martes, 31 de agosto de 2021

Philip Roth: El teatro de Sabbath

 

Idioma original: inglés

Año de publicación: 1995

Título original: Sabbath's Theater

Traducción: Jordi Fibla

Valoración: recomendable

En El teatro de Sabbath Philip Roth me ha parecido más cercano al obseso (que no acabé de comprender) de El lamento de Portnoy que al obseso de las novelas de Zuckerman. Obsesos los dos, sí. Obsesos con sus proezas sexuales (cuenten con la intervención de parejas o no), Mickey Sabbath y Zuckerman son judíos enamorados de su miembro viril, o gobernados por éste, o teledirigidos, podéis elegir el término que más os plazca.

Mickey Sabbath es un titiritero que ya se encamina a la vejez. Se niega a aceptar su decadencia física y sus acciones son cada vez más reprobables y cada vez lo son desde un mayor número de perspectivas. El teatro de Sabbath rememora momentos clave de su existencia, y en todos ellos encontraremos algo que lo convierte en un ser abyecto y repulsivo, y aunque esa figura (véase referentes culturales recientes como la serie You o la película The joker), la del malo que parece reiterarse hasta caer simpático, sea un elemento latente, he de decir que Roth no consigue, si es ese, su propósito. Ni tan siquiera a base de esa repetición cíclica del hecho capital que parece representar el espoleo para una existencia tan retorcida: la pérdida de su hermano mayor, piloto en la campaña de Japón y muerto en combate en 1944. Difícil empatizar con tamaño caudal de conducta inmoral: Sabbath engaña a las mujeres, se aprovecha de ellas con malas artes, engaños, chantajes, a pesar de ser un individuo de mal aspecto físico. Se casó y su joven esposa desapareció. Se volvió a casar y no dudó en lanzarse a una prolongada aventura extramatrimonial con Drenka, una especie de cómplice sexual con la que ha perpetrado mil y una depravaciones y que ha fallecido de un cáncer fulminante. Sabbath crea una especie de castillo de naipes alrededor de ese hecho. Acude al funeral de un amigo y se hospeda en la casa del otro, donde sus tropelías continúan, como si se tratara del escorpión de la parábola, porque no puede escapar a su naturaleza.

Una novela osada y difícil, más que innovadora o arriesgada, siempre en la frontera del desafío para el lector, que no solo acusa su estructura anárquica e indefinida sino una extensión claramente excesiva, como lastrada por la necesidad de Roth en rizar el rizo sobre el personaje y afrontar sin tapujos las descripciones procaces de todo tipo, tan claras y explícitas que en su tiempo fue acogida de forma dispar, hubo quien la consideró la obra maestra del escritor de Newark (se alzó con alguno de esos prestigiosos premios USA) y algún otro prestigioso critico la aplastó sin contemplaciones. Obscena con intención clara y transparente de serlo. No voy a estar ni de un lado ni del otro: me ha gustado su falta de escrúpulos pero la innegable repulsión de su protagonista me ha hecho pensar en alguna novela de Boris Vian: en todo caso, una obra de esas que, con sus defectos, muestran a un escritor desinhibido, valiente, al que no le importaba provocar reacciones de repulsa. Hasta para eso hace falta talento.


lunes, 30 de agosto de 2021

Alejandra Costamagna: El sistema del tacto

Idioma original: español 

Año de publicación: 2018

Valoración: Se deja leer



Tras leer la promoción, contenida tanto en el propio libro como en su web correspondiente, no salgo de mi asombro. Sé de sobra que siempre se exagera pero ¿de verdad están hablando de lo mismo que acabo de leer? Una editorial prestigiosa puede confundirnos cuando se deshace en elogios sobre cualquier producto que haya puesto en el mercado, sobre sus premios (finalista del Herralde 2018) y sobre la excepcionalidad de una autora que encabeza, según la publicidad, la nutrida y excelsa nómina de escritoras latinoamericanas contemporáneas. Sobre los méritos de Costamagna no puedo pronunciarme –aunque conociendo la excepcionalidad del grupo suena, como mínimo, a exageración–, pero sobre la novela como tal, una vez terminada, incluso antes, salimos de dudas. O me gusta o no me gusta, y como conozco las razones no me dejaré impresionar por todos los elogios del mundo, vengan de quien vengan. Si lo pensamos bien, se trata de las leyes del mercado: ¿conocen alguna marca que confiese en el envase los defectos de su producto? Claro que, tratándose de cultura, esperaríamos mayor sinceridad, al fin y al cabo, solo hace falta leerlo para saber a qué atenerse.

A ver si me explico. Una personalidad que se desintegra es algo que podemos reconocer en el mundo real si contamos con información suficiente. Pero sobre el papel, antes de desintegrarse, el personaje tiene que construirse, si quieres deshacer algo primero tienes que hacerlo, digo yo. Y previamente a poner una palabra tras otra, nadie es nadie todavía, no puedes presentarlo al lector exclusivamente a base de dudas, vaguedades, contradicciones y rasgos imprecisos. Si yo encontrase un cuaderno en el que alguien hubiese escrito, renglón por renglón, el contenido de esta novela, si contemplase esas fotos y –muy importante– conociese bien al que haya volcado allí sus pensamientos más íntimos, lo leería con avidez; por el contrario, si no sé nada de la autora del manuscrito y ni siquiera hay relato, me aburriré a las primeras líneas. Una mujer chilena que de niña pasó en Argentina algunas temporadas es enviada por su padre para que, en sustitución suya, acompañe a su tío en sus últimos momentos. La simpatía que sentía el susodicho por la chica en aquellos tiempos se refleja también en un flujo de conciencia sin ninguna justificación literaria. Se recogen, pues, dos épocas y dos puntos de vista, el de la sobrina y el del tío, pero no encontramos relación entre lo que cuentan la una y el otro. Ella se dedica a curiosear objetos y cuadernos, pero sus recuerdos no muestran qué tenían en común, qué les unía, qué pensaba ella de su tío. Idas y venidas sin objeto, imágenes deslavazadas, propósitos que cambian por momentos, nombres, fogonazos del pasado sin demasiada coherencia…  Y las fotos que no falten, parece que se han puesto de moda últimamente, lo bueno que tienen es que rellenan un montón de espacio. Pero aún así el volumen es mínimo, hay  que engordarlo como sea y nada mejor que la técnica del collage, que está tan de moda, y de la forma más aleatoria posible, no hay que justificar nada, párrafos muy cortos ocupando una página entera y colocados al buen tuntún. Mejor así, y que cada lector encuentre la explicación que más le guste, a poco que nos esforzásemos el sinsentido quedaría en evidencia.

Sabemos que el material es auténtico (fotos del archivo familiar, personas que existieron realmente) y que los hechos son autobiográficos. Originalmente, Costamagna quiso contar la historia de su familia centrada en la inmigración y el desarraigo, pero le faltaban datos y, en vez de novelar, lo dejó tal cual, con sus lagunas, que queda muy posmoderno y, desde luego, da mucho menos trabajo. Por otra parte, mi impresión es que el texto forma parte de un verdadero diario íntimo un poco retocado, por eso va sembrando pistas sin preocuparse de que el conjunto sea legible pues por su propia esencia nunca estará al alcance de nadie: el cuaderno, su dueño y nadie más, no hay que concretar ni informar de nada previamente, es más, por si acaso, cuantas menos pistas, mejor. Si esto fuera así, me parecería una tomadura de pelo; si en cambio se tratase de ficción auténtica, hay que reconocer que se ha conseguido el efecto de privacidad pero a costa, todo hay que decirlo, de la comprensión del argumento y, sobre todo, del placer de la lectura.

domingo, 29 de agosto de 2021

Diego Angelino: Con otro sol

Idioma original: Español

Año de publicación: 2018 en Argentina (2021 en España)
Valoración: Está muy bien

Curioso, por no decir otra cosa, esto del mundillo editorial. O si no, que alguien me explique cómo es que han tenido que pasar casi 50 años para que se recupere un conjunto de relatos premiado en un concurso cuyo jurado estaba compuesto por Bores, Bioy Casares y Eduardo Mallea. En cualquier caso, quedémonos con lo bueno y con eso de que mas vale tarde que nunca porque este "Con otro sol" es un pequeño gran libro.

Compuesto por dos partes, la primera de ella con los relatos que originalmente formaban parte de "Con otro sol" y la segunda con textos escritos en años posteriores, el conjunto trae a la mente, en lo estilístico y en lo "atmosférico", tres referencias fundamentales: la Comala de Rulfo, la Santa María de Onetti y la Yoknapatahwpha de Faulkner. 

