Idioma original: alemán
Título original: Der Mensch ist ein großer Fasan auf der Welt
Año de publicación: 1992
Valoración: Recomendable
En rumano, el faisán es un perdedor. Es un ave que no vuela, una presa fácil incapaz de escapar. Así, los protagonistas de esta novela son los miembros de una familia que esperan una autorización para abandonar Rumanía y se sienten tan atrapados y a merced del destino como el animal del título.
Müller recrea la presión y el ahogo causados por la situación política, las costumbres y los recuerdos de la guerra, una tensión que se ciñe a los protagonistas y los exprime hasta la asfixia. Y eso lo consigue con una prosa rápida, tejida con frases cortas que confeccionan capítulos igual de cortos y envuelven al lector en una atmósfera tan opresiva como la que alimenta a los personajes de esta novela.
El hombre es un gran faisán en el mundo es un libro trágico, profundo y, sobre todo, terriblemente real, donde la vida cotidiana se viste de tragedia y descubrimos, una vez más, que nuestra existencia nunca es como nos gustaría y siempre escapa a nuestro control.
También de Herta Müller en ULAD: La piel del zorro, Todo lo que tengo lo llevo conmigo, Los pálidos señores con las tazas de moca
jueves, 31 de diciembre de 2009
miércoles, 30 de diciembre de 2009
José María Merino: Cuentos del Barrio del Refugio
Idioma original: castellano
Fecha de publicación: 1994
Valoración: Muy recomendable
Fecha de publicación: 1994
Valoración: Muy recomendable
Elegido académico de la RAE en 2008, José María Merino ha cultivado diferentes géneros literarios y destacado, especialmente, por sus libros de relatos.
Los trece Cuentos del Barrio del Refugio se nos presentan vinculados, en primer lugar, por el común escenario de un Madrid reconocible y extraño a partes iguales. Sin embargo, la relación entre los personajes es aún más íntima: todos comparten el desconcierto en que les dejan sumidos las extrañas experiencias referidas en cada uno de los relatos. El autor juega con las malas pasadas de la imaginación desbocada, con los delirios que propicia la duermevela y con los sucesos maravillosos e inexplicables, pero experimenta, sobre todo, con el poder de la sugestión y de la sugerencia.
Con tacto, sensibilidad, ritmo y un lenguaje preciosista, Merino nos presenta reconocibles fragmentos de vida y nos sorprende y sobrecoge en cada capítulo, sugiriendo que ninguno estamos libres de un posible vuelco -quién sabe si irreversible- de la razón.
También de José María Merino en ULAD: El río del Edén
Con tacto, sensibilidad, ritmo y un lenguaje preciosista, Merino nos presenta reconocibles fragmentos de vida y nos sorprende y sobrecoge en cada capítulo, sugiriendo que ninguno estamos libres de un posible vuelco -quién sabe si irreversible- de la razón.
También de José María Merino en ULAD: El río del Edén
martes, 29 de diciembre de 2009
Olga Rodríguez: El hombre mojado no teme la lluvia. Voces de Oriente Medio
Idioma original: español
Año de publicación: 2009
Valoración: Muy recomendable
En este mundo, algo desquiciado y desquiciante, a veces hay que pararse un poco, prescindir del constante bombardeo de prensa e informativos para indagar más a fondo sobre todo ese ingente material, desperdigado por los medios de comunicación que, más que informarnos, nos confunde. El libro de reportajes que traigo es un testimonio vivísimo realizado a pie de calle por una joven, pero curtida en mil frentes (y nunca mejor dicho) periodista española. Rodríguez conoce a la perfección el terreno – los diversos terrenos – que pisa, y transmite de manera hábil y amena lo que ella misma ha presenciado y vivido a todo el que esté interesado en saber. Tras largos años de constantes viajes a la zona, de entrevistar a gente de toda procedencia social (tanto dirigentes como gente de a pie, pasando por sus propios colegas) y política (víctimas y verdugos) y de observar con sus propios ojos, intenta orientar al lector por entre ese maremágnum de causas, efectos, masacres, justificaciones, contradicciones, ataques, contraataques y arrasamientos.
Utilizando una técnica efectiva, un estilo ágil un lenguaje exacto y adaptado a los diversos registros que le exige su propia estrategia, la autora, escoge unos pocos personajes representativos de cada país y deja que ellos mismos se expliquen, sin olvidarse de intervenir cuando es preciso echar mano de antecedentes históricos, escenas vividas, datos estadísticos o cualquier otra información relevante. Estos cambios de enfoque dotan el conjunto de dinamismo, amenidad y, sobre todo, de solidez.
Capítulo a capítulo, vamos visitando un país tras otro de esa zona del mundo, siete en total (Irak, Palestina y Territorios Ocupados, Israel, Líbano, Siria, Egipto y Afganistán). Cada uno de ellos cuenta, al menos, con dos informantes, a los que se superpone, como he dicho, la voz omnipresente de la autora. Con sabiduría, con una sabia mezcla de visión subjetiva y objetividad, con ideología propia – que ni oculta ni exhibe, pero sí deja traslucir –, con pasión contenida, es decir, con verdadero saber hacer, consigue que vayamos sumergiéndonos de lleno en una realidad que hasta ahora sólo intuíamos, sin dramatismos ni sensiblerías superfluos.
En cuanto al título, nadie mejor para explicarlo que la propia autora en palabras que le sirven para abrir el libro: “En una ocasión, mientras escribía su historia, le pregunté si prefería que ocultara su identidad. Se quedó pensativo unos segundos y después contestó: «Como dice el refrán iraquí “el hombre mojado no teme la lluvia”. Ya no tengo nada que perder. No me preocupa que aparezca mi nombre y, si quieres, con fotos”.
Año de publicación: 2009
Valoración: Muy recomendable
En este mundo, algo desquiciado y desquiciante, a veces hay que pararse un poco, prescindir del constante bombardeo de prensa e informativos para indagar más a fondo sobre todo ese ingente material, desperdigado por los medios de comunicación que, más que informarnos, nos confunde. El libro de reportajes que traigo es un testimonio vivísimo realizado a pie de calle por una joven, pero curtida en mil frentes (y nunca mejor dicho) periodista española. Rodríguez conoce a la perfección el terreno – los diversos terrenos – que pisa, y transmite de manera hábil y amena lo que ella misma ha presenciado y vivido a todo el que esté interesado en saber. Tras largos años de constantes viajes a la zona, de entrevistar a gente de toda procedencia social (tanto dirigentes como gente de a pie, pasando por sus propios colegas) y política (víctimas y verdugos) y de observar con sus propios ojos, intenta orientar al lector por entre ese maremágnum de causas, efectos, masacres, justificaciones, contradicciones, ataques, contraataques y arrasamientos.
Utilizando una técnica efectiva, un estilo ágil un lenguaje exacto y adaptado a los diversos registros que le exige su propia estrategia, la autora, escoge unos pocos personajes representativos de cada país y deja que ellos mismos se expliquen, sin olvidarse de intervenir cuando es preciso echar mano de antecedentes históricos, escenas vividas, datos estadísticos o cualquier otra información relevante. Estos cambios de enfoque dotan el conjunto de dinamismo, amenidad y, sobre todo, de solidez.
Capítulo a capítulo, vamos visitando un país tras otro de esa zona del mundo, siete en total (Irak, Palestina y Territorios Ocupados, Israel, Líbano, Siria, Egipto y Afganistán). Cada uno de ellos cuenta, al menos, con dos informantes, a los que se superpone, como he dicho, la voz omnipresente de la autora. Con sabiduría, con una sabia mezcla de visión subjetiva y objetividad, con ideología propia – que ni oculta ni exhibe, pero sí deja traslucir –, con pasión contenida, es decir, con verdadero saber hacer, consigue que vayamos sumergiéndonos de lleno en una realidad que hasta ahora sólo intuíamos, sin dramatismos ni sensiblerías superfluos.
En cuanto al título, nadie mejor para explicarlo que la propia autora en palabras que le sirven para abrir el libro: “En una ocasión, mientras escribía su historia, le pregunté si prefería que ocultara su identidad. Se quedó pensativo unos segundos y después contestó: «Como dice el refrán iraquí “el hombre mojado no teme la lluvia”. Ya no tengo nada que perder. No me preocupa que aparezca mi nombre y, si quieres, con fotos”.
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lunes, 28 de diciembre de 2009
Varios autores: Manifiesto potencialista
Idioma original: francés
Título original: Potentialiste Manifesto
Año de publicación: 1923
Valoración: Imprescindible
A estas alturas, todos conocemos movimientos como el surrealismo, el dadaísmo o el futurismo, o incluso el ultraísmo hispánico; sin embargo, hay una vanguardia histórica especialmente significativa, por su radicalidad, su coherencia, su originalidad en un momento y una ciudad -el París de entreguerras- en el que se habían reunido los cerebros más originales, probablemente, de la historia. Se trata, por supuesto, del potencialismo, la corriente literaria y artística que se basa en la creencia de que el arte en potencia es siempre mejor que el arte en acto, y que por lo tanto toda creación es una devaluación, una destrucción, una traición al arte.
El potencialismo comenzó siendo un movimiento pictórico que condenaba la indecisión de los pintores abstractos. El Cuadrado blanco sobre fondo blanco de Malévich, por ejemplo, les parecía una "abigarrada profusión de pintura, injustificadamente extraída de su bote de lata". Todo trazo de pintura limitaba las potencialidades del lienzo y era, por tanto, prescindible. Pronto decidieron que el lienzo mismo y el marco limitaban insultantemente la obra posible. Una vez liquidado el concepto mismo de pintura (o "depurado"), el potencialismo se trasladó a la arquitectura, en la que su creación máxima fue el Solar Vacío 25, en la Rue des Clochards parisina. Paul LeCassé despuntó en música con la creación de su serie de "Sinfonías silenciosas" 1-28 de (de entre las cuales la n.º 12, ciertamente soberbia, ejerció un influjo notable, pero nunca reconocido, sobre John Cage). La labor literaria del grupo arrancó en los ambientes dadaístas de París y obtuvo su particular refrendo cuando André Breton ordenó expulsar, excomulgar y silenciar a los poetas potencialistas, culminando así, paradójicamente, su propio programa creativo.
El libro que reseñamos hoy, el Potentialiste Manifesto de 1923, no se publicó nunca, porque de hecho nunca llegó a existir; al menos no del modo en que existen los libros habitualmente. Hubo una primera versión, en la línea de los Manifiestos Dada de Tzara, en la que los fundadores del movimiento explicaban, con una apabullante profusión de citas desde Diógenes hasta Nietzche y Rimbaud, el porqué de su apuesta por el silencio como acto artístico perfecto. Esta versión fue después sustituida por la preparación de un volumen con el mismo número de páginas, pero en blanco; finalmente, incluso esta idea fue considerada sacrílega por los potencialistas, pues -decían- "no habrá literatura mientras quede rastro de la palabra, o de su ausencia". Así pues, organizaron un solemne acto de presentación de su Manifiesto, al que invitaron a la crema y nata de la bohemia parisina, y al que luego ni siquiera acudieron, en la esperanza de que los periódicos reseñaran su atrevimiento con una columna vacía.
Lamentablemente, y debido a su coherente y radical vocación de silencio, no se ha conservado obra alguna de los potencialistas, y los críticos de arte han omitido -de manera consciente y culpable- sus nombres de los manuales de Historia del Arte. Los fragmentos que se conservan fueron transmitidos por enemigos tan encarnizados como el propio Breton, que dijo de ellos que "su sola inacción ya ofende al silencio". Bien mirado, sin embargo, dado que el objetivo de los potencialistas era renunciar a la creación -porque "toda creación es una traición al arte potencial"-, puede afirmarse que el movimiento corrió la suerte que deseaba. Así, cada vez que alguien en algún lugar del mundo no crea una obra artística, el arte potencial se acrecienta y el potencialismo se apunta un triunfo. Todos somos, la mayor parte del tiempo, sus mejores acólitos.
Título original: Potentialiste Manifesto
Año de publicación: 1923
Valoración: Imprescindible
A estas alturas, todos conocemos movimientos como el surrealismo, el dadaísmo o el futurismo, o incluso el ultraísmo hispánico; sin embargo, hay una vanguardia histórica especialmente significativa, por su radicalidad, su coherencia, su originalidad en un momento y una ciudad -el París de entreguerras- en el que se habían reunido los cerebros más originales, probablemente, de la historia. Se trata, por supuesto, del potencialismo, la corriente literaria y artística que se basa en la creencia de que el arte en potencia es siempre mejor que el arte en acto, y que por lo tanto toda creación es una devaluación, una destrucción, una traición al arte.
El potencialismo comenzó siendo un movimiento pictórico que condenaba la indecisión de los pintores abstractos. El Cuadrado blanco sobre fondo blanco de Malévich, por ejemplo, les parecía una "abigarrada profusión de pintura, injustificadamente extraída de su bote de lata". Todo trazo de pintura limitaba las potencialidades del lienzo y era, por tanto, prescindible. Pronto decidieron que el lienzo mismo y el marco limitaban insultantemente la obra posible. Una vez liquidado el concepto mismo de pintura (o "depurado"), el potencialismo se trasladó a la arquitectura, en la que su creación máxima fue el Solar Vacío 25, en la Rue des Clochards parisina. Paul LeCassé despuntó en música con la creación de su serie de "Sinfonías silenciosas" 1-28 de (de entre las cuales la n.º 12, ciertamente soberbia, ejerció un influjo notable, pero nunca reconocido, sobre John Cage). La labor literaria del grupo arrancó en los ambientes dadaístas de París y obtuvo su particular refrendo cuando André Breton ordenó expulsar, excomulgar y silenciar a los poetas potencialistas, culminando así, paradójicamente, su propio programa creativo.
El libro que reseñamos hoy, el Potentialiste Manifesto de 1923, no se publicó nunca, porque de hecho nunca llegó a existir; al menos no del modo en que existen los libros habitualmente. Hubo una primera versión, en la línea de los Manifiestos Dada de Tzara, en la que los fundadores del movimiento explicaban, con una apabullante profusión de citas desde Diógenes hasta Nietzche y Rimbaud, el porqué de su apuesta por el silencio como acto artístico perfecto. Esta versión fue después sustituida por la preparación de un volumen con el mismo número de páginas, pero en blanco; finalmente, incluso esta idea fue considerada sacrílega por los potencialistas, pues -decían- "no habrá literatura mientras quede rastro de la palabra, o de su ausencia". Así pues, organizaron un solemne acto de presentación de su Manifiesto, al que invitaron a la crema y nata de la bohemia parisina, y al que luego ni siquiera acudieron, en la esperanza de que los periódicos reseñaran su atrevimiento con una columna vacía.
Lamentablemente, y debido a su coherente y radical vocación de silencio, no se ha conservado obra alguna de los potencialistas, y los críticos de arte han omitido -de manera consciente y culpable- sus nombres de los manuales de Historia del Arte. Los fragmentos que se conservan fueron transmitidos por enemigos tan encarnizados como el propio Breton, que dijo de ellos que "su sola inacción ya ofende al silencio". Bien mirado, sin embargo, dado que el objetivo de los potencialistas era renunciar a la creación -porque "toda creación es una traición al arte potencial"-, puede afirmarse que el movimiento corrió la suerte que deseaba. Así, cada vez que alguien en algún lugar del mundo no crea una obra artística, el arte potencial se acrecienta y el potencialismo se apunta un triunfo. Todos somos, la mayor parte del tiempo, sus mejores acólitos.
