Mostrando entradas con la etiqueta ilustradores valencianos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ilustradores valencianos. Mostrar todas las entradas

viernes, 4 de abril de 2025

Laura Pérez: Nocturnos

Idioma: español

Año de publicación: 2024

Valoración:  entre recomendable y está bien

La noche, por definición, está llena de oscuridad y misterio, de insomnes y pesadillas, de monstruos y revelaciones. La noche representa el reino de lo irracional, del subconsciente, de aquello que está más allá de la realidad aparente. La noche es el territorio de lo que no podemos entender, sólo intuir. Y la noche, en este libro de Laura Pérez es el momento en que suceden las historias más extrañas o, si se quiere, cuando el extrañamiento del mundo nos alcanza. El espacio de los seres nocturnos, como reza el título, el de las deserciones y los encuentros inesperados, el de las presencias inquietantes -hay un par de episodios en el libro que, de hecho, son verdaderos relatos de terror- y el reconocimiento espiritual en el silencio, con, a menudo, los animales actuando de psicopompos. Como los ciervos y zorros, las arañas o esa lechuza que actúa de enlace entre los personajes  del libro, entre las vivencias de unos y los descubrimientos de otros. 

Tercera novela gráfica de esta autora que leo (estas si que no me atrevo a llamarlas cómics), en la que confirmo las impresiones que me dejaron las dos anteriores, Ocultos y Tótem, tanto en sus elementos más positivos como en los que no me lo parecen tanto. Igual que en los otros, las ilustraciones muestran una magnífica factura, con un estilo muy reconocible, hierático y oscuro, y una línea narrativa pausada que ayuda a crear el ambiente misterioso y trascendente que caracteriza también a las obras de esta autora. Por otro lado, las escenas resultan quizás demasiado estáticas, con apenas diálogos y los que hay, muy escuetos, lo que puede llegar a desesperar a lectores/as acostumbrados a un estilo más dinámico. Las transiciones entre las distintas escenas o relatos (quizá sea excesivo denominarlos así) están bien conseguidos y fluyen con naturalidad, aunque tal vez el recurso a la lechuza se haga un tanto reiterativo. 

De todos modos, son éstas pegas menores a un libro que, en general, consigue su objetivo de crear un ambiente entre enigmático y, cómo no, onírico, con una forma de narrar diferente a la vorágine de estímulos a que suele bombardearnos, sobre todo desde lo audiovisual o las redes sociales, pero también, a veces, de lo literario y gráfico. Se agradece, por tanto, un poco de mesura a este respecto, ya que no de sosiego, pues precisamente lo que consigue Laura Pérez es inquietarnos, extrañarnos, desvelarnos, incluso, para convertirnos, a nosotros también, en criaturas nocturnas.


Otros libros de Laura Pérez resañados en este blog: Ocultos, Tótem

sábado, 23 de marzo de 2024

Paco Roca y Rodrigo Terrasa: El abismo del olvido

Idioma: español

Año de publicación: 2023

Valoración: imprescindible

Hay libros que duelen y, sin duda, éste es uno de ellos. Sí, ya lo sé, se trata de un libro "de dibujitos", llamadlo como queráis, cómic, novela gráfica o incluso tebeo... pero eso no tiene nada que ver con la dureza de la historia que nos cuenta o, si acaso, la amabilidad del trazo de sus ilustraciones -más aún en el caso de las de Paco Roca, que resultan simpáticas e incluso entrañables, por atroz que sea lo que están representando- pone aún más de relieve, por contraste, la barbaridad, la inhumanidad de lo que estamos leyendo. En este caso, la crónica de unos acontecimientos que ocurrieron hace más de 80 años, pero cuyas consecuencias, aunque parezca mentira, aún no se han acabado de resolver.

Me explico: El abismo del olvido es una novela gráfica (¿reportaje gráfico, incluso?), obra del más que afamado dibujante valenciano Paco Roca y del también valenciano, pero periodista, Rodrigo Terrasa, sobre la excavación de una de las fosas comunes -en este caso, la 126, para ser exactos- del cementerio de Paterna, en las que están enterrados más de dos mil personas fusiladas tras la Guerra Civil española. Sí, lo habéis leído bien: no DURANTE, lo que podría considerarse algo horrible pero esperable, sino DESPUÉS. Gente que había regresado a sus hogares tras la guerra y que allí habían sido detenidos, por cometer, supuestamente crímenes de igual naturaleza y gravedad en el bando republicano durante la contienda, aunque parece que la mayoría de las detenciones se debió más a inquinas, envidias y revanchas personales que a esos supuestos crímenes. Esto mismo pasó en otros lugares de España, por supuesto, pero el caso es que los fusilados en el cuartel de artillería de Paterna, cerca de Valencia, fueron luego trasladados al cercano cementerio de la localidad para hacerlos desaparecer en las fosas comunes excavadas allí mismo, enterrados de cualquier manera, con nocturnidad y alevosía, como si se tratara de animales infectados. Ahora bien, lo que no podía prever la represión franquista es que el enterrador del lugar, Leoncio Badía, otro republicano que también había sido condenado a muerte y luego indultado, se preocuparía por dar a sus compañeros muertos el entierro más digno posible, por registrar dónde se encontraba cada uno con vistas a una futura exhumación (que no podía prever tendría que esperar hasta bien avanzado el siglo XXI) y por preservar alguno de sus efectos personales para entregárselos a la familias, tratando de procurarles un mínimo consuelo. Todo con suma cautela y discreción, claro está, para no acabar él mismo en una de esas fosas.

