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viernes, 27 de septiembre de 2019

Tom Perrotta: La señora Fletcher

Idioma original: inglés
Título original: Mrs. Fletcher
Año de publicación: 2017
Traducción: Mauricio Bach
Valoración: se deja leer

Tenía pensado empezar esta reseña con alguna chanza a cuenta de su título, sobre el posible equívoco al confundir a la protagonista de esta novela con la Jessica Fletcher de Se ha escrito un crimen, la célebre asesina en serie de Cabot Cove (allá donde iba mataba a alguien), interpretada en la pequeña pantalla por la simpar Angela Landsbury. En fin, alguna chorrada de ese estilo, de las que me gustan a mí... Pero no, me resulta imposible porque la lectura de este libro me ha conmovido en lo más hondo, ha tocado alguna fibra sensible de mi alma y me hecho reflexionar sobre la futilidad de la existencia como  ningún otro en los últimos tiempos...

Para nada, claro. Ahora sí que estoy de coña, si se me permite la expresión... Esta novela, no diré tanto como que es una chorrada, pero sí una muestra de que el talento se ve limitado en ocasiones por la falta de ambición (cuando suele suceder lo contrario). Me explico: todo el mundo conoce, o al menos ha oído mencionar la llamada "chick-lit", novelas que tratan de las cuitas de jóvenes mujeres profesionales y preparadas, enfrentadas a la complejidad del mundo moderno; no necesariamente por el amor y encontrar un novio, pero para las que, cosas de la casualidad, este factor suele formar parte de la trama. En fin, los diarios de Bridget Jones y todo eso... Pues bien, en la novela de Perrotta encontramos una variante que podríamos llamar "MILF-lit", esto es: los problemas de una mujer ya en la mediana edad, profesional, de buen ver, divorciada, etc... y que se enfrenta, en el caso de la protagonista, Eve Fletcher, al supuesto "síndrome del nido vacío", cuando su hijo Brendan se va a la universidad. Ella aprovecha entonces para "buscarse a sí misma", tanto en el aspecto formativo-intelectual como en el afectivo-sexual, y claro, ahí es donde comienza la peripecia, el drama, el jolgorio...

Pido disculpas, por cierto, por emplear el acróstico MILF, un tanto grosero, pero es que en el libro no paran de utilizarlo y la propia señora Fletcher se define a sí misma o acepta que la definan así. Una señora a la que no entiendo, por otra parte, de dónde le viene su inseguridad, siendo todavía joven (a los cuarenta y tantos hoy en día cualquier mujer es casi una chiquilla), estando como un queso, según se deja bien claro en la novela, y con una satisfactoria actividad laboral... ni siquiera se puede aducir que sea una reprimida en materia sexual: es usuaria habitual y desacomplejada de páginas porno y no le causa demasiado conflicto sentirse atraída por Amanda, su atractiva y tatuada subalterna en el trabajo. Resulta más comprensible, cierto es, que le cause algún desconcierto inicial quedarse sola en casa, pero no tanto cuando descubrimos que su adorado hijo en verdad es un poquito bastante gilipollas.

Este hijo, así como la joven subalterna de Eve, la profesora trans que imparte un curso sobre identidad de género o uno de sus compañeros de ese curso, Julian -que antes había sido compañero del insti de su hijo Brendan- componen un cuadro de personajes que ejemplifican, hasta cierto punto, las preocupaciones y anhelos de la clase media periurbana estadounidense de hoy en día, ese océano ignoto en el que, por lo visto, ningún otro autor ha tenido el valor de aventurarse hasta ahora (!). Por decirlo de otra forma y que se me entienda: tampoco es que sea Franzen, el tal Perrotta, a pesar de que sí plantea algunas líneas que podía haber seguido y hace alguna que otra observación interesante... pero prefiere no ahondar en el asunto y decantarse por un tono más banal (de ahí lo que comentaba antes de que su ambición parece ir por detrás de su talento). Lo mismo ocurre, no obstante, con la ironía que, en más de una ocasión, aplica a diversos aspectos de la sociedad norteamericana del siglo XXI: desde la corrección política o el activismo light de los jóvenes universitarios, a las relaciones intergeneracionales, interraciales o interidentitarias (si es que existe tal término); de hecho, si existe algún "tema" que pueda dar cierto poso a la novela, es la obsesión por el etiquetado y compartimentación en categorías que parece sufrir esa sociedad. Ahora bien, lo que podía haberse convertido en una inteligente sátira, se conforma con quedar en una especie de culebrón más o menos romántico y más o menos divertido, alrededor de una figura femenina con la que se puedan identificar muchos/as lectores y espectadoras de series de HBO o Netflix.

Porque esa es otra: sí, amigos, parece ser que de este libro TAMBIÉN VAN A HACER UNA PUTA SERIE (la maldición de nuestro tiempo). Algo que no es de extrañar, es cierto, dado el éxito que tuvo una anterior, basada en otro libro de Tom Perrotta: The Leftlovers. Yo no la he visto y dudo que vea la de La señora Fletcher. La de Angela Landsbury matando gente, sí, por supuesto.

martes, 4 de junio de 2013

Luisgé Martín: La mujer de sombra

Idioma original: español
Año de publicación: 2012
Valoración: psché

No me voy a extender porque, lo digo desde ya, la novela no me ha gustado nada, o prácticamente nada. Tengo referencias de Luisgé Martín que provienen de diferentes compañeros y casi todas son buenas, lo que me lleva a pensar que este mi primer acercamiento a su trabajo no ha sido con el libro adecuado, o al menos con el libro adecuado para mí. Lo saqué de la biblioteca animado por algunas reseñas que anticipaban una trama sórdida con situaciones y personajes oscuros y sexo despiadado y brutal. Tenía el ánimo así, la verdad: quería leer algo depravado, me pasa de vez en cuando.

