Por supuesto, este blog nuestro sobre libros no es ni mucho menos el único sobre literatura que hay en la red (como puede verse por ejemplo en los rankings de Wikio y de Alianzo). Esta es nuestra breve y personal selección. Nos habremos dejado muchos, claro, pero para eso están también los comentarios, para que nos recomendéis aquellos blogs literarios que vosotros sigáis.
Papel en blanco: Está considerado probablemente como el blog más completo sobre literatura en español. Escrito por seis autores, mezcla recomendaciones de libros con noticias sobre el mundo editorial, los premios literarios o efemérides. Precisamente por la mezcla de temas (está escrito por seis autores distintos, lo que siempre ayuda a dar variedad), resulta muy interesante y entretenido.
Lecturalia (blog): Lecturalia es una página web muy completa, con información sobre autores, libros, premios, novedades editoriales, etc., que también incluye un blog sobre literatura escrito por varios autores -pero fundamentalmente por Alfredo Álamo-. Suele componerse fundamentalmente de reseñas de libros, aunque también incluye reflexiones generales sobre noticias, géneros, autores...
Regina ExLibris: Un blog bastante divertido escrito por una librera que cuenta historias de su trabajo, y las utiliza generalmente para comentar o recomendar algún libro, ya sean novedades como ella última novela de Stieg Larsson, o clásicos como Otra vuelta de tuerca, de Henry James.
La tormenta en un vaso: Este blog se subtitula "un buen libro cada día", y aunque realmente no llegue a cumplir esta promesa, ofrece recomendaciones originales e interesantes de libros que se alejan de las lecturas más habituales o comerciales -incluyendo unas cuantas reseñas de poesía...
Encuentros de lecturas: Un blog ya veterano (se lleva publicando desde 2005) en el que también aparecen fundamentalmente reseñas de libros curiosos. Está encabezado por una cita de Auden que merece la pena recordar: "Reseñar libros malos no es sólo una pérdida de tiempo, sino también un peligro para el carácter"
Librosfera: Otro blog personal sobre literatura, que suele incluir curiosidades, ilustraciones, dibujos...
El blog de libros y bitios: Escrito por José Antonio Millán, uno de los expertos más reconocidos de España en temas de edición digital (y no sólo digital), el blog de Libros y Bitios -que por cierto forma parte de Libros y Bitios, una página con mucha más información- suele tratar temas relacionados con las editoriales, los nuevos medios de distribución de contenidos, la edición digital, la tipografía...
Los futuros del libro: Otro blog dedicado fundamentalmente a temas de edición digital y nuevas tecnologías, con reflexiones generalmente muy completas y especializadas.
Ficta Eloquentia: Un blog especializado en Literatura del Renacimiento (desgraciadamente lleva unos meses parado) pero que también suele incluir mucha información sobre nuevos soportes editoriales, investigación literaria, tipografía o bibliotecas (analógicas y digitales).
El bibliómano: Un blog interesante porque, a diferencia de la mayoría de los anteriores, presta especial atención al libro como objeto. Pese a su título, un blog para bibliófilos.
martes, 30 de junio de 2009
lunes, 29 de junio de 2009
Gogol: El inspector
Idioma original: ruso
Título original: Ревизор
Año de publicación:
Valoración: Muy recomendable
Con pocas obras de teatro me he reído en mi vida tanto como me reí cuando vi hace años en el Teatro Baracaldo una representación de El inspector, de Gogol. La obra es una sátira política del régime pre-comunista en Rusia, pero sus críticas son intemporales, y puede aplicarse a cualquier país en el que haya corrupción, burocracia, trepas y chupatintas (¿a alguien se le ocurre alguno?). Además, lo que algunos consideran como un defecto -que es una sátira destructiva, sin que ningún personaje se salve de la quema, salvo quizás el pícaro central-, evita que la obra se convierta en propaganda o moralina, como pasa muchas veces.
El argumento de la obra (que por cierto se parece algo al de Muerte accidental de un anarquista, de Darío Fo) se basa en la típica confusión cómica: en un perdido pueblo de Rusia están esperando a un "Inspector General" venido de la capital para investigar sus desmanes y corruptelas. Naturalmente, están aterrorizados. En ese momento se enteran de que en la posada del pueblo se alberga un misterioso joven llegado de San Petersburgo, que carga sus gastos "a la Corona", y deducen que se trata del inspector, así que deciden invitarlo a quedarse en scasa y colmarle de honores, regalos y sobornos.
Por supuesto, el joven en cuestión no es ni de lejos un inspector oficial, sino un caradura sin complejos pero con astucia, que intenta aprovechar la situación para su propio beneficio. Lo que sigue es una comedia de enredo en la que el alcalde y los comerciantes del pueblo intentan ganárselo para su causa, mientras que lo que a él le interesa es seducir a la mujer y a la hija del alcalde (como Mastropiero con la Duquesa de Lowbridge, vamos). Finalmente, el pícaro decide abandonar el pueblo dejando a todos sus corruptos habitantes satisfechos (porque creen haberle impresionado gratamente), desplumados y engañados. Y entonces, claro, llega el verdadero inspector, y la obra termina.
Que el humor puede ser un arma ideológica y política es algo que sabemos de sobra; pero son más raras las ocasiones en las que la sátira circunstancial consigue convertirse en verdad universal, y hacerte reír a carcajadas al mismo tiempo.
Otras obras de Nikolai Gógol en ULAD: El capote, Almas muertas, Tarás Bulba
Título original: Ревизор
Año de publicación:
Valoración: Muy recomendable
Con pocas obras de teatro me he reído en mi vida tanto como me reí cuando vi hace años en el Teatro Baracaldo una representación de El inspector, de Gogol. La obra es una sátira política del régime pre-comunista en Rusia, pero sus críticas son intemporales, y puede aplicarse a cualquier país en el que haya corrupción, burocracia, trepas y chupatintas (¿a alguien se le ocurre alguno?). Además, lo que algunos consideran como un defecto -que es una sátira destructiva, sin que ningún personaje se salve de la quema, salvo quizás el pícaro central-, evita que la obra se convierta en propaganda o moralina, como pasa muchas veces.
El argumento de la obra (que por cierto se parece algo al de Muerte accidental de un anarquista, de Darío Fo) se basa en la típica confusión cómica: en un perdido pueblo de Rusia están esperando a un "Inspector General" venido de la capital para investigar sus desmanes y corruptelas. Naturalmente, están aterrorizados. En ese momento se enteran de que en la posada del pueblo se alberga un misterioso joven llegado de San Petersburgo, que carga sus gastos "a la Corona", y deducen que se trata del inspector, así que deciden invitarlo a quedarse en scasa y colmarle de honores, regalos y sobornos.
Por supuesto, el joven en cuestión no es ni de lejos un inspector oficial, sino un caradura sin complejos pero con astucia, que intenta aprovechar la situación para su propio beneficio. Lo que sigue es una comedia de enredo en la que el alcalde y los comerciantes del pueblo intentan ganárselo para su causa, mientras que lo que a él le interesa es seducir a la mujer y a la hija del alcalde (como Mastropiero con la Duquesa de Lowbridge, vamos). Finalmente, el pícaro decide abandonar el pueblo dejando a todos sus corruptos habitantes satisfechos (porque creen haberle impresionado gratamente), desplumados y engañados. Y entonces, claro, llega el verdadero inspector, y la obra termina.
Que el humor puede ser un arma ideológica y política es algo que sabemos de sobra; pero son más raras las ocasiones en las que la sátira circunstancial consigue convertirse en verdad universal, y hacerte reír a carcajadas al mismo tiempo.
Otras obras de Nikolai Gógol en ULAD: El capote, Almas muertas, Tarás Bulba
domingo, 28 de junio de 2009
Novela de dictadores (I)
Si hay una tradición temática propiamente hispanoamericana, ésa es la novela de dictadores. Por desgracia, en la historia de Hispanoamérica no han faltado los regímenes autoritarios; por fortuna, tampoco los escritores que se decidieron a narrar sus atrocidades. Un par de ellos ya han ido saliendo en este blog. Trataré de dar una pequeña visión de conjunto en un par de entradas.
Comienzos
Si bien son quizá los autores del llamado "boom" los que consagraron este subgénero de la novela, lo cierto es que sus orígenes se remontan bastante atrás en el tiempo. El comienzo suele situarse en Facundo o Civilización y barbarie (1845), de Domingo Faustino Sarmiento, biografía novelada del caudillo Facundo Quiroga y concebida como una severa crítica al régimen de Rosas en la Argentina. En este caso, el autor es desde luego parte interesada, ya que Sarmiento (que llegó a ser presidente) fue uno de los principales representantes de la facción unitaria, enfrentada por aquellos años a los federales, comandados por Rosas.
Aunque no quizá de una manera tan directa, todas las novelas de dictadores se caracterizan por un cierto compromiso político: el que conduce a denunciar la tiranía. Quiero decir que no se adopta nunca un punto de vista complaciente o ni siquiera neutral, sino que se muestra la figura del dictador en sus aspectos más manipuladores o ridículos. Sin embargo, yo diría que esto no basta para englobar estas novelas en la llamada "literatura comprometida", porque no suelen adoptar una perspectiva política demasiado definida y porque en muchos casos no puede afirmarse claramente que el autor busque influir sobre una concreta situación social. De ahí que muchas de ellas no traten de dictadores reales, con nombre y apellidos, sino que inventen sus propios tiranos para contar mejor lo que les interesa, que es el tema de la desmesura del poder.
Pese a que se trata, como ya he dicho, de un subgénero típicamente hispanoamericano, uno de sus primeros cultivadores fue español: Valle Inclán con Tirano Banderas (1926). Justamente por su condición de europeo, Valle no ha escapado a las críticas que le achacan usar un dialecto pretendidamente americano muy artificial y narrar además desde un cierto desapego estético, que revela su desconocimiento vital de la tiranía (aunque, por esas fechas, Valle era un decidido opositor a la dictadura de Primo de Rivera).
Consolidación
La novela que más habría de influir en la formación definitiva del subgénero es El señor Presidente (1946), de Miguel Ángel Asturias. Se basa en la dictadura de Manuel Estrada Cabrera en Guatemala, aunque no se dice explícitamente y el tiempo y el lugar permanecen ambiguos. Presenta un notable influjo del surrealismo, así como del trasfondo mítico y legendario de Guatemala, que Asturias estudió a fondo. Esta mezcla logra armar un retrato alucinado del régimen tiránico, que apunta a las profundas fuerzas psicológicas y a los relatos heredados que lo sostienen. Asturias se explicaba la prevalencia de las dictaduras americanas apelando, no a razones sociales, sino a toda una simbología insconsciente y compartida del "hombre-mito", astutamente aprovechada. A partir de él, los dictadores literarios se cargarán de un aura mítica, propia ya de ese realismo maravilloso que llevó la literatura hispanoamericana del siglo XX a sus más altas cotas de madurez.
Continuación: Novela de dictadores (y II)
Comienzos
Si bien son quizá los autores del llamado "boom" los que consagraron este subgénero de la novela, lo cierto es que sus orígenes se remontan bastante atrás en el tiempo. El comienzo suele situarse en Facundo o Civilización y barbarie (1845), de Domingo Faustino Sarmiento, biografía novelada del caudillo Facundo Quiroga y concebida como una severa crítica al régimen de Rosas en la Argentina. En este caso, el autor es desde luego parte interesada, ya que Sarmiento (que llegó a ser presidente) fue uno de los principales representantes de la facción unitaria, enfrentada por aquellos años a los federales, comandados por Rosas.
Aunque no quizá de una manera tan directa, todas las novelas de dictadores se caracterizan por un cierto compromiso político: el que conduce a denunciar la tiranía. Quiero decir que no se adopta nunca un punto de vista complaciente o ni siquiera neutral, sino que se muestra la figura del dictador en sus aspectos más manipuladores o ridículos. Sin embargo, yo diría que esto no basta para englobar estas novelas en la llamada "literatura comprometida", porque no suelen adoptar una perspectiva política demasiado definida y porque en muchos casos no puede afirmarse claramente que el autor busque influir sobre una concreta situación social. De ahí que muchas de ellas no traten de dictadores reales, con nombre y apellidos, sino que inventen sus propios tiranos para contar mejor lo que les interesa, que es el tema de la desmesura del poder.
Pese a que se trata, como ya he dicho, de un subgénero típicamente hispanoamericano, uno de sus primeros cultivadores fue español: Valle Inclán con Tirano Banderas (1926). Justamente por su condición de europeo, Valle no ha escapado a las críticas que le achacan usar un dialecto pretendidamente americano muy artificial y narrar además desde un cierto desapego estético, que revela su desconocimiento vital de la tiranía (aunque, por esas fechas, Valle era un decidido opositor a la dictadura de Primo de Rivera).
Consolidación
La novela que más habría de influir en la formación definitiva del subgénero es El señor Presidente (1946), de Miguel Ángel Asturias. Se basa en la dictadura de Manuel Estrada Cabrera en Guatemala, aunque no se dice explícitamente y el tiempo y el lugar permanecen ambiguos. Presenta un notable influjo del surrealismo, así como del trasfondo mítico y legendario de Guatemala, que Asturias estudió a fondo. Esta mezcla logra armar un retrato alucinado del régimen tiránico, que apunta a las profundas fuerzas psicológicas y a los relatos heredados que lo sostienen. Asturias se explicaba la prevalencia de las dictaduras americanas apelando, no a razones sociales, sino a toda una simbología insconsciente y compartida del "hombre-mito", astutamente aprovechada. A partir de él, los dictadores literarios se cargarán de un aura mítica, propia ya de ese realismo maravilloso que llevó la literatura hispanoamericana del siglo XX a sus más altas cotas de madurez.
Continuación: Novela de dictadores (y II)
sábado, 27 de junio de 2009
John Kennedy Toole: La conjura de los necios
Idioma original: inglés
Título original: The Confederacy of Dunces
Año de publicación: 1981
Valoración: Muy recomendable
"¡Todos somos Ignatius Reilly!" Esta fue una de las perlas que brotó de la boca de un buen amigo mío durante el transcurso de una de esas noches de vino y rosas en las que la ebriedad hace que las lenguas cuajen en palabras todos los pensamientos que logran arrebatar a la mente de forma tan apresurada que, tras su manifiesto, muchas veces sólo queda el arrepentimiento...Pero en aquella ocasión no había de qué arrepentirse porque "¡Todos somos Ignatius Reilly!" fue lo que vociferó mi colega antes de chocar contra un mueble urbano y precipitarse al suelo. Y yo no pude por menos de estar de acuerdo con él, y le felicité mientras le ayudaba a incorporarse y el resto de nuestros compañeros nos miraba sin comprender. No sabían quién era Ignatius Reilly. Para saberlo hay que leer La conjura de los necios.
El título de la obra proviene de una frase de Jonathan Swift: "Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, lo reconoceréis por este signo: todos los necios se conjuran contra él". Y si Swift era donatario de una inteligencia claramente malévola, no lo fue menos Kennedy Toole, ya que el "genio" de su conjura no es otro que un treintañero de Nueva Orleans, el amigo Ignatius J. Reilly, un tipo convencido de que la Edad Media fue la mejor era de la historia de la Humanidad, que vive con su madre y que no da palo al agua, mostrando así su rechazo por un mundo capitalista y corrupto que obliga a la gente al calvario del trabajo a cambio de dinero. Pasa las horas sobre el colchón de su cuarto escribiendo sus teorías lapidarias en decenas de cuadernos Gran Jefe, cuyo compendio (está convencido de ello), algún día constituirá su indiscutible obra maestra.
Sin embargo, el bueno de Ignatius no cuenta con que la pérfida diosa Fortuna se trae algo entre manos: empujarle sin miramientos a la cruda realidad del mundo laboral, porque resulta que una deuda contraída por su adorable madre, la viuda Irene Reilly, le obligará a buscar trabajo; lo hará en una industria de jeans judíos primero, como vendedor de salchichas después. Y señalemos que allá donde va el tipo, obeso y tozudo como una mula, no deja indiferente a nadie, porque su inimitable charme le hace involucrarse en las más terribles y penosas situaciones, cómicas desde la perspectiva más amarga de la palabra.
El quijotesco Ignatius es el claro precedente de Chris Peterson, el protagonista de la serie de culto Búscate la vida, en la que muchos han visto el consuelo televisivo por una hipotética película que nunca ha llegado a hacerse sobre La conjura de los necios, pero demos tiempo al tiempo...
