Hola, amigos y amigas, amigues todes: una vez más mis compañeros del blog me han quitado el bozal (metafóricamente; en realidad han soltado la brida que ataba mis manos para que pueda teclear en el ordenador y, de paso, circule un poco la sangre, hasta el año que viene) y explayarme sobre las que, a mi entender, han sido las más logradas y más horrendas cubiertas (que no portadas, por favor) de libros editados el pasado año. Y un año más, me vais a permitir repetir ciertos puntos para que quede claro cual ha sido mi criterio de elección, en todo lo demás, por otra parte, bastante errático, puesto que no tengo ni puñetera idea de diseño gráfico y mi gusto en general, aun siendo exquisito, suele ser bastante poco apreciado. Pero es lo que hay...
- Los libros, como ya he comentado, deben haber sido publicados en el año 2023, aunque se trate de reediciones o traducciones de libros cuyo original vio la luz muchos años antes.
- En general, y habida cuenta de mi lugar de residencia, se trata de libros publicados en España o, al menos, comercializados aquí. Dado que la producción editorial española es un tanto elefantíasica, obviamente no he podido ver sino una ínfima parte de lo publicado, por lo que no dudo de que existan cubiertas tanto más excelsas como más horrísonas de las que aparecen aquí. Quien quiera aportar alguno de sus hallazgos al respecto, por favor que nos envíe un comentario.
- No he juzgado el contenido de los libros, sino tan sólo su continente (muchos de los que menciono no los he leído, de hecho). No hace falta decir que todos conocemos maravillas cuyas cubiertas hacía daño mirarlas y, por el contrario, ¿quién no ha sido seducido/a por una bella cubierta que envolvía un auténtico truñaco? Pues eso...
- El criterio estético que he seguido es totalmente subjetivo, a pesar de que, como es sabido, existen parámetros objetivos para juzgar una creación artística. Pero yo no los conozco (o, mejor dicho, soy demasiado vago para aplicarlos). Dicho lo cual, también quiero señalar que sí me he fijado, además de por el atractivo o falta del mismo de dichas cubiertas, por su ideoneidad, es decir, de si cumplen eficazmente el objetivo de cubrir y presentar un libro que quiere venderse a un determinado público lector. En fin, soltado el rollo, here we go, tetes y tetas:
Las mejores (!) cubiertas de 2023:
A mí esta cubierta me flipa. Este ejército de calaveras voladoras me parece irresistible y sin duda me sentiría atraído por este libro en medio de una mesa de novedades (no digo que lo comprara, porque estoy más tieso que el palo de una escoba), aunque entiendo perfectamente que a mucha gente no le guste e incluso le produzca algo de repulsión. Pero pensemos: ¿a quién está dirigido un libro titulado Cromosoma Splatterpunk? ¿A quienes compran religiosamente el premio Planeta para regalar en Navidad o a rariheterodoxos connaisseurs como nuestro compañero Oriol? ¿Creéis que a estos últimos no les encantará esta cubierta? No hay más preguntas, Señoría...
- Otra de terror o que hace referencia al género de terror:
Vampiros en las sombras de la muy respetada
Pilar Pedraza. Una exquisitez, llena de sentido del humor, para un libro que trata de la desternillante serie y antes película,
Lo que hacemos en las
sombras, de las que esta escritora -y yo también- parece que es acérrima fan. Lógico y normal...
- Si la anterior cubierta resulta espléndidamente sintética, no digamos este segundo ensayo de
Jorge Dioni sobre la deriva urbana en España:
El malestar de las ciudades. No hacen falta más que unas casitas del Monopoly y unos dados para que el lector se haga una idea sobre lo que puede encontrar en el texto del libro. Mis dieces a quien haya diseñado esta cubierta y a la editorial por elegirla.
- Como siempre, no puede faltar en esta selección alguna de las por lo general bellas cubiertas de Impedimenta. En este caso, la elegida es la de
Araña de
Jon Bilbao. Huelgan las explicaciones de por qué, aunque he de decir que alguien debería advertir a la editorial de que el bicho que aparece no es una araña, ni de lejos...
- Para acabar esta sección (o casi), otra cubierta exquisita: la edición española de
Amor sin fin de Scott Spencer. Extasiaos con esta maravilla. Ni idea de qué va la novela o si es buena o mala (Koldo dice que buena), pero da igual. Una preciosidad.
-Y si he escrito que casi era la última, es porque aún no sé qué pensar sobre esta cubierta, que me parece, por un lado, magníficamente audaz, además de muy adecuada para el tema del libro, el evangelismo blanco norteamericano; pero, por otra parte, creo que le queda, y nunca mejor dicho, como a un Cristo dos pistolas... (dos pistolas y un rifle, en este caso). Lo dejo a vuestro criterio, sin duda, más afinado que el mío.
Vamos ya (y sé que es lo que estabais esperando, porque os gusta la sangre) con las peores cubiertas de 2023. Según mi exclusivo gusto, insisto, que no tiene por qué ser el más acertado (aunque, para qué engañarnos, a este respecto lo es):
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Material de construcción de
Eider Rodríguez. Vale, en este caso puede ser que la cubierta resulte bastante pertinente para el libro, puesto que éste, al parecer (yo aún no lo he leído) es una novela más o menos autobiográfica que trata de la relación de la protagonista con su padre y la decadencia de éste por culpa del alcoholismo. En ese sentido, puede ser adecuada la imagen de la cubierta e incluso su relativo feísmo, más aún cuando la autora de la ilustración es la propia hermana de la escritora. Pero, lo siento, a mí su estilo o, mejor dicho este estilo arropando una novela me tira bastante para atrás. No digo que no la tocara ni con guantes para manipular material radioactivo, pero tampoco se me habría ocurrido nunca leerla, de no ser por la muy positiva reseña del compañero Francesc. No lo olvidéis: ante la duda, hacedle siempre caso a Un Libro Al Día...