Leoncio Badía, maestro republicano reconvertido a la fuerza en sepulturero, es uno de los héroes de esta historia que narra unos hecho que poco tienen que ver con lo heroico, con las "hazañas bélicas" con que la ficción (más aún en el caso de los cómics) ha asociado a menudo esta temática. Héroes también son Pepica, la hija de unos de los ejecutados -o digámoslo claramente: asesinados-, que prometió a su madre que los restos de su padre descansarían junto a los suyos en el cementerio y no cejó hasta conseguirlo, casi a sus noventa años o los arqueólogos que han trabajado en ésta y tantas fosas a los largo y ancho del territorio español, para poner fin a una situación vergonzosa, a un oprobio que debería haber provocado, hace ya mucho tiempo, una reacción revulsiva en toda la sociedad y que si no lo ha hecho o no lo suficiente, es algo que no dice nada bueno de nosotros, me temo... Y no se trata de reabrir heridas o de ponerse en un bando o en otro, simplemente resulta realmente infame y aun abyecto pensar que nuestra sociedad del bienestar (a duras penas, aunque sea), del consumo desaforado y el disfrute por bandera se cimenta sobre los restos de tanta gente vilmente asesinada y humillada incluso tras la muerte, sobre el dolor de tantas familias y sobre su miedo durante varias décadas... y también sobre el olvido que durante otras tantas la España que presumía de abierta, moderna y democrática decidió echar encima, como las paletadas de cal viva y tierra que el infeliz, pero digno y lleno de humanidad, Leoncio se vio obligado a arrojar sobre los cadáveres de los ejecutados (por no hablar del laberinto burocrático al que se han visto abocados sus descendientes, además, cuando han pretendido recuperar sus restos).


No es esta la primera obra que Paco Roca dedica al tema de la memoria, ya desde el gran éxito que le supuso Arrugas, aunque también, en cuanto a la memoria colectiva (o a la pérdida de la misma), encontramos este tema en Los surcos del azar o Regreso al Edén; pero quizás en este caso, en colaboración con Rodrigo Terrasa, esta recuperación de lo que nos han querido o nos hemos querido hacer olvidar sea más necesaria que nunca. Porque el olvido es la primera piedra del muro que nos puede impedir ver la verdad y ya se sabe que la verdad es la primera baja de cualquier guerra... pero además, suele ser también la última. En España, en Latinoamérica, en Ucrania o en Gaza, da igual. Lo importante es que tal indignidad y tal alarde de deshumanización como las que se cuenta en este libro, no vuelvan a repetirse. Aunque haya quien esté dispuesto a hacer todo lo necesario para que eso ocurra...


Nota final: Para quien esté interesado y pueda acercarse, claro, en el Centro Cultural La Beneficència, de Valencia, hay hasta el mes de mayo una exposición sobre este tema que resulta de no menos interés y tan emocionante como el libro.

Otros libros de Paco Roca reseñados en Un Libro Al Día: Los surcos del azar, El invierno del dibujante

viernes, 6 de octubre de 2023

César Sebastián: Ronson

Idioma: español

Año de publicación: 2023

Valoración: imprescindible

Como soy un lector de "libros con dibujitos" (como dice cierto compañero de blog cuyo nombre no mencionaré por discrección) más esporádico e irregular de lo que debería y, sobre todo, me gustaría, no puedo asegurarlo con total rotundidad, pero sí tengo la intuición y aun, me atrevería a decir, la certeza, de que este Ronson de César Sebastián puede ser el mejor cómic o novela gráfica publicada en España en este año, todavía sin terminar, empero. Que ya sé que esto no es una competición ni debería serlo, pero la ventaja de utilizar estos términos digamos "deportivos" es que permite expresar fácilmente lo que se pretende, a pesar de su inconveniencia cuando de lo que estamos hablando es de literatura y arte. Pero qué narices, es que menudo pedazo de libro se ha marcado aquí César Sebastián - y que al parecer es su primero, a pesar de que lleva años metido en el mundo de la historieta-; una maravilla que no hace sino dejar a las claras, una vez más, el grandísimo nivel de muchos autores españoles y más concretamente, como es este caso, valencianos;  una cantera que no parece agotarse.


Precisamente esta novela gráfica se desarrolla en tierras valencianas, pero del interior, en un pueblo de la llamada "Valencia castellana", que hoy en día podemos considerar como parte de la ya célebre (y algo manida) "España vaciada". El narrador, ya de edad avanzada, hoy en día, recurda su niñez en ese pueblo, en los años sesenta del pasado siglo, cuando la localidad, sin ser nunca más que un pequeño núcleo rural, aún no había perdido gran parte de su población y, por tanto su vitalidad, ya que no prosperidad, y se conservaban todavía muchos de los usos y costumbres de antaño, tanto en el trabajo, sobre todo agrícola, como en la vida social y familiar. la narración por tanto, toma el carácter de unas memorias, aunque se trate, hasta cierto punto, de una impostura, pues, por la edad del autor, no puede tratarse de su vida, sino la de su padre o incluso abuelo. también cabe suporner que algunas de las historias y anécdotas que se nos cuentan corresponden a las vivencias de otras personas o son un puro  ejercicio de ficción, amasada con las ciercunstancias de la época. Da igual, si non é vero, é ben trovato, y lo importante es que  Sebastián logra pergeñar una narración coherente, evocadora y, lo que es más importante, emocionante.

El libro está dividido en diferentes capítulos que tratan de diferentes aspe tos de la vida en aquel lugar y en aquel tiempo que ya parece lejano: Sopla el solano, El olor de la mies, Cuando el diablo se aburre, Cautivos del celuloide, La mujer que fuma, Los chavos negros y Camino a los quiñones... Como cabe suponer por los títulos, en ellos se tratan temas como la labor en el campo, las diferencias sociales, la fascinación de los chicos por el cine, su despertar erótico y sentimental (esto no falta en ninguna historia protagonizada por chavales), los juegos infantiles -capítulo en el que se nos desvela el significado del curioso título del libro y que alude a uno de los recuerdos más queridos para el narrador-, o, en el último caso, que trata sobre la muerte y el olvido, sirve para un cariñoso y emocionado recuerdo a algunos vecinos y vecinas del pueblo, ya mayores entonces, que sirvieron de ejemplo y anclaje en el recuerdo al por entonces todavía niño.