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domingo, 27 de diciembre de 2009
Giuseppe Tomasi di Lampedusa: El Gatopardo
Idioma original: italiano
Título original: Il Gatopardo
Año de publicación: 1958
Valoración: Recomendable
Batallita va: En los últimos meses, estoy intentando moderar bastante mis compras de libros, que antes eran compulsivas y, muchas veces, exageradas. O voy menos de librerías, o cuando voy, hago ímprobos esfuerzos para salir con un libro en vez de cuatro, o con dos o tres, pero cortos y en ediciones baratitas de bolsillo. Esto no significa que esté leyendo menos, casi diría que todo lo contrario, pero sí que estoy leyendo de otra manera: estoy releyendo libros de los que tengo buen recuerdo -como he contado en alguna otra entrada-, o me estoy animando a leer un buen puñado de esos libros que me compré en un arrebato, pero que al llegar a casa ya no me parecían tan apetecibles como en la librería.
Uno de los libros de este segundo grupo es precisamente El Gatopardo, un auténtico clásico del siglo XX, una de las obras maestras de la novela histórica, que en la librería me pareció que debía comprar y leer, y en casa me pareció que iba a ser un rollazo. Una previsión que, por otra parte, se ha cumplido, por lo menos parcialmente.
Es imposible no admirar a Lampedusa por haber escrito solo una novela, y que sea un novelón como El Gatopardo: una narración profunda, densa y tremendamente comprensiva (y comprehensiva) de la unificación italiana, vista desde la perspectiva de un aristócrata siciliano, el príncipe Fabrizio (basado, parece ser, en el propio abuelo de Lampedusa). También es casi imposible no admirar al propio personaje de don Fabrizio, primitivo, hedonista, animal, pero al mismo tiempo sagaz, irónico, capaz de comprender los cambios que se avecinan y su efecto en su vida y su posición social, aunque no de detenerlos. El tema y lema de la obra, de hecho, es el conocido adagio "cambiarlo todo, para que todo siga igual", es decir, organizar toda una gran revolución como la unificación italiana, para que al final los privilegiados y los sistemas fundamentales de poder sigan siendo los mismos.
Lo que lastra un poco la novela, para mi gusto, es su estilo algo anticuado, preciosista y hasta pedante, que en algunos pasajes puede ser culpa de la traducción, pero que en otros casos (esas descripciones de jardines, olores, habitaciones...) son creación del autor. Así, la novela se mueve entre pasajes descriptivos recargados, y chispazos geniales de diálogo o de acción, en la que los personajes quedan perfectamente retratados y -muchas veces- ridiculizados. Si hubiera más de lo segundo, y menos de lo primero, la lectura sería mucho más recomendable, o incluso imprescindible; en todo caso, sigue siendo un monumento literario indiscutible.
Título original: Il Gatopardo
Año de publicación: 1958
Valoración: Recomendable
Batallita va: En los últimos meses, estoy intentando moderar bastante mis compras de libros, que antes eran compulsivas y, muchas veces, exageradas. O voy menos de librerías, o cuando voy, hago ímprobos esfuerzos para salir con un libro en vez de cuatro, o con dos o tres, pero cortos y en ediciones baratitas de bolsillo. Esto no significa que esté leyendo menos, casi diría que todo lo contrario, pero sí que estoy leyendo de otra manera: estoy releyendo libros de los que tengo buen recuerdo -como he contado en alguna otra entrada-, o me estoy animando a leer un buen puñado de esos libros que me compré en un arrebato, pero que al llegar a casa ya no me parecían tan apetecibles como en la librería.
Uno de los libros de este segundo grupo es precisamente El Gatopardo, un auténtico clásico del siglo XX, una de las obras maestras de la novela histórica, que en la librería me pareció que debía comprar y leer, y en casa me pareció que iba a ser un rollazo. Una previsión que, por otra parte, se ha cumplido, por lo menos parcialmente.
Es imposible no admirar a Lampedusa por haber escrito solo una novela, y que sea un novelón como El Gatopardo: una narración profunda, densa y tremendamente comprensiva (y comprehensiva) de la unificación italiana, vista desde la perspectiva de un aristócrata siciliano, el príncipe Fabrizio (basado, parece ser, en el propio abuelo de Lampedusa). También es casi imposible no admirar al propio personaje de don Fabrizio, primitivo, hedonista, animal, pero al mismo tiempo sagaz, irónico, capaz de comprender los cambios que se avecinan y su efecto en su vida y su posición social, aunque no de detenerlos. El tema y lema de la obra, de hecho, es el conocido adagio "cambiarlo todo, para que todo siga igual", es decir, organizar toda una gran revolución como la unificación italiana, para que al final los privilegiados y los sistemas fundamentales de poder sigan siendo los mismos.
Lo que lastra un poco la novela, para mi gusto, es su estilo algo anticuado, preciosista y hasta pedante, que en algunos pasajes puede ser culpa de la traducción, pero que en otros casos (esas descripciones de jardines, olores, habitaciones...) son creación del autor. Así, la novela se mueve entre pasajes descriptivos recargados, y chispazos geniales de diálogo o de acción, en la que los personajes quedan perfectamente retratados y -muchas veces- ridiculizados. Si hubiera más de lo segundo, y menos de lo primero, la lectura sería mucho más recomendable, o incluso imprescindible; en todo caso, sigue siendo un monumento literario indiscutible.
sábado, 26 de diciembre de 2009
Josh Bazell: Burlando a la Parca
Idioma original: inglés
Título original: Beat the Reaper
Año de publicación: 2009
Valoración: Está bien
Peter Brown, en realidad, se llama Pietro Brnwa. Trabaja como médico interno residente en uno de los peores hospitales de Nueva York, donde nadie sabe que era un asesino a sueldo de la mafia hasta hace ocho años. Entonces entró en el programa de protección de testgos del FBI, se cambió de nombre, estudió medicina y gozó de una vida más o menos normal y segura. Pero la casualidad hace que tenga que atender a Eddy Squillante, un mafioso que lo reconoce y le ofrece un trato: si lo mantiene vivo (algo difícil, porque padece cáncer de estómago y le han dado tres meses de vida), Eddy no lo delatará; si le deja morir o lo mata, sus subordinados darán cuenta de él.
Así comienza Burlando a la Parca, uno de esos libros que parecen destinados a convertirse en un guión cinematográfico. Al fin y al cabo, cuenta una historia donde hay acción, suspense, sexo y violencia, y a la que no le falta una buena dosis de humor. Narrada en un frenético presente, alterna numerosos flashbacks que nos cuentan el pasado del protagonista y nos hacen comprender qué es aquello a lo que tanto teme, qué extraño fantasma no ha dejado de buscarlo durante doce años y está esperando cogerlo desprevenido para darle un billete directo al otro mundo.
Es un libro de puro entretenimiento, sí, que no nos cambiará la vida, pero no se puede negar que Bazell escribe muy bien. Ha construido una historia emocionante, que engancha, y consigue que el ritmo no decaiga en ningún momento. Eso sí, si alguien está pensando en leerlo y sufre de hipocondría, que se quite la idea de la cabeza en este mismo momento. Ni os imagináis todo lo que puede pasar (y lo que se puede aprender, por otro lado) cuando un hospital se convierte en un campo de batalla.
Título original: Beat the Reaper
Año de publicación: 2009
Valoración: Está bien
Peter Brown, en realidad, se llama Pietro Brnwa. Trabaja como médico interno residente en uno de los peores hospitales de Nueva York, donde nadie sabe que era un asesino a sueldo de la mafia hasta hace ocho años. Entonces entró en el programa de protección de testgos del FBI, se cambió de nombre, estudió medicina y gozó de una vida más o menos normal y segura. Pero la casualidad hace que tenga que atender a Eddy Squillante, un mafioso que lo reconoce y le ofrece un trato: si lo mantiene vivo (algo difícil, porque padece cáncer de estómago y le han dado tres meses de vida), Eddy no lo delatará; si le deja morir o lo mata, sus subordinados darán cuenta de él.
Así comienza Burlando a la Parca, uno de esos libros que parecen destinados a convertirse en un guión cinematográfico. Al fin y al cabo, cuenta una historia donde hay acción, suspense, sexo y violencia, y a la que no le falta una buena dosis de humor. Narrada en un frenético presente, alterna numerosos flashbacks que nos cuentan el pasado del protagonista y nos hacen comprender qué es aquello a lo que tanto teme, qué extraño fantasma no ha dejado de buscarlo durante doce años y está esperando cogerlo desprevenido para darle un billete directo al otro mundo.
Es un libro de puro entretenimiento, sí, que no nos cambiará la vida, pero no se puede negar que Bazell escribe muy bien. Ha construido una historia emocionante, que engancha, y consigue que el ritmo no decaiga en ningún momento. Eso sí, si alguien está pensando en leerlo y sufre de hipocondría, que se quite la idea de la cabeza en este mismo momento. Ni os imagináis todo lo que puede pasar (y lo que se puede aprender, por otro lado) cuando un hospital se convierte en un campo de batalla.
viernes, 25 de diciembre de 2009
Amélie Nothomb: Estupor y temblores
Idioma original: francés
Título original: Stupeur et tremblements
Año de publicación: 1999
Valoración: Está bien
Hija de diplomático belga, nacida en Japón, educada en éste y otros países de Asia, Nothomb nos habla del choque cultural que, según parece, experimentó en carne propia durante la etapa que pasó, ya adulta, en su país de nacimiento. Tanto en el fondo como en la forma, la carga autobiográfica es evidente. Escritas en forma de memoria, estas páginas pretenden dar la impresión de que estamos asistiendo en directo a una esperada revancha. Ya sea realidad o sólo una convención literaria, lo cierto es que lo consigue. A pesar del carácter caricaturesco de historia y personajes, predomina una sensación de realidad, el lector no duda de que lo que se le está revelando son recuerdos auténticos.
Para guardar la distancia necesaria que le impida caer en la autocompasión la autora recurre a una ironía que impregna cada escena y que a menudo convierte en sarcasmo. A medida que avanzamos, la tensión va en aumento, las situaciones se vuelven cada vez más grotescas de puro absurdas, rozando a veces un surrealismo de gran efecto cómico. Nothomb es capaz de ridiculizar ferozmente a sus personajes, con audacia pero sin dejar de adjudicarse la dosis de culpa justa para no quedar demasiado malparada. La Amélie personaje se va refugiando poco a poco en una especie de victimismo digno. Después de haber penado con ella, de habernos metido en su piel párrafo tras párrafo, no podemos evitar alegrarnos con un triunfo vivido en la distancia, fruto de una competitividad que, inevitablemente, le han inculcado a ella también.
Aunque puede leerse como una crítica a las condiciones de trabajo en las empresas japonesas, añadiendo los prejuicios que derivan en un claro menosprecio por lo ajeno, las situaciones que refleja podrían producirse – por supuesto, no literalmente – en cualquier entorno laboral o social de cualquier país del mundo.
La exposición directa y concisa de los hechos, con sólo los detalles precisos de escenario y personajes, consigue que la atención se centre exclusivamente en lo que sucede, en las sensaciones y sentimientos que esto provoca en la protagonista y en los que van surgiendo mientras escribe. Resulta así la técnica idónea para este argumento concreto, pero lo que aquí resulta un acierto, en cualquier otra ocasión –y la autora parece haberla adoptado como marca de la casa – puede convertirse en recurso fácil y de lectura poco atrayente.
En 2003 se estrenó, como producción franco-japonesa, el film del mismo título. Por él Sylvie Testud obtuvo en su día varios premios a la mejor actriz principal.
Título original: Stupeur et tremblements
Año de publicación: 1999
Valoración: Está bien
Hija de diplomático belga, nacida en Japón, educada en éste y otros países de Asia, Nothomb nos habla del choque cultural que, según parece, experimentó en carne propia durante la etapa que pasó, ya adulta, en su país de nacimiento. Tanto en el fondo como en la forma, la carga autobiográfica es evidente. Escritas en forma de memoria, estas páginas pretenden dar la impresión de que estamos asistiendo en directo a una esperada revancha. Ya sea realidad o sólo una convención literaria, lo cierto es que lo consigue. A pesar del carácter caricaturesco de historia y personajes, predomina una sensación de realidad, el lector no duda de que lo que se le está revelando son recuerdos auténticos.
Para guardar la distancia necesaria que le impida caer en la autocompasión la autora recurre a una ironía que impregna cada escena y que a menudo convierte en sarcasmo. A medida que avanzamos, la tensión va en aumento, las situaciones se vuelven cada vez más grotescas de puro absurdas, rozando a veces un surrealismo de gran efecto cómico. Nothomb es capaz de ridiculizar ferozmente a sus personajes, con audacia pero sin dejar de adjudicarse la dosis de culpa justa para no quedar demasiado malparada. La Amélie personaje se va refugiando poco a poco en una especie de victimismo digno. Después de haber penado con ella, de habernos metido en su piel párrafo tras párrafo, no podemos evitar alegrarnos con un triunfo vivido en la distancia, fruto de una competitividad que, inevitablemente, le han inculcado a ella también.
Aunque puede leerse como una crítica a las condiciones de trabajo en las empresas japonesas, añadiendo los prejuicios que derivan en un claro menosprecio por lo ajeno, las situaciones que refleja podrían producirse – por supuesto, no literalmente – en cualquier entorno laboral o social de cualquier país del mundo.
La exposición directa y concisa de los hechos, con sólo los detalles precisos de escenario y personajes, consigue que la atención se centre exclusivamente en lo que sucede, en las sensaciones y sentimientos que esto provoca en la protagonista y en los que van surgiendo mientras escribe. Resulta así la técnica idónea para este argumento concreto, pero lo que aquí resulta un acierto, en cualquier otra ocasión –y la autora parece haberla adoptado como marca de la casa – puede convertirse en recurso fácil y de lectura poco atrayente.
En 2003 se estrenó, como producción franco-japonesa, el film del mismo título. Por él Sylvie Testud obtuvo en su día varios premios a la mejor actriz principal.
También de Amélie Nothomb en UnLibroAlDía: Metafísica de los tubos, Biografía del hambre , Viaje de invierno, Antichrista, Diario de Golondrina, Ácido sulfúrico, Ordeno y mando
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jueves, 24 de diciembre de 2009
Stephen King: Insomnia
Idioma original: inglés
Título original: Insomnia
Fecha de publicación: 1994
Valoración: está bien
Jaime: Sr. King, muchas gracias por dedicar unos minutos a Un libro al día.
Stephen King: (Con una gran sonrisa.) Todo lo que haga falta por mis fans.
J.: Eh... sí, perfecto. Verá, querría hablar con Vd. de su novela Insomnia.
S.K.: Bueno, no es que sea mi último libro, ¿verdad? Pero adelante, dispare.
J.: ¿Qué problema tiene con la religión?
S.K.: Ninguno, en realidad. ¿Por qué lo dice?
J.: En Insomnia aparece un exaltado grupo de fundamentalistas pro-vida que sueñan con matar a toda feminista que se tercie. Se llaman "El pan de cada día", que a mí me suena bastante al Padrenuestro, vaya.