- ¿Hay alguien ahí? de Peter Orner. No me jodas, responsable de diseño de CHAI editora (perdón, no me jodás, que es una editorial argentina). ¿Qué os ha hecho el pobre Peter Orner, que según Google imágenes parece un tío bien majete? Porque, hablando de fotos, la que habéis puesto en este libro recuerda a los bares y restaurantes setenteros que ponían fotos de platos combinados en las fachadas y que daban más ganas de vomitar que de entrar a comer ahí. Qué tristeza de lugar, por Dios... Ya os respondo yo: no hay nadie ahí porque nadie entraría en un sitio como ése, si le queda otro remedio (curiosamente, la misma editorial ha publicado otra novela del mismo autor, Sigo sin saber de ti, con una cubierta del mismo estilo, pero que incluye una fotografía bastante más agradable y evocadora).
Me da igual si la novela se desarrolla en su integridad en un bareto cutre como ése; esta es la mejor
forma de espantar a los posibles lectores, que tan sólo podrían sentirse más repelidos por algo como...
- Píldora roja de Hari Kunzru, también de una editorial argentina (os prometo que no tengo nada contra vosotros, lectores/as de aquel país; todo lo contrario). A mí esta cubierta, con esa píldora tapizada por otras más pequeñas, como si fueran hormigas o gusanos, me causa bastante repulsión, que quizás sea el efecto deseado, no lo sé. Pero, en todo caso, si lo veo en una librería ni me acerco a este libro, la verdad. Que Oriol, por ejemplo, sí que lo ha hecho, pero es que tiene más estómago que yo, de eso no tengáis dudas...
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El peor escenario posible de Alejandro Morellón. ¿Pero qué es esto, Fulgencio Pimentel? ¿Ha llegado el circo a la ciudad? Que encima este libro es el último Premio Euskadi de Narrativa, no os lo perdáis... EUSKADI, coño, seamos serios. Poned ikurriñas, hachas y serpientes, un paraguas rojo difuminado por la lluvia, morroskos levantando pedruscos, si queréis... Yo qué sé, el puente colgante de Portugalete, pero no un puto furby. Y menos un furby que parece venir de la gala Drag Queen de Las Palmas de Gran Canaria. Me cago en la leche, mira que darle el premio a esto pudiéndoselo dar otra vez a Fernando Aramburu, hombre, por Dios...
- Necrofílica cubierta para El chico de las musarañas de ¿Ana Obregón? (no creo que lo haya escrito ella y, obviamente, mucho menos el hijo). Repugnante, se mire por donde se mire. Sobran más comentarios...
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And last, but not least, no podía faltar un clásico:
Unos meses de mi vida, del ínclito Michel. "Fotochopeado" y todo (casi tanto como la Obregón), poner una foto de Houellebecq en la cubierta siempre es arriesgado, por razones obvias. No llega al extremo de
cierta edición conjunta de tres de sus novelas más famosas (?), que ahí Anagrama sí que se la jugó, pero, salvo los muy fans de este gran actor, mal escritor y peor persona, cualquier posible lector que entre en una librería saldrá escopeteado de la misma en cuanto se encuentre esta jeta macilenta, esas greñas enfermizas y esa mirada degenerada acechándole desde la mesa de novedades. Que encima el libro trata, por lo visto, de cuando tuvo un gatillazo en el rodaje de una película porno y luego lo trata de ocultar montando un pollo sobre los derechos o no sé qué... a qué viene esa mirada tan de sobrao, Michel... Se le perdona porque este año se va a estrenar otra peli (no porno, espero) en la que sale de protagonista. Y, como actor cómico, este tío es un genio, ya os digo.
Bien, hasta aquí lo mejor y lo peor (de aquella manera) del 2023, pero ahora, enlazando con el anterior libro, me vais a permitir que me explaye un momento sobre las cubiertas de la editorial Anagrama, que en mi opinión, han consolidado este año la tendencia hacia una clara mejoría , después de un pasado bastante aburrido y, hace unos diez o doce años, directamente lamentable (me refiero, claro está a sus colecciones "amarilla" y "gris", porque en otras, como la de Compactos, etc. las cubiertas siempre han sido mucho más rumbosas). Por suerte, en los últimos años, ya digo y supongo que debido a un cambio en la dirección del diseño gráfico, han evolucionado hacia una mayor originalidad y belleza, en gran medida debido a la rotura del frame o como se diga, que aprisionaba las viejas fotos en blanco y negro (la época de las fotos en color, mejor olvidarla). Unos cuantos ejemplos del último año:
Eso, no significa, claro, que alguna vez no se pasen de frenada con esta tendencia, con resultados un tanto discutibles (aquí abajo un ejemplo) o sigan con su tradicional recurso de fotico en b/n y a correr, pero está claro que están tratando de hacer las cosas bien y eso siempre es de aplaudir...
Y no, Anagrama no me tiene a sueldo, aunque desde aquí hago un llamado a la señora Silvia Sesé, si es que lee este blog (que seguro que sí) para informarle de que se admiten propinas, a poder ser en metálico y sin declarar. Siempre a sus pies, un saludo de un admirador, un esclavo, un amigo, un siervo...