Título completo: Tracking. Una historia sobre mi familia y mis películas
Año de publicación: 2014
Valoración: muy recomendable
Había mirado con desgano la aparición de este libro. A decir verdad, en primera instancia no le presté mucha atención. Su lectura final fue desde sus inicios pura y simple contingencia: pasé por afuera de una librería y en una decisión impulsiva compré el libro. Me pareció en ese momento que podría ser bueno. Decisión acertadísima. Lo cierto es que Tracking, escrito por Gonzalo Frías, se transformó en algo estrictamente personal. Detrás de una prosa cuidada y certera, además de no tener una fórmula definida (lo cual se agradece), el autor cumple con ese esfuerzo creativo literario: tensionar la escritura e inventar un nuevo lenguaje. Hecho que cumple con creces.
Aludiendo al concepto de tracking, aquel botón del control terremoto que permitía ajustar y alinear una serie de impulsos que sincronizaban la velocidad en la cinta de reproducción de VHS, Frías toma su significado y lo transforma en uno de los ejercicios literarios más interesantes de este último tiempo: convertir su vida y su relato en una especie de moderno videoclub. Un recorrido sumamente estético, en donde el cine y la vida cotidiana, en que las escenas fílmicas y recuerdos familiares se unen, advirtiéndose en ello una compleja y muy bien resulta composición.
En Tracking su protagonista es el mismo autor. En el relato, su vida es dispersa y brutalmente cambiante. En la historia de su madre, “Lois Lane”, el cáncer que le arrebató la vida dan la partida inicial. Con descripciones puntuales y precisas, aplica esa máxima formulada por Cortázar: el knockout, detrás de un telón fondo en las que imágenes de Superman o Bambi son proyectadas. A este esquema familiar se suman “Mi papá ve siempre la misma película”, atardeceres costeros en tardes de VHS; “Los Gruñis”, fantasías infantiles de un abuelo; “Dura de Matar”, literalmente la vida de su abuela y “Mi Villano Favorito”, el entrañable amor y odio entre padre e hijo. Este recorrido se complementa con historias como “Mi Amigo Extraterrestre”, imposible no recordarnos acerca del significado de la amistad en nuestra primera infancia, y “Zapateros a tus películas”, mediante las infinitas colecciones (u obsesiones) de un videoclub llamado Casa Amarilla y su dueño don Anselmo.
Detrás de estos relatos, Tracking narra con honestidad, ironía, desgarro y melancolía las relaciones personales, sin victimizaciones. Esto es lo que lo hace tan atractivo. Detrás de historias opacadas por lo trivial y empeñadas por encontrar lugares comunes que son resueltos, Frías muestra sin vacilaciones las sutiles y dolorosas huellas que marcan el crecimiento de padres, hijos, abuelos y hermanos, y en la que como lectores se nos hace imposible no sentirnos reflejados.
Firmado: Felipe Martínez