Y es difícil no alabar este libro sin mencionar, al menos, a parte de la horda de peculiares personajes que rodean al mostrenco de Ignatius a lo largo de sus aventuras por la mítica Nueva Orleans; permítanme presentarles a mis favoritos: Burma Jones, el hilarante guardián negro de un garito de mala muerte; Darlene, la tierna stripper de dicho local (atentos al show que idea, donde pretende que un loro ayude a desnudarla); el patán agente Mancuso; Dorian Green (acordes de Oscar Wilde en mi oído), un gay del barrio francés, y sobre todo y ante todo, la espléndida y "progre" intelectual de lengua viperina Myrna Minkoff, el amor/odio de Ignatius (son ex amantes), culpable en buena parte de muchas de sus ocurrencias descabelladas, y con la que mantiene una generosa e intensa relación epistolar que ya hubieran querido para ellos Sartre y la Beauvoir.
En definitiva: un crisol de lúcidas locuras que hará pasar momentos irrepetibles al lector, pese a que, como dijo uno de los editores que rechazó el libro, "no trata realmente de nada".
Concluyo con un dato amargo, ya que les cuento que John Kennedy Toole, tras numerosos e infructuosos intentos por ver su libro publicado, acabó sumiéndose en una profunda depresión que le precipitó al abismo del suicidio. Tenía treinta y un años. Once años después, su madre (sin duda, el modelo que utilizó para crear a Irene Reilly), finalmente logró que alguien, el autor Walker Percy ni más ni menos, creyera en la obra de su hijo. El libro fue publicado con gran éxito, y al año siguiente, en 1981, logró el Pulitzer.
Y además, hay una estatua de Ignatius J. Reilly en cierta calle de Nueva Orleans, ciudad que vio nacer a este peculiar siervo de diosa Fortuna y, asimismo, al padre que le dio la vida y que vio la muerte sin poder contemplar jamás la efigie de su héroe posmoderno.
"¡Todos somos Ignatius Reilly!" Pues sí...
También de John Kennedy Toole en ULAD: La Biblia de neón
Título original: The Confederacy of Dunces
Año de publicación: 1981
Valoración: Muy recomendable
"¡Todos somos Ignatius Reilly!" Esta fue una de las perlas que brotó de la boca de un buen amigo mío durante el transcurso de una de esas noches de vino y rosas en las que la ebriedad hace que las lenguas cuajen en palabras todos los pensamientos que logran arrebatar a la mente de forma tan apresurada que, tras su manifiesto, muchas veces sólo queda el arrepentimiento...Pero en aquella ocasión no había de qué arrepentirse porque "¡Todos somos Ignatius Reilly!" fue lo que vociferó mi colega antes de chocar contra un mueble urbano y precipitarse al suelo. Y yo no pude por menos de estar de acuerdo con él, y le felicité mientras le ayudaba a incorporarse y el resto de nuestros compañeros nos miraba sin comprender. No sabían quién era Ignatius Reilly. Para saberlo hay que leer La conjura de los necios.
El título de la obra proviene de una frase de Jonathan Swift: "Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, lo reconoceréis por este signo: todos los necios se conjuran contra él". Y si Swift era donatario de una inteligencia claramente malévola, no lo fue menos Kennedy Toole, ya que el "genio" de su conjura no es otro que un treintañero de Nueva Orleans, el amigo Ignatius J. Reilly, un tipo convencido de que la Edad Media fue la mejor era de la historia de la Humanidad, que vive con su madre y que no da palo al agua, mostrando así su rechazo por un mundo capitalista y corrupto que obliga a la gente al calvario del trabajo a cambio de dinero. Pasa las horas sobre el colchón de su cuarto escribiendo sus teorías lapidarias en decenas de cuadernos Gran Jefe, cuyo compendio (está convencido de ello), algún día constituirá su indiscutible obra maestra.
Sin embargo, el bueno de Ignatius no cuenta con que la pérfida diosa Fortuna se trae algo entre manos: empujarle sin miramientos a la cruda realidad del mundo laboral, porque resulta que una deuda contraída por su adorable madre, la viuda Irene Reilly, le obligará a buscar trabajo; lo hará en una industria de jeans judíos primero, como vendedor de salchichas después. Y señalemos que allá donde va el tipo, obeso y tozudo como una mula, no deja indiferente a nadie, porque su inimitable charme le hace involucrarse en las más terribles y penosas situaciones, cómicas desde la perspectiva más amarga de la palabra.
El quijotesco Ignatius es el claro precedente de Chris Peterson, el protagonista de la serie de culto Búscate la vida, en la que muchos han visto el consuelo televisivo por una hipotética película que nunca ha llegado a hacerse sobre La conjura de los necios, pero demos tiempo al tiempo...
Y es difícil no alabar este libro sin mencionar, al menos, a parte de la horda de peculiares personajes que rodean al mostrenco de Ignatius a lo largo de sus aventuras por la mítica Nueva Orleans; permítanme presentarles a mis favoritos: Burma Jones, el hilarante guardián negro de un garito de mala muerte; Darlene, la tierna stripper de dicho local (atentos al show que idea, donde pretende que un loro ayude a desnudarla); el patán agente Mancuso; Dorian Green (acordes de Oscar Wilde en mi oído), un gay del barrio francés, y sobre todo y ante todo, la espléndida y "progre" intelectual de lengua viperina Myrna Minkoff, el amor/odio de Ignatius (son ex amantes), culpable en buena parte de muchas de sus ocurrencias descabelladas, y con la que mantiene una generosa e intensa relación epistolar que ya hubieran querido para ellos Sartre y la Beauvoir.
En definitiva: un crisol de lúcidas locuras que hará pasar momentos irrepetibles al lector, pese a que, como dijo uno de los editores que rechazó el libro, "no trata realmente de nada".
Concluyo con un dato amargo, ya que les cuento que John Kennedy Toole, tras numerosos e infructuosos intentos por ver su libro publicado, acabó sumiéndose en una profunda depresión que le precipitó al abismo del suicidio. Tenía treinta y un años. Once años después, su madre (sin duda, el modelo que utilizó para crear a Irene Reilly), finalmente logró que alguien, el autor Walker Percy ni más ni menos, creyera en la obra de su hijo. El libro fue publicado con gran éxito, y al año siguiente, en 1981, logró el Pulitzer.
Y además, hay una estatua de Ignatius J. Reilly en cierta calle de Nueva Orleans, ciudad que vio nacer a este peculiar siervo de diosa Fortuna y, asimismo, al padre que le dio la vida y que vio la muerte sin poder contemplar jamás la efigie de su héroe posmoderno.
"¡Todos somos Ignatius Reilly!" Pues sí...
También de John Kennedy Toole en ULAD: La Biblia de neón
viernes, 26 de junio de 2009
Frederik Peeters: Píldoras azules.
Título original: Pilules bleues.
Idioma original: Francés.
Año de publicación: 2001.
Valoración: Está bien.
Esta novela gráfica, de carácter autobiográfico, nos narra la historia de amor entre Frederik y Cati, una mujer que convive (al igual que su hijo de tres años) con el VIH.
Lejos de sentimentalismos, el autor nos presenta, por un lado, el constante cuestionamiento al que la enfermedad les somete a los dos, y por otro, la increible fuerza del cariño que se tienen y de sus ganas de ser felices.
Con este cómic, Peeters recibió, en el año de su publicación, el Premio Jules Töpffer de la Villa de Ginebra y posteriormente fue nominado a otros dos importantes premios de novela gráfica: al Premio Alph'Art al mejor álbum del Salón Internacional de Cómic de Angoulême, en 2002, y a la mejor obra extranjera en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona, en 2005.
Dejando a un lado su indudable calidad técnica (la expresividad de sus ilustraciones, la originalidad y fluidez de la narración), creo que es una obra que merece la pena, por el pellizco que uno siente por dentro al entrar en la historia de esta familia y enfrentar las inevitables creencias erroneas que uno conserva, por escasa o deficiente información sobre algunos temas.
Reconozco que, en ocasiones, quedé desconcertada por los consejos que el médico de Cati le da a la pareja. También me sorprendió el modo en que cierta veta surrealista se adentra de pronto en la narración sin que por ello la historia pierda un ápice de realismo y naturalidad.
En definitiva; una novela gráfica interesante por su forma y contenido, y una oportunidad para abrir la mente y enfrentarse a miedos y prejuicios que es preciso superar para construir una sociedad más justa.
También de Frederik Peeters en UnLibroAlDía: Dándole vueltas
Idioma original: Francés.
Año de publicación: 2001.
Valoración: Está bien.
Esta novela gráfica, de carácter autobiográfico, nos narra la historia de amor entre Frederik y Cati, una mujer que convive (al igual que su hijo de tres años) con el VIH.
Lejos de sentimentalismos, el autor nos presenta, por un lado, el constante cuestionamiento al que la enfermedad les somete a los dos, y por otro, la increible fuerza del cariño que se tienen y de sus ganas de ser felices.
Con este cómic, Peeters recibió, en el año de su publicación, el Premio Jules Töpffer de la Villa de Ginebra y posteriormente fue nominado a otros dos importantes premios de novela gráfica: al Premio Alph'Art al mejor álbum del Salón Internacional de Cómic de Angoulême, en 2002, y a la mejor obra extranjera en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona, en 2005.
Dejando a un lado su indudable calidad técnica (la expresividad de sus ilustraciones, la originalidad y fluidez de la narración), creo que es una obra que merece la pena, por el pellizco que uno siente por dentro al entrar en la historia de esta familia y enfrentar las inevitables creencias erroneas que uno conserva, por escasa o deficiente información sobre algunos temas.
Reconozco que, en ocasiones, quedé desconcertada por los consejos que el médico de Cati le da a la pareja. También me sorprendió el modo en que cierta veta surrealista se adentra de pronto en la narración sin que por ello la historia pierda un ápice de realismo y naturalidad.
En definitiva; una novela gráfica interesante por su forma y contenido, y una oportunidad para abrir la mente y enfrentarse a miedos y prejuicios que es preciso superar para construir una sociedad más justa.
También de Frederik Peeters en UnLibroAlDía: Dándole vueltas
jueves, 25 de junio de 2009
Ismail Kadare: El palacio de los sueños
Idioma original: Albanés
Título original: Nënpunësi i pallatit të ëndrrave
Año de publicación: 1981
Valoración: Muy recomendable
Ismail Kadare (o Kadaré, con acentuación francesa), el reciente Premio Príncipe de Asturias de las Letras, es un escritor relativamente poco conocido en nuestro país -al menos hasta ahora-. Yo no había oído hablar de él hasta hace aproximadamente dos años, cuando una amiga me recomendó y me prestó El palacio de los sueños, que está considerada como una de sus obras más importantes. Me encantó.
El palacio de los sueños tiene un aire a El Castillo, de Kafka, y aunque Kadare niega considerarse un disidente del régimen comunista, podría considerarse como una alegoría de los extremos a los que llega el poder absoluto. Situado en la capital del Imperio Otomano, narra la historia de Mark-Alem, un hombre que, después de mucho intentarlo, logra entrar a trabajar en el Palacio, en el que se analizan los sueños de todos los súbditos en busca de señales de rebelión o disidencia. Los sueños son estudiados, clasificados y seleccionados, y cada semana se elige un Sueño con mayúsculas que, debidamente interpretado, condicionará las decisiones del Sultán.
La sensación que deja la novela es agobiante, desasosegante, alucinatoria. El universo gris y opresivo en que se mueve Mark-Alem es, como decía antes, propiamente kafkiano, y su ascenso a través de la escala jerárquica del palacio, igual de inexplicable que la sentencia contra K. en El proceso. La novela incluye también varios pasajes oníricos (como corresponde al tema, pero también a las preferencias de Kadaré, que huye siempre del realismo) que contribuyen a acentuar esa sensación de desaliento y desorientación que comparte en protagonista y el lector.
Hace poco he leído otra obra suya, Frías flores de marzo, que también me ha parecido muy interesante. Tenemos la suerte de que Alianza está publicando buena parte de la obra de Kadare en formato de bolsillo, así que ya sabéis, corred a vuestra librería más cercana antes de que se agote...
También de Ismaíl Kadaré en Un libro al día: El cerco, Abril quebrado, El palacio de los sueños, El accidente, Réquiem por Linda B, La pirámide, Las mañanas del café Rostand
Título original: Nënpunësi i pallatit të ëndrrave
Año de publicación: 1981
Valoración: Muy recomendable
Ismail Kadare (o Kadaré, con acentuación francesa), el reciente Premio Príncipe de Asturias de las Letras, es un escritor relativamente poco conocido en nuestro país -al menos hasta ahora-. Yo no había oído hablar de él hasta hace aproximadamente dos años, cuando una amiga me recomendó y me prestó El palacio de los sueños, que está considerada como una de sus obras más importantes. Me encantó.
El palacio de los sueños tiene un aire a El Castillo, de Kafka, y aunque Kadare niega considerarse un disidente del régimen comunista, podría considerarse como una alegoría de los extremos a los que llega el poder absoluto. Situado en la capital del Imperio Otomano, narra la historia de Mark-Alem, un hombre que, después de mucho intentarlo, logra entrar a trabajar en el Palacio, en el que se analizan los sueños de todos los súbditos en busca de señales de rebelión o disidencia. Los sueños son estudiados, clasificados y seleccionados, y cada semana se elige un Sueño con mayúsculas que, debidamente interpretado, condicionará las decisiones del Sultán.
La sensación que deja la novela es agobiante, desasosegante, alucinatoria. El universo gris y opresivo en que se mueve Mark-Alem es, como decía antes, propiamente kafkiano, y su ascenso a través de la escala jerárquica del palacio, igual de inexplicable que la sentencia contra K. en El proceso. La novela incluye también varios pasajes oníricos (como corresponde al tema, pero también a las preferencias de Kadaré, que huye siempre del realismo) que contribuyen a acentuar esa sensación de desaliento y desorientación que comparte en protagonista y el lector.
Hace poco he leído otra obra suya, Frías flores de marzo, que también me ha parecido muy interesante. Tenemos la suerte de que Alianza está publicando buena parte de la obra de Kadare en formato de bolsillo, así que ya sabéis, corred a vuestra librería más cercana antes de que se agote...
También de Ismaíl Kadaré en Un libro al día: El cerco, Abril quebrado, El palacio de los sueños, El accidente, Réquiem por Linda B, La pirámide, Las mañanas del café Rostand
miércoles, 24 de junio de 2009
Antonin Artaud: Heliogábalo o el anarquista coronado
Idioma original: francés
Título original: Heliogabale ou l'anarchiste couronné
Fecha de publicación: 1934
Valoración: Está bien
Este librito, publicado en plena vorágine del surrealismo militante, es una pequeña rareza. Se trata, en principio, de la biografía del emperador romano Heliogábalo, que reinó entre 218 y 222 d. C. Y digo en principio, porque al lector le quedan seguros muy pocos datos sobre la vida de tan exótico monarca. Es lo que tiene una biografía surrealista, que sustituye los venerables principios de la veracidad y la contrastabilidad por otros intereses, digamos, menos prosaicos. Esta peculiaridad rodea el libro de una atmósfera lírica que aporta una extraña belleza a la narración, pero entorpece en ocasiones la lectura con farragosos pasajes de ficción conceptual. Sus inferencias pseudo-religiosas serían muy originales en su tiempo, pero hoy recuerdan tristemente a cierto esoterismo new age.
No sorprende que a Artaud le fascinara la vida de Heliogábalo, el menos romano de los emperadores romanos. Sumo sacerdote del dios sirio El-Gabal, asciende al trono de los césares con apenas 14 años, gracias a las hábiles intrigas de su madre y su abuela (emparentadas con Septimio Severo y Caracalla). Desde el primer momento se muestra como un soberano muy atípico, dispuesto a imponer las costumbres y los cultos de su Siria natal, vistos con horror por los conservadores romanos. Artaud narra, por ejemplo, el largo periplo triunfal que le condujo hasta Roma, a través de los Balcanes. El centro de la comitiva es un enorme falo dorado, portado sobre un lujoso carro que empujan 300 vírgenes y 300 toros. Cada cierto tiempo el cortejo se detiene, suena la música de sistros y címbalos, y entre la danza de los coribantes en trance aparece Heliogábalo, recubierto de pedrería, maquillado y sudoroso, brillando como un dios. Una vez en Roma, nombra senadoras a las mujeres de su familia, se acuesta ostentosamente con cualquier esclavo bien dotado e instaura el culto único a El-Gabal, ritos de autocastración incluidos.
