domingo, 31 de agosto de 2025
Gemma Pellicer: Mar de fondo
sábado, 30 de agosto de 2025
Aristófanes: Las aves
Título original: Ὄρνιθες (Ornithes)
Año de publicación (representación): 414 a.C.
Valoración: Se deja leer
Creo que alguna vez he llegado a decir aquí que leer a los clásicos griegos no es en absoluto tan intimidante como la gente cree. De hecho, aunque algunos textos resulten a veces no muy digeribles, hay otros, en mi opinión la mayoría y sobre todo los de los grandes dramaturgos, llenos de vivacidad, relatos épicos, tragedias brutales, historias eternas y a veces cuajadas de humor, que pueden leerse sin la menor dificultad y resultan muy gratificantes. Esto es así muchas veces, pero llegados a este punto hay que reconocer que no siempre.
Aristófanes, autor sobre todo de comedias, propone en Las aves una cosa bastante loca: un par de personajes, Pistetero y Evélpides, consiguen entrar en contacto con Tereo, un rey que de alguna manera fue transformado en una abubilla y en su nueva condición parece que ejerce cierto ascendiente sobre el mundo de las aves. Los recién llegados huyen de Atenas, donde es posible que estuviesen envueltos en algún pleito, e intentan convencer a la abubilla para que las aves creen una ciudad en los cielos desde la cual gobiernen el mundo, desbancando a los dioses del Olimpo. Todo esto, claro está, entre un despliegue de retórica disparatada, disfraces y algunas situaciones más o menos cómicas.
Tras haber logrado estos individuos en parte su objetivo, se desarrollan las escenas más divertidas cuando una serie de personajes van apareciendo en escena intentando apuntarse a lo que consideran el nuevo poder emergente. Poetas, negociantes y matemáticos se arriman a lo que consideran caballo ganador, siendo despachados sin contemplaciones por los nuevos dirigentes. También se aproximarán varios dioses con intención de conocer la situación, e incluso de negociar. El nuevo orden, aunque todavía embrionario, tiene un buen número de personajes arrodillados para hacerse hueco, una estampa que igual nos es un poco familiar en los tiempos actuales.
La cosa es tan chusca que por momentos se siente uno sumergido en el ambiente de algunas obras teatrales deudoras del surrealismo o de la literatura del absurdo, de manera que si estuviéramos leyendo algo del siglo XX nos pondríamos quizá a buscarle significados, mensajes encriptados o estereotipos bajo el disfraz. En ese intento de análisis de fondo, seguramente el texto podría darnos claves interesantes en manos de algún entendido en la época: el reflejo del conservadurismo de Aristófanes, la crítica a la recientemente nacida democracia ateniense, ecos de la geopolítica del momento, cosas así que he podido ver por ahí y que sin duda aportarían datos para una lectura más rica.
Por mi parte, a lo sumo se me ocurre que eso de abogar por una ciudad edificada en el cielo y un mundo gobernado por las aves puede tener algo de metafórico, un punto de idealismo lanzado por quien reniega de alguna situación política o social, y un mensaje que se quiere hacer llegar, envuelto en el humor, a los espectadores que por su parte solo esperan reírse y pasar un buen rato. Pero, claro, todo esto leído a pelo veinticinco siglos después no funciona nada bien, a diferencia de esos otros autores a los que me refería al principio, clásicos, estos sí, en el más profundo sentido de quienes hablan sobre cosas más allá del momento y el lugar, que tocan al ser humano con carácter universal e intemporal.
Por lo demás, digamos que el librito por sí mismo puede resultar a lo sumo entretenido y hasta provocarnos alguna sonrisa, nada mucho más allá, pero a fin de cuentas es otro título que llevarnos a la mochila, porque en definitiva en materia de lecturas (casi) todo suma.