S.K.: No me gustan los integristas de ningún tipo, eso es todo. (Tampoco las feministas, no sé si lo habrá notado.) Supongo que esto se ve en muchas de mis obras, donde los malos son gente con una religiosidad enfermiza: Misery, por ejemplo o en el cuento Los chicos del maíz. Pero eso no tiene tanto que ver con la religión, sino más bien con el uso que se hace de ella. A menudo sirve para justificar cualquier cosa. En parte por eso apoyé a Obama, supongo... De todas maneras, creo que precisamente Insomnia tiene un trasfondo profundamente religioso.
J.: ¿A qué se refiere?
S.K.: El mensaje de fondo es el mismo de todas las grandes religiones: el bien y el mal están en guerra, y el destino del ser humano es ayudar a que venza el bien.
J.: ¿Ah, sí? ¿Vd. cree que ése es el mensaje de...
S.K.: ¡No me interrumpa!
J.: Perdón.
S.K.: Ralph Roberts, el protagonista, se embarca en esa guerra desde el principio. Es cierto que es un "Elegido", de alguna manera. Todo eso de que ve las auras de la gente y tal, pero lo determinante es su voluntad moral. Él quiere de verdad a su vecina Helen Deepneau, y eso es lo que le mueve a plantar cara al loco de su marido, Ed, cuando éste le pega una paliza. Pese a que Roberts es un vejestorio, ¿se da cuenta?
J.: Sí, sí...
S.K.: A partir de ahí, Roberts se ve envuelto en toda la historia del grupo pro-vida, liderado por Ed, que trata de frenar la conferencia que va a dar en Derry Susan Day, una maldita feminista de esas. (Se echa hacia adelante y abre mucho los ojos.) No me diga que no es gracioso cómo acaba Susan Day.
J.: Hombre, gracioso, gracioso... Pero esa gresca vecinal en torno al aborto, en realidad, esconde un enfrentamiento mucho más profundo, en el que están involucrados varios niveles de... ¿cómo lo dice Vd.? ¿La "Gran Torre de la Existencia"?
S.K.: (Con el ceño fruncido.) Noto cierta ironía.
J.: Bueno, es que todo eso de los niveles del ser y los modos de la percepción me ha parecido un poco demasiado complicado. Mucha salsa para poca carne, no sé si me sigue.
S.K.: (Cortante.) No. No le sigo.
J.: Ya... ¿Por qué no hablamos de Derry?
S.K.: He ambientado varias novelas en esa ciudad ficticia del Estado de Maine. It, por ejemplo, y otras que Vd. sin duda conoce.
J.: En realidad, no le he leído mucho, Sr. King...
S.K.: (Sorprendido.) ¿Ah, no? Pero Insomnia le habrá gustado, al menos.
J.: No especialmente, la verdad.
S.K.: Esta entrevista ha terminado.
Todas las reseñas sobre Stephen King en ULAD: Aquí
Título original: Insomnia
Fecha de publicación: 1994
Valoración: está bien
Jaime: Sr. King, muchas gracias por dedicar unos minutos a Un libro al día.
Stephen King: (Con una gran sonrisa.) Todo lo que haga falta por mis fans.
J.: Eh... sí, perfecto. Verá, querría hablar con Vd. de su novela Insomnia.
S.K.: Bueno, no es que sea mi último libro, ¿verdad? Pero adelante, dispare.
J.: ¿Qué problema tiene con la religión?
S.K.: Ninguno, en realidad. ¿Por qué lo dice?
J.: En Insomnia aparece un exaltado grupo de fundamentalistas pro-vida que sueñan con matar a toda feminista que se tercie. Se llaman "El pan de cada día", que a mí me suena bastante al Padrenuestro, vaya.
S.K.: No me gustan los integristas de ningún tipo, eso es todo. (Tampoco las feministas, no sé si lo habrá notado.) Supongo que esto se ve en muchas de mis obras, donde los malos son gente con una religiosidad enfermiza: Misery, por ejemplo o en el cuento Los chicos del maíz. Pero eso no tiene tanto que ver con la religión, sino más bien con el uso que se hace de ella. A menudo sirve para justificar cualquier cosa. En parte por eso apoyé a Obama, supongo... De todas maneras, creo que precisamente Insomnia tiene un trasfondo profundamente religioso.
J.: ¿A qué se refiere?
S.K.: El mensaje de fondo es el mismo de todas las grandes religiones: el bien y el mal están en guerra, y el destino del ser humano es ayudar a que venza el bien.
J.: ¿Ah, sí? ¿Vd. cree que ése es el mensaje de...
S.K.: ¡No me interrumpa!
J.: Perdón.
S.K.: Ralph Roberts, el protagonista, se embarca en esa guerra desde el principio. Es cierto que es un "Elegido", de alguna manera. Todo eso de que ve las auras de la gente y tal, pero lo determinante es su voluntad moral. Él quiere de verdad a su vecina Helen Deepneau, y eso es lo que le mueve a plantar cara al loco de su marido, Ed, cuando éste le pega una paliza. Pese a que Roberts es un vejestorio, ¿se da cuenta?
J.: Sí, sí...
S.K.: A partir de ahí, Roberts se ve envuelto en toda la historia del grupo pro-vida, liderado por Ed, que trata de frenar la conferencia que va a dar en Derry Susan Day, una maldita feminista de esas. (Se echa hacia adelante y abre mucho los ojos.) No me diga que no es gracioso cómo acaba Susan Day.
J.: Hombre, gracioso, gracioso... Pero esa gresca vecinal en torno al aborto, en realidad, esconde un enfrentamiento mucho más profundo, en el que están involucrados varios niveles de... ¿cómo lo dice Vd.? ¿La "Gran Torre de la Existencia"?
S.K.: (Con el ceño fruncido.) Noto cierta ironía.
J.: Bueno, es que todo eso de los niveles del ser y los modos de la percepción me ha parecido un poco demasiado complicado. Mucha salsa para poca carne, no sé si me sigue.
S.K.: (Cortante.) No. No le sigo.
J.: Ya... ¿Por qué no hablamos de Derry?
S.K.: He ambientado varias novelas en esa ciudad ficticia del Estado de Maine. It, por ejemplo, y otras que Vd. sin duda conoce.
J.: En realidad, no le he leído mucho, Sr. King...
S.K.: (Sorprendido.) ¿Ah, no? Pero Insomnia le habrá gustado, al menos.
J.: No especialmente, la verdad.
S.K.: Esta entrevista ha terminado.
Todas las reseñas sobre Stephen King en ULAD: Aquí
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Mario Benedetti: Memoria y esperanza
Idioma original: español
Año de publicación: 2004
Valoración: Recomendable
"¿Qué puede decir un poeta de más de ochenta años a la gente joven, que no lo haya dicho ya? Poco."
Con estas palabras comienza Memoria y esperanza. Un mensaje a los jóvenes, una obra dirigida en particular a la juventud y que hará las delicias de todos aquellos que en algún momento nos enamoramos de este poeta uruguayo. El objetivo del libro es claro, transmitir un mensaje a los jóvenes, y el desarrollo se basa en una mezcla de reflexiones del autor con viejos poemas, que a la luz de sus pensamientos parecen tomar nueva vida, y fotografías.
El amor, el sexo, las drogas, el fútbol... todos estos temas pasan por la mirada de un octogenario que observa con increíble ternura y una confianza inmensa a los más jóvenes, hasta el punto de expresar sin tapujos:
También de Benedetti: Primavera con una esquina rota, La Tregua, Inventario Uno
El amor, el sexo, las drogas, el fútbol... todos estos temas pasan por la mirada de un octogenario que observa con increíble ternura y una confianza inmensa a los más jóvenes, hasta el punto de expresar sin tapujos:
"Soy un poeta viejo y un viejo poeta, que en lugar de pensar -como muchos de los de mi generación- que los viejos somos sabios, me pregunto, cada día que pasa, si el mundo no estará así porque no les dejamos lugar a los jóvenes".A decir verdad, este no es un libro para todos los públicos, ni siquiera es un libro por el que acercarse por primera vez a Benedetti. Para nada, probablemente uno saldría decepcionado de su lectura. Sin embargo, para quienes hemos degustado cada uno de sus versos, este libro fotográfico no hace sino añadir una razón más para seguir queriendo al poeta uruguayo.
También de Benedetti: Primavera con una esquina rota, La Tregua, Inventario Uno
martes, 22 de diciembre de 2009
Libros para regalar: El perfume, de Patrick Süskind
Idioma original: alemán
Título completo en castellano: El perfume: historia de un asesino
Título original: Das Parfum, die Geschichte eines Mörders
Año de publicación: 1985
Valoración: Está bien
Título completo en castellano: El perfume: historia de un asesino
Título original: Das Parfum, die Geschichte eines Mörders
Año de publicación: 1985
Valoración: Está bien
Poco tiempo después de su publicación, esta novela del escritor Patrick Süskind se convirtió en un éxito mundial y, aunque no va a pasar a la historia de la literatura como uno de los grandes clásicos del siglo XX, no deja de ser un libro cuanto menos curioso.
Ambientada en la Francia del s. XVIII, narra la vida de Jean-Baptiste Grenouille, un extraño personaje que nace a duras penas entre los hedores del puesto de pescado que su madre regentaba en el mercado. Desde edad temprana dará muestras de una rara cualidad, que lo distinguirá de los demás y lo convertirá en "uno de los hombres más geniales y abominables de su época": está dotado de una nariz hipersensible, de un olfato tan finamente desarrollado que su dueño no puede más que ser un perfumista nato. Sin embargo, Grenouille se obsesionará olfativamente con el mundo que le rodea y utilizará su don para elaborar la más poderosa de las esencias.
A pesar de que algunos fragmentos puedan hacerse un poco pesados, por la originalidad del tema tratado éste puede ser un magnífico libro con el que picar la curiosidad literaria de aquellas personas a las que la visión de un montón de páginas encuadernadas no les provoca todavía más que un terrible acceso de tos. El perfume es, sobre todo, un libro sumamente entretenido cuya mejor baza es la imaginación.
También de Patrick Süskind en ULAD: La paloma
También de Patrick Süskind en ULAD: La paloma
lunes, 21 de diciembre de 2009
Libros para regalar: Hyperion, de Dan Simmons
Título original: Hyperion
Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 1989
Valoración: Imprescindible
Si al reseñar las otras grandes sagas de la ciencia ficción me encontré con problemas de espacio, con la Tetralogía Los cantos de Hyperion me resulta imposible, así que esta vez reseñaré sólo el primer volumen, y aun así con dificultad. Pues esta obra de Simmons no tiene una única lectura.
Puedes leer la novela quedándote en el primer nivel de la trama: en el siglo XXVIII, las Tumbas del Tiempo, artefactos enviados del futuro, que se encuentran en el lejano planeta Hyperion, están a punto de abrirse y así dejar paso a este mundo al Alcaudón, o Señor del Dolor, un ser de tres metros de alto, humanoide, cubierto por una armadura de metal repleta de cuchillos, agujas y multitud de pinchos para infundir dolor, con dos ojos refulgentes semejantes a rubíes. Siete preregrinos provenientes de diferentes planetas de colonias humanas han sido elegidos por la iglesia de la Expiación final, seguidora del Alcaudón, para dirigirse a las Tumbas del Tiempo y pedirle su deseo. Cada cierto tiempo un número limitado de peregrinos acuden a pedirle un deseo, pero sólo le es concedido a uno, el resto muere. Y de momento, nadie ha vuelto. Posiblemente, esta será la última expedición de este tipo, pues el Alcaudón se liberará. Conocemos las historias de los siete protagonistas a través de ellos mismos, ya que se turnan para contar su historia en la nave Ygdrassil, que es la que les transporta a Hyperion. La descripción de los cruciformes, parásitos en forma de cruz que alargan la vida, por ejemplo, es muy revelador... y no puedo contaros nada de sus historias, pues es mucho mejor descubrirlas con su lectura. Y tampoco puedo revelar qué es lo que encuentran cuando llegan a Hyperion...
Con sus historias puedes ir desvelando cómo está gobernada la humanidad, a través de la Hegemonía del Hombre y su Red de Mundos, que usan los teleyectores para un transporte rapidísimo. Este invento es un regalo de las Inteligencias Artificiales, que cogobiernan con los humanos. Se ha conseguido llegar a un estado de equilibrio entre los poderes existentes, pero la apertura de las Tumbas puede desequilibrarlo. Las Ias están divididas en tres facciones que cohabitan en el Tecnonúcleo, y una de ellas quiere deshacerse de la humanidad.
Por si fuera poco, y si la trama no resulta ya complicada de por sí, pues tiene una trama dentro de una trama dentro de una trama, hay numerosas referencias a la mitología griega, la tradición judeo cristiana y la obra literaria del poeta John Keats. Y ya entramos en los otros niveles de lectura. El propio autor confiesa que con estas obras "lo que de verdad pretendía expresar es una idea de lo Sagrado y no precisamente algo espiritual". El nombre de la novela nos traslada al último titán en caer frente a los Olímpicos, y al largo poema de Keats. A lo largo de la obra podemos encontrar mucho más: divinidades, nombres de ríos, de lagos, de personajes, etc.
Resumiendo, que me estoy alargando mucho, la novela aborda preguntas de profundo trasfondo sobre lo Sagrado y la humanidad: su papel en este Universo, el significado del dolor, el sacrificio, la convivencia hombre y máquina, etc.
Una novela completísima, complejísima y muy bien escrita. Un culmen dentro de la ciencia ficción. Imprescindible.
Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 1989
Valoración: Imprescindible
Si al reseñar las otras grandes sagas de la ciencia ficción me encontré con problemas de espacio, con la Tetralogía Los cantos de Hyperion me resulta imposible, así que esta vez reseñaré sólo el primer volumen, y aun así con dificultad. Pues esta obra de Simmons no tiene una única lectura.
Puedes leer la novela quedándote en el primer nivel de la trama: en el siglo XXVIII, las Tumbas del Tiempo, artefactos enviados del futuro, que se encuentran en el lejano planeta Hyperion, están a punto de abrirse y así dejar paso a este mundo al Alcaudón, o Señor del Dolor, un ser de tres metros de alto, humanoide, cubierto por una armadura de metal repleta de cuchillos, agujas y multitud de pinchos para infundir dolor, con dos ojos refulgentes semejantes a rubíes. Siete preregrinos provenientes de diferentes planetas de colonias humanas han sido elegidos por la iglesia de la Expiación final, seguidora del Alcaudón, para dirigirse a las Tumbas del Tiempo y pedirle su deseo. Cada cierto tiempo un número limitado de peregrinos acuden a pedirle un deseo, pero sólo le es concedido a uno, el resto muere. Y de momento, nadie ha vuelto. Posiblemente, esta será la última expedición de este tipo, pues el Alcaudón se liberará. Conocemos las historias de los siete protagonistas a través de ellos mismos, ya que se turnan para contar su historia en la nave Ygdrassil, que es la que les transporta a Hyperion. La descripción de los cruciformes, parásitos en forma de cruz que alargan la vida, por ejemplo, es muy revelador... y no puedo contaros nada de sus historias, pues es mucho mejor descubrirlas con su lectura. Y tampoco puedo revelar qué es lo que encuentran cuando llegan a Hyperion...