Para los historiadores, desde siempre, Heliogábalo ha sido un fruto degenerado de la decadencia del Imperio. Su figura ha evocado inevitablemente la tiranía arbitraria, el desorden moral, el bárbaro fanatismo de los cultos de Oriente. Inevitablemente también, el juicio de Artaud no puede ser sino el contrario. Para un surrealista no puede haber nada más aburrido que la tradición latina, pudibunda y leguleya. La tarea que se propone Heliogábalo aparece así como una sagrada misión: subvertir el falso orden de lo razonable e instaurar el dominio de los principios enfrentados de la vida y la muerte, celebrar una violenta orgía interminable que anegue en sangre y semen la secular hipocresía romana.
Para Artaud, Heliogábalo vino a remediar la culpable increencia del pueblo romano, que había dejado de creer en el mito como algo vivo y fuerte, eficaz. El único obstáculo a su imperio universal de la desmesura fue la falta de tiempo. La guardia pretoriana (instigada por su propia abuela) lo mató al cuarto año de su ascenso al trono, decimoctavo de su edad. Su cuerpo desmembrado fue arrojado al Tíber y su nombre se borró de los documentos públicos. El primer intento de Oriente por conquistar Roma había fracasado; el segundo tendría un éxito definitivo, menos de un siglo después.
Otras obras de Antonin Artaud en ULAD: Van Gogh, el suicidado por la sociedad
Título original: Heliogabale ou l'anarchiste couronné
Fecha de publicación: 1934
Valoración: Está bien
Este librito, publicado en plena vorágine del surrealismo militante, es una pequeña rareza. Se trata, en principio, de la biografía del emperador romano Heliogábalo, que reinó entre 218 y 222 d. C. Y digo en principio, porque al lector le quedan seguros muy pocos datos sobre la vida de tan exótico monarca. Es lo que tiene una biografía surrealista, que sustituye los venerables principios de la veracidad y la contrastabilidad por otros intereses, digamos, menos prosaicos. Esta peculiaridad rodea el libro de una atmósfera lírica que aporta una extraña belleza a la narración, pero entorpece en ocasiones la lectura con farragosos pasajes de ficción conceptual. Sus inferencias pseudo-religiosas serían muy originales en su tiempo, pero hoy recuerdan tristemente a cierto esoterismo new age.
No sorprende que a Artaud le fascinara la vida de Heliogábalo, el menos romano de los emperadores romanos. Sumo sacerdote del dios sirio El-Gabal, asciende al trono de los césares con apenas 14 años, gracias a las hábiles intrigas de su madre y su abuela (emparentadas con Septimio Severo y Caracalla). Desde el primer momento se muestra como un soberano muy atípico, dispuesto a imponer las costumbres y los cultos de su Siria natal, vistos con horror por los conservadores romanos. Artaud narra, por ejemplo, el largo periplo triunfal que le condujo hasta Roma, a través de los Balcanes. El centro de la comitiva es un enorme falo dorado, portado sobre un lujoso carro que empujan 300 vírgenes y 300 toros. Cada cierto tiempo el cortejo se detiene, suena la música de sistros y címbalos, y entre la danza de los coribantes en trance aparece Heliogábalo, recubierto de pedrería, maquillado y sudoroso, brillando como un dios. Una vez en Roma, nombra senadoras a las mujeres de su familia, se acuesta ostentosamente con cualquier esclavo bien dotado e instaura el culto único a El-Gabal, ritos de autocastración incluidos.
Para los historiadores, desde siempre, Heliogábalo ha sido un fruto degenerado de la decadencia del Imperio. Su figura ha evocado inevitablemente la tiranía arbitraria, el desorden moral, el bárbaro fanatismo de los cultos de Oriente. Inevitablemente también, el juicio de Artaud no puede ser sino el contrario. Para un surrealista no puede haber nada más aburrido que la tradición latina, pudibunda y leguleya. La tarea que se propone Heliogábalo aparece así como una sagrada misión: subvertir el falso orden de lo razonable e instaurar el dominio de los principios enfrentados de la vida y la muerte, celebrar una violenta orgía interminable que anegue en sangre y semen la secular hipocresía romana.
Para Artaud, Heliogábalo vino a remediar la culpable increencia del pueblo romano, que había dejado de creer en el mito como algo vivo y fuerte, eficaz. El único obstáculo a su imperio universal de la desmesura fue la falta de tiempo. La guardia pretoriana (instigada por su propia abuela) lo mató al cuarto año de su ascenso al trono, decimoctavo de su edad. Su cuerpo desmembrado fue arrojado al Tíber y su nombre se borró de los documentos públicos. El primer intento de Oriente por conquistar Roma había fracasado; el segundo tendría un éxito definitivo, menos de un siglo después.
Otras obras de Antonin Artaud en ULAD: Van Gogh, el suicidado por la sociedad
martes, 23 de junio de 2009
Miguel de Unamuno: Niebla.
Idioma original: español
Año de publicación: 1914
Valoración: Muy recomendable.
Me gusta Unamuno.
Me gusta su forma de plantear ideas y profundizar en ellas, tomando como punto de partida a sus personajes... siempre complejos y a veces atormentados por dudas existenciales o conflictos psicológicos.
Niebla es una de las obras más importantes del autor bilbaíno; quizá la más conocida.
Él la define con el nombre de "nivola" para diferenciarla de la habitual "novela" y su supuesta forma fija.
Los absurdos amores de Augusto, un joven idealista y romántico (en un sentido amplio de la palabra) se nos presentan a veces cómicos y en ocasiones dramáticos y, gracias a la vena filosófica que Unamuno imprime siempre a sus obras, nos hacen reflexionar sobre cuestiones muy complejas de la personalidad humana.
Quizá la parte más curiosa de esta novela es la última, en la que el protagonista de la historia se enfrenta a su creador, al autor de la "nivola" de su vida, a su dios particular.
En ese encuentro le cuestiona no sólo su autoridad, su capacidad de decisión sobre la vida de sus entes de ficción... sino, incluso, su propia realidad metafísica.
Augusto llega a decirle a Unamuno que quizá no es él quien es un ser ficticio sino a la inversa; que quizá sus personajes son, en realidad, la excusa necesaria para que la existencia de un autor tenga sentido.
De algún modo, así, duda de la propia existencia de Unamuno e insiste en que, de todas formas, quizá el ser humano no sea sino el "sueño" de algún dios, sólo una creación de la imaginación de algún ser superior.
Un libro interesante y de lectura ágil, a pesar de la densidad de las cuestiones que plantea.
Quizá porque, en realidad, se limita a eso, a plantear ideas sin pretender "resolver" nada; dejando que el lector extraiga sus propias conclusiones.
Como en algún momento dice el Unamuno que debate con su creación, él necesita de la dialéctica, la duda, la contradicción... para que su pensamiento fluya y se enriquezca.
Ese nudo de reflexiones en que nos envuelve la "nivola" no se desanuda; es un reto para lectores inteligentes dispuestos a cuestionarse a sí mismos con valentía.
Otros libros de Miguel de Unamuno en ULAD: La tía Tula, Paz en la guerra, Abel Sánchez, San Manuel Bueno, mártir
Año de publicación: 1914
Valoración: Muy recomendable.
Me gusta Unamuno.
Me gusta su forma de plantear ideas y profundizar en ellas, tomando como punto de partida a sus personajes... siempre complejos y a veces atormentados por dudas existenciales o conflictos psicológicos.
Niebla es una de las obras más importantes del autor bilbaíno; quizá la más conocida.
Él la define con el nombre de "nivola" para diferenciarla de la habitual "novela" y su supuesta forma fija.
Los absurdos amores de Augusto, un joven idealista y romántico (en un sentido amplio de la palabra) se nos presentan a veces cómicos y en ocasiones dramáticos y, gracias a la vena filosófica que Unamuno imprime siempre a sus obras, nos hacen reflexionar sobre cuestiones muy complejas de la personalidad humana.
Quizá la parte más curiosa de esta novela es la última, en la que el protagonista de la historia se enfrenta a su creador, al autor de la "nivola" de su vida, a su dios particular.
En ese encuentro le cuestiona no sólo su autoridad, su capacidad de decisión sobre la vida de sus entes de ficción... sino, incluso, su propia realidad metafísica.
Augusto llega a decirle a Unamuno que quizá no es él quien es un ser ficticio sino a la inversa; que quizá sus personajes son, en realidad, la excusa necesaria para que la existencia de un autor tenga sentido.
De algún modo, así, duda de la propia existencia de Unamuno e insiste en que, de todas formas, quizá el ser humano no sea sino el "sueño" de algún dios, sólo una creación de la imaginación de algún ser superior.
Un libro interesante y de lectura ágil, a pesar de la densidad de las cuestiones que plantea.
Quizá porque, en realidad, se limita a eso, a plantear ideas sin pretender "resolver" nada; dejando que el lector extraiga sus propias conclusiones.
Como en algún momento dice el Unamuno que debate con su creación, él necesita de la dialéctica, la duda, la contradicción... para que su pensamiento fluya y se enriquezca.
Ese nudo de reflexiones en que nos envuelve la "nivola" no se desanuda; es un reto para lectores inteligentes dispuestos a cuestionarse a sí mismos con valentía.
Otros libros de Miguel de Unamuno en ULAD: La tía Tula, Paz en la guerra, Abel Sánchez, San Manuel Bueno, mártir
lunes, 22 de junio de 2009
A. M. Homes: Música para corazones incendiados
Título original: Music for Torching
Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 1999
Valoración: está bien
Me encanta ir a la biblioteca y no tener una idea fija sobre qué libro coger. Recorro las estanterías leyendo los títulos y, a veces, el nombre de los autores. Lees varias contraportadas y, de repente, hay un libro que llama tu atención. Así fue cómo descubrí este libro. No conocía a la autora y decidí probar. E hice bien. Resulta que A. M. Homes es una autora muy valorada en la literatura estadounidense contemporánea. Ha ganado numerosos premios y la crítica acoge cada nueva obra suya con expectación. Y preparados para una nueva y ácida crítica sobre la sociedad.
Paul, Elaine y sus dos hijos son una familia normal de un barrio medio de Estados Unidos. Normal y aburrida. Se muestran cansados de una monotonía que creían que les aseguraba la existencia. Estaban seguros dentro de su casa, y se sentían seguros formando una familia estándard: trabajando, yendo al colegio, cenando con sus amigos que también tenían familias normales y seguras. Pero esa seguridad, ese acomodamiento, estaba resquebrajado. Algo no iba bien. Sus miembros se alejaban inexorablemente de esa falsa sensación de una seguridad que no era real.
Elaine no tiene ganas de cocinar, y Paul decide hacer una barbacoa. Estando los dos juntos, Paul rocía la pared con gasolina, y le dan una patada a la barbacoa, quemando la casa. Quizá creían que así podrían eliminar lo que notaban que estaba fallando. Pero esto era sólo el principio. Se alojan en casa de amigos y comienza una rápida carrera por intentar salvar su vida familiar, o no.
Homes tiene un estilo dinámico que atrapa con sus irónicas críticas, provocando continuamente al lector. Parece decirte: “¿Has visto? Es algo normal, a lo mejor te ha pasado a tí, o has pensado en hacerlo, o conoces a alguien que lo ha hecho. ¿Y qué te parece?”. Sorprende continuamente por lo acerado y acertado de su visión sobre un modelo familiar en decadencia y un sistema que gira en torno a él, y que falla. Poco a poco va diseccionando una estructura que se desmorona mostrándonos la realidad sin cortapujos: infidelidades, violencia escolar, hipocresía, envidia. ¡Y todo tan absolutamente normal!
Me alegro de que este libro me llamase en aquel paseo bibliotecario. Ahora ya puedo ir a buscar el nombre de esta autora en el lomo.
También de A.M. Homes en ULAD: La hija de la amante, Ojalá nos perdonen
Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 1999
Valoración: está bien
Me encanta ir a la biblioteca y no tener una idea fija sobre qué libro coger. Recorro las estanterías leyendo los títulos y, a veces, el nombre de los autores. Lees varias contraportadas y, de repente, hay un libro que llama tu atención. Así fue cómo descubrí este libro. No conocía a la autora y decidí probar. E hice bien. Resulta que A. M. Homes es una autora muy valorada en la literatura estadounidense contemporánea. Ha ganado numerosos premios y la crítica acoge cada nueva obra suya con expectación. Y preparados para una nueva y ácida crítica sobre la sociedad.
Paul, Elaine y sus dos hijos son una familia normal de un barrio medio de Estados Unidos. Normal y aburrida. Se muestran cansados de una monotonía que creían que les aseguraba la existencia. Estaban seguros dentro de su casa, y se sentían seguros formando una familia estándard: trabajando, yendo al colegio, cenando con sus amigos que también tenían familias normales y seguras. Pero esa seguridad, ese acomodamiento, estaba resquebrajado. Algo no iba bien. Sus miembros se alejaban inexorablemente de esa falsa sensación de una seguridad que no era real.
Elaine no tiene ganas de cocinar, y Paul decide hacer una barbacoa. Estando los dos juntos, Paul rocía la pared con gasolina, y le dan una patada a la barbacoa, quemando la casa. Quizá creían que así podrían eliminar lo que notaban que estaba fallando. Pero esto era sólo el principio. Se alojan en casa de amigos y comienza una rápida carrera por intentar salvar su vida familiar, o no.
Homes tiene un estilo dinámico que atrapa con sus irónicas críticas, provocando continuamente al lector. Parece decirte: “¿Has visto? Es algo normal, a lo mejor te ha pasado a tí, o has pensado en hacerlo, o conoces a alguien que lo ha hecho. ¿Y qué te parece?”. Sorprende continuamente por lo acerado y acertado de su visión sobre un modelo familiar en decadencia y un sistema que gira en torno a él, y que falla. Poco a poco va diseccionando una estructura que se desmorona mostrándonos la realidad sin cortapujos: infidelidades, violencia escolar, hipocresía, envidia. ¡Y todo tan absolutamente normal!
Me alegro de que este libro me llamase en aquel paseo bibliotecario. Ahora ya puedo ir a buscar el nombre de esta autora en el lomo.
También de A.M. Homes en ULAD: La hija de la amante, Ojalá nos perdonen
domingo, 21 de junio de 2009
Kjell Askildsen: Últimas notas de Thomas F. para la humanidad
Idioma original: noruego
Título original: Thomas F's siste nedtegnelser til almenhetenFecha de publicación: 1983
Valoración: Muy recomendable
Según Askildsen, autor nacido en 1929 y considerado como uno de los mejores cuentistas contemporáneos, Mr Scrooge no vive en Inglaterra, sino en Noruega.
Según Askildsen, este Mr Scrooge nórdico, rácano en cuanto a buenos pensamientos (que no riquezas), se llama Thomas F, tiene más de ochenta años y vive solo; y está tan desengañado y decepcionado con el género humano, que supura bilis por cada poro de su vetusta piel; y deja bien claro, continuamente, que le da repelús todo lo que le rodea, hasta sus hijos, vegetariana alelada ella, avaricioso insensible él.
Según Askildsen, es posible crear un personaje como Thomas F. que, pese a su poco atractivo envoltorio, no puede evitar acabar despertando una honda compasión en el que lea los breves, casi fugaces, cuentecillos que reúne este libro, donde el anciano plasma algunas de las experiencias y reflexiones que le origina su día a día, tan gélido y solitario como la idea que tenemos casi todos de las tierras del norte de Europa.
Según Askildsen, él no es un escritor minimalista, etiqueta con la que le han abrigado muchos críticos literarios, pero sus Últimas notas de Thomas F. para la humanidad son la muestra perfecta de que la simpleza y la austeridad en el ámbito de la creación no están reñidas con la profundidad y la calidad del mensaje/esencia que se trate de transmitir.
Según Askildsen, cuando se está muerto en vida, el simple hecho de ir a la peluquería y dudar durante unos minutos si dejarse hacer o no por los peluqueros, es todo un acontecimiento.
Según Askildsen, también existen otros mundos, distintos al del anciano solitario y cascarrabias pero engendrados con idéntica esencia de desencanto y dureza que merecen viajar en el mismo barco, como el del kafkiano relato “Carl Lange”, donde ponen patas arriba la vida de un hombre más joven que el señor F., acusándole de una violación. En cambio, en “Un repentino pensamiento liberador”, el personaje principal de este otro cuento que completa el libro, podría ser hermano gemelo de Thomas F., aunque el viejo gruñón de turno protagoniza ahora un peculiar encuentro con otro hombre mayor en el banco de un parque. Y no me gusta transcribir trozos de las obras que comento, pero vamos allá con un pedazo de esta última pieza de fuego bañada en hielo de Askildsen:
"Ya he acabado, dentro de un momento doblaré las hojas y las meteré en el sobre. Y ahora, justo antes de que suceda, ahora que voy a realizar el único acto definitivo que el ser humano es capaz de efectuar, hay un pensamiento que hace sombra a todos los demás: Por qué no he hecho esto hace mucho tiempo."