Este recuerdo de algunos de sus mayores e incluso añoranza de una época en la que ancianos y jóvenes convivían estrechamente, así como la remembranza de algunos momentos en familia, de alegría colectiva, el contacto con la naturaleza, etc. representan el aspecto más entreñable de la historia. pero no por ello hay que encuadrar esta novela gráfica en la corriente nostálgica "neorrancia" que tanto predicasnmento está teniendo últimamente entre ciertos/as escritores y periodistas (incluso aunque por edad no hayan podido vivir las épocas que añoran), que, por lo general, tienden a cargar todos/as hacia el mismo lado... En el caso de Ronson, es cierto que encontramos un recuerdo hacia una época y un lugar ya desaparecidos o casi, pero se trata de una añoranza personal, íntima -aunque, repito, no se trate de la propia del autor, sino, en todo caso, de sus mayores, por lo que más bien habrá que considerar el libro como un homenaje a éstos- y para nada edulcorada. De hecho, en el libro también tienen cabida y mucha, los aspectos negativos o perniciosos de aquella sociedad rural de hace más de cincuenta años: la pobreza de buena parte de los habitantes del pueblo, la miseria sexual, la prepotencia de los esbirros del Régimen franquista, la perenne crueldad con los animales, la violencia permitida dentro del seno familiar... son todos temas que se reflejan en esta extraordinaria novela gráfica y que le dotan de una profundidad y también una dureza mayor de lo que cabría esperar en un primer momento.

Por último, pero no en último lugar, hay que destacar un trabajo gráfico elegante y delicado, en el que el autor ha sabido conjugar el preciosismo del dibujo con la síntesis -ayuda mucho el coloreado en blancoy negro, más el ocre de las fotos antiguas-, dotando de una enorme fuerza y dignidad a un paisaje y un paisanaje rural que tan a menudoha sido retratado con condescendencia, cuando no con rechifla. César Sebastián consigue elevar su obra por encima de la simplificación, del tópico o del trazo grueso, para convertirla en el equivalente gráfico de tantas novelas de Miguel Delibes; sin ir más lejos, El camino podría estar perfectamente representado con los mismos trazos que los habitantes, niños y mayores, las casas y los campos del pueblo de Ronson. En suma, una magnífica novela gráfica, no me cansaré de repetirlo... no sé si la mejor del año, pero sin duda una de las más destacadas de lo que llevamos de década y aun de siglo. Con una edición, además, que le hace justicia con su exquisitez, de una editorial, Autsaider Cómics, que ha vuelto a dar en el clavo. Ojalá César Sebastián también vuelva a hacerlo.

sábado, 4 de febrero de 2023

J. C. Devenay & Núria Tamarit: Giganta

Idioma original: francés

Título original: Géante - Histoire de celle qui parcourut le monde à la recherche de la liberté.

Año de publicación: 2020

Traducción: Alba Pagán

Valoración: está bien

Estamos hoy ante una especie de cuento infantil  (o sin especie, directamente lo es) actualizado: aparece, claro, la giganta que da título al libro, llamada Celeste, que fue recogida de bebé en el bosque por unos granjeros, que la criaron junto a sus seis hijos como si fuera una más. También aparecen un caballero, una bruja, un príncipe, un malvado inquisidor, unas sirenas... Aunque, claro, la bruja -llamada, cómo no, Lilith- no es exactamente tal, sino una mujer sabia que tiene un refugio donde empoderar a las chicas que quieran hacerlo; el caballero desfacedor de entuertos  en realidad no puede socorrer a la giganta, por motivos obvios, y las sirenas, en fin, digamos que no son tales...

La historia, en realidad, viene a ser la enésima variante de un bildungsroman (sé que no os gusta el palabro, pero es lo que hay, tetes), combinado, sí se quiere, con un clásico "periplo del héroe"... o heroína, en este caso: Celeste se escapa de su granja en las montañas, porque quiere descubrir el mundo, una vez que sus hermanos ya han partido a buscar sus destinos, y es engañada por un buhonero que quiere sacar partidos de sus peculiares características. A partir de ahí, vive toda suerte de aventuras que le llevarán desde las mazmorras a los más exquisitos palacios, de las carretas de los cómicos de la legua a la celda de un convento de estricta observancia... en fin, no me voy a enrollar, pero podemos encontrar de todo. Sus variadas  aventuras y las personas que va a encontrando en ellas le sirven para ir descubriendo las maravillas de ese mundo del que tenía tanta ansia, pero también sus defectos y peligros. Y, sobre todo, para ir empoderándose como mujer, en todos los sentidos... -en este aspecto, tiene mucho que ver su estancia con la "bruja" Lilith; de hecho, se hace un poco raro que, después de ese proceso de empoderamiento, Celeste acabe por caer en algunas "trampas" para las mujeres tan acedradas como son la esclavitud del matrimonio o de la vida monacal, aunque entiendo que es una manera de hacer avanzar la acción y, al fin y al cabo, cosas más inverosímiles se han visto (en este propio libro, de hecho).

Resulta obvio, pues, que Giganta, además de un cuento de hadas, es una suerte de "novela ejemplarizante" para guiar a las lectoras jóvenes -también puede servir a los chicos, claro está-en su camino por realizarse (no sé si se emplea aún este verbo) como mujeres plenas en todos sus facetas. Es más, no hay que olvidar que el subtítulo del cómic es La historia de aquella que recorrió el mundo en busca de la libertad... Aquí, sin embargo, debo decir que quizás al guionista del mismo se le haya ido un poco la mano con el "aliadismo" -porque las iniciales J. C. de Deveney significan Jean-Christophe-; ojo, que no digo que me parezca mal el discurso, pero cuando éste proviene de un hombre yo prefiero que guarde un cierto pudor, para que no parezca que se le intenta imponer o dirigir a las mujeres la forma de ser feministas.

Las ilustraciones de Núria Tamarit, por último, están llenas de un encanto ingenuo y colorista, que remite -supongo que adrede- a los libros para niños y que refuerza la impresión de que nos encontramos ante una versión moderna de un cuento de hadas. 

viernes, 2 de septiembre de 2022

Vicente Montalbá: Anunnaki

 Idioma: español

Año de publicación: 2020

Valoración: recomendable

Imaginemos (bueno, vosotros, que yo he leído el cómic) un cruce entre los mitos fundacionales de la cosmología sumeria, las teorías chifladas de los años 70 (aunque siguen teniendo gran predicamento) sobre la construcción de pirámides por extraterrestres y la mítica serie V, que recordará quien ya tenga más años que un bosque... Pues si lo aderezáis con un culebrón -y nunca mejor dicho- político, familiar e incluso amoroso, ya tendríais, más o menos, el argumento de este cómic, novela despiporre gráfico o como queráis llamarlo. Siempre que , eso sí, le añadamos un sentido del humor siempre presente y que no por sutil, a veces, deja de ser descacharrante...