Otras obras de Aristófanes reseñadas en ULAD: Lisístrata, Pluto
viernes, 29 de agosto de 2025
José Luis Garci: Gun Moll (A Hollywood Story)
jueves, 28 de agosto de 2025
Tarjei Vesaas: Los pájaros
Título original: Fuglane
Traducción: Carolina Moreno (en catalán para Club Editor) y Juan Gutiérrez-maupomé, Teigen Gund (en castellano para Nórdica Libros)
Año de publicación: 1957
Valoración: recomendable
Hay autores clásicos que, por motivos que desconozco, pasan de largo de nuestras vidas lectoras. Es posible que sea porque pertenezcan a países con menos influencia mediática o por utilizar idiomas menos populares. Y esto me ocurrió con Tarjei Vesaas, al que descubrí hace relativamente poco por su libro «El palacio de hielo» en el que, a pesar de cierta irregularidad, esgrimía destellos de una prosa que merecía ser profundizada y ampliada a través de otras de sus obras. Y aquí estamos, aunque con resultado poco convincente.
Empieza la novela de manera directa, como suele ser habitual en la literatura nórdica, y el autor nos introduce a los dos personajes que conformarán el eje central del relato: Mattis y Hege, dos hermanos que, a pesar de encontrarse en la madurez, viven juntos pues sus padres murieron cuando ellos eran aún niños; ella tiene cuarenta años y él tres menos; él sin trabajo y con remordimientos por no encontrar uno porque, según su opinión, no tener trabajo «es el mal que lo alimenta todo el año, y que lo ha hecho a lo largo de cuarenta años». Le apodan “el tarugo”, de manera justificada según él mismo y, por esa condición, teme que su hermana lo abandone ya que supone un lastre para la familia. Por ello, Mattis espera que la monotonía de su vida cambie y por ello está siempre pendiente de alguna señal que cause una disrupción en su vida. Y ese hecho, a su entender, se produce cuando, un día por la noche, la becada hace un vuelo por encima de su casa, algo bastante inusual, y él lo atribuye de forma inequívoca a que aquello es un presagio de que algo cambiará, de que nada será nunca más como antes. «Si esto no tiene importancia te juro que ya no sé qué puede tenerla» afirma, a la vez que intuye sin lugar a dudas que «a partir de ahora todo será diferente” pero, ¿lo será también para él?
La narración transcurre a través del día a día de los hermanos, centrándose en Matis y en cómo pequeños acontecimientos marcan de manera profunda su día a día, elevando situaciones cotidianas a hechos excepcionales. Para él todo tiene importancia, en su mundo interior rico y anárquico, una escena que salga de lo habitual es un el hecho de vital trascendencia. Y esa manera de ver y sufrir el mundo le causa un aislamiento interior pues nadie le entiende, nada ve el mundo como él, y eso le crea un abismo emocional pues en su fuero interno él sabe que es diferente al resto y que parece ser el único en darse cuenta y constatar la importancia de pequeños detalles y cambios en su rutina, ya sea el vuelo de unos pájaros o la amenaza de una inminente tempestad.
A pesar de que la historia promete, pues uno empatiza con Matis y sus preocupaciones, es precisamente esa rutina la que contagia el relato si bien es cierto que la irrupción de un tercer personaje que altera el orden y suscita episodios personales y vivenciales que abren y reformulan nuevas cuestiones sobre la vida y su futuro aumenta sumamente su interés hasta llevarlo a niveles suficientes para disfrutar de su lectura. Es por ello por lo que la lectura produce sensaciones encontradas pues el retrato de los personajes está bien definido y uno se une a la angustia de Matis, pero es justamente esa rutina en la que se halla instalado que causa que a veces el lector se pierda en ella y se someta a su mismo abatimiento.