Y que hay película de 2009 basada en Thomas F. aunque no sé qué pensará Askildsen de todo esto…
También de Kjell Askildsen en ULAD: Todo como antes
Título original: Thomas F's siste nedtegnelser til almenhetenFecha de publicación: 1983
Valoración: Muy recomendable
Según Askildsen, autor nacido en 1929 y considerado como uno de los mejores cuentistas contemporáneos, Mr Scrooge no vive en Inglaterra, sino en Noruega.
Según Askildsen, este Mr Scrooge nórdico, rácano en cuanto a buenos pensamientos (que no riquezas), se llama Thomas F, tiene más de ochenta años y vive solo; y está tan desengañado y decepcionado con el género humano, que supura bilis por cada poro de su vetusta piel; y deja bien claro, continuamente, que le da repelús todo lo que le rodea, hasta sus hijos, vegetariana alelada ella, avaricioso insensible él.
Según Askildsen, es posible crear un personaje como Thomas F. que, pese a su poco atractivo envoltorio, no puede evitar acabar despertando una honda compasión en el que lea los breves, casi fugaces, cuentecillos que reúne este libro, donde el anciano plasma algunas de las experiencias y reflexiones que le origina su día a día, tan gélido y solitario como la idea que tenemos casi todos de las tierras del norte de Europa.
Según Askildsen, él no es un escritor minimalista, etiqueta con la que le han abrigado muchos críticos literarios, pero sus Últimas notas de Thomas F. para la humanidad son la muestra perfecta de que la simpleza y la austeridad en el ámbito de la creación no están reñidas con la profundidad y la calidad del mensaje/esencia que se trate de transmitir.
Según Askildsen, cuando se está muerto en vida, el simple hecho de ir a la peluquería y dudar durante unos minutos si dejarse hacer o no por los peluqueros, es todo un acontecimiento.
Según Askildsen, también existen otros mundos, distintos al del anciano solitario y cascarrabias pero engendrados con idéntica esencia de desencanto y dureza que merecen viajar en el mismo barco, como el del kafkiano relato “Carl Lange”, donde ponen patas arriba la vida de un hombre más joven que el señor F., acusándole de una violación. En cambio, en “Un repentino pensamiento liberador”, el personaje principal de este otro cuento que completa el libro, podría ser hermano gemelo de Thomas F., aunque el viejo gruñón de turno protagoniza ahora un peculiar encuentro con otro hombre mayor en el banco de un parque. Y no me gusta transcribir trozos de las obras que comento, pero vamos allá con un pedazo de esta última pieza de fuego bañada en hielo de Askildsen:
"Ya he acabado, dentro de un momento doblaré las hojas y las meteré en el sobre. Y ahora, justo antes de que suceda, ahora que voy a realizar el único acto definitivo que el ser humano es capaz de efectuar, hay un pensamiento que hace sombra a todos los demás: Por qué no he hecho esto hace mucho tiempo."
Y que hay película de 2009 basada en Thomas F. aunque no sé qué pensará Askildsen de todo esto…
También de Kjell Askildsen en ULAD: Todo como antes
sábado, 20 de junio de 2009
Gabriel García Márquez: El otoño del patriarca
Idioma original: español
Fecha de publicación: 1975
Valoración: Muy recomendable
Ésta es una de mis eternas polémicas con Santi (que tampoco son tantas, no os imaginéis), pero juro que no traigo aquí esta novela por fastidiar: él no la traga, de acuerdo, pero a mí me encanta, qué se le va a hacer. Precisamente eso es algo que uno aprende al embarcarse en un compromiso como este: a relativizar sus propios juicios y los de los demás. Está claro que en las críticas literarias hay una buena parte (no digo todo) que se debe a razones difícilmente explicables o, incluso, poco comunicables. Intentémoslo, al menos.
El otoño del patriarca narra la historia de un tirano imaginario, por lo que se encuadra en ese subgénero tan latinoamericano que se llama novela de dictadores (y del que espero hablaros pronto algo más extensamente). Se especula con los tiranos reales que pudieron inspirar a Márquez (Rojas Pinilla, de Colombia, o Franco, de España), pero a poco que se lea queda bien claro que esa cuestión es secundaria en la novela. Lo que Márquez pretende es construir un tipo ideal que encarne el poder absoluto, y para ello no duda en introducir todos los elementos fantásticos que le parece.
Así, por ejemplo, el mismo tiempo narrativo se desdibuja bastante, contribuyendo a una atmósfera de irrealidad. La perspectiva se centra siempre en el propio dictador que, prácticamente solo ya en el palacio presidencial, recuerda su mandato. Si bien se puede situar aproximadamente el momento en que se narra como contemporáneo de la publicación del libro, al lector le resulta imposible calcular cuánto tiempo transcurre entre los acontecimientos que dan comienzo y final a la novela: la simulación de la muerte del dictador y su muerte verdadera. Además, los continuos flash-backs contribuyen a la confusión. Muchas veces, no respetan ningún criterio de verosimilitud, como cuando se dice que el dictador tiene una edad indefinida entre los 107 y los 232 años. Se trata de transmitir la idea de que el poder ha estado desde siempre en las mismas manos. Hasta el punto de que se narra cómo algunos indios le comunican el avistamiento de las carabelas de Colón.
La figura del dictador se mitifica, dándole un poder absoluto sobre las gentes y los elementos. Se dice que las vacas de sus rebaños nacen ya marcadas por el hierro presidencial; en un momento el dictador pregunta la hora y le responden "La que Vd. ordene, Su Excelencia"; en otra ocasión se asegura que ha vendido el mar a los gringos. Esta omnipotencia, expresada mediante el uso magistral de la hipérbole, se muestra sin embargo asentada sobre la mentira. En varios pasajes se muestra al propio tirano envuelto en la confusión, sin saber qué corresponde a la verdad y qué a las falsedades urdidas por su propio régimen. Un caso flagrante es el de la canonización por decreto de su madre, Bendición Alvarado, tras una serie de milagros post mortem amañados por los secuaces del dictador para agradarle. Él mismo acaba creyendo la mentira, y sólo el instructor de la causa se atreve a desilusionar su fervor filial.
En momentos como ese, Márquez logra incluso llevar al lector a empatizar con un tirano del que se narran las mayores barbaridades (como servir asado y en bandeja de plata al jefe de su guardia). Ese poder infinito que todos le atribuyen, y que él mismo ha construido sobre la mentira, le aleja del afecto de todos, incluido el suyo propio. Sus súbditos lo aceptan como una fatalidad natural, casi ya sin temor. García Márquez ha cifrado de forma inmejorable la esencia de un poder desnaturalizado cuando dice del tirano que "llegó sin asombro a la ignominia de mandar sin poder, de ser exaltado sin gloria y de ser obedecido sin autoridad".
Todas las obras de Gabriel García Márquez reseñadas en ULAD: Aquí
Fecha de publicación: 1975
Valoración: Muy recomendable
Ésta es una de mis eternas polémicas con Santi (que tampoco son tantas, no os imaginéis), pero juro que no traigo aquí esta novela por fastidiar: él no la traga, de acuerdo, pero a mí me encanta, qué se le va a hacer. Precisamente eso es algo que uno aprende al embarcarse en un compromiso como este: a relativizar sus propios juicios y los de los demás. Está claro que en las críticas literarias hay una buena parte (no digo todo) que se debe a razones difícilmente explicables o, incluso, poco comunicables. Intentémoslo, al menos.
El otoño del patriarca narra la historia de un tirano imaginario, por lo que se encuadra en ese subgénero tan latinoamericano que se llama novela de dictadores (y del que espero hablaros pronto algo más extensamente). Se especula con los tiranos reales que pudieron inspirar a Márquez (Rojas Pinilla, de Colombia, o Franco, de España), pero a poco que se lea queda bien claro que esa cuestión es secundaria en la novela. Lo que Márquez pretende es construir un tipo ideal que encarne el poder absoluto, y para ello no duda en introducir todos los elementos fantásticos que le parece.
Así, por ejemplo, el mismo tiempo narrativo se desdibuja bastante, contribuyendo a una atmósfera de irrealidad. La perspectiva se centra siempre en el propio dictador que, prácticamente solo ya en el palacio presidencial, recuerda su mandato. Si bien se puede situar aproximadamente el momento en que se narra como contemporáneo de la publicación del libro, al lector le resulta imposible calcular cuánto tiempo transcurre entre los acontecimientos que dan comienzo y final a la novela: la simulación de la muerte del dictador y su muerte verdadera. Además, los continuos flash-backs contribuyen a la confusión. Muchas veces, no respetan ningún criterio de verosimilitud, como cuando se dice que el dictador tiene una edad indefinida entre los 107 y los 232 años. Se trata de transmitir la idea de que el poder ha estado desde siempre en las mismas manos. Hasta el punto de que se narra cómo algunos indios le comunican el avistamiento de las carabelas de Colón.
La figura del dictador se mitifica, dándole un poder absoluto sobre las gentes y los elementos. Se dice que las vacas de sus rebaños nacen ya marcadas por el hierro presidencial; en un momento el dictador pregunta la hora y le responden "La que Vd. ordene, Su Excelencia"; en otra ocasión se asegura que ha vendido el mar a los gringos. Esta omnipotencia, expresada mediante el uso magistral de la hipérbole, se muestra sin embargo asentada sobre la mentira. En varios pasajes se muestra al propio tirano envuelto en la confusión, sin saber qué corresponde a la verdad y qué a las falsedades urdidas por su propio régimen. Un caso flagrante es el de la canonización por decreto de su madre, Bendición Alvarado, tras una serie de milagros post mortem amañados por los secuaces del dictador para agradarle. Él mismo acaba creyendo la mentira, y sólo el instructor de la causa se atreve a desilusionar su fervor filial.
En momentos como ese, Márquez logra incluso llevar al lector a empatizar con un tirano del que se narran las mayores barbaridades (como servir asado y en bandeja de plata al jefe de su guardia). Ese poder infinito que todos le atribuyen, y que él mismo ha construido sobre la mentira, le aleja del afecto de todos, incluido el suyo propio. Sus súbditos lo aceptan como una fatalidad natural, casi ya sin temor. García Márquez ha cifrado de forma inmejorable la esencia de un poder desnaturalizado cuando dice del tirano que "llegó sin asombro a la ignominia de mandar sin poder, de ser exaltado sin gloria y de ser obedecido sin autoridad".
Todas las obras de Gabriel García Márquez reseñadas en ULAD: Aquí
viernes, 19 de junio de 2009
Azar Nafisi: Leer Lolita en Teherán
Idioma original: inglésReading Lolita in Tehran
Título original:
Fecha de publicación: 2003
Valoración: Está bien
Ahora que Irán vuelve a estar tristemente de actualidad por las revueltas que han seguido a la (discutida) victoria en las urnas de Mahmud Ahmadineyad, parece aconsejable informarse, aunque sea superficialmente, de cómo hemos llegado hasta aquí, y para eso quizás nada mejor que leer algunos de los libros que han narrado la complicada historia del Irán moderno en los últimos años. Entre ellos están la famosa novela gráfica Persépolis, de Marjane Satrapi (de ella hemos reseñado aquí Pollo con ciruelas) o esta novela, Leer Lolita en Teherán, que nos acercan a la época de la Revolución iraní de 1979, la guerra Iraq-Irán y la instauración de la República Islámica actual.
Leer Lolita en Teherán es, como Persépolis, una historia autobiográfica escrita por una mujer, en este caso Azar Nafisi, una profesora de literatura inglesa de la Universidad de Teherán que actualmente reside en Estados Unidos. Ilusionada inicialmente por la Revolución, que anunciaba tiempos de libertad y apertura, Nafisi pronto se vio decepcionada por el giro islamista y autoritario del régimen, bajo el ayatollah Jomeini, y en 1981 tuvo que abandonar sus clases en la Universidad por negarse a llevar velo. Es entonces cuando decide montar un "club de lectura" con siete de sus mejores alumnas, con las que comentará las obras de Scott Fitzgerald, Henry James, Nabokov o Jane Austen que sirven de contrapunto e hilo conductor de la narración.
Lo más interesante de Leer Lolita no es, por lo menos para mi gusto personal, la anécdota individual de la autora, sino la ambientación histórica, la presentación de los conflictos de las mujeres y los jóvenes protagonistas en la República Islámica. A ratos, el libro resulta algo lento, y al comienzo recuerdo que me costó engancharme, pero la descripción de la revolución, la guerra y la instauración de la República Islámica me parecieron apasionantes.
Naturalmente, tratando de un tema tan candente, la obra de Nafisi no ha escapado a la polémica. De hecho, ha sido acusada de ser una obra colonialista (aunque de origen iraní, como Pastrani, Nafisi estudió en el extranjero, concretamente en Reino Unido y Estados Unidos, antes de volver a Irán) y neoconservadora. Incluso, un furibundo crítico de la Universidad de Columbia la acusó de ser un instrumento de propaganda de la administración Bush en preparación para su invasión de Irán. Estas críticas, que en mi opinión son exageradas e injustas, sí encierran en cambio una verdad: el que la novela estuviera durante más de 100 semanas (casi dos años) en la lista de los más vendidos del New York Times se debe sin duda, al menos en parte, al hecho de que la novela -escrita originalmente en inglés, por cierto- ofrece una visión que encaja perfectamente con la concepción occidental del régimen de Ahmadineyad en concreto, y del islamismo radical en su conjunto.
Título original:
Fecha de publicación: 2003
Valoración: Está bien
Ahora que Irán vuelve a estar tristemente de actualidad por las revueltas que han seguido a la (discutida) victoria en las urnas de Mahmud Ahmadineyad, parece aconsejable informarse, aunque sea superficialmente, de cómo hemos llegado hasta aquí, y para eso quizás nada mejor que leer algunos de los libros que han narrado la complicada historia del Irán moderno en los últimos años. Entre ellos están la famosa novela gráfica Persépolis, de Marjane Satrapi (de ella hemos reseñado aquí Pollo con ciruelas) o esta novela, Leer Lolita en Teherán, que nos acercan a la época de la Revolución iraní de 1979, la guerra Iraq-Irán y la instauración de la República Islámica actual.
Leer Lolita en Teherán es, como Persépolis, una historia autobiográfica escrita por una mujer, en este caso Azar Nafisi, una profesora de literatura inglesa de la Universidad de Teherán que actualmente reside en Estados Unidos. Ilusionada inicialmente por la Revolución, que anunciaba tiempos de libertad y apertura, Nafisi pronto se vio decepcionada por el giro islamista y autoritario del régimen, bajo el ayatollah Jomeini, y en 1981 tuvo que abandonar sus clases en la Universidad por negarse a llevar velo. Es entonces cuando decide montar un "club de lectura" con siete de sus mejores alumnas, con las que comentará las obras de Scott Fitzgerald, Henry James, Nabokov o Jane Austen que sirven de contrapunto e hilo conductor de la narración.
Lo más interesante de Leer Lolita no es, por lo menos para mi gusto personal, la anécdota individual de la autora, sino la ambientación histórica, la presentación de los conflictos de las mujeres y los jóvenes protagonistas en la República Islámica. A ratos, el libro resulta algo lento, y al comienzo recuerdo que me costó engancharme, pero la descripción de la revolución, la guerra y la instauración de la República Islámica me parecieron apasionantes.
Naturalmente, tratando de un tema tan candente, la obra de Nafisi no ha escapado a la polémica. De hecho, ha sido acusada de ser una obra colonialista (aunque de origen iraní, como Pastrani, Nafisi estudió en el extranjero, concretamente en Reino Unido y Estados Unidos, antes de volver a Irán) y neoconservadora. Incluso, un furibundo crítico de la Universidad de Columbia la acusó de ser un instrumento de propaganda de la administración Bush en preparación para su invasión de Irán. Estas críticas, que en mi opinión son exageradas e injustas, sí encierran en cambio una verdad: el que la novela estuviera durante más de 100 semanas (casi dos años) en la lista de los más vendidos del New York Times se debe sin duda, al menos en parte, al hecho de que la novela -escrita originalmente en inglés, por cierto- ofrece una visión que encaja perfectamente con la concepción occidental del régimen de Ahmadineyad en concreto, y del islamismo radical en su conjunto.
jueves, 18 de junio de 2009
Aldous Huxley: Viejo muere el cisne
Título original: After Many a Summer, Dies the Swan
Fecha de publicación: 1939
Valoración: Está bien
Me acerqué a esta obra por el grato recuerdo que guardaba de Un mundo feliz, libro imprescindible. No había oído hablar de este título y pensé que a lo mejor trataba temas parecidos al anterior, o resultaba del mismo estilo. Pues no tiene nada que ver en absoluto. Viejo muere el cisne es una obra totalmente diferente.
