domingo, 6 de julio de 2025

Spike Milligan: Mala pinta

Idioma original: inglés

Título original: Puckoon

Año de publicación: 1963

Traducción: Julia Osuna

Valoración: entre recomendable y está bien

En la irladérrima localidad de Puckoon, que por su pintoresquismo, mayor aún que el de Innisfree, habría hecho las delicias de John Ford, el advenimiento de la República de Irlanda resultó un acontecimiento gozoso, por razones obvias, a la par que perturbador, pues los miembros del comité encargado de trazar la frontera entre la nueva república y el Reino Unido, hartos ya de no llegar a un acuerdo y deseosos de irse al pub, decidieron tirar por la calle de enmedio, que casualmente pasaba por el citado pueblo de Puckoon y, sobre todo, por algunos de sus lugares más emblemáticos , como el pub local -que quedó dividido entre el territorio irlandés, mayoritario pero con los precios de las bebidas alcohólicas más altos y un rincón británico, más barato y, por lo que sea, más concurrido- o el cementerio, que quedó en el territorio de Su Graciosa Majestad, con el consiguiente trastorno para los vivos y aun los muertos irlandeses.

¿Me ha salido un parrafito más bien largo y algo abarrocado, verdad?, Bueno, pero es que cierto abarrocamiento, por no decir una afectación forzada, es precisamente el estilo predominante en la novela, trufado tanto con expresiones que imitan el habla popular, como con  sorprendentes hallazgos que podríamos considerar poéticos ..  además de un recurso "metaliterario" (quizás sea excesivo utilizar este término), con alguna que otra ruptura de la "cuarta pared", por decirlo así. Todo ello, de forma paradójica (o no), al servicio de una historia evidentemente humorística que, sin renunciar en ningún a la ironía, tiende al absurdo, la astracanada y el slapstick literario... Así, nos podemos encontrar desde difuntos que deben sacarse el pasaporte para poder ser enterrados o contrabando de ataúdes hasta verdaderos  cataclismos en los que se ven envueltos miembros del IRA vestidos de romanos, militares británicos retirados y tropas de granujientos boy-scouts. Por no hablar de cierta pantera negra, claro...

Spike Milligan fue un humorista indo-anglo-irlandés -lo de "indo" es porque nació en la India, hijo de un oficial del Ejército británico, cuyo recuerdo, por cierto da lugar a unas hermosas páginas de este libro-, muy popular en los años 60, al parecer (lo digo porque yo no lo conocía), colega de Peter Sellers -de hecho, hay momentos catastróficos en esta novela que parecen sacados de El guateque... O viceversa- y maestro, según decían ellos, de los mismísimos Monty Python, nada menos. Me creo que, como dice su nota biográfica, fuera una de las grandes figuras del, por otro lado, muy concurrido humor británico porque está novela está plagada de personajes peculiares, momentos hilarantes e incluso crítica social. Quizás su único problema es que el autor se recrea tanto en la descripción de esos personajes peculiares y de los momentos hilarantes que la crítica social y, más aún, la propia trama de la novela quedan un tanto deslucidas... Pero vaya, al menos las risas están aseguradas, lo que, tal y como están las cosas del mundo (y tal y como estaban cuando apareció el libro, hace más de sesenta años), ya me parece bastante.

sábado, 5 de julio de 2025

Edgar Cotes i Argelich: Un àngel cruel

Idioma original: Català
Año de publicación: 2023
Valoración: Está bien

Un àngel cruel, de Edgar Cotes i Argelich, es una novela breve de terror sobrenatural. En ella, un padre y sus hijos abandonan Barcelona (después de vivir una tragedia familiar y el confinamiento causado por el Covid 19) y se trasladan a un pueblo rural de Lleida. Su intención es dejar atrás el pasado, afrontar un futuro mejor y liberarse de sus respectivos fantasmas. Sin embargo, su nueva causa alberga una fuerza ominosa que se aprovechará de sus conflictos personales y tensiones internas.

