miércoles, 31 de enero de 2024

Colaboración: La dependienta, de Sayaka Murata

Idioma original: japonés

Título original: Konbini ningen (コンビニ人間)

Traducción: Marina Bornas

Año de publicación: 2016

Valoración: muy recomendable


Escrita por la mujer del año 2016 (según Vogue Japón), "La dependienta" cuenta la historia de Keiko Furukura, una mujer de 36 años (tómese nota de la edad) que trabaja en una tienda de conveniencia en Tokio, estilo Seven-Eleven. Para más referencias, véanse los reels y tik-toks sobre estos combinis japoneses, mostrados como si fuesen parques temáticos de la comida kawaii. 

En México, y me imagino que es similar en todo Latinoamérica, las personas que trabajan en este tipo de tiendas provienen de diversos orígenes. Sin embargo, en Japón, el puesto de dependiente del seven es ocupado principalmente por estudiantes de prepa o universidad (y más recientemente, inmigrantes provenientes de países en desarrollo), los cuales combinan los estudios con su trabajo a media jornada. Atender la caja del combini es visto solo como un trabajo de paso, nadie piensa en hacer carrera o lograr un desarrollo profesional organizando los refrigeradores o haciendo inventarios. Además, al ser un trabajo que está en constante trato directo con los clientes (los cuales pueden ser personas horribles), es estresante y altamente demandante (afortunadamente, en Japón no se tienen que preocupar por los robos con violencia en mitad de la noche. Una de cal …).

Aquí es donde entra nuestra heroína, Keiko, una protagonista atípica, considerada una anomalía social por su familia y amigos, la cual encuentra sentido en la rutina y las reglas de su trabajo. Aunque la novela no lo especifica, es evidente que Keiko se encuentra dentro del espectro autista. Volcada en su interioridad y carente de una personalidad definida, adopta el comportamiento de sus colegas con el propósito de “encajar”. Su predilección por la rutina y el orden es tan marcada que, en un episodio, la encontramos organizando productos en una tienda donde no trabaja. La narración destaca su falta de reciprocidad emocional y su dificultad para adaptar su conducta a diferentes situaciones. Su comportamiento, aunque atípico, resulta particularmente útil en un entorno laboral rígidamente estructurado. Además, la novela resalta su asexualidad, un aspecto notable en el contexto de una sociedad conservadora como la japonesa. 

No sé hasta que punto la autora se describa a sí misma (la novela se desprende de sus experiencias trabajando en una tienda de conveniencia), pero tiene una capacidad sobresaliente para generar empatía y comprensión por la protagonista (a pesar de que Keiko no se ve a sí misma como una víctima). Murata escribe con claridad y precisión la atmósfera de la tienda de conveniencia y sus tejemanejes (descripción que podría ser un tanto excesiva para los que no viven en Japón, e innecesaria para los que sí). Su estilo es sencillo, con un tono que oscila entre lo cómico y lo melancólico, indagando las complejidades y las contradicciones de la sociedad moderna japonesa, principalmente el papel de aquellos que no quieren (o pueden) llevar una vida “normal”.

Aunque "La dependienta" es una obra destacada, hay ciertos aspectos negativos a señalar. Uno de ellos es la representación y el desarrollo del personaje principal, Keiko. A pesar de que su comportamiento y modo de pensar singular añaden profundidad al personaje, algunos lectores podrían encontrar que la novela no explora suficientemente las complejidades emocionales y psicológicas de Keiko, dejándola algo plana y enigmática. Creo que el hecho de que no se mencione directamente su neurodivergencia, y por lo tanto no se enfoque su comportamiento desde esa perspectiva, puede ser un intento de la autora por no encasillar a la protagonista bajo un diagnóstico médico, lo cual le restaría peso a su intento por hacernos empatizar con personas que llevan una vida poco convencional. Por otra parte, la novela, centrada intensamente en la vida diaria de la tienda de conveniencia, podría ser percibida por algunos como monótona o con falta de dinamismo narrativo, limitando su alcance a un escenario muy específico sin explorar a fondo otras facetas de la sociedad japonesa. Por último, la sutil crítica social que Murata intenta transmitir no llegue a ser completamente apreciada por lectores no familiarizados con las sutilezas y las normas culturales de Japón, haciendo que el mensaje se pierda o se malinterprete (por ejemplo, en un lector extranjero se podrían reforzar ciertos estereotipos negativos que se tienen de los japoneses). Considerando todo lo anterior, me parece un libro indispensable para cualquier interesado en la literatura japonesa del siglo XXI, y para los que no, no se preocupen, es un librito que se lee de una sentada.

Nota. “La dependienta” ganó el premio Akutagawa en 2016, uno de los premios literarios con más prestigio en Japón. 

Firmado: Alain Ríos


martes, 30 de enero de 2024

Montserrat Huguet: Breve historia de la guerra de la independencia de los Estados Unidos

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2017

Valoración: Se deja leer


Supongo que es bastante obvio por qué alguien lee un libro de Historia. Claro, para conocer más sobre el asunto del que trata, y en esa tarea es fundamental no sólo el rigor y un volumen suficiente de información, sino también un cierto equilibrio en el que la claridad expositiva puede ser el factor clave. Queremos saber qué ocurrió en un periodo determinado, conocer los hechos fundamentales, sus antecedentes, los personajes decisivos, el entorno, el desarrollo y desenlace, las consecuencias. Desde luego no debe ser tarea fácil, no basta con que el autor domine la materia con la solvencia que se presupone, tiene que saber sintetizar, estructurar y, lo más importante, transmitir. 

Desgraciadamente, no es el caso. Si me acerqué a este libro fue porque me interesaba conocer algo más, o algo a secas, sobre la guerra de independencia estadounidense, por qué y cómo aquellos trece Estados rompieron con la metrópoli inglesa a finales del siglo XVIII. Elegí este libro, y me he quedado no diré con las ganas, pero sí a medias. Posiblemente el proceso es de por sí algo confuso, con una Declaración de independencia que no desencadena efectos inmediatos y radicales, multitud de batallas que son más bien encontronazos poco decisivos, y un desarrollo que tampoco se ajusta a la evolución territorial de otros conflictos. Imagino que eso dificulta una exposición cronológica diáfana, pero ahí debe estar la pericia del autor.

Desde luego no dudo de los conocimientos de Montserrat Huguet, de hecho la profusión de datos que exhibe el libro demuestra que maneja mucha información, incluso que hace el esfuerzo por sintetizarla. Pero el resultado está lejos de ser gratificante. Parece claro que los deseos de liberarse del poder inglés responden casi exclusivamente a motivos económicos, los colonos se ven perjudicados por las limitaciones al comercio con otras naciones (limitaciones derivadas de las disputas de Londres con franceses y españoles), y se rebelan contra los impuestos aprobados desde el otro lado del océano. 

Pero cuando la situación avanza hacia un conflicto abierto, el texto se sumerge en la confusión. Reconociendo la dificultad de describir un proceso atomizado y poco lineal, la autora no parece capaz de poner orden y luz. Se multiplican las batallas, las declaraciones, los incidentes, desfilan decenas de nombres a los que no es fácil ubicar y menos jerarquizar, porque la autora no lo hace. El orden cronológico queda desdibujado, cuando no directamente desbaratado, con incursiones  en aspectos puntuales (el comercio, la esclavitud, la posición de los indígenas) que desorientan al profano, y la importancia real de los personajes clave (Washington, Jefferson, Franklin, Adam, Madison) no termina de quedar claramente determinada en muchos casos. Solo la semblanza de varios de ellos que se incluye en la parte final (la más interesante) permite reconocerlos con más nitidez.

Bueno, pues ante los desaires de la metrópoli y el perjuicio del que los colonos empezaron a sentirse víctimas, se generó un movimiento de rebeldía, que en alguna medida era también un sentimiento de oposición frente a la estratificación social de la vieja Europa y en favor de una incipiente y nebulosa conciencia democrática, o más bien de una aspiración de igualdad. Esto cristalizó en la unión de las trece colonias (unión cuyo formato fue siempre discutido, hasta desembocar más tarde en una Guerra civil) y en la Declaración de independencia de 1776, a la que en principio Londres no dio excesiva importancia. A partir de aquí se fue fortaleciendo la idea de crear un Estado nuevo, desarrollándose una guerra a base de enfrentamientos puntuales y dispersos, Lexington, Saratoga, Yorktown y todos esos nombres que pueden sonarnos familiares. Lo veo como algo distinto de una guerra de frentes, es más bien una revuelta que va ganando peso con la progresiva organización del ejército de colonos, que acosan a los casacas rojas al mismo tiempo que a los civiles legitimistas. En la contienda intervienen de forma directa o indirecta nativos americanos (casi siempre del lado inglés), franceses y españoles y es, desde el punto de vista internacional, un pulso entre otros varios por el dominio de los mares y del comercio mundial, aunque obviamente para los angloamericanos rebeldes es sobre todo una creciente aspiración al autogobierno.

