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viernes, 29 de agosto de 2025

José Luis Garci: Gun Moll (A Hollywood Story)

Idioma original: Español
Año de publicación: 2025
Valoración: Se deja leer (y a mucha honra)

Gun Moll (A Hollywood Story) es una especie de bolsilibro contemporáneo. Así lo indican tanto el tamaño del libro, que mide 9,5x13cm, como la extensión, temática e influencia norteamericana del relato que contiene.

Sigue a dos mujeres que atraviesan el desierto de Arizona en un Chevrolet para llegar a la frontera mexicana. Llevan mucho dinero en efectivo y un cadáver en el maletero. Una de ellas tiene una herida de bala en el hombro. Follan a menudo, ya sea en plena carretera bajo la canícula de julio o en moteles sin aire acondicionado. 

La historia narrada en Gun Moll (A Hollywood Story) no es nada del otro mundo. De hecho, podríamos considerarla esteriotipada, pues su argumento y personajes ya los hemos visto cientos de veces en el género negro. Sin embargo, la dignifican un pelín su prosa, que sin ser excepcionalmente artística rebasa lo meramente funcional, y su manera de ir dosificando la información al lector.

A estos dos elementos que elevan lo que de otra manera sería un texto bastante sencillito, incluso dentro de los parámetros "pulp" a los que podríamos adscribirlo, hay que sumar la atractiva edición con que Reino de Cordelia lo envuelve: tapa dura, cubierta de textura verjurada y catorce ilustraciones de Miguel Navia, que realzan el alto voltaje erótico (por no decir pornográfico, dada su explicitud y gratuidad) de la obra. 

En fin, que estamos ante un bolsilibro contemporáneo que, además de condensar todo lo bueno de este tipo de literatura en su contenido (falta de pretensiones, entretenimiento, arquetipos, dosis de violencia y sexo...), va acompañado por un continente de lujo.

lunes, 28 de julio de 2025

Zoom: "No mires ahora", de Daphne du Maurier


Idioma original: 
inglés
Tìtulo original: Don't look now
Traductor: Miguel Sanz Jiménez 
Año de publicación: 1971  
Valoración: recomendable
 
Sabe bien escribir un "zoom" después de tanto tiempo. Para los más jóvenes que no lo recuerden, en este blog llam(áb)amos "zoom" a entradas que se enfocan en un texto breve, más breve que un libro: un cuento, un poema, un fragmento. En este caso, aunque podría haber esperado a leer todo el volumen de cuentos editado, con el cuidado de siempre, por La Biblioteca de Carfax, he preferido reseñar solo este cuento, porque tiene entidad independiente (de hecho fue adaptado al cine en 1973), y también, en fin, porque soy un perezoso y no sé cuándo voy a tener tiempo de leer el resto de los cuentos del libro.
 
Sobre la autora de "No mires ahora" no hace falta decir mucho: es la famosísima autora de novelas como RebeccaMi prima Rachel o Jamaica Inn, o cuentos como "Los pájaros" o este que nos ocupa, varias de ellas adaptadas al cine por el igualmente famosísimo Alfred Hitchcock. Varias de estas obras se sitúan de forma más o menos explícita en el género gótico, como es el caso del cuento que nos ocupa, publicado originalmente en 1971, en el volumen Not After Midnight, and other stories. [Aclaro, por cierto, que los cuentos incluidos en el volumen de La Biblioteca de Carfax no corresponden con los de Not After Midnight].
  
En cuanto a "No mires ahora", es un relato fantástico (quiero decir, del género fantástico, aunque también sea fantástico en el sentido de decir que es muy bueno) centrado en un joven matrimonio, John y Laura, que viajan a Venecia para intentar distraerse y superar el luto por la muerte reciente de su hija Christine. Una vez en Venecia, comenzarán a encontrarse una y otra vez con una pareja de ancianitas, sobre cuyas honestas intenciones John tiene muchas sospechas. Esta persistencia de la figura de las ancianas, unida a la memoria de la hija fallecida, y al ambiente siempre misterioso de Venecia, van creando una atmósfera opresiva y amenazadora que se cierne sobre los protagonistas.
 
Esta creación de un ambiente de cuento de terror, a través de la inclusión de diferentes pistas o sugerencias de amenaza sobrenatural (algunas de las cuales no dejan de ser McGuffins, como los utilizados por, una vez más, Hitchcock) es sin duda lo más logrado del relato. Hasta prácticamente el final del cuento, el texto transita en esa zona que Todorov consideraba más propia de lo fantástico: en la indefinición sobre el carácter natural o sobrenatural de los acontecimientos narrados. Al compartir el punto de vista con el marido, el lector oscila entre pensar que todo se trata de un conjunto de extrañas casualidades, o quizás de una tentativa de estafa por parte de las viejecitas, o pensar que de hecho hay fuerzas extrañas, y quizás malévolas, que están operando en su contra.
 
Si estos (la creación de la atmósfera y el uso del punto de vista) son los puntos fuertes del cuento, hay otros que creo que funcionan peor. La historia en sí, es decir, lo que queda cuando retiras las técnicas anteriormente mencionadas, no tiene demasiada chicha y es algo rebuscada, con muchas pistas y caminos que, como decía antes, a veces resultan un poco tramposos. Por otra parte, y de esto no tiene exactamente la culpa Daphne du Maurier, hay algunas representaciones y bromas sobre determinados grupos de personas (como los "travestis" o los hermafroditas, entre otros) que en 1971 podían sonar bien o pasar desapercibidas, pero que hoy resultan algo cringe.
 
Estamos, por lo tanto, ante un clásico del género de terror, de una autora clásica del género de terror, quizás con sus imperfecciones, pero que sin duda puede enseñar mucho a cualquier escritor que pretenda aprender a escribir un cuento de este tipo.
Aspectos que han quedado algo trasnochados


También de Daphne du Maurier en ULAD: Aquí

lunes, 14 de julio de 2025

Samanta Schweblin: El buen mal

Idioma original: 
español
Año de publicación: 2025
Valoración: recomendable (pero esperaba más)
 
Cada libro que saca Samanta Schweblin es todo un acontecimiento. Primero, porque son pocos (seis libros en total en 23 años: cuatro volúmenes de relato y dos novelas), y después, porque son muy buenos. Pájaros en la boca o Siete casas vacías tienen legiones de fans (aunque a Juan no le gustase demasiado el segundo); por mi parte, tengo Distancia de rescate en un altar, lo he leído media docena de veces (la suerte es que es corto), lo he elegido como lectura para varias de mis clases, y me parece una de esas joyitas de ciento y pico páginas que se pueden leer de una sentada, pero que dejan poso para unos cuantos días. Con estos antecedentes, El buen mal tenía todos los ingredientes para ser una de las lecturas del verano, en sentido individual y colectivo.
 
Bueno, pues como dice la valoración ahí arriba, no diría que es un mal libro pero, siendo un libro de Samanta Schweblin, esperaba más... De los seis relatos que componen el libro, uno me ha parecido buenísimo; dos, buenos, y los otros tres, ni fu ni fa. Habrá quien diga que un relato buenísimo justifica un libro, y quizás sea verdad, pero personalmente esperaba una regularidad algo mayor, y que más cuentos me sorprendiesen, me impactasen, me hiciesen volar.
 