Narra cómo Jeremy Pordage, intelectual británico, llega a Los Ángeles, contratado por Joseph Panton Stoyte, millonario estadounidense, para evaluar y tasar unos manuscritos antiquísimos de una familia noble que decidió venderlos por falta de dinero. En el extravagante castillo también se encuentran, como huéspedes y trabajadores permanentes de Stoyte, el doctor Obispo y su ayudante, Peter Boone, que trabajan en conseguir la prolongación de la vida humana, Virginia Maunciple, una hermosa muchacha, y William Propter, un anciano escritor, en quien Huxley se desdobla.
A lo largo del libro se tocan temas trascentales como la inmortalidad, los sistemas sociales, el bien y el mal, el amor y el sexo, la ciencia y la literatura, etc., reflexiones que Huxley nos muestra a través de los diálogos que mantienen los personajes. Algunas páginas parecen ensayos filosóficos y otras nos cuentan parte de una trama de celos y venganza por parte del voluble Stoyte.
En cuanto al valor de esta novela dentro de la obra de Huxley, la crítica no llega a un consenso. Se ha dicho que es tan brillante como aburrida. Cierto es que no se trata de una novela al uso, pues no se cuenta una historia de la que vas leyendo el desarrollo sin más, sino que está continuamente “interrumpida” por reflexiones que, dada la naturaleza crítica y ácida del autor, terminan enganchando tanto como la propia obra. Y sí, una vez que te has acostumbrado a estos apartes, la lectura se hace más llevadera. A mí no me ha resultado aburrida en absoluto, pues Huxley desarrolla los temas de manera perfecta, y son sumamente interesantes y aleccionadores.
Por eso, cuando tengas ganas de leer una novela un poco densa, pero interesante, lee Viejo muere el cisne. Vale la pena.
Otras obras de Aldous Huxley en ULAD: Los demonios de Loudun
miércoles, 17 de junio de 2009
Nigel Barley: El antropólogo inocente
Idioma original: inglés
Título original: The Innocent Anthropologist.
Fecha de publicación: 1983
Valoración: Muy recomendable
Siguiendo el consejo de una amiga (¡gracias, Marina!) me compré la semana pasada en la Feria del Libro El antropólogo inocente. Lo he leído en unos pocos días, y tengo que decir que es uno de los libros más graciosos y ágiles que me han caído en las manos desde hace tiempo.
Barley, como todo antropólogo que se precie, decidió un buen día buscarse una interesante tribu en la que poder realizar un trabajo de campo. Los motivos de esta decisión son bastante más pedestres de lo que suele creerse. Salir al encuentro de la alteridad o adentrarse en los misterios de la especie humana son lemas que no están mal para figurar en el frontispicio de cualquier ensayo antropológico. Barley es algo más modesto y explica que siempre había envidiado la capacidad de sus profesores para resolver cualquier pregunta incómoda apelando a sus experiencias africanas. Y bueno, después de todo, tampoco tenía nada mejor que hacer en la universidad inglesa.
Así que después de encontrar un pueblo adecuado, los dowayo de Camerún, Barley se puso en marcha. En la imaginación popular el antropólogo es un ser aguerrido que abandona su despacho (forrado de madera oscura y cuero verde) para adentrarse en la selva y abrirse paso a machetazos hasta una bucólica aldea en medio de ninguna parte. Barley se empeña en mostrar la falsedad de esa estampa, explicando que su peor enemigo no fueron las arenas movedizas, sino los burócratas. Para dar cualquier paso en Camerún necesitaba una media de siete papeles sellados y firmados en oficinas alejadas entre sí. Las gestiones más simples se convertían en una prueba de fuego a la paciencia. En Correos, por ejemplo, "un oficinista experimentado podía lograr que la entrega de una sola carta durara diez minutos".
Cuando finalmente llega a su aldea de destino, comienzan los verdaderos problemas. Barley no hablaba una sola palabra del idioma dowayo, una lengua muy compleja en la que el significado de las palabras varía según el tono con que se pronuncien. Los desesperados intentos de Barley por hacerse entender conducen a situaciones divertidísimas, que no hacen sino aumentar el aura de excentricidad que los dowayo le confieren desde el principio. Con el tiempo sufrirá el calor extremo de la estación seca y las tormentas sin término de la húmeda, contraerá variadas enfermedades, incluso perderá inútilmente un par de dientes a manos de un supuesto dentista.
El antropólogo inocente no es, sin más, una colección de divertidas anécdotas. El autor sabe narrarlo todo con ese estilo conciso e irónico que es tan inglés, pero no deja de informarnos de las principales costumbres y creencias de los dowayo. Al acabar el libro, el lector se habrá formado una idea general del universo simbólico de este pueblo, pero, sobre todo, habrá puesto en cuarentena muchas de las más arraigadas opiniones sobre la Antropología; incluido el mito europeo que reverencia la sabiduría ancestral de las culturas no europeas. Muy indicado para quien nos tome, a los europeos, demasiado en serio.
Título original: The Innocent Anthropologist.
Fecha de publicación: 1983
Valoración: Muy recomendable
Siguiendo el consejo de una amiga (¡gracias, Marina!) me compré la semana pasada en la Feria del Libro El antropólogo inocente. Lo he leído en unos pocos días, y tengo que decir que es uno de los libros más graciosos y ágiles que me han caído en las manos desde hace tiempo.
Barley, como todo antropólogo que se precie, decidió un buen día buscarse una interesante tribu en la que poder realizar un trabajo de campo. Los motivos de esta decisión son bastante más pedestres de lo que suele creerse. Salir al encuentro de la alteridad o adentrarse en los misterios de la especie humana son lemas que no están mal para figurar en el frontispicio de cualquier ensayo antropológico. Barley es algo más modesto y explica que siempre había envidiado la capacidad de sus profesores para resolver cualquier pregunta incómoda apelando a sus experiencias africanas. Y bueno, después de todo, tampoco tenía nada mejor que hacer en la universidad inglesa.
Así que después de encontrar un pueblo adecuado, los dowayo de Camerún, Barley se puso en marcha. En la imaginación popular el antropólogo es un ser aguerrido que abandona su despacho (forrado de madera oscura y cuero verde) para adentrarse en la selva y abrirse paso a machetazos hasta una bucólica aldea en medio de ninguna parte. Barley se empeña en mostrar la falsedad de esa estampa, explicando que su peor enemigo no fueron las arenas movedizas, sino los burócratas. Para dar cualquier paso en Camerún necesitaba una media de siete papeles sellados y firmados en oficinas alejadas entre sí. Las gestiones más simples se convertían en una prueba de fuego a la paciencia. En Correos, por ejemplo, "un oficinista experimentado podía lograr que la entrega de una sola carta durara diez minutos".
Cuando finalmente llega a su aldea de destino, comienzan los verdaderos problemas. Barley no hablaba una sola palabra del idioma dowayo, una lengua muy compleja en la que el significado de las palabras varía según el tono con que se pronuncien. Los desesperados intentos de Barley por hacerse entender conducen a situaciones divertidísimas, que no hacen sino aumentar el aura de excentricidad que los dowayo le confieren desde el principio. Con el tiempo sufrirá el calor extremo de la estación seca y las tormentas sin término de la húmeda, contraerá variadas enfermedades, incluso perderá inútilmente un par de dientes a manos de un supuesto dentista.
El antropólogo inocente no es, sin más, una colección de divertidas anécdotas. El autor sabe narrarlo todo con ese estilo conciso e irónico que es tan inglés, pero no deja de informarnos de las principales costumbres y creencias de los dowayo. Al acabar el libro, el lector se habrá formado una idea general del universo simbólico de este pueblo, pero, sobre todo, habrá puesto en cuarentena muchas de las más arraigadas opiniones sobre la Antropología; incluido el mito europeo que reverencia la sabiduría ancestral de las culturas no europeas. Muy indicado para quien nos tome, a los europeos, demasiado en serio.
martes, 16 de junio de 2009
Stefan Zweig: El mundo de ayer
Idioma original: alemán
Título original: Die Welt von gesternFecha de publicación: 1942
Valoración: Imprescindible
Título original: Die Welt von gesternFecha de publicación: 1942
Valoración: Imprescindible
Hace unos días terminé de leer El mundo de ayer, la autobiografía póstuma de Stefan Zweig, una obra capaz de capturar la atención del lector desde sus primeras páginas. No me considero un buen lector de literatura de no ficción. En general, se me hace pesada, lenta y, en muchas ocasiones, necesito darle un respiro a un libro de no ficción, dejarlo reposar durante un tiempo en la mesita antes de retomarlo. Sin embargo, Zweig escribe una autobiografía apasionante, no sólo por los hechos que relata -las dos guerras mundiales de por medio- sino sobre todo por sus reflexiones, sus análisis de los cambios socio-políticos, su postura europeísta, su visión del exilio, sus contradicciones... En definitiva, la visión de un miembro de la generación eslabón entre los siglos XIX y XX que vivió en primera persona algunos de los conflictos más graves de la historia de la humanidad.
La biografía comienza en sus años infantiles y jóvenes pero, más allá de hablar de sus experiencias en la escuela, Zweig nos sitúa en un mundo y una sociedad en los que la seguridad es el valor primordial, en los que uno sabe aproximadamente qué va a ser de él desde que nace, un mundo y una sociedad que cambian lentamente, paso a paso, y que sufren determinados conflictos cada cierto tiempo, pero en los que una misma generación no suele conocer más que una gran guerra. De estos primeros años, es también destacable el relato de sus años de escuela, en la que coincide un grupo de adolescentes apasionado por el arte y conocedor de las últimas vanguardias, según Stefan Zweig, mejor incluso que los críticos literarios del momento. A partir de ahí, vamos a ir conociendo sus relaciones con toda la intelectualidad europea, pasajes apasionantes en los que describe sus encuentros y conversaciones con la mayoría de las grandes figuras del arte, la ciencia y la política europeas de la primera mitad del siglo XX.
Pero ese mundo de la seguridad se ve roto por completo con el estallido de la Gran Guerra, momento en que Zweig es plenamente consciente de la importancia de rescatar la unidad espiritual europea frente al patriotismo exacerbado que ha derivado en un desgarrador conflicto bélico. Y en sí, esa es la misión de su autobiografía, subtitulada Memorias de un europeo. Un documento excepcional de la historia y la intrahistoria del siglo XX en el que, página a página, vamos viendo cómo el pesimismo se va apoderando de un hombre que acaba suicidándose poco tiempo después, dejando al mundo huérfano de una mente aguda y brillante y un verbo genial.
Otras obras de Stefan Zweig en ULAD: ¿Fué él?, Fouché. Retrato de un hombre político, Mendel el de los libros, María Antonieta, Tiempo y mundo, Carta de una desconocida, Novela de ajedrez, Veinticuatro horas en la vida de una mujer, Viaje al pasado, Los ojos del hermano eterno, Las hermanas, La piedad peligrosa o La impaciencia del corazón, Montaigne, Clarissa, Miedo, Ardiente secreto, Una boda en Lyon, El amor de Erika Ewald
La biografía comienza en sus años infantiles y jóvenes pero, más allá de hablar de sus experiencias en la escuela, Zweig nos sitúa en un mundo y una sociedad en los que la seguridad es el valor primordial, en los que uno sabe aproximadamente qué va a ser de él desde que nace, un mundo y una sociedad que cambian lentamente, paso a paso, y que sufren determinados conflictos cada cierto tiempo, pero en los que una misma generación no suele conocer más que una gran guerra. De estos primeros años, es también destacable el relato de sus años de escuela, en la que coincide un grupo de adolescentes apasionado por el arte y conocedor de las últimas vanguardias, según Stefan Zweig, mejor incluso que los críticos literarios del momento. A partir de ahí, vamos a ir conociendo sus relaciones con toda la intelectualidad europea, pasajes apasionantes en los que describe sus encuentros y conversaciones con la mayoría de las grandes figuras del arte, la ciencia y la política europeas de la primera mitad del siglo XX.
Pero ese mundo de la seguridad se ve roto por completo con el estallido de la Gran Guerra, momento en que Zweig es plenamente consciente de la importancia de rescatar la unidad espiritual europea frente al patriotismo exacerbado que ha derivado en un desgarrador conflicto bélico. Y en sí, esa es la misión de su autobiografía, subtitulada Memorias de un europeo. Un documento excepcional de la historia y la intrahistoria del siglo XX en el que, página a página, vamos viendo cómo el pesimismo se va apoderando de un hombre que acaba suicidándose poco tiempo después, dejando al mundo huérfano de una mente aguda y brillante y un verbo genial.
Otras obras de Stefan Zweig en ULAD: ¿Fué él?, Fouché. Retrato de un hombre político, Mendel el de los libros, María Antonieta, Tiempo y mundo, Carta de una desconocida, Novela de ajedrez, Veinticuatro horas en la vida de una mujer, Viaje al pasado, Los ojos del hermano eterno, Las hermanas, La piedad peligrosa o La impaciencia del corazón, Montaigne, Clarissa, Miedo, Ardiente secreto, Una boda en Lyon, El amor de Erika Ewald
lunes, 15 de junio de 2009
Joseph Roth: Hotel Savoy
Idioma original: Alemán
Título original: Hotel Savoy
Año de publicación: 1924
Valoración: Muy recomendable
Releer una obra de la que tenemos un inmejorable recuerdo siempre es arriesgado: hay poco que ganar -como mucho, mantener la alta impresión original- y mucho que perder, porque la desmitificación de un libro al que tenemos cariño es algo doloroso (hace poco decía Esti que tenía miedo de volver a leer los libros de "Los Cinco", por lo que pudiera pasar...)
Por eso cuando volví a coger Hotel Savoy de la estantería después de casi diez años, sabía que estaba corriendo un riesgo. Mi recuerdo de la novela de Joseph Roth era inmejorable: una novela con elementos kafkianos, surrealistas, oníricos, llena de personajes extravagantes y de escurridizos Godots. Mi preocupación aumentó al hojear la introducción de Cátedra, que presentaba la novela como un reflejo de la sociedad centroeuropea de posguerra (de la Primera Guerra Mundial, claro), es decir, como una novela poco menos que realista. Afortunadamente, las primeras páginas de la novela me reafirmaron en mi recuerdo original: el estilo y los personajes volvieron a atraparme de inmediato y, al igual que hace diez años, devoré la novela en unas pocas horas (sólo son unas 150 páginas).
Es cierto que Hotel Savoy es un reflejo de la desquiciada sociedad centroeuropea de entreguerras, marcada por la vuelta a casa de los combatientes (pobres, enfermos, desahuciados), el surgimiento del fascismo y del comunismo, la crisis de valores provocada por la Gran Guerra. Pero este retrato no es realista a la manera decimonónica, sino que tiene un aire inconfundiblemente centroeuropeo (un aroma a Kafka poco denso), con elementos vanguardistas (toques de Beckett, de Ionesco incluso) y un estilo impresionista, de frases y párrafos cortos y cortantes.
La historia es realmente vaga en Hotel Savoy: el protagonista y narrador, Gabriel Dan, es uno de los muchos combatientes que llegan a una desconocida ciudad de Europa del Este (probablemente Łódź, en Polonia) y se instala en el Hotel Savoy, un establecimiento que ofrece una deslumbrante fachada de lujo y occidentalidad, pero que esconde todo un mundo de personajes organizados jerárquicamente (los ricos en los elegantes pisos inferiores, los pobres en los superiores, atestados e insalubres). En el hotel, Gabriel conoce a Stasia, bailarina de variedades; a Wladimir Santschin, payaso que muere a causa probablemente de las malas condiciones de vida del hotel, o al misterioso ascensorista Ignatz, a quien los huéspedes entregan sus maletas una a una a cambio de su estancia en el hotel.