Algunos de los motivos de estas reminiscencias serían el minimalismo de los textos, su carácter elíptico, su tono oscuro, turbio, lúgubre y sórdido (porque la vida es eso, la vida y la muerte), su unidad temática y estilística, sus personajes y situaciones que se repiten en los relatos, que reaparecen, tanto es así que cualquiera de las dos partes podrían ser el germen de sendas novelas "de las gordas", etc.

Yendo un poco más al detalle, la primera parte de "Con otro sol" está compuesto por relatos más "de personajes". Cada uno de ellos está protagonizado por alguno de los habitantes de Campo del Banco y en ellos el narrador es un mero observador de esas vidas que ocupan el centro de un texto en el que no importan el paisaje, la anécdota o el final, hasta el punto de que el conjunto tiene un cierto carácter documental.

En la segunda parte, en cambio, pierden peso los personajes a costa de las situaciones. Y aunque alguno de los relatos se sitúa en un plano temporal diferente al resto, sí que se mantiene cierta unidad temática y estilística. Esta vez los relatos nos trasladan a las guerras que a lo largo del XIX asolaron América Latina  y nos llevan de la mano de un espectral ejército que bien podría estar formado por las huestes de Lavalle en "Sobre héroes y tumbas". 

No sé si lo anterior sirve para hacerse una idea de lo que encontraréis en "Con otro sol". Si es así, genial; si no, solo deciros que es una colección de muy buenos relatos que destacan, sobre todo, por su tono y sus atmósferas. Afortunadamente, ha sido rescatado a tiempo. 

P.S.: Volviendo a pensar en el libro unos días después me viene a la cabeza la película "Historias mínimas" de Carlos Sorin. Pese a que el tono de los relatos es mucho más oscuro, ambas obras tienen en común esas vidas "insignificantes" que se entrecruzan, ese minimalismo en lo expresivo (ya sea literario o cinematográfico) y esa atmósfera especial. Igual es cosa mía, no sé.

sábado, 28 de agosto de 2021

VV.AA.: Aquelarre de cuentos

Idioma original:
Español
Año de publicación: 2021
Valoración: Recomendable


Aquelarre de cuentos es una antología que compila diecisiete ficciones. Diecisiete ficciones que han sido escritas en español por autoras de trece países distintos. Diecisiete ficciones que se relacionan con el terror moderno en sus más variados registros. Diecisiete ficciones que exploran cuestiones vinculadas con lo femenino (el salto a la adultez, el deseo, la maternidad, el encierro o la misoginia, entre otras). Diecisiete ficciones que, en conjunto, exhiben un nivel literario altísimo. Abordémoslas:

"El grito", de Mariana Torres, es un microrrelato de corte surrealista que funde la plasticidad de sus imágenes con su vocación metafórica. 

"La Hostería", de Mariana Enríquez, junta la represión sexual con los fantasmas provocados por la última dictadura argentina. 

"Susana", de Gabriela Arciniegas, retoma el motivo introducido en "El grito" (motivo que recuperará, a su vez, "En paz"). 

"Cantata", de Adriana Díaz Enciso, es una pieza sumamente inquietante que destaca por su opacidad conceptual y su lograda atmósfera. 

"Luto", de María Fernanda Ampuero, se lee con el corazón encogido, pues rebosa crueldad y violencia. Abstenerse estómagos delicados. 

"Los seis pies del gato", de Carmen Boullosa, trata sobre la maldad cotidiana y los ecos que ésta provoca.

"Matadora", de Solange Rodríguez Pappe, se disgrega en muchas direcciones para, finalmente, culminar en un potente clímax.

"Los maullidos", de Gemma Solsona Asensio, se narra a modo de crónica y denuncia de forma indirecta la opresión que sufrieron muchas niñas y jóvenes huérfanas durante el franquismo al ser internadas en las instituciones llamadas «centros para señoritas».

"La enana en el tren" y "En la silla de ruedas", de Ana María Shua, son dos ejercicios de surrealismo en formato breve.

"Las pisadas del hambre", de Ana María Fuster Lavín, es una historia de vampiros que logra rehuir lo convencional y tiene buenos momentos, aunque su acabado y estructura no me acaban de convencer.

"En paz", de Claudia Salazar Jiménez, resulta entretenido y alberga saludables dosis de humor negro.

"Cosita", de María del Carmen Pérez Cuadra, es tan perturbador como absurdo (conste que esto último lo digo como un halago).

"Afrodita", de Alicia Fenieux, presenta un detallado escenario distópico. Reflexiona acerca de la sexualización de las menores de edad y la delgada línea que separa el ocio voluntario de la presión de grupo. 

"María", de Alexandra Pagán Vélez, es muy lineal en su escueto planteamiento, pero alberga descripciones bastante asquerosas que harán las delicias de aquéllos a los que este tipo de cosas nos interesan. 

"La joya", de Daína Chaviano, parece salido de la pluma de un Edogawa Rampo occidentalizado y nos obsequia con un desenlace propio de uno de esos hentai directos a DVD de los noventa.  

"El Ojo", de Liliana Colanzi, recuerda sobremanera a Carrie, pues contiene una turbia dinámica entre una madre y su hija, fanatismo religioso y puritanismo trasnochado. 

En resumen, Aquelarre de cuentos es un volumen agradecidamente ecléctico. La calidad promedio de los componentes del mismo es, cuanto menos, elevada. ¡Así da gusto participar en una misa negra!   

viernes, 27 de agosto de 2021

Leonardo Sciascia: A cada cual lo suyo

Idioma original: italiano

Título original: A Ciascuno il Suo

Año de publicación: 1966

Traducción:  Esther Benítez

Valoración: muy recomendable

A cada cual lo suyo o, por decirlo con más propiedad, UNICUIQUE SUUM, palabras que aparecen en la cabecera del eclesiástico diario L'Osservatore Romano y también en el reverso de las letras recortadas y enviadas formando un anónimo amenazante al farmacéutico de un pueblo del interior de Sicilia. Farmaceútico Manno que, al igual que su compañero de caza, el médico Rossello, caen asesinados días después de sendos disparos de escopeta. El único que parece darse cuenta de la procedencia de esas letras recortadas es el profesor Laurana, amigo del farmacéutico, que comienza a tirar de ese hilo para ir destejiendo una trama más complicada de lo que cabía esperar, en un principio.

Supongo lo que pensará quien lea esta reseña (y no haya leído la novela): asesinatos en un pueblo siciliano... años 60 -esto no lo había mencionado aún-... Leonardo Sciascia... sin duda es una novela sobre la Mafia. Pues no. O no en el sentido estricto del término, porque, aunque no salga ningún "hombre de honor", como en El día de la lechuza (tampoco, y es muy significativo, hay un capitán Bellodi), de "mafiosa" se puede calificar también la actitud de los habitantes del pueblo de ver, oír y callar, de no meterse en líos sobre lo que no le incumbe a uno -o incluso cuando le incumbe, si no se puede sacar provecho de ello-, aún a costa de convertirse en cómplice de un crimen. A no ser, claro, que se sea un ingenuo , un "cretino", como le califican algunos al profesor Laurana, metido en el asunto por curiosidad e inconsciencia, pero también rendido al influjo de una hermosa mujer... porque resulta que la viuda del farmacéutico es mujer de gran belleza y eso al profesor le tiene un tanto trastornado y le sirve de acicate en su investigación...

Una novela, ésta, inspirada en un caso real que se produjo en Agrigento en 1960 (y en el que, por cierto, murió como "daño colateral" un estudiante de Porto Empedocle, así que uno se pregunta si no sería conocido o incluso pariente de Andrea Camilleri) y que Sciascia retomó para, según sus palabras (aunque aquí me pierdo un poco porque habría que conocer mejor la historia política italiana de aquellos años), "...escribir un informe sobre un fracaso histórico, el fracaso del centro izquierda (...) como fórmula de gobierno, a partir de 1964 había unido al partido socialista con la Democracia Cristiana en la dirección de lo asuntos del país.
(...) Este acontecimiento, destinado a provocar un cambio radical en la vida política italiana, una vez más se había frustrado por la eterna inmutabilidad del eterno fascismo italiano. Sin embargo, el libro se ha interpretado como una historia sobre la mafia", a lo que su biógrafo, Matteo Collura, apostilla: "Y lo es, aunque la metáfora que lo envuelve tiene como centro el corazón de la política". Por decirlo en otras palabras, una novela que fuera una metáfora sobre el célebre "Cambiar todo para que todo siga igual" de El Gatopardo. En versión noir (o giallo), claro...