También de Tarjei Vesaas en ULAD: El palacio de hielo
miércoles, 27 de agosto de 2025
Eduardo Mendoza: El asombroso viaje de Pomponio Flato
Año de publicación: 2008
Valoración: recomendable
Palestina; primeros años del siglo I, durante el mandato del emperador Octavio Augusto. "¿Qué han hecho los romanos por nosotros?", se preguntaban los judíos que vivían en aquellas tierras, sojuzgados por Roma, dos mil años antes de que sus descendientes se dedicaran a perpetrar un infame genocidio sobre los hombres, mujeres y niños de Gaza. Bueno, pues aparte del alcantarillado, la sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras y los baños públicos, sí que hubo un romanos que hizo mucho por unos judíos en concreto; se trata de Pomponio Flato, ciudadano del orden ecuestre y filósofo natural -o aspirante a serlo- quien, tras sufrir cierto descalabro en su salud y peculio durante su búsqueda por Cilicia de ciertas aguas milagrosas, llega a Nazaret acompañando al tribuno Apio Pulcro. Allí es contratado por un niño de nombre Jesús, hijo de María, para que le ayude a exonerar a su padre, el carpintero José (sí, ya sé quienes parece que son, pero, igual que el autor de la novela, no lo voy a afirmar, no sea que concitemos la animadversión de los ínclitos Abogados Cristianos o de cualquier otra agrupación, congregación o secta integrista, ya se encuentre dentro de la Iglesia Católica o fuera de ella), condenado por el asesinato del rico Epulón. En su pesquisa, digan de un Sam Spade, Philip Marlowe o incluso un Gran Lebowsky, Pomponio indagará en los diferentes estratos de la sociedad nazarena, entrevistando tanto a la acaudalada familia de la víctima o a su criado, el efebo griego Filipo, como a mendigos y cortesanas, sacerdotes del Sanedrín o legionarios romanos. Con ayuda, eso sí, del párvulo Jesús y de su agreste primo Juan.
Más allá de su adscripción al género de misterio o, de forma más improbable aún, a la novela histórica, El asombroso viaje... es sobre todo una obra llena de humor (no obstante, y lo digo siempre que reseño algo de este autor, no se trata de Sin noticias de Gurb. Repito: NO SE TRATA DE SIN NOTICIAS DE GURB... No sea que se me llenen los comentarios de gente diciendo lo mucho que les gustó ésta y lo que les han decepcionado otras novelas de Mendoza); es verdad que un humor quizás no del gusto de todo el mundo, puesto que se basa, en gran medida, en el contraste entre la pedante prosopopeya de la que hace gala el protagonista y las situaciones o comentarios algo chuscos entre las que se mueve; también, en continuas referencias culturales que tal vez hoy en día ya le sean ajenas a una parte de la población lectora -digamos que para disfrutar de la novela conviene tener ciertas nociones de Historia Sagrada, filosofía clásica, mitología grecolatina, las fábulas de Esopo y las tradiciones navideñas catalanas, entre otras cosas-, pero pensemos que Eduardo Mendoza es ya un señor de cierta edad que se educó, por tanto, en una época en la que a estos conocimientos se les daba mayor importancia. Pero estoy convencido de que quien esté en condiciones de disfrutar de esta lectura, con su despliegue de erudición, ironía y sorna, sin duda lo hará; cierto es que no estamos ante una de las grandes obras de este escritor, no siquiera, insisto, ante una de sus mejores novela cómicas, pero, desde luego, tampoco es uno de los títulos, más deslavazados, con los que nos decepciona de vez en cuando, impelido, creo yo, por la urgencia editorial. Así que sí, El asombroso viaje... es una novela que me atrevo a recomendar sin reparo alguno (y eso que me consta que entre los reseñistas de este mismo blog, por los general tan atinados, hay a quien no le gusta nada... Pero bueno, pensemos que también hay a quien le encantan ciertos libros perpetrados por Sara Mesa o Marta Sanz).
Y, por supuesto: #StopGenocidioGaza y #VivaPalestinaLibre...
Más obras del gran Eduardo Mendoza reseñadas en Un Libro Al Día: aquí
martes, 26 de agosto de 2025
Éric Vuillard: La batalla de Occidente
Título original: La Bataille d'Occident
Traducción: Javier Albiñana.
Año de publicación: 2019.
Valoración: recomendable.
Tiempos convulsos: los conflictos en Gaza, en Ucrania, no acaban de solucionarse. Trump irrumpe en ellos con voluntad de negocio y de relevancia personal, pero sus intenciones (las aparentes, seguro que las ocultas darían para manuales de psicología y para epílogos maquiavélicos) no acaban de concretarse en la clase de acuerdos que acapararían portadas en el primer mundo: alto el fuego, cese de hostilidades, acuerdos de mínimos, etc. Así que nos vemos obligados a vivir con la espada de Damocles de un conflicto global, ese otro concepto tan apreciado por los media. Escalada bélica. Uh. El coco con el que convive el planeta desde 1945, aquél que parecía alejado definitivamente con la caída del Muro, una especie de pesadilla recurrente que captura nuestra atención de manera inmediata y que genera tanto debate en el que la adscripción a un bando u otro parece una posición ineludible. La tertulia televisiva como gulliverización de los parlamentos.
