lunes, 14 de abril de 2025
Xavier B. Fernández: El infierno y Texas
domingo, 13 de abril de 2025
Edmundo Desnoes: Memorias del subdesarrollo
Año de publicación: 1965
Valoración: Está muy bien
Un hombre corriente frente a la sociedad y la dificultad para asimilarse a una corriente histórica, un antihéroe de manual frente sus propias contradicciones y las contradicciones intrínsecas de una sociedad que se pretende nueva, un tipo algo pedante (que cita a Rimbaud y habla de la Weltanschaung) que da vueltas por La Habana para matar la soledad y la tristeza, un observador abúlico y distanciado de una realidad tragicómica y sórdida... Cualquiera de estas frases (o todas ellas) vendría a resumir el espíritu de una novela llevada al cine en 1968 por Tomás Gutiérrez Alea, director de la conocidísima Fresa y chocolate.
Publicada en 1965 y ambientada entre la invasión de Playa Girón y la crisis de los misiles, Memorias del subdesarrollo se aleja de las corrientes literarias imperantes en la región y se acerca a una narrativa de corte existencialista, tamizada (eso sí) por el entorno sociocultural. En fin, una novela más cercana a la tradición "europea" que al realismo mágico o al realismo socialista (en sus diferentes formas) que manejaban el cotarro por aquella época.
Ya el título da una pista de lo dostoyevskiano de la novela, no? ¡El propio autor lo reconoce en el epílogo a esta edición, escrito 40 años después! Al mismo tiempo, reconoce en él la innegable influencia de El extranjero de Camus o de Pío Baroja en su obra. ¡Cómo negarlo, sobre todo en el caso del Nobel francés!
Escrita en forma de diario al que le faltan fechas y referencias y con un predominio abrumador de la frase breve (un poco al estilo de Pedro Juan Gutiérrez, pero más "limpio"), Memorias del subdesarrollo es la historia de Sergio Malabre, un hombre escindido, un extranjero en su propia tierra que observa y analiza la realidad y a sí mismo con un puntito cínico.
La gente me parece cada día más estúpida; y yo no soy más inteligente ahora
Tengo 39 años y ya soy un viejo. No me siento más sabio, como esperaría un filósofo oriental, ni más maduro. Me siento más estúpido
A favor pero en contra de la Revolución (Todos son unos ilusos. La contra, porque vive convencida de que recuperará fácilmente su cómoda ignorancia; la Revolución, porque cree que puede sacar a este país del subdesarrollo), influenciado por la cultura popular estadounidense pero renegado de los Estados Unidos y de su "protección", Sergio Malabre sería un miembro de honor del club de los "se dejaba llevar", uno de esos voyeurs de libro.
Y como buen voyeur, Malabre / Desnoes nos ofrece en sus andanzas una crónica del país y de la época en diferentes aspectos: el social, el político, el cultural, etc. Novela, sí, pero bien anclada en la realidad del momento.
Todo lo anterior no significa que Memorias del subdesarrollo sea una novela 100% clásica. De hecho, la inserción de discursos de Kennedy o de Fidel, la inclusión del propio autor como protagonista, la referencia a escritos del propio Malabre y que son incluidos como apéndices a la novela (me encanta Yodor) o la reproducción de fragmentos de boleros hablan de la voluntad del autor de superar los marcos tradicionales de la novela, de acercar esta a lo documental, a lo cinematográfico y/o a lo popular, y sitúan a Desnoes cercano, a su manera, a tipos como Manuel Puig.
En fin, una muy buena novela a la que solo le pondría un pero: su final, un tanto abrupto. Como el de esta reseña. ¡Hala, a leer!
sábado, 12 de abril de 2025
Frank Broughton - Bill Brewster : Anoche un DJ me salvó la vida
Idioma original: inglés.
Título original: Last night a DJ saved my life.
Traducción:Alejandro Álvarez .