Con permiso, sigo que las citas, que me ahorran mucho trabajo siempre resultan interesantes e incluso esclarecedoras. según Alberto Moravia, "los relatos de género policíaco de Sciascia parten de la claridad (se sabe quién ha cometido el delito) pero terminan adentrándose en el misterio"; es decir, a la inversa de la novela policíaca tradicional. Aunque el propio Sciascia comentaba: "Hay, sin embargo, una diferencia entre esta oscuridad y la de la ignorancia (...) Esta es la razón por la que utilizo con frecuencia el discurso de la novela policíaca, pues es una especie de informe que tiende a decir la verdad de los hechos y denunciar al culpable, aunque no siempre se logra  encontrar al culpable. Incluso llego a pensar que hoy me daría por satisfecho con una sola cosa."

Ya acabo; de nuevo según Collura, éste es un libro fundamental en la producción literaria de Sciascia, porque "en él se expresan claramente las razones de su discrepancia -siempre respecto a los fáciles automatismos- en cuanto a la política, a la justicia y a la mafia, "en esta especie de nave pirata que ha sido Sicilia" y en su profundización de estos abismos está a punto de implicar a toda Italia".

Sólo puedo decir que ojalá se tratara únicamente de Sicilia o de Italia.


Muchos más libros de y sobre el gran Leonardo Sciascia reseñados: aquí

jueves, 26 de agosto de 2021

Perejaume: Sacar a una Virgen a bailar

Idioma original: catalán

Título original: Treure una marededéu a ballar

Traducción: Lucas Villavecchia

Año de publicación: 2020

Valoración: Raro, a ratos interesante


Allá por 2010, qué tiempos, sin cuarentenas ni cierres perimetrales, el artista Perejaume hizo algo verdaderamente extraño: tomó prestada (prestada, no piensen otra cosa, con contrato y seguro) la talla de una Virgen del siglo XIII, la metió en una mochila, debidamente protegida, y se lanzó con ella a una caminata de unos cuantos días por varias comarcas en los alrededores de Barcelona, pasando por algunos lugares emblemáticos, significativamente los museos que atesoran mayor número de representaciones románicas y góticas de la región. Se ve que ni el mismo Perejaume tiene muy claro el objetivo de la acción, es un acto abierto a sus propias consecuencias, en plan cojo una Virgen, echo a andar y a ver qué sale de todo esto.

Por lo poco que he podido saber, este caballero es un artista bastante polifacético, que cultiva distintas artes plásticas y tiene también su vena literaria, diríamos el tipo de creador inquieto que busca caminos de expresión según le va sugiriendo la intuición. Es también, al parecer, un tipo muy vinculado a la tierra, que ha vivido siempre en su pequeño pueblo de origen y da muestra de conocer a fondo la cultura y tradiciones de la zona. Todo esto tiene un buen reflejo en el libro porque, digámoslo ya, es un híbrido de ensayo sobre arte, poemario en prosa, cuaderno de viaje, diario personal y puede que alguna cosa más no tan fácil de identificar. 

Perejaume inicia su itinerario y es muy consciente de lo que transporta. La Virgen, que va envuelta en papel burbuja, neopreno y otras protecciones, ‘parece una larva’, y su presencia hace brotar numerosas reflexiones que ponen de manifiesto el profundo conocimiento del autor sobre la imaginería religiosa y la tradición de las Vírgenes encontradas. En primerísimo plano encontramos la vinculación de la imagen con el lugar de la aparición, algo que irá surgiendo de forma recurrente a lo largo del libro, y que tiene sus implicaciones: la aparición y sus circunstancias sirve para cohesionar a las comunidades en que se encuentra, la propia Virgen adquiere facultades paisajísticas, la multiplicidad de apariciones termina por formar toda una trama de figuras que vertebra el territorio. Desde el punto de vista museológico es también interesante la disyuntiva entre las posibles clasificaciones, cronológica o territorial, de las tallas, subrayando su vinculación bien con el tiempo, bien con el espacio. O las distintas manifestaciones de las figuras, su porte sedente, el significado de sus vestidos o la diversidad de las huellas supuestamente conservadas. En fin, reflexiones en torno a lo que el artista lleva en la mochila y su relación con su propia realidad y el entorno que recorre.

El pequeño viaje continúa y el lector no consigue captar hacia dónde camina el relato, porque el propio autor tampoco parece saberlo. Entreveradas con algunas de las ideas ya indicadas en torno a las Vírgenes ganan terreno pensamientos erráticos relacionados con el paisaje, singularmente los árboles, materia originaria de las propias tallas, elucubraciones sobre el lugar en que enraíza el artista –el medieval y el actual, el mismo Perejaume-, como si el autor pugnase, sin conseguirlo, por justificarse a sí mismo ese anclaje en la tierra que parece tan poderoso. A ratos parece tomar el mando cierta inclinación hacia lo poético, otras veces vuelven aquellas reflexiones sobre el arte (sin duda lo más interesante del libro) y, progresivamente, da la impresión de que el autor va perdiendo el rumbo, no ya de su itinerario sino del texto mismo, que poco a poco va adquiriendo el carácter de algo inorgánico y pastoso. Parece consciente Perejaume de estar sumergiéndose en un pequeño caos, asfixiado por las notas que va tomando, por lo visto numerosísimas y por ello mismo ingobernables.

De manera que el libro, más que un libro es una especie de performance, una acción artística que nace sin un objetivo claro, que estaba llamada a encontrarlo sobre la marcha, a autoalimentarse con la presencia de la Virgen larvada, de los bosques y los caminos que aportan significado a aquella imagen. Y sin embargo, se queda un poco en eso, en intención muy libre, tal vez demasiado abierta, quizá con un exceso de confianza del autor en las posibilidades del acto o en las suyas propias como narrador. Porque realmente a Perejaume se le ve ese ramalazo poético que asoma con frecuencia pero no llega a cuajar del todo, y el conjunto, pues sí, puede tener el valor de la experimentación, de esa vocación de integrar cosas diversas, las artes, la tierra, la Historia, el pensamiento íntimo, pero es inevitable que deje la sensación de un batiburrillo algo repetitivo del que el lector, con toda probabilidad, solo va a ser capaz de extraer algunas ideas, a veces concretas y otras muy vagas, y eso por sí solo resulta bastante escaso para mantener en pie un libro.

P.S. Tengo curiosidad por saber si el juego del complemento directo y la mayúscula de Virgen son un pequeño truco del traductor (o de la Editorial), o pesan más mis ganas de sacarle punta a todo. 


miércoles, 25 de agosto de 2021

Roque Larraquy: La telepatía nacional

Idioma original: Español
Año de publicación: 2020
Valoración: Más que recomendable

Tercer libro de Roque Larraquy que reseño para ULAD (casualmente, cada uno de ellos publicado en España por una editorial diferente) y tercera reseña favorable para el argentino. En esta ocasión, Larraquy reincide en temáticas anteriores y en esa combinación de tiempos y formatos que tan buen resultado daba en "La comemadre" o en "Informe sobre ectoplasma animal".

El punto y el momento de partida son esta vez la ciudad de Iquitos y el año 1933, mientras que el incidente que pone en movimiento la trama es el envío a Buenos Aires de una remesa de indios para un proyectado Parque Etnográfico. Un "pequeño" percance ocurrido tras la llegada de los indios a la ciudad provocará la trasmisión de los poderes telepáticos entre personas y abrirá las puertas a la posterior utilización de estos con fines político / económicos.

Para narrar estos hechos el autor estructura el texto en tres partes, ambientadas las dos primeras en el año 1933 y la último de la segunda mitad de los años 40 y primera de los 50, en las que combina diferentes técnicas (género epistolar, narración en primera persona, informes "oficiales", etc) y en las que se ofrecen diferentes posibles lecturas. 

Ahí reside el principal valor de su obra, en esa mezcla de estilos y géneros, en las múltiples lecturas de sus textos, en la imbricación entre ficción y realidad. Así, el texto puede ser leído como crítica al colonialismo de viejo y nuevo cuño, como ataque a esa clase media aspiracional que hace suyos los postulados de la alta burguesía, como diatriba contra la apropiación cultural o como análisis de las relaciones de poder y dominio.