Empiezo por el cuento que me parece buenísimo: "El ojo en la garganta", la historia de un niño que sufre un terrible accidente que condiciona su relación con el mundo y su (in)capacidad para comunicarse con quienes lo rodean. Algo que hace que el cuento sea aún más impactante es el punto de vista, que es el del propio niño protagonista, que refleja los miedos, las inquietudes, los miedos, los errores de los adultos (incluso aquellos que no ha presenciado directamente, pero, a pesar de esta aparente inverosimilitud, es una voz que funciona). Uno de estos errores en particular marcará el destino de la familia, como una herida traumática que nunca se acaba de cerrar. Es un cuento angustioso, por la historia que cuenta, pero también por la atmóstfera que construye, a través de un conjunto de personajes y situaciones inquietantes (me gusta mucho el inglés ominous para referirse a este tipo de sensaciones) que hacen que, a pesar de este ser un cuento esencialmente realista, en el sentido de no incluir ningún elemento fantástico o sobrenatural, este sea también sin duda un relato de terror.
 
Lo mismo puede decirse del primero, "Bienvenida a la comunidad", que arranca con la escena de una mujer que intenta suicidar ahogándose, y que continúa con la vida después de la casi-muerte, pero ahora teñida de una especie de maldición, de desconexión con la realidad y con el mundo que solo el dolor puede paliar. Un vecino, otra figura "ominosa", sirve como su cicerone en esta nueva condición que en términos psicoanalíticos podríamos denominar como "abyecta". El tercer y último cuento que me ha gustado, aunque algo menos, es "El Superior hace una visita", un cuento de una violencia brutal y ligeramente absurda que hace pensar en algunas películas de los hermanos Coen o de Tarantino. 
 
Los tres cuentos restantes, ya lo he dicho, me han dejado bastante frío, por muy bien escritos que estén. "Un animal fabuloso" y "La mujer de la Antártida" comparten el retorno doloroso, y al mismo tiempo mágico, de ciertas memorias terribles de la infancia; en el segundo vuelve también el tema, ya explorado por la autora en relatos anteriores, de la invasión de casas ajenas, con mejores o peores intenciones (tema que, por cierto, también resuena en cierto modo en "El Superior hace una visita"). Por último, "William en la ventana" es, como confiesa la propia autora en una nota final, un cuento autobiográfico, y aunque contiene la insinuación de un cuento de fantasmas, acaba por integrar la larga tradición de relatos sobre escritores que escriben sobre otros escritores, y que personalmente me resulta bastante cargante...
 
Naturalmente, no me arrepiento de haber leído el libro, aunque solo sea por haber disfrutado de "El ojo en la garganta". Y aunque esta obra no me haya terminado de llenar, no creo que por eso deje de comprarme la siguiente. Solo he echado de menos, en la mitad de sus cuentos, esa vibración oscura y extraordinaria que hace que su lectura sea profunda e inolvidable. 
 

sábado, 28 de junio de 2025

Maximiliano Barrientos: El horizonte del grito

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2024

Valoración: Entre Recomendable y Está bien


Está claro que ni mucho menos domino las etiquetas que se asignan a los distintos subgéneros de lo que podríamos llamar literatura de terror, así que para no meter la pata ni se me ocurre citar ninguna de las que me pueden sonar. Supongo que, como en tantos otros campos, no son más que clasificaciones más o menos intuitivas o caprichosas para distinguir tendencias, tanto nos gusta organizar conceptos y ordenar de alguna manera cosas demasiado amplias, haciéndolas más manejables. En todo caso, como aquí en el blog tenemos expertos en esta materia que podrían dar una master class, dejo a otro el trabajo.

La docena de relatos que propone Maximiliano Barrientos digo yo que podemos al menos ubicarlos dentro del género del terror, así, a grandes rasgos. Yo diría que un terror un poco singular, con unas señas de identidad bastante peculiares. En todos encontramos elementos que irrumpen en la realidad distorsionándola, sin que lleguemos a saber si de un modo objetivo o en los pliegues de lo mental, quizá ambas cosas a la vez. Es un hombre que se presenta en cierta población ante la noticia de la muerte repentina de su hermano, un alcalde aquejado de un deterioro cognitivo galopante, la desaparición de un avión en la selva, un antiguo nazi que guarda secretos sobre su hijo, o unos jóvenes metaleros que quieren quemar una iglesia. Historias que de entrada ya bordean la proximidad de la muerte o de situaciones de máxima tensión, en las que se abrirán paso hechos o vivencias que traspasan la línea de lo convencional.

Los relatos se internan entonces en mundos extraños, unas veces tangibles y otras incorpóreos, comportamientos extraños, sonidos o presencias, trances que parecen sacados de experiencias con alucinógenos, desapariciones (y reapariciones), hipersensibilidad para establecer conexiones. Pero también lo que parecen episodios de enajenación, extracción de órganos u obsesiones, un avión construido en secreto, híbridos humanos, ver con los ojos de otro o sentir su muerte como propia. Muchas cosas ciertamente para apenas una docena de relatos no demasiado extensos.

Barrientos lo cuenta bien, excelente mientras comienza a desarrollar las historias incorporando los elementos de misterio en un crescendo potente y bien dosificado. Llega sin embargo un punto en que el hilo empieza a deshacerse, porque seguramente el autor quiere a toda costa internarse en ese mundo de pesadilla, no sabría decir si es porque la transición resulta algo inconsistente. Quizá es que a la conexión entre lo real y lo fantástico le falta un nexo más convincente, que la inmersión en esos mundos aberrantes es tan inverosímil que, aun resultando sugestiva, le falta algo de credibilidad para hacerla de verdad aterradora.

O puede que uno sea lector demasiado convencional y necesita un asidero para sentirse realmente sobrecogido por la aparición de lo extraño. Quizá la acumulación de estímulos o lo que parece una búsqueda deliberada de confusión no son el mejor vehículo para transmitir desasosiego, y ahí lo que pintaba como relatos bien construidos termina por quedarse un poco en tierra de nadie.


También de Maximiliano Barrientos reseñado en ULADUna casa en llamas

jueves, 29 de mayo de 2025

Juan Montiel: Cada lunes de aguas

Idioma original: Español 

Año de publicación: 2025

Valoración: Está muy bien

Apenas 6 textos y 140 páginas son más que suficientes para que me atreva a aventurar que Juan Montiel es un magnífico autor de relatos y que este Cada lunes de aguas debería ser objeto de mucha mayor atención por parte de los medios. ¡Pero para eso estamos nosotros, para llegar a donde otros no llegan!

Con un posible encaje en lo genérico cercano al gótico rural, varios son los "lugares comunes" que comparten estos relatos:

  • el lenguaje, apegado a la tierra, que confiere a los textos una ambientación de otra época.
  • su ubicación espacial en lugares, ya sean cerrados o abiertos, tan lúgubres y oscuros como la imagen de cubierta.
  • la permanente presencia de la violencia.
  • la importancia fundamental del contacto físico y la interrelación de este con la citada violencia. 
Casi (o sin el casi) todas estas dos características me llevan a pensar en La lluvia amarilla de Llamazares o en As Bestas

Pero más allá de referencias más o menos claras, los relatos de Juan Montiel destacan por:
  • el lenguaje. No estamos ante un vano ejercicio de erudición. La apuesta estilística es clara, pero está plenamente al servicio de los textos, de sus atmósferas y desarrollos.
  • el manejo de lo no dicho, de los gestos, los detalles, las miradas o lo apenas insinuado, que son clave en la trama de todos y cada uno de los relatos
  • los finales, abiertos por lo general, que hacen que uno se quede dando vueltas durante un rato a lo leído.
  • las oscuras y turbias atmósferas.
Si tuviera  que elegir entre alguno de los relatos que componen Casa lunes de aguas, me quedaría con el impacto inicial de Ardides de Caín, con la tensión subyacente a lo largo de Jarandina y con la conjunción de muerte y deseo de Amical.