Año de publicación: 1999, con actualizaciones hasta 2014
Valoración: imprescindible para interesados
Comprendo el escepticismo de los profanos: Anoche un DJ me salvó la vida toma su título de un tema clásico de un grupo, Indeep, de corto recorrido, y no es más que una frase recurrente incorporada a cierto ámbito, en el fondo una especie de guiño no exento de sarcasmo al tema del libro. "Algún título había que ponerle, y este nos vino al pelo."
Quiero decir que este no es un libro que vaya a tomarse muy en serio a sí mismo, en un principio, aunque resulta que, desde su primera publicación en 1999, el texto se ha ampliado, incorporado algo así como actualizaciones y, habida su extensión definitiva (más de 700 páginas, incluyendo profusas listas de canciones) podríamos considerarlo algo así como una referencia casi enciclopédica sobre la figura ya no solo del DJ como figura, sino sobre la evolución de la música, y el modo en que esta es disfrutada, especialmente desde que los soportes grabados lo hicieron posible al margen de la experiencia en vivo. Otro diría democratizar pero, más que eso, todo lo que los avances de la tecnología en su alcance más extenso fueron capaces de aportar.
Un libro escrito por periodistas que estuvieron presentes en el momento de la explosión de esa figura. Que recorre un rango temporal (y espacial) más prolongado de lo que podría uno suponer. Porque sí, hay una secuencia desde que los primeros locutores de radio empiezan a programar las canciones que se les presentaban a través de distintos cauces, hasta lo que fueron en algún momento, estrellas en un firmamento hiperventilado e inundado de dinero e intereses comerciales. Y hay reconocimiento de las enormes imperfecciones del proceso, de sus elevados riesgos y contradicciones. Precisamente eso aleja este texto del mero listado reivindicativo de eventos: la presencia constante de un espíritu crítico, de una necesidad de poner la música por delante de todo, la aceptación de que esa cultura de diversión, de hedonismo, se cobró víctimas por mucho de lo que confluyó en ella en sus puntos álgidos (el SIDA, los excesos de todo tipo) y sobre todo, la lectura inapelable, producto del análisis: la creciente popularización degeneró en una enorme capacidad de atraer los socios equivocados, las dinámicas voraces del capitalismo, en su mayoría, que fueron tanto espoleta de su explosión global, como motivaron que, en el momento que los intereses entraron en barrena, todo se estropeó y la creatividad, el impulso artístico, acabó evaporándose en gran parte. A pesar de ese funesto panorama, y sin apelaciones vacuas a la nostalgia, el texto rememora, casi con aires de suspense, cómo una serie de elementos dispares confluyen en un movimiento chispeante, creativo, democratizador del talento, que no dispone hasta día de hoy de algo a qué compararse. Con todo lo necesario en textos de este tipo, desde reivindicación de sus factótum más oscuros, hasta relación de todas sus referencias más brillantes. Casi, una enciclopedia, con opiniones contundentes siempre embebidas de amor por la música.
Capítulo aparte merece la atroz traducción que, aparte de sacarse de la manga un verbo (diyoquear? tan difícil era otra elección?) viene a ser un ejemplo sobre porqué los textos con un cierto perfil técnico o especializado no deben ser puestos a disposición de manos profanas.
viernes, 11 de abril de 2025
Magalí Etchebarne: La vida por delante
Año de publicación: 2024
Valoración: Está bien
Último ganador de cierto prestigioso concurso de libros de cuentos, éste está formado por cuatro relatos de mediana extensión, caracterizados todos por :
1- Estar ambientados en época actual y en contextos cotidianos, domésticos, incluso.
2- Protagonizados por mujeres, más o menos de la edad (qué curioso) de la autora, sin pareja, salvo en el último cuento y de clase más o menos media, con trabajos, cuando los conocemos, en relacionados con ámbitos creativos, sin serlo ellas directamente.
3- Las protagonistas transitan por un momento de incertidumbre vital, de cuestionamiento o, cuando menos, desconcierto acerca del camino a seguir, de extrañamiento, incluso, con el mundo que les rodea.
