Año de publicación: 2022
Valoración: Entre recomendable y está bien
Lo que quedó de nosotras es un "
thriller" sencillo pero eficaz. Ojo: con el adjetivo sencillo no pretendo desmerecer la novela de Ángel Alonso, sino decir que, si bien no presenta una fórmula excesivamente original, cumple su función, está bien urdida y trabaja correctamente los ingredientes que emplea. Puede que no sea muy memorable, pero lo mismo sucede con otras obras adscritas al género que, aun así, reivindicamos por las cotas de entretenimiento y tensión que alcanzan.
De modo que la novela de Alonso funciona. A ratos, da incluso un pelín más de lo que promete. Por ejemplo: su argumento se desvía ligeramente del típico "rape and revenge"; cuando empieza el juego del gato y el ratón, los roles fluctúan y son menos inequívocos de lo habitual; y la voz narrativa engalana ciertas escenas con un toque poético.
En fin: me ha gustado especialmente la estructura de Lo que quedó de nosotras, pues martillea al lector con capítulos tan breves como adictivos, va incrementando la angustia paulatinamente y entrega orgánicamente nueva información.
También aprecio el tono realista del conjunto (otro autor se hubiera decantado por uno más efectista), la caracterización de sus personajes (quienes, pese a no ser extremadamente complejos, poseen rasgos físicos, emocionales y psicológicos distintivos), lo intimidante que resulta el antagonista, el ingenio de los diálogos y los "plot twists" que salpican el argumento (siempre sorprendentes y, sobre todo, verosímiles).
Ah, una última cosa: cómo olvidar un par de logradas descripciones de tinte onírico, escatológico o "gore", a cual más fascinante, pavorosa o repugnante.
En el lado menos positivo, criticaría la prosa de Lo que quedó de nosotras. Aunque generalmente utilitaria, a menudo se pierde en detalles o divagaciones innnecesariamente minuciosos. Esto no sólo provoca que el libro sea excesivamente largo; asimismo, realentiza la acción y le resta intensidad a determinadas escenas.
La implicación de
Esqueleto Negro, por su parte, acusa algún problemilla. En primer lugar, la tipografía que emplea es tan chiquitita que puede llegar a ser una tortura para la vista del lector. A eso hay que sumarle que se le han colado un puñado de erratas en el texto (laísmos, mayúsculas que no deberían serlo, tildes omitidas, puntuación discordante...). Sea como fuere, quiero felicitar a la editorial por el diseño de su cubierta, que a mi juicio supera holgadamente el de la gran mayoría de su catálogo.
Poco más que añadir: si acudes a
Lo que quedó de nosotras con las expectativas adecuadas, te encantará. Creo sinceramente que el "thriller" de Alonso puede caminar con la cabeza bien alta entre propuestas afines salidas de la pluma de colosos literarios como
Stephen King o
Dean Koontz y que, si cayera en las manos de un director competente, podría convertirse en una película notable.
***********************
A continuación adjuntamos un pequeño cuestionario que Ángel Alonso ha respondido con suma amabilidad:
ULAD: En tu cuenta de Instagram (@sr_oxymoron) se evidencia que amas el género de terror. Y, según he leído, lo prefieres cuando tiene los pies en la tierra. ¿Al parir Lo que quedó de nosotras no tuviste en ningún momento la tentación de rebasar el realismo y añadir algún elemento sobrenatural?
A.A.: Desde el momento que establecí el tono de la novela, en la fase inicial de escritura, tracé una línea roja: evitar cualquier elemento sobrenatural que alejara la trama de la realidad sucia y descarnada en la que se mueven los personajes.
ULAD: En Lo que quedó de nosotras introduces una serie de "leimotivs". Algunos, como, la mención recurrente y temáticamente pertinente del concepto serendipia, son claramente deliberados. Otros, en cambio, aparecen menos, pero siempre orgánicamente. ¿También éstos eran planificados, o a medida que escribías la novela se te ocurrió implementarlos?