Son las ideas básicas que uno puede extraer de la lectura, aunque la forma de exponerlas resulta, como apuntaba antes, bastante deficiente, confusa, desordenada y poco atractiva para el lector no iniciado en el asunto. Es la asignatura que le queda pendiente a la autora, al menos en lo que respecta a este libro: ser capaz de transmitir, tratándose de un texto claramente divulgativo, el interés de unos episodios que han tenido sin duda una enorme importancia en la Historia, pero que contados sin chispa y más bien con poca claridad se quedan en algo que tiende sin remedio a lo plomizo y aburrido. 

lunes, 29 de enero de 2024

Carlota Gurt: Biografía del fuego

Idioma original: catalán

Título original: Biografia del foc

Traducción: la propia autora

Año de publicación: 2023

Valoración: muy recomendable

La autora hace una curiosa advertencia en el índice donde se relacionan los cuentos contenidos en este volumen. Leerlos en orden y no más de dos seguidos. Curiosa instrucción que hace unos semana oía cómo explicaba en un podcast y que tiene cierta lógica reivindicativa del género y de la colección de relatos como una vertiente literaria con personalidad y entidad propias. Lo cual no deja de alinearse con cierto tipo de acceso al estrellato (...) por cuanto hoy en día, aunque no falten las excepciones, muchos autores usan el relato corto como una especie de jam session, incluso una especie de tanteo de en qué registro se sienten más cómodos. Gurt reivindica orgullosa y no ve la necesidad de acometer la novela, aunque fue lo primero que publicó como si se tratara de una puesta de largo.

Bueno. A tenor de lo leído en esta Biografía del fuego no tiene sentido especular. Puede ser cierto, de ahí esa curiosa instrucción de la autora sobre el ritmo de lectura, que, sin llegar a estar más que puntualmente relacionados, los cuentos de esta colección, pueden superponerse de cierta manera, vistos en su conjunto sus protagonistas, casi siempre de mediana edad, en entornos urbanos, con cierto perfil formativo, son personajes a los que les suceden cosas posibles, quizás haya algún detalle surrealista, algún guiño a los grandes del género como Cortázar, Carver o Monzó, aunque aquí el aderezo es sumamente contemporáneo, y el armazón de la serie de relatos la constituyen ciertas sutiles coincidencias como la presencia de aves (de ahí la portada, que parece beber de las imágenes de Chernobyl) o esos planteamientos levemente surrealistas, cuentos modernos sin ironía en el adjetivo: recorridos en coche, parejas en diversos grados de (des)consolidación, curiosas aficiones - ¿seré el único que recuerda que Richard D. James AKA Aphex Twin también se compró un tanque? - y una percepción muy subliminal que parece impregnar esa continuidad: la extraña incerteza de la clase media.

No había leído a Gurt hasta ahora. Será, quizás, por el formato, pero me ha gustado su estilo directo y alérgico a lo periférico, su aplomo narrativo incluso en los cuentos más modestos. Curioso, con estos autores suele sucederme que me quedo con los desarrollos más prolongados, habré desarrollado alergia al microrrelato. He de decir, no quiero ser malinterpretado, que su nombre quedaba disuelto en cierta nube que podríamos etiquetar como narradoras/más bien jóvenes/catalanas, últimamente demasiado homogeneizadas por la industria (como si cada editorial temiera quedarse sin la suya), pero esta Biografía del fuego me genera curiosidad por el resto de su obra.


También de Carlota Gurt en ULAD: Aquí

domingo, 28 de enero de 2024

Antonio Tocornal: Cadillac Ranch

Idioma original:
Español 
Año de publicación: 2023
Valoración: Entre recomendable y está bien

Cadillac Ranch, de Antonio Tocornal, nos obsequia con quince relatos de corte fantástico. En ellos, insectos con el rostro de conocidos, familiares y amigos se estrellan contra el parabrisas de un coche; el diminuto apartamento de un divorciado se expande constantemente; un jardinero jubilado acompaña su propio marchitamiento con el de más de doscientas plantas; un banquero corrupto pierde la voluntad de abandonar su coche de lujo; un artista alcanza la fama gracias a una repetitiva serie de mujeres con tres ojos que odia pintar; un oficinista oye a alguien pidiéndole auxilio cada vez que cruza un parque; un pueblo brota en la palma de una mano; un representante de artículos de ferretería se enreda en el magnicidio de un país extranjero; un escritor quiere replicar la plácida muerte de su gata a manos de una veterinaria; durante generaciones, una familia ha tenido un cuarto al que no se puede entrar; la construcción de una piscina de agua salada convierte a su propietario en náufrago; el espíritu de una chica queda atrapado en una atracción de feria; un desdoblamiento madre-hija tiene horribles implicaciones; un hombre muere en un país miserable durante un viaje de negocios; el propio Tocornal idea un método para que las moscas escriban por él.

Como habréis intuido, en los relatos de Cadillac Ranch, narrados en primera persona, hay un protagonista que experimenta una irrupción de lo maravilloso, lo insólito o lo absurdo en su vida. Quizá las premisas de dichos relatos no se expriman todo lo que pudieran, ni los elementos que barajan se desarrollen satisfactoriamente; asimismo, su factura puede palidecer al compararla con la de otros textos afines salidos de la pluma de, por ejemplo, Borges o Cortázar. Sea como fuere, los relatos de Tocornal tienen un acabado más que correcto, son moderadamente originales y detentan una voz autoral propia.

Mis favoritos son:

  • "En el paréntesis del mundo", "Tal vez un hogar" y "Ayúdeme a salir" por su devenir sencillo pero efectivo.
  • "Los cacharritos" y "Ya no hay luciérnagas" por sus bien comunicados giros de tuerca.
  • "Cundi Macundi" por su mezcla alucinada de realismo sucio y atmósfera onírica.
  • "Negros literarios" por su simpática metaliteraridad y el empaque que da a la obra de Tocornal.

Por otro lado:

  • El relato que da título al conjunto intenta abarcar demasiado y al final no logra dotar de profundidad a ninguno de sus muchos ingredientes.
  • "Hanami (La muerte es amarilla dorada)" y "Cuarto cerrado" tienen una sugerente vocación abstracta, pero su mensaje y argumento acaban siendo frustrantemente planos.
  • "Cara de mujer con tres ojos", "Un pueblo pequeño y pintoresco" y "Lo insólito" son excesivamente lineales en su planteamiento, pese a que tenían potencial.
  • "La misión" cumple como la gamberrada sin pretensiones que es, pero hubiera preferido que se desmadrara un poco.

En suma: recomiendo Cadillac Ranch, pese a sus limitaciones, porque joyitas como "Ya no hay luciérnagas" harán las delicias a los amantes del género fantástico. Si bien Tocornal queda corto al compararlo con otros titanes literarios, logra erigir una serie de relatos que en el mejor de los casos están bastante logrados y, en el peor, entretienen. Además, el tono predominante de los mismos es existencialista y angustioso, aunque nunca asfixiante gracias al uso de un sentido del humor que se inclina por lo tragicómico, cáustico e incluso escatológico, por lo que su lectura divierte, asombra y refresca. 

sábado, 27 de enero de 2024

Michael Ashley: La era de Campbell 1936 – 1945 (I y II)

Idioma original:
inglés
Título original: The history of the Science Fiction Magazine (1936 - 1945)
Traducción: Jordi Arbonés
Año de publicación: 1975
Valoración: Recomendable para fans

¿Otra antología de ciencia ficción? Bueno, ¿y por qué no? Seguro que no será la última.

Es este un tipo de literatura muy dado a la antología. El relato breve es un tipo de formato que se adapta muy bien al género, con las características necesarias: se plantea una idea, un escenario, los personajes indispensables y se desenvuelve la trama. No hay más, no lo necesitamos. Ni secundarios, ni tramas adyacentes, ni divagaciones: eso lo dejamos para la novela larga, más convencional.

Esta antología en concreto se refiere a la llamada Edad de Oro de la ciencia ficción, cuando el género se empezó a modelar como lo que conocemos hoy y el mercado de EEUU se empezó a llenar de revistas pulp especializadas, en las que grandes escritores comenzaron a publicar sus primeras historias: Sturgeon, Asimov, Clarke, Ron Hubbard...