La historia es como sigue: un tío que acostumbra a disponer de los servicios de una dominatrix se lo cuenta a un colega y después se muere; y el amigo, un poco por curiosidad y otro poco por un no demasiado convincente sentimiento de amistad, decide buscar a esa mujer e informarla de la muerte del primero, con tan mala suerte que se queda prendado de ella y entabla una relación afectiva que desembocará en amor; un amor desequilibrado y hostil, porque él sabe, o cree saber, lo que ella hacía con los látigos y los tacones y otras herramientas del placer, pero no lo dice: para no asustarla, para no descubrirla, para no ponerla en evidencia.

La novela relata la evolución de esos sentimientos de él hacia ella y cómo un deseo oscuro de ser dominado y azotado salvajemente va despertando en su conciencia, mientras la relación amorosa sucede "con normalidad", lo que también pone sobre la mesa una duda que acompañará al protagonista a lo largo del libro: ¿es ella, en efecto, aquella mujer de la que me habló mi amigo o me he equivocado? Explicado para niños: él quiere palizas y ella solamente le ofrece caricias y besos. En fin, que irá desarrollando su obsesión por un sexo violento que no logra satisfacer hasta tocar límites moralmente cuestionables, que se cierran con un final, según dicen, de esos que "te obligan a seguir leyendo aunque no quieras", pero que a mí, tendría que hacérmelo mirar, ni me impresionó ni me escandalizó ni me interesó, y lo que es peor, me pareció absurdo y descuidado y tonto.

Como he dicho al principio esta es la primera novela que leo del autor, y leeré más. La razón: Luisgé tiene pinta de escribir muy bien, aunque -aquí va la gran contradicción- en este libro el estilo y los recursos me han aburrido por su reiteración, su abuso. Casi toda la novela funciona como una sonata cuyo estribillo regresa una y otra vez a través de una forma concreta: dos puntos + adjetivo y coma + adjetivo y coma + adjetivo y punto (vale: a veces no son adjetivos; pero ésta es la idea). Todo el tiempo: repetido, periódico, machacón. Hasta el final, sin escrúpulos, sin piedad con el lector. Y si bien esta estrategia me ha molestado y ha influido en mi disgusto y mi tedio, reconozco que la voluntad de estilo del autor por proponer una lectura pautada y rítmica y atreverse a desarrollar una fórmula peligrosa (por su cansina repetición) me ha cautivado, ha despertado en mí la curiosidad por saber cómo se ha enfrentado Martín a sus otros trabajos.

Lo que podría resumirse en: no me ha gustado, pero el autor me interesa.

Otras obras de Luisgé Martín en ULAD:La mujer de sombraEl amor del revés

lunes, 9 de julio de 2012

Robert Walser: El ayudante

Idioma original: alemán
Título original: Der Gehülfe
Año de publicación: 1908
Valoración: psché, está bien

Amigos lectores de ULAD, como ya sois como de la familia, o poco menos, os voy a hacer una confesión: me da una pereza terrible escribir esta reseña. De hecho, este es uno de los pocos libros que he leído últimamente que no he corrido a reseñar inmediatamente, me haya gustado o no.

Es que tengo la sensación de que no tengo gran cosa que decir sobre este libro. Y también es que tengo la sensación de que este libro me debería haber gustado más de lo que me ha gustado.

Dice Izas, por ejemplo, al empezar su reseña de Vida de poeta: "Robert Walser fue uno de los escritores en lengua alemana más importantes del siglo XX". Y la Wikipedia en inglés, en la sección titulada "Writings and reception" del artículo sobre Walser nos dice que escritores como Franz Kafka, Walter Benjamin o Herman Hesse (nada menos) eran grandes admiradores de él.

Y yo leo El ayudante y... psché. Está bien. Los personajes están bien construidos, hay escenas divertidas, escenas conmovedoras, una trama bien estructurada. ¿Y? ¿Eso es todo? ¿Es esto suficiente para convertirte en un maestro?

La novela cuenta la historia de Joseph Marti, quien se instala como ayudante en la casa del excéntrico ingeniero Tobler, inventor de máquinas inservibles y caracterizado por un genio despótico y variable. Todo el universo de la novela gira en realidad alrededor de este personaje, que oscila entre la caricatura y el antihéroe trágico.

Al parecer, la novela es esencialmente autobiográfica, lo que en realidad no le añade ni quita valor. Pero como otros lo dicen, yo lo repito, para que no digáis que os oculto información. Tampoco le añade valor (aunque sí morbo, al menos para algunos lectores) el hecho de que su autor sufriera de trastornos mentales que terminaron llevando a su reclusión en una institución.

Creo que la clave es que esta es una novela que no me ha producido ninguna impresión. Si me hubiera parecido muy buena, habría tenido ganas de reseñarla. Si me hubiera parecido muy mala, también habría querido reseñarla, para destrozarla, como Yemila con 50 sombras de Grey. Pero ni una cosa ni otra. Me ha parecido "psché". Y creedme, amigos lectores: reseñar un libro "psché" es mucho más difícil que reseñar un "Repugnante".

También de Robert Walser: Vida de poeta, Jakob von Gunten