Como punto menos favorable del texto, diría que las tres partes por separado tienen un potencial narrativo terrible que no está del todo aprovechado, en parte por la propia elección del autor de hacer de la narración algo fragmentario y elusivo. Vamos, que creo que esta vez Larraquy tenía material de sobra para explayarse a gusto y traernos una novela mucho más extensa. Pero esto no es obstáculo para hacer de este "La telepatía nacional" un texto más que recomendable tanto para quienes quieran acercarse como para los ya iniciados en la obra de Larraquy, un autor que en unos años puede convertirse en uno de los grandes de América Latina, que ya es decir.

También de roque Larraquy en ULAD: La comemadre e Informe sobre ectoplasma animal

martes, 24 de agosto de 2021

Siri Hustvedt: La mujer temblorosa o la historia de mis nervios

Idioma original: inglés
Título original: The Shaking Woman or A History of My Nerves
Traducción: Cecilia Ceriani
Año de publicación: 2009
Valoración: recomendable para interesados

Los que conocen la figura de Siri Hustvedt sabrán que siempre se ha caracterizado por tener una curiosidad inmensa y una interminable propensión a querer conocer a fondo los temas que le interesan o le preocupan. Así lo ha demostrado hablando de arte en sus libros de cariz más ensayístico («Los misterios del rectángulo» o «La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres»), pero también dando conferencias universitarias en campos más científicos como la neurociencia, ámbito al que se aproximó a raíz de sus problemas nerviosos recurrentes a lo largo de su vida. Este último aspecto es el que aborda en este ensayo, y lo hace a fondo, como no puede ser de otra manera viniendo de esta autora.

El origen y germen de este libro se encuentra en un episodio nervioso que la autora sufrió durante un discurso que dio en homenaje a su fallecido padre en el que, de pronto y sin previo aviso, empezó a temblar desde el cuello a los pies y, a pesar de que pudo acabar el discurso, sólo cuando terminó le pasó el efecto. Este incidente la sorprendió y asustó a partes iguales, por la rareza del mismo pero también por desconocer lo sucedido, así como también la intrigó el porqué y el cómo ocurrió, en un efecto en el que parecía que su cuerpo se desdoblara y quién estaba sufriendo las convulsiones realmente era otra persona y no ella. A raíz de ello, se dedicó a estudiar con profundidad a qué podría ser debido, cual podría ser la causa y su posterior solución, en caso de que existiera.

A pesar de que su interés por la neurociencia y el psicoanálisis ya le venía de joven, incluso antes de estar internada en un hospital a causa de sus graves migrañas, este episodio incrementó aún más su afán por conocer cómo funciona el cuerpo con relación a la mente. Siri Hustvedt, fiel a su rigor y auto exigencia en conocer a fondo los temas que le interesan, se involucró para ello en un grupo de estudio con neurólogos, psiquiatras, investigadores, dio clases en talleres literarios para enfermos internados en hospitales psiquiátricos e incluso, ya antes de este ensayo, escribió una novela («Elegía para un americano») donde uno de sus personajes era psiquiatra y psicoanalista. Y es que todo en la obra de Hustvedt está relacionado, todo está interconectado, obra y vida, talento y dedicación, porque, más allá de la propia búsqueda de la causa de su enfermedad, el libro se adentra también en el análisis y exploración de quiénes somos y qué sabemos de nosotros, qué recordamos y el porqué, pues en palabras de la propia autora, «seguir la pista de mi patología se ha convertido en una aventura dentro de la historia de la experiencia y la percepción».

Los episodios más accesibles de este ensayo (y más interesantes bajo mi punto de vista) se centran en la memoria y la percepción, en los mecanismos que posee nuestra mente para recordar y reconstruir y, con relación a ello, Hustvedt afirma, sosteniendo la tesis de Freud, que «el presente colorea el pasado» y que «la memoria es, a la vez, cambiante y creativa». Hustvedt ya habló de ello en «Recuerdos del futuro» y es una teoría que yo comparto y que la autora documenta de manera científica, pues hace referencia a «un estudio realizado sobre personas con lesiones bilaterales en el hipocampo concluyó que los daños afectaban a la memoria de los pacientes y también a su imaginación». Por ello «la facultad de la memoria no puede separarse de la imaginación. Van de la mano. En mayor o menos medida, todos inventamos nuestro pasado. Y para la mayoría de nosotros ese pasado está construido de recuerdos coloreados emocionalmente». Así, por tanto, las lesiones que afectan a la memoria también lo hacen a la imaginación, puesto que imaginar el futuro no es otra manera que recordar hacia adelante. 

En este ensayo, Hustvedt no duda en ponerse en primera línea como ejemplo o como propia protagonista del libro, pues expone sus motivaciones pero también sus debilidades. Así, nos habla de su la hipersensibilidad que padece y que la propia autora reconoce al afirmar que «mi empatía es extrema y, para ser franca, hay veces que mis sentimientos alcanzan tal intensidad que necesito protegerme de una exposición excesiva a ciertos estímulos, sino acabo completamente tensa y con dolores en todo el cuerpo», pero también sobre su «fuerte respuesta frente a los colores y la luz» que hizo que «durante un viaje a Islandia (…) pasamos junto a un lago que tenía un color inusual. El agua era verde azulada pero de una palidez glacial. El color me provocó una violenta impresión, como si me golpearan. El escalofrío me recorrió el cuerpo entero y de pronto me vi resistiéndome a aquel color, cerrando los ojos y agitando las manos en un intento de quitarme de encima aquella tonalidad intolerable».

En su intento de comprenderse mejor a sí misma y a lo que le ocurre en la relación entre su cuerpo y su mente, Hustvedt nos habla también de la sinestesia de tacto-espejo y el transitivismo, término acuñado por el Carl Wernicke en 1900 y que lo definió como «una proyección de nuestros síntomas a un doble con el fin de salvaguardarnos de ellos. El doppelgänger se hace cargo del sufrimiento por nosotros», algo que «en psiquiatría todavía se sigue utilizando para describir un estado en que los pacientes se confunden a sí mismos con otras personas. El umbral entre el yo y el se desdibuja o desaparece por completo», algo muy común en los niños pequeños en el que cuando uno se cae y se pone a llorar, otros que lo han visto también lo hacen en una «confusión de fronteras propia del transitivismo» y que en los niños toma la forma de «objetos de transición» que utilizan como «un sujeto alternativo en el cuál proyectar su fragilidad y sentirse protegidos al mismo tiempo», como disociación de uno mismo en el sujeto presente y uno en apariencia externo sobre el cual proyectar acciones o emociones como si los sufrieran ellos y no el sujeto en cuestión. 

Asimismo, fiel a su entendimiento holístico sobre el conocimiento humano, la autora conjuga arte y ciencia como elementos coincidentes e integrados pero sin eludir las fronteras existentes entre ellos, pues «todos hacemos extrapolaciones de nuestra existencia para entender el mundo. En el arte esto se considera una ventaja, pero en la ciencia se considera una contaminación» y podemos creer en «la existencia de neuronas y quarks (…) sin tener pleno conocimiento de ellos», pero nos cuesta más entender que los sentimientos que cada uno albergamos existen de manera personal y única en cada individuo. Esta relación entre ciencia, razón, mente, cuerpo y emociones tratada en este ensayo, y que aborda al final del libro al hablar de cerebro y mente, de neuronas y pensamientos y la relación entre biología, neurología y psicología, es algo que la autora expone y amplía en su más reciente libro «Los espejismos de la certeza» y que, en parte, van relacionados en el sentido que tratan el conocimiento, el pensamiento y las emociones como algo intrínseca y orgánicamente unido.

Cabe decir que el libro puede hacerse muy cuesta arriba para los no interesados en la neurología y la psiquiatría puesto que expone múltiples casos médicos, tratados y teorías científicas expuestas a lo largo de la historia. Así el libro se hace denso y, a menos que uno esté especialmente interesado en la relación entre cuerpo y mente o en las distintas enfermedades que parecen enlazar uno con otro, el libro puede no interesar demasiado y la lectura hacerse algo intrincada y ardua. Aun así, es interesante para aquellos que quieran ampliar sus conocimientos o su visión sobre un tema tan complejo como el de la relación entre las distintas partes de nuestro cuerpo, más ligadas entre ellas de lo que podría parecer a simple vista y a las que, en el fondo, cada uno de nosotros nos debemos.

lunes, 23 de agosto de 2021

Alfredo Bryce Echenique: Muerte de Sevilla en Madrid

Idioma original: español

Año  de publicación: Firmado en París 1971 . 

Incluido en La felicidad, ja ja 1974. 