Aparte de eso, el primero y el tercero de los cuentos, titulados respectivamente Piedras que usan las mujeres y Temporada de cenizas están estrechamente relacionados, hasta el punto de que podrían tratarse de variantes del mismo relato o uno precuela del otro -o el segundo secuela del primero, si se prefiere-; ambos tratan de la vejez y enfermedad de la madre, en los dos casos mujeres que fueron abandonadas por sus maridos para irse con chicas más jóvenes y cuya fortaleza mental queda arrasada por la enfermedad y la edad. Además, encontramos otro punto en común en la presencia , supongo que con ánimo metafórico, de unas piedras de obsidiana que algunas mujeres se introducen en salva sea la parte para obtener su supuesta energía. Es cierto, en todo caso, que ambos resultan relatos muy sensibles sobre la relación entre madres e hijas -y, sobre todo, cuando las hijas se convierten en "madres" de sus madres- y sobre lo inclemente del devenir que a veces se precipita (por no decir que se derrumba) sobre las personas que han sido un firme pilar nuestro durante muchos años.
El segundo de los relatos, Un amor como el nuestro, trata de la solitaria correctora de una editorial que viaja a las cataratas de Iguazú junto con una autora de novelas románticas de la que se ha hecho amiga (spoiler o, mejor dicho, NO spoiler: la historia no va de una relación sáfica entre ellas) y el cuarto, Casi siempre desesperados, sobre la crisis de una pareja formada por Ramiro, un dramaturgo bastante insoportable y Ana, ayudante de un director de danza que se cuestiona adónde va esa relación y que diantres está haciendo con su vida... (En mi opinión, cualquier persona medio normal le diría: lo primero de todo, deja a ese cretino... Pero, bueno, tampoco quiero condicionar la lectura de nadie).
En conjunto, un puñado de relatos escritos con competencia pero que al encontrarse, quizás, demasiado apegados a lo cotidiano, no elevan el tono sino en contadas ocasiones... Cuando esto ocurre -en el segundo de ellos, por ejemplo, cuando la protagonista recuerda el accidente por el que luce una aparatosa cicatriz en la pierna- la narración gana en interés y hasta transcendencia, dotando a los relatos de una mayor consistencia, siquiera momentánea. Porque, en general, ya digo que son historias muy pegadas a los sentimientos e impresiones de las personas -de las mujeres, en este caso- de entornos normales, de una edad determinada, etc. lo cual, sin duda, resultará satisfactorio para quien se identifique con las protagonistas o esté más interesado/a en las vivencias de figuras de este tipos, pero, me temo, se queda un poco corto para quien busca en la ficción hechos y personajes extraordinarios o, cuando menos, distintos a su propia realidad o de las que puede tener noticia en su entorno cotidiano.
jueves, 10 de abril de 2025
Laura Esquivel: Como agua para chocolate
Año de publicación: 1989
Valoración: Recomendable
miércoles, 9 de abril de 2025
Bruno Schulz: Madurar hacia la infancia
martes, 8 de abril de 2025
Lisa Tuttle: Mi muerte
¿No suena todo esto un poco borgiano? Vale, ya sé que yo veo a Borges por todas partes pero es que Mi muerte tiene un puntito muy del rollo de Jorgito.
Y eso que el comienzo nos habla de una escritora de mediana edad en plena crisis vital y creativa que decide, fruto de una especie de revelación proustiana, escribir la biografía de Helen Ralston, escritora, modelo y amante de un más o menos conocido pintor de principios de siglo.
Lo que inicialmente parece otra puñetera novela sobre el bloqueo del escritor o una simple "investigación literaria" gira, gracias a casualidades, espejos, paralelismos y desdoblamientos, en una novela de misterio que por momentos se acerca a la ciencia ficción para terminar convirtiéndose en una reflexión sobre el género y la identidad, sobre el sexo, sobre el arte y el papel de la mujer en el mismo a lo largo de la Historia, sobre renacimientos y bucles que han de romperse.
Tres son los aspectos que destacaría por encima de todo en la novela:
- La evolución de la atmósfera de la misma, desde el casi inicial (y ultrabritish) té con pastas hasta una segunda mitad que roza lo onírico, lo gótico y lo tenebroso.
- El manejo de lo simbólico.