Con sus historias puedes ir desvelando cómo está gobernada la humanidad, a través de la Hegemonía del Hombre y su Red de Mundos, que usan los teleyectores para un transporte rapidísimo. Este invento es un regalo de las Inteligencias Artificiales, que cogobiernan con los humanos. Se ha conseguido llegar a un estado de equilibrio entre los poderes existentes, pero la apertura de las Tumbas puede desequilibrarlo. Las Ias están divididas en tres facciones que cohabitan en el Tecnonúcleo, y una de ellas quiere deshacerse de la humanidad.
Por si fuera poco, y si la trama no resulta ya complicada de por sí, pues tiene una trama dentro de una trama dentro de una trama, hay numerosas referencias a la mitología griega, la tradición judeo cristiana y la obra literaria del poeta John Keats. Y ya entramos en los otros niveles de lectura. El propio autor confiesa que con estas obras "lo que de verdad pretendía expresar es una idea de lo Sagrado y no precisamente algo espiritual". El nombre de la novela nos traslada al último titán en caer frente a los Olímpicos, y al largo poema de Keats. A lo largo de la obra podemos encontrar mucho más: divinidades, nombres de ríos, de lagos, de personajes, etc.
Resumiendo, que me estoy alargando mucho, la novela aborda preguntas de profundo trasfondo sobre lo Sagrado y la humanidad: su papel en este Universo, el significado del dolor, el sacrificio, la convivencia hombre y máquina, etc.
Una novela completísima, complejísima y muy bien escrita. Un culmen dentro de la ciencia ficción. Imprescindible.
domingo, 20 de diciembre de 2009
Libros para regalar: Cuerpo transparente, de Max Blecher
Idioma original: rumano
Título original: Corp transparent
Año de publicación: 1934
Valoración: Imprescindible
Max Blecher es uno de esos escritores marcados por la desgracia. A los 19 años contrajo tuberculosis ósea, lo que le obligó a vivir el resto de su vida (apenas 10 años más) postrado en la cama enfundado en un corsé de escayola. Dedicado exclusivamente a escribir, dejó a la posteridad tres novelas (una de ellas, publicada postumamente) y Cuerpo transparente, un libro que comprende su obra poética completa, que no llega a 20 poemas.
A pesar de su brevedad, Cuerpo transparente es uno de los mejores libros de poesía que jamás he leído. Cercano al surrealismo (André Bretón publicó algunos de sus poemas, traducidos al francés), posee una voz diferenciada e inclasificable, donde el sueño y el inconsciente se imponen sobre la cruenta realidad que le tocó vivir y anticipan lo que más tarde desarrollaría en sus novelas. Asumida e interiorizada, Blecher aporta su enfermedad como su visión del mundo, obviando todo sentimentalismo posible y tornando normalidad su anormalidad cotidiana.
Más que regalable, éste es un libro imprescindible, un pequeño gran diamante que todo amante de la poesía debería leer.
Otras obras de Max Blecher en ULAD: Acontecimientos de la irrealidad inmediata / La guarida iluminada, Corazones cicatrizados
Título original: Corp transparent
Año de publicación: 1934
Valoración: Imprescindible
Max Blecher es uno de esos escritores marcados por la desgracia. A los 19 años contrajo tuberculosis ósea, lo que le obligó a vivir el resto de su vida (apenas 10 años más) postrado en la cama enfundado en un corsé de escayola. Dedicado exclusivamente a escribir, dejó a la posteridad tres novelas (una de ellas, publicada postumamente) y Cuerpo transparente, un libro que comprende su obra poética completa, que no llega a 20 poemas.
A pesar de su brevedad, Cuerpo transparente es uno de los mejores libros de poesía que jamás he leído. Cercano al surrealismo (André Bretón publicó algunos de sus poemas, traducidos al francés), posee una voz diferenciada e inclasificable, donde el sueño y el inconsciente se imponen sobre la cruenta realidad que le tocó vivir y anticipan lo que más tarde desarrollaría en sus novelas. Asumida e interiorizada, Blecher aporta su enfermedad como su visión del mundo, obviando todo sentimentalismo posible y tornando normalidad su anormalidad cotidiana.
Más que regalable, éste es un libro imprescindible, un pequeño gran diamante que todo amante de la poesía debería leer.
Otras obras de Max Blecher en ULAD: Acontecimientos de la irrealidad inmediata / La guarida iluminada, Corazones cicatrizados
sábado, 19 de diciembre de 2009
Libros para regalar: Narraciones extraordinarias, de Edgar Allan Poe
Idioma original: inglés
Título original: Short stories
Fecha de publicación: 1834
Valoración: Muy recomendable
Estoy convencido de que los eventos y sucesos que nutren nuestra infancia conforman la capa de sustratos sobre la que más tarde se levantará nuestra personalidad adulta, con sus peculiares gustos, obsesiones, manías, virtudes y defectos. Y si yo he de hablar de las que fueron mis primeras influencias notables en el ámbito de la cultura, más concretamente en la rama del cine y la literatura, no puedo olvidar los nombres de Edgar Allan Poe, Roger Corman y Vincent Price.
Eran los primeros años de los ochenta, era yo una criatura, y durante una temporada, disfruté de cierta agradable ceremonia que se repetía cada domingo: tras la comida, me tiraba sobre la alfombra del salón a jugar con mi casa de muñecas, y a la vez, veía la película de terror del director Roger Corman de turno. Se trataba de un ciclo de filmes basados en los relatos de Edgar Allan Poe, protagonizados por un hermoso villano de gesto terrible llamado Vincent Price.
Gracias a Corman, Poe y Price, y sus castillos, sus princesas pálidas y sus telas de araña sedosa, los domingos, la víspera de una nueva semana escolar, se convirtieron en tardes de magia y terror. Empezó entonces mi amor por el mundo de las tinieblas. Pero como todo en esta vida, aquellas películas terminaron; y yo crecí, mi casa de muñecas acabó en la basura, y entonces, no me quedó más remedio que rescatar aquellos deliciosos recuerdos dominicales de la mano de la literatura, una versión más adulta y serena de las encendidas pasiones que despiertan los fotogramas. Así, descubrí a Poe, el pobre escritor alcohólico obsesionado con ser enterrado vivo, admirado por decenas de escritores célebres (Baudelaire sobre todo).
El libro que hoy declaro "para regalar" es un compendio de doce de sus mejores cuentos. La edición que tengo es de 1966 y cuenta con el prólogo de Narciso Ibáñez Serrador.
Mis preferidos son "La caída de la casa Usher", donde una grieta que devora una mansión no es más que el símbolo físico de la ruina imparable de una familia maldita; "El pozo y el péndulo" (magnífica la adaptación al cine, oda a la España negra de la Inquisición); el mítico "Los asesinatos de la Rue Morgue" (donde aparece el descarado antecendente de Sherlock Holmes), y el célebre "El gato negro". Echo de menos en este librito amarillento "La máscara de la muerte roja", el cual, tanto en letras como imágenes, es espeluznante y maravilloso.
Viva Poe, viva Corman, viva Price. Y felices y oscuras fiestas.
También de Edgar Allan Poe en UnLibroAlDía: Berenice y Ligeia, El pozo y el péndulo, El gato negro
Título original: Short stories
Fecha de publicación: 1834
Valoración: Muy recomendable
Estoy convencido de que los eventos y sucesos que nutren nuestra infancia conforman la capa de sustratos sobre la que más tarde se levantará nuestra personalidad adulta, con sus peculiares gustos, obsesiones, manías, virtudes y defectos. Y si yo he de hablar de las que fueron mis primeras influencias notables en el ámbito de la cultura, más concretamente en la rama del cine y la literatura, no puedo olvidar los nombres de Edgar Allan Poe, Roger Corman y Vincent Price.
Eran los primeros años de los ochenta, era yo una criatura, y durante una temporada, disfruté de cierta agradable ceremonia que se repetía cada domingo: tras la comida, me tiraba sobre la alfombra del salón a jugar con mi casa de muñecas, y a la vez, veía la película de terror del director Roger Corman de turno. Se trataba de un ciclo de filmes basados en los relatos de Edgar Allan Poe, protagonizados por un hermoso villano de gesto terrible llamado Vincent Price.
Gracias a Corman, Poe y Price, y sus castillos, sus princesas pálidas y sus telas de araña sedosa, los domingos, la víspera de una nueva semana escolar, se convirtieron en tardes de magia y terror. Empezó entonces mi amor por el mundo de las tinieblas. Pero como todo en esta vida, aquellas películas terminaron; y yo crecí, mi casa de muñecas acabó en la basura, y entonces, no me quedó más remedio que rescatar aquellos deliciosos recuerdos dominicales de la mano de la literatura, una versión más adulta y serena de las encendidas pasiones que despiertan los fotogramas. Así, descubrí a Poe, el pobre escritor alcohólico obsesionado con ser enterrado vivo, admirado por decenas de escritores célebres (Baudelaire sobre todo).
El libro que hoy declaro "para regalar" es un compendio de doce de sus mejores cuentos. La edición que tengo es de 1966 y cuenta con el prólogo de Narciso Ibáñez Serrador.
Mis preferidos son "La caída de la casa Usher", donde una grieta que devora una mansión no es más que el símbolo físico de la ruina imparable de una familia maldita; "El pozo y el péndulo" (magnífica la adaptación al cine, oda a la España negra de la Inquisición); el mítico "Los asesinatos de la Rue Morgue" (donde aparece el descarado antecendente de Sherlock Holmes), y el célebre "El gato negro". Echo de menos en este librito amarillento "La máscara de la muerte roja", el cual, tanto en letras como imágenes, es espeluznante y maravilloso.
Viva Poe, viva Corman, viva Price. Y felices y oscuras fiestas.
También de Edgar Allan Poe en UnLibroAlDía: Berenice y Ligeia, El pozo y el péndulo, El gato negro
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Muy recomendable,
relato,
siglo XIX
viernes, 18 de diciembre de 2009
Libros para regalar: El elogio de la sombra, de Junichiro Tanizaki
Título original: In'ei Raisan
Año de publicación: 1933
Valoración: imprescindible
Éste es uno de los ensayo más bellos que conozco. Lo he releído ahora después de varios años para hacer esta reseña, y lo he disfrutado más, si cabe, que la primera vez. Reúne en menos de cien páginas todas las virtudes ideales del género: audacia de pensamiento, síntesis expresiva, capacidad de evocación. A esto hay que sumarle además una pasión contenida, un entusiasmo sutil y silencioso que uno no puede evitar sentir como profundamente japonés. Quiero pensar que esto no se debe sólo a la sugestión por el origen de Tanizaki, sino a la veneración sencilla y convencida por la cultura de sus ancestros que fue el móvil último de este libro y acabó impregnando cada frase con un aroma inconfundible.
A veces se dan en la historia ciertas confluencias de signos que es posible leer como si se trataran de nudos o vetas en la madera. Donde la mayoría no ve más que sucesiones confusas de vida cotidiana, una mirada penetrante puede advertir los movimientos -íntimos y gigantescos- del espíritu humano, desplegándose con deslumbrante claridad. Creo que este sentido tiene poco que ver con el intelecto y mucho, en cambio, con la poesía. Tanizaki tuvo una de estas miradas poéticas y supo contemplar a su alrededor los últimos resplandores de una vida que se desvanecía en el tiempo. Supo, además, conservar ese resplandor crepuscular en este libro, que es un elogio, sí, pero un elogio fúnebre, una elegía.
Tanizaki escribió este ensayo en 1933, cuando las invenciones de la técnica occidental se estaban inflitrando ya hasta el último rincón de la vida japonesa. Nuevos materiales sustituían a los antiguos, se implantaban nuevas fuentes de energía y todo parecía más eficaz, más limpio, más rápido. Las vajillas de loza resultaban más resistentes que las de laca, los sanitarios con recubrimiento de baldosas se revelaban más higiénicos que los de madera, y las viviendas ofrecían un aspecto lujoso con su nuevo equipamiento de bombillas, teléfonos y radiadores. Pero algo fallaba. Algo en el ambiente causaba cierto malestar al gusto japonés, como si se escuchara uno de esos pitidos que vibran en el límite mismo de la audición y que muchos no llegan a oir jamás. Tanizaki se dio cuenta y le puso nombre: era la desaparición de la sombra. Y si la sombra desaparecía, se llevaría consigo toda la cultura tradicional de Japón.
Otros, estoy seguro, no verían relación alguna entre la introducción de los cubiertos occidentales, el alumbrado eléctrico y el abandono de los vestidos femeninos tradicionales. Tanizaki en cambio descubrió que los japoneses se estaban imponiendo a sí mismos unas formas de vida concebidas, en última instancia, sobre un ideal de belleza que les era ajeno por completo, y esto le llenaba de melancolía. Los occidentales tenemos la obsesión porque todo brille limpio e impoluto, sin huella alguna del uso o del tiempo que entorpezca el reflejo de la luz. La cultura japonesa tradicional, en cambio, nació en el seno de sus casas sombrías, de largos aleros, donde la luz se ve entorpecida por paneles de papel y biombos. La laca, el jade, la seda, incluso el maquillaje de la mujer: todo está pensado para apreciarse en esas condiciones de oscuridad, como una fosforescencia opaca e irreal que parece brotar del cúmulo de las sombras. Una lámpara eléctrica o una simple ventana de cristal traslúcido bastan para destruir las tinieblas y, con ellas, la belleza.
Las reflexiones de este ensayo acaban entristeciendo al lector, porque se ve que Tanizaki era bien consciente de que los tiempos no volverían atrás. Esta melancolía, sin embargo, se ve compensada con creces por la alegría sensible que transmite el autor cuando evoca cosas tan sencillas como un cuenco de sopa caliente o la sala profunda y sombría de un antiguo templo. Creo que nosotros, occidentales, más que nadie, debemos leer este libro. Aprenderemos mucho de nosotros mismos, y puede que no nos guste.
También de Tanizaki en ULAD: La madre del capitán Shigemoto, La llave, El demonio y otros relatos
jueves, 17 de diciembre de 2009
Libros para regalar: Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre
Idioma original: español
Año de publicación: 1953
Valoración: Muy recomendable
Año de publicación: 1953
Valoración: Muy recomendable
El tema de esta obra dista mucho de ser navideño, pero las vacaciones de Navidad son un buen momento para acercarse a la obra de uno de los mejores dramaturgos de las letras españolas. Generalmente olvidado, ya sea por su alejamiento formal de las convenciones teatrales, ya por sus opiniones políticas siempre molestas, Sastre es el creador de innumerables obras teatrales, además de cuentos, novelas, poesías y, sobre todo, ensayos, muchos de ellos teorizando sobre la propia dramaturgia.
Tal y como su título anuncia, la obra habla sobre una escuadra militar a la que el destino parece condenar a la muerte. El drama se sitúa en una hipótetica Tercera Guerra Mundial. Varios soldados han sido condenados, por diferentes delitos, a ocupar un puesto en una escuadra situada en la vanguardia del ejército “amigo”, en medio de tierra de nadie y a pocos kilómetros de las filas enemigas. La única forma de escapar honorablemente es cumplir con los tres meses de condena. Supuestamente, a partir de ese día el ejército “amigo” vendrá a recogerlos.
