domingo, 1 de octubre de 2023

Ali Smith: Fragua

Idioma original: inglés
Título original: Companion Piece
Traducción: Dolors Udina (en catalán para Raig Verd) y Magdalena Palmer (en castellano para Nórdica Libros)
Año de publicación: 2022
Valoración: está bien

Después de sorprenderme positivamente en su cuaderno estacional, Ali Smith pone la rúbrica final a ese recorrido literario con «Fragua», una última novela y pieza complementaria (como su nombre original apunta y también su traducción al catalán «La torna») a los cuatro títulos anteriores donde incide y reincide en los temas expuestos y su manera de abordarlos. 

En este libro que cierra el cuarteto a modo de epílogo, el planteamiento de la autora es muy similar al del resto: pocos protagonistas, un enfoque crítico sobre la sociedad y diálogos que cuestionan la actualidad. Y, de la misma manera que ocurría con el resto de sus libros, sus protagonistas son diferentes en cada libro y también la trama narrada; en este caso, la novela empieza con una misteriosa llamada de Martina Inglis, una antigua compañera de clase de nuestra protagonista Sand y con quién hace tiempo que no habla, en la que le explica que ha sufrido una detención en el aeropuerto debido a trasportar con ella una extraña y antigua cerradura que la policía confunde con un arma. Durante la detención oye unas voces con un mensaje indescifrable. Así que Martina recurre a Sand, pues el recuerdo que tiene de ella de su época en la universidad es que se trata de alguien con gran facilidad para resolver enigmas y misterios.

Ali Smith inicia el libro con esta premisa intrigante y original para desplegar a partir de ahí todo su torrente ideológico y crítico porque, como es habitual en la autora, la denuncia, la lucha, los ideales siguen en su primera línea de reivindicación, una reivindicación que traslada en sus obras en boca de sus inconformistas personajes. Una protesta que va desde la gestión de la migración, a la ecología o a los estamentos políticos y policiales. Y un lamento ante la pasividad cada vez más evidente de una sociedad adormecida que constata al reconocer «en qué fantasía se ha conferido mi estilo de vida, pensé. Solíamos hacer manifestaciones de protesta. Teníamos pesadillas pensando que se nos fundían los ojos en las cuencas. Ahora tenía lugar toda una especie de fusión comunitaria de ojos delante de mí». Así, tal y como nos tiene acostumbrados por sus anteriores novelas, el libro simultanea las reflexiones y proclamas sociales con las relaciones personales plasmadas en la relación de Sand con su padre durante su vida, y por extensión (y a veces omisión) con su madre. Ali Smith siempre juega muy bien las cartas de las diferencias generacionales entre sus personajes, contraponiendo la visión adulta (y a menudo anquilosada) con la rebeldía propia de los jóvenes y utiliza también el recurso de contraponer la opinión de la protagonista en una edad cercana a los sesenta años que con su propia visión a raíz de sus vivencias y contrastes experimentados a lo largo de su vida. En ese espacio dialéctico que se genera encuentra ahí su lugar para exponer los conflictos dejando que sea el lector quien determine desde qué punto lo observa y desde qué punto comparte la situación y su posible respuesta o solución.

Este acercamiento a la actualidad, con la brillante ironía de Smith, copa más de la mitad de la narración (estructurada en tres bloques) y que termina con un último bloque mucho más irregular e incluso desvinculado del resto en el que la autora nos narra una historia sucedida siglos atrás en plena época medieval y conforma una parte que no acaba de encajar bien con el resto del libro; este hecho confirma que a veces Ali Smith quiere decir tanto y enlazar tantos temas que incluso ella, con su talento, se pierde entre los amplios márgenes de un libro demasiado abierto como para centrar un personaje que prometía algo más de lo que ofrece. Por ello, si bien es cierto que el estilo de Ali Smith se caracteriza por cierto desorden y narración interrumpida, en este libro la autora abusa en exceso de esta característica llevándola a extremos innecesarios. Así, la narración fragmentada y en apariencia inconexa de su último tramo en este caso lastra el relato que bien cabe decir que tienen su punto álgido en las conversaciones y situaciones que Sand tiene con la pareja de hermanas que la visitan a su casa. Es en esas escenas a menudo surrealistas e inverosímiles pero sumamente irónicas y divertidas en las que encuentro a la Ali Smith más brillante y mordaz.

Y, en el espíritu de lucha e inconformista que manifiesta siempre la autora en sus textos, y haciendo gala de que su profesión es un vehículo, un canal para denunciar situaciones que no deberían producirse, Ali Smith afirma, en boca de sus personajes, que «tienes la lengua, dice. Este es un poder que supera cualquier puñetazo». Es innegable que ella sabe cómo utilizar ese poder en cada uno de sus textos.

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