- La exploración de la autora en la relación narradora / Helen y cómo la misma se mueve entre la fascinación y la intimidación, entre el sobrecogimiento y el "asco".
lunes, 7 de abril de 2025
Henry James: La muerte del león
Título original: The Death of the Lion
Traducción: Eduardo Lago
Año de publicación: 1894
Valoración: Se deja leer
Supongo que mis colegas del blog estarán de acuerdo, pero quizá es algo que a nuestros lectores se les puede escapar: a veces no apetece reseñar un libro. Ocurre, o al menos me ocurre a mí, cuando el libro es ni fu ni fa, no despreciable pero tampoco ha dejado una huella importante (ahí encajaría a la perfección una expresión tan usual como ‘poco reseñable’), o cuando uno, por alguna razón, no encuentra demasiadas cosas que contar aparte de hacer una vulgar sinopsis. Pero esta especie de ligero malestar se me hace más patente cuando leo a un autor considerado más o menos clásico, que está en los cánones y por tanto debería aportarme cosas interesantes, pero al que no termino de encontrarle el punto atractivo. Todo esto podría muy bien ser la conclusión de la reseña, pero es obligado contar algo más, y a ver si así termino descubriendo el porqué de mi tibieza, indiferencia, decepción.
La muerte del león ('león' tiene en el mundo anglosajón la acepción coloquial de celebridad, o algo así) relata la relación entre un joven periodista y un escritor admirado aunque todavía algo lejos del éxito. Al primero se le ha encomendado entrevistar al autor, pero le es vetada su intención de hacer un reportaje de corte más personal que literario. El joven, presa de la admiración por el artista, se dedicará a intentar protegerle y preservar sus valores y su personalidad cuando se da cuenta de que hay gente que intenta convertirle en un personaje de la vida social, el típico famosillo que da lustre a fiestas y reuniones. De alguna manera, es la disociación entre lo público y lo privado, el escritor y la persona que está detrás.
Todo esto que he contado, que es un poco lo que da de sí esta novela corta, le lleva a James bastantes páginas, en las que hace gala de una prosa alambicada con la que intenta a cada paso profundizar en la psicología de los personajes, más en sus reflexiones que en sus acciones, que son más bien pocas, y obliga al lector a pararse en cada frase para entender y relacionar. No creo que James sea de esos autores que escriben para sí mismos, lo que suele ser motivo de ilegibilidad, pero al igual que el escritor, el artista en sentido amplio, tiene todo el derecho a esperar un esfuerzo de su público, éste tiene el mismo derecho a negarse a hacerlo. Queda por tanto ahí el aviso de que, si no nos apetece mucho entrar en ese juego, la lectura, al menos a la vista del libro al que me refiero, puede resultar poco o nada gratificante.
El ejemplar que manejo se completa con El rincón feliz, un relato que parece menor aunque a mí me ha resultado más atrayente. Con algunos tintes góticos, James presenta a un individuo que visita periódicamente la vieja casa familiar hasta que empieza a sospechar que aloja una extraña presencia. Sombras inexplicables, sonidos sutiles y puertas que se dejaron cerradas y aparecen abiertas dan paso a un crescendo de terror psicológico en el que se reúnen tenues recuerdos con una confusa sensación de desdoblamiento de personalidad.Todo lo cual tiene a su vez origen en la experiencia del propio James, norteamericano afincado en Europa y más adelante nacionalizado británico, que traslada al personaje la experiencia dual de dos mundos que considera muy diferentes. Cuando su protagonista regresa a Nueva York, se plantea la clásica duda sobre lo no vivido: qué hubiera sido de no haber emigrado, o bien de no haber regresado. Incluso si al abandonar una tierra (podríamos incluir cualquier otra circunstancia, el fin de una relación, por ejemplo) algo de nosotros permanece en el lugar de origen, ese reflejo de lo que quedó quizá en la casa familiar. Todo bajo una atmósfera bien conseguida cuando el autor se despoja, aunque sea parcialmente, del lenguaje moroso y algo barroco que tanto pesa en el relato anterior. Seguramente es por este camino por el que James consiguió evitar esa desconexión con el lector que he creído detectar en el primero de los relatos, y así parece que se aprecia en algunas de sus otras obras reseñadas en este blog, y que se pueden consultar aquí abajo.