A.A.: Todo lo que aparece en la novela es fruto de la planificación. A veces son conceptos definidos desde el principio, por ejemplo, el propio concepto de serendipia o la figura del «pájaro» y todo lo que simboliza, para bien y para mal, algo que se introduce desde el primer capítulo. Otras veces se fueron incorporando en las revisiones como un juego sutil, un detalle oculto, para que funcionara como alegorías que permanecen en el subconsciente a fin de dar sentido a otras partes de la novela.
ULAD: De todos los personajes de la novela, quizá el más destacable es Bosco. ¿Te inspiraste en alguien real para crear a ese antagonista tan despiadado, calculador e imponente como, a su extraña manera, carismático y sensible?
A.A.: Me encantan todos los adjetivos con los que has definido a Bosco. ¡Ese era el objetivo! Bosco es un personaje de grandes contrastes y disfruté muchísimo en su construcción psicológica. No me inspiré en nadie, de manera consciente. Estoy seguro que toda la literatura consumida, así como cine y música, ha ejercido una gran influencia, por lo que nuestro querido amigo compartirá rasgos con personalidades de sobra conocidos. El único problema que tiene Bosco, a mi modo de ver, es justamente ese torrente de carisma. Eclipsa al resto de personajes, y todos son muy jugosos. De hecho, Bosco tiene su contrapunto en Elián, con la que comparte características; buenas y malas.
ULAD: ¿Cuál es tu opinión acerca del ser humano? Lo digo porque hay mucha oscuridad en estas páginas. Una oscuridad verosímil, que empieza mostrando cómo los amigos se engañan unos a otros y acaba por arrojarnos a una hoguera de crueldad y rencor. Incluso cuando amagas con un pequeño arco de redención la cosa se tuerce.
A.A.: Opino que no existe el mal absoluto ni, por supuesto, el bien absoluto. Nos movemos en un amplio rango de grises. Bien es cierto que los personajes de la novela, por las circunstancias personales que han vivido y sufrido, escoran hacia una zona de oscuridad mayor que lo que nos podemos encontrar en nuestro día a día. También, a efectos narrativos, es una opción que ofrece mucho más juego y disfrute.
ULAD: ¿Cómo ha sido la experiencia de publicar tu obra? ¿Darías algún consejo a otros autores que deseen que les editen sus manuscritos?
A.A.: Mi experiencia está siendo brutal. Desde el día que salió la novela hasta ahora no he parado de recibir respuestas sensacionales. Si soy sincero, no me lo esperaba. Sabía que tenía algo bueno entre manos, pero, a juzgar por las críticas y reseñas, me había quedado corto.
Respecto a los consejos, podría ofrecer muchos, fruto de mi experiencia personal, a pesar de ser una voz minúscula en este maremágnum de publicación. Sin embargo, permíteme que lance, no uno, sino dos. El primero es fundamental: reescritura. Un buen manuscrito necesita de un proceso concienzudo de reescritura en el que se debe incluir un adecuado periodo de reposo de cara a enfrentarse al texto con una mirada crítica. Un manuscrito bien elaborado ayudará a abrir puertas. El segundo consejo, es más personal: no tener prisa por publicar. Es mejor pasar un tiempo (en mi caso fueron años) de aprendizaje y perfeccionamiento que nos brinden de las herramientas adecuadas de cara a construir una gran historia.
ULAD: ¿Te verías capaz de escribir un guion cinematográfico sobre Lo que quedó de nosotras? En caso afirmativo, ¿crees que deberías modificar sustancialmente algún apartado de la novela para adaptarla al nuevo formato?
A.A.: La osadía me anima a responder afirmativamente al tiempo que la sensatez me recuerda que carezco de los conocimientos necesarios. Dejemos en manos profesionales la elaboración del guion. Por mi parte, disfrutaré del resultado, haya o no cambios sustanciales.
ULAD: ¿Estás trabajando en algo ahora mismo? ¿Te planetas incurrir otra vez en la narrativa larga a corto plazo?
A.A.: Estoy en pleno proceso de escritura de una nueva novela. Solo puedo comentar que se trata de un "thriller" psicológico con toques de "body horror". Quiero darme todo este año para finalizarla y ya, de cara al siguiente, comenzar el proceso de publicación.