Pero los otros tres textos, El costado blanco de mi amor, Todas las tardes había fiesta y Sintra [343], tienen también un altísimo nivel y hacen de este volumen una estupenda (aunque algo breve) colección de relatos. ¿Que no habíais oído hablar de él? Bueno, ya lo hemos arreglado. Ahora solo os queda buscarlo y leerlo, si os atrevéis.

sábado, 24 de mayo de 2025

María Bastarós: No era a esto a lo que veníamos


Idioma original: español

Año de publicación
: 2021

Valoración: muy recomendable

La verdad es que uno puede desorientarse entre tanto libro de relato corto, formato que viene siendo habitual entre cierto perfil de escritor: joven, carrera en fase de lanzamiento, tanteo de diversos enfoques, elección de aquél en el que uno se desenvuelve mejor (o es más apreciado por el público, quizás). Entre ese marasmo he llegado a esta colección de relatos. Una autora joven con una poderosa imagen algo alternativa y un variado currículum multidisciplinar. 

Un perfil que la depauperada industria editorial de este país puede abocar a redactar manuales de instrucciones, servir mesas en un restaurante o decidir, sumido en la desesperación, probar a opositar para algún trabajo anodino. Que esto no es uno de esos países escandinavos, por ejemplo, donde se intenta proteger a los creadores. Por suerte, aunque siempre hay que decir "de momento", María Bastarós ha encontrado tiempo para escribir ya algunos libros, y No era esto a lo que veníamos es uno de ellos. Y el promedio aquí es muy notable, sin olvidar que hay una cierta corriente que cohesiona la colección, como si estuviéramos abriendo ventanas desde distintos algunos de un escenario común. Y me encanta que esto se parezca más al remoto Ray Pollock de Knockemstiff que a Alice Munro, por ejemplo, que Bastarós no tenga miedo alguno a tocar temas delicados, incluso perturbadores, ya no por la cuestión del puñetazo en la quijada, sino por el atrevimiento descarado y desinhibido que a veces no encuentra su punto medio. Eso no es tan fácil: uno puede asentarse en cierto territorio de corte de sobras conocido: urbanita, ligeramente pasado de rosca en términos de adicciones, cuestiones turbias, o pasarse de frenada (se amontonan los ejemplos) y pensar que a base de llenar la página de exabruptos, situar personajes extraídos del mundo audiovisual y decir joder y puto y follar todo el rato y ya: soy un literato alternativo.

Pero para nada, moviéndose en un ámbito geográficamente limitado, mostrando personajes cuyas caras puedes ver en el autobús, en el coche de al lado en el semáforo, en la cola del supermercado, Bastarós ha trazado un fresco algo desesperanzador sobre las relaciones entre las personas y sus entornos. Y reacio como soy a extraer o destacar relatos en concreto, aquí no he podido resistirme: las veintipico páginas de Los que mantienen el fuego, último y osadísimo cuento de la colección, son una auténtica obra maestra, de esas que, lejos de cualquier pretensión acomodaticia, quieren propinar la patada exactamente donde más duele.

 

jueves, 3 de abril de 2025

Charles Bukowski: Música de cañerías

Idioma original: Inglés

Título original: Hot water music

Traducción:  Jorge Berlanga

Año de publicación: 1984

Valoración: Muy recomendable


Muchos dicen que Bukowski era misógino; lo cierto es que fue muchas cosas: alcohólico, violento, depresivo, misógino… pero, desde luego, nunca un comunista. Lo que no podemos negar es que era también profundamente hilarante.

Este fue el primer libro que leí del buen Chinaski, cuando yo tenía 18 años, y por supuesto que me encantó. Aún hoy, al releerlo, sigue siendo de los pocos que logran arrancarme una carcajada. Probablemente Bukowski era una persona insufrible, con la que resultaría imposible convivir, pero Chinaski, su alter ego, es un tipazo: ocurrente, espontáneo, carismático, alguien con quien habría querido tomarme unas cervezas.

Los relatos de este libro presentan a protagonistas entrañables: poetas decadentes, mujeres apasionadas, borrachos, gigolós cínicos, exhibicionistas, etc. Son historias muy breves, de apenas unas páginas, que parten de premisas simples. Bukowski no necesita demasiadas palabras para conseguir resultados extraordinarios: a veces a través de un giro inesperado y, otras, simplemente por medio de una ocurrencia ingeniosa. Además, no se molesta en adornar las frases ni recargar las descripciones; todo es directo, con diálogos escuetos. El punto fuerte, tal como he mencionado, es el humor y las frases mordaces que pueblan estos cuentos.

Entre mis favoritos, hay historias de lo más disparatadas: un hombre que se lacera el pene con un florero con el que pretendía tener coito; otro que no soporta los celos al ver a su pareja bailar como poseída con otros; un tipo obligado a lidiar con todo lo que conlleva la muerte de su padre cuando, en realidad, lo que menos le importa es su padre; e incluso una pareja que decide solucionar la escasez de alimentos recurriendo a la carne humana. Como pueden ver, los temas son tan variados como inverosímiles.

Sin embargo, más allá del aparente nihilismo con el que la mayoría de los protagonistas afrontan sus experiencias, estos escenarios retratan la vida de gente que vive al límite, marginada, decadente y, al mismo tiempo, tan humana como cualquiera.

jueves, 30 de enero de 2025

Reseña + Entrevista: Un lugar mejor de Pedro Ugarte

Idioma original: Español

Año de publicación: 2024

Valoración: Está muy bien

Que Pedro Ugarte es uno de los mejores cuentistas españoles de los últimos veinticinco años es algo que debería estar fuera de toda duda. Con Un lugar mejor corrobora esa afirmación y, además, demuestra que se encuentra en plena forma. 

Quienes ya conozcan la obra de bilbaíno encontrarán en esta colección de relatos algunas de las constantes que recorren su trayectoria: su predilección por personajes corrientes (tantos Jorges) e historias cotidianas, su humor tirando a negro, su esperanza desesperanzada o desesperanzada esperanza, su forma de ver la vida, las relaciones amorosas o las relaciones personales, el mundo laboral, etc. Pero lo que lo distingue de su obra anterior (o, al menos, de lo que yo he leído de ella) es que Un lugar mejor es un libro más oscuro. De hecho, diría que es el más houellebecquiano de sus libros, algo así como su particular Aniquilación.

Un par de ejemplos de lo anterior serían estas dos citas:

"Mi esperanza se reducía ahora a pasar un tarde íntima y recogida"

"El tiempo pulveriza la memoria, apenas deja de ella unas inútiles migajas"

Agrupado en cuatro bloques temáticos, aunque todos ellos conformando una unidad, los textos de Un lugar mejor hablan de cómo se construyen y deshacen los afectos, de soledades que tratan de romperse a través de efímeras esperanzas, de últimas oportunidades, de imposturas y cinismos, de familias y amores, etc.  Y para hablarnos de todo ello, Ugarte opta, como lo ha hecho a lo largo de su carrera literaria, por la cotidianeidad (si no me equivoco, creo que en reseñas anteriores lo definí como cronista de lo cotidiano). No encontraremos en este volumen golpes de efectos, finales sorpresa o trucos de ilusionista. Solo la vida y sus realidades patéticas y extrañas pasando.