El propósito de todo este des-ídem fue, según comenta su autor en el prólogo, crear su propia mitología de la creación del mundo, echando mano de, como se ve, variopintos ingredientes. Para empezar, el que da título al cómic, puesto que los anunnakis, en la mitología mesopotámica, eran un tipo de dioses menores, divididos en dos tipos con diferentes tareas asignadas: anunnas e igigis, que vivían con el dios del cielo Anu. pero los igigis se rebelaron y un hijo de Anu,  Enki, tuvo que crear a la Humanidad para que asumiera las tareas que los igigis no querían hacer (lo que se dice una subcontrata, vaya). En el libro de Vicente Montalbá viven todos en el planeta Nibiru, que se acerca cada miles de años a la Tierra -para ellos, Azul- y están divididos en serpientos y lagartos, todos bajo el mandato del inmortal dios Anu -serpiento-; estos "reptilianos" desarrollan un plan para llenar de pirámides Azul, que les transmitan energía para el funcionamiento de su planeta. Para ello deciden implantar allí... o sea, aquí, a una especie inferior que se encargue de construirlas bajo su dirección, labor encomendada a los hijos de Anu, el serpiento Enki y el lagarto Enlil y a
la bella -es un decir- doctora Ninlil. 


En principio, todo debería marchar sobre ruedas, pero resulta que los habitantes de Nibiru parecen más humanos que los propios humanos y enseguida los celos, las rencillas, las chapuzas o, inevitablemente, los imponderables imprevistos ponen en dificultades el proyecto una y otra vez... Precisamente, es ese toque "humano", incluso "pedestre", el que aporta el toque de humor que impregna toda la historia y  hace que se lea sin que nos abandone la sonrisa. A ello contribuye también, en buena media, el estilo gráfico de Montalbá (otro dibujante de la fértil cantera valenciana, por cierto), enraizado en el estilo del cómic underground, aunque en este caso, mas que a Robert Crumb, a mí me recuerda a Nazario... En todo caso, hay que agradecerle este libro, que cumple una doble función: no sólo entretiene, sino que, en caso de que vuelvan otra vez los reptilianos, ya sabemos lo que tenemos que decirles. ¡TE ADORAMOS, OH, ANU, NUESTRO DIOS INMORTAL!

miércoles, 27 de julio de 2022

Laura Pérez: Tótem

Idioma: español

Año de publicación: 2021

Valoración: más que recomendable

Empezaré la reseña de esta novela gráfica explicando lo más obvio de la misma, pero que tal vez debería guardar para la conclusión: Tótem, de Laura Pérez, es una exquisitez. Exquisitez en la forma, con esos elegantes personajes -"personajas" aquí, sobre todo, si se me permite el palabro- que traza esta autora; la igualmente distinguida y original manera de colorear y la inteligente composición de viñetas y páginas. pero también exquisita es la historia o historias que nos cuenta, con una sutileza y encanto cautivadoras, además de conseguir una fluida complejidad de la narración, a pesar de -o quizás debido a- su laconismo. Historias que se van alternando sin que parezca tengan que ver entre sí, hasta que te das cuenta de que se han entrelazado para formar un tejido delicado, un estructura sutil que, a modo de liviana cesta, recoge y envuelve las situaciones y avatares que nos está contando la autora.

El misterio de la muerte de una arquitecta japonesa; dos mujeres jóvenes que recorren en coche el desierto de Arizona; una niña que descubre lo sobrenatural en un pueblo de la España pretérita... historias que, ya digo, parecen independientes unas de otras y se pueden leer así, aunque en verdad están unidas por unos lazos suaves, pero insoslayables, que otorgan al conjunto la consistencia de algo bien atado, sin perder la sugerencia propia de una narración más abierta.

Exquisita, sutil, delicada, liviana, enigmática, original, sugerente... también elegante y sorprendente; todos estos adjetivos `pueden calificar esta novela gráfica de Laura Pérez que, a mi entender y aunque no sea del todo correcto hacer comparaciones, ha dado un salto de calidad desde su anterior trabajo, Ocultos. Ojalá se mantenga en esta progresión, en un futuro.

En fin, que me ha gustado mucho, por si no os habías dado cuenta... ; )

También de Laura Pérez reseñado en Un Libro Al Día: Ocultos

sábado, 31 de julio de 2021

Laura Pérez: Ocultos

Idioma: español

Año de publicación: 2019

Valoración: interesante... e inquietante

Ocultos es el tercer cómic/novela gráfica seguida que leo de autoría valenciana y joven, después de Todo bajo el sol y Tierra muerta (aunque el de Laura Pérez fue publicado antes que los otros). Y seguro que no me costaría mucho encontrar más ejemplos de la misma procedencia. Ahora bien, más allá de la energía creativa y de la fuerte tradición en ilustración y cómics que hay en Valencia, resulta difícil poder hablar de una nueva "Nueva escuela valenciana" de cómics (valga la redundancia), a semejanza de la que se dio (o no, pues hay opiniones diversas) en los años 80, tomando como eje la llamada "línea clara"; de hecho, los tres libros que he mencionado difieren totalmente entre sí en temas, grafismo y estilo narrativo, siendo el de Ana Penyas el único inequívocamente anclado a la realidad valenciana. Los otros dos, aparte del uso de algunos modismos lingüiísticos, podrían desarrollarse en cualquier lugar de España o del mundo; Ocultos bien podría tratarse de un cómic norteamericano, sueco o japonés.