Sin embargo, muy pronto se comienza a mascar la tragedia que marca el destino de esta escuadra y de cada uno de sus integrantes. El carácter diverso de los personajes, unido al contexto de continuo peligro en el que viven, hace que surjan constantes conflictos entre ellos. Y los conflictos poco a poco escriben el final de cada soldado.
Drama profundamente antibélico, fue censurado a los pocos días de su estreno, allá por 1953. No obstante, el tema de esta obra de teatro abarca un terreno mucho más profundo que la pura crítica antimilitarista. Los personajes y su destino hablan del sentido trágico de la vida y del peso que los errores de un individuo tienen sobre su existencia. En definitiva, teatro que se cuestiona, al fin y al cabo, sobre las grandes preguntas que han inquietado desde siempre al ser humano.
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Libros para regalar: Mi familia y otros animales de Gerald Durrell
Título original: My family and other animals
Año de publicación: 1956
Valoración: Muy recomendable
“Mi familia y otros animales” tiene muchas facetas y todo tipo de destinatarios. De él podríamos decir que es bastante más que una novela, habría que situarlo, quizá, en un terreno híbrido entre el género de humor, la divulgación y las memorias de infancia. El autor nos traslada a la temporada idílica que pasaron los Durrell (madre viuda con sus cuatro hijos) en un lugar privilegiado, la isla de Corfú, a través de la mirada del hijo pequeño. O mejor dicho, de la mirada del adulto Gerald transmutado en el niño Gerald que, a su vez, se identifica con (o se reencarna en) seres de toda especie y condición. Nuestro narrador va mostrando el día a día de sus personajes con la ingenuidad propia de los doce años. Todo un catálogo de momentos felices embellecidos por la memoria y servidos al lector por obra y gracia de las cualidades literarias del hermano del gran Lawrence Durrell. En definitiva, el análisis de los miembros de una familia realizado con gran desparpajo y un entrañable sentido del humor.
Lo poético de esta novela radica tanto en la recreación de lugares sugestivos como en la actitud idealizada con que el adulto retorna mentalmente a la niñez. Durrell consigue retrotraerse a aquella época lejana, mirarse a sí mismo y contemplar el mundo tal como lo veía entonces.
Si nos atenemos a lo que el título sugiere, se nos presentan dos tipos de animales. Los pertenecientes a la familia: un conjunto de personajes, a cual más excéntrico, que, diferencias aparte, conviven en buena armonía, a los que se añade el selecto grupito de amigos que no tienen nada que envidiar, en cuanto a extravagancia, a los genuinos miembros del clan. En un ambiente como éste parece que hasta los animales domésticos se contagiasen de las peculiaridades humanas y empezasen a comportarse de forma claramente anómala dando lugar a las situaciones más peregrinas. El narrador/protagonista curiosea primero e investiga después sobre cualquier bicho que llame su atención y acaba alterando la vida de muchos de esos seres fascinantes que incorpora por su cuenta al hogar a pesar de que el resto de la familia, excepto la madre, no suele estar muy de acuerdo. Esas nuevas adquisiciones producen a menudo situaciones jocosas: malentendidos, pequeños o no tan pequeños desastres y episodios de pánico que a menudo arrancan la carcajada del lector. Al margen de esas situaciones – a cual más desternillante – nos mantenemos en una permanente sonrisa. El aliciente añadido es que podemos observar en primer plano al célebre escritor Lawrence Durrell durante sus años juveniles, su comportamiento doméstico, sus esfuerzos en pro de la escritura, pensamientos, manías, fobias y filias, todo ello filtrado por la subjetiva óptica de su hermano menor.
En cuanto al auténtico mundo animal, la naturaleza se presenta en todo su esplendor: animales y vegetales forman un todo indisoluble. Durrell nos enseña una nueva forma de abordarla: el campo es, a través de sus ojos, la casa que habitamos y, en ella, insectos, pájaros y demás fauna adquieren entidad propia. Él les mira de frente, como a iguales, humanizándoles al dotarles de actitudes, opiniones, estados de ánimo, simpatías, antipatías y discrepancias. Hasta al más modesto representante del reino animal se le sitúa en el mismo nivel que al resto y que a nosotros mismos (lector, narrador y personajes). De igual modo, cualquier hecho, por insignificante que parezca, merece la atención del narrador convirtiendo el libro en un conjunto de minuciosas observaciones, a veces al modo de un ameno tratado de ciencias naturales o de un somero catálogo zoológico. Las certeras descripciones del autor consiguen, no sólo brindarnos un banquete de sensaciones visuales sino que llegan a trasladarnos virtualmente a la isla, – convertida en lugar paradisíaco – consiguiendo que nos invada el calor o los vaivenes del clima, que olfateemos y toquemos, que escuchemos multitud de ruidos distintos y hasta murmullos imperceptibles – convertido el sotobosque en cantera inagotable de impresiones de toda clase –, incluso que sintamos el regusto de ciertos sabores en el paladar.
Durrell consiguió expresarse con lenguaje propio, encontrando sus propias convenciones y logrando con ello una obra personal y, en su momento, originalísima que puede leerse a cualquier edad.
También de Gerald Durrell en ULAD: Filetes de lenguado
También de Gerald Durrell en ULAD: Filetes de lenguado
martes, 15 de diciembre de 2009
Libros para regalar: El candor del Padre Brown, de G. K. Chesterton
Idioma original: inglés
Título original: The Innocence of Father Brown
Año de publicación: 1911
Valoración: Muy recomendable
Con esta entrada se inaugura una nueva serie de entradas en este blog, que hemos llamado "libros para regalar" y que pensamos que puede ser útil en esta época del año en que se regalan tantas cosas, y también, claro, tantos libros. Hemos intentado que sean libros que puedan gustar a mucha gente, lectores habituales o menos habituales, y que haya libros de todos los tipos: novela, ensayo, poesía, literatura fantástica, ciencia ficción...
En mi caso, me he decidido a recomendar un volumen de relatos policiacos: El candor del Padre Brown, de G. K. Chesterton, para terminar así de reparar el olvido imperdonable que cometí al no incluirle entre los clásicos del género. Como ya comenté en otra entrada, lo que más distingue a Chesterton de otros escritores de novela negra es su humorismo, muy británico: sus diálogos ingeniosos y sus tramas sorprendentes.
En los relatos protagonizados por el Padre Brown, el lector encontrará precisamente eso: mucho sentido del humor, misterios curiosos de solución (aparentemente) imposible y un detective inusual: el tal Padre Brown, un cura católico regordete, bonachón y de apariencia inocente, pero que, gracias a su inteligencia y a su conocimiento del alma humana -adquirido de tanto escuchar las confesiones ajenas- terminará desentrañando todos los crímenes que se pongan en su camino (aunque también, si la situación se lo permite, haga lo posible por salvar el alma del criminal, ya de paso).
De los relatos que aparecen en este volumen, yo tengo especial debilidad por uno que se me quedó grabado la primera vez que lo leí, hace un montón de años: "El signo de la espada rota", en el que el Padre Brown, en compañía del ladrón rehabilitado Flambeau, resuelve un caso que implica a varios personajes históricos basándose en testimonios, historias y leyendas que desmienten la versión oficial; una historia un poco tramposa, porque el Padre Brown siempre tiene más información que la que se le ofrece al lector para llegar a la solución, pero que resulta narrativamente muy interesante.
Por cierto que si algún lector no se fía de mí y quiere hojear -o leer- el libro antes de regalarlo, puede hacerlo gratis online, gracias a la Sociedad Chestertoniana Argentina.
También de Chesterton: El hombre que fue jueves, La sabiduría del Padre Brown, Anécdotas de Londres y Nueva York
Título original: The Innocence of Father Brown
Año de publicación: 1911
Valoración: Muy recomendable
Con esta entrada se inaugura una nueva serie de entradas en este blog, que hemos llamado "libros para regalar" y que pensamos que puede ser útil en esta época del año en que se regalan tantas cosas, y también, claro, tantos libros. Hemos intentado que sean libros que puedan gustar a mucha gente, lectores habituales o menos habituales, y que haya libros de todos los tipos: novela, ensayo, poesía, literatura fantástica, ciencia ficción...
En mi caso, me he decidido a recomendar un volumen de relatos policiacos: El candor del Padre Brown, de G. K. Chesterton, para terminar así de reparar el olvido imperdonable que cometí al no incluirle entre los clásicos del género. Como ya comenté en otra entrada, lo que más distingue a Chesterton de otros escritores de novela negra es su humorismo, muy británico: sus diálogos ingeniosos y sus tramas sorprendentes.
En los relatos protagonizados por el Padre Brown, el lector encontrará precisamente eso: mucho sentido del humor, misterios curiosos de solución (aparentemente) imposible y un detective inusual: el tal Padre Brown, un cura católico regordete, bonachón y de apariencia inocente, pero que, gracias a su inteligencia y a su conocimiento del alma humana -adquirido de tanto escuchar las confesiones ajenas- terminará desentrañando todos los crímenes que se pongan en su camino (aunque también, si la situación se lo permite, haga lo posible por salvar el alma del criminal, ya de paso).
De los relatos que aparecen en este volumen, yo tengo especial debilidad por uno que se me quedó grabado la primera vez que lo leí, hace un montón de años: "El signo de la espada rota", en el que el Padre Brown, en compañía del ladrón rehabilitado Flambeau, resuelve un caso que implica a varios personajes históricos basándose en testimonios, historias y leyendas que desmienten la versión oficial; una historia un poco tramposa, porque el Padre Brown siempre tiene más información que la que se le ofrece al lector para llegar a la solución, pero que resulta narrativamente muy interesante.
Por cierto que si algún lector no se fía de mí y quiere hojear -o leer- el libro antes de regalarlo, puede hacerlo gratis online, gracias a la Sociedad Chestertoniana Argentina.
También de Chesterton: El hombre que fue jueves, La sabiduría del Padre Brown, Anécdotas de Londres y Nueva York
lunes, 14 de diciembre de 2009
Cormac McCarthy: Meridiano de sangre
Idioma original: inglés
Título original: Blood Meridian, Or the Evening Redness in the West
Año de publicación: 1985
Valoración: Imprescindible
A mediados del siglo XIX, el gobernador de Chihuahua contrata a una banda de mercenarios liderados por John Joel Glanton y el juez Holden para que acabe con las tribus apaches que habitan la frontera tejano-mexicana. Acabada su labor, se dedican a avanzar por el desierto, masacrando a mexicanos, indios y todo ser humano que se interponga en su camino, dibujando así una geografía tan inhóspita y cruel como los hombres que por ella transitan.
A medida que la obra avanza, el muchacho (más que protagonista, testigo y guía de la narración) describe un paisaje que se viste de masacres, de restos de civilizaciones devoradas, de cadáveres y osamentas, mientras todos rinden cuentas ante el juez Holden, que se nos presenta como juez, filósofo, arqueólogo... En resumen, como un hombre que pronuncia oscuros comentarios, capaz de cometer cualquier barbaridad y tan misterioso, que todos sus hombres están convencidos de que no va a morir nunca.
Es ésta, por tanto, una novela épica, un regalo literario como pocos, donde el lenguaje es tan vasto y tan poético como los paisajes que describe. McCarthy desarrolla esta novela con una maestría envidiable, de forma que el esfuerzo que leer este libro requiere se ve recompensado con lo que obtenemos a cambio: la gran satisfacción de haber leído una de las mejores novelas del siglo XX y la certeza de que se convertirá en una de nuestras obras de referencia.
También de Cormac McCarthy en ULAD: No es país para viejos, El Sunset Limited, Hijo de Dios, La carretera, La oscuridad exterior
Título original: Blood Meridian, Or the Evening Redness in the West
Año de publicación: 1985
Valoración: Imprescindible
A mediados del siglo XIX, el gobernador de Chihuahua contrata a una banda de mercenarios liderados por John Joel Glanton y el juez Holden para que acabe con las tribus apaches que habitan la frontera tejano-mexicana. Acabada su labor, se dedican a avanzar por el desierto, masacrando a mexicanos, indios y todo ser humano que se interponga en su camino, dibujando así una geografía tan inhóspita y cruel como los hombres que por ella transitan.
A medida que la obra avanza, el muchacho (más que protagonista, testigo y guía de la narración) describe un paisaje que se viste de masacres, de restos de civilizaciones devoradas, de cadáveres y osamentas, mientras todos rinden cuentas ante el juez Holden, que se nos presenta como juez, filósofo, arqueólogo... En resumen, como un hombre que pronuncia oscuros comentarios, capaz de cometer cualquier barbaridad y tan misterioso, que todos sus hombres están convencidos de que no va a morir nunca.
Es ésta, por tanto, una novela épica, un regalo literario como pocos, donde el lenguaje es tan vasto y tan poético como los paisajes que describe. McCarthy desarrolla esta novela con una maestría envidiable, de forma que el esfuerzo que leer este libro requiere se ve recompensado con lo que obtenemos a cambio: la gran satisfacción de haber leído una de las mejores novelas del siglo XX y la certeza de que se convertirá en una de nuestras obras de referencia.
También de Cormac McCarthy en ULAD: No es país para viejos, El Sunset Limited, Hijo de Dios, La carretera, La oscuridad exterior
domingo, 13 de diciembre de 2009
Frank Schätzing: El quinto día
Idioma original: alemán
Título original: Der Schwarm
Año de publicación: 2004
Valoración: Repugnante
Título original: Der Schwarm
Año de publicación: 2004
Valoración: Repugnante
Desde hace tiempo tengo una teoría: a todos los libros les sobran hojas. Y esta teoría es uno de los criterios que sigo para clasificar un libro. Cuantas más hojas sobran, pero es el libro. Qué duda cabe de que no es una teoría matemática y si lo fuera, entonces estaría plagada de excepciones. En cualquier caso, siempre me sirve de guía para valorar la calidad de un libro o, mejor dicho, de su escritor. Y es que hay escritores que tienen lo que podría caracterizarse como incontinencia o diarrea literaria. Sin lugar a dudas, Frank Schätzing es uno de ellos. O como mínimo, podría decirse que tuvo una grave gastroenteritis literaria cuando decidió escribir El quinto día.
Por alguna razón que desconozco, me atrae mucho el género catastrófico, fundamentalmente en el cine. Así que cuando vi este libro y leí la contraportada me sentí irrefrenablemente obligado a comprarlo. "Los oceanos se rebelan contra la especie más peligrosa de la Tierra: el hombre". Con semejante frase lapidaria en la portada, fui incapaz de resistirme. No miento si digo que el argumento me interesó muchísimo y que devoré el libro en pocos días pese a las 1171 páginas de que consta. Un thriller ecológico (o de ciencia ficción) de lo más interesante.
Y entonces a qué viene la etiqueta de repugnante, os preguntaréis. Pues a que si después de 1171 páginas el final es absolutamente decepcionante, lo que hasta entonces se había considerado verborréa típica de un best-seller, a partir de ese momento se considera pura diarrea literaria. El estilo del libro es el típico de cualquier superventas al uso: finales de capítulo en el aire, argumentos en suspenso durante páginas y páginas porque se pasa a hablar de otros personajes y hojas y hojas y hojas y más hojas... y después de todo, más hojas todavía.
