Idioma original: inglés
Título original: Dept. of Speculation
Año de publicación: 2014
Traducción: Eduardo Jordá
Valoración: muy recomendable
A veces me pregunto si existe en la literatura algo parecido a lo que fue el punk en la música. No me refiero a agresividad o aspecto estético. Más bien a ruptura de esquemas e irrupción de espíritu do it yourself. Y no soy un entusiasta de los experimentos, así que no aceptaré el collage de Danielewski, o los experimentos de Tao Lin o alguna novelilla que he visto (lo juro) basada en textos de Whatsapp. Vamos.
Sí que capto ese espíritu en este Departamento de especulaciones. Porque Offill, nacida en el 68, apuesta por un formato narrativo original. Frases sueltas, párrafos casi siempre cortos, ausencia o poco peso de los diálogos entre personajes, presencia muy esquemática de la acción. Toda la novela parece estructurarse en torno a fogonazos que surgen de los protagonistas, a trazos vigorosos que combinan citas literarias, reflexiones, conclusiones, información que viene al caso. Porque Departamento de especulaciones es de esas novelas casuales y cercanas que se retienen más de lo que uno toma consciencia mientras la lee.
Puede que se trate de cómo refleja la vida actual, sobre todo la que se vive en las grandes ciudades. Estudias, trabajas, dispones de escaso tiempo libre que quieres administrar con sabiduría, no se trata de dejar que el tiempo se te eche encima y veas salir la primera cana. Así que la protagonista, escritora poco prolífica que recibe un extraño encargo, se empareja, tiene una hija, paga a la canguro, lucha contra las plagas que infestan la casa, intenta compatibilizar su nueva condición con su profesión, reflexiona (toda la novela podría reescribirse como una secuencia paralela de reflexiones que acompañan el tono), se ilusiona en lo concerniente a lo que la vida le deparará.
Y de repente, la inflexión. De repente, la ilusión transmitida por una narración en primera persona presente da lugar a la distancia. Un punto determinado de la novela casi nos obliga a echar la vista atrás en el texto. Porque quien narra parece empezar a relatar una experiencia ajena. La infidelidad. El eje cambia y todo se desmorona. La ilusión es sustituida por un negro escepticismo. La cercanía se acaba.
Departamento de especulaciones podría situarse al lado de relatos de Carver o Ford en sus logros. Personajes anónimos (no hay apenas nombres, los personajes son siempre nombrados con iniciales, o se les llama la esposa, el marido, el filósofo) con una existencia poco brillante. Vecinos de esos a los que apenas hemos oído levantar la voz en un par de ocasiones, gente en la que no te fijas hasta que pasados unos meses ves que ya no están. Con su estilo algo defragmentado, Offill consigue que lo cotidiano nos despierte cierta extraña fascinación.