Cuatro son los relatos que me gustaría destacar:

  1. Éramos tan felices: Un comienzo muy Tolstoiano (del Tolstoi de Anna Karenina) da paso a un texto, al mismo tiempo, cruel y melancólico sobre los materiales de los que está hecha la felicidad. Un tratado sobre el tiempo (bares que cambian de nombre, talleres que cierren para siempre...) que sirve de puerta de entrada a un volumen del que es una muestra representativa
  2. Balada de Rowena Trevanion: Es quizá el relato más houellebecquiano, con una despiadada visión del mundo del trabajo, si bien no exento de cierta poética. Cinismo y soledad en estado puro, entre miedos y tedios.
  3. Un lugar mejor: Un magnífíco punto de partida (¡qué importante es una buena primera frase que te agarre del pescuezo!) da paso a un texto sobre vidas malgastadas y esperanzas que duran lo que dura el trayecto entre dos estaciones de metro que deja al lector con una sonrisa "tonta".
  4. Dientes, caricias, agosto: Mi relato favorito, quizá por ser el más metafórico y el de más abierto final. Afectos, responsabilidades, familia... con una niña de 13 años y un lindo gatito de por medio. 
No me enrollo más. Mejor que sea el propio Pedro quien os hable de su Un lugar mejor y del resto de su obra. Aquí la charla que hemos mantenido con él.




lunes, 6 de enero de 2025

Mary Gaitskill: Mal comportamiento

Idioma original: inglés
Título original: Bad behavior.
Traducción: Maria Fadella
Año de publicación: 1988
Valoración: muy recomendable

Puede ser que haya algún término concreto para los que solemos curiosear de forma compulsiva toda lista que se nos presente. Recuerdo haber reseñado, hace ya mucho tiempo, algún libro especializado en listas absurdas, un artefacto literario en el que por supuesto caí encantado. Pero las listas (una de este blog suele publicarse puntualmente por estas fechas) suelen ser un recurso útil para que cosas que puedes haber pasado por alto acudan a tu memoria o simplemente les prestes atención por primera vez. Este es el caso, ni tan siquiera sabía de la existencia de esta escritora de Kentucky (USA) y resulta que este Mal comportamiento es un libro que aparece en alguna de esas listas (como todas, obvias o pretenciosas o ambas cosas a la vez) de algún medio norteamericano, menudos estos para el marketing autoreferencial, por supuesto. Pero me resulta curioso que Random House publique su traducción en 2023 y eso ya empieza a sobreexcitar mi curiosidad.
Luego, leídos los relatos, alguna cosa me empieza a cuadrar: Secretaria, uno de ellos, fue objeto de una adaptación cinematográfica en una película algo perturbadora (y que creo que no llegué a acabar) protagonizada por Maggie Gyllenhall. 


La contratapa explica que este es el debut de su autora y lo describe como “un  libro de relatos punzante y divertido, cargado de erotismo”. Bueno, en estas cuestiones he de decir que los treinta y seis años transcurridos tras su publicación resultan terriblemente desproporcionados para los tiempos que corren. Internet mediante, para bien o para mal, y psicólogos y estudiosos de los comportamientos no hacen más que corroborarlo, la facilidad de acceso a toda clase de contenido de tipo sexual ha desplazado el término erotismo a un apartado lindante con lo entrañable e incluso con lo ingenuo. Estamos en la era del sexo explícito, sin intención alguna de manifestarme a favor o en contra, creo que ignorar eso es poco realista. Cuestión que no quita un ápice de mérito literario a estos relatos, que tratan desde diferentes perspectivas con algunas formas extrañas de las relaciones personales, y que presentan, algunos de ellos, puntuales coincidencias que podrían hacernos pensar en una muy sutil línea argumental común. Hablamos de prostitutas y sus clientes, ellas muchas veces adolescentes o jóvenes que recurren a ello para subsistir, a espera de oportunidades mejores o, en ciertas frías confesiones, como una mera actividad laboral más. De sus clientes, de la diversidad de tratos, de cómo sus soledades desde diferentes ángulos confluyen, de niveles de perversión grises, sórdidos desde los que cierta humanidad se empeña por aflorar. Hay sexo y hay adicciones y el fantasma del SIDA recorre algún relato y lo contextualiza en su época. Precisamente sorprende saber que el desparpajo con que la autora trataba las relaciones sexuales representó una novedad en el momento, otro signo, afortunadamente, de avance en situaciones de género, pues hoy esta cuestión no incidiría en su valoración.




jueves, 12 de diciembre de 2024

Irene Reyes-Noguerol: Alcaravea

Idioma original: Español 

Año de publicación: 2024

Valoración: Está muy (pero que muy) bien

Irene Reyes-Noguerol ha escrito, con apenas 27 años (putos jóvenes),  uno de los libros de relatos del año. Por sensibilidad, por manejo del lenguaje, por musicalidad y ritmo interno de los textos,  por lo poético de las partes y del todo, por el variado catálogo de sentimientos humanos que en él se muestran, por el maravilloso homenaje a sus antepasados (como decía cuando hablaba, hace unos días, de Tierracualquier historia puede ser interesante), etc.

Y aquí podría terminar la reseña y deciros "hala, corred a la librería o a la biblioteca, pedídselo a vuestros cuñados como regalo de Reyes y ya me contaréis", pero algo más habrá que explicar, ¿no?.

Habrá que contar, por ejemplo, que doce son los relatos que conforman Alcaravea y que sus protagonistas son, más o menos a partes iguales, personajes anónimos y personajes "históricos" (quizá aquí habría que utilizar como referencia las Vidas imaginarias de Marcel Schwob), pero que todos ellos se ven igualados frente a la locura, la muerte, el amor o el dolor.

También habrá que decir, y esto es algo que me parece muy interesante, que los textos tienen carácter especular. Tres muestras, aunque haya más:

  1. La locura como centro del relato en Carta a Theo, poema arrebatado y desesperado con el que Vincent Van Gogh se dirige, en un momento de lucidez, a su hermano, en Oír el mar, que sería su versión "del lado de allá" ya que es esta vez Lope de Vega quien se dirige a su amada Marta en una carta de amor (y también de confesión) maravillosa, y en  Niños perdidos, "el lado de acullá" con una niña y una madre que duele. 
  2. El dolor ante la muerte y/o la enfermedad y/o soledad, ya sea de la madre de Antonio Machado en Esos días azules, de la madre de un "yonki" en La primera piedra o el la bisabuela Paca, siendo niña, en ese estupendo Alcaravea que me trae ecos de María Luisa Bombal o de Silvina Ocampo.
  3. Las relaciones entre los hermanos gemelos de Cascarón de huevo y su revés en Bastardo.
Además, no podremos dejar de mencionar la variedad de voces y registros: el género epistolar, el monólogo interior, el narrador omnisciente, el diálogo... Todos ellos siempre con un trasfondo poético que da a los relatos un tono íntimo, personal e identificable. 

And last but not least, tendremos que comentar el apego de la autora y de los textos a los orígenes. Ya hemos hablado de algunos de los familiares que protagonizan los relatos, pero no debemos olvidar las constantes referencias a Andalucía y a diversas formas de la cultura popular de esta tierra: canciones, expresiones, nanas, etc. Referencias que podrían ser "gratuitas", sí, pero que en este caso se insertan a la perfección en los relatos.