El Campbell del título, John Campbell, no hace referencia a ningún escritor sino a un editor de varias de esas revistas que, al parecer, gracias a un gran instinto, fue algo así como el rey Midas del género.

El primer volumen cuenta con un extenso monográfico de varias decenas de páginas donde se mencionan todas sus hazañas, así como las revistas existentes, su duración y longitud, los pseudónimos de los autores más prolíficos, los métodos de pago, alguna historieta interna... Seguramente todo muy interesante para aquellos que estén realmente metidos en el mundillo: mi afición no da para tanto, lo he leído, pero, como fan de la ciencia ficción, sin más aspiraciones, podría habérmelo saltado perfectamente. Solo recomendable para los aficionados más recalcitrantes.

Lo que nos interesa, los relatos: Aquí es donde viene lo bueno y la principal razón por la que me he decidido a leer esta antología. Si nos fijamos en el título del volumen (1936 – 1945) no será difícil discernir la razón de este extracto histórico: La II Guerra Mundial, con todo lo que ello conlleva (en lo que nos atañe en esta crítica, crisis del papel y llamada a las armas de jóvenes escritores), acabó con casi todas las revistas pulp y con una forma de entender el género, relegando al olvido a una generación de autores más o menos brillante. Extractos seleccionados de su obra es lo que aquí nos presentan los dos volúmenes y la razón de ser de la antología.

Como no podía ser de otra manera, temas clásicos como el viaje en el tiempo, la amenaza de una Tierra postguerra fría (cuando aún no había acabado la guerra) o la transmigración de conciencias son los fundamentos de los relatos que forma la obra. Varios de ellos adolecen de también clásicos fallos del género: maniqueísmo, genios locos y héroes perfectos, antropocentrismos, perspectiva de visión corta, deus ex machina... lo temprano de los relatos (algunos de más de cien años ya) me permite pasar por alto estos errores, sabiendo de antemano lo que me iba a encontrar.

Nombres desconocidos para mí como Weinbaum (prematuramente fallecido), Fearn, Leister o Williamson se convierten en revelaciones y dejan detalles de su calidad: en ocasiones, presumiendo el lector en algún relato un final tonto, ilógico o previsible, nos dan una lección de racionalidad con una vuelta de tuerca inesperada. Puede que sean antiguos, pero no ingenuos. Nuevos autores para disfrutar, sin duda.

Hay un relato que sobresale de los demás, tanto en calidad como en longitud, y por si solo justificaría la adquisición y lectura de estos volúmenes: hablo de Triángulo de cuatro lados, de Temple. En esta obra de los años 30 se especula con la clonación humana, las derivaciones éticas y relaciones emocionales que ello conllevaría, y, ojo al dato, aparece un clon llamado Dolly, como la oveja. He investigado por si el origen del nombre del animal provenía de este relato, pero parece que es solo casualidad. Se ve que el germen de la oveja Dolly provenía de una glándula mamaria, y los investigadores, al pensar en dichas glándulas, no podían pensar en otras más protuberantes que las de Dolly Parton. En fin. Yo prefería mi versión de ciencia ficción, pero la realidad a veces es más prosaica y, sobre todo, más aburrida.

Otro punto inevitable en una antología y cualquier recopilación es la variedad de nivel: junto a algunos relatos que, a día de hoy, pueden leerse sin ningún tipo de problema (disquisiciones sobre la eternidad y la probabilística, por ejemplo), hay otros bastante más sonrojantes, tanto por tema como por tratamiento de personajes (sobre todo femeninos), un punto de la época muy claramente mejorable.

¿Resumen? Recomendable para fans del género, no pasa de ahí.

viernes, 26 de enero de 2024

Sabrina Imbler: Hasta dónde llega la luz: Una vida en diez criaturas marinas

Idioma original: Inglés
Título original: How far the light reaches: a life in ten sea creatures
Año de publicación: 2022
Traducción: Sandra Caula
Valoración: Está muy bien

No voy a decir que me sorprende la poca atención que ha tenido este libro en prensa. Al fin y al cabo, es "normal" que, entre tanta novedad, haya libros que pasen más o menos desapercibidos. Lo que sí voy a decir es que esa indiferencia con la que Hasta dónde llega la luz ha sido recibido me parece de lo más injusta. Porque este es un libro relativamente "fácil" de leer y que conjuga lo ameno / didáctico con lo profundo con bastante acierto. 

¿Cómo lo hace? Pues mezclando en los textos que componen este ¿ensayo? ciencia y autobiografía de forma muy original. Para ello, se sirve de animales de los fondos (o no tan fondos) marinos, de sus comportamientos, reacciones, formas de relación con el entorno o simples noticias o reportajes que aparecen sobre ellos y los utiliza como nexo de unión, a través de asociaciones y metáforas más o menos claras, con su historia personal.

Sirvan tres ejemplos:
  • El esturión chino, especie de fósil prehistórico al que el progreso sitúa en entornos cada vez más complicados, es la premisa para hablar de pasos abiertos que ahora son muros o de la abuela de Imbler y la memoria.
  • El gusano de arrecife, un bicho que puede llegar a medir tres 3 metros y que solo sale para cazar, es el punto de partida para hablar de diferentes formas de depredación, de mecanismos de ataque y defensa, del poder de lo grupal o de la violencia sexual.
  • La sepia o la medusa, animales en permanente "regeneración" o "reencarnación" son el origen de textos sobre el propio cuerpo, sobre la capacidad adaptativa del ser humano o sobre los disfraces que uno adopta ante lo diferente y/o ante sus semejantes.
Estos tres ejemplos que he escogido no son casuales. Imbler es mujer, queer y medio china. ¿Etiquetas? Bueno, decidlo como queráis, pero son clave para entender un texto que habla sobre la propia identidad y su permanente evolución.
Mi experiencia como persona mestiza no es fija, sino que siempre oscila entre el chino y el blanco, la nostalgia y la irritación, el orgullo y la culpa. (...) Quiero pensar en mi ser mestizo no como un sustantivo, sino como un gerundio. Quiero imaginarme como un vivir en progresión.

Por lo tanto, ciencia y mestizaje en un híbrido (y no nos vamos a poner a hablar ahora de taxonomías) que sería algo así como Benjamín Labatut pasado por el filtro de Gloria Anzaldúa y su Borderlands: ciencia que otorga al texto un lado didáctico y ameno, pero también poético (esa imagen del pulpo que muere tras la eclosión de sus crías o la de las ballenas varadas); mestizaje que da una profunda carga personal al texto.

Lo dicho: un texto más que interesante, tanto por enfoque como por el tratamiento de lo "puramente" literario, al que tendría que haberse dado más "bola" en los medios. Aún estamos a tiempo

jueves, 25 de enero de 2024

Malditas cubiertas: Doomsday (las mejores y peores cubiertas de 2023)

Hola, amigos y amigas, amigues todes: una vez más mis compañeros del blog me han quitado el bozal (metafóricamente; en realidad han soltado la brida que ataba mis manos para que pueda teclear en el ordenador y, de paso, circule un poco la sangre, hasta el año que viene) y explayarme sobre las que, a mi entender, han sido las más logradas y más horrendas cubiertas (que no portadas, por favor) de libros editados el pasado año. Y un año más, me vais a permitir repetir ciertos puntos para que quede claro cual ha sido mi criterio de elección, en todo lo demás, por otra parte, bastante errático, puesto que no tengo ni puñetera idea de diseño gráfico y mi gusto en general, aun siendo exquisito, suele ser bastante poco apreciado. Pero es lo que hay...

  1. Los libros, como ya he comentado, deben haber sido publicados en el año 2023, aunque se trate de reediciones o traducciones de libros cuyo original vio la luz muchos años antes.
  2. En general, y habida cuenta de mi lugar de residencia, se trata de libros publicados en España o, al menos, comercializados aquí. Dado que la producción editorial española es un tanto elefantíasica, obviamente no he podido ver sino una ínfima parte de lo publicado, por lo que no dudo de que existan cubiertas tanto más excelsas como más horrísonas de las que aparecen aquí. Quien quiera aportar alguno de sus hallazgos al respecto, por favor que nos envíe un comentario.
  3. No he juzgado el contenido de los libros, sino tan sólo su continente (muchos de los que menciono no los he leído, de hecho). No hace falta decir que todos conocemos maravillas cuyas cubiertas hacía daño mirarlas y, por el contrario, ¿quién no ha sido seducido/a por una bella cubierta que envolvía un auténtico truñaco? Pues eso...
  4. El criterio estético que he seguido es totalmente subjetivo, a pesar de que, como es sabido, existen parámetros objetivos para juzgar una creación artística. Pero yo no los conozco (o, mejor dicho, soy demasiado vago para aplicarlos). Dicho lo cual, también quiero señalar que sí me he fijado, además de por el atractivo o falta del mismo de dichas cubiertas, por su ideoneidad, es decir, de si cumplen eficazmente el objetivo de cubrir y presentar un libro que quiere venderse a un determinado público lector. En fin, soltado el rollo, here we go, tetes y tetas: 
Las mejores (!) cubiertas de 2023:

A mí esta cubierta me flipa. Este ejército de calaveras voladoras me parece irresistible y sin duda me sentiría atraído por este libro en medio de una mesa de novedades (no digo que lo comprara, porque estoy más tieso que el palo de una escoba), aunque entiendo perfectamente que a mucha gente no le guste e incluso le produzca algo de repulsión. Pero pensemos: ¿a quién está dirigido un libro titulado Cromosoma Splatterpunk? ¿A quienes compran religiosamente el premio Planeta para regalar en Navidad o a rariheterodoxos connaisseurs como nuestro compañero Oriol? ¿Creéis que a estos últimos no les encantará esta cubierta? No hay más preguntas, Señoría...