Los segundos dos capítulos de la novela están marcados por la llegada de dos personajes, y la espera de otro que nunca llega (¿o sí?): el ex-combatiente revolucionario Zwonimir, que sacudirá la vida de Gabriel Dan, del resto del hotel e incluso de la ciudad entera; el millonario Bloomfield, llegado de América como una promesa -cumplida sólo muy parcialmente- de dinero fácil para los habitantes de la ciudad, y el misterioso director del hotel, Kaleguropulos, al que nadie conoce, nadie ha visto, pero que se las arregla para visitar las habitaciones y controlar a los inquilinos a su antojo.
En resumen, en esta segunda lectura Hotel Savoy sólo ha perdido, quizás, un punto en la escala de mis recuerdos (de imprescindible a muy recomendable). A ratos, Roth parece más interesado en escribir un "catálogo de personajes raros y curiosos" que una verdadera novela. En cualquier caso, Joseph Roth (ojo, no confundir con Philip como nos ha pasado a muchos en algún momento) sigue estando entre ese selecto grupo de escritores centroeuropeos que nos enseñan lo que vale una buena novela.
También de Joseph Roth en ULAD: La Cripta de los Capuchinos, La leyenda del santo bebedor, La rebelión, Fuga sin fin, La marcha Radetzky
Título original: Hotel Savoy
Año de publicación: 1924
Valoración: Muy recomendable
Releer una obra de la que tenemos un inmejorable recuerdo siempre es arriesgado: hay poco que ganar -como mucho, mantener la alta impresión original- y mucho que perder, porque la desmitificación de un libro al que tenemos cariño es algo doloroso (hace poco decía Esti que tenía miedo de volver a leer los libros de "Los Cinco", por lo que pudiera pasar...)
Por eso cuando volví a coger Hotel Savoy de la estantería después de casi diez años, sabía que estaba corriendo un riesgo. Mi recuerdo de la novela de Joseph Roth era inmejorable: una novela con elementos kafkianos, surrealistas, oníricos, llena de personajes extravagantes y de escurridizos Godots. Mi preocupación aumentó al hojear la introducción de Cátedra, que presentaba la novela como un reflejo de la sociedad centroeuropea de posguerra (de la Primera Guerra Mundial, claro), es decir, como una novela poco menos que realista. Afortunadamente, las primeras páginas de la novela me reafirmaron en mi recuerdo original: el estilo y los personajes volvieron a atraparme de inmediato y, al igual que hace diez años, devoré la novela en unas pocas horas (sólo son unas 150 páginas).
Es cierto que Hotel Savoy es un reflejo de la desquiciada sociedad centroeuropea de entreguerras, marcada por la vuelta a casa de los combatientes (pobres, enfermos, desahuciados), el surgimiento del fascismo y del comunismo, la crisis de valores provocada por la Gran Guerra. Pero este retrato no es realista a la manera decimonónica, sino que tiene un aire inconfundiblemente centroeuropeo (un aroma a Kafka poco denso), con elementos vanguardistas (toques de Beckett, de Ionesco incluso) y un estilo impresionista, de frases y párrafos cortos y cortantes.
La historia es realmente vaga en Hotel Savoy: el protagonista y narrador, Gabriel Dan, es uno de los muchos combatientes que llegan a una desconocida ciudad de Europa del Este (probablemente Łódź, en Polonia) y se instala en el Hotel Savoy, un establecimiento que ofrece una deslumbrante fachada de lujo y occidentalidad, pero que esconde todo un mundo de personajes organizados jerárquicamente (los ricos en los elegantes pisos inferiores, los pobres en los superiores, atestados e insalubres). En el hotel, Gabriel conoce a Stasia, bailarina de variedades; a Wladimir Santschin, payaso que muere a causa probablemente de las malas condiciones de vida del hotel, o al misterioso ascensorista Ignatz, a quien los huéspedes entregan sus maletas una a una a cambio de su estancia en el hotel.
Los segundos dos capítulos de la novela están marcados por la llegada de dos personajes, y la espera de otro que nunca llega (¿o sí?): el ex-combatiente revolucionario Zwonimir, que sacudirá la vida de Gabriel Dan, del resto del hotel e incluso de la ciudad entera; el millonario Bloomfield, llegado de América como una promesa -cumplida sólo muy parcialmente- de dinero fácil para los habitantes de la ciudad, y el misterioso director del hotel, Kaleguropulos, al que nadie conoce, nadie ha visto, pero que se las arregla para visitar las habitaciones y controlar a los inquilinos a su antojo.
En resumen, en esta segunda lectura Hotel Savoy sólo ha perdido, quizás, un punto en la escala de mis recuerdos (de imprescindible a muy recomendable). A ratos, Roth parece más interesado en escribir un "catálogo de personajes raros y curiosos" que una verdadera novela. En cualquier caso, Joseph Roth (ojo, no confundir con Philip como nos ha pasado a muchos en algún momento) sigue estando entre ese selecto grupo de escritores centroeuropeos que nos enseñan lo que vale una buena novela.
También de Joseph Roth en ULAD: La Cripta de los Capuchinos, La leyenda del santo bebedor, La rebelión, Fuga sin fin, La marcha Radetzky
domingo, 14 de junio de 2009
Pablo Neruda: Antología popular.
Idioma original: español
Año de publicación: 2004.
Valoración: Imprescindible.
Ésta es la única antología que hizo Neruda sobre su propia obra. Para llevarla a cabo contó con la ayuda de su secretario, y también poeta, Homero Arce.
Una selección realizada por el propio autor siempre resulta interesante porque, tras ella, descubrimos algo de su gusto personal, de la forma en que percibe su propia obra...
El objetivo inicial de esta selección era celebrar el premio Nobel y el 70 cumpleaños de Neruda, ya que estos dos motivos de celebración se vieron truncados por el golpe de estado de Pinochet.
Existen pocas copias del original de este libro (una de ellas la tiene en su poder Manuel Márquez de la Plata) pero tenemos la suerte de contar con una accesible edición de bolsillo de Edaf.
Centrándonos en el contenido de esta antología, vemos que que en ella están recogidos los poemas más "populares" de Neruda y, sin duda, algunos de los más comprometidos con su realidad histórica. En mi opinión, entre ellos están también algunos de los de mayor calidad e interés literario.
Personalmente, debo confesar que este libro me acompañó en un momento muy importante y también complicado de mi vida; mi llegada a un país que me era prácticamente desconocido y el inicio de un compromiso importante con su realidad social.
Quizá por eso no puedo evitar conmoverme ante versos como los que siguen...
"Vienes de la pobreza de las casas del Sur,
de las regiones duras con frío y terremoto
que cuando hasta sus dioses rodaron a la muerte
nos dieron la lección de la vida en la greda.
En definitiva, creo que esta obra puede ser, para algunos, una puerta a la obra de su autor y a la poesía en general; y para otros, una oportunidad de recuperar algo valioso, quizá olvidado o apartado en nuestra memoria por el paso del tiempo.
Año de publicación: 2004.
Valoración: Imprescindible.
Ésta es la única antología que hizo Neruda sobre su propia obra. Para llevarla a cabo contó con la ayuda de su secretario, y también poeta, Homero Arce.
Una selección realizada por el propio autor siempre resulta interesante porque, tras ella, descubrimos algo de su gusto personal, de la forma en que percibe su propia obra...
El objetivo inicial de esta selección era celebrar el premio Nobel y el 70 cumpleaños de Neruda, ya que estos dos motivos de celebración se vieron truncados por el golpe de estado de Pinochet.
Existen pocas copias del original de este libro (una de ellas la tiene en su poder Manuel Márquez de la Plata) pero tenemos la suerte de contar con una accesible edición de bolsillo de Edaf.
Centrándonos en el contenido de esta antología, vemos que que en ella están recogidos los poemas más "populares" de Neruda y, sin duda, algunos de los más comprometidos con su realidad histórica. En mi opinión, entre ellos están también algunos de los de mayor calidad e interés literario.
Personalmente, debo confesar que este libro me acompañó en un momento muy importante y también complicado de mi vida; mi llegada a un país que me era prácticamente desconocido y el inicio de un compromiso importante con su realidad social.
Quizá por eso no puedo evitar conmoverme ante versos como los que siguen...
"Vienes de la pobreza de las casas del Sur,
de las regiones duras con frío y terremoto
que cuando hasta sus dioses rodaron a la muerte
nos dieron la lección de la vida en la greda.
Eres un caballito de greda negra, un beso
de barro oscuro, amor, amapola de greda,
paloma del crepúsculo que voló en los caminos,
alcancía con lágrimas de nuestra pobre infancia.
Muchacha, has conservado tu corazón de pobre,
tus pies de pobre acostumbrados a las piedras,
tu boca que no siempre tuvo pan o delicia.
Eres del pobre Sur, de donde viene mi alma:
en su cielo tu madre sigue lavando ropa
con mi madre. Por eso te escogí, compañera."
de barro oscuro, amor, amapola de greda,
paloma del crepúsculo que voló en los caminos,
alcancía con lágrimas de nuestra pobre infancia.
Muchacha, has conservado tu corazón de pobre,
tus pies de pobre acostumbrados a las piedras,
tu boca que no siempre tuvo pan o delicia.
Eres del pobre Sur, de donde viene mi alma:
en su cielo tu madre sigue lavando ropa
con mi madre. Por eso te escogí, compañera."
En definitiva, creo que esta obra puede ser, para algunos, una puerta a la obra de su autor y a la poesía en general; y para otros, una oportunidad de recuperar algo valioso, quizá olvidado o apartado en nuestra memoria por el paso del tiempo.
sábado, 13 de junio de 2009
Dodie Smith: El castillo soñado
Idioma original: inglés
Título original: I capture the castleValoración: Recomendable
Año de publicación: 1948
A pocos les sonará el nombre de Dodie Smith, pero si les informo de que se trata de la escritora de 101 dálmatas, seguro que más de uno esbozará una sonrisa acordándose de la reina de las villanas, Cruella de Vil, y de sus víctimas, los noventa y nueve adorables cachorritos moteados. Pero no, no piensen lo que no es: El castillo soñado no es otra novela infantil de la Smith, aunque muchos se empeñen en catalogarla como juvenil.
El castillo soñado fue escrita por la británica en su madurez pese a que cuenta una de esas historias iniciáticas que hacen las delicias de los adolescentes y algún que otro adulto melancólico. Y como en toda novela de este género que se precie, la Caulfield de turno posee una personalidad madura e inquieta, rematada por tenues pinceladas de existencialismo. Su nombre es Cassandra Mortmain, desea ser escritora (aunque duda demasiado de su talento) y cuenta con diecisiete años. Vive en un castillo destartalado en una Inglaterra lluviosa y rural que recuerda más a los escenarios de las hermanas Brontë que a las pulcras casas con jardín de Jane Austen.
La familia de Cassandra, huérfana de madre, es bien peculiar: el padre es un escritor que alcanzó la fama con su primera novela, pero que lleva años estancado en una crisis creativa que le ha sumido el más desangelado existir y que ha atrapado a toda la familia en la miseria; su hermana mayor es Rose, bella, orgullosa, y la que peor lo pasa por ser tan pobre; Thomas es el nombre de su enclenque pero sabio hermano pequeño; su madrastra, la excéntrica pero adorable Topaz, fue musa de un afamado pintor, y Stephen, el joven jardinero de belleza griega que trabaja para ellos de forma gratuita, está perdidamente enamorado de Cassandra.
Pero la triste vida de los Mortmain, abocada irremediablemente a la desgracia, cambiará con la llegada repentina de dos jóvenes y apuestos hermanos norteamericanos, los nuevos propietarios de su romántico y decadente castillo. Sus encuentros y desencuentros con las princesas de la peculiar morada llenarán las páginas de la novela de esa textura conformada a base de ingenuidad, amor imberbe y primeras frustraciones que sólo las obras dedicadas a narrar los sinsabores del paso de la infancia a la madurez poseen.
Dodie Smith consigue que su historia (que puede ser considerada por los lectores más ácidos, predecible y poseedora de cierto aroma a “déjà vu”), atrape desde la primera página, envolviéndonos en escenarios de piedra, césped húmedo y vestidos comprados con los últimos peniques de una familia hambrienta. Y he de reconocer que este tipo de libros es mi debilidad.
PD: existe una película inglesa de 2003, con Romola Garai, Rose Byrne, Henry Cavill y el crecidito niño de ET como protagonistas. Y en este caso, la adaptación está muy lograda.
Título original: I capture the castleValoración: Recomendable
Año de publicación: 1948
A pocos les sonará el nombre de Dodie Smith, pero si les informo de que se trata de la escritora de 101 dálmatas, seguro que más de uno esbozará una sonrisa acordándose de la reina de las villanas, Cruella de Vil, y de sus víctimas, los noventa y nueve adorables cachorritos moteados. Pero no, no piensen lo que no es: El castillo soñado no es otra novela infantil de la Smith, aunque muchos se empeñen en catalogarla como juvenil.
El castillo soñado fue escrita por la británica en su madurez pese a que cuenta una de esas historias iniciáticas que hacen las delicias de los adolescentes y algún que otro adulto melancólico. Y como en toda novela de este género que se precie, la Caulfield de turno posee una personalidad madura e inquieta, rematada por tenues pinceladas de existencialismo. Su nombre es Cassandra Mortmain, desea ser escritora (aunque duda demasiado de su talento) y cuenta con diecisiete años. Vive en un castillo destartalado en una Inglaterra lluviosa y rural que recuerda más a los escenarios de las hermanas Brontë que a las pulcras casas con jardín de Jane Austen.
La familia de Cassandra, huérfana de madre, es bien peculiar: el padre es un escritor que alcanzó la fama con su primera novela, pero que lleva años estancado en una crisis creativa que le ha sumido el más desangelado existir y que ha atrapado a toda la familia en la miseria; su hermana mayor es Rose, bella, orgullosa, y la que peor lo pasa por ser tan pobre; Thomas es el nombre de su enclenque pero sabio hermano pequeño; su madrastra, la excéntrica pero adorable Topaz, fue musa de un afamado pintor, y Stephen, el joven jardinero de belleza griega que trabaja para ellos de forma gratuita, está perdidamente enamorado de Cassandra.
Pero la triste vida de los Mortmain, abocada irremediablemente a la desgracia, cambiará con la llegada repentina de dos jóvenes y apuestos hermanos norteamericanos, los nuevos propietarios de su romántico y decadente castillo. Sus encuentros y desencuentros con las princesas de la peculiar morada llenarán las páginas de la novela de esa textura conformada a base de ingenuidad, amor imberbe y primeras frustraciones que sólo las obras dedicadas a narrar los sinsabores del paso de la infancia a la madurez poseen.
Dodie Smith consigue que su historia (que puede ser considerada por los lectores más ácidos, predecible y poseedora de cierto aroma a “déjà vu”), atrape desde la primera página, envolviéndonos en escenarios de piedra, césped húmedo y vestidos comprados con los últimos peniques de una familia hambrienta. Y he de reconocer que este tipo de libros es mi debilidad.
PD: existe una película inglesa de 2003, con Romola Garai, Rose Byrne, Henry Cavill y el crecidito niño de ET como protagonistas. Y en este caso, la adaptación está muy lograda.
viernes, 12 de junio de 2009
Cao Xueqin, Gao E: Sueño en el pabellón rojo
Idioma original: chino
Título original: 石頭記
Fecha de publicación: 1791
Valoración: imprescindible
Para conocer la cultura china es necesario leer este monumental libro. Se le llama el Quijote chino, siendo una de las obras chinas más brillantes. Y con razón. El autor de los primeros ochenta capítulos, Cao Xueqin, conoció la vida de la corte de la dinastía Qing y la decadencia del feudalismo, tema que se transmite con la obra. A su muerte el libro no estaba terminado, pero se popularizó rápidamente. Gao E. se encargó de escribir los últimos cuarenta capítulos. Si bien hay estudiosos que afirman que el libro completo fue escrito por el propio Xueqin.
Memorias de una roca, que es el subtítulo de esta genialidad, cuenta con más de 2.500 páginas repartidas en tres tomos en la traducción española. Con su lectura nos enfrentamos a más de cuatrocientos personajes-parientes imperiales, nobles, burócratas, campesinos, siervos,monjes, etc-. El autor inventó cuatrocientas palabras, lo que nos muestra su gran calidad literaria y lo volcado que estaba con su obra. Inmenso, este adjetivo parece colarse continuamente en esta reseña. Es un libro inmenso en todos los ámbitos.
Cuatro familias, Jia, Shi, Wang y Xue son las encargadas de mostrarnos las costumbres cotidianas, las reglas de protocolo, los exámenes para cargos oficiales y burocracia, la vida de la mujer noble, y la de las sirvientas, los ritos funerarios, los astrológicos, la gastronomía... en fin, todo elemento necesario para tener una visión completa de la vida y el pensamiento chinos.