Edición exenta 1994

Valoración: Se deja leer



Este don Alfredo siempre jugando con los dobles sentidos. Aclaro que el Sevilla del título no alude a la ciudad sino a un peculiar protagonista que enseguida conoceremos. En cuanto al autor de la novela, aún reconociendo sus méritos literarios, jamás ha acabado de conectar conmigo del todo (yo con él, en realidad) por razones absolutamente subjetivas: su sentido del humor y el mío son, más o menos, como el aceite y el agua. Entiendo su ironía pero me dan un poco de grima esos personajes suyos, tanto los que ejercen de su alter ego como estos otros, del estilo de Sevilla, que en mi opinión resultan singularmente patéticos. Un relato largo que integró en un principio el compendio titulado La felicidad ja, ja, y más tarde se publicó también como volumen independiente. es el caso de esta edición de Alianza, sesenta y dos páginas de un palmo de largo por medio de ancho que disfrutarán sobre todo los forofos del género humorístico. Aunque se trata de un humor muy amargo y bastante caricaturesco. Esto le resta verosimilitud pero otros autores –Valle Inclán a la cabeza– han salido airosos del intento, claro que eso significaría jugar en ligas muy, muy altas.

El pobre Sevilla lleva una existencia apacible entre un trabajo de administrativo de cuarta, la convivencia con su absorbente tía, sus hábitos inmutables y sus no menos arraigadas prácticas religiosas. Se le retrata sin compasión como un pobre hombre, lleno de tics tranquilizadores que constituyen para él una rutina sin sobresaltos. Todo parece ir bien en su vida siempre que nada altere este modus vivendi, pero entonces resulta ganador de un concurso al que nunca se presentó, en el que se hace participar, entre otros, a los peruanos con apellido de ciudad española y cuyo premio –que le sobrepasa, al que no es capaz de negarse y no por falta de ganas– consiste en un viaje turístico a España, algo así como el planeta Júpiter para un individuo de su condición.

Lo que ocurre antes y después del aterrizaje en Madrid no tiene, hablando objetivamente, demasiada importancia, pero como sabemos B.E. es especialista en sacar punta a las situaciones más triviales. Debo adelantar, aunque ya lo habrán deducido, que la cosa no acaba bien para nuestro héroe. El resto de personajes está al servicio de las (deprimentes) peripecias de Sevilla, tal como debe ser en cualquier narración bien trabada, el problema surge cuando esas andanzas son absolutamente irrelevantes. Un ejemplo, se abusa demasiado de la figura de Salvador Escalante, astro deportivo académico mitificado por nuestro personaje hasta la obsesión y que fallece convenientemente cuando ya no interesa al argumento. Otro más, ¿entrevistar al ganador peruano del concurso como requisito previo a su viaje por España hunde al prometedor conde español de la Avenida hasta el punto de destruir su incipiente carrera como gerente de la compañía de aviación que convoca el concurso? Admito que mantener una conversación con alguien tan feo y desastroso como carente de habilidades sociales puede provocar, todo lo más, un dolor de cabeza pasajero pero me niego a admitir que algo así pueda destruir a nadie; la ironía tiene sus propias reglas y este mundo de dementes no significa gran cosa. Según avanza la trama la situación no mejora, incidencia tras incidencia nos vamos sumergiendo en un absurdo que tiene poco de trascendente. Virtuosos de este tipo de humor ha habido unos cuantos en la historia y yo no encuadraría a este novelista entre ellos pero, como suelo decir, es solo mi opinión.

De todas formas y para hacer justicia al autor, diré que esto es lo peor que ha leído suyo con mucha diferencia. Si no hablásemos de literatura, cabría pensar que el argumento no es más que una artimaña para promocionar un hotel madrileño perfectamente identificable, aunque eso sería mucho suponer y tendríamos que aceptar una lógica absolutamente ajena a estas páginas.


Otras obras del autor: Un mundo para Julius, Las obras infames de Pancho Marambio,

domingo, 22 de agosto de 2021

Mick Herron: Leones muertos

 Idioma original: inglés

Título original: Dead Lions

Año de publicación: 2013

Traducción: Enrique de Hériz

Valoración: recomendable

Ésta es la segunda novela de la serie (de momento ya hay diez, pero en España sólo han sido publicadas tres) de Mick Herron sobre la llamada Casa de la Ciénaga -o "Slough House"-, el lugar adónde los servicios secretos británicos destierran a sus agentes que la han pifiado o han caído en desgracia por algún motivo -los llamados "caballos lentos"- con la esperanza de que el desánimo y el aburrimiento les impulse a ellos mismos a dimitir y dedicarse a cualquier otra actividad. Para ello cuentan con el inestimable talento del director de la Casa, Jackson Lamb, un agente secreto que no podría estar más alejado, al menos en apariencia, del prototipo ideal de James Bond: entrado en años y en carnes, poco escrupuloso con su higiene personal, apariencia y costumbres, y digamos, siendo benevolentes, que de carácter que tiende al sarcasmo... pero con un talento, ya digo que impagable para martirizar a sus subordinados.

Aunque, eso sí, no deja de ser un espía de los viejos tiempos y no puede sino ponérsele la mosca detrás de la oreja cuando uno de sus conocidos de la época del "Zoo de los espías", es decir, del Berlín pre-caída del muro, aparece muerto por causas aparentemente naturales, pero en escamantes circunstancias, así que Lamb no duda en poner a los desechos a su cargo, a sus caballos lentos, a investigar tanto en el mundo realcomo virtual, incluso en lugares tan exóticos y peligrosos como en un , en principio, apacible pueblo de los Costwolds... Aunque no cuenta con todos sus efectivos: al mismo tiempo, dos de estos "caballos" son reclutados en comisión de servicios por un trepa de Regent's Park -la central del MI5- para controlar ciertas negociaciones con un oligarka ruso llamado Pashkin.

Con su cuadra mermada y unas pistas que , en el mejor de los casos, podríamos calificar como "aproximativas", ¿serán capaces la mente maquiavélica y el instinto de comadreja de Lamb de desentrañar el secreto oculto tras la muerte de su antiguo colega del Zoo? ¿O su empecinamiento sólo servirá para hundir la Casa de la Ciénaga aún más en la misma? Quien quiera saberlo deberá leer esta intrigante y estupendamente escrita, por cierto, novela; quizás un tanto heterodoxa para lo que solemos pensar que son las novelas de espías, pero no menos apasionante que las clásicas del género. Sin duda, el espíritu de le Carré, que debería descansar en paz, sigue corriendo por la páginas de los libros de Mick Herron.

También de este mismo autor (serie Jackson Lamb) y reseñado en Un Libro Al Día: Caballos lentos

sábado, 21 de agosto de 2021

Walter Benjamin: La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica

Idioma original: Alemán
Título original: Das Kunstwerk im Zeitalter seiner technischen Reproduzierbarkeit
Año de publicación: 1989
Traducción (al catalán): Jaume Creus 
Valoración: Imprescindible para interesados

La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica es, pese a su brevedad, un ensayo complejo. No necesariamente sesudo, pero complejo a fin de cuentas. Y reconozco que las tesis del mismo me parecían más claras cuando estudiaba Bellas Artes que ahora que lo he releído por mi cuenta y riesgo, sin la tutela de un entendido. Con esto quiero decir que mi reseña puede presentar alguna imprecisión; no me lo tengáis en cuenta y corregidme si hace falta. 

Por cierto, la versión del texto que visito actualmente es un pelín diferente a aquellas con las que me he enfrentado previamente. Y es que Edicions de la ela geminada traduce al catalán una de las muchas variantes que la obra de Walter Benjamin ha suscitado con el transcurso de los años.

Pero vamos al grano: este clásico, influyente como pocos, es de capital importancia para la estética, el arte y las humanidades. Aunque se concibió en el siglo XX, sigue teniendo vigencia. Cae en alguna simplificación un tanto tramposa (o esa impresión me dio a mí), pero ayuda a contextualizar problemáticas históricas, como la que ocasionó la aparición de la fotografía, dentro de un marco teórico novedoso.  

Si no he entendido mal, Benjamin defiende que las variadas y perfeccionadas técnicas de reproductibilidad amenazan con extinguir el aura del arte. Es decir: su singularidad, la experiencia de lo único e irrepetible. Esta idea, mucho más elaborada de lo que yo dejo entrever, se tendría que revisar en la actualidad, pero su intuición no andaría desencaminada. 

