Título original: This is how you lose the time war
Traductor: Christian Rodríguez
Año de publicación: 2019
Valoración: recomendable / muy recomendable dependiendo de cómo de blandito tengas el corazón
¿Por qué me decidí a leer esta novela, preguntáis? Pues creo que habría por lo menos cuatro motivos. El primero es el título, realmente llamativo. El seguindo es la preciosa portada de Kevin Deneufchatel, que es una variante (mejorada) de la portada original y que refleja bastante bien el espíritu de la novela. El tercer motivo fue el argumento (¿viajes en el tiempo con rivalidad y piques entre agentes de facciones rivales? I'm in!). El cuarto, y último, es que esta novela corta ganó algunos de los premios más prestigiosos que se conceden en el género de la ciencia ficción: el premio de la Asociación Británica de Ciencia Ficción (BSFA), el Premio Hugo y el Premio Nebula. Todo sumado, parecían credenciales más que suficientes para una gran lectura, o por lo menos una lectura "disfrutona".
Y en términos generales puedo decir que ha sido así: la novela se lee en un par de noches, entretiene, emociona por momentos y ofrece una revisión original al ya bastante manido tema de los viajes en el tiempo y los multiversos. Mi única pega a la novela es que me ha resultado, en fin, algo blandita, y también algo predecible, cuando creo que la premisa daba para algo mucho más rompedor y "afilado".
El argumento de la novela es básicamente el que resumía antes: en el contexto de una guerra entre facciones opuestas que pretenden controlar y dirigir los "hilos del tiempo" (la Agencia y el Jardín), dos de sus mejores agentes, Roja y Azul, comienzan un intercambio de golpes y de bravatas, a través de cartas que se dejan escondidas en los lugares y objetos más inverosímiles (en una pluma de pájaro, en los posos de una taza de té, en las entrañas de una foca). No hace falta haber leído mucha literatura o haber visto muchas películas para adivinar que lo que al principio son provocaciones y burlas entre ellas, pronto se convierten en confesiones y complicidades, y a partir de ahí, en fin, que cada cual imagine hacia dónde derivará la trama. (La velocidad y la inevitabilidad de esa trama, por otra parte, es una de las pegas posibles que se le puede poner a esa novela: da la impresión de que lo que pasa no pasa por evolución lógica, sino porque eso era lo que tenía que pasar para que existiera la novela).
Como se puede deducir de este resumen, la novela se compone de las cartas intercambiadas por Roja y Azul (que tampoco es fácil adivinar, y una búsqueda en internet lo confirma, que fueron escritas respectivamente por los dos autores de esta novela, Amal El-Mohtar y Max Gladstone); y entre carta y carta, pequeños capítulos nos informan de lo que va ocurriendo en la vida de Roja y Azul, a qué misiones las destinan y también qué estrategias usan para engañarse y derrotarse mutuamente. Esta alternancia entre las cartas y los capítulos narrativos breves ayuda a que, como decía antes, la novela se lea casi de un tirón. El estilo, que se vuelve más poético a medida que la correspondencia entre las agentes se torna más íntima, también es un punto a favor de la novela y de su lectura agradable.
También ayuda, y creo que es otro de los aciertos de los autores, el que no exista una descarga masiva de worldbuilding en ningún momento de la novela: lo que sabemos de la Agencia, del Jardín o de la guerra que mantienen (y hay muchas cosas que no sabemos, o sobre las cuales no estamos completamente seguros) lo vamos aprendiendo o deduciendo de lo que se dice en las cartas, o de lo que se apunta en los otros capítulos. Hay una guerra, que consiste en alterar determinados momentos del pasado para redirigir la historia, pero no sabemos ni de dónde vienen la Agencia y el Jardín, ni cuáles son sus respectivos objetivos finales, ni tampoco se nos explica con detalle la tecnología que permite a las agentes subir o bajar por los hilos del tiempo para completar sus misiones. Es, en ese sentido, una novela bastante elíptica, y lo digo en un sentido muy positivo, porque esa es mi forma preferida de contar una historia.
Ahora bien, como decía al principio, la novela ha acabado por decepcionarme ligeramente, porque toda esta parafernalia textual y ficcional está al servicio de un mensaje que me parece bastante naíf: "las guerras son malas, el amor es bueno". No es que esté en desacuerdo con ese mensaje, quién podría estarlo, pero a estas alturas de la película, y con un mundo tan complejo y, en fin, oscuro como el que vivimos en estos momentos, no parece ser un bocado suficiente para satisfacer el hambre de respuestas que la ficción es perfectamente capaz de dar. Sé que habrá lectores y lectoras a las que la novela emocionará profundamente, y bien por ellos, pero a mí me ha dejado un sabor dulzón, demasiado dulzón, en la boca, como el que se queda después de comer algodón dulce.
Dicho esto, y volviendo otra vez al principio: he disfrutado con la lectura de la novela, está escrita con cuidado y delicadeza, y combina aspectos algo manidos con otros muy originales. Así pues, os la recomiendo (mucho, si tenéis el corazón tirando a blandito), sobre todo si os gusta el género de ciencia ficción.
1 comentario:
Pues tiene buena pinnta la premisa, y lo que dices, facciones enfrentadas y viajes en el tiempo, vamos a ver qué tal
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