En fin, un libro más oscuro que luminoso, de gran belleza tanto en el continente (preciosa cubierta) como en el contenido, escrito con gran sensibilidad y mostrando una variedad de registros muy a tener en cuenta. Una joyita que nos recuerda, por si acaso se nos ha olvidado, que aún podemos enfrentarnos a las tinieblas persiguiendo la estela de una nana. 

lunes, 25 de noviembre de 2024

Sergi Pàmies: El arte de llevar gabardina

Idioma original: catalán
Título original: L'art de portar gavardina
Traducción: el propio autor
Año de publicación: 2018
Valoración: muy recomendable

Basándonos en su obra, deberíamos pensar que El arte de llevar gabardina es justo otra colección de cuentos cortos o de artículos de Pàmies,  pero resulta que es  una que persiste particularmente en quien la lea: estamos ante un abierto homenaje a la figura de sus padres. Gregorio López Raimundo (así se llamaba, Pàmies tomó el apellido de su madre, también escritora) fue un político de izquierdas que sufrió el exilio en el franquismo y regresó a Catalunya en la transición. Teresa Pàmies, una escritora de renombre. Sergi Pámies nació en Francia por la situación de exilio de estos, ambos comprometidos de forma inequívoca con el bando republicano y la lucha antifranquista. Esta situación incide en su extraña relación con ellos, una relación muy poco al uso por cuanto se hallaban en la clandestinidad, ocultos bajo falsas identidades, cuestión que resultaba poco práctica para una convivencia familiar convencional, pero que da pìe a situaciones curiosas, alejadas por supuesto de la más glamourosa dinámica de series como The Americans: simplemente personas normales intentando llevar una existencia normal.

Es inevitable que la tonalidad en estos cuentos sea algo crepuscular: los dos padres han fallecido ya, pero Pàmies afronta la cuestión, desde el punto de vista literario, con una enorme dignidad y sin la más mínima apelación a la pornografía emocional. Lejos de crear íconos, admite sin tapujos ni reparos los defectos que estos pudieron tener, defectos de personalidad (normalmente, la de aquel que cree que vivir con afinidad a tus principios a veces puede entrar en conflicto con sus relaciones personales) hasta aquellos que acarrea la decadencia física (en un cuento, el editor de Teresa Pàmies rechaza publicar algunos de sus últimos escritos por su escasa calidad). Este tono otoñal aporta cohesión a una colección que cuenta con un autor en plenitud de facultades, Pàmies y su estilo ácido-pero-no-corrosivo, con esa actitud tan suya de aportar perspectiva y relativizar incluso la tragedia más inminente, una especie de polo opuesto a algunos escritores un poco más parduzcos, siempre es capaz de levantar el texto, siempre le aporta un contrapunto ligero (que no frívolo) y esperanzado. Incluso en escritos que hablan de madurez, vejez, decadencia e incluso una cierta melancolía, hay una corriente de perplejidad, de sorpresa, de pasmo ante la inflexibilidad del paso del tiempo, que resulta optimista, fresca y gratificante.

Más libros de Sergi Pàmies en ULAD: aquí


miércoles, 13 de noviembre de 2024

Reseña + entrevista (a cuatro manos): La máquina de hacer pájaros de Natalia García Freire

Idioma original: Español

Año de publicación: 2024

Valoración: Bastante recomendable

Normalmente es a la inversa. El camino "habitual" suele ir del cuento a la novela, pero Natalia es una escritora peculiar hasta para eso y La máquina de hacer pájaros llega tras dos novelas y más de 3 años de silencio. Y no es cuestión de comparar, sobre todo porque tengo Trajiste contigo el viento en la pila de pendientes desde hace demasiado tiempo, pero si Nuestra piel muerta ya nos dejaba ver a una escritora de gran potencial, La máquina de hacer pájaros confirma ese potencial y muestra a una autora madura y con un universo personal absolutamente reconocible.

Once son los breves relatos que conforman un volumen que, además de coherencia interna en cuanto a obsesiones y temáticas, resulta sorprendente por la circularidad con la que se cierra. Las obsesiones y temáticas siguen una línea continuista (al menos con el ya citado Nuestra piel muerta): el cuerpo, la infancia, la muerte o la violencia atraviesan, de una u otra manera, la gran mayoría de los relatos. Destacaría, especialmente, el cuerpo. En La máquina de hacer pájaros (otra presencia constante, por cierto) encontramos cuerpos en transformación, cuerpos en transición, cuerpos rotos, cuerpos que despiertan deseo o repugnancia, etc. Quizá podríamos hasta hablar de relatos escritos con o desde el cuerpo.

Otro aspecto destacable del volumen son las atmósferas, que se mueven entre lo espectral y lo onírico, aunque ancladas en la realidad. Imprescindibles para la consecución de esas atmósferas son las imágenes, cercanas casi a una poética maldororiana, que crea Natalia en sus relatos. Dos buenos ejemplos lo constituyen Formas de reparar lo que no está roto, relato que podría encajar en el Ahí fuera de Kate Folk, y Yo amo a Paquita Gallegos, extraño cuento de revelación / reconocimiento de magnífica ambientación.

Pero lo curioso es que esas atmósferas no son construidas desde lo explícito. Hay una sordidez general en La máquina de hacer pájaros que procede más de lo no contado y que juega con situaciones grotescas que rozan, en ocasiones, el humor negro. Claro ejemplo de lo primero es el circular y terrible Cabeza quemada, relato sobre muertes y renacimientos fuera del tiempo y el espacio; de lo segundo, el mejor exponente es La persona de la que te enamoraste, uno de mis textos favoritos.

Lo anterior me lleva a pensar en un realismo mágico-grotesco (¿podría ser?), en un gótico andino pasado por filtros de humor negrísimo. Etiquetas que sirven para dar una idea, sí, pero que no dejan de ser meros reduccionismos. Al fin y al cabo, hablamos de literatura de la buena y eso es lo que cuenta.

También de Natalia García Freire en ULAD: Nuestra piel muerta

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Y aquí os dejamos la entrevista que a cuatro manos hicimos el gran José de Monfort y un servidor a Natalia García Freire:


domingo, 13 de octubre de 2024

Kate Folk: Ahí fuera

Idioma original: Inglés


Título original: Out there
Año de publicación: 2022
Traducción: Inga Pellisa
Valoración: Está muy muy bien

Me la juego. Quedan más de 2 meses para que termine el año, pero me atrevo a decir que Ahí fuera estará en mi lista de lo mejor de 2024, al menos en la categoría de relato. Y es que el primer libro de Kate Folk ha sido toda una sorpresa: relatos con arriesgados y originales puntos de partida, con comienzos de esos que te agarran por la solapa, con buen desarrollo de las tramas y subtramas y finales a la altura. 

La casa necesitaba humedad. Eso le dijo a Karl (comienzo de La casa húmeda)

Tengo la idea esta de meterme en el bosque y que me peguen un tiro (comienzo de Ojos de cierva) 

Por la noche, los huesos se nos disuelven en la sangre como azúcar en el te (comienzo de El pabellón óseo)

Quince son los textos que componen Ahí fuera, un volumen en el que se aprecia unidad temática y estilística, algo que no siempre ocurre en los libros de relatos. Temas como la soledad, el amor (o la búsqueda de amor), la inseguridad, la incomunicación o el dolor recorren la práctica totalidad de unos textos protagonizados, en su mayoría, por mujeres de unos 30-40 años que viven en mundos aparentemente distópicos (¿quién no se enamoraría de un blot, eh?) pero terriblemente reales, mundos grotescos y absurdos que no dejan de ser la otra cara (¿o tal vez la misma) de mundos interiores en derrumbe.

En el aspecto genérico, Folk juega con lo distópico, lo terrorífico y lo grotesco, si bien comenzando casi siempre con toques de humor negro. Pero la sonrisa inicial se va borrando a medida que avanzamos en los textos y da paso a una sensación más bien desasosegante, por la tristeza infinita que van dejando a su paso. 