Vaya por delante que Un àngel cruel me ha gustado. Es breve, está escrita con solvencia y se lee con interés. No obstante, reconozco que su inicio me ha parecido mucho mejor que su desenlace, que su desarrollo es demasiado lineal, que sus personajes (tanto protagonistas como villanos) son demasiado básicos y que la revelación de su misterio principal, sin caer en lo anticlimático, resulta algo decepcionante.

Entre los apartados más logrados de Un àngel cruel destacaría dos. El primero sería las voces narrativas que permean la obra. No sólo resultan moderadamente originales, pues pertenecen a una especie de narradores omniscientes diegéticos (cuyas identidades me niego a revelar) que hablan en segunda persona e interpelan directamente a los protagonistas, sino que también permiten relatar el argumento desde distintas perspectivas y explorar la psicología de los personajes.

La segunda virtud de Un àngel cruel, mucho más discreta que la anterior pero aun así reivindicable, es su trasfondo catártico. Y es que Cotes la aprovecha para abordar (entre otros muchos temas, como la muerte de una madre, el amor de adolescencia o la reconciliación entre padres e hijos) el del acoso escolar, puesto que él lo vivió de pequeño y sabe dotarlo de una nada desdeñable autenticidad. 

En definitiva, Un àngel cruel es una novela entretenida, ágil y solvente, que hace gala de algún apartado particularmente logrado. Si bien se hubiera beneficiado, al menos a mi juicio, de una mayor profundidad de su elenco y argumento, y de una mayor intensidad en su imaginería terrorífica, funciona a la perfección como historia sencilla   

viernes, 4 de julio de 2025

ZOOM: Retratos: de Cézanne a Picasso, de Ambroise Vollard

Idioma original: francés
Traducción y selección: Paul Châtenois
Año de publicación: Libro completo: 1936 Extracto: 2014
Valoración: Se deja leer


Como seguramente sabrán los lectores del blog, utilizamos eso de Zoom cuando se trata de un libro muy breve, o que de alguna manera es un extracto de otro más extenso, algo inconcluso, un suelto o cosas por el estilo. En este caso casi podríamos llamarlo mini-Zoom, porque llega justito a las sesenta páginas, incluido un (obviamente) pequeño prólogo y una docena de ilustraciones. Pero, además de escueto, me parece insuficiente.

Ambroise Vollard fue un marchante de arte que adquirió gran relevancia en los últimos años del siglo XIX y primeras décadas del XX. Su éxito despegó con la adquisición, un poco por casualidad y otro tanto por su buen ojo, de ciento cincuenta obras de Cézanne cuando este era todavía un pintor casi desconocido, rechazado por los Salones oficiales. Vollard fue en buena parte responsable de su proyección, y mantuvo estrecha relación con los demás artistas de la época, especialmente con los impresionistas, aunque también con Derain, Vlaminck o Picasso, entre otros muchos. 

Escribe Vollard una voluminosa autobiografía llamada Memoria de un vendedor de cuadros, que era mi lectura prevista, pero me dejé seducir por este opúsculo, quizá como aperitivo, y ha resultado ser una especie de selección de aquella obra mayor, un pequeño extracto que pone el foco en los retratos. No sé si de forma deliberada o casual, la idea de retrato tiene en este caso, o así lo quiero ver, una doble perspectiva: de una parte, como reproducción pictórica que algunos de estos grandes artistas hicieron del propio Vollard (quizá un tanto egocéntrico el hombre), y por otra, como semblanza muy rápida de aquellos pintores. 

Efectivamente, el autor describe casi siempre cómo fue a veces el encargo y otras la ocurrencia de hacerse retratar. No hay sin embargo muchas explicaciones, con la única excepción de Cézanne, que tiene el honor de ocupar buena parte de las pocas páginas del libro. Le define Vollard, generalmente con gracia y buena mano, como un tipo bastante obsesivo, capaz de destrozar unas cuantas obras en un arrebato de cólera, despedir a sus modelos, o tiranizarlos (incluido su propio marchante) obligándoles a posar durante horas en completo silencio y sin mover un músculo si el artista consideraba que la luz del momento era la adecuada. El pasaje concreto es entretenido e interesante, claramente por encima de los demás, que apenas aportan unas pocas pinceladas, nunca mejor dicho, en relación al resto de pintores de la época.

