporáneas de listillos, porque lo mismo sirve para un roto que para un descosido? Sí, hombre, lo del gato que no se sabe si está vivo o muerto hasta que se abre la caja... (olvidando que lo más inquietante sería que estuviese vivo y muerto A LA VEZ, como el de Cementerio de animales... y perdón por el spoiler). Pues con esta novela pasa algo parecido, creo yo. Me explico:

-Premisa A: El Terror es una novela de terror (valga la redundancia).

-Premisa B: El Terror no es una novela de terror.

Y, claro, lo mismo que con el gato, no se puede saber cual es la correcta (o la más correcta) hasta que se se abre la caja, quiero decir el libro... y se lee, obviamente. Así que, para que vean todes ustedes, amigues, que aunque yo esté perdiendo el tiempo en un blog de mala muerte este fantabuloso blog sobre libros, mi capacidad de análisis crítico bien me podría permitir publicar reseñas en Babelia o, qué se yo... en The New Yorker, voy a pasar a desarrollar estos dos conceptos en apariencia antagónicos  e incluso excluyentes, pero que no lo son tanto. Antes de eso, sin embargo, he de aclarar que el título de la misma no hace referencia -o no sólo- al género de la misma, sino que es el nombre de uno de los dos barcos británicos del Servicio de Exploración, el HMS Terror, que junto al Erebus (1) se perdió en el Ártico en 1845, mientras buscaban el mítico paso del Noroeste, bajo el mando de sir John Franklin. De estos buques, ya digo, que llevaban unos 130 tripulantes, nunca más se supo... hasta que sus restos sumergidos fueron encontrados hace pocos años, en 2015, más o menso donde los sitúa esta novela. Aún así, lo que se desarrolla en ella es una recreación o, más bien, una elucubración sobre lo que les pudo suceder.

A- El Terror es una novela de terror: Atrapados anbos barcos por la banquisa durante casi dos años, en medio de un frío tremebundo y una oscuridad casi total, y con las reservas de comida y combustible descendiendo peligrosamente, la situación de aquellos hombres ya era lo suficientemente terrorífica. Pero, además, en la novela de Simmonds los miembros de la expedición se ven acosados por un "monstruo del hielo", una especie de oso polar gigantesco y fantasmal que va acabando con los tripulantes uno por uno. Sin olvidar, claro, la violencia inherente al ser humano y que en un grupo sometido a tanta presión acaba siempre por aflorar.

Encontramos, pues, en esta novela, un horror físico y sangriento, casi -o sin casi- gore, amén de otro no menos físico, causado por lo que las penurias y enfermedades pueden provocar a los cuerpos (no me atrevo a considerarlo como body horror, pero casi). también hay un terror ambiental, claustrofóbico, aunque no únicamente en los pasajes que se desarrollan en el asfixiante interior de los barcos, sino también en el peligroso laberinto de hielo que los rodea,,, y, por último, un miedo que podríamos considerar como metafísico, que anida en el interior de cada hombre y se muestra a la luz cuando éste debe enfrentar su destino. Porque, por otra parte...

B- El Terror no es una novela de terror: O no sólo, ya digo. Es, ante todo -y además de una narración ¿biográfica? sobre los distintos personajes, muchos de los cuales existieron en la vida real- una novela sobre el destino y sobre el reverso del mismo, eso que llaman "libre albedrío", aunque no deje de ser la otra cara de una misma moneda; existe, claro está, el destino implacable, disfrazado de azar (o viceversa) que conduce a los hombres a una muerte horrible, violenta o degradante. Pero también varios personajes de la novela tienen la oportunidad, en un momento determinado, de decidir cómo quieren intentar vivir o, incluso, cómo quieren morir. para ellos, conocemos también las vicisitudes interiores, los pensamientos íntimos de algunos de ellos, como el doctor Goodsir, el teniente Irving, el eficiente y leal Harry Peglar o el muy infame Hickey. pero, sobre todo, del capitán Crozier(2), que deviene el principal protagonista de la narración. Como casi único contrapuento con el auténtico campo de nab predominio masculino que es esta novela, Lady Silenciosa, una joven esquimal "recogida" por la expedición y cuyo obligado mutismo parece guardar los secretos de la amenaza que les acecha en el hielo y de las propias latitudes árticas, tan hostiles hacia ellos, en las que se encuentran.

Un último apunte: con todo lo recomendable que me parece este libro tanto para los aficionados/as a la novela histórica como a la del género de terror (o ambas cosas, evidentemente), hay quizás varias cisrcunstancias que conviene tengan en cuenta antes de plantearse su lectura: en primer lugar, su extensión, de casi 800 páginas, con lo que hay que prepararse para asistir  a las penalidades de esta pobre gente durante una buena temporada, por otra parte, y, sobre todo en la primera mitad del libro, conviene tener un cierto dominio de los térmicos naúticos de la época (o un diccionario a mano), para no liarse mucho con la narración (los lectores avezados en las novelas de Patrick O'Brian no han de tener problemas, sin embargo). En último lugar, auqneu esto ya es una observación persoanal mía, en la traducción del libro se ha optado por utilizar las medidas del Sistema Métrico Decimal -metros, kilómetros-, así como la medicoón de temperaturaas en grados Celsius, amabas cosas que creo que difícilmente se havcían en la Armada británica del siglo XIX. Es algo que no digo que te saque de la novela, pero sí resta un poco de verosimilitud, en algún momento , a la narración. 

Todas estas "pegas" no son óbice, por supuesto, para recomendar encarecidamente este novelón, cuya lectura creo que puede hacer las delicias de los y las aficionados/as al(los) género(s).  Más aún, me atrevo a sugerir, si se hace en los meses de verano, para que el rigor helador al que se ven sometidos los personajes sirva para, al menos psicológicamente, aliviar nuestros calores estivales, también bastante extremos, en los últimos tiempos...


(1) Para quien pueda interesar, existen varios libros sobre esta expedición, entre ellos uno titulado, precisamente, Erebus. Historia de un barco, escrito nada menos que por Michael Palin, vicepresidente de la Royal Geographical Society, además de ex-leproso, gobernador de Judea y miembro del Frente Popular de Judea.
(2) Existe, como supongo ya sabrán muchos de los lectores de la reseña una serie basada en esta novela, al parecer de muy buena factura y que tiene muy buenas críticas, pero que yo no he querido ver. Lo único que puedo decir sobre ella es que el capitán Francis Crozier está interpretado, al parecer por Jared Harris, que, aun con lo buen actor que es, a mí no me cuadra físicamente con el personaje.

5 comentarios:

beatrizrodriguezsoto dijo...

Juan G.B. : Hay reseñas que te quedan redondas,sumamente divertidas.

Gabriel Aflalo dijo...

La serie no es la mejor del mundo ni pasará a la historia, pero vale la pena, con una más que interesante puesta en escena y escenografía y muy buenas actuaciones.
Habrá, entonces, que vencer el miedo y acceder al combo libro/serie.

Anónimo dijo...

Hay una novela sobre jhon franklin que era el almirante que comandaba las dos naves que es una maraviilla de libro
El descubrimiento de la lentintud
No recuerdo el nombre del autor

Oriol dijo...

La serie me gustó bastante (bueno, la primera temporada, que es la que adapta esta historia; de la segunda mejor no hablar). El libro lo tengo pendiente hace siglos, pero espero que caiga algún día.

Anónimo dijo...

No se desmerecen libro y serie. Totalmente recomendables.