Idioma original: castellano
Año de publicación: 2023
Valoración: Recomendable
Resulta que ahora, al mismo tiempo que se reivindica a las divas del franquismo como mujeres empoderadas y adelantadas a su tiempo, se menosprecia la Movida madrileña, y la eclosión musical y cultural de principios de los años 80 queda apenas en un bluff, de igual forma que ciertos cambios que en otro orden hasta hace poco se consideraron históricos (y véase qué prudentemente esquivo entrar en detalles). Todo está sujeto a revisión, y las valoraciones que tradicionalmente se daban por incuestionables sufren de pronto una voltereta completa. Desde luego es muy sano poner en tela de juicio las certezas, pero su desmantelamiento tampoco tiene por sí mismo que conducirnos a la verdad.
Pero no nos pongamos tan trascendentes, aquí hablamos de música, de gente que muchas veces no sabía tocar ni cantar, pero estaban locos por hacer cosas nuevas, por romper esquemas, divertirse y provocar, de aventuras discográficas, intentos ingenuos por hacerse escuchar, y crear con más o menos fortuna sin pensar en nada más. Ahí surge un auténtico tsunami de grupos (grupos, sí, esa cosa que muchos chavales hoy día ni siquiera conciben), formados por gente muy joven que a veces se reparte por sorteo los instrumentos, o se deciden a cantar por primera vez en su vida. La Movida, Madrid, fue el lugar más vistoso de la erupción, aunque ni mucho menos el único.
Como editar un disco era algo casi inalcanzable y las multinacionales despreciaban a toda esta horda de muchachos herederos del punk y su entorno (los despreciaban hasta que empezaron a ver que podían generar negocio), algunos se decidieron a montárselo por su cuenta, levantando pequeñas discográficas independientes donde autoeditarse y publicar a algunos colegas o grupos que les gustaban. Todo empieza como un juego, una aventura sin más objeto que ver tu música en un vinilo expuesto en la estantería de la tienda. DRO es el sello creado a partir del grupo de pop electrónico liderado por Servando Carballar, sobre cuya historia pivota el extenso libro de Laura Piñero.
No fue la única independiente, ni siquiera la más antigua, pero por circunstancias terminó por absorber o fusionarse con otras dos de las más importantes, Grabaciones Accidentales (GASA) y Twins. De este trío (más alguna otra, como Tres Cipreses, absorbida poco antes, y Nuevos Medios, a la que casi ni se menciona) salió la gran mayoría de grupos que rompieron esquemas a principios de los 80, prácticamente todos los que pueden venirnos a la cabeza ahora mismo. Y lógicamente la empresa, en principio totalmente amateur, se fue transformando en algo cada vez más grande y más profesional. El éxito, en el que inicialmente nadie pensaba, empezó poco a poco a hacerse realidad, y todo fue tomando la forma de un proyecto importante, cada vez mejor relacionado con las radiofórmulas, con un modelo de gestión más o menos homologable a cualquier empresa, y medios para lanzar comercialmente a sus artistas. Artistas, por cierto, progresivamente menos contestatarios y más proclives a encabezar listas comerciales, coleccionar discos de platino y llenar estadios, aunque seguramente sin abandonar del todo la apuesta por una música en los márgenes de lo puramente comercial.
El libro, como creo que ya he apuntado, tiene unas generosas quinientas páginas, y muestra más trabajo de campo que elaboración back office. Se presenta como una sucesión de numerosas entrevistas con multitud de personajes (artistas, productores, diseñadores, periodistas musicales, distribuidores) que cuentan su experiencia en o alrededor de DRO, sus primeros éxitos o fracasos, las grabaciones en estudios mejor o peor montados, los conciertos y las peripecias para sacar tiradas de discos o hacerlos llegar a las tiendas. Muchos nombres, muchas anécdotas y muchísima música que parece que vayamos escuchando según nos hablan de todo ello.
Me parece que la exposición peca de cierto desorden y de la voluntad de no dejar fuera a nadie (nadie que haya tenido alguna relación con el sello), y tampoco creo que aporte demasiados datos que no fueran ya conocidos, de manera que lo que queda, más que información es un sedimento, la sensación de haber explorado un poco las tripas de aquel mundillo musical. En mi opinión personal el interés del libro va poco a poco decreciendo, en parte por exceso de volumen, pero sobre todo porque también va disminuyendo el atractivo de lo que se está contando. A mí al menos me atrae mucho más saber de la explosión de bandas y sellos discográficos de los primeros 80 con toda su ingenua vitalidad, su espontaneidad y desparpajo, que el rumbo a la fama de grupos que unos años más tarde encontraron el camino mucho más transitable. Pero bueno, la trayectoria posterior del sello y sus voces destacadas más recientes lo dejamos para quien se anime con la lectura.
En todo caso, es un libro entretenido y a veces interesante. Y, por si despierta alguna curiosidad, y ya que no he citado a nadie hasta ahora, ahí van algunos de los muchos grupos que con más o menos protagonismo, desfilan por sus páginas: Aviador Dro, Siniestro Total, Nacha Pop, Los Nikis, Os Resentidos, La Dama se Esconde (todos con pasado en DRO), Esclarecidos, Décima Víctima, Derribos Arias, Duncan Dhu (GASA), Gabinete Caligari, Parálisis Permanente, Loquillo (Tres Cipreses), más los artistas extranjeros que llegaron de la mano sobre todo de GASA, como Wim Mertens o Anna Domino. Más recientes, Celtas Cortos, Platero y Fito, Rosendo, Extremoduro. Alguno os gustará, digo yo ¿Que no es suficiente? Pues buceando en el libro podemos encontrar unos cuantos más, muchos, de verdad, para disfrute de los fans y culturilla musical del público en general.