- Otra de terror o que hace referencia al género de terror: Vampiros en las sombras de la muy respetada Pilar Pedraza. Una exquisitez, llena de sentido del humor, para un libro que trata de la desternillante serie y antes película, Lo que hacemos en las
sombras
, de las que esta escritora -y yo también- parece que es acérrima fan. Lógico y normal...








- Si la anterior cubierta resulta espléndidamente sintética, no digamos este segundo ensayo de Jorge Dioni sobre la deriva urbana en España: El malestar de las ciudades. No hacen falta más que unas casitas del Monopoly y unos dados para que el lector se haga una idea sobre lo que puede encontrar en el texto del libro. Mis dieces a quien haya diseñado esta cubierta y a la editorial por elegirla.








- Como siempre, no puede faltar en esta selección alguna de las por lo general bellas cubiertas de Impedimenta. En este caso, la elegida es la de Araña de Jon Bilbao. Huelgan las explicaciones de por qué, aunque he de decir que alguien debería advertir a la editorial de que el bicho que aparece no es una araña, ni de lejos... 


- Para acabar esta sección (o casi), otra cubierta exquisita: la edición española de Amor sin fin de Scott Spencer. Extasiaos con esta maravilla. Ni idea de qué va la novela o si es buena o mala (Koldo dice que buena), pero da igual. Una preciosidad.
-Y si he escrito que casi era la última, es porque aún no sé qué pensar sobre esta cubierta, que me parece, por un lado, magníficamente audaz, además de muy adecuada para el tema del libro, el evangelismo blanco norteamericano; pero, por otra parte, creo que le queda, y nunca mejor dicho, como a un Cristo dos pistolas... (dos pistolas y un rifle, en este caso). Lo dejo a vuestro criterio, sin duda, más afinado que el mío.


Vamos ya (y sé que es lo que estabais esperando, porque os gusta la sangre) con las peores cubiertas de 2023. Según mi exclusivo gusto, insisto, que no tiene por qué ser el más acertado (aunque, para qué engañarnos, a este respecto lo es):

- Material de construcción de Eider Rodríguez. Vale, en este caso puede ser que la cubierta resulte bastante pertinente para el libro, puesto que éste, al parecer (yo aún no lo he leído) es una novela más o menos autobiográfica que trata de la relación de la protagonista con su padre y la decadencia de éste por culpa del alcoholismo. En ese sentido, puede ser adecuada la imagen de la cubierta e incluso su relativo feísmo, más aún cuando la autora de la ilustración es la propia hermana de la escritora. Pero, lo siento, a mí su estilo o, mejor dicho este estilo arropando una novela me tira bastante para atrás. No digo que no la tocara ni con guantes para manipular material radioactivo, pero tampoco se me habría ocurrido nunca leerla, de no ser por la muy positiva reseña del compañero Francesc. No lo olvidéis: ante la duda, hacedle siempre caso a Un Libro Al Día... 
                                                                                                                                                                  
- ¿Hay alguien ahí? de Peter Orner. No me jodas, responsable de diseño de CHAI editora (perdón, no me jodás, que es una editorial argentina). ¿Qué os ha hecho el pobre Peter Orner, que según Google imágenes parece un tío bien majete? Porque, hablando de fotos, la que habéis puesto en este libro recuerda a los bares y restaurantes setenteros que ponían fotos de platos combinados en las fachadas y que daban más ganas de vomitar que de entrar a comer ahí. Qué tristeza de lugar, por Dios... Ya os respondo yo: no hay nadie ahí porque nadie entraría en un sitio como ése, si le queda otro remedio (curiosamente, la misma editorial ha publicado otra novela del mismo autor, Sigo sin saber de ti, con una cubierta del mismo estilo, pero que incluye una fotografía bastante más agradable y evocadora).
 

Me da igual si la novela se desarrolla en su integridad en un bareto  cutre como ése; esta es la mejor
forma de espantar a los posibles lectores, que tan sólo podrían sentirse más repelidos por algo como...

- Píldora roja
de Hari Kunzru, también de una editorial argentina (os prometo que no tengo nada contra vosotros, lectores/as de aquel país; todo lo contrario). A mí esta cubierta, con esa píldora tapizada  por otras más pequeñas, como si fueran hormigas o gusanos, me causa bastante repulsión, que quizás sea el efecto deseado, no lo sé. Pero, en todo caso, si lo veo en una librería ni me acerco a este libro, la verdad. Que Oriol, por ejemplo, sí que lo ha hecho, pero es que tiene más estómago que yo, de eso no tengáis dudas...
- El peor escenario posible de Alejandro Morellón. ¿Pero qué es esto, Fulgencio Pimentel? ¿Ha llegado el circo a la ciudad? Que encima este libro es el último Premio Euskadi de Narrativa, no os lo perdáis... EUSKADI, coño, seamos serios. Poned ikurriñas, hachas y serpientes, un paraguas rojo difuminado por la lluvia, morroskos levantando pedruscos, si queréis... Yo qué sé, el puente colgante de Portugalete, pero no un puto furby. Y menos un furby que parece venir de la gala Drag Queen de Las Palmas de Gran Canaria. Me cago en la leche, mira que darle el premio a esto pudiéndoselo dar otra vez a Fernando Aramburu, hombre, por Dios...

- Necrofílica cubierta para El chico de las musarañas de ¿Ana Obregón? (no creo que lo haya escrito ella y, obviamente, mucho menos el hijo). Repugnante, se mire por donde se mire. Sobran más comentarios...


And last, but not least, no podía faltar un clásico: Unos meses de mi vida, del ínclito Michel. "Fotochopeado" y todo (casi tanto como la Obregón), poner una foto de Houellebecq en la cubierta siempre es arriesgado, por razones obvias. No llega al extremo de cierta edición conjunta de tres de sus novelas más famosas (?), que ahí Anagrama sí que se la jugó, pero, salvo los muy fans de este gran actor, mal escritor y peor persona, cualquier posible lector que entre en una librería saldrá escopeteado de la misma en cuanto se encuentre esta jeta macilenta, esas greñas enfermizas y esa mirada degenerada acechándole desde la mesa de novedades. Que encima el libro trata, por lo visto, de cuando tuvo un gatillazo en el rodaje de una película porno y luego lo trata de ocultar montando un pollo sobre los derechos o no sé qué... a qué viene esa mirada tan de sobrao, Michel... Se le perdona porque este año se va a estrenar otra peli (no porno, espero) en la que sale de protagonista. Y, como actor cómico, este tío es un genio, ya os digo.  

Bien, hasta aquí lo mejor y lo peor (de aquella manera) del 2023, pero ahora, enlazando con el anterior libro, me vais a permitir que me explaye un momento sobre las cubiertas de la editorial Anagrama, que en mi opinión, han consolidado este año la tendencia hacia una clara mejoría , después de un pasado bastante aburrido y, hace unos diez o doce años, directamente lamentable (me refiero, claro está a sus colecciones "amarilla" y "gris", porque en otras, como la de Compactos, etc. las cubiertas siempre han sido mucho más rumbosas). Por suerte, en los últimos  años, ya digo y supongo que debido a un cambio en la dirección del diseño gráfico, han evolucionado hacia una mayor originalidad y belleza, en gran medida debido a la rotura del frame o como se diga, que aprisionaba las viejas fotos en blanco y negro (la época de las fotos en color, mejor olvidarla). Unos cuantos ejemplos del último año:

                                        



Eso, no significa, claro, que alguna vez no se pasen de frenada con esta tendencia, con resultados un tanto discutibles (aquí abajo un ejemplo) o sigan con su tradicional recurso de fotico en b/n y a correr, pero está claro que están tratando de hacer las cosas bien y eso siempre es de aplaudir... 