Todas las reseñas sobre Henry James en ULAD: aquí
domingo, 6 de abril de 2025
Rachel Cusk: Un trabajo para toda la vida
Idioma original: inglés.
Título original: A Life's Work.
Traducción: Catalina Martínez Muñoz.
Año de publicación: 2001-2007.
Valoración: se deja leer
Rachel Cusk escribió Un trabajo para toda la vida en el 2001. Quiero suponer que, entonces, era una escritora con poca repercusión y que necesitó, de alguna manera, compartir sus experiencias. Siguiendo con las suposiciones, cuando alguna de su obra posterior (alguna reseñada aquí) obtiene un reconocimiento más o menos generalizado (dentro de este liliputiense mundillo), se opera el consabido proceso de progresiva curiosidad del público por la obra anterior, la recuperación – previas cuestiones legales o burocráticas – de ésta, etc. Cuestión esta que es una cierta especialidad de Libros del Asteroide, notable editorial que suele presentar autores poco conocidos (actuales y no tanto) . En el marco de este proceder, recuperar esta obra más de dos décadas después de su primera publicación responde a esta lógica. Lo que no me ha cuadrado tanto es que la autora incorporara, ya en 2007, dos textos introductorios, que en esta edición se han incluido.
Porque estas dos introducciones desvirtúan la obra, parecen pretender justificarla y casi excusarse por su contenido, y hasta cierto punto condicionan su lectura, como si la autora renegara parcialmente de su escrito original, o necesitase explicar sus intenciones ante eventuales malas interpretaciones. Que parece ser que las hubo, en su momento. No había que esperar a que Elon Musk se hiciera con Twitter para destapar el odio, al parecer. Lo siento, pero mi opinión es que esto ni era necesario en 2007, y en 2025 ya es francamente prescindible.
Básicamente, Un trabajo para toda la vida es como un dietario algo desordenado de experiencias y reflexiones relacionadas tanto con las últimas fases del embarazo como con el parto y los primeros años de cuidado del niño. Está escrito, por lo tanto, en una obstinada primera persona, que es como suelen escribirse estos libros. Pero es que esas sensaciones que se manifiestan, desde las consecuencias físicas, inevitables, hasta el proceso mental, que me temo que también depara muchos lugares comunes, no me han aportado novedad alguna sobre lo que es una sensación universalmente experimentada y universalmente aceptada. Bueno: quizás no tan universalmente. No tantas madres desempeñan una profesión o una situación económica como la de Cusk, que les puede permitir disponer de canguros y cuidadoras (algo tendencioso, por cierto, el episodio del incidente con la cuidadora española). Entonces si esa percepción de la situación personal ocasiona esas sensaciones, si esa reflexión induce a sentimientos poco convencionales – el rechazo, el hastío, el agobio –pero esas circunstancias no los convierten en reprobables, sino en manifiestamente lógicos, Cusk inunda su corriente de conciencia de tópicos que, a pesar de su honestidad y sinceridad, parecen extraídos de una versión algo erudita y desganada de un diario de Bridget Jones, madre. Todo lo cual reduce el atractivo del texto.
Otros libros de Rachel Cusk reseñados en ULAD: aquí
sábado, 5 de abril de 2025
Karel Čapek: La fábrica de Absoluto
viernes, 4 de abril de 2025
Laura Pérez: Nocturnos
Año de publicación: 2024
Valoración: entre recomendable y está bien
La noche, por definición, está llena de oscuridad y misterio, de insomnes y pesadillas, de monstruos y revelaciones. La noche representa el reino de lo irracional, del subconsciente, de aquello que está más allá de la realidad aparente. La noche es el territorio de lo que no podemos entender, sólo intuir. Y la noche, en este libro de Laura Pérez es el momento en que suceden las historias más extrañas o, si se quiere, cuando el extrañamiento del mundo nos alcanza. El espacio de los seres nocturnos, como reza el título, el de las deserciones y los encuentros inesperados, el de las presencias inquietantes -hay un par de episodios en el libro que, de hecho, son verdaderos relatos de terror- y el reconocimiento espiritual en el silencio, con, a menudo, los animales actuando de psicopompos. Como los ciervos y zorros, las arañas o esa lechuza que actúa de enlace entre los personajes del libro, entre las vivencias de unos y los descubrimientos de otros.