De manera que esta especie de abstract puede tener cierto interés para los aficionados al tema, da la impresión de que Vollard puede ser un buen narrador, pero estas páginas dan tan poquito de sí que personalmente no me saca de dudas sobre si merece la pena despachar la autobiografía completa. Y además, es que las selecciones (de textos más amplios, me refiero) no me gustan, quizá porque en mi tierna juventud me tragué unos cuantos ejemplares del Reader´s Digest y eso seguramente ha dejado alguna huella.

jueves, 3 de julio de 2025

Bekim Sejranović:De ningún lugar a ninguna parte

Idioma original: Croata
Título original: Nigdje, niotkuda
Traducción: Patricia Pizarroso y Marc Casals
Año de publicación: 2008
Valoración: Recomendable

Un funeral según el rito islámico, un montón de hombres acuclillados y un solo hombre que permanece en pie, sobresaliendo por encima de los demás y sin saber dónde poner los brazos. La viva imagen de la desubicación, de estar fuera de lugar o de no saber cómo hacer para "pertenecer" a ese sitio. 

Esa es la imagen con la que se abre De ningún lugar a ninguna parte, novela en la que se (re)construye un pasado en forma de mosaico, en la que se entrelazan biografía personal y álbum familiar y en la que el desarraigo y voluntad de pertenencia protagonizan un texto con un aparentemente alto contenido autobiográfico, si bien esto haya que cogerlo con pinzas ya que según confiesa el narrador "no confío en el recuerdo y la verdad no la puedo soportar"

(Re)construir un pasado en forma de mosaico. That is the question! Y de ahí se derivan las infinitas idas y venidas espaciotemporales (desde la época de la Segunda Guerra Mundial hasta el siglo XXI, desde el pueblo bosnio de la infancia hasta la isla de Svalbard) Siempre en fuga, siempre huyendo a cualquier rincón del mundo que nos de una nueva oportunidad.

Pero también de ahí los diferentes estilos y tonos que encontramos en el texto. Porque Sejranović puede ser una especie de Delibes deslenguado cuando habla del Brcko de su infancia o un Unamuno del vacío y la soledad balcánica o un Knausgard o un Saeterbakken pasado de rosca en esa parte final del libro en la que destroza la idílica imagen de los países escandinavos. Porque, ¿qué opción es la menos mala: emborracharse o dejar que los recuerdos te devoren como termitas?

En cualquier caso, una buena y amarga crónica del desarraigo a través del tiempo y el espacio (Alija, Lars, Marko, el propio narrador), a la que acuden a dar oxígeno ciertas dosis de humor negro, una historia de perdedores, de búsquedas y huidas, muchas veces grotescas y absurdas, de intentos de felicidad que se van diluyendo con el transcurso de las páginas; un texto que crece a medida que avanzamos en él y se aleja de aparentes arquetipos y/o estereotipos, un texto jodido pero altamente recomendable.