Y no, Anagrama no me tiene a sueldo, aunque desde aquí hago un llamado a la señora Silvia Sesé, si es que lee este blog (que seguro que sí) para informarle de que se admiten propinas, a poder ser en metálico y sin declarar. Siempre a sus pies, un saludo de un admirador, un esclavo, un amigo, un siervo...

miércoles, 24 de enero de 2024

S. A. Cosby: Lágrimas como navajas

Idioma original: Inglés
Título original: Razorblade Tears
Año de publicación: 2021
Traducción: Miguel Sanz Jiménez
Valoración: Se deja leer (aunque es entretenida)

Lágrimas como navajas es tan entretenida y amena como estereotipada y previsible. Aunque esta definición no le hace justicia a la novela negra de S. A. Cosby; y es que por más que abunde en liviandad y clichés, también lo hace en escenas conmovedoras, protagonistas que resultan simpáticos y cierto subtexto relativo al racismo o la discriminación LGTBI que espesa sus temas. Por tanto, es un "bestseller" de género algo formulaico que al mismo tiempo exhibe un poquitín de ambición. 

Trata sobre Ike y Buddy Lee, dos ex convictos, uno negro y otro blanco, que unen fuerzas para vengar el asesinato de sus hijos, una pareja gay que se involucró con una persona poderosa. En el transcurso del relato, ambos padres forjarán una entrañable amistad y lidiarán con su retorno a la criminalidad, el dolor de la pérdida, el remordimiento de haber sido unos progenitores nefastos y la aceptación de las orientaciones sexuales alternativas.

La prosa de Lágrimas como navajas es funcional y eficaz. Asimismo, imprime un buen ritmo al conjunto. No obstante, por momentos se antoja excesivamente taquigráfica, pues escatima en descripciones (sobre todo de escenarios o atmósferas); a eso hay que añadir que emplea símiles algo ramplones (una herida que «lloraba igual que una novia con el corazón roto», un coche «verde como el dinero», etc...).

Por otro lado, el mensaje de Lágrimas como navajas no es precisamente sutil, pero tampoco insulta a la inteligencia del lector, dado que se vincula con el arco de personaje de Ike y Buddy Lee, amén de establecer un paralelismo entre los hijos de ambos y la esquiva Mandarina.

Como curiosidad: he detectado que Miguel Sanz Jiménez se ha tomado una licencia en la página 208 al traducir la obra. Y es que mientras que en el original se dice «woman with the most severe I want to speak with the manager haircut he'd ever seen», pasaje cuyo significado es difícil de trasladar al español, Jiménez sale del paso con «el típico aspecto de señora pelmazo».

Resumiendo: Lágrimas como navajas es la clase de "bestseller" de género que se lee de una sentada, pero también es una obra cuyas cualidades la hacen destacar sobre la media. Creo sinceramente que, pese a que no se la puede reivindicar como una ficción memorable, compleja o profunda, exhibe méritos más que suficientes para entretenernos durante una tarde e incluso hacernos reflexionar brevemente. Suficiente, ¿verdad?

martes, 23 de enero de 2024

Jon López de Viñaspre: El clan de los increíbles

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2023

Valoración: Se deja leer


Aunque a alguien le pueda parecer lo contrario, no tengo prejuicios contra el relato corto. No es lo que más me atrae pero hay en este género ejemplos extraordinarios que todos conocemos. Pero es indudable que el formato tiene sus propios códigos, que no son los mismos que para la novela, y obligan a valorar cosas diferentes, esas que los maestros del género, en mi opinión un puñadito muy reducido, dominan a la perfección. Sin esos atributos decisivos, difíciles de formular pero fácilmente detectables cuando no están presentes, el cuento o relato breve queda en algo intrascendente y olvidable. Y entonces, aunque de casi todo se puede sacar algo aprovechable, en la mayoría de los casos solo lo detectamos en pequeñas dosis.

Con esto ya lo he dicho casi todo, creo yo. Jon López de Viñaspre (bilbaino de origen alavés, lo cual es casi un oxímoron) es promotor de la interesante editorial Lapislàtzuli, y autor de al menos una novela, además de la colección de relatos que constituye El clan de los increíbles. Aquí se trata concretamente de siete textos de extensión media, heterogéneos aunque de caracteres bastante reconocibles: buenas dosis de imaginación, lenguaje sencillo aunque con cierto gusto por el adorno, algunas gotas de algo que podríamos relacionar con el realismo mágico, personajes con un punto extravagante, entornos más bien intemporales y exóticos. Las historias son más bien de poco desarrollo y se utilizan para plantear situaciones en las que la vida pone a prueba al individuo, o es este quien la somete a juicio. Así, los improbables enamorados circenses de El increíble hombre bala, el marino de La leyenda de Inverglass, o el ermitaño eventual de La piedra.

El inicio de este último relato, La piedra, es uno de los momentos más poderosos del libro, cuando Joaquín, decidido a buscar ‘todas las incertidumbres de este mundo’, trepa hasta una de las peñas más elevadas del macizo de Montserrat para permanecer allí, en solitario, durante tiempo indefinido, en una imagen que recuerda al Simón del Desierto en su columna. La cosa tiene cierto tono de parábola bíblica con toques zen, sin olvidar citas de Queen y Lou Reed, ciertamente un cóctel algo extraño. Otra cosa es que ese impacto inicial vaya quedando diluido en el relato como una buena idea a la que le falta continuidad. Esta misma inconsistencia la observamos en todos los demás títulos, siempre con un núcleo atractivo, más o menos original, alrededor del cual se dan demasiadas vueltas sin que termine de tener un desarrollo que lleve a alguna parte. Son como pequeñas novelas en las que nunca terminan de ocurrir cosas decisivas.

Desde este punto de vista narrativo, quizá el más redondo de los relatos sea el último, Los formidables Rocktabour, donde se reúnen algunos personajes presentados antes, y por el que desfilan viejas glorias del circo para una última actuación. Así que, aunque bien escrito y lleno de imaginación, al libro habría que buscarle cualidades en esos destellos de brillantez que iluminan los cuentos, como la enfermedad de Kantuta, que no puede evitar leer sin pausa un libro tras otro (tomad nota, reseñistas y lectores del blog), o los disparatados intentos de suicidio del poeta Otavio. Son momentos que atrapan la atención, que sorprenden, pero que desgraciadamente quedan casi siempre envueltos en una hojarasca de nombres, lugares y personajes que confunden más que aportan, un revoltijo de fantasía que se acaba tragando lo que pudo ser un desarrollo interesante.

No creo que el autor, aparte de la novela a que me refería al principio, haya escrito mucho más. Puede ser lo que le falta, ese punto de madurez para construir un itinerario narrativo sólido. Habrá que esperar a ver lo que es capaz de hacer más adelante, porque no le falta imaginación, tiene capacidad para sorprender y no se corta a la hora de exhibir materiales heterogéneos. El poso que vaya adquiriendo y el fruto del trabajo como escritor tendrá que demostrarlos.

Y por si a alguien le interesa escuchar al autor hablando en torno al libro, puede dedicarle unos minutos a la entrevista que se muestra en este enlace


lunes, 22 de enero de 2024

Ismail Kadaré: Tres minutos. Sobre el misterio de la llamada de Stalin a Pasternak

Idioma original: Albanés
Título original: Kur sunduesit grinden. Rreth misterit të telefonimit Stalin-Pasternak
Año de publicación: 2022
Traducción: María Roces González
Valoración: Está bien

Seamos claros. Esta no es la mejor novela de Ismail Kadaré y, probablemente, tampoco estará entre lo mejor de Kadaré el día en que el bueno de Ismail nos deje (esperemos que dentro de bastante tiempo). Pero esto no quiere decir que sea un mal libro, ¡ni mucho menos! Además, viendo las "cosas" que han escrito o escribieron gente como Vargas Llosa o García Márquez en sus últimos años (mención especial a la sonrojante Memoria de mis putas tristes), queda claro que el albanés lleva mucho mejor el paso del tiempo.

Por si lo comentado al comienzo de la reseña fuera poco, creo que esta es una novela para iniciados en el "mundo Kadaré". Toda la primera parte del libro está vinculada a la propia vida y a El ocaso de los dioses de la estepa, segunda novela del autor y con la que Tres minutos comparte escenarios y cierta temática, lo que juega doblemente en contra del texto: para los no iniciados, resulta complicada de seguir; para los "conocedores", no aporta nada nuevo.