Como ocurre con toda colección de relatos, la valoración de la misma vendría a ser algo así como una media aritmética. En el caso de Ahí fuera, creo que los textos más extensos tienen un nivel general superior a lo más breves. Pese a que las 10 páginas de Ojos de cierva  o que las 4 páginas de Tu novio el sonámbulo resultan impactantes en sus diferentes exploraciones sobre la búsqueda de sentido y resultan notables, los textos que rozan (o alcanzan) el sobresaliente son aquellos en los que la autora opta por un mayor desarrollo de los personajes, por la introducción de diferentes capas, por la utilización de contextos y subtextos tan importantes como los más "visibles".

Así, Kate Folk consigue con Ahí fuera y El Big Sur (me gusta esa circularidad del libro), El refugio, El pabellón óseo o La esposa del viento esas atmósferas turbias y extrañas que, sea o no de forma imperceptible, nos rodean y condicionan.

Para terminar, y por si alguien necesita referencias, tres son los autores que me vienen a la cabeza: Shirley Jackson, Mariana Enriquez y Edmundo Paz Soldán. ¿Podéis imaginar los motivos?

domingo, 8 de septiembre de 2024

Gabriel Miró: El humo dormido

Idioma original: Español

Año de publicación: 1918-1919

Valoración: Recomendable 

Este es el tercer libro que he leído de Gabriel Miró y, que los miroístas (si es que existen) me perdonen porque me da la sensación de que esto no es muy académico, debo decir que es el que más me ha gustado.

Puede ser que me haya acostumbrado a ese estilo tan peculiar, a esa "falta de acción", a esos paisajes impresionistas, pero más me inclino por pensar que es que al estilo de Miró le sientan mejor los textos breves, las estampas o las semblanzas que la novela pura y dura.

Como ya es habitual en Gabriel Miró, en los textos de El humo dormido no encontremos una acción puramente novelesca (aunque algunos de ellos sí que podrían formar pequeñas nouvelles) ni gran penetración psicológica en los personajes. La elección ética y estética del autor es la de mostrar la realidad a partir de la prosa poética, de la construcción de imágenes y de la transmisión de sensaciones. 

Será esto sentir sólo a distancia o recordar lo sentido, acercándolo con una lente nueva? Nunca lo averiguaremos cabalmente, porque hay episodios y zonas de nuestra vida que no se ven del todo hasta que los contemplamos y revivimos por el recuerdo 

Vaya, que podríamos decir que Miró es una especie de Marcel Proust mediterráneo, pero sin ese escalpelo del francés para con los personajes.

Volviendo a El humo dormido, el primer bloque de textos recoge una serie de escenas de infancia y adolescencia. Son textos de corte iniciático en los que el narrador va descubriendo, entre el humo dormido, el mundo de los adultos, el amor, la muerte, la nostalgia, etc. Llama la atención en este bloque, además del carácter impresionista de los textos, el uso de técnicas cercanas a lo cinematográfico. En particular, buena parte de las descripciones de lugares o paisajes parecen travellings que el autor realizara cámara en mano. 

De esta parte me quedo con El enlutado y el perejil, texto que roza lo gótico por el uso de los miedos infantiles y de un misterioso personaje, con el sensual La sensación de la inocencia y con La hermana de Mauro y nosotros, en el que el final de la inocencia se muestra de manera sumamente bella y triste.

El segundo bloque, conformado por diez textos, tiene como hilo conductor la Semana Santa. Comenzando por el Domingo de Ramos, el autor dedica un texto a cada día de la semana en el que mezcla la reinterpretación de los sucesos narrados por la Biblia, la liturgia y la celebración de la Semana Santa en la actualidad (de 1919, claro). Cierra un texto humorístico / popular sobre San Juan, San Pedro y San Pablo y un híbrido entre la biografía mironiana, la leyenda y la "protohistoria" de España a través de Santiago Apóstol. 

Nuevamente hay que recordar que Miró no entra en la psicología de los personajes bíblicos sino que reinterpreta los hechos bañados por la luz de paisajes y sensaciones. En este sentido, destaca por encima de todos el texto dedicado al Sábado Santo por la imagen de José de Arimatea frente al sepulcro de Jesús, frente a la muerte y frente a su propia fe.

En resumen, no sé si El humo dormido formará parte de los "textos canónicos" de Gabriel Miró. Tampoco me importa mucho, aquí también nos vamos a mover por sensaciones y la que deja su lectura es más que agradable.

También de Gabriel Miró en ULAD: La novela de Oleza y Las cenizas del cementerio

lunes, 26 de agosto de 2024

Lydia Davis: Ni puedo ni quiero

Idioma original: inglés
Título original: Can't and Won't: stories
Traducción: Inés Garland
Año de publicación: 2014
Valoración: recomendable

Abriré la sub-sección de prensa rosa de este blog aportando cierta información: Lydia Davis fue la primera esposa del fallecido Paul Auster, y madre del también fallecido hijo común, Daniel Auster. No sé si (como la médica) la profesión literaria es dada cierta tendencia a la endogamia. Sé que cierto comentario recibido por Twitter llegó a contraponer el talento de Davis frente al de Siri Hustvedt, en todo caso fue suficiente para generar cierta curiosidad que este Ni puedo ni quiero ha saciado solo parcialmente. Ya ha pasado una década y Davis no ha publicado nada más, de hecho podría considerársela una especialista en el género corto ya que solo ha publicado una novela y dos ensayos, y percibo cierta unanimidad en las alabanzas a su obra en este formato.

Ni puedo ni quiero es una colección que abarca una centena de piezas que no pueden ser más variadas. De hecho, aunque el libro está dividido en cuatro partes, yo distingo cuatro partes que la estructuran en otro plano. Por una parte, relatos cortos, casi siempre de una sola página, que la autora señala como sueños y que parecen corresponder realmente con esta descripción, tanto en su estilo, llano y descriptivo, como en su contenido, casi siempre rozando lo absurdo o surrealista, sin una estructura de trama definida más allá, quiero suponer, que la mera exposición de una situación que puede resultar esquemática y lógicamente incoherente. El segundo bloque (insisto, en una estructura diferente a la secuencia establecida por la autora) lo conforma una serie de relatos que se etiquetan como relatos de Flaubert y que nos situan en una Francia decimonónica, con carruajes y plazas con guillotina, relatos con personajes y situaciones recurrentes aunque, en una segunda lectura secuencial, no he podido descubrir una trama al margen. Un tercer bloque lo conformarían algunos relatos largos, los pocos que superan las cinco páginas, que me han resultado el grupo más irregular, confirmando cierta percepción de que la autora se maneja mejor en el resultado corto, por cuanto los más largos (en especial Las vacas) se me han atragantado, aunque me ha gustado mucho la tonalidad ligeramente agridulce y crepuscular de Carta a la fundación. La cuarta parte la podríamos definir como miscelánea y contiene desde puros juegos de palabras hasta curiosas relaciones que muestran a Lydia Davis como una interesante experimentadora verbal, quizás esa condición remporal de última obra pueda manifestar intención resuelta y desinhibida, pero me da que en ese grupo está la esencia de la escritora: en relatos que son apenas un par de frases hasta relaciones, de obituarios, de filias y fobias, incluyendo alguna curiosa carta.

Más allá del interés que pueda suscitar por otras obras de Davis (quizás las que forman parte de la fase intermedia de su carrera) quizás mi opinión sobre Ni puedo ni quiero sea ambivalente. Agradezco y recrimino a la vez que su dispersión la muestre más como un catálogo de habilidades que como una obra sólida.


sábado, 17 de agosto de 2024

Edmundo Paz Soldán: La vía del futuro

Idioma original: Español
Año de publicación: 2021
Valoración: Recomendable

No es ningún secreto, al menos para los que seguís este blog con cierta frecuencia, que Edmundo Paz Soldán es uno de mis autores favoritos de la actualidad. Creo que son ya 10, contando este "La vía del futuro", los libros que he leído del autor nacido en Cochabamba. Pese a que su obra es mucho más amplia, creo no equivocarme si digo que dos son las principales líneas, ambas ancladas firmemente en la realidad, que se pueden distinguir en ella: la "puramente realista" y la "fantástica". 