Por eso no acabo de entender que, en un ejercicio que compararé inadecuadamente con lo de sacar flores del estiércol, la fascinación, aunque sea alejada en el tiempo y con una obvia intención estética, por los conflictos globales (en este caso, la Primera Guerra Mundial) se canalice en algo que, aunque seguro que sea mi apreciación, acaba otorgándeles una especie de pátina poética. Como una relativización, un poco al servicio de sus resultados estrictamente formales. Curiosamente, mis experiencias más recurrentes con la temática son con dos autores también franceses: Echenoz (poco se sabe de él) y Lemaitre (más activo y con una obra más variada) pero esta obra de Vuillard, -que por lo que veo ha hecho de este tipo de adaptaciones una marca personal - aunque creo que desde un sentido puro de lo literario (lenguaje cuidado y una cierta querencia por sacrificar la crudeza propia de estas narraciones por ciertas metáforas que podrían sonar a esteticistas), e incluso en su trasfondo más meramente intelectual, podría recomendarse hasta con cierto entusiasmo (que me he ahorrado), he de insistir en que, como lector, me descoloca que enmascare tanta sordidez. La de los jóvenes ciudadadanos movilizados, la de los cadáveres, los heridos, el frío y la suciedad de las trincheras, el enorme sacrificio humano al servicio de los grandes intereses, de las fronteras, de la dominación global, de la imposición de los totalitarismos, todo ello aprovechado en este tono, que no es frívolo ni banal, ni irrespetuoso, pero que tampoco me parece provocador ni irreverente.
De Vuillard en ULAD: aquí
lunes, 25 de agosto de 2025
Annie Ernaux: El acontecimiento
(Es posible que un relato como este provoque irritación o repulsión, o que sea tachado de mal gusto. El hecho de haber vivido algo, sea lo que sea, otorga el derecho imprescriptible de escribir sobre ello. No existe una verdad inferior. Y si no cuento esta experiencia hasta el final, contribuiré a oscurecer la realidad de las mujeres y me pondré del lado de la dominación masculina del mundo.)
domingo, 24 de agosto de 2025
Antanas Škėma: El lienzo blanco
Novela de culto en Lituania, El lienzo blanco de Antanas Škėma sigue los pasos de Antanas Garšva, alter ego del autor, quien ejerce de ascensorista en un hotel de Manhattan, escribe poesía, rememora su vida y entabla una relación con una mujer llamada Elena.
- La frescura de su prosa, que combina presente y pasado, primera y tercera persona, estilo directo y descripciones líricas.
- La complejidad de sus personajes, sobre todo la del protagonista.
- La potencia de ciertas escenas. Pienso, sobre todo, en dos, que se cuentan entre los recuerdos de cuando Garšva estaba en su Lituania natal, antes de su exilio en Nueva York: aquella en la que habla de su madre y aquella en la que se enfrenta a un poeta patriótico.
sábado, 23 de agosto de 2025
Thomas Olde Heuvelt: HEX
Idioma original: neerlandés/inglés (*)
Título original: HEX
Año de publicación: 2013/2016
Traducción: Ana Isabel Sánchez (del inglés al español); Nancy Forest-Flier (del neerlandés al inglés).
Valoración: muy recomendable
Está ya bastante extendida la idea de que uno de las principales logros literarios de Stephen King, más allá de obras concretas, es la inserción de los elementos propios del terror sobrenatural en ámbitos cotidianos, realistas, incluso costumbristas... (y pido perdón por el tópico de comenzar a reseñar cualquier novela de terror hablando del Rey, pero ya veréis como tiene su sentido). El caso de Black Spring, un pueblo a orillas del Hudson, en el estado de Nueva York, en el que se desarrolla la trama de HEX, va más allá: sus habitantes llevan trescientos cincuenta años conviviendo con lo sobrenatural, lo inexplicable y escalofriante, y no sólo integrándolo en su quehacer diario sino convirtiéndose, en cierto modo, en cómplices del mismo...