Pero sin lugar a dudas, lo peor de todo en este libro, es el final. Un final decepcionante, patético y repugnante, con halos de religiosidad y misticismo cogidos con alfileres que no vienen para nada a cuento y que echan a perder una trama de la que podría decirse, cuanto menos, que estaba bien. Así que lo dicho, si queréis leer un libro que se echa a perder en unas pocas páginas, este es el mejor ejemplo. Sin lugar a dudas.
Por alguna razón que desconozco, me atrae mucho el género catastrófico, fundamentalmente en el cine. Así que cuando vi este libro y leí la contraportada me sentí irrefrenablemente obligado a comprarlo. "Los oceanos se rebelan contra la especie más peligrosa de la Tierra: el hombre". Con semejante frase lapidaria en la portada, fui incapaz de resistirme. No miento si digo que el argumento me interesó muchísimo y que devoré el libro en pocos días pese a las 1171 páginas de que consta. Un thriller ecológico (o de ciencia ficción) de lo más interesante.
Y entonces a qué viene la etiqueta de repugnante, os preguntaréis. Pues a que si después de 1171 páginas el final es absolutamente decepcionante, lo que hasta entonces se había considerado verborréa típica de un best-seller, a partir de ese momento se considera pura diarrea literaria. El estilo del libro es el típico de cualquier superventas al uso: finales de capítulo en el aire, argumentos en suspenso durante páginas y páginas porque se pasa a hablar de otros personajes y hojas y hojas y hojas y más hojas... y después de todo, más hojas todavía.
Pero sin lugar a dudas, lo peor de todo en este libro, es el final. Un final decepcionante, patético y repugnante, con halos de religiosidad y misticismo cogidos con alfileres que no vienen para nada a cuento y que echan a perder una trama de la que podría decirse, cuanto menos, que estaba bien. Así que lo dicho, si queréis leer un libro que se echa a perder en unas pocas páginas, este es el mejor ejemplo. Sin lugar a dudas.
sábado, 12 de diciembre de 2009
John Osborne: Mirando hacia atrás con ira
Idioma original: inglés
Título original: Look Back in Anger
Año de publicación: 1957
Valoración: Recomendable
Título original: Look Back in Anger
Año de publicación: 1957
Valoración: Recomendable
El protagonista de esta obra del dramaturgo británico John Osborne, la primera del llamado "realismo de fregadero" ("kitchen sink realism"), sirvió para bautizar a los "jóvenes iracundos", esa generación de jóvenes británicos que no habían vivido una Segunda Guerra Mundial pero que tenían que sobrevivir a sus consecuencias sintiendo que ya no quedaban "causas valientes por las que luchar" (Porter en Mirando hacia atrás con ira).
Sin embargo, lo que no queda claro, incluso al llegar al final, es el motivo de esta ira devastadora: los terribles y continuos ataques verbales de Jimmy, aunque dirigidos a su esposa Alison y a su compañero de piso Cliff (además de al "Establishment", por supuesto), no parecen tener unas motivaciones bien definidas. De hecho, aunque Porter profesa casi reverencia por la clase trabajadora, la obra ni siquiera parece aliarse claramente con la izquierda política.
Lo que provoca la ira de Jimmy parece ser la enfermiza incapacidad de sentir, de conmoverse y, en suma, de sufrir. Alison, proveniente de una familia de clase media-alta, representa todo lo que Porter desprecia (en pocas palabras, un "monumento al desapego"). Pero nada de lo que él diga o haga podrá "provocarla": Jimmy pronostica que sólo el dolor de la pérdida más íntima, la muerte de un hijo antes de haber nacido, podrá transformarla en un "ser humano de verdad".
Con esta controvertida obra John Osborne quiso rebelarse contra el servilismo e inacción política de la sociedad británica de la época, especialmente de los dramaturgos. Es curioso, por tanto, que Osborne se valiera precisamente del formato de la "obra bien escrita" en Mirando hacia atrás con ira: la obra no sorprende en cuanto a estructura dramática, y la verborrea de Jimmy chirría un poco en relación al realismo "de fregadero" de la escenografía. Pero asusta -y mucho- que, por los temas tratados, esta obra tenga vigencia 52 años después. Sobre todo con la que está cayendo.
Sin embargo, lo que no queda claro, incluso al llegar al final, es el motivo de esta ira devastadora: los terribles y continuos ataques verbales de Jimmy, aunque dirigidos a su esposa Alison y a su compañero de piso Cliff (además de al "Establishment", por supuesto), no parecen tener unas motivaciones bien definidas. De hecho, aunque Porter profesa casi reverencia por la clase trabajadora, la obra ni siquiera parece aliarse claramente con la izquierda política.
Lo que provoca la ira de Jimmy parece ser la enfermiza incapacidad de sentir, de conmoverse y, en suma, de sufrir. Alison, proveniente de una familia de clase media-alta, representa todo lo que Porter desprecia (en pocas palabras, un "monumento al desapego"). Pero nada de lo que él diga o haga podrá "provocarla": Jimmy pronostica que sólo el dolor de la pérdida más íntima, la muerte de un hijo antes de haber nacido, podrá transformarla en un "ser humano de verdad".
Con esta controvertida obra John Osborne quiso rebelarse contra el servilismo e inacción política de la sociedad británica de la época, especialmente de los dramaturgos. Es curioso, por tanto, que Osborne se valiera precisamente del formato de la "obra bien escrita" en Mirando hacia atrás con ira: la obra no sorprende en cuanto a estructura dramática, y la verborrea de Jimmy chirría un poco en relación al realismo "de fregadero" de la escenografía. Pero asusta -y mucho- que, por los temas tratados, esta obra tenga vigencia 52 años después. Sobre todo con la que está cayendo.
viernes, 11 de diciembre de 2009
Frank Herbert: Los ojos de Heisenberg
Título original: The eyes of Heisenberg
Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 1966
Valoración: recomendable
En 1966 salió de imprenta este libro que trata, en parte, de manipulación genética. Obra pionera sobre un tema que ahora es casi imposible no encontrar en los libros de ciencia ficción. Tiene unas trescientas páginas que se leen rapidísimo y te da la sensación de ser el primer relato de una novela que nunca llegó a gestarse. La trama es buena, y engancha al lector.
Ciencia ficción de la llamada “dura”, pues en la primera parte del libro- el autor no lo divide en dos partes, pero el lector puede percibir dos claramente diferenciadas-, Herbert se centra en la manipulación genética. En una sociedad gobernada por los Optimen- seres genéticamente perfectos, salvo por la dependencia al control de su sistema enzimático, sin poder sentir emociones fuertes, ni hablar sobre la muerte-, sólo algunos seres humanos pueden procrear. No los sterries, ni ellos mismos. Pero los Durant, una pareja elegida cuidadosamente, visitan al médico que se encarga de la gestación de su futuro hijo. Quieren vigilar el proceso por el cual un especialista manipula los genes del futuro feto y observa si tiene trazas de ser un viable o un optimen.
Algo ocurre. Y los ojos de Heisenberg transforman el futuro de la humanidad. Se avecina un cambio. El principio de incertidumbre de Heisenberg afirma, a grandes rasgos, la acción del observador altera el sistema observado. ¿Habrá sido el propio científico el que ha alterado el resultado con su sola observación?
La segunda parte se desvincula de tanto cientificismo y aborda problemas existenciales, tales como el posible resultado de una sociedad completamente vigilada, dirigida y manipulada hasta el absurdo, y cómo siempre afloran imprevistos, quizá debidos al azar, a la naturaleza humana,a algo superior, quién sabe.
La cosa es que en muy pocas páginas Herbert consigue explicarnos con bastante detalle todo un sistema social y acercarnos a algunos de los miembros que la sostienen/mantienen/destruyen con claridad. Nos plantea preguntas y nos lleva a interrogarnos sobre el pasado, el presente y el futuro de la humanidad.
He leído otros comentarios sobre la novela y en ellos se dice que esa sensación de relato corto nos deja sin un personaje de peso de la primera parte, por ejemplo, que desaparece en la segunda. Pero a lo mejor se trata simplemente de un reflejo bastante aproximado de la realidad, porque, ciertamente, personajes que resultan imprescindibles, tienden a desvincularse a lo largo del tiempo. Además, un autor omnisciente puede traérnoslo una y otra vez a escena, pero en el mundo fuera del libro, ese personaje puede desaparecer y nosotros no volver a saber nada de él. O puede morir simplemente, esas cosas pasan, y algunos autores no quieren “matar” a sus personajes.
En fin, un librito interesante, pionero y aconsejable para pasar una tarde muy agradable.
También de Frank Herbert en ULAD: Dune
Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 1966
Valoración: recomendable
En 1966 salió de imprenta este libro que trata, en parte, de manipulación genética. Obra pionera sobre un tema que ahora es casi imposible no encontrar en los libros de ciencia ficción. Tiene unas trescientas páginas que se leen rapidísimo y te da la sensación de ser el primer relato de una novela que nunca llegó a gestarse. La trama es buena, y engancha al lector.
Ciencia ficción de la llamada “dura”, pues en la primera parte del libro- el autor no lo divide en dos partes, pero el lector puede percibir dos claramente diferenciadas-, Herbert se centra en la manipulación genética. En una sociedad gobernada por los Optimen- seres genéticamente perfectos, salvo por la dependencia al control de su sistema enzimático, sin poder sentir emociones fuertes, ni hablar sobre la muerte-, sólo algunos seres humanos pueden procrear. No los sterries, ni ellos mismos. Pero los Durant, una pareja elegida cuidadosamente, visitan al médico que se encarga de la gestación de su futuro hijo. Quieren vigilar el proceso por el cual un especialista manipula los genes del futuro feto y observa si tiene trazas de ser un viable o un optimen.
Algo ocurre. Y los ojos de Heisenberg transforman el futuro de la humanidad. Se avecina un cambio. El principio de incertidumbre de Heisenberg afirma, a grandes rasgos, la acción del observador altera el sistema observado. ¿Habrá sido el propio científico el que ha alterado el resultado con su sola observación?
La segunda parte se desvincula de tanto cientificismo y aborda problemas existenciales, tales como el posible resultado de una sociedad completamente vigilada, dirigida y manipulada hasta el absurdo, y cómo siempre afloran imprevistos, quizá debidos al azar, a la naturaleza humana,a algo superior, quién sabe.
La cosa es que en muy pocas páginas Herbert consigue explicarnos con bastante detalle todo un sistema social y acercarnos a algunos de los miembros que la sostienen/mantienen/destruyen con claridad. Nos plantea preguntas y nos lleva a interrogarnos sobre el pasado, el presente y el futuro de la humanidad.
He leído otros comentarios sobre la novela y en ellos se dice que esa sensación de relato corto nos deja sin un personaje de peso de la primera parte, por ejemplo, que desaparece en la segunda. Pero a lo mejor se trata simplemente de un reflejo bastante aproximado de la realidad, porque, ciertamente, personajes que resultan imprescindibles, tienden a desvincularse a lo largo del tiempo. Además, un autor omnisciente puede traérnoslo una y otra vez a escena, pero en el mundo fuera del libro, ese personaje puede desaparecer y nosotros no volver a saber nada de él. O puede morir simplemente, esas cosas pasan, y algunos autores no quieren “matar” a sus personajes.
En fin, un librito interesante, pionero y aconsejable para pasar una tarde muy agradable.
También de Frank Herbert en ULAD: Dune
jueves, 10 de diciembre de 2009
Fleur Jaeggy: Los hermosos años del castigo
Idioma original: italiano
Título original: I beati anni del castigo
Fecha de publicación: 2009
Valoración: Se deja leer
Pues no le he pillado el punto a la señorita Jaeggy (extraña dama que pese a haber nacido en Zurich y a haber sido educada en alemán, escribe en italiano), no-no-no...Y eso que gusta mucho: ha recibido varios de esos premios (de nombres impronunciables y eternos) super importantes, Susan Sontang hablaba maravillas de ella...En fin, quizás no la sé apreciar como se merece.
Dicen que su prosa es fría y cortante, y doy fe de ello: tan fría y cortante es que a mí me sabe a pobre, qué quieren que les diga...Sin sabor, sin olor, sin calor, sin emoción...
Sinceramente, creo que a los adjetivos "fría" y "cortante", o "contundente" y "seca", y otros que se suelen utilizar para describir su estilo, hay que añadir uno menos agradable: "frugal". Porque me leí Los hermosos años del castigo en un plis plas y me quedé como si nada; más vulnerable al frío invernal que amenaza mi cuarto de lectura de paredes amarillo pálido, si lo pienso...
Esta novela de poca extensión es de corte autobiográfico y narra la vida (aunque más que vida, digamos flashes de la vida) de una chica de quince años en un caro internado suizo lleno de crías de buena familia dispuestas a recibir una educación exquisita. La prota (Fleur Jaeggy, digo yo), una de estas jovencitas cuya familia reside en los Brasiles, siente toda una revolución interior (o eso parece, porque hay tan poco ímpetu que somos los bondadosos lectores los que hacemos el favor a la escritora e intuimos dicha revolución interior) cuando por esos lares aparece una bella alumna de rasgos afilados y aparentemente perfecta (por perfecta entendamos "replicante rubia") de la que se hace amiga y se enamora (eso sí que se dice bien dicho, ¿eh? La escritora se molesta en escribir y conjugar el verbo "enamorarse").
Y poca chicha tiene la trama...
Lo que nos queda claro es que las alumnas de ese internado son todas muy correctas y frías, y que sólo por la noche, en la soledad de sus cuartos pueden hablar (pero poquito, ¿eh?, muy poquito) de sus cosas a sus compañeras de celda.
La única nota de humanidad en este territorio tan árido que me ha quitado las ganas de leer más de esta admirada por la Sontang la ponen dos estudiantes más normalitas: una joven negra hija de un presidente africano marginada a causa de su alta posición social (los directores del internado ponen demasiado celo en protegerla) y una belga bella y feliz que promete para el futuro a sus robóticas compis bailes de ensueño y cortejos por parte de su apuesto padre.
Y ya está: que no me ha parecido nada del otro mundo, vaya, aunque este trocito lo he apuntado en uno de mis cuadernos de "Todo a un euro":
"Yo tenía la certidumbre de que no volvería a verla, y esto también gracias a nuestra educación: renunciar a las cosas bellas y temer las buenas noticias".
Es verdad: renunciamos a las cosas bellas, y lo otro también...Qué tontos somos, oh...
Título original: I beati anni del castigo
Fecha de publicación: 2009
Valoración: Se deja leer
Pues no le he pillado el punto a la señorita Jaeggy (extraña dama que pese a haber nacido en Zurich y a haber sido educada en alemán, escribe en italiano), no-no-no...Y eso que gusta mucho: ha recibido varios de esos premios (de nombres impronunciables y eternos) super importantes, Susan Sontang hablaba maravillas de ella...En fin, quizás no la sé apreciar como se merece.
Dicen que su prosa es fría y cortante, y doy fe de ello: tan fría y cortante es que a mí me sabe a pobre, qué quieren que les diga...Sin sabor, sin olor, sin calor, sin emoción...
Sinceramente, creo que a los adjetivos "fría" y "cortante", o "contundente" y "seca", y otros que se suelen utilizar para describir su estilo, hay que añadir uno menos agradable: "frugal". Porque me leí Los hermosos años del castigo en un plis plas y me quedé como si nada; más vulnerable al frío invernal que amenaza mi cuarto de lectura de paredes amarillo pálido, si lo pienso...