Digo norteamericano porque, además de que el laconismo que impera en todo la narración me recuerda al de Sabrina, de Nick Drnaso,la historia que se cuenta, llena de amenazas inconcretas, interpretaciones esquivas, personajes hieráticamente perplejos, un ambiente más o menos onírico en todo momento... bien podría pertenecer a una peli de David Lynch. O su hermético simbolismo, a una de Bergman. En cuanto al toque japonés, me lo ha recordado la presencia recurrente de máscaras, evocadora del teatro Nō. 
O también incluso a alguna película de terror japonesa (prometo que dejo ya las referencias cinematográficas), de ésas en las que aparecen chicas con los rasgos ocultos por el pelo...

Toda esta perorata sirve para obviar que me resulta imposible resumir o tan siquiera contar de qué trata este libro. Hay una protagonista -se supone- llamada Daira, una joven que trabaja en una librería a la que ha vuelto después de una ¿crisis?, pero que sigue sintiendo un extrañamiento, una alienación de sí misma.  Hay otros personajes  que perciben presencias ocultas, que viven otras realidades distintas de la nuestra, que reciben la visita de seres de otras realidades o de su propio interior, del pasado más o menos reciente o atávico... ¿Se trata de una elegante historia de fantasmas? ¿De esoterismo de saldo a lo Cuarto Milenio? ¿Una narración lisérgica? ¿Todo a la vez? Lo mejor sería que cada cual sacara sus conclusiones...
Por lo que respecta a las ilustraciones del cómic, éstas son nítidas, limpias, de un estilo casi infográfico, lo que contribuye no poco a crear esa sensación de inquietud ue acompaña toda la lectura del libro -también la repetición de determinados encuadres y elementos que aparecen en diferentes capítulos-; hieratismo y laconismo, como ya he mencionado, son dos constantes a lo largo de toda la historia o historias que componen esta novela gráfica/recopilación de cuentos gráficos o como se le quiera llamar. Un libro que quizás no resulte impactante (ni lo pretenda) pero no creo que deje a quien lo lea indiferente.

viernes, 9 de julio de 2021

Don Rogelio J.: Tierra Muerta

 Idioma: español

Año de publicación: 2020

Valoración: recomendable

¿Qué es la "Tierra Muerta" a la que hace referncia el título de este cómic? Pues en el futuro distópico en el que se desarrolla la historia, el el que el agotamiento de los recursos ha conducido a una suerte de "ecofascismo", se llama asía al espacio supuestamente yermo que se extiende entre varias ciudades-estado que, pese a estar regidas, en apariencia, según distintos sistemaas ideológicos, en verdad comparten el mismo afán de control sobre la ciudadanía y sus formas de expresión, ya sean políticas, claro, o incluso culturales. En la Tierra Muerta, en cambio, se supone que no hay control, porque, también se supone, es un territorio degradaado y lleno de peligros, desde manadas de lobos a bandidos. Pero también es un espacio de libertad para quienes viven al margen de la sociedad o, simplemente, no tienen en regla los papeles y permisos exigidos en las ciudades; por eso es donde se mueven, en una furgoneta desvencijada, la banda de rock formada por tres chicas, Rosa, Sam y Taimi, más su inútil robot de carga, de aspecto punkarra -aunque sea el más juicioso del grupo-, al que llaman Merchandelox.

Estas músicas son contrataadas por otra cantante, la genial pero caótica Úrsula, para que la acompañen en la gira de presentación de su último trabajo; una gira que es, precisamente, de lo que trata esta historia. Anécdotas, aventuras y desventuras de la vida en la carretera que, cabe suponer, el autor del cómic conoce bien, pues además de dibujante es componente de varios grupos de punk. Sin duda, es el espíritu de éste el que anima todo el libro.

No voy a contar más de la historia en si, excepto que es toda una llamada a la libertad, y no sólo por lo que transmiten las andanzas del grupo. En cuanto al aspecto gráfico, destaca sobre todo la compleja planificación de las páginas, que en ocasiones recuerda a la que suele llevar a cabo David Rubín; sin embargo, en el caso de los dibujos en sí, el trazo de Don Rogelio J. es menos pulido, más nervioso y hasta caótico, lo que casa bien con el aliento de la historia, aunque en algunas viñetas concretas hace confusa la identificación de lo que sucede. El estilo oscila entre un -más o menos- naturalismo y una tendencia evidente hacia un feísmo que, siendo tópicos, podríamos calificar de "expresionista".

En suma, una novela gráfica, cómic o como queráis llamarlo que tal vez no sea de interés para todo el mundo, pero que a quienes conecten con su estética y espíritu, sin duda les puede encantar. Quizás la vieja consigna del punk de "No Future" no fuera cierta, pero el futuro que nos aguarda tampoco parece muy halagüeño. Habrá que estar atentos...


miércoles, 23 de junio de 2021

Reseña + entrevista: Todo bajo el sol, de Ana Penyas

Idioma: castellano (y algo de valenciano)

Año de publicación: 2021

Valoración: de lo más recomendable

A menudo tendemos a una idealización de los tiempos pasados (una actitud que está cundiendo bastante últimamente, creo), de los que sólo nos fijamos en lo positivo o creemos positivo y no en los aspectos negativos que suelen ir aparejados; así, se puede oír a algunas personas hablar con envidia de la vida sana y sencilla que llevaban sus padres y abuelos en el pueblo o de la solidaridad vecinal que imperaba en otra época, sin pararse a pensar que el abuelo y la abuela seguramente tenían que deslomarse de sol a sol para sobrevivir, mientras juraban contra todo lo que se meneaba, o que los vecinos se ayudaban tanto entre sí ante la carencia de unos servicios públicos dignos de tal nombre (sien olvidar el férreo control social que conllevaba).

Lo mismo ocurre con los países o las ciudades: hace años, la costa mediterránea peninsular, por ejemplo, podía verse como un vergel  en el que, junto a extensas playas casi vírgenes, se extendían feraces huertos, alquerías, pequeños pueblos... En los años 60 del siglo XX el incipiente turismo, que aún podríamos considerar como "sostenible" dejó paso a otro masivo, a la construcción desaforada, al capitalismo más predador, que ha destrozado el entorno y el modo de vida "tradicional" de sus habitantes (con no poca colaboración por parte de muchos de ellos, también hay que decirlo). Algo parecido ha ocurrido con los cascos antiguos de las ciudades, en los que una época de general degradación ha dado paso a otra de "gentrificación", que puede haber saneado y restaurado calles y edificios, pero no el tejido social que los sostenía... El caso es que nos solemos fijar en el "antes y el después", en esa situación ideal o idealizada del pasado y en la actual, pero no tanto en el proceso que ha llevado de un punto a otro y mucho menos en las personas que lo han protagonizado, que lo han vivido para bien y para mal, a quien les ha propiciado sus sueños, pero también sus miedos...