Semejante idea, por cierto, tiene ramificaciones en lo que al rol (social, cultural y político) del arte respecta, así como en la recepción que se tiene del mismo. No es de extrañar, por lo tanto, que La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica haya permeado y generado tanto debate entre los intelectuales, sean éstos coétaneos de Benjamin o nuestros.

viernes, 20 de agosto de 2021

Laurent Binet: Civilizaciones

Idioma original: francés

Título original: Civilizations

Traducción: Adolfo García Ortega

Año de publicación: 2020

Valoración: Se deja leer (como mucho)


Pasatiempo literario de verano

Responda verdadero o falso respecto de estas afirmaciones sobre el libro Civilizaciones, de Laurent Binet:

  1. Se trata de una ucronía según la cual fueron los incas quienes conquistaron Europa, y no al revés
  2. Es una novela entretenida, de asunto original y fácil de leer
  3. Utiliza a los personajes históricos con sutileza, profundiza en su personalidad y la pone al servicio de la trama. Todos tienen su razón de ser, sin rellenos ni adornos
  4. El relato se construye con lógica histórica, adecuando el ritmo a los acontecimientos clave y utilizando pausas para incidir en los cambios sociales
  5. Muestra con habilidad la dificultad de los invasores para adaptarse al nuevo mundo, y de este para asumir cambios que contradicen una tradición de siglos
  6. Binet se expresa como narrador con un lenguaje coherente, asumiendo como propia la lenta progresión de los conquistadores en el dominio de la lengua del Levante (Europa)
  7. Resulta muy interesante el contraste de culturas, yendo mucho más allá de lugares comunes y simplificaciones. Se deja ver un análisis de trazo fino 
  8. Igualmente, el recurso a hechos históricos reales es medido y equilibrado, utilizando únicamente los que aportan verosimilitud al relato
  9. Se huye de la caricatura o la simplificación, y el rigor en la exposición hace olvidar que estamos ante una ficción
  10. Es, en definitiva, una obra excepcional, no solo por su originalidad, sino sobre todo por la maestría en plasmar esa audacia creativa en un texto serio, con lo que adquiere un punto estremecedor.

Si ha marcado usted Verdadero:

  • Tres o menos veces: es usted el tipo de lector huraño, demasiado exigente y poco abierto a un sano entretenimiento sin complicaciones aunque con una notable carga de erudición 
  • Entre cuatro y ocho: el verano hace mella en su gusto lector y, sin plantearse mucho más, ha disfrutado de esa lectura ligera, algo que tanto agrada bajo una sombrilla o en una terraza sorbiendo un gin tonic a poquitos
  • Nueve o diez respuestas Verdadero: no ha leído usted el libro.

oooooOooooo

Pues menudo veranito que llevamos en materia de narrativa, menos mal que han venido a salvarme algunas cosillas de otros géneros. Yo soy, lo confieso, de aquellos a los que Seix Barral les sigue imponiendo un respeto, aun conociendo el cambio de rumbo de los últimos tiempos. Esas cubiertas sobrias y elegantes, con su inconfundible tipografía y una imagen contenida sobre fondo blanco, transmitían en el acto sensación de calidad, dentro casi siempre había algo de bastante valor.

Como habrán podido deducir, esta vez no es así en absoluto, o casi. Una idea original, no lo dudo, pero poco más. O mejor dicho, afinando: una prosa vigorosa, ágil, que seduce nada más empezar, y algunas ocurrencias afortunadas, como la de los vikingos que alcanzan Cuba (con ecos de Juego de tronos) o la llegada de las naves a Lisboa justo después del terremoto (debe ser el de 1531). 

Pero por lo demás esto podría ser una Historia de Europa contada a los niños, o una de esas recreaciones que de vez en cuando nos ofrecen Los Simpson (para no pecar de frívolo, me abstengo de elucubrar qué personajes encarnarían los amarillos habitantes de Springfield). Más aún, Binet podría escribir un segundo tomo de otras cuatrocientas páginas empezando por decirnos de una vez qué coño pintan exactamente esos mexicanos que a su vez desembarcan en Francia, o quién demonios es el narrador que se insinúa de vez en cuando. O para contarnos, qué sé yo, tal vez una tercera invasión, esta vez de indios norteamericanos o de bosquimanos, o las conquistas de un Napoleón chino vencedor de Waterloo. Puestos a inventar, casi todo es posible; pero para construir una novela no basta acumular ocurrencias, hay que seleccionar, jerarquizar, darle lógica y coherencia, muchas cosas que Binet no hace.

Pero estamos en verano, y uno se siente indulgente al calorcito y con el suave sonido del mar. Salvemos de todo esto esa primera parte con las desventuras del pobre Colón, algunos pasajes bien montados en formato epistolar, y el loco periplo de Cervantes, pegado de mala manera en la parte final, pero que tiene cierta gracia. Por lo demás, igual a alguno de nuestros lectores, de esos que le pondrían muchos verdaderos al test, les agrada este tipo de híbridos de pasatiempo y erudición. A mí, al menos en este caso, no. Incluso me fastidia más porque el libro fue un regalo que me hubiera gustado apreciar bastante más.

También de Laurent Binet en ULADLa séptima función del lenguajeHHhH

jueves, 19 de agosto de 2021

Abdelaziz Báraka Sakin: El Mesías de Darfur

Idioma original: Árabe 

Título original: مسيح دارفور
Traducción: Salvador Martín Peña
Año de publicación: 2012
Valoración: Recomendable

La guerra de Darfur, conflicto enquistado y olvidado por "Occidente", es el telón de fondo de esta novela del sudanés Abdelaziz Bákara Sakin en la que el horror, la brutalidad ciega y la violencia en su estado más "puro" conviven con un mensaje final de esperanza. Pero, aunque pueda parecer lo contrario, "El Mesías de Darfur" no es una novela más sobre "otro conflicto bélico", al menos en su forma de enfocarlo por parte del autor.

Porque lo que Báraka Sakin hace es optar por una narración en la que se combinan un estilo casi periodístico, cercano a veces al reportaje o a la crónica, con la oralidad propia de la tradición africana, en la que pasado y presente se utilizan a modo de puzzle con el que romper la linealidad y mostrar una realidad cambiante y compleja, en la que los personajes son seres alejados de la dicotomía "buenos y malos".

Lo anterior hace, en cierta forma, que la lectura no sea "fácil" para un lector profano en la materia. La Historia de Sudán juega un papel importante en la narración y el batiburrillo de tribus y etnias puede hacer al lector perder un poco el hilo. Pero esto no es ningún obstáculo para que la novela sea absolutamente disfrutable por varios motivos:

  • el ritmo, pese a lo ya comentado acerca de los aspectos más "históricos" del texto
  • el tratamiento de las escenas más crudas. Existen diferentes formas de tratar el horror y la elegida por el autor, aunando brutalidad y delicadeza, me parece acertada.
  • la construcción de personajes.
  • las diferentes lecturas que ofrece el texto, tanto en lo formal como en el mensaje que lanza
Para terminar, quisiera reivindicar estas literaturas periféricas, aparentemente tan alejadas de nuestros "estándares". Sé que cuesta atreverse (a mi el primero), pero el esfuerzo habrá merecido la pena si gracias a el descubrimos a autores como Ngugi Wa Thiong'o, Wole Soyinka o este Abdelaziz Báraka Sakin.  Seguiremos explorando.

miércoles, 18 de agosto de 2021

Rodolf Sirera: El veneno del teatro

Idioma original: valenciano
Título original: El verí del teatre
Año de publicación: 1978
Valoración: entre recomendable y está bien

Resumen resumidillo: en el siglo XVIII, en París, hizo furor el barón de Bidet, famosísimo inventor... no, perdón, que se me ha ido la pinza, ¿cómo era? Ah, sí: en el siglo XVIII, en París, un marqués aficionado al teatro convoca en su palacio a Gabriel de Beaumont, afamado comediante, para proponerle que interprete para él una obra que ha escrito sobre la muerte de Sócrates. Situación un tanto peculiar, es cierto, pero dentro de la normalidad... hasta que la cosa se pone chunga (aunque, siguiendo con las referencias setenteras, dada la fecha de estreno de esta obra de teatro, no es que tenga que ver con alguna canción de Los Chunguitos... o quizás sí).