Esta novela de poca extensión es de corte autobiográfico y narra la vida (aunque más que vida, digamos flashes de la vida) de una chica de quince años en un caro internado suizo lleno de crías de buena familia dispuestas a recibir una educación exquisita. La prota (Fleur Jaeggy, digo yo), una de estas jovencitas cuya familia reside en los Brasiles, siente toda una revolución interior (o eso parece, porque hay tan poco ímpetu que somos los bondadosos lectores los que hacemos el favor a la escritora e intuimos dicha revolución interior) cuando por esos lares aparece una bella alumna de rasgos afilados y aparentemente perfecta (por perfecta entendamos "replicante rubia") de la que se hace amiga y se enamora (eso sí que se dice bien dicho, ¿eh? La escritora se molesta en escribir y conjugar el verbo "enamorarse").
Y poca chicha tiene la trama...
Lo que nos queda claro es que las alumnas de ese internado son todas muy correctas y frías, y que sólo por la noche, en la soledad de sus cuartos pueden hablar (pero poquito, ¿eh?, muy poquito) de sus cosas a sus compañeras de celda.
La única nota de humanidad en este territorio tan árido que me ha quitado las ganas de leer más de esta admirada por la Sontang la ponen dos estudiantes más normalitas: una joven negra hija de un presidente africano marginada a causa de su alta posición social (los directores del internado ponen demasiado celo en protegerla) y una belga bella y feliz que promete para el futuro a sus robóticas compis bailes de ensueño y cortejos por parte de su apuesto padre.
Y ya está: que no me ha parecido nada del otro mundo, vaya, aunque este trocito lo he apuntado en uno de mis cuadernos de "Todo a un euro":
"Yo tenía la certidumbre de que no volvería a verla, y esto también gracias a nuestra educación: renunciar a las cosas bellas y temer las buenas noticias".
Es verdad: renunciamos a las cosas bellas, y lo otro también...Qué tontos somos, oh...
miércoles, 9 de diciembre de 2009
Robert Walser: Jakob von Gunten
Idioma original: alemán
Título original: Jakob von Gunten
Año de publicación: 1909
Valoración: Recomendable
“Jakob von Gunten” es la tercera novela de Walser, su preferida y la más innovadora y polémica. Publicada hace ahora justamente un siglo, – con una gran carga autobiográfica, ya que fue escrita sólo tres años después de haber dejado el instituto donde estudió – narra las peripecias de un muchacho de buena familia que ingresa voluntariamente en régimen de internado en un centro educativo en el que apenas se aprende y que, por lo que cuenta, resulta bastante siniestro.
Walser intenta plasmar la espontaneidad del flujo de conciencia del protagonista a través de una prosa torrencial y aparentemente desordenada. El narrador (Jakob) va describiendo – con cierta sorpresa al principio, aunque no mayor de la que experimenta el lector – lo que observa en su día a día dentro de la institución (personas, lugares, costumbres, situaciones, leyes organizativas y disciplinarias escritas o no escritas).
Entre ambos momentos, un tercero que sirve, quizá, de remanso, de apeadero pacífico en el que se detiene toda esa acumulación de angustia, agresividad, injusticia, soledad y dolor más o menos camuflados. Es cuando el narrador se recrea en sus paseos urbanos. Entonces, a diferencia de lo demás, nos traslada a un mundo cotidiano: su tranquilo deambular, la soñadora placidez con que se recuesta en cualquier banco para dar rienda suelta a sus fantasías, las menudas escenas callejeras… Todo ello resulta una especie de arco iris en medio del tormentoso resto de la historia – tanto pasada como presente – a la que estamos asistiendo los lectores. Él mismo dice: “Una vez fuera, en la calle, tengo la impresión de vivir un cuento de hadas donde todo es caótico y desenfrenado.” La muda pregunta del lector es ésta: si él lo vive desde dentro igual que lo vemos nosotros desde fuera, ¿por qué no abandona cuanto antes ese funesto lugar?
Según iba leyendo no dejaba de preguntarme qué pretende Jakob al recluirse en un ambiente semejante. Alguna vez confiesa que, ante todo, desea descubrir el misterio de los directores de la institución, los hermanos Benjamenta. También parece claro que está decidido a apartarse del destino de su linaje y dedicarse a servir. En cualquier caso, lo que importa es ¿Cuál es el tema de la obra? ¿la moral individual y colectiva?¿Pretende plantear al lector cuestiones morales y conflictos éticos?¿trazar el panorama moral de una época? Todas los dilemas que se mencionan, (monarquía-república, pragmatismo- inteligencia, servir y obedecer o ser libre y creativo, enseñanza autoritaria y pobre para producir esclavos o una educación más completa con profesorado competente como insinúa que era su antiguo colegio) parecen remitir a lo mismo.
A primera vista parece que el gran objetivo de nuestro héroe consiste en mantener la posición social de su familia. En apariencia, la mejor forma de conseguirlo sería seguir instalado en la clase social que le corresponde por nacimiento. Pero podría ocurrir que la comodidad de esa forma de vida le debilitase y acabase por convertirle en alguien incapaz de conservar los privilegios adquiridos en la cuna. Por el contrario, y puesto que se considera una persona inteligente, una vida de privaciones en la adolescencia y un comienzo de la edad adulta como sirviente puede curtirle y capacitarle para adquirir habilidades infalibles, convirtiéndole en un tiburón que, no sólo no se dejará arrebatar lo heredado sino que será capaz de aumentar su poder y patrimonio hasta niveles inauditos.
En caso de ser ésta la interpretación correcta del libro, estaríamos ante una especie de manual para aristócratas sobre el mejor modo de conservar lo heredado. Pero entonces nos mostraría un camino claramente dibujado, recetas específicas, y sin embargo ésta es una obra llena de paradojas. También de voluntarias lagunas narrativas, en primer lugar, no aparecen por ningún lado los padres, sólo el hermano se deja entrever de vez en cuando y algún recuerdo eventual de la madre y la mansión familiar. ¿Cómo esos progenitores aristócratas no reclaman al chico ni reprochan que siga ahí ni se ponen en contacto con él? Además hay una ausencia absoluta de referencias temporales y las espaciales que aparecen son bastante abstractas. Por último, hay que tener en cuenta el sorpresivo final de la historia. Es probable entonces – y ésta sería la segunda hipótesis– que ninguno de los personajes sea lo que parece sino una metáfora de otra cosa. Algo que no puedo definir del todo, pero cuyo origen está seguramente en la decepción absoluta de Walser ante todo lo que tenga que ver con la gente, el éxito, el lujo y ciertos ambientes sociales de principios del siglo XX.
En 1995 y con el título "Institute Benjamenta", fue llevada al cine por los hermanos Quay, cuyo probado gusto por las atmósferas asfixiantes, concuerda perfectamente con el ambiente descrito en la novela. Volviendo a ésta, nos encontramos ante un producto interesante que plantea cuestiones de interés universal y cuyo principal merito reside en sus innovaciones conceptuales y formales, algo habitual en la época en que fue escrita. Pero hay que tener en cuenta que se trata de un autor de mente más que compleja, al que no se puede entender del todo con una sola obra y al que, para podernos sumergir en sus ficciones, probablemente, haya que conocer bastante más.
Otros libros de Robert Walser reseñados en ULAD: Vida de poeta, El ayudante
Título original: Jakob von Gunten
Año de publicación: 1909
Valoración: Recomendable
“Jakob von Gunten” es la tercera novela de Walser, su preferida y la más innovadora y polémica. Publicada hace ahora justamente un siglo, – con una gran carga autobiográfica, ya que fue escrita sólo tres años después de haber dejado el instituto donde estudió – narra las peripecias de un muchacho de buena familia que ingresa voluntariamente en régimen de internado en un centro educativo en el que apenas se aprende y que, por lo que cuenta, resulta bastante siniestro.
Walser intenta plasmar la espontaneidad del flujo de conciencia del protagonista a través de una prosa torrencial y aparentemente desordenada. El narrador (Jakob) va describiendo – con cierta sorpresa al principio, aunque no mayor de la que experimenta el lector – lo que observa en su día a día dentro de la institución (personas, lugares, costumbres, situaciones, leyes organizativas y disciplinarias escritas o no escritas).
Entre ambos momentos, un tercero que sirve, quizá, de remanso, de apeadero pacífico en el que se detiene toda esa acumulación de angustia, agresividad, injusticia, soledad y dolor más o menos camuflados. Es cuando el narrador se recrea en sus paseos urbanos. Entonces, a diferencia de lo demás, nos traslada a un mundo cotidiano: su tranquilo deambular, la soñadora placidez con que se recuesta en cualquier banco para dar rienda suelta a sus fantasías, las menudas escenas callejeras… Todo ello resulta una especie de arco iris en medio del tormentoso resto de la historia – tanto pasada como presente – a la que estamos asistiendo los lectores. Él mismo dice: “Una vez fuera, en la calle, tengo la impresión de vivir un cuento de hadas donde todo es caótico y desenfrenado.” La muda pregunta del lector es ésta: si él lo vive desde dentro igual que lo vemos nosotros desde fuera, ¿por qué no abandona cuanto antes ese funesto lugar?
Según iba leyendo no dejaba de preguntarme qué pretende Jakob al recluirse en un ambiente semejante. Alguna vez confiesa que, ante todo, desea descubrir el misterio de los directores de la institución, los hermanos Benjamenta. También parece claro que está decidido a apartarse del destino de su linaje y dedicarse a servir. En cualquier caso, lo que importa es ¿Cuál es el tema de la obra? ¿la moral individual y colectiva?¿Pretende plantear al lector cuestiones morales y conflictos éticos?¿trazar el panorama moral de una época? Todas los dilemas que se mencionan, (monarquía-república, pragmatismo- inteligencia, servir y obedecer o ser libre y creativo, enseñanza autoritaria y pobre para producir esclavos o una educación más completa con profesorado competente como insinúa que era su antiguo colegio) parecen remitir a lo mismo.
A primera vista parece que el gran objetivo de nuestro héroe consiste en mantener la posición social de su familia. En apariencia, la mejor forma de conseguirlo sería seguir instalado en la clase social que le corresponde por nacimiento. Pero podría ocurrir que la comodidad de esa forma de vida le debilitase y acabase por convertirle en alguien incapaz de conservar los privilegios adquiridos en la cuna. Por el contrario, y puesto que se considera una persona inteligente, una vida de privaciones en la adolescencia y un comienzo de la edad adulta como sirviente puede curtirle y capacitarle para adquirir habilidades infalibles, convirtiéndole en un tiburón que, no sólo no se dejará arrebatar lo heredado sino que será capaz de aumentar su poder y patrimonio hasta niveles inauditos.
En caso de ser ésta la interpretación correcta del libro, estaríamos ante una especie de manual para aristócratas sobre el mejor modo de conservar lo heredado. Pero entonces nos mostraría un camino claramente dibujado, recetas específicas, y sin embargo ésta es una obra llena de paradojas. También de voluntarias lagunas narrativas, en primer lugar, no aparecen por ningún lado los padres, sólo el hermano se deja entrever de vez en cuando y algún recuerdo eventual de la madre y la mansión familiar. ¿Cómo esos progenitores aristócratas no reclaman al chico ni reprochan que siga ahí ni se ponen en contacto con él? Además hay una ausencia absoluta de referencias temporales y las espaciales que aparecen son bastante abstractas. Por último, hay que tener en cuenta el sorpresivo final de la historia. Es probable entonces – y ésta sería la segunda hipótesis– que ninguno de los personajes sea lo que parece sino una metáfora de otra cosa. Algo que no puedo definir del todo, pero cuyo origen está seguramente en la decepción absoluta de Walser ante todo lo que tenga que ver con la gente, el éxito, el lujo y ciertos ambientes sociales de principios del siglo XX.
En 1995 y con el título "Institute Benjamenta", fue llevada al cine por los hermanos Quay, cuyo probado gusto por las atmósferas asfixiantes, concuerda perfectamente con el ambiente descrito en la novela. Volviendo a ésta, nos encontramos ante un producto interesante que plantea cuestiones de interés universal y cuyo principal merito reside en sus innovaciones conceptuales y formales, algo habitual en la época en que fue escrita. Pero hay que tener en cuenta que se trata de un autor de mente más que compleja, al que no se puede entender del todo con una sola obra y al que, para podernos sumergir en sus ficciones, probablemente, haya que conocer bastante más.
Otros libros de Robert Walser reseñados en ULAD: Vida de poeta, El ayudante
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martes, 8 de diciembre de 2009
Cormac McCarthy: Hijo de Dios
Idioma original: inglés
Título original: Child of God
Año de publicación: 1973
Valoración: está bien
Últimamente, McCarthy es un autor conocido porque varias de sus novelas están siendo adaptadas al cine (como No es país para viejos, Todos los hermosos caballos, La carretera y, en 2010, Meridiano de sangre). Sin embargo, si prestamos atención a su bibliografía, encontraremos títulos que nos pueden resultar muy interesantes, a pesar de que no hayan (todavía) cruzado la línea que separa un libro de su versión cinematográfica.
Éste es el caso de Hijo de Dios, novela que tiene como protagonista a Lester Ballard, un marginado social. No se sabe muy bien por qué, pero despierta cierta desconfianza entre sus vecinos y no tiene un solo amigo. Así que se pasa el día solo con su rifle, dando rienda suelta a su resentimiento y a su frustración sexual, lo que le lleva a cometer una serie de crímenes grotescos y sin sentido que aterrorizan a la población y desconciertan a la policía.
Con el estilo conciso y directo al que nos tiene acostumbrados, el autor nos describe la vida y los horribles actos del protagonista como si fuera un simple testigo, sin hacer juicios de valor ni declaraciones moralizantes, aunque sí se permite criticar de forma velada la sociedad en la que vive y denunciar cuán perdido se encuentra, en general, el ser humano. Escrita hace más de 30 años, esta novela no ha perdido un ápice de actualidad y, aunque no sea la mejor obra (literariamente hablando) de McCarthy, sólo por eso ya merece la pena leerla.
También de Cormac McCarthy en ULAD: No es país para viejos, El Sunset Limited, Meridiano de sangre, La carretera, La oscuridad exterior
Título original: Child of God
Año de publicación: 1973
Valoración: está bien
Últimamente, McCarthy es un autor conocido porque varias de sus novelas están siendo adaptadas al cine (como No es país para viejos, Todos los hermosos caballos, La carretera y, en 2010, Meridiano de sangre). Sin embargo, si prestamos atención a su bibliografía, encontraremos títulos que nos pueden resultar muy interesantes, a pesar de que no hayan (todavía) cruzado la línea que separa un libro de su versión cinematográfica.
Éste es el caso de Hijo de Dios, novela que tiene como protagonista a Lester Ballard, un marginado social. No se sabe muy bien por qué, pero despierta cierta desconfianza entre sus vecinos y no tiene un solo amigo. Así que se pasa el día solo con su rifle, dando rienda suelta a su resentimiento y a su frustración sexual, lo que le lleva a cometer una serie de crímenes grotescos y sin sentido que aterrorizan a la población y desconciertan a la policía.