Tercera novela gráfica de esta autora que leo (estas si que no me atrevo a llamarlas cómics), en la que confirmo las impresiones que me dejaron las dos anteriores, Ocultos y Tótem, tanto en sus elementos más positivos como en los que no me lo parecen tanto. Igual que en los otros, las ilustraciones muestran una magnífica factura, con un estilo muy reconocible, hierático y oscuro, y una línea narrativa pausada que ayuda a crear el ambiente misterioso y trascendente que caracteriza también a las obras de esta autora. Por otro lado, las escenas resultan quizás demasiado estáticas, con apenas diálogos y los que hay, muy escuetos, lo que puede llegar a desesperar a lectores/as acostumbrados a un estilo más dinámico. Las transiciones entre las distintas escenas o relatos (quizá sea excesivo denominarlos así) están bien conseguidos y fluyen con naturalidad, aunque tal vez el recurso a la lechuza se haga un tanto reiterativo.De todos modos, son éstas pegas menores a un libro que, en general, consigue su objetivo de crear un ambiente entre enigmático y, cómo no, onírico, con una forma de narrar diferente a la vorágine de estímulos a que suele bombardearnos, sobre todo desde lo audiovisual o las redes sociales, pero también, a veces, de lo literario y gráfico. Se agradece, por tanto, un poco de mesura a este respecto, ya que no de sosiego, pues precisamente lo que consigue Laura Pérez es inquietarnos, extrañarnos, desvelarnos, incluso, para convertirnos, a nosotros también, en criaturas nocturnas.
Otros libros de Laura Pérez resañados en este blog: Ocultos, Tótem
jueves, 3 de abril de 2025
Charles Bukowski: Música de cañerías
Título original: Hot water music
Traducción: Jorge Berlanga
Año de publicación: 1984
Valoración: Muy recomendable
miércoles, 2 de abril de 2025
Solvej Balle: El volumen del tiempo II
martes, 1 de abril de 2025
William T. Vollmann: La camisa de hielo
(...)aquel viento temible que, aunque no veían que fuera blanco, barría tal cantidad de nieve contra ellos que casi les asfixiaba; tampoco era negro, aunque había tal negrura en su interior que veían lo mismo con los ojos abiertos que cerrados; arrancó las puntas de los icebergs, desprendiendo hielo de hielo y haciendo que de las hendiduras manara nieve que corría por las laderas de los acantilados como sangre blanca y espumeante; y el cielo chilló por cada fisura que encontraba o abría hasta que el océano, pese a estar congelado, crujió y restalló, rompiendo contra el oleaje de aquel otro mar de viento
Más interesante me resulta la segunda parte de la novela, la que pone el foco en Freydis, descendiente de Erik el Rojo que parte hacia Vinlandia (actual Terranova, Labrador, etc), en la rivalidad que se desata con otros colonos y en el choque con los nativos. Sin dejar de lado ese elemento mítico que recorre todo el texto (profecías, sueños premonitorios, hechiceros...), creo que los personajes se muestran en toda su complejidad, que es mayor la profundización en las relaciones entre ellos, que se ahonda en los motivos que los mueven, etc.
Todo esto sin olvidar los que creo que son los principales puntos fuerte del texto: descripción de paisajes, metáforas y símbolos, en los que se combinan ficción y no ficción, mito y realidad, Historia e "historias".
En resumen, una novela complicadita (sí, tetes, es Vollmann) que nos habla del presente, ahora que cierto tipejo de color naranja pretende apropiarse de Groenlandia, a través de la revisión de leyendas y mitos de un pasado no tan lejano como pudiera parecernos.