miércoles, 2 de julio de 2025

Grace Ellis & Hannah Templer: De otro planeta

Idioma original: inglés

Título original: Flung out of Space

Año de publicación: 2022

Traducción: Esther Cruz Santaella

Valoración: recomendable y, sobre todo, para fans

Una vez más, resulta aconsejable acudir  al subtítulo de este libro para enterarnos de qué va... Pues bien, dice así: Las indecentes aventuras de Patricia Highsmith. En realidad, con esto ya sería suficiente para dar por hecha la reseña o al menos, dos tercios de la misma. El resto sería dar mi parecer ("me ha gustado mucho, bla, bla, bla"), aconsejar su lectura ("no os lo perdáis y menos aún quienes seáis fans de esta escritora, bla bla bla"), cobrar mi suculentos honorarios y pa' casa... Pero vaya, uno es un profesional prestigioso del mundo de las reseñas y vosotros/as os merecéis algo un poco más elaborado y además, si no, me echan de este chollo, así que aquí va la de esta ¿biografía ficcionada gráfica? ¿Ficción biográfica gráfica? ¿Lo que sea, pero gráfica? Bueno, da igual la taxonomía que apliquemos a esta obra; el caso es que se trata de una recreación de la época juvenil de la gran escritora Patricia Highsmith, justo en el momento previo -meses, en verdad- a que comenzara a publicar novelas, cuando se dedicaba, para su desespero, a escribir guiones para cómics, algo que le resultaba bastante degradante -y muy gracioso a las autoras de este otro cómic, puesto que insisten bastante en ello-, mientras se dedicaba a crear sus primeras obras literarias de enjundia: las novelas Extraños en un tren y Carol (que primero se llamaba así, luego se publicó como El precio de la sal, firmada con un pseudónimo, y en 1989 volvió a ser Carol, ya con la autoría declarada de Highsmith). Momentos complicados para esta escritora, en primer lugar por las cuitas propias de cualquier escritor o escritora que trata de publicar su primer libro (a no ser que sea algún presentador/a de televisión, influencer, tiktoker o cualquier otra gansada por el estilo), pero también -al menos es sobre lo que las autoras de este cómi... novel... biografía gráfica o lo que sea, hacen mayor hincapié- por su lesbianismo galopante, que no sólo se ve obligada a disimular -tampoco mucho-, sino que le crea un fuerte sentimiento de culpa y le impulsa a buscar ayuda psicológica e incluso a seguir lo que hoy llamamos "terapias de conversión". Esta situación nos puede parecer hoy un despropósito (y con razón) a las personas de bien, pero recordemos que la historia está ambientada a finales de los años 40 del pasado siglo, por más que sea en Nueva York, una gran ciudad donde era esperable encontrar un poco más de tolerancia. Aún así, la homosexualidad era considerada una enfermedad que debía ser tratada por psicólogos y terapeutas, algo a lo que incluso una personalidad tan indómita como la de Patricia Highsmith no pudo resistirse. 

Este libro se centra en gran medida en esta circunstancia de la vida de Highsmith no sólo por el "interés humano" que pueda tener, sino porque El precio de la sal/Carol se convirtió en una novela emblemática para el colectivo homosexual LGTBIQ+, al menos en EE.UU. y, por motivos que se me escapan, para su autora suponía la continuación natural de Extraños en un tren, novela que, por cierto, le supuso un éxito no menor, con adaptación cinematográfica dirigida por Hitchcock, etc. A partir de estas dos primeras novelas, la carrera y la vida de Patricia Highsmith cambiaría para siempre, permitiéndole su éxito dejar el mundo de los cómics -atención, por cierto, a la aparición de un joven Stan Lee- que tanto aborrecía. Ahora bien, que nadie piense que estamos ante una suerte de ficción hagiográfica sobre una de los iconos del colectivo LG+ o algo así. Para nada, puesto que las autoras de este libro no han pretendido en ningún momento ocultar los "defectillos" de su protagonista; a saber: un borderío bastante acentuado -esto era previsible, dada su fama de arisca- y, peor aún, arraigados prejuicios contra ciertas etnias o religiones -básicamente los judíos-; la razón para ello no se explica, pero recordemos que esta escritora fue criada por su abuela en la Texas de los años 30, que sospecho no era el mejor lugar para quien no fuera blanco, anglosajón y protestante... Precisamente, en la nota preliminar a la novela gráfica (vamos a llamarla así) la guionista de la misma, Grace Ellis incluye estas palabras al respecto:

"La historia de la humanidad está llena de seres humanos complicados y destructivos. Creo que es importante que no olvidemos eso. No todas las figuras influyentes o relevantes merecen que se las ponga en un pedestal, lo que incluye a mujeres y personas LGBTQ. Las hagiografías simplificadas tienen sus objetivos, pero considero que, en última instancia, nos hacen un flaco favor al mostrar a personas reales reducidas a simples héroes y villanos, cuando la verdad casi siempre es más rica y compleja (...)"