Con el estilo conciso y directo al que nos tiene acostumbrados, el autor nos describe la vida y los horribles actos del protagonista como si fuera un simple testigo, sin hacer juicios de valor ni declaraciones moralizantes, aunque sí se permite criticar de forma velada la sociedad en la que vive y denunciar cuán perdido se encuentra, en general, el ser humano. Escrita hace más de 30 años, esta novela no ha perdido un ápice de actualidad y, aunque no sea la mejor obra (literariamente hablando) de McCarthy, sólo por eso ya merece la pena leerla.
También de Cormac McCarthy en ULAD: No es país para viejos, El Sunset Limited, Meridiano de sangre, La carretera, La oscuridad exterior
lunes, 7 de diciembre de 2009
John Updike: Corre, Conejo
Idioma original: inglés
Título original: Rabbit, run
Año de publicación: 1960
Valoración: está bien
Corre, Conejo es un horrible título español para una buena novela del escritor estadounidense John Updike. Cuando murió a comienzos de este año, recuerdo haber leído en algún sitio que se iba uno de los grandes de la novela estadounidense del siglo XX, al que se echaría de menos a medida que pasase el tiempo. También recuerdo que leí alguna reseña elogiosa, pero que ponía alguna pega a su estilo realista y algo anticuado.
Corre, Conejo es, diría yo, una perfecta muestra de esto: la historia está bien contada, tiene momentos solemnes, ridículos, conmovedores. El personaje principal, Harry 'Rabbit' Armstrong (antes, un exitoso jugador de baloncesto juvenil; ahora, un fracasado vendedor de puerta en puerta casado con una mujer semi-alcohólica) es impactante, por su incapacidad para relacionarse, por su indiferencia y por su incoherencia, y pese a ello no resulta del todo odioso. La novela está bien escrita y es, como dice la contraportada de la edición que he leído, "sexy, de mal gusto, violenta y cínica; y que le aproveche".
Sin embargo, para mi gusto, a Corre, Conejo le falta algo: le falta imaginación, vuelo, originalidad, genialidad. Parece que John Updike está demasiado pegado al suelo, su narración es demasiado concisa, demasiado lineal, demasiado realista en el sentido tradicional. La vida del grupo de personajes que componen la novela está perfectamente enmarcada y descrita, pero no se logra con ello un gran efecto estético que perdure en el lector. No hay, por ejemplo, la complejidad y profundidad psicológica y narrativa de Philip Roth, el atrevimiento iconoclasta de Bret Easton Ellis ni por supuesto la explosiva exuberancia de Auster o el experimentalismo de Don DeLillo (por compararlo solo con sus compatriotas).
En definitiva, John Updike es un escritor competente, muy bueno, incluso, podríamos decir; pero Corre, Conejo no es una obra maestra: sólo una buena novela bien escrita y bien contada, que no es poco.
También de John Updike en ULAD: Terrorista
Título original: Rabbit, run
Año de publicación: 1960
Valoración: está bien
Corre, Conejo es un horrible título español para una buena novela del escritor estadounidense John Updike. Cuando murió a comienzos de este año, recuerdo haber leído en algún sitio que se iba uno de los grandes de la novela estadounidense del siglo XX, al que se echaría de menos a medida que pasase el tiempo. También recuerdo que leí alguna reseña elogiosa, pero que ponía alguna pega a su estilo realista y algo anticuado.
Corre, Conejo es, diría yo, una perfecta muestra de esto: la historia está bien contada, tiene momentos solemnes, ridículos, conmovedores. El personaje principal, Harry 'Rabbit' Armstrong (antes, un exitoso jugador de baloncesto juvenil; ahora, un fracasado vendedor de puerta en puerta casado con una mujer semi-alcohólica) es impactante, por su incapacidad para relacionarse, por su indiferencia y por su incoherencia, y pese a ello no resulta del todo odioso. La novela está bien escrita y es, como dice la contraportada de la edición que he leído, "sexy, de mal gusto, violenta y cínica; y que le aproveche".
Sin embargo, para mi gusto, a Corre, Conejo le falta algo: le falta imaginación, vuelo, originalidad, genialidad. Parece que John Updike está demasiado pegado al suelo, su narración es demasiado concisa, demasiado lineal, demasiado realista en el sentido tradicional. La vida del grupo de personajes que componen la novela está perfectamente enmarcada y descrita, pero no se logra con ello un gran efecto estético que perdure en el lector. No hay, por ejemplo, la complejidad y profundidad psicológica y narrativa de Philip Roth, el atrevimiento iconoclasta de Bret Easton Ellis ni por supuesto la explosiva exuberancia de Auster o el experimentalismo de Don DeLillo (por compararlo solo con sus compatriotas).
En definitiva, John Updike es un escritor competente, muy bueno, incluso, podríamos decir; pero Corre, Conejo no es una obra maestra: sólo una buena novela bien escrita y bien contada, que no es poco.
También de John Updike en ULAD: Terrorista
domingo, 6 de diciembre de 2009
Alessandro Baricco: Tierras de cristal
Idioma original: italiano
Título original: Castelli di rabbia
Fecha de publicación: 1991
Valoración: Muy recomendable
Después de descubrir Seda, me sobrevino la necesidad de buscar otros libros de Baricco para ver si el estilo que me había deslumbrado lo mantendría en el resto de sus novelas. Había degustado cada palabra de Seda y tenía ganas de sentir esa misma sensación de nuevo. No recuerdo exactamente cuál fue el siguiente libro que leí. Si digo la verdad, creo que me decepcionó, pero luego, enseguida, me topé con Tierras de cristal y volví a disfrutar como un enano leyéndolo.
Título original: Castelli di rabbia
Fecha de publicación: 1991
Valoración: Muy recomendable
Después de descubrir Seda, me sobrevino la necesidad de buscar otros libros de Baricco para ver si el estilo que me había deslumbrado lo mantendría en el resto de sus novelas. Había degustado cada palabra de Seda y tenía ganas de sentir esa misma sensación de nuevo. No recuerdo exactamente cuál fue el siguiente libro que leí. Si digo la verdad, creo que me decepcionó, pero luego, enseguida, me topé con Tierras de cristal y volví a disfrutar como un enano leyéndolo.
Es un libro diferente a Seda, muy diferente, pero con un estilo igualmente cargado de poesía, con personajes marcadamente literarios, decimonónicos, encerrados en sus tierras de cristal y alejados del mundo real. Por ejemplo, el señor Rail, cuyo único sueño es contruir un ferrocarril por la mera curiosidad de sentir la velocidad, o Pekisch que está siempre buscando una nota musical imposible.
También es un libro cargado de frases lapidarias. Sin embargo, por el ambiente marcadamente poético que lo envuelve todo, son frases que no cansan y que parecen encajar a la perfección allá donde Baricco las coloca:
También de Alessandro Baricco en ULAD: Aquí
También es un libro cargado de frases lapidarias. Sin embargo, por el ambiente marcadamente poético que lo envuelve todo, son frases que no cansan y que parecen encajar a la perfección allá donde Baricco las coloca:
"lo que hay de bello en la vida es siempre un secreto... las cosas que se saben son las cosas normales, o las cosas desagradables, pero después están los secretos, y es allí donde va a esconderse la felicidad."Tierras de cristal es, en definitiva, un libro del que se saborea casi cada palabra y que introduce al lector en una atmósfera delicida, de cristal, sumamente melancólica, pero sumamente hermosa a la vez.
También de Alessandro Baricco en ULAD: Aquí
sábado, 5 de diciembre de 2009
Comité invisible: La insurrección que viene
Idioma original: francés
Título original: L'insurrection qui vient
Fecha de publicación: 2007
Valoración: muy recomendable
Nunca he sentido el menor deseo de verme como un "revolucionario", y dudo mucho de que lo sienta alguna vez. Un síntoma inequívoco son los escalofríos que me causa esa célebre frase de Marx, que luce impresa en letras doradas sobre las escaleras de la Humboldt Universität (en lo que fuera Berlín oriental), aquello de que "hasta ahora los filósofos se han limitado a interpretar el mundo; ahora se trata de cambiarlo". Cualquier podría decirme que esos escrúpulos no son sino miedo a la acción y justificación de mis privilegios de clase, y puede que no andara desencaminado.
Pues bien, si cuento todo esto aquí es para avisar de que mi predisposición a este libro era más bien negativa. Por si el título no es lo suficientemente explícito, la portada la ilustran dos gendarmes armados con porras que empujan a un detenido, y la contraportada nos aclara que varias personas han sido detenidas en Francia por el solo hecho de tener un ejemplar de este libro. Vamos, que al empezar su lectura yo esperaba poco menos que un manual de guerrilla urbana, y en parte lo es. Pero sólo en parte.
En La insurrección que viene he encontrado algunas de las páginas más lúcidas que he leído en mucho tiempo. Con lo que he dicho al principio, se puede suponer que no conozco los textos canónicos de los movimientos, digamos, "antisistema". Creo, de todas maneras, que este tiene un tono muy distinto de aquellos. O eso se deduce de la distancia que los propios autores ponen, por ejemplo, respecto de ATTAC (los de la Tasa Tobin). El libro destila hartazgo por los cuatro costados, un hartazgo insurgente. Da la impresión de que sus autores, que se esconden bajo el nombre del colectivo "Comité invisible", descreen de las muchas alternativas que la izquierda más o menos radical ha ido ofreciendo a la globalización del capitalismo. Su referencia recurrente es histórica: la Comuna de París; su intención, antes que nada, destructora. Sólo el párrafo final da una ligera idea de cómo se imaginan el mundo post-insurgencia, donde una socialidad en comunas y una economía de trueque desterrará las formas alienantes y represoras en que subsistimos.
Más que esa ensoñación utópica, me importa la increíble puntería de los diagnósticos que lanzan en los primeros capítulos del libro, antes de empezar a incitar al lector a bloquear vías férreas. Dicen cosas como que el modelo de la ciudadanía que viene es el minusválido, puesto que toda relación humana ("incluso trabajar, incluso amar") parece adquirir forma de terapia. Se ocupan del caduco concepto de nacionalidad y lanzan esta admirable paradoja, que, desde luego, no vale sólo para Francia: "Los inmigrantes ocupan en este país una curiosa posición de soberanía: si no estuviesen aquí, los franceses quizás ya no existirían." Anuncian la muerte de la pareja, ese último reducto de relación auténtica al que nos aferramos como locos, y encuentran en la movilización, constante y sin motivo, el máximo imperativo de nuestro tiempo.
Bajo su lupa, todo lo que damos por sentado parece volverse quebradizo y frágil, y desbaratarse como una sarta de mentiras. Algo tan evidente, a primera vista, como la oposición campo-ciudad se confunde en una unidad mayor, la metrópoli global, que engulle en su red creciente una heterogénea mezcla de reductos protegidos, polígonos industriales y ciudades-dormitorio, todos convenientemente vigilados (o dejados de lado) por quienes protegen los flujos de intercambio. El activismo ecologista aparece, desde este prisma, como la enésima transformación del espíritu del capitalismo, que puede ya aspirar con éxito a la gestión de la biosfera: "Todo le está permitido a un poder que se ampara en la naturaleza, la salud y el bienestar."
Yo estoy mucho menos seguro que ese "Comité invisible" de cómo deba reaccionarse a los procesos globales en que estamos inmersos. De lo que sí estoy seguro es de que resulta difícil encontrar un diagnóstico más acertado que éste, donde uno se vea obligado a asentir con cada frase. Leedlo.
Título original: L'insurrection qui vient
Fecha de publicación: 2007
Valoración: muy recomendable
Nunca he sentido el menor deseo de verme como un "revolucionario", y dudo mucho de que lo sienta alguna vez. Un síntoma inequívoco son los escalofríos que me causa esa célebre frase de Marx, que luce impresa en letras doradas sobre las escaleras de la Humboldt Universität (en lo que fuera Berlín oriental), aquello de que "hasta ahora los filósofos se han limitado a interpretar el mundo; ahora se trata de cambiarlo". Cualquier podría decirme que esos escrúpulos no son sino miedo a la acción y justificación de mis privilegios de clase, y puede que no andara desencaminado.
Pues bien, si cuento todo esto aquí es para avisar de que mi predisposición a este libro era más bien negativa. Por si el título no es lo suficientemente explícito, la portada la ilustran dos gendarmes armados con porras que empujan a un detenido, y la contraportada nos aclara que varias personas han sido detenidas en Francia por el solo hecho de tener un ejemplar de este libro. Vamos, que al empezar su lectura yo esperaba poco menos que un manual de guerrilla urbana, y en parte lo es. Pero sólo en parte.
En La insurrección que viene he encontrado algunas de las páginas más lúcidas que he leído en mucho tiempo. Con lo que he dicho al principio, se puede suponer que no conozco los textos canónicos de los movimientos, digamos, "antisistema". Creo, de todas maneras, que este tiene un tono muy distinto de aquellos. O eso se deduce de la distancia que los propios autores ponen, por ejemplo, respecto de ATTAC (los de la Tasa Tobin). El libro destila hartazgo por los cuatro costados, un hartazgo insurgente. Da la impresión de que sus autores, que se esconden bajo el nombre del colectivo "Comité invisible", descreen de las muchas alternativas que la izquierda más o menos radical ha ido ofreciendo a la globalización del capitalismo. Su referencia recurrente es histórica: la Comuna de París; su intención, antes que nada, destructora. Sólo el párrafo final da una ligera idea de cómo se imaginan el mundo post-insurgencia, donde una socialidad en comunas y una economía de trueque desterrará las formas alienantes y represoras en que subsistimos.
Más que esa ensoñación utópica, me importa la increíble puntería de los diagnósticos que lanzan en los primeros capítulos del libro, antes de empezar a incitar al lector a bloquear vías férreas. Dicen cosas como que el modelo de la ciudadanía que viene es el minusválido, puesto que toda relación humana ("incluso trabajar, incluso amar") parece adquirir forma de terapia. Se ocupan del caduco concepto de nacionalidad y lanzan esta admirable paradoja, que, desde luego, no vale sólo para Francia: "Los inmigrantes ocupan en este país una curiosa posición de soberanía: si no estuviesen aquí, los franceses quizás ya no existirían." Anuncian la muerte de la pareja, ese último reducto de relación auténtica al que nos aferramos como locos, y encuentran en la movilización, constante y sin motivo, el máximo imperativo de nuestro tiempo.
Bajo su lupa, todo lo que damos por sentado parece volverse quebradizo y frágil, y desbaratarse como una sarta de mentiras. Algo tan evidente, a primera vista, como la oposición campo-ciudad se confunde en una unidad mayor, la metrópoli global, que engulle en su red creciente una heterogénea mezcla de reductos protegidos, polígonos industriales y ciudades-dormitorio, todos convenientemente vigilados (o dejados de lado) por quienes protegen los flujos de intercambio. El activismo ecologista aparece, desde este prisma, como la enésima transformación del espíritu del capitalismo, que puede ya aspirar con éxito a la gestión de la biosfera: "Todo le está permitido a un poder que se ampara en la naturaleza, la salud y el bienestar."
Yo estoy mucho menos seguro que ese "Comité invisible" de cómo deba reaccionarse a los procesos globales en que estamos inmersos. De lo que sí estoy seguro es de que resulta difícil encontrar un diagnóstico más acertado que éste, donde uno se vea obligado a asentir con cada frase. Leedlo.
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