En cambio, eso es lo que hace, justamente, Ana Penyas en este cómic/novela gráfica, que focaliza todo este proceso en un punto de la costa valenciana, por una parte, y por otra en la zona más degradaada de la propia ciudad de Valencia, el que se conocía (no sé si aún) como "barrio chino". La autora ejemplifica todo el cambio referido en una familia que, hasta cierto punto, puede considerarse paradigmática: el padre, oriundo de un pueblo de La Mancha, que emigró a la costa en busca de trabajo como camarero, albañil, frutero... La madre, hija de unos llauradors que sufren en propia carne la presión constructiva en su entorno; hijos que deben buscarse la vida y sólo encuentran alguna salida laboral -en el caso de una de las hijas, arquitecta, previa emigración a Alemania- en las oportunidades que les ofrece ese sistema de construcción salvaje, gentrificación y turistización de su país. Como se ve, Penyas no ignora ni oculta que los aspectos negativos del fenómeno económico y social que nos cuenta también ha traído como consecuencia un desarrollo económico y una apertura de miras que puede que quizás no hubiese posible en España de otra forma, pero al tiempo han tenido consecuencias tal vez irreversibles.... Lo mismo ocurre cuando trata de la gentrificación de un barrio tomado por las droga y la prostitución: no se establece una línea nítida sobre lo que es mejor o peor, aunque sí se ponen de manifiesto las contradicciones resultantes al final del proceso (o de momento, pues la pandemia ya ha dejado claro que no se puede descartar ningún cambio). El libro, en suma, no es un panfleto, sino una reflexión, a raíz de la cual cada lector debe sacar sus propias conclusiones, lo que resulta muy de agradecer.

En el apartado gráfico, destaca la utilización de diversas técnicas y enfoques a lo largo de todo el libro, dependiendo de cada momento: desde el dibujo más "académico" del principio, cuando nos cuenta como eran aquellas playas en las que varaban sus barcas los pescadores a otro menos realista, caricaturesco, incluso, con el aporte constante del collage de distintos elementos y de fotografías que sirven sobre todo para plasmar los escenarios, el paisaje cambiante en el que se viven o sobreviven los protagonsitas. todo ello contribuye a configurar un libro vibrante, lleno de color y cuya lectura me parece más que recomendable para cualquiera, le guste o no el cómic o la novela gráfica; sobre todo si quiere entender lo que ha pasado en este país (y sospecho que podría servir para otros, como Italia o Grecia) en nuestro pasado más reciente...



*               *              *

Ante todo, quiero agradecer a Ana Penyas su amabilidad al contestar a unas preguntas para poder ofrecer esta entrevista a los seguidores de Un Libro Al Día:

-Como se señala en la reseña, me ha gustado mucho del libro que no se trata sólo de una comparación entre la situación de un pasado ideal y la de ahora, sino sobre todo de cómo ha sido todo ese proceso de cambio, con sus circunstancias en cada momento. ¿Esto era una decición tomada desde el principio del proyecto o una necesidad narrativa para poder desarrollar la historia?

-Empecé en 2018 queriendo hablar del turismo actual, porque en ese momento era una situación candente, con el auge de los cruceros, etc. Pero al leer cosas sobre el tema me di cuenta de que no tenía sentido hacer un simple pantallazo del presente, así que fue la propia investigación la que me llevó a seguir ese hilo narrativo.

-También me ha gustado que centras la historia en las vivencias de una familia cuyos miembros, por una parte, se benefician pero también son víctimas de todo el proceso... Pero, en cualquier caso, tú los tratas con mucho cariño, sobre todo a la gente mayor; es muy bonito, por ejemplo,  el episodio de la abuela cuando va a la playa... ¿Éste es un simple guiño a tu trabajo anterior, Estamos todas bien, que se centra, justamente en las mujeres mayores o lo consideras ya un rasgo distintivo de tu obra?

-Un poco las dos cosas. Se trata de una familia inventada, un elemento costumbrista para poder atravesar los hechos a lo largo del tiempo, pero está basada en la realidad, porque todos conocemos a alguien o tenemos un primo, etc. que se puede ver reflejado en ellos.
En cuanto a la abuela, se trataba también de una alusión al programa IMSERSO que comenzó en los años 80, y que posibilitó que muchos abuelos fueran por primera vez a la playa; se trataba de hacer ver que el turismo no tiene porque ser algo malo per se y que también tiene su parte positiva...

-También hay una cierta reivindicación de los objetos humildes, incluso souvenirs turísticos, que hoy nos pueden parecer kitsch pero también son elementos evocadores para nuestra memoria. ¿Aparecen en el libro como una alusión a la ironía posmoderna, digamos "hipster", como parece cuando vemos unas chicas que los recogen para hacer una exposición con ellos o es, en cambio, una propuesta de una "arqueología contemporánea"?

-Se trataba de hacer un guiño utilizando esos objetos, souvenirs, etc. y que hicieran también de hilo conductor, porque van apareciendo en cada una de las partes del libro. Pero la exposición que aparece al final también es una crítica a la gentrificación y a la visión de lo cultural como algo inocuo. Aunque es algo que puede suceder en la realidad: hace poco vi una exposición en el Museo Valenciano de Etnología en el que aparecían objetos de este tipo. De hecho, los textos que acompañan a la del libro los hizo una amiga que es gestora cultural, para darles un toque de autenticidad...

-Un rasgo que me parec característico de cierta literatura valenciana o, más bien, ambientada en la ciudad de Valencia (estoy pensando en Ferran Torrent, Manuel Vicent, según creo, la reciente Noruega, de Rafa Lahuerta) es la rememoranza del pasado reciente de la ciudad, pero no sólo de sus aspectos o lugares más agradables, sino también de lo más vulgar o incluso sórdido, como cuando en tu libro retratas el llamado "barrio chino"... ¿Te consideras parte de esta especie de corriente subtrerránea de la literatura valenciana?