No puedo estar más de acuerdo, aunque también cabe preguntarse qué ocurre para que la autora de un libro sobre otra escritora real, en este caso, tenga que incluir esta nota a modo de prólogo para evitar herir susceptibilidades y, en última instancia, poner la venda antes que la herida, por si las moscas... No sé, casi se diría que el público lector (por no hablar del público televidente o usuario de las redes sociales) no está formado por adultos conscientes de la complejidad del mundo, de la variedad de personalidades y comportamientos humanos y de las interacciones entre las personas, sino por pre-púberes incapaces de entender las cosas de forma no binaria: bueno/malo; me gusta/no me gusta; salvación/condenación eterna en los fuegos del Infierno (lo digo por decir, ¿eh?, que ya sé que no es así y todos nosotros nos movemos en la sutileza, ambigüedad y tolerancia como peces en el agua).

Por apuntar alguna cosa sobre el aspecto gráfico del libro, el trabajo de Hannah Templer me parece magnífico, desde el planteamiento de cada página y el uso de una gran diversidad de planos -por cierto, muy eficaz e inteligente el recurso a repetir las viñetas finales de algunas páginas en la siguiente, para enfatizar el efecto que se quiere transmitir... además de ahorrarle algo de trabajo a la dibujante-, hasta el estupendo trazo, claro a la par que expresivo y detallista. Además de al cómic clásico norteamericano (el de superhéroes, por entendernos), a mí, que ya soy un señoro machirulo de ésos, me ha recordado al de dibujantes franceses e italianos de los 80-90, como Vittorio Giardino e incluso, cuando se trata de mujeres, a... ejem, Milo Manara. Pero no, debo de estar equivocado... ¿Cómo va a ser un referente para una historia donde la protagonista se acuesta con un buen número de macizas gentiles congéneres a lo largo de la misma (perdón por el spoiler, si es que lo es) un tío que las dibujaba de maravilla, para solaz de los salidos de media Europa? Y que conste que yo sólo leía sus cómics por los guiones...

Un montón de título de (que no sobre) doña Patricia Highsmith reseñados: aquí

martes, 1 de julio de 2025

Alain Finkielkraut: Pescador de perlas


Idioma original: 
francés

Título original: Pêcheur a perles

Año de publicación: 2025

Traducción: Elena M. Cano e Ïñigo Sánchez-Paños

Valoración: muy recomendable 

 

Dos portadas en riguroso blanco y negro coinciden en las cotas altas de mi tsundoku, las que presagian una lectura inmediata. La de la siempre postergada (y no traducida aún al español) The age of David Bowie de Paul Morley y la de este Pescador de perlas de Alain Finkielkraut. Juego a las similitudes, pues desde la portada de ambos libros hay una mirada frontal de dos personajes desinhibidos sin demasiados reparos en expresar las cosas como las ven, a través de sus cauces artísticos o culturales. Y también sometidos a la posibilidad de ser malinterpretados o sacados de contexto por ciertos sectores, usemos cierto eufemismo rebuscado, de puristas poco bregados en el sentido crítico, siempre ávidos de saltar a la yugular de quien disiente, de quien se expone a la polémica. Cierto es que comparar a Finkielkraut con Bowie pueda parecerle a más de uno como algo aberrante o pretencioso, pero las voces discordantes son bienvenidas aquí.

En Pescador de perlas, Finkielkraut - que se fotografía con estantes repletos de libros al fondo - parte de frases de autores favoritos para desarrollar sus artículos. El filósofo francés elige sobre todo a autores clásicos como punto de partida de estas quince piezas, permitiéndose algún ligero desvarío heterodoxo (el último artículo, casi un manifiesto, toma prestada una célebre frase de una estrofa de The Beatles) pero desplegando a partir de ahí algunas claves del argumentario que lo ha convertido, gracias a su presencia en medios francófonos, en objeto de vivas polémicas. Y hay que agradecer que su actitud sea, a la par que erudita y basada en un extenso conocimiento filosófico, literario, social, la de alguien que no tiene que rendir cuentas por sus opiniones ante nadie. Ni audiencias ni electorado, especialmente. Aunque no suelo sentirme cómodo con las alusiones a la izquierda woke, sus planteamientos de cómo las izquierdas tradicionales, en su ciego empeño de abarcar toda minoría o sector desfavorecido, asisten a un desgaste y un descrédito que han ido abonando a base de división y estupor ante algunas incongruencias en sus planteamientos, condenadas a decidir entre uno u otro oligarca, entre uno u otro integrismo religioso. Y esa es la punta del iceberg de estos escritos, que abarcan, y nadie se libra en sentido metafórico de recibir, desde las cómodas lagunas de memoria de los educadores, la obsesión por la tábula rasa con el pasado, al auge del antisemitismo, la mala digestión de la sociedad francesa - conservadora, envejecida - de la creciente influencia de las comunidades procedentes, no solo de las antiguas colonias, sino del constante flujo migratorio. 

