Idioma original: inglés
Título original: State of the Union
Traducción: Jaime Zulaika
Año de publicación: 2023
Valoración: innecesario
Si vamos a considerar, estableciendo cierta analogía que algunos discutirán, que Nick Hornby es un novelista de ascendencia "pop", podemos llegar a la conclusión de que Hornby es el hermano de Irvine Welsh que no se saltaba clases.
Lamentablemente, si continuamos con las analogías algo forzadas, nos enfrentamos a otra frase lapidaria, que es que el pico de su carrera empieza a quedar ya muy lejos, a tal distancia que regresar a él parece una utopía, y que las décadas transcurridas tras Alta fidelidad o Cómo ser buenos han tenido un efecto, devastador, de erosión absoluta sobre su talento hasta llegar a este El estado de la unión que es un absoluto despropósito literario, aunque sea bajo la coartada, pretexto o excusa de materializar un proyecto televisivo en el que el escritor intervino como guionista. Y no sé si es que algún entusiasta le pidió que lo hiciera o Hornby vio la oportunidad de apelar al bolsillo de su masa, a todas luces menguante, de incondicionales.
Quizás pudiera planteárselo como una apelación a la transversalidad, como un reciclaje tardío (pasados los 65), pero todo parece impostado. Desde la asimilación de la estructura de Cómo ser buenos (esposa de ciencias, hombre de letras), hasta esa absurda composición basada en un diálogo rápido, tan esquemático y orientado hacia la cercanía del conflicto, que parece una de esas comedias añejas y casposas (Los Roper o Escenas de matrimonio) que hubiera sustituido lo inaceptable políticamente por lo previsible. O quizás es que a Hornby le ha dado pereza definir a los personajes y ha optado por que sea el lector quien concluya. Así que esos diez minutos previos a las visitas de un matrimonio de mediana edad a un terapeuta de pareja han de servir para a) comprender su angustia de clase media europea porque ella tuvo un desliz y el mundo se desmorona pero un divorcio es cualquier cosa menos una cosa práctica b) extrapolar esa situación crítica para especular sobre irreversibilidad de las infidelidades y contexto de las relaciones de pareja modernas c) hacerlo con la suficiente amplitud de miras para que el lector (iba a escribir espectador, LO JURO) se identifique.
Spoiler: falla en esas tres premisas.
Básicamente porque los diálogos son tan superficiales y esquemáticos, supongo que con la coartada del dinamismo narrativo. Sobre bebidas, sobre crucigramas, sobre otros pacientes, sobre la propia terapeuta. Ningún atisbo de profundidad, ningún subtexto que implique algo más que apatía y frivolidad. Hasta los encuentros sexuales parecen estadísticos. Y los problemas no parecen los de la gente corriente. Ni la coartada british que resultaba un atractivo en sus primeras novelas, ni esa especie de abanico de media clase que permite asimilar esas situaciones como relativamente cercanas. Hornby aquí falla en todo y consigue, que ya es difícil, ser banal, ser irrelevante. El estado de la unión parece escrito al ralentí y con el mínimo esfuerzo, tan confiado del tirón de la marca que ya da un poquitín de rabia.
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