-No lo había pensado; yo en quien más me he inspirado es en Chirbes, en Crematorio, etc. Quizás haya una fijación con el paisaje, porque aquí el cambio ha sido tan rápido que hay una necesidad, una intención de entender lo que ha pasado. En algunos lugares de Valencia, como La Punta o Nazaret, hay tal mezcla de elemnetos que se pueden ver los "estratos" de la Historia reciente.

-¿Y qué hay sobre la gran cantidad de gente que os dedicáis en Valencia a la ilustración y el cómic? ¿Se podría hablar casi otra vez de una "Nueva escuela valenciana", como la de los años 80 o es una exageración? 

-Eso quizás sea más una mirada externa, aunque es verdad que en Valencia hay una gran tradición de cómic e ilustración, con una cantera que abarca a varias generaciones: hace poco le han dado el Premio Nacional de Ilustración a Vivi Escrivá, que es octogenaria, por ejemplo, y al mismo tiempo hay trabajando gente muy joven. No hay una escuela pero sí una gran cantidad de producción, de todos los estilos, desde los más underground, con proyectos autogestionados, a lo más comercial...
De todas formas, yo no leo sólo cómic, sino lo que necesito para cada proyecto: novelas, etc.

-Sobre el aspecto gráfico del libro, compaginas distintos estilos y técnicas, con un dibujo más clasico y otro más caricaturesco, collage, etc. ¿Lo consideras una evolución respecto a tu anterior obra y seguirás por este camino en el futuro o es ha sido un recurso puntual para este trabajo?

-Cada proyecto tiene sus características propias, pero si hay algo que utilizo en todos mis trabajos es la transferencia fotográfica, que es un poco mi identidad, aunque luego la trabaje con tinta china o lápices de colores, como ocurre en este caso. En Todo bajo el sol, la historia me pedía aque fuera a todo color, al principio con una gama muy limitada, pero que luego abrí, aunque siempre tratando que la composición a doble página fuera armónica.
La aportación de este proyecto a mi obra ha sido sobre todo el color, aunque también establecer un ritmo de trabajo alto, porque con el cómic no se puede ser tan minuciosa como con la ilustración: tenía que ir más rápido y tener tiempo... Como temas más orgánicos del cómic, trabajar el color y los escenarios.

-¿Se te puede preguntar por tu próximo proyecto para una novela gráfica, si es que estás en ello?

-Es un proyecto sobre el trabajo del hogar y los cuidados, pero el de las mujeres que lo hacen fuera de su casa, las que antes se llamaba criadas y ahora empleadas de hogar, trabajadoras del hogar...

Pues le deseamos a Ana Penyas la mejor de las suerte con este nuevo proyecto, aunque si está a la altura de sus anteriores libros no le hará mucha falta. Gracias de nuevo por su atención; ha sido un placer tanto hablar con ella como leer Todo bajo el sol.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Paco Roca: El invierno del dibujante

Idioma: español
Año de publicación: 2010
Valoración: muy recomendable

¡Qué bueno es Paco Roca! No sólo dibuja maravillosamente, sino que domina a la perfección el arte narrativo y sus historias rezuman humanidad por cada una de sus viñetas. Además, sin caer nunca en la complacencia maniquea ni evitar los aspectos más "incómodos" de sus personajes; muy al contrario, los señala y comprende como el autor profundo y verdadero que es.

Bueno, podría decir que aquí acaba el panegírico, pero no es así, porque el libro-cómic-novela gráfica (en este caso nunca "tebeo" pero no por las razones que cabría suponer...) de la que hablamos hoy sólo puede merecer mis más fervientes elogios. Para empezar, el tema que trata, un hecho poco conocido (supongo que incluso dentro del mundo de la historieta), quizás anecdótico, pero que sirve de punto de partida del argumento y de metáfora de toda una época de la Historia de España, tan gris y fría como un largo invierno: en la Navidad en 1958, una serie de dibujantes, que habían abandonado la célebre editorial Bruguera (rival acérrima de TBO, de ahí lo que he puesto antes) un año y medio atrás, para editar su propia revista, Tío Vivo, vuelven al redil tras haber fracasado económicamente (en buena parte por las trabas puestas por su editorial de origen). No eran unos dibujantes cualesquiera, sino los más destacados, hasta ese momento, de Bruguera: Conti (autor de Carioco), Cifré ( del Reporter Tribulete), Escobar (Zipi y Zape, no digo más...), Giner (El inspector Dan) y Peñarroya (Gordito Relleno)... estos "monstruos" quisieron desasirse del sistema impuesto en la editorial, que les aseguraba los ingresos, pero a cambio de una producción ingente y, sobre todo, de perder sus derechos sobre los dibujos entregados. Su partida, de todas formas, posibilitó la entrada en la editorial de nuevos valores, como Raf (Sir Tim O'Theo) y, sobre todo, el apabullante Francisco Ibáñez (Mortadelo y Filemón... para empezar). A partir de este momento, sin embargo, las historietas publicadas por Bruguera perdieron buena parte del carácter crítico y corrosivo que, al parecer, tenían hasta ese momento, a pesar de la censura imperante  (en esta novela gráfica también aparecen retratados otros grandes dibujantes como "Miquel Bernet, "Jorge, autor de Doña Urraca y padre de Jordi Bernet; el inclasificable, en todos los sentidos, Vázquez o escritores de la casa como Víctor Mora, guionista de El Jabato y El capitán Trueno o Francisco González Ledesma, alias "Silver Kane" cuando firmaba novelas del oeste y escritor de género negro, ahora tan en boga, con su nombre real).