En realidad, se diría que el título de esta obra del dramaturgo valenciano Rodolf Sirera hace alusión a una expresión hecha y asentada en nuestro acervo lingüístico: se habla de "el veneno del teatro" (o el veneno de las letras, la música o cualquier otra actividad artística que puede no llegar a reporta ningún tipo de éxito a quien la practique, pero sí poner en riesgo su patrimonio económico, su paz familiar y hasta su salud mental) de una forma ya casi tópica o al menos así es, creo, entre las gentes que se dedican al oficio y arte de la actuación. Seguramente por eso, supongo que esta obra sea bastante peculiar entre el gremio, habiéndose representado, de hecho, en multitud de ocasiones desde 1978, incluyendo alguna que otra adaptación televisiva. Aunque también se deberá, para que engañarnos, a la facilidad de su puesta en escena; sólo son necesarios dos actores y una escenografía que puede ser muy detallista, si se quiere, pero también mínima; apenaas un par de muebles y unos juegos de luces para crear ambientes. Tampoco es una obra larga -e incluso yo diría que se hace un poco corta, al menos como lectura-, algo que también ayuda a su representación.

Como ya he mencionado, el tema principal o más evidente de la obra es la naturaleza de la labor actoral, aunque entendiendo ésto no sólo como la que se representa en los escenarios o platós, sino también la que ejercemos todos nosotros, de forma más o menos consciente, en nuestra vida diaria, y que cambiamos, además, dependiendo de quien tengamos como público en cada momento; puede ser que el único asomo de sinceridad que tengamos sea en el instante de nuestra muerte... O quizá tampoco; eso es algo que también se trata de dilucidar en esta obra.

Una pieza dramática interesante y original, aunque, como suele suceder con el teatro (o debería), sin duda ganará sobre las tablas con rspecto al papel, en elque , en mi opinión, tal vez le falte un poco más de desarrollo, algún giro argumental más -y tiene varios- para resultar redonda. aunque en un escenario eso se siple con las expresiones, las inflexiones de voz o los silencios de los actores, algo que a los meros lectores, por desgracia, nos falta.

martes, 17 de agosto de 2021

Sophia de Mello Breyner Andresen: El bosc / L’arbre

Idioma original: Portugués
Título original: A Floresta / A Árvore 
Año de publicación: 1968 / 1985
Traducción: Sio Serra Lopes
Valoración: Está bien (recomendable para niños)

El bosc / L’arbre, editado coquetamente por Lleonard Montaner, compila las traducciones al catalán de dos cuentos infantiles escritos por Sophia de Mello, una de las poetisas portuguesas más importantes del siglo XX. 

La historia que da título al libro narra las consecuencias del encuentro entre una niña y un enano. Aunque a mi juicio le sobran algunos párrafos (especialmente en las primeras páginas), aprecio que vaya introduciendo elementos nuevos a medida que su argumento avanza, y me encanta que reflexione sobre la confianza mutua, la amistad, la bondad, los compromisos intergeneracionales, el valor del oro o el precio de la riqueza y la gloria.  

En cuanto a "El árbol", decir que es un texto brevísimo que reivindica la importancia de la memoria colectiva. Mucho más compacto y lineal (tanto en trama como en intenciones) que su predecesor, deja un buen sabor de boca y contribuye a que uno cierre el volumen con una sonrisa de satisfacción, independientemente de la edad que se tenga. 

lunes, 16 de agosto de 2021

Stefan Zweig: Una boda en Lyon

Idioma original: alemán
Título original: Die Hochzeit von Lyon und andere Erzählungen
Traducción: Tiana Puig (ed. en catalán) / Berta Vias Mahou (ed. en castellano)
Año de publicación: 1927
Valoración: está bien

Creo que en la comunidad lectora hay un amplio consenso sobre la calidad literaria de Stefan Zweig y de su capacidad inmensa para retratar y explorar la condición humana. En este brevísimo libro del autor austríaco encontramos el relato principal que da nombre a esta obra y tres relatos adicionales, muy diferentes entre ellos y que abordan temáticas algo diferentes a lo que nos tiene acostumbrados.

Tal es así, que el libro empieza con el relato que le da nombre, y que ocupa prácticamente la mitad de la extensión del libro. En él, «Una boda en Lyon» el autor nos traslada al Lyon de 1793, al momento en el que se firma un decreto en el que se establecía que «todos los edificios de la ciudad rebelde fueran derruidos, y los monumentos, reducidos a cenizas» lo cual conllevaba la destrucción de la segunda ciudad más grande de Francia; la pólvora se encargaba de destruir los edificios y los condenados son tan numerosos que los meten donde pueden hasta que llega el momento de la sentencia y, en uno de esos lugares en lo que los reclusos esperan su hora final, el autor centra el foco de la historia en dos jóvenes que encarcelan justo el día en el que debían casarse. Zweig narra con su habitual estilo y fineza los sentimientos de los dos prometidos que coinciden de manera casual en los sótanos del ayuntamiento, lugar en el que permanecen recluidos aquellos que serán sentenciados. Así, la joven y el joven se encuentran, por un casual y, a pesar de la terrible circunstancia, se sienten afortunados, porque podían, sino vivir, al menos sí morir al lado de su persona amada. El único lamento, la única pena, el hecho de «tener que presentarse delante de Dios con un nombre que no le correspondería, en lugar de hacerlo como su legítima esposa». Pero, y ahí Zweig deja entrever una característica que será común a todos los relatos incluidos en el libro, hace acto de presencia la bondad y la solidaridad, pues entre los reclusos se encuentra un capellán rebelde que se ofrece para «unirlos en sagrado matrimonio ante los testimonios allí congregados y Dios omnipresente». Este relato es un canto al amor, a la solidaridad, a la humanidad y a la vida, para aprovecharla y disfrutarla hasta el último momento y en cualquier situación, pues «ningún soplo de vida será devuelto» y que Zweig ambienta de manera muy precisa como si de una obra de teatro se tratara, describiendo a la perfección la ambientación, los personajes y la escenografía. Y, de igual modo, aprovecha para hacer una crítica clara y evidente del terror jacobino impuesto durante la revolución francesa con la presencia de nombres como Fouché, Robespierre, Barère o Couthon, creando así un marco histórico ambiental reconocible por el lector.

En el segundo de los relatos, «La caminata», el autor nos sitúa en Judea en la época de Jesucristo y en ese marco geográfico e histórico nos narra la historia de un joven que empieza una travesía hacia Jerusalén para encontrar al redentor. A medio camino se detiene en una casa para coger aire y recobrar fuerzas y, a pesar de las tentaciones que en ella encuentra, el joven, fiel a su fe y determinación, prosigue su camino. El autor sabe transmitir en este relato la duda y la tentación del protagonista, a la vez que ejemplifica la lucha contra el deseo. 

En estos dos textos iniciales. Zweig se desmarca de su habitual narrativa protagonizada por las clases altas de la geografía centroeuropea y las relaciones entre hombres y mujeres de alta alcurnia. Así, el autor realiza con estos cuentos un cambio de registro situando la narración en torno a lo religioso, pero sin caer en el proselitismo sino que sitúa las narraciones en determinados momentos históricos para ejercitar un retrato puramente circunstancial de una época donde la religión copaba los principales impulsos de la humanidad: la devoción, la culpa, y la fe.

En el tercer relato, «Un ser humano inolvidable», Zweig vuelve al escenario en el que mejor se desenvuelve y nos narra un relato que gira en torno a la bondad, al altruismo y a la generosidad como los mayores bienes que poseemos y que, ejercitado de manera habitual y espontánea, pueden convertir la sociedad en un lugar amable en el que vivir. Es evidente que el mensaje es altamente utópico, aunque sí es necesario que se plantee para, al menos así, dar ese primer paso: el de la concienciación. La humanidad y la bondad que transmite el relato, así como las valores que defiende, deberían ser siempre tenidos en cuenta (y seguidos, a ser posible), pues transmiten un escenario en el que la codicia y el individualismo no tienen cabida.

Ya en el último de los relatos, «Dos solitarios», el autor sitúa como protagonistas de la historia dos personas marginadas por la sociedad que coinciden y se encuentran, que se entienden y confraternizan, que encuentran en el otro aquello que vive dentro de sí mismo, estableciendo una unión y compañerismo que probablemente solo ellos pueden elevar a tal grado de compenetración.

Analizados los diferentes cuentos que se incluyen en esta obra, cabe decir que este es un libro algo atípico dentro del universo de Zweig, pues en sus dos primeros relatos de acerca de manera clara al aspecto religioso y que casi uno podría estar pensando que lee a Erri de Luca, por la crítica hacia ciertos estamentos pero también por la bondad de su relato sin caer en la desmesura. Por contra, los dos últimos relatos abandonan esa temática y en ellos se puede reconocer de manera más evidente la impronta del autor austriaco, aunque lamentablemente sin mostrar en ellos con plenitud el inmenso talento y capacidad narrativa que tiene Zweig y que habitualmente demuestra en gran parte de sus obras, ya sean ensayos o ficción.