El estilo de la prosa es impecable, repleto de diálogos y descripciones. También encontramos numerosos poemas y ejercicios poéticos, donde los jóvenes nobles demuestran su talento. Podemos conocer el género epistolar de la época y con las crónicas, qué ocurría en ese turbulento siglo XVIII.
Inmenso. Genial. Si quieres conocer cómo era la China imperial, debes leerlo. Absolutamente imprescindible.
Título original: 石頭記
Fecha de publicación: 1791
Valoración: imprescindible
Para conocer la cultura china es necesario leer este monumental libro. Se le llama el Quijote chino, siendo una de las obras chinas más brillantes. Y con razón. El autor de los primeros ochenta capítulos, Cao Xueqin, conoció la vida de la corte de la dinastía Qing y la decadencia del feudalismo, tema que se transmite con la obra. A su muerte el libro no estaba terminado, pero se popularizó rápidamente. Gao E. se encargó de escribir los últimos cuarenta capítulos. Si bien hay estudiosos que afirman que el libro completo fue escrito por el propio Xueqin.
Memorias de una roca, que es el subtítulo de esta genialidad, cuenta con más de 2.500 páginas repartidas en tres tomos en la traducción española. Con su lectura nos enfrentamos a más de cuatrocientos personajes-parientes imperiales, nobles, burócratas, campesinos, siervos,monjes, etc-. El autor inventó cuatrocientas palabras, lo que nos muestra su gran calidad literaria y lo volcado que estaba con su obra. Inmenso, este adjetivo parece colarse continuamente en esta reseña. Es un libro inmenso en todos los ámbitos.
Cuatro familias, Jia, Shi, Wang y Xue son las encargadas de mostrarnos las costumbres cotidianas, las reglas de protocolo, los exámenes para cargos oficiales y burocracia, la vida de la mujer noble, y la de las sirvientas, los ritos funerarios, los astrológicos, la gastronomía... en fin, todo elemento necesario para tener una visión completa de la vida y el pensamiento chinos.
El estilo de la prosa es impecable, repleto de diálogos y descripciones. También encontramos numerosos poemas y ejercicios poéticos, donde los jóvenes nobles demuestran su talento. Podemos conocer el género epistolar de la época y con las crónicas, qué ocurría en ese turbulento siglo XVIII.
Inmenso. Genial. Si quieres conocer cómo era la China imperial, debes leerlo. Absolutamente imprescindible.
jueves, 11 de junio de 2009
Will Eisner: Contrato con Dios.
Título original: A Contract With God. Trilogy: Life on Dropsie Avenue.
Idioma original: inglés.
Año de publicación: 1978
Valoración: imprescindible.
Dicen que ésta es la primera novela gráfica de la historia.
Narra cuatro historia de la vida en el Bronx durante los años 30.
Tras el crack del 29, la ciudad de Nueva York es un lugar sombrío y violento, en el que la gente lucha por salir adelante pero en el que se imponen el egoísmo de algunos y la desesperación de muchos otros.
Estas historias, brillantes por la destreza gráfica y narrativa que caracteriza a su autor, reflejan la cotidianidad de una serie de personajes que luchan por sobrevivir en medio de las circunstancias más adversas.
A pesar de que, como ya he dicho en otras ocasiones, no soy una gran conocedora del mundo del cómic, creo que ésta novela gráfica es la mejor que ha llegado a mis manos hasta el momento.
Me fascina la gran expresividad de los personajes de Eisner, la impresionante capacidad de éste para dibujar ambientes, su dominio de la perspectiva... Todo ello hace que estemos ante viñetas de una gran calidad técnica.
Además, la forma de narrar del autor es sumamente ágil y sus historias, a pesar de reflejar con crudeza situaciones muy duras, están también llenas de una ternura superviviente.
Por todo esto, recomiendo este libro a quienes quieran acercarse al mundo del cómic (porque es una obra accesible pero de indudable calidad) y, desde luego, a quienes ya son aficionados a él (porque podemos decir que estamos ante "un clásico" de la novela gráfica).
Si lo catalogo de "imprescindible" es porque Contrato con Dios me hizo ver el mundo del cómic de forma distinta; me hizo darme cuenta de las enormes posibilidades narrativas de las historietas gráficas y me dejó con ganas de seguir conociendo este género.
Idioma original: inglés.
Año de publicación: 1978
Valoración: imprescindible.
Dicen que ésta es la primera novela gráfica de la historia.
Narra cuatro historia de la vida en el Bronx durante los años 30.
Tras el crack del 29, la ciudad de Nueva York es un lugar sombrío y violento, en el que la gente lucha por salir adelante pero en el que se imponen el egoísmo de algunos y la desesperación de muchos otros.
Estas historias, brillantes por la destreza gráfica y narrativa que caracteriza a su autor, reflejan la cotidianidad de una serie de personajes que luchan por sobrevivir en medio de las circunstancias más adversas.
A pesar de que, como ya he dicho en otras ocasiones, no soy una gran conocedora del mundo del cómic, creo que ésta novela gráfica es la mejor que ha llegado a mis manos hasta el momento.
Me fascina la gran expresividad de los personajes de Eisner, la impresionante capacidad de éste para dibujar ambientes, su dominio de la perspectiva... Todo ello hace que estemos ante viñetas de una gran calidad técnica.
Además, la forma de narrar del autor es sumamente ágil y sus historias, a pesar de reflejar con crudeza situaciones muy duras, están también llenas de una ternura superviviente.
Por todo esto, recomiendo este libro a quienes quieran acercarse al mundo del cómic (porque es una obra accesible pero de indudable calidad) y, desde luego, a quienes ya son aficionados a él (porque podemos decir que estamos ante "un clásico" de la novela gráfica).
Si lo catalogo de "imprescindible" es porque Contrato con Dios me hizo ver el mundo del cómic de forma distinta; me hizo darme cuenta de las enormes posibilidades narrativas de las historietas gráficas y me dejó con ganas de seguir conociendo este género.
miércoles, 10 de junio de 2009
Andrea Camilleri: Las ovejas y el pastor
Idioma original: italiano
Título original: Le pecore e il pastoreAño de publicación:2007
Valoración: Está bien
Las ovejas y el pastor son una pequeña curiosidad literaria, que he descubierto por casualidad en uno de esos puestos de libros baratos que aparecen a veces en los centros comerciales. De Camilleri ya hemos hablado en este blog en su calidad de autor de novelas policiacas de calidad, y por eso, cuando he comprado el libro creía encontrarme ante una nueva y desconocida novela (o novelita, novela corta, cuento largo, porque no pasa del 120 páginas) del inspector Montalbano. Pero no, lo que me he encontrado es una reconstrucción histórico-ficcional (que recuerda algo a las biografías de nuestro "adorado" Stefan Zweig) sobre un extraordinario y trágico suceso que se produjo en Sicilia en el año 1945.
La novela (o crónica, o reconstrucción, o como se quiera llamar) comienza presentando por extenso la historia del monasterio benedictino de Palma di Montechiaro y la cercana ermita de Quisquin; presenta después a Sor María Crucificada, una mística del siglo XVII fundadora del monasterio antes citado, y al obispo Giovanni Battista Peruzzo, un sacerdote ejemplar en su compromiso ético y social, tan enemigo del comunismo como de los latifundistas. Y pasa luego a narrar el hecho central que motiva su escritura: tras el atentado no mortal sufrido por el obispo en 1945, diez monjas del monasterio benedictino de Palma deciden sacrificar su vida ante Dios a cambio de la del obispo. Camilleri, incrédulo ante este martirio autoinfligido, decida investigar las circunstancias y las causas que lo produjeron, y también las que llevaron al ataque contra el obispo.
Esta es una obra extraña, ya lo hemos dicho. Comienza como una interesante y compleja reconstrucción histórica sobre la fundación y el desarrollo de la ermita y el monasterio en que sucede la acción, y crece en intensidad cuando describe la Sicilia de los años 30 y 40, dividida en fascistas, mafiosos, separatistas, latifundistas y comunistas (una época y un lugar terribles y apasionantes). Lástima que hacia el final la novela, en mi opinión, flojee, no atreviéndose a indagar con mayor profundidad en los aspectos políticos (pudieron ser los latifundistas sicilianos los que organizaron el atentado contra Peruzzo) y morales (la autoinmolación en la moral y la hagiografía cristiana) implicados en la narración.
Como podía esperarse, Las ovejas y el pastor provocó polémica en Italia cuando se publicó: la jerarquía de la Iglesia ha negado la veracidad de los hechos narrados por Camilleri, o al menos la forma en que éste los narra, ya que según el investigador que redactó la tesis en la que se ha basado, las monjas no se suicidaron ni se "dejaron morir", sino que fallecieron por causas naturales, como la enfermedad o la mala alimentación a causa de la pobreza del monasterio. Por otra parte, la publicación de esta novela en 2007, cuando Italia debatía intensamente el caso de Eluana Englaro, le da a la obra una dimensión más directamente política.
El propio Camilleri, consciente de estas implicaciones, renuncia en todo caso a llevarlas hasta el final: "No consigo sacar ninguna conclusión de estas vicisitudes, ni para mí ni para mis lectores", dice. "O quizás las conclusiones me llevarían demasiado lejos, tanto hacia atrás como hacia adelante en el tiempo, hasta la trágica actualidad de nuestros días. ¿Sería oportuno?".
También de Andrea Camilleri en ULAD: Aquí
Título original: Le pecore e il pastoreAño de publicación:2007
Valoración: Está bien
Las ovejas y el pastor son una pequeña curiosidad literaria, que he descubierto por casualidad en uno de esos puestos de libros baratos que aparecen a veces en los centros comerciales. De Camilleri ya hemos hablado en este blog en su calidad de autor de novelas policiacas de calidad, y por eso, cuando he comprado el libro creía encontrarme ante una nueva y desconocida novela (o novelita, novela corta, cuento largo, porque no pasa del 120 páginas) del inspector Montalbano. Pero no, lo que me he encontrado es una reconstrucción histórico-ficcional (que recuerda algo a las biografías de nuestro "adorado" Stefan Zweig) sobre un extraordinario y trágico suceso que se produjo en Sicilia en el año 1945.
La novela (o crónica, o reconstrucción, o como se quiera llamar) comienza presentando por extenso la historia del monasterio benedictino de Palma di Montechiaro y la cercana ermita de Quisquin; presenta después a Sor María Crucificada, una mística del siglo XVII fundadora del monasterio antes citado, y al obispo Giovanni Battista Peruzzo, un sacerdote ejemplar en su compromiso ético y social, tan enemigo del comunismo como de los latifundistas. Y pasa luego a narrar el hecho central que motiva su escritura: tras el atentado no mortal sufrido por el obispo en 1945, diez monjas del monasterio benedictino de Palma deciden sacrificar su vida ante Dios a cambio de la del obispo. Camilleri, incrédulo ante este martirio autoinfligido, decida investigar las circunstancias y las causas que lo produjeron, y también las que llevaron al ataque contra el obispo.
Esta es una obra extraña, ya lo hemos dicho. Comienza como una interesante y compleja reconstrucción histórica sobre la fundación y el desarrollo de la ermita y el monasterio en que sucede la acción, y crece en intensidad cuando describe la Sicilia de los años 30 y 40, dividida en fascistas, mafiosos, separatistas, latifundistas y comunistas (una época y un lugar terribles y apasionantes). Lástima que hacia el final la novela, en mi opinión, flojee, no atreviéndose a indagar con mayor profundidad en los aspectos políticos (pudieron ser los latifundistas sicilianos los que organizaron el atentado contra Peruzzo) y morales (la autoinmolación en la moral y la hagiografía cristiana) implicados en la narración.
Como podía esperarse, Las ovejas y el pastor provocó polémica en Italia cuando se publicó: la jerarquía de la Iglesia ha negado la veracidad de los hechos narrados por Camilleri, o al menos la forma en que éste los narra, ya que según el investigador que redactó la tesis en la que se ha basado, las monjas no se suicidaron ni se "dejaron morir", sino que fallecieron por causas naturales, como la enfermedad o la mala alimentación a causa de la pobreza del monasterio. Por otra parte, la publicación de esta novela en 2007, cuando Italia debatía intensamente el caso de Eluana Englaro, le da a la obra una dimensión más directamente política.
El propio Camilleri, consciente de estas implicaciones, renuncia en todo caso a llevarlas hasta el final: "No consigo sacar ninguna conclusión de estas vicisitudes, ni para mí ni para mis lectores", dice. "O quizás las conclusiones me llevarían demasiado lejos, tanto hacia atrás como hacia adelante en el tiempo, hasta la trágica actualidad de nuestros días. ¿Sería oportuno?".
También de Andrea Camilleri en ULAD: Aquí
martes, 9 de junio de 2009
J. G. Ballard: La sequía
Idioma original: inglés
Título original: The Drought
Fecha de publicación: 1979
Valoración: se deja leer
Bueno, tratándose de Ballard, el título no deja mucho lugar a la imaginación, ¿no? En efecto: un terrible futuro cercano en el que el planeta se rebela frente a las injerencias humanas en el medio ambiente y, sencillamente, corta el grifo de la lluvia. Siendo justos, Ballard se molesta en buscar una explicación verosímil (o que al menos lo parece) a su sequía: los vertidos tóxicos al mar acaban generando una fina pero muy resistente película sobre el agua que impide su evaporación. El resultado es un cielo inmaculadamente azul durante años.
La novela narra las consecuencias de la sequía sobre las condiciones de vida de los habitantes de Hamilton, un pueblecito a orillas de un lago que no tarda en secarse. Ante la falta de agua potable, el gobierno decide evacuar las ciudades, dirigiendo a la población hacia la costa, donde se construyen plantas desalinizadoras. El doctor Charles Ransom, tras la clausura del hospital donde trabajaba, no tiene ya nada que hacer en su casa y, sin embargo, parece resistirse a marcharse (lo que no acaba de entenderse del todo). La escena de una ciudad casi vacía, por la que pulula gente cada vez más desesperada, le atrae de alguna manera. Aún así, en poco tiempo se convence de que quedarse allí no puede depararle nada bueno: un excéntrico millonario planea incendiar la ciudad, un predicador fanático ve en la sequía una prueba divina y aparecen unos enigmáticos grupos de pescadores que reclutan gente, sin muchos miramientos, para buscar un improbable río en el interior del país.
Para cuando el protagonista se decide a viajar a la costa junto a otros desesperados de última hora, lo que se encuentra allí no es muy prometedor. Quizá uno de los mejores pasajes de la novela sea la descripción de los campamentos improvisados que cercan las playas, protegidas por el ejército. Ballard logra captar en un par de páginas la radical transformación de todos los hábitos sociales cuando de pronto se pone en cuestión lo que jamás se hubiera imaginado. En los campamentos todos desconfían, todos se ven como enemigos. A partir de ahí, la novela da un salto cronológico y se nos muestra la vida en las playas tras años de sequía. Han surgido nuevas formas sociales (o más bien han resucitado algunas ya viejas) y la gente parece haberse adaptado a la situación. Las montañas de sal que producen las plantas forman un paisaje desértico, salpicado por los restos inservibles de la antigua técnica. La novela acaba con el regreso de Ransom a su ciudad, donde encontrará insospechados supervivientes con un turbio modo de vida.
La verdad es que a mí la novela no me ha enganchado y, de hecho, me ha costado mucho resumir aquí el argumento, porque no me ha quedado ninguna imagen clara general de lo que se narra. Da la sensación de que Ballard hila una serie de peripecias que suceden a raíz de la falta de agua, pero sin que las acciones de los personajes lleguen a estar motivadas de verdad, ni a integrarse en un curso creíble. Ransom es un personaje apático hasta el extremo, al que parece darle igual deambular por una ciudad abandonada o pescar trabajosamente un par de peces para sobrevivir. Parece libre de todo afecto, de todo deseo, de todo odio. Y eso, aunque el autor nos aclara de vez en cuando que siente temor ante Quilter o cariño por Philip Jordan. Se dice, pero no se ve.
Esa sensación es recurrente en la novela: Ballard da pistas sobre lo que quiere decir, pero no consigue plasmarlo en lo que narra. Aquí y allá deja caer algo sobre cómo en una situación tan extrema y sin esperanza de cambio la gente parece perder su identidad. Una idea interesante que, sin embargo, no se acaba de ver en la novela. La falta de contornos de Ransom podría explicarse como consecuencia de la situación que vive, pero lo cierto es que ya desde el principio es un personaje casi robótico, con el que es imposible empatizar. El lector no entiende porqué decide quedarse más tiempo en la ciudad abandonada, ni porqué, de pronto, decide abandonar la comunidad de la costa. Ransom no pierde ninguna identidad, porque no llega a tenerla en ningún momento.
