martes, 22 de noviembre de 2022

Sylvia Molloy: Varia imaginación

Idioma original: español
Año de publicación: 2003, 2022 en Eterna Cadencia
Valoración: se deja leer


Hay cierto tipo de libros que temáticamente suscitan mi interés lector, pues aquellos que transitan entre memoria y recuerdos normalmente me despiertan episodios del pasado que, por paralelismo o por contraste, me invitan a la reflexión. El inconveniente que pueden tener este tipo de libros es que su disfrute va muy ligado al estilo del autor y a si existe o no esa conexión que, aunque siempre es necesaria en los libros, lo es más aún en los libros de esta índole.

En el libro que nos ocupa, la escritora bonaerense Sylvia Molloy nos traslada un conjunto de relatos cortísimos, de apenas tres páginas a lo sumo, en el que aborda diferentes temas de manera recurrente. Siempre en un viaje a través de la memoria y los cambiantes y, en apariencia, inconexos recuerdos, nos presenta un pasado marcado ostensiblemente por la religión, la segunda guerra mundial y el paso del tiempo.

De esta manera, estructurando el libro en cuatro partes («Familia», «Viajes», «Citas» y «Disrupción»), la autora nos traslada recuerdos altamente fragmentados de su pasado que se muestran, de manera genérica, ambientados e influidos por la religión, el colegio y, de manera más pronunciada, la guerra; una guerra de la que habla afirmando que «a la inseguridad natural de la infancia se agrega otra, difícil de definir. Había una guerra, en Europa» y cuyo recuerdo pervive pues «el imaginario de las guerras es misterioso, sus invenciones imprevisibles. El de la guerra del catorce parece, a casi un siglo de distancia, particularmente rico en imágenes y objetos que la evocan, acaso porque es una guerra que, aún hoy, conserva un aura de patetismo (…) Era el final de un mundo —o así, por lo menos, decían—.»

Así, sus reflexiones nos llevan también a conventos con franciscanos de más que dudosas (y pederastas) intenciones, a hoteles y amistades frecuentadas a menudo por alemanes y franceses en la década de los cuarenta, al cambio producido en hoteles y casas que visitaba y conocía de su pasado, etc. De esta manera, la autora evoca sus viajes a San Nicolás y su convento, a la casa de Trotsky o a un hotel suizo regentado por alemanes y huéspedes franceses. Con ello evidencía que la guerra y la religión ocupan espacios en su memoria que no acaba de conectar con su propio mundo, pero que de un modo u otro la afectan y, en ocasiones, la confunden. También nutre el relato de recuerdos familiares, como aquellos en los que evoca su infancia de cuando hacía los deberes mientras oía a su madre y su tía coser, afirmando que «reproduzco este desorden costurero en su memoria» y de los gestos que inconscientemente hace y que son propios de su madre, pese a que ella intenta parecerse a su padre y no a su madre, pero al hacer aquellos gestos espontáneos e incomodados «es como si citara a mi madre, y la cita me inquieta porque no la puedo controlar» y confiesa que este hecho «puedo verlo como una burla a mis intentos de imponer distancia con respecto a mi madre o como un oscuro homenaje. Elijo lo último; es, como hubiera dicho ella, más llevadero».

De estilo muy fragmentado y ligeramente sutil, el libro que ha escrito Sylvia Molloy evoca a un pasado poco amable, en el que se percibe más desasosiego o intranquilidad que calma e ilusión. Las épocas convulsas en torno a temas generales se trasladan a su memoria y copan sus recuerdos, pues vemos que la mayoría de ellos reposan en su infancia y adolescencia, épocas en las que uno recibe destellos de realidad pero la forma que dibuja con ellos es altamente borrosa y difusa.

Por todo ello, a pesar de que la autora escribe bien e intenta trasladarnos su pasado a través de los recuerdos descompuestos en pequeñas pinceladas, el libro no ha terminado de convencerme pues la poca extensión de cada episodio o anécdota y la ausencia de frases que impacten o asombren al lector hace que se trate de una lectura que se lea rápido, pero que lamentablemente se olvide de igual manera.

También de Sylvia Molloy en ULAD: Desarticulaciones, Vivir entre lenguas

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