Por ello, este es un libro corto, cortísimo, que se lee de un tirón y que, según mi punto de vista, no forma parte de sus mejores obras. Y, en este caso, no se trata en absoluto de un problema de extensión, pues Zweig ha demostrado sobradamente desenvolverse con soltura en las narraciones cortas como «Miedo», «Ardiente secreto», «Carta de una desconocida» o «Veinticuatro horas en la vida de una mujer». En este caso, el motivo está en el contenido, en la falta de impacto, pues encontramos un tono más suave, menos profundo y más comedido, aunque, de todos modos, siempre podemos hallar en estos cuentos elementos interesantes como en toda obra de Zweig.

domingo, 15 de agosto de 2021

Patti Smith: Devoción

 Idioma original: inglés

Título original: Devotion

Año de publicación: 2017

Valoración: Infumable



Confieso que, a priori, no me esperaba una obra maestra pero nunca me niego a cambiar de opinión para bien. Es más –a pesar de haber leído algunas críticas muy tibias, de percibir cierta renuencia al elogio– esperaba superar mis prejuicios por la irrupción de una advenediza (una más, y van…) en el mundo literario, apoyándome tanto en las críticas positivas recibidas por otras publicaciones de Smith como por haber reincidido repetidamente en este campo tanto ella como sus editores, e incluso (¡qué ingenuidad la mía!, siempre creo que estoy de vuelta de todo pero resulta que me la siguen colando) por ese lavado de cara (y de manos) que encontramos en la sinopsis promocional de esta… ¿novela corta? ¿autoficción híbrida? ¿crónica de un viaje? ¿NADA?. Apuesto por esto último y me explico. Devoción está compuesta por tres unidades de muy poca extensión, sin entidad en sí mismas, con nulo interés literario y ninguna relación entre sí. He tenido en mis manos docenas de recopilatorios más que dignos: volúmenes de relatos, colecciones de artículos publicados en prensa a lo largo de los años, misceláneas, artefactos que mezclan exitosamente diversos géneros o que empiezan siendo una cosa y acaban siendo otra muy diferente etc. En este caso, en cambio, da la impresión –o la evidente y cristalina certeza – de que se han unido tres borradores tan heterogéneos que nunca deberían publicarse en un solo volumen (es decir, no pegan ni con cola, que diría un castizo) y que se ha hecho así porque quien fuera quería publicar algo de la cantante y ella no tenía disponible más que esto. O, peor aún, ha compuesto tres piezas a toda prisa y el cacumen no le ha dado para más. Y por si fuera poco, para rellenar, han colocado unas cuantas fotitos.

Dicho esto, paso a describir lo que va a encontrar quien cometa la temeridad de leerlo, que no dudo serán y habrán sido bastantes porque el fenómeno fan es muy potente, incluso habrá quien lo disfrute, no digo que no, los gustos son libres, yo solo doy mi opinión. La primera parte, y la más digerible, me parece, se titula Cómo funciona la mente y consiste en divagaciones intimistas, en primera persona y cuatro capítulos, donde la autora nos conduce por los recovecos de su cerebro, pasiones vitales, fetichismos culturales y algunos retazos de su vida cotidiana de forma graciosamente desorganizada y arbitraria en apariencia (o no). Aquí destacaría algunas metáforas afortunadas, párrafos con cierto interés, una melancolía bastante atractiva y una prosa agradable (aunque mencionar el estilo tratándose de una traducción puede resultar muy injusto y pocas veces a favor de quien escribe). ¿Se puede mejorar notablemente el estilo de un escritor? Pregunten a los traductores. Pero a mí no me ha disgustado leer algo así. Vean:

“De pronto refresca. Me fijo en unas migas de pan, varias palomas incansables, los besos lánguidos de una pareja joven y un tipo sin techo con barba larga y un abrigo que espera recibir unas monedas. Nuestras miradas se cruzan, así que me levanto y camino hacia él. Tiene los ojos grises y me recuerda a mi padre. Una luz plateada parece extenderse sobre París. Noto un arrebato de nostalgia inducida por la perfección del presente. Empieza a lloviznar. Pedacitos granulados de película dan vueltas.”

Si hubiese continuado en esa línea estaríamos hablando de otra cosa. Nada excepcional, de acuerdo, pero bastante más aceptable. El problema es que esta sección no ocupa ni cuatro decenas de páginas contando los espacios y las fotos y que, como digo, tampoco tiene gran interés. Ya llegando al final, leemos: “Empecé a escribir el relato titulado “Devoción” en el tren de París a Sète. Al principio se me ocurrió componer un discurso destacado entre voces dispares: un hombre sofisticado y racional y una chica precoz e intuitiva…” Siguen reflexiones sobre su escritura intentando introducir esa segunda parte que acabará dando al traste con todo lo leído hasta el momento. Este es el único elemento de ficción pura y nos presenta a una chica que aún no ha cumplido los dieciséis, sola en el mundo, marcada por la tragedia, ajena a todo lo que le rodea -incluso a sus estudios, que abandona a pesar de su brillantez- excepto a su pasión por el patinaje que practica en un estanque cercano. Sabemos cómo ha llegado a esa situación pero no de qué vive, solo, como ya suponíamos, que no le sobra el dinero. Detecta a un individuo que la observa mientras patina oculto entre los árboles, y así comienza una versión demencial de la fantasía navokobiana, en la que un hombre atento, riquísimo y de conducta irreprochable seduce a una adolescente precoz. No obstante, y por encima de idealizaciones inmundas, los factores que definen el secuestro abusivo y las violaciones reiteradas están muy presentes, solo hay que saber verlos. En primer lugar, la edad de ella, su carácter taciturno, falta de recursos y de un adulto que la oriente, la promesa –nunca cumplida– de que él la va a convertir en una estrella, el alejamiento de su entrenadora, única persona que se interesa de verdad por su futuro, y –lo fundamental– la reacción desesperada de la niña, que acaba deshaciéndose del fulano. “El hambre es su propia carcelera” llega a decir de ella misma. Tal como lo cuento esperarían un relato realista ¿no? Pues, a pesar de tantas evidencias, nos encontramos ante una especie de cuento de hadas en el que todo está idealizado, un romanticismo de telenovela barata, una sarta de incoherencias que no firmaría nadie que haya leído algo en su vida, ante lo inverosímil elevado al infinito. Hasta el hombre casado que tiempo atrás las mantenía a su tía y a ella, y que por tanto llevaba vidas paralelas, aparece como un tipo genial, un dechado de virtudes porque ¡oh maravilla! un día compró una pulsera con colgantes. Impresiona que quien fue todo un icono de la contracultura tenga un cacao mental de ese calibre; con esa forma de analizar los hechos, ¡cómo nos vamos a extrañar de que haya quien no perciba la violencia contra las mujeres!

Un escritor tiene que conocer bien el mundo en que vive y saber hacia dónde se dirigen los personajes que ha creado. A falta de esto, el argumento va a la deriva, enlazando incongruencias y acaba de cualquier forma, sin desenlace. No es que este quede abierto sino que todo flota, el personaje, la historia, la propia Smith y hasta sus lectores, que volvemos la página esperando encontrar algo mejor en la última parte: afortunadamente, la más corta. Porque tampoco esta vez tenemos suerte. Les ahorraré detalles, basta con decir que recrea, o más bien presume de un viaje de París a Aix-en-Provence, invitada por la hija de Albert Camus y que todo se reduce a una sucesión de banalidades y a la clamorosa ausencia de la figura del escritor. Con repetir su nombre una y otra vez parece que ya ha cumplido.

Aunque tampoco es para tanto, lo cierto es que era de esperar algo así. Se trata, recordemos, de alguien que solo ha demostrado tener buena voz y entonar correctamente. Sin más. No puedo entender esa manía de dar crédito y aplauso a todo lo que hagan determinadas personas solo porque son populares. Aparecer en papeles y pantallas no otorga inteligencia, cultura ni aptitudes artísticas diferentes a las que han dado fama al individuo (que en otros muchos casos no ha destacado por ningún mérito propio, hago notar). Me doy cuenta de que casi he escrito yo más que la propia Patti Smith, pero no era para menos. Ahora que cada uno saque la conclusión que le parezca.

Traducción: Ana Mata Buil


Otras obras de Patti Smith: M Train