En general, parece que Ballard trata de transmitir ciertas tesis sobre la identidad personal y los vínculos sociales, y no consigue darles un auténtico cuerpo novelesco. Falta sustancia, credibilidad.
También de Ballard: El mundo de Cristal, La exhibición de atrocidades, Rascacielos, Crash, Avió en vol ras
Fecha de publicación: 1979
Valoración: se deja leer
Bueno, tratándose de Ballard, el título no deja mucho lugar a la imaginación, ¿no? En efecto: un terrible futuro cercano en el que el planeta se rebela frente a las injerencias humanas en el medio ambiente y, sencillamente, corta el grifo de la lluvia. Siendo justos, Ballard se molesta en buscar una explicación verosímil (o que al menos lo parece) a su sequía: los vertidos tóxicos al mar acaban generando una fina pero muy resistente película sobre el agua que impide su evaporación. El resultado es un cielo inmaculadamente azul durante años.
La novela narra las consecuencias de la sequía sobre las condiciones de vida de los habitantes de Hamilton, un pueblecito a orillas de un lago que no tarda en secarse. Ante la falta de agua potable, el gobierno decide evacuar las ciudades, dirigiendo a la población hacia la costa, donde se construyen plantas desalinizadoras. El doctor Charles Ransom, tras la clausura del hospital donde trabajaba, no tiene ya nada que hacer en su casa y, sin embargo, parece resistirse a marcharse (lo que no acaba de entenderse del todo). La escena de una ciudad casi vacía, por la que pulula gente cada vez más desesperada, le atrae de alguna manera. Aún así, en poco tiempo se convence de que quedarse allí no puede depararle nada bueno: un excéntrico millonario planea incendiar la ciudad, un predicador fanático ve en la sequía una prueba divina y aparecen unos enigmáticos grupos de pescadores que reclutan gente, sin muchos miramientos, para buscar un improbable río en el interior del país.
Para cuando el protagonista se decide a viajar a la costa junto a otros desesperados de última hora, lo que se encuentra allí no es muy prometedor. Quizá uno de los mejores pasajes de la novela sea la descripción de los campamentos improvisados que cercan las playas, protegidas por el ejército. Ballard logra captar en un par de páginas la radical transformación de todos los hábitos sociales cuando de pronto se pone en cuestión lo que jamás se hubiera imaginado. En los campamentos todos desconfían, todos se ven como enemigos. A partir de ahí, la novela da un salto cronológico y se nos muestra la vida en las playas tras años de sequía. Han surgido nuevas formas sociales (o más bien han resucitado algunas ya viejas) y la gente parece haberse adaptado a la situación. Las montañas de sal que producen las plantas forman un paisaje desértico, salpicado por los restos inservibles de la antigua técnica. La novela acaba con el regreso de Ransom a su ciudad, donde encontrará insospechados supervivientes con un turbio modo de vida.
La verdad es que a mí la novela no me ha enganchado y, de hecho, me ha costado mucho resumir aquí el argumento, porque no me ha quedado ninguna imagen clara general de lo que se narra. Da la sensación de que Ballard hila una serie de peripecias que suceden a raíz de la falta de agua, pero sin que las acciones de los personajes lleguen a estar motivadas de verdad, ni a integrarse en un curso creíble. Ransom es un personaje apático hasta el extremo, al que parece darle igual deambular por una ciudad abandonada o pescar trabajosamente un par de peces para sobrevivir. Parece libre de todo afecto, de todo deseo, de todo odio. Y eso, aunque el autor nos aclara de vez en cuando que siente temor ante Quilter o cariño por Philip Jordan. Se dice, pero no se ve.
Esa sensación es recurrente en la novela: Ballard da pistas sobre lo que quiere decir, pero no consigue plasmarlo en lo que narra. Aquí y allá deja caer algo sobre cómo en una situación tan extrema y sin esperanza de cambio la gente parece perder su identidad. Una idea interesante que, sin embargo, no se acaba de ver en la novela. La falta de contornos de Ransom podría explicarse como consecuencia de la situación que vive, pero lo cierto es que ya desde el principio es un personaje casi robótico, con el que es imposible empatizar. El lector no entiende porqué decide quedarse más tiempo en la ciudad abandonada, ni porqué, de pronto, decide abandonar la comunidad de la costa. Ransom no pierde ninguna identidad, porque no llega a tenerla en ningún momento.
En general, parece que Ballard trata de transmitir ciertas tesis sobre la identidad personal y los vínculos sociales, y no consigue darles un auténtico cuerpo novelesco. Falta sustancia, credibilidad.
También de Ballard: El mundo de Cristal, La exhibición de atrocidades, Rascacielos, Crash, Avió en vol ras
lunes, 8 de junio de 2009
100 días de libros
Ya han pasado 100 días desde que el 1 de marzo arrancó este blog; con muchas ganas, sí, pero también con el miedo de no poder cumplir el reto que nos proponíamos: publicar la reseña de un libro cada día. Hoy podemos mirar atrás desde este primer recodo del camino y ver que hemos empezado con buen pie: en estos tres meses y pico, hemos cumplido nuestro compromiso sin falta, el grupo de autores se ha duplicado y tenemos un público fiel y participativo. Porque los 100 días son un buen momento para tener una perspectiva algo más amplia, queremos detenernos hoy un momento a ver qué hemos hecho hasta ahora y preguntarnos hacia dónde queremos caminar en el futuro.
Esta es la entrada número 100, pero, siendo exactos, no hemos reseñado 100 libros, sino 93. Este desfase se explica por las metaentradas, que es como decidimos llamar a los posts que tuvieran que ver con los temas del blog, o con el blog mismo, pero que no fueran críticas de libros. La más triste de estas metaentradas ha sido la que dedicamos recientemente a Mario Benedetti como homenaje póstumo. Fue justo con una obra suya, La tregua, con la que iniciamos este blog.
Después de algunas discusiones, decidimos etiquetar los libros según la nacionalidad de los autores y la lengua en que están escritos. Así, cualquiera puede hacerse una idea de la composición de las críticas publicadas echando un vistazo a la columna de la derecha. En la división por lenguas, el primer puesto lo ocupa, sin sorpresa, el español con 29 libros. A cierta distancia le siguen el inglés (20), y el francés y el alemán (con 11 cada uno). De los 29 libros en castellano, 13 son de escritores hispanoamericanos y 16 de autores españoles. Si tomamos los géneros, hay un clarísimo predominio de la novela, frente al ensayo, el relato, la poesía y el teatro. Ampliar la presencia de literatura en otras lenguas y de estos géneros hasta ahora menos representados es uno de nuestros retos de cara al futuro.
En cuanto a las estadísticas del blog (siempre está bien dar algunas cifras), todos los que hacemos este blog estamos sorprendidos y encantados con la acogida que ha tenido: los números de páginas vistas no dejan de crecer mes a mes (1.199 el primer mes, 1.784 el segundo, 2.920 el tercero), con una media de casi 100 personas por día. Nuestro día de mayor actividad fue el 29 de abril, cuando 81 usuarios vieron 177 páginas del blog. En cambio, los días más tranquilos son siempre los sábados, en que el número de visitas se reduce drásticamente (más de un 3% con respecto al domingo, que es el segundo día con menos visitas).
Otro aspecto que a los autores del blog nos ha resultado sorprendente y gratificante es la variedad de lugares desde los que nos lee la gente: recibimos visitas desde prácticamente todos los países de habla hispana (destaca España, con un 57,2%, pero también Guatemala, Argentina, México o Colombia) y algunos de habla no hispana, como Irlanda -lo que se explica porque allí reside uno de los autores del blog-, Francia, Estados Unidos, Reino Unido o Hungría. Un reto para el futuro: conseguir un visitante (¡aunque sea uno!) de Oceanía, nuestro único continente inexplorado...
Esperamos que este primer hito de las 100 entradas se nos quede pequeño dentro de poco, y que podamos celebrar con igual satisfacción el primer año de existencia del blog, las primeras 500 entradas o, quién sabe, incluso la entrada número 1000. Para ello, sin duda, necesitamos la ayuda de nuestros lectores, no sólo con sus vistas y sus comentarios, que nos dan la vida, sino también con la incorporación de nuevos colaboradores, que ayuden a mantener y aumentar la variedad, interés y calidad del blog.
Esta es la entrada número 100, pero, siendo exactos, no hemos reseñado 100 libros, sino 93. Este desfase se explica por las metaentradas, que es como decidimos llamar a los posts que tuvieran que ver con los temas del blog, o con el blog mismo, pero que no fueran críticas de libros. La más triste de estas metaentradas ha sido la que dedicamos recientemente a Mario Benedetti como homenaje póstumo. Fue justo con una obra suya, La tregua, con la que iniciamos este blog.
Después de algunas discusiones, decidimos etiquetar los libros según la nacionalidad de los autores y la lengua en que están escritos. Así, cualquiera puede hacerse una idea de la composición de las críticas publicadas echando un vistazo a la columna de la derecha. En la división por lenguas, el primer puesto lo ocupa, sin sorpresa, el español con 29 libros. A cierta distancia le siguen el inglés (20), y el francés y el alemán (con 11 cada uno). De los 29 libros en castellano, 13 son de escritores hispanoamericanos y 16 de autores españoles. Si tomamos los géneros, hay un clarísimo predominio de la novela, frente al ensayo, el relato, la poesía y el teatro. Ampliar la presencia de literatura en otras lenguas y de estos géneros hasta ahora menos representados es uno de nuestros retos de cara al futuro.
En cuanto a las estadísticas del blog (siempre está bien dar algunas cifras), todos los que hacemos este blog estamos sorprendidos y encantados con la acogida que ha tenido: los números de páginas vistas no dejan de crecer mes a mes (1.199 el primer mes, 1.784 el segundo, 2.920 el tercero), con una media de casi 100 personas por día. Nuestro día de mayor actividad fue el 29 de abril, cuando 81 usuarios vieron 177 páginas del blog. En cambio, los días más tranquilos son siempre los sábados, en que el número de visitas se reduce drásticamente (más de un 3% con respecto al domingo, que es el segundo día con menos visitas).
Otro aspecto que a los autores del blog nos ha resultado sorprendente y gratificante es la variedad de lugares desde los que nos lee la gente: recibimos visitas desde prácticamente todos los países de habla hispana (destaca España, con un 57,2%, pero también Guatemala, Argentina, México o Colombia) y algunos de habla no hispana, como Irlanda -lo que se explica porque allí reside uno de los autores del blog-, Francia, Estados Unidos, Reino Unido o Hungría. Un reto para el futuro: conseguir un visitante (¡aunque sea uno!) de Oceanía, nuestro único continente inexplorado...
Esperamos que este primer hito de las 100 entradas se nos quede pequeño dentro de poco, y que podamos celebrar con igual satisfacción el primer año de existencia del blog, las primeras 500 entradas o, quién sabe, incluso la entrada número 1000. Para ello, sin duda, necesitamos la ayuda de nuestros lectores, no sólo con sus vistas y sus comentarios, que nos dan la vida, sino también con la incorporación de nuevos colaboradores, que ayuden a mantener y aumentar la variedad, interés y calidad del blog.
domingo, 7 de junio de 2009
"El libro de mi vida": Los cinco frente a la aventura, de Enid Blyton.
Idioma original: inglés.
Título original: Five fall into adventure
Año de publicación: 1950
Valoración: imprescindible.
Ya he reseñado en este blog casi todos los libros que, por uno u otro motivo, han sido importantes para mí a lo largo de mi vida. Así que, buscar uno más para incluir en esta selección se me hacía complicado.
De pronto, como en un destello, pensé.. "Pero Esti, en realidad; ¿el libro más importante para ti no fue el primero que leíste? ¿El que te conquistó entonces, animándote a leer después todos los demás?"
Por eso he decidido comentar este volumen de la serie de Enyd Blyton, "Los cinco"; un clásico de la literatura juvenil de todos los tiempos.
Recuerdo que no me compraron este libro. Yo lo encontré en casa de una prima de mi madre. A nadie parecía interesarle así que pregunté, con mi habitual descaro, si podía quedármelo. En principio, sólo me apetecía colorear los dibujos, que para mi disfrute, eran en blanco y negro.
Después, no recuerdo cuándo ni dónde, lo leí. Y me enamoré del personaje de Jorge (por el que yo también decidí que prefería ser un chico), de su perro Tim (que fue para mí algo así como un amigo imaginario), de los pasadizos secretos, del pastel de carne y el jarabe de jengibre (en realidad nunca supe en qué consistían esas delicias, pero hasta me provocaban hambre las descripciones de aquellas meriendas..).
Después de "Los cinco frente a la aventura", devoré toda la colección. Y después otras muchas colecciones. Y después hay un "después" que aún no ha terminado.
En este número de la serie, un espía y sus secuaces tratan de robar las notas de un trabajo de Quintín (científico despistado que era padre de Jorge y tío de Julián, Dick y Ana). Para conseguirlas toman como rehén a Jorge. Los chicos, ayudados por la intrépida Jo, hacen todo lo posible por liberarla, adentrándose en una emocionante aventura.
Nunca he releído a "Los cinco". Me da miedo hacerlo y que algo se rompa dentro de mí.
Sé que el tiempo ha sacado a relucir sus defectos (por ejemplo, un sexismo evidente en el comportamiento de los personajes) pero creo que no ha hecho desaparecer la magia de sus aventuras ni la importancia de sus valores implícitos; el poder de la amistad, el valor y la inteligencia como herramientas para hacer del mundo un lugar mejor...
En fin. Nostalgia para los adultos. Y buena literatura para los más jóvenes.
Me habían leído muchos cuentos... pero nunca había leído un libro por mí misma hasta éste. Sólo por eso, merece que lo llame "el libro de mi vida".
Título original: Five fall into adventure
Año de publicación: 1950
Valoración: imprescindible.
Ya he reseñado en este blog casi todos los libros que, por uno u otro motivo, han sido importantes para mí a lo largo de mi vida. Así que, buscar uno más para incluir en esta selección se me hacía complicado.
De pronto, como en un destello, pensé.. "Pero Esti, en realidad; ¿el libro más importante para ti no fue el primero que leíste? ¿El que te conquistó entonces, animándote a leer después todos los demás?"
Por eso he decidido comentar este volumen de la serie de Enyd Blyton, "Los cinco"; un clásico de la literatura juvenil de todos los tiempos.
Recuerdo que no me compraron este libro. Yo lo encontré en casa de una prima de mi madre. A nadie parecía interesarle así que pregunté, con mi habitual descaro, si podía quedármelo. En principio, sólo me apetecía colorear los dibujos, que para mi disfrute, eran en blanco y negro.
Después, no recuerdo cuándo ni dónde, lo leí. Y me enamoré del personaje de Jorge (por el que yo también decidí que prefería ser un chico), de su perro Tim (que fue para mí algo así como un amigo imaginario), de los pasadizos secretos, del pastel de carne y el jarabe de jengibre (en realidad nunca supe en qué consistían esas delicias, pero hasta me provocaban hambre las descripciones de aquellas meriendas..).
Después de "Los cinco frente a la aventura", devoré toda la colección. Y después otras muchas colecciones. Y después hay un "después" que aún no ha terminado.
En este número de la serie, un espía y sus secuaces tratan de robar las notas de un trabajo de Quintín (científico despistado que era padre de Jorge y tío de Julián, Dick y Ana). Para conseguirlas toman como rehén a Jorge. Los chicos, ayudados por la intrépida Jo, hacen todo lo posible por liberarla, adentrándose en una emocionante aventura.
Nunca he releído a "Los cinco". Me da miedo hacerlo y que algo se rompa dentro de mí.
Sé que el tiempo ha sacado a relucir sus defectos (por ejemplo, un sexismo evidente en el comportamiento de los personajes) pero creo que no ha hecho desaparecer la magia de sus aventuras ni la importancia de sus valores implícitos; el poder de la amistad, el valor y la inteligencia como herramientas para hacer del mundo un lugar mejor...
En fin. Nostalgia para los adultos. Y buena literatura para los más jóvenes.
Me habían leído muchos cuentos... pero nunca había leído un libro por mí misma hasta éste. Sólo por eso, merece que lo llame "el libro de mi vida".
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