Bueno, quién haya aguantado hasta aquí, tras este rosario de nombres, habrá adivinado que para el hoy gran dibujante Paco Roca todos éstos son los héroes de su infancia (y también para mí... o más bien, son los autores de los héroes de mi infancia) y, desde luego, eso se nota en el cariño con el que los ha retratado y contado sus cuitas. Lo ha hecho sin caer tampoco en una manida confrontación entre buenos y malos: en esta historia, todos tienen sus razones para actuar como actúan, incluso algunos de los que lo hacen de manera más implacable o falta de ética. Para empezar, varios de los personajes plasmados en El invierno del dibujante, como Josep Escobar o el jefe de publicaciones, Rafael González, habían sido represaliados por el régimen franquista y bastante les había costado salir adelante... Este exquisito trato a sus protagonistas (en verdad, esta es una historia coral) se corresponde con la gran elegancia desplegada en la composición gráfica y en la puesta en escena, atenta a todos los detalles de la época (magníficos los pequeños momentos costumbristas de la vida en la calles de Barcelona que nos brinda).

Recapitulando: una joya de libro, una pequeña obra maestra sobre una parte de nuestra Historia colectiva ... y sobre los creadores de una parte de nuestra historia personal. Al menos, de la mía.

Y una última nota: precisamente hace pocos días ha fallecido Francisco González Ledesma, a los 87 años de edad. Espero que esta reseña sirva como modesto homenaje, a él y al resto de los creadores que protagonizan este estupendo libro.




También de Paco Roca en ULAD: Los surcos del azar

sábado, 24 de enero de 2015

Paco Roca: Los surcos del azar

Idioma original: español
Año de publicación: 2013
Valoración: Muy recomendable

Con algo de preocupación, me he dado cuenta de que en los últimos meses he reseñado en este benemérito blog varios libros pertenecientes a lo que hemos dado en llamar "literatura bélica". He escrito "preocupación" porque tal vez haya alguien que me pueda atribuir, a raíz de tal circunstancia, una ánimo militarista o belicista, y, desde luego, nada más lejos de mi intención (de hecho, creo que es algo que he dejado claro en las propias reseñas de las que hablo).

Ahora bien, como suele decirse, la falta de contradicciones es dogmatismo y yo, después de todo, fui un niño criado viendo en la tele los grandes clásicos del cine de guerra y jugando a las batallas con unos diminutos soldaditos que vendían en sobres, en los kioscos de mi infancia (tranquilos todos: el momento Yo también fui a EGB acaba aquí). Así que ruego que me perdonen mi particular momento "artúrico" (por Pérez-Reverte, no por el rey de la Tabla Redonda) y me permitan contarles que, en mi imaginario particular, yo también tengo unos héroes a los que admiro. Y no son otros que aquellos republicanos españoles que, después de haber estado combatiendo durante tres años contra el fascismo/franquismo en la guerra de España y tras pasar, en muchos casos por los campos de trabajo franceses -quien dice "trabajo", dice "concentración"-, acabaron combatiendo contra el Eje y liberando al resto de Europa del fascismo/nazismo. Aunque luego no pudieron -ni les dejaron- hacer lo mismo con su propio país.

Muchos lo hicieron encuadrados en el maquis y la Resistencia francesa, liberando departamentos enteros y ciudades de cierta importancia. Otros, alistados en los ejércitos soviético -comunistas- o norteamericano -no pocos nacionalistas vascos, por ejemplo-...  y sin olvidar nunca a los asesinados en los campos de exterminio nazis, por supuesto.  Pero en un lugar de honor de mi "mitomanía" personal están los que lucharon encuadrados en la división del general Leclerc, en la compañía del capitán Dronne, conocida como "la Nueve" y compuesta casi en su totalidad por estos republicanos españoles (donde había comunistas, socialistas y anarquistas): después de pegar tiros por el Norte de África y Normandía, fueron los primeros en entrar en el París liberado. E incluso, más tarde, en llegar al llamado "nido del Águila" de Hitler en Berchtesgaden.

En recuerdo de estos combatientes, el magnífico autor de cómics valenciano Paco Roca ha escrito y dibujado este Los surcos del azar (título tomado de un hermoso verso de Antonio Machado, a quien también se homenajea en esta historia. He puesto "autor de cómics" porque no estoy muy ducho en la reseña de este género (de hecho, me he metido en el territorio de mi compañera Izas, aquien pido disculpas desde aquí) y no sé qué parámetros hay que tener en cuenta para poder hablar de "novela gráfica", como se dice últimamente. En todo caso, creo que si algún cómic merece considerarse como tal, sin duda es éste. A destacar en el aspecto gráfico, en mi opinión, aparte del hermoso trazo abocetado de Roca, el montaje -en la mejor tradición de la narración visual- de las escenas de acción, a veces utilizando el recurso a la elipsis pero sin perder efectividad por ello; muy al contrario...

Por lo demás, el argumento que sostiene la historia no parece demasiado original: un guionista valenciano llamado Paco -qué cosas- localiza en una pequeña ciudad francesa a un antiguo combatiente de "la Nueve", un anciano bastante huraño que, sin embargo , acaba por relatarle sus recuerdos de la guerra... Sí, lo sé: yo también he leído Soldados de Salamina. Y, por suerte, Paco Roca nos ahorra todo el rollo autoficcional (aparte del personaje del guionista, claro) y tampoco se dedica a elaborar una mixtificación de una figura histórico-literaria controvertida... En esta novela gráfica, de todas formas, aparte del protagonista Miguel, del anarquista Fábregas o de la "camarada" Estrella, también se retrata a personajes reales, como los generales De Gaulle y Leclerc, el capitán Dronne o el burrianero Amado Granell, el primer soldado aliado que llegó al Hôtel de Ville parisino.

Pero que nadie piense que nos hayamos ante una suerte de "hagiografía republicana" o una apología del combatiente virtuoso: Roca no se amilana a la hora de tocar temas espinosos -también en los ejércitos aliados- como son el racismo, las tensiones ideológicas o incluso las ejecuciones, en pleno combate, de prisioneros enemigos... Cierto es que estos aspectos no suponen el aspecto primordial de la novela, pero ahí están y yo le aplaudo por ello.

En suma, una novela gráfica magnífica de uno de los mejores dibujantes de la actualidad. Y una obra que rescata, al menos para el gran público, una parte de lo que no deja de ser nuestra propia historia y que merece la pena conocer y recordar.

También de Paco Roca en ULAD: El invierno del dibujante