Porque resulta que en Black Spring vive una bruja, Katherine van Wyler... Bueno, vivir no es el verbo más adecuado, puesto que fue ejecutada hace 350 años, pero, aún así, encadenada y con los ojos y la boca cosidos, se dedica a pulular por el pueblo y a aparecerse incluso dentro de las casas, en momentos que bien pueden ser de lo más inoportunos, como cuando la gente está haciendo... ejem, cosas de adultos en el dormitorio, etc. Para controlar sus apariciones, así como para evitar que los forasteros que visiten la localidad se den cuenta de su presencia, se estableció el HEX, una oficina que vigila los movimientos de la bruja con cámaras instaladas por todas partes y avisos de una App creada ad hoc, así como se encarga del camuflaje de la bruja, la disuasión de los posibles nuevos residentes, etc. Porque el gran problema es que los habitantes de Black Spring no pueden huir de allí, como haría cualquiera con dos dedos de frente; Katherine -pese a que hay quien le llama "la abuelita"- es ante todo un ente maligno y vengativo que ha cubierto el pueblo con una maldición. Una entidad terrible y ominosa, aparentemente invulnerable, hasta que se topa con una fuerza aún más destructiva e imprevisible; un grupo de adolescentes hastiados y gilipollas. A partir de aquí la cosa sólo puede ir a peor (aún).
Tenía yo muchas ganas de leer a Thomas Olde Heuvelt, una de las luminarias de la literatura terror actual, pero empecé por su siguiente novela, ECO, la historia de un alpinista poseído por una montaña maldita. Por lo que sea, esta novela se me hizo bola y la abandoné a las doscientas páginas, o así. De ahí que estuviera algo suspicaz cuando comencé con HEX, no fuera a pasarme lo mismo... y ya os digo que todo lo contrario: aparte del interés por su original premisa, la he devorado y me ha parecido una obra de gran calidad y que permite una serie de lecturas a diferentes niveles. Por supuesto, lo más evidente es su adscripción al género de terror y en este sentido la novela funciona perfectamente, suministrándonos todas una serie de momentos e imágenes truculentos y espeluznantes, así como otros de tensión e inquietud crecientes. El único reparo que se le puede poner es que la idea principal de la historia y su imagen, la de una bruja centenaria con ojos y boca cosidos que se te puede aparecer delante en cualquier momento, es tan potente y aterradora que, inevitablemente, el autor ha tenido que hacer ímprobos esfuerzos para que el resto de su obra esté a la altura, en términos terroríficos. No digo que no lo haya conseguido, pero lo que quedará en la memoria de cualquier lector, creo yo, es, ante todo, la propia Katherine.
Por otro lado, no menos pavoroso es el comportamiento de la población de Black Spring, una comunidad que, además de tener -de forma un tanto tópica, pero posiblemente acertada- cierta tendencia a la hipocresía, la cobardía e incluso el fanatismo, se ve acorralada, hay que reconocerlo, entre la espada y la pared y cuando las circunstancias se ponen peludas no necesariamente reacciona de la mejor forma posible. Aparte de que la podemos considerar como una parábola del mundo occidental reaccionando de forma paranoica y restrictiva al terrorismo, la crisis económica o cualquier otro problema que cabe englobar dentro de la llamada "doctrina del shock", la comunidad de Black Spring nos remite, debido a esa maldición que les impide abandonar el pueblo, a otra de una novela aparecida, casualmente, el mismo año: la de La cúpula, de Stephen King (y pido disculpas de nuevo por mentar una vez más al Rey... aunque no es la única concomitancia o referencia a su obra que encontramos en HEX... De hecho, me atrevo a afirmar que la novela de Heuvelt es lo más parecido que se puede encontrar a los libros de King, sin que eso signifique, en absoluto, que nos encontramos ante una copia o un pastiche). Además, la novela nos puede hacer reflexionar sobre ciertas decisiones éticas, la responsabilidad y las decisiones de nuestros actos, así como si debe primar el bien común o el interés individual... Y no es una novela que nos dé una respuesta clara ni los personajes son totalmente positivos o tienen razón, frente a otros que no. Todo tienen sus razones... al menos mientras conservan la razón.