P.S.: Preciosa edición la de Pálido Fuego. Tipografía, ilustraciones, cubierta, papel... Un lujo, vaya.
También de Vollmann en ULAD: Historias del Arco Iris, La familia real y El atlas
lunes, 31 de marzo de 2025
Edogawa Rampo: La bestia entre las sombras
domingo, 30 de marzo de 2025
Xita Rubert: Mis días con los Kopp
sábado, 29 de marzo de 2025
Carlos Castilla del Pino: Pretérito imperfecto
Año de publicación: 1997
Valoración: Recomendable
Para ser sincero reconozco que, en un tic de lector perezoso, quizá pasado un tercio del libro miraba con ojos golosos esos volúmenes de lomo finito que esperan en la estantería. Muy mal, ya lo sé, pero este semi-tocho de quinientas páginas largas de tipografía más bien escueta se me hizo un poco cuesta arriba en algunos momentos, y eso que las memorias del psiquiatra Carlos Castilla del Pino solo alcanzan hasta sus veintisiete añitos (después escribiría una segunda parte titulada Casa del Olivo, de longitud similar).
Y es que el autor resulta seguramente excesivo en los detalles, lo valora y disecciona todo, cada situación, cada personaje (y son decenas, quizá cientos), relata con la precisión de algo que hubiera ocurrido ayer, no en vano parece ser que guarda un número ingente de documentos, notas colegiales y universitarias, recortes de prensa, cartas, nombramientos, papeles en los que apoya su memoria o con los que indaga en cada circunstancia como forzado a defender su argumentación ante un tribunal. Se diría que, más que contar su vida, lo que intenta es reconstruirla punto por punto para que, una vez impresa, quede fijada para siempre.
Pero, claro, la cuestión es que lo que cuenta es casi siempre interesante, desde la infancia en una familia conservadora y acomodada (relaciones complicadas con sus padres y hermanas, el grupo de amigos del pueblo, el odioso internado en los salesianos) hasta el inicio de la Guerra civil cuando, envuelto en su ambiente más cercano, se alista en el Requeté siendo un adolescente y asiste al asesinato de varios familiares por parte de los milicianos. En esa etapa empiezan a fraguarse el anticlericalismo y el antimilitarismo de los que Castilla hace gala a lo largo del libro, tendencias que se irían acentuando y consolidando hasta terminar en su militancia comunista muchos años después, lo que queda ya fuera del libro.
Situado entonces, por origen y educación, en el campo del tradicionalismo católico, el joven Castilla ve nacer el profundo desprecio hacia la brutalidad y la incultura falangistas, y descubrimos así esa pugna entre dos de los pilares del franquismo, tradicionalistas en principio monárquicos vs. falangistas, enfrentamiento quizá más moral o intelectual que político, que siempre se quiso ocultar y que perduraría en gran medida durante toda la vida del Régimen.
Castilla, tan joven, muestra una voracidad incontenible de saber, es lector insaciable, y tiene muy clara su vocación médica, hasta el punto de que, los tiempos lo permiten, asiste con frecuencia a autopsias en edad aún adolescente. Pero lo más interesante de esta etapa es que, desde una posición cultural indudablemente elevada, se va fraguando su repulsa hacia un sistema que, solo en base a la sospecha o la desafección, sustituye a investigadores y catedráticos de gran valía por amiguetes, pelotas o voceros del bando vencedor. El autor no puede soportar ese triunfo de la mediocridad y el servilismo, y en pocos años una postura inicialmente tibia y mediatizada por el origen familiar pasa primero a una etapa de rebeldía algo inconsciente, hasta desembocar en una oposición cada vez más firme al cutrerío dominante en las esferas oficiales.
Castilla no es (todavía) un rojo en el sentido ideológico sino que, como él mismo refiere, esto requirió una evolución ‘desde el mero intelectualismo antifranquista (anticlerical y antimilitarista) a una auténtica conciencia de izquierda’, proceso en el que tuvo mucho que ver el azañista Vicente Lizarraga. Interesante concepto el de ‘intelectualismo antifranquista’ porque en esa época, años 40-50, con los republicanos derrotados y represaliados, asesinados o en el exilio sus dirigentes, el de los intelectuales fue quizá uno de los reductos donde empezó a germinar una oposición que todavía tendría que esperar para adquirir alguna solidez.