El libro que hoy traemos a ULAD se enmarcaría, al igual que "Iris" o "Las visiones", en esa segunda línea que hemos dado en llamar "fantástica". Porque las tres obras parten de premisas ligadas a la ciencia-ficción para hablarnos de realidades y situaciones muy identificables para los lectores. Es decir, nada de ciencia-ficción escapista ni de "consumo fácil" (absolutamente legítima, por otra parte) sino historias que, pese a estar pobladas por algoritmos, hologramas y realidades virtuales, hablan del aquí y del ahora, de este mundo que habitamos. No sé a vosotros, pero a mi todo esto un poco a Black Mirror (aunque sea una referencia demasiado obvia).

Así, los 8 relatos que componen "La vía del futuro" hablan de relaciones de pareja, de relaciones de poder (político, económico, religioso...), de la utilización de las tecnologías y de nuestra relación con las mismas, de control social, del uso de drogas, etc.

Para mí Dios es el GPS - responde Olmos-. Una máquina que te dice cuál es el mejor camino a seguir, nunca te falla y está encendida las 24 horas. ¿Qué otro Dios quieres?

En términos generales, califico el libro como "recomendable" debido a cierta irregularidad entre los distintos textos. Y aunque algunos ("Mi querido resplandor", "El astronauta Michael García"o "En la hora de nuestra muerte") me han dejado más bien frío y no he logrado conectar con ellos, otros son verdaderamente magníficos. Destacaría los siguientes:

  • "Las calaveras", relato en el que se juega con la dicotomía vida real / virtual para hablarnos de las inseguridades en la pareja, 
  • "La muñeca japonesa", relato tragicómico en el que se narra un particular descenso a los infiernos y en el que se plantea, entre otros asuntos, la cuestión de si somos nosotros los que dominamos la tecnología o es más bien al revés, y
  • "El Señor de la Palma", quizá el relato más político del volumen y que no es otra cosa que una crítica a esas nuevas formas de fe que bajo términos como emprendimiento o hecho a sí mismo esconde el capitalismo más salvaje.
Un poco más en tierra de nadie quedan "La vía del futuro" y "Bienvenidos al nuevo mundo", relatos que abren y cierran el volumen. Son relatos más que aceptables, pero en mi opinión quedan por debajo de los anteriores.

En resumen, colección de relatos interesante aunque algo irregular de un autor en el que uno, al menos según lo que he podido leer hasta ahora, puede confiar casi a ciegas. ¡Que ya es decir!

Un montón de libros de Edmundo Paz Soldán AQUÍ

domingo, 7 de julio de 2024

VV.AA.: Bill el Largo y la posada maldita

Idioma original: Español
Año de publicación: 2022
Valoración: Entretenido

Hace algún tiempo leí Momias y embalsamados, una antología de cuentos de terror de escritores españoles. En ella había un relato bastante entretenido, titulado "En el nombre del musgo", cuyo protagonista era una suerte de Solomon Kane andaluz. 

Bill el Largo, personaje creado por el dibujante y guionista Edgar Max, es también una especie de Solomon Kane. No en el aspecto puritano, claro, pues Bill es un antihéroe conflictivo, malhablado y alcohólico; me refiero, más bien, a que tanto Bill como Solomon protagonizan aventuras de corte sobrenatural. 

El autor nos lo describe del siguiente modo: «lanzador de cuchillos y aventurero de pasado misterioso y reputación más que dudosa. Un hombre del que se dice que no tiene corazón y que habla con fantasmas, al que los gatos rehúyen y los cuervos graznan. Un tipo que viene de una estirpe maldita que llama al mal fario como el imán atrae a las limaduras de hierro.» Además, tiene «fama de ser difícil de matar.»

Semejante personaje protagoniza Bill el Largo y la posada maldita, un relato autoconclusivo financiado a través de una campaña de micromecenazgo y editado con muchísimo mimo por Maldragón. El volumen, de tapa dura, alterna una página del texto de Edgar Max con otra ilustrada por Alejandro Ortega.

La historia narrada por Bill el Largo y la posada maldita se desarrolla durante una tormentosa Noche de los Difuntos. En una posada de una zona sin especificar de la Cornisa Cantábrica coincidirán contrabandistas, guardias reales, párrocos, brujas, lobos salvajes y criaturas lovecraftianas; huelga decir que todo terminará en una orgía de destrucción, sangre, muerte, venganza y resaca.

Como podréis intuir, a Bill el Largo y la posada maldita lo empapa una aura "pulp"; al fin y al cabo, es un pastiche que aglutina diversos géneros (acción, misterio, terror...) y emplea a un protagonista al que su autor puede sumergir en toda clase de aventuras autoconclusivas. 

Al relato de Edgar Max lo permean también un registro canalla (beneficiado por una narración con enfoque oral), símiles logradísimos (recordemos ese «llama al mal fario como el imán atrae a las limaduras de hierro») y un sentido del humor bastante gamberro.

Quizá una propuesta con mayores pretensiones hubiera erigido una atmósfera más potente, profundizado en los personajes y hecho mayor hincapié en la tensión previa al clímax. Sin embargo, repito en que Bill el Largo y la posada maldita es un divertimento "pulp" que cumple holgadamente con sus modestas intenciones, por lo que, de abordarlo con las expectativas adecuadas, hará las delicias a los amantes de esta clase de literatura.

Al atractivo de la historia contribuyen también, por cierto, las ilustraciones de página completa de Alejandro Ortega. De estilo caricaturesco, acabado minucioso y trazos firmes, funcionan en tanto que complemento gráfico. Ah, como curiosidad me gustaría mencionar que, pese a que el texto menciona que en la posada sólo hay «tres hermanos augustinos», en la primera página donde aparecen dibujados hay cuatro.

En resumen: Bill el Largo y la posada maldita es un relato entretenido, ideal para los amantes del espíritu "pulp" y de personajes como Solomon Kane. Sin duda alguna, su modestia permite que le perdonemos sus puntos flacos (ciertos pasajes de redacción confusa, que Bill sea un personaje sin apenas protagonismo, que nos quedemos con ganas de saber más de la intrigante Cordelia...).

viernes, 5 de julio de 2024

Pedro Juan Gutiérrez: Mecánica popular

Idioma original: Español

Año de publicación: 2024

Valoración: Bastante recomendable

Con Bukowski ocurre un poco como con Maradona (y no, no me refiero a su afición por ciertas sustancias). Así como allá donde surgía un jugador con la mínima semejanza al astro argentino ya teníamos un Maradona "local" (el Maradona de los Cárpatos, el Maradona del los Balcanes...), allá donde aparece un escritor que hable sin tapujos de sexo, alcohol y demás ya tenemos al Bukowski "local" de turno. Es lo que ocurre con Pedro Juan Gutiérrez, quien en muchas reseñas y artículos, es nombrado como el Bukowski cubano. 

No seré yo quien venga a enmendar la plana al casi unánime coro de adalides de la cultura (por ejemplo, es algo que en la contracubierta de este libro dicen Richard Bernstein (NYT) o Felipe Benítez Reyes), pero sí que me serviré de una frase del propio Pedro Juan para matizarlo: Así que no sé exactamente si lo que yo hago es realismo, sucio, definitivamente, no. Lo que pasa es que me interesa mucho meterme en las sombras de los personajes, la parte oscura, la parte que todos tenemos, porque todos tenemos sombras, todos tenemos vicios, todos tenemos maldades, todos tenemos un diablo dentro. (ver artículo completo AQUÍ).