Una última capa, quizás algo más tenue o menos evidente: dado que hoy en día también está muy extendida la idea de que las brujas (las reales, quiero decir, o al menos las mujeres que fueron condenadas por brujería en siglos pasados) en realidad eran poco menos que protofeministas, víctimas, en todo caso del heteropatriarcado dominante y teniendo en cuenta que la mayoría de los personajes principales que aparecen en este libro son hombres (aunque esto tal vez sólo se deba a una tendencia propia de ete escritor, dado que lo mismo ocurre en Eco, al menos hasta donde yo leí), cabe darle a la novela la interpretación de que la bruja Katherine sería una representación simbólica, o incluso arquetípica, de lo femenino, mientras que los personajes masculinos encarnarían las diferentes actitudes -desde la represión y la reacción violenta hasta la negociación aparentemente comprensiva- del heteropatriarcado hacia la misma... ya os digo que no es una interpretación evidente y puede que hasta esté un poco traída por los pelos, pero lo que sí me parece, de manera clara, es que esta novela no es en absoluto misógina, como se le acusó, al parecer, cuando apareció hace unos años... De hecho, yo diría todo lo contrario.
En cualquier caso, se trata de una novela de terror original y solvente ( es decir, que da su miedito) y que os recomiendo tanto a los y las amantes de género como a quienes no lo soy tanto. Yo, por lo jenos, leyéndola me lo he pasado teta (teta de bruja, en este caso... y perdón por la broma, pero ya la entenderéis si leéis el libro). O mejor, me lo he pasado pipa, no sea que me llamen misoginia a mí... Fijaos que hasta me estoy planteando volver a intentarlo con ECO... Ya os contaré.
(*) Un apunte sobre el idioma original de esta novela: al parecer, se publicó una primera versión, en neerlandés y ambientada en los Países Bajos, pero cuando se vendieron los derechos para publicarla en lengua inglesa, el autor modificó ese primer texto para ambientar las historia en EE.UU. (por lo que sea, que nada tuvo que ver con razones comerciales, claro), utilizando para ello la traducción de Nancy Forest-Flier y su propia nueva redacción, directamente en inglés. Por lo visto, aparte de la ambientación lo que más cambió de la novela Thomas Olde Heuvelt es el final.
viernes, 22 de agosto de 2025
Arthur Schnitzler: Relato soñado
Título original: Traumnovelle
Traducción: Miguel Ángel Vega Cernuda
Año de publicación: 1926
Valoración: Muy recomendable
Está bastante extendida la idea, yo creo que acertada, de que en la vida hay momentos en que el cuerpo, o más bien la cabeza, desdeña la estabilidad y pide acción. Se dice que ocurre no sé si hacia los cuarenta o cincuenta, más frecuentemente en los hombres (aunque yo creo que en ellos solo se manifiesta de forma más visible), y es cuando los más decididos se largan a emprender una nueva vida en un país tropical, el que puede se compra un descapotable, y la gran mayoría no pasa de un viaje un poco bobo con unos colegas, o sencillamente no hace nada en absoluto más que rumiar un descontento que no termina de entender.
Si hablamos de una pareja más o menos estable y con una trayectoria ya larga, quizá esa relación es el primer pilar en tambalearse. Aunque no se haya llegado al hastío o a lo que podríamos llamar desamor, ni se haya uno llegado a plantear nada disruptivo, puede que nos ronde una sensación o sintamos una pequeña punzada, impulsos que pueden tener origen en una imagen, una voz o una simple broma, que de repente provocan un pequeño cortocircuito. Todo puede quedar solamente ahí, pero también es posible que anide para brotar en algún momento posterior. En el caso de Albertine el detonante, todavía algo inocente, es la visión de un joven en un viaje por Dinamarca, una anécdota seguida de un sueño o de un juego de la imaginación, que suele venir encadenado. Albertine se lo cuenta a su marido Fridolin (vale, nombre de helado para niños, pero dejémoslo estar), y provoca una reacción en cadena que ninguno de los dos seguramente había podido sospechar.
Fridolin se encuentra dolido en su autoestima y un poco celoso, pero por encima de todo sorprendido y desbordado por sentimientos desconocidos, y se lanza en busca de aventuras. Casi sin quererlo estas le salen al paso una tras otra y, aunque decidido en su propósito, parece que