Uno puede alinearse con algunos planteamientos o no, por supuesto, pero Finkielkraut es valiente (o  incluso temerario) en mostrar los suyos sin interponer personajes. Me gusta su estilo y su contundencia firme y considerada, su escaso señalamiento de otro enemigo que no sea la pasividad, la abulia o incluso la deserción por abrumamiento, por comodidad, por suscripción de la opinión que da mejores réditos, que tanto se da en las sociedades europeas. Pide educadamente, cierta reacción, y le da igual que ello pueda adjetivarlo como reaccionario. Reivindica no cancelar el pasado per se y logra no parecer alzar la mano a favor de la nostalgia, ese concepto temido, denostado y anquilosado. Coincidirás o no con él, pero hacen falta más filósofos así.

Otros libros de Finkielkraut reseñados en ULAD: aquí

lunes, 30 de junio de 2025

Jeremy Robert Johnson: Ciudad revientacráneos

Idioma original: Inglés
Título original: Skullcrack City
Año de publicación: 2015
Traducción: Hugo Camacho
Valoración: Recomendable para raritos

En Ciudad revientacráneos hay un poco de todo: un antihéroe drogadicto, una conspiración sobrenatural que amenaza al mundo entero, penes retorcidos, monstruos come cerebros, famosetes que someten sus cuerpos a insospechadas alteraciones físicas, armas que afectan al cuerpo humano de formas la mar de peculiares, etc...

La novela, de Jeremy Robert Johnson, es entretenida, dinámica y moderadamente original. Se lee en un suspiro, de tan adictivo que es su argumento, y combina con asombrosa solvencia "thriller", acción, crimen, ciencia ficción, terror, bizarro, romance, humor y los excesos de la serie B más genuina.

Trata sobre S. P. Doyle, quien, después de servir durante trece años a un banco, decide estafarlo. Para ello sucumbe a su adicción a la hexadrina, droga que le permite llevar a cabo su plan sin apenas descansar. Doyle pronto desentrañará una conspiración a gran escala y se verá obligado a elegir bando en una guerra que lleva años gestándose en las sombras.

De Ciudad revientacráneos destacaría:

  • Su expansión del universo explorado por el autor en su relato "La Liga de los Céroes".
  • Algunas de sus ideas, creativas, alocadas y desacomplejadas.
  • Su humor, por lo general razonablemente efectivo y protagonista de momentos brillantes.
  • El pasaje dedicado a relatar el escalofriante pasado del doctor Tikoshi.
  • El arco de personaje que experimenta Doyle, un tanto abrupto pero hábilmente planteado.

Por otro lado, señalaría algunas cosillas que, aunque no lastran significativamente al conjunto, me han hecho fruncir el ceño durante la lectura:

  • La irregularidad de su ritmo, que no logra mantener todo el tiempo el mismo nivel de interés.
  • El romance entre Doyle y Dara, aunque bien llevado y convincente, es en esencia algo forzado y cliché. Personalmente, hubiera preferido que el amor de Doyle fuera unilateral y no correspondido.
  • Las armas extravagantes que aparecen en estas páginas son bastante creativas, pero me hubiera gustado que se usaran más a menudo, y ver otros tipos.

Sea como fuere, Ciudad revientacráneos es un pastiche adictivo y desacomplejado que nos hará pasar un rato estupendo, al igual que lo hace la serie B más absurda, macarra y sangrienta que, de tan buena que es, puede incluso tomarse un pelín en serio a sí misma con éxito.


También de Jeremy Robert Johnson en ULAD: Aquí