Hay naturalmente mucho más, desde confesiones sobre amores adolescentes y juveniles hasta detallados relatos sobre la etapa universitaria, la práctica de la medicina en un manicomio o las temporadas en la milicia universitaria, donde se vuelca todo el desprecio hacia la vida militar, sus rutinas, su liturgia y su pobretería intelectual. Por supuesto tiene también el atractivo de ver desfilar a gran cantidad de nombres significativos de la época, como Laín Entralgo, el polémico López Ibor (que fue superior de Castilla en una larga etapa), Jaime de Mora, Ortega, Gregorio Marañón, Luis Martín Santos, Martínez Bordiú, Baroja, Torrente Ballester. Todo un elenco de personajes que, junto con otros muchos que nos serán desconocidos, componen una fotografía muy directa de esa etapa oscura y aplastante, de tal mediocridad que se entiende muy bien lo difícil que debió ser, por supuesto para cualquier ciudadano, pero muy en particular para aquellos con una mínima inquietud por la cultura y la razón.
viernes, 28 de marzo de 2025
Mauro Entrialgo: Malismo
Año de publicación: 2024
Valoración: recomendable
jueves, 27 de marzo de 2025
Gustavo Faverón Patriau: Mínimosca
Año de publicación: 2024
Valoración: Imprescindible
¿Cómo hablar, en apenas media docena de párrafos, de lo que supone un texto como Minimosca? ¿Qué decir, que no se haya dicho ya, sobre una de las novelas de año 2024? Preguntas que surgen frente a la página (más bien hoja de Word) en blanco, dudas que atormentan a este pobre reseñista frente a una obra tan vasta, tan compleja, tan exigente, tan putaobramaestra, tan 2666 de este segundo cuarto del siglo XXI.
Vaya, ya salió Bolaño. Era inevitable pues el parentesco es innegable. También debe citarse a Borges, a Cartarescu, a Sabato, a Faulkner (why not?), a Lautreaumont (por esto y por lo otro), a Macedonio Fernández (creo que Faverón y Macedonio vienen del mismo planeta)... aunque con un puntito de humor que lo separa ligeramente de los anteriores. La lista podría ser eterna, como el Museo de la (susodicha) novela, pero ya paro.
Y es que en Minimosca hay grietas, fantasmas, fisuras, senderos que se bifurcan, cantos de sirena, paradojas temporales, desdoblamientos y sotneimalbodsed, máscaras, metempsicosis, casualidades, guiños a la realidad histórica, realismo casi sucio, realismo mágico, guiños a la ciencia ficción, novela psico(i)lógica, exploraciones sobre el dolor y la violencia... Podría seguir, pero ya paro.
Puedo hacer un campo de concentración donde solo quepa un prisionero y que el prisionero sea el guardia (p. 309)
Hay personas que nacen dos veces y son la misma y hay personas que nacen una vez pero son dos (p.523)
Según el momento en que la recuerde, tres imágenes me vienen a la cabeza:
- La de las matrioshkas, por sus historias dentro de la historia dentro de la historia dentro de la historia y así hasta el infinito (y más allá, que diría aquel)
- La de un cuadro cubista, por su fragmentación de líneas y superficies para representar la totalidad de la vida en un solo plano.
- La de un altar barroco, recargado de figuras, pero con Arturo Valladares y Mónica Buchenwald ocupando el lugar central.
miércoles, 26 de marzo de 2025
Hermann Hesse: El juego de los abalorios
Título original: Das Glasperlenspiel. Versuch einer Lebensbeschreibung des Magister Ludi Josef Knecht samt Knechts hinterlassenen Schriften
Traducción: Mariano S. Luque
Año de publicación: 1943
Valoración: Imprescindible
Otras obras de Hermann Hesse en ULAD: El lobo estepario, Demian, Bajo las ruedas