En cualquier caso, este es el libro menos "bukowskiano" de los que he leído de Pedro Juan. Diría, incluso, que podría acercarse más al costumbrismo que a un hipotético realismo sucio. ¡Al lío!

Diecisiete relatos componen este Mecánica popular. Se trata de textos que abarcan tres décadas (50, 60 y 70) de cambios vertiginosos en la sociedad cubana a los que asistimos a través de Carlitos, personaje protagonista y/o testigo de buena parte de los mismos, lo que nos lleva a la más acertada descripción de Mecánica popular como una novela de formación fragmentaria. De hecho, se observa una evolución del personaje de Carlitos muy propia de la novela.

Sea como fuere, son textos en los que se ven confrontados sueños y realidad (el hombre nuevo vs una sociedad aún machista y falocrática, las ganas de comerse el mundo vs la escasez, etc), en el que las soledades se combaten a través del sexo, el ron y el baile, en el que todo sucede a una velocidad de vértigo tal que la vida semeja un accidente alimentado por los imprevistos.

Más allá de ese retrato de la sociedad cubana, tres son los aspectos que destacaría en la prosa de Pedro Juan: 

  • el manejo de la frase breve.
  • la utilización de los diálogos y del habla "de la calle", lo que unido al punto anterior confiere a los textos de Pedro Juan de un ritmo muy característico.
  • su capacidad para meternos de lleno en el relato con apenas unas líneas. Pedro Juan no se anda con rodeos, "ni pa una cosa ni pa otra".
Por último, quisiera mencionar los tres textos, en mi opinión, más destacados. Serían:
  • El corazón palpitante, con sus metafóricos recuerdos y lecciones y cargado de frustración y soledad.
  • Asesinos en serie, quizá en texto en el que mejor y más claramente se muestran las contradicciones de una sociedad en plena vorágine.
  • Abundancia de peces, el más cinematográfico y "moderno" de todos ellos.
En fin, volveremos a hablar de Pedro Juan en no demasiado tiempo. Más allá de etiquetas (al fin y al cabo, donde unos ven poesía otros ven sordidez (o viceversa)), Pedro Juan demuestra con estos textos que continua en buena forma. Volveremos a hablar de él en breve. 

También de Pedro Juan Gutiérrez en ULAD: Anclado en tierra de nadie

viernes, 7 de junio de 2024

Stuart Dybek: Yo navegué con Magallanes

Idioma original: Inglés 

Título original: I sailed with Magellan

Traducción: José Luis Amores

Año de publicación: 2003

Valoración: Muy recomendable

Quién sabe por qué la memoria o los sueños rescatan objetos sencillos - una bici, una rebeca, un trineo - y los convierten en emblemas de la infancia. 

¿Qué es Yo navegué con Magallanes: una novela, un libro de relatos, la crónica de una época, el retrato de una generación, todas las anteriores? La respuesta corta diría "todas las anteriores"; la larga, por su parte, diría que es un conjunto de relatos más o menos interconectados y con un protagonista o testigo común, lo que acaba resultando en una novela biográfica en la que la vida es una colección de "Grandes Momentos" (las comillas son mías).

Once son los Momentos que componen este volumen ambientando en los años 50 y 60 en los barrios periféricos de Chicago, lugares en los que conviven polacos, mexicanos, italianos, etc. Siguiendo un orden más o menos cronológico, asistimos a "momentos estelares de Perry Katzek" (episodios de infancia, amores, tentativas varias, idas, venidas, muertes, etc), narrados en un pasado a veces más real que el presente.

Entre los aspectos más destacables de la novela, me gustaría citar los siguientes:

  • cómo esta va creciendo. De los más o menos clásicos recuerdos de infancia a los relatos de madurez, los textos van ganando en capas y significados, haciéndose más complejos y emocionantes.
  • las distintas voces del texto, que van de lo dickensiano a lo "kerouacquiano", si bien su referencia más cercana sería mi adorado Stephen Dixon tanto por enfoque como por mirada y construcción de los textos.
  • su carácter de crónica de una época y generación: veteranos de guerra, beats, hippies, pandilleros, inmigrantes para los que adaptarse al nuevo país es todo un reto, etc. La otra América de los años 50 y 60.
  • sus protagonistas y las relaciones entre ellos: el tío Lefty, Mick, Perry, los padres de estos... Complejos, contradictorios, entrañables y profundamente humanos.
  • su indagación en los mecanismos de la memoria.
En resumen, un libro al que le cuesta algo arrancar (quizá el estilo, quizá esos relatos de infancia más o menos convencionales), pero que una vez coge vuelo nos deja textos como Pechos, No lo hicimos (mi favorito, por su profunda belleza y tristeza) o Qué quieres (punto final de una búsqueda y huida permanente que persigue a sus protagonistas) que perdurarán en la memoria de este lector.

martes, 9 de abril de 2024

Leyre Arrue: El regreso de Saturno

Idioma original: Español 

Año de publicación: 2023

Valoración: Recomendable

Quince relatos de un longitud que oscila entre las cinco y las quince páginas componen el primer libro de relatos de la donostiarra Leyre Arrue, publicado por irundarra editorial Alberdania, con más de veinte años a sus espaldas y un catálogo en el que conviven nuevas y no tan nuevas voces de la narrativa vasca con textos traducidos al euskera de autores internacionales ya consagrados.

Me dejo de rollos y me centro en el apreciable debut de Arrue. Los quince relatos que componen El regreso de Saturno están protagonizados por mujeres más o menos jóvenes a las que la autora sitúa en diversas situaciones de la vida cotidiana (relaciones familiares y de pareja, mudanzas, fallecimientos, etc)  y son narrados, también en su mayoría, en primera persona.

De ahí que sorprenda ese "Instrucciones para morir" inicial, un chocante comienzo en forma de posible biografía construida a base de imperativos. ¿Acaso se reduce a esto una vida? Pues puede ser, oigan. En cualquier caso, semejante nivel de riesgo o atrevimiento solo aparecerá, creo yo, más hacia el final del libro, en "Carnívoras" (hay un punto de ruptura en el relato que hace que el realismo salte por los aires dejándolo todo "perdido"), en "Cinco maneras de peinarse", especie de microensayo sobre el pelo en la mujer, o en "Se alquilan barcas", historia de amistades y de puentes que volar.

Por lo tanto, predomina lo que podríamos calificar con un realismo melancólico con algunos toques de humor woodyalleniano. Buen ejemplo de esto último son "Un muro o un flan de huevo", relato sobre el amor y sus elecciones, sobre acordes y desacuerdos, o "Gestión de aguas residuales" (uno de mis favoritos), en el que la autora habla de una suerte de depresión poscoito con esperanzado y poético final.

Otros de mis textos favoritos vendrían a ser "Tandem", acerca de pequeños grandes cambios, "Cuadro abstracto", sobre diferentes formas de duelo, o el muy muy donostiarra (alguno por ahí dirá que ñoñostiarra) "El regreso de Saturno", que navega entre la evasión y el recuerdo, entre la evasión y la realidad y que resulta tan melancólico y evocador, por tono y ambientación, como una canción de Family o de Le Mans.

En resumen, el interesante debut de una autora que, si bien emparenta en preocupaciones y temas con otras autoras de su generación, opta por una mirada, un enfoque y un tono, por lo general, alejados de la crudeza que caracteriza a esta nueva ola.