Así, el punto de partida lo constituye la "reacción del pueblo soviético" (perdón por el eufemismo) por la concesión, en 1958, del Nobel de Literatura a Boris Pasternak. A estos sucesos se unen la estancia de Kadaré en Moscú y la ruptura entre la Albania de Hoxha y la Unión Soviética de Jruschev, ampliamente narrados en El ocaso de los dioses de la estepa y revisados nuevamente para la ocasión por el autor. Además de lo anterior, en esa primera parte del texto se intercala lo que luego será el "meollo" del libro: los célebres tres minutos de la llamada de Stalin a Pasternak, allá por 1934, para (¿qué exactamente: charlar, comentar, mencionar, informar?) sobre la detención del poeta Osip Mandelstam.

Superado este algo costoso tramo inicial, Kadaré recurre al tópico de la bibliografía ficticia para sugerir 13 versiones de la llamada: amantes, amigos, escritores o esposas ofrecen variaciones sobre lo que pudo ocurrir en esos tres minutos. Es aquí donde el libro coge vuelo y nos recuerda al gran Kadaré de otros momentos, ese que explora la relación entre el arte / artista y el poder, que indaga en la psicología de autores o editores en regímenes totalitarios, que habla sobre el temor, el miedo y el absurdo.

Más allá de estos temas ya tratados con profusión en la obra de Kadaré. Tres minutos resulta interesante por lo que supone también de trabajo en relación con la verdad y la memoria. Porque ¿cuál es la versión que más se acerca la realidad?, ¿qué retazos son los que más se aproximan a lo que ocurrió?, ¿cómo afecta el tiempo a nuestra visión de los hechos?, etc.

Pese a esta mejora en la parte final del texto, queda la sensación de que Kadaré es capaz de una mayor profundidad en su análisis, queda la impresión de que la novela sabe a poco. Seguramente sea que el nivel de exigencia por nuestra parte sea demasiado elevado, que Kadaré ya tiene una edad y no está ya para demasiados trotes O, simplemente, que a estas alturas hace lo que le da la gana y listo. Si es así, hace bien. ¡Qué leches!
 

domingo, 21 de enero de 2024

Giuliano da Empoli: El mago del Kremlin


Idioma original: francés.
Título original: Le mage du Kremlin    
Traducción: Adolfo García Ortega
Año de publicación: 2023
Valoración: recomendable

 Veamos: publicar en 2023 una novela que trata sobre Vladimir Putin no, es, digámoslo claro, el colmo de la audacia y la innovación, por no decir que pudiera considerarse un flagrante caso de oportunismo. Esta novela fue premiada con el Honoré de Balzac (no tengo el gusto) y su autor pasa por ser un conocedor de primera mano de ciertos entresijos de la política internacional contemporánea. Lo cual le da cierta ventaja, aparte de la obvia licencia literaria implícita que supone el absoluto misterio que rodea a la persona de Vladimir Putin, que, hace ya casi dos años, es visto como uno de los enemigos irreconciliables de Occidente, peor, como una de las mayores amenazas individuales para (las mayúsculas se imponen) la Paz en la Tierra

Vadim Baranov, protagonista interpuesto de la novela, ha sido su asesor. Un periodista ha acudido a visitarle y la narración cubre, como si obrasen de prólogo y epílogo el principio y el fin de la entrevista, la historia de su ascenso a la cúspide y relativa relegación dentro del entorno del líder ruso. De eso se trata, de especular, qué otro remedio parece quedar, con la figura de los pesos pesados en su ámbito de influencia, en especial de aquellos que acumularon fortuna y poder para perderlos de forma súbita y a veces trágica. No sé hasta qué punto lo que escribe Da Empoli es una especulación o si a través del sustancial reguero de nombres y hechos reales hemos de imaginar que esa figura, la de un intelectual de bajo perfil que se constituye en influencia en la sombra, no es en sí una réplica de la realidad o más bien una arriesgada apuesta de cómo pudo, o puede ser. Sí que diría, desde una dificil posición de objetividad, que el relato resulta acomodaticio con todos los prejuicios desde los cuales el mundo occidental observa a Putin: su pasado como funcionario gris y frío, con una implacable visión de qué partes del pasado soviético hay que preservar, su presente como, valga la redundancia, implacable líder impermeable a cualquier sombra de influencia que pueda ya no discutir sino atenúar un poder que el libro siempre muestra igual: firme, despótico, impertérrito. Lo cual no desmerece el mérito narrativo: las primeras doscientas páginas se devoran a medida que el desfile de celebridades, que incluyen personajes tan variopintos como Edward Limónov o los Jodorkovsky, magnates descabezados de Yukos, escenarios ahora tan denostados como el Londres convertido en el paráíso de las descomunales fortunas de aquellos que supieron reconvertirse tras la caído del muro. Todo ello, opino, quizás demasiado acomodaticio y adecuado a la idea central: Putin es un tirano que está dispuesto a todo con tal de mantener su país, como mínimo, en el añorado status de poder de la Guerra Fría. 

Cuando Da Empoli insiste en vender esa imagen tan cuadriculada, cuando le resulta tan conveniente preservar la fascinación por lo desconocido (no en vano ni se nombra a Gorbachov o Lenin, sí a Stalin y Yeltsin) la narración, sin perder calidad literaria, cae demasiado en el estereotipo. Podríamos decir que el juego de la ficción política busca demasiado esa explicación que tanto cuadra con nuestra escasa comprensión de una sociedad tan lejana. Putin es el demonio, tiene cuernos, es cruel y despótico y su aguijón está listo para clavarse en el lomo de la presa, que hoy en día es el planeta. Una definición que me da que tendría más lecturas que la algo unívoca que esta novela muestra.

 

sábado, 20 de enero de 2024

Magdalena Blažević: A finals d'estiu

Idioma original: croata
Título original: U kasno ljeto
Traducción: Jordi Cumplido en catalán para L'Agulla Daurada. Sin traducción al castellano de momento.
Año de publicación: 2022
Valoración: recomendable


Hay ciertos reclamos publicitarios a los que uno no puede hacerle oídos sordos, y es que si la editorial menciona en la contracubierta que el estilo de la autora se asemeja a Agota Kristof, entonces sí y sólo sí debo leer el libro. Y cabe decir que la similitud entre autoras es acertada, aunque solo parcialmente, pues si bien el estilo es duro y seco, se asemejaría más a Bastašić y sus «Dientes de leche» o a Faruk Šehić y sus «Cuentos con mecanismo de relojería» donde también hablan de la guerra de los Balcanes.

En esta primera novela de Magdalena Blažević, la autora sitúa el relato en la tragedia yugoslava de finales del siglo XX; una tragedia causada por las guerras balcánicas de los años 90 tras la muerte del general Tito y el posterior auge de los nacionalismos radicales que desencadenó una guerra civil de extrema violencia contra la población con ejecuciones masivas, torturas, violaciones (especialmente en los pueblos) y campos de concentración en un claro ejemplo de limpieza étnica. En este contexto la autora ubica la historia, en el pueblo de Kiseljak (Bosnia y Herzegovina); un pueblo víctima de la «Limpieza étnica del Valle de Lašva» que tuvo lugar entre 1992 y 1993 y que Blažević utiliza como referencia para relatar el drama de la guerra en toda la sociedad, pero especialmente en los pequeños pueblos porque «el peso de la historia no recae en quienes son las víctimas y quienes los verdugos, sino en la injusticia que representa la guerra y el sufrimiento compartido entre las víctimas». De esta manera, la autora centra el relato en la masacre perpetrada en Kiseljak el 16 de agosto de 1993, y lo hace narrando lo sucedido desde la mirada infantil de Ivana, una niña de catorce años asesinada durante una emboscada que relata lo sucedido días antes, pero también días después de su muerte en un acertado ejercicio de disociación que hace aún más cruda la descripción de lo sucedido. 

El libro empieza donde la protagonista se nos presenta narrando en primera persona y lo hace de una manera directa y contundente: «me llamo Ivana. Viví 14 veranos y esta es la historia del último» y nos también habla de sus principales intereses, propias de una niña: su muñeca Julija, su padre conductor de camión y su madre. También del lugar donde viven, que el lector augura pobre y frío. E igual de fría es la mirada de la niña, quién afirma, mirando al jardín, que «del banco de debajo el pomar sólo ha quedado un esqueleto carcomido. La Muerte apoya una pierna sobre él. ¡Miradla bien! Tiene una cara agradable, los ojos todavía no se le ven bajo la boina tuerta». Así ve Ivana a la Muerte, oculta bajo el rostro de un soldado, el rostro del infierno. De esta manera se puede observar como el estilo de Blažević está lleno de metáforas, como al afirmar que «los cuerpos de los hombres son un alud imparable de rocas (…) pronto irrumpirán nuestros patios a través de los senderos secos y los desfiladeros, dispersándose por el pueblo como gusanos» o también «la fuente antes era peligrosa, con una valla metálica de pinchos afilados y delgadas flechas que apuntaban al cielo. Parecían fusiles colgados a la espalda» o «las raíces de los castaños se han hundido como dedos encorvados de bruja bajo las amplias escaleras de hormigón».

Así, y como no puede ser de otra forma, el entorno en el que se desarrolla la historia es hostil, decadente, triste, lleno de una pobreza palpable en el ambiente, en la ausencia de comida y de salubridad en los hogares. Hay compañía, pero poco cariño. Hay principalmente rudeza y tosquedad. A nivel argumental, no hay una trama delimitada; el libro es un conjunto de recuerdos fragmentados que la autora nos traslada sin un hilo argumental definido; de manera similar a las ropas que los niños que protagonizan la historia, el hilo argumental está deshilachado y sin una evidente continuidad. Así, la potencia del relato recae en el detalle de esas escenas en los que la miseria excreta en el complicado y triste día a día que conforma la cotidianidad de los pequeños pueblos en los que todo se ha terminado excepto la guerra quien sigue latente pero siempre perceptible en cada batido de los corazones afligidos de la sociedad. Es ahí donde la guerra estalla con más crudeza, arraigando y deshaciendo las pequeñas posesiones (también afectivas) que aún poseen, menguadamente, los pueblos y sus supervivientes habitantes.

En cuanto al ritmo narrativo, cabe decir que durante algo más de la primera mitad, el relato se sostiene por pequeñas pinceladas de cotidianidad que, si bien permiten comprender el escenario en el que transcurre la historia, rompen el ritmo y no consiguen mantener la tensión. Afortunadamente, es a partir de poco más de la mitad del libro con la aparición de los soldados en el pueblo, que todo cambia de manera radical de manera que una lectura que en las casi cien páginas anteriores se había vuelto bastante monótona, reiterativa y lenta, se convierte de golpe en un gran abismo de desolación preciosamente narrado y con una intensidad, emotividad y sentido poético más que destacable. El pasaje que rompe el relato es demoledor, describiendo la irrupción de los soldados afirmando que «son rápidos como los gusanos de las latas de conserva. El interior de las casas tambalea de gritos y palabrotas. Golpean las paredes. Los cuerpos se encogen bajo las camas, tras las puertas, los armarios y las despensas. Todo en vano. Los sacan como conejos de dentro de las madrigueras». E Ivana ve como la muerte se acerca con rostro de soldado, unos militares con «la respiración profunda y fría como un sótano. Tienen las entrañas podridas como patatas viejas» y lo ve con sus ojos de niña, y su familia la intenta proteger, porque «madre mantiene el brazo en mi espalda. Pero no podéis salvar un niño con un abrazo». De esta manera, la narración de las escenas y de la muerte y sus momentos posteriores tiene una fuerza inusual y una calidad literaria indiscutible. Porque la narración de los instantes posteriores a la muerte por parte de la propia difunta es desgarradora como se puede constatar cuando habla de su hermano y afirma que, «chillaría, pero tiene la boca llena de tierra. Los ojos llenos. Puede sentir la pala cavando el montículo de tierra granulosa y como se esparce en el polvo. Estoy tumbada al lado de mi hermano y le estrecho la mano». 

Por todo ello, se trata de un libro recomendable, aunque muy duro porque si la tragedia de una guerra se ve a través de la mirada de un niño, el efecto es aún más devastador, por aquello que rompe, por aquello que impide, por los sueños rotos y desencajados de una vida que queda destrozada e  impedida a manos de crueles manos y sádicas ambiciones.

viernes, 19 de enero de 2024

Colaboración: Salto mortal, de Kenzaburo Oé

Idioma original: japonés

Título original: Chuugaeri (宙返り)

Traducción: Fernando Rodríguez-Izquierdo

Año de publicación: 1999

Valoración: recomendable

En marzo del año pasado falleció el premio Nobel Kenzaburo Oe, y yo, ni enterado, a pesar de vivir en Japón. Me sorprendió ver en las librerías una nueva edición de sus obras completas, y… ya. Por lo que no se me pasó por la cabeza que fuese en honor a su muerte. Si hubiese sido Murakami (Haruki, no el otro) el fallecido, no dudo que se habría armado un gran alboroto. Supongo que esta reacción discreta hacia Oe se debe a ciertas posturas que él mantenía, las cuales podrían no ser muy celebradas en la sociedad japonesa: su negación a reconocer la autoridad del emperador, su antagonismo hacia la presencia del ejercito estadounidense en territorio japonés, y (lo más imperdonable) los chismes sobre sus vínculos con líderes chinos. Una vez superado el desconcierto por el fallecimiento de Oe, me alegró ver reeditada en tapa dura la primera novela que escribió después de recibir el Nobel (creo importante mencionar este detalle debido a lo feas que suelen ser las obras al periodo inmediato post-Nobel), "Salto Mortal".

Publicado originalmente en 1999, en una época marcada por la paranoia tras los ataques al metro de Tokio por la secta Aum Shinrikyo (un evento que llegó a alterar aspectos tan cotidianos como la eliminación de botes de basura de las estaciones), "Salto Mortal" ofrece una perspectiva diferente sobre el auge y la radicalización de los movimientos religiosos en el Japón de finales del siglo XX. Oe pretende entrelazar lo personal con lo político, creando una narrativa donde la figura del líder carismático se convierte en el eje central. "Salto Mortal" gira en torno a dos líderes religiosos, Patrón y Guiador (Salvador y Profeta, para los fans) que, después de abjurar de su propia doctrina y de una década de silencio, deciden reconstruir su movimiento. Estos personajes ejercen una influencia intensa sobre sus seguidores, resonando con la dinámica de Aum Shinrikyo bajo Shoko Asahara, que, por cierto, fue ejecutado después de pasar casi 20 años en prisión.

A pesar de los evidentes paralelismos, "Salto Mortal" trasciende una mera representación de Aum Shinrikyo. En contraste con otras obras sobre el tema que condenan abiertamente a estas sectas, como "Underground" de Murakami, Oe utiliza la ficción para indagar en temas de fe, moralidad y además, nos da una visión sobre la organización y los métodos utilizados por este tipo de cultos para aumentar una grey, como el sutil lavado de cerebro. En ocasiones, la novela desafía al lector a discernir entre la ironía y una aparente apología de este fanatismo, especialmente al adentrarse en la crisis de fe y los conflictos internos que motivan a los seguidores, principalmente jóvenes desencantados y sin un futuro prometedor, a unirse al culto apocalíptico de moda. La complejidad de "Salto Mortal" radica en su capacidad para entrelazar estos elementos en una narrativa que es tanto provocativa como introspectiva.

La mayor crítica hacia la novela es su ritmo lento, con menos énfasis en la acción y más en la introspección y el desarrollo de personajes. Muy fiel a su estilo, Oe a menudo presenta situaciones y dilemas morales sin soluciones claras o definidas. La reiteración de ideas sin profundizar del todo sobre ellas puede hacer tediosa la lectura. Se requiere un poco de paciencia para disfrutar de esta novela, un tanto escondida entre diálogos que muchos podrían calificar de innecesarios.

Este libro es particularmente recomendable para los admiradores de la obra de Kenzaburo Oe y, en un sentido más amplio, para aquellos que aprecian la narrativa japonesa moderna, la cual se distingue por la exploración de la psicología y las emociones de los personajes, transmitida mediante un estilo minimalista y haciendo énfasis en la sutileza y la insinuación. Para aquellos que no, "Salto Mortal" puede llegar a resultar aburrida y redundante. 

Firmado: Alain Ríos

Otras obras de Kenzaburo Oé reseñadas en ULADaquí


jueves, 18 de enero de 2024

Aurora Venturini: Las primas

Idioma: español

Año de publicación: 2007

Valoración: bastante recomendable

Hay libros a los que las circunstancias, tanto de su venida al mundo como de quienes la han hecho posible, contribuyen a aumentar, si no su calidad, sí la leyenda que les acompaña, por así decirlo. Es lo que ocurre, por ejemplo con La conjura de los necios, de John Kennedy Toole, cuyo desdichado final todo el mundo conoce, o, menos célebre, pero dentro de la literatura en español, con El traductor, de Salvador Benesdra. Otro caso cuyas circunstancias resultan asimismo llamativas, aunque, por suerte, mucho más felices, es el de la autora también argentina Aurora Venturini, que se presentó y ganó con esta novela a un concurso literario en 2007, cuando la buena señora contaba ya con ochenta y cinco años de edad. Claro que no se trataba de una abuelita que se hubiese pasado la vida horneando galletas hasta que le había dado por escribir; amiga y colaboradora de Eva Perón en su juventud, vivó luego veinticinco años de "autoexilio" en París y frecuentado a la flor y nata de la intelectualidad existencialista, además de estudiar psicología, traducido a un buen puñado de los clásicos franceses, dar clases de filosofía a su vuelta en Argentina y publicado ensayos literarios, poemarios y novelas. Las primas era la sexta de éstas, de hecho. 

Cierto es que las peculiaridades biográficas de la autora, en este caso de una novela, no debería influirnos a la hora de apreciar (o no) la misma, pero, dado que han sucedido, resulta inevitable mencionarlas, aunque sólo sea para arrumbar prejuicios. Porque Las primas hace gala de una frescura y aun desparpajo que, por lo general, se suele asociar más bien y parece que de forma errónea, con el descaro de la juventud, aunque, por otro lado, está ambientada en los años 40 ó 50 del siglo pasado, por lo que hace referencia a las costumbres y mentalidad propias de aquella época en que la autora era joven, a su vez,  y no -o no tanto- del siglo XXI.

La novela, no demasiado extensa, está narrada por la protagonista, Yuna, linda muchacha y talentosa para la pintura, pero que es "medio minusválida" intelectual -son sus palabras, que conste-, algo que ella considera como una maldición familiar, puesto que tanto su hermana Betina, aquejada a su vez no sólo de una discapacidad mental, sino también física y bastante severa, como sus primas Carina y Petra, con alguna que otra peculiaridad física, la han heredado. Para remate, tampoco es que su tía Nené o sus tíos mellizos parezcan muy bien rematados... Yuna nos va contando las aventuras -o desventuras, más bien- de su familia con ese tono entre ingenuo, crudo y asombrado que suele atribuirse en las novelas a los niños y las personas con algún tipo de discapacidad cognitiva. Aquí hay que señalar que doña Aurora juega con cartas marcadas, porque es imposible no empatizar con una narradora con tales características (no cuesta mucho encontrar ejemplos en la literatura, siendo algunos de ellos, además, probablemente deudora de Las primas, como es el caso de Lectura fácil. También, aunque aquí la narradora sea una niña sin discapacidad, es evidente su influencia en otro de las novelas  españolas recientes más destacadas, Panza de burro). Más aún cuando ello contribuye a que todos o casi todos los episodios que nos cuenta estén teñidos de un evidente y a veces desbordante humor, incluso cuando asistimos a momentos tan luctuosos como -y perdón por el posible SPOILER- asesinatos, abusos sexuales o, simplemente, fallecimientos inesperados.  Sintiéndose culpable, eso sí, pero a menudo uno se parte de risa leyendo esta novela..

Sigamos: Yuna se alía con la mucho más espabilada Petra -igual hasta demasiado- para ir sorteando las zozobras de la vida y paliar su desconocimiento acerca de algunos aspectos fundamentales de la misma. Pero ésta es también una novela de crecimiento (tranquilos, que no voy a soltar la dichosa palabra alemana que empieza por "b"... aunque me cuesta) en la que asistimos a la evolución de la protagonista desde una infancia ignorante y, por qué no decirlo, bastante obtusa, a una juventud homologable o incluso mucho más competente a la de cualquier persona inteligente e independiente e su edad. La autora nos conduce con gran habilidad por este recorrido que, a la postre, resulta lo más importante de la novela, más incluso que las peripecias, por tremebundas aunque también cruelmente divertidas que sean, de una familia con una evidente disfuncionalidad (bueno, esto es lo que piensa la narradora, pero porque vive en la República Argentina y no en el Reino de España), marcada por un sino tragicómico.

El único pero que se le puede poner a la novela y que ha hecho que no me decida a otorgarle una valoración aún más alta es que el final me ha resultado demasiado precipitado. No digo que esté mal planteado o sea inverosímil, ya que está en la línea de verosimilitud de toda la historia, sea mucha o poca, según cada lector... pero da la impresión de que la narración concluye de esta forma más porque doña Aurora tenía necesidad de acabar la novela  -para presentarla al citado concurso o, simplemente, porque había llegado a una edad en la que no se puede confiar en dilatar mucho los proyectos- y no se lio más la cabeza, cuando, en mi opinión, el final quizás  habría necesitado un poco más de espacio, más aire que le dejase respirar  a gusto. Da lo mismo, en todo caso, Las primas resulta una novela altamente recomendable, por lo bien -y lo mal que lo pasa uno con ella y, por añadidura , que se lee en un suspiro, por divertida y ágil, lo que siempre es de agradecer. 

miércoles, 17 de enero de 2024

Robert H. Barlow: La noche del océano y otros cuentos de lo extraño

Idioma original: Inglés
Título original: Eyes of the God. The Weird Fiction and Poetry of R. H. Barlow 
Año de publicación del volumen recopilatorio: 2002
Traducción: Aurora Jiménez
Valoración: Está bien (recomendable para interesados)

Robert H. Barlow conoció personalmente, cuando tenía dieciséis años, a su admirado H. P. Lovecraft, que por entonces contaba cuarenta y tres. Ambos llevaban un tiempo intercambiando correspondencia, y trabaron una amistad de la que surgieron charlas estimulantes y colaboraciones artísticas; dicha amistad fue tan intensa que el Soñador de Providence convirtió a Barlow en su albacea literario. Por desgracia, tras la muerte del primero, algunos de los seguidores del creador intelectual del horror cósmico (entre ellos August Derleth, sistematizador, para bien y para mal, de los Mitos de Cthulhu) obligaron a Barlow a cederles la gestión del legado lovecraftiano. 

La noche del océano y otros cuentos de lo extraño compila varios de los textos (algunos de ellos revisados, corregidos o incluso coescritos por Lovecraft) que Barlow produjo en su juventud.

Sorprende positivamente lo eclécticas que son las narraciones de Barlow. De las quince compiladas en esta antología hay, es cierto, algunas tirando a formulaicas, excesivamente condicionadas por la literatura pulp de la época o la influencia de Lovecraft. Sin embargo, también encontramos piezas más sui generis, como "La batalla que acabó con el siglo" o "El interrogador". Casualmente, las que más me han gustado se inclinan por el fantástico menos terrorífico, pese a que soy un devoto de este último género.

La mentada "La batalla que acabó con el siglo" es mi pieza favorita del conjunto. Breve, imaginativa, hilarante y absurda, me ha cautivado por lo descabellado de su premisa, la atención al detalle que exhibe y las múltiples referencias con que nos obsequia. En ella, dos púgiles se enfrentan en un combate extremadamente surrealista y violento.

También valoro la vocación abstracta de "La muerte del monstruo", "El interrogador" o "La recompensa del artesano", aunque la factura de los tres cuentos deje bastante que desear. Otra historia reivindicable, pese a su estilo algo desangelado, sería "Hasta que los mares", un apocalipsis medioambiental que narra con crudeza la extinción de la humanidad y el agostamiento del planeta Tierra.

Por último, destacaría "La noche del océano". En vez de plegarse a los esquemas más obvios del horror cósmico lovecraftiano, se adueña de ellos para ofrecer un relato de terror atmosférico y ominoso en el que la indefinición inquieta muchísimo más que lo explícito. ¿De qué va? Pues de las sensaciones que experimenta un artista que se retira a descansar a la costa ante el vasto océano. «Algo de la oscuridad y desasosiego del mar había penetrado en mi corazón, de modo que vivía en un tormento irracional e ilógico....», confiesa el narrador de esta joyita que recuerda al formidable Los sauces de Algernon Blackwood.
 
Vayamos ahora a los versos de Barlow. Quizá por mis limitaciones como lector no he sabido apreciarlos adecuadamente; en cualquier caso, admiro que toquen el erotismo (aunque Barlow, que era homosexual, apenas aprovecha la ocasión para sublimar su deseo) o la mitología prehispánica (de mayor, Barlow se convirtió en un reconocido experto en la materia).

Resumiendo: La noche del océano y otros cuentos de lo extraño es una antología valiosa, sobre todo en tanto que homenaje a uno de los autores más olvidados del Círculo de Lovecraft. El único reporche que le haría es que los dos textos introductorios se antojan redundantes. Por lo demás, lo recomiendo encarecidamente a quienes pueda interesar; pese a la irregularidad de las piezas que la componen, gustará especialmente a los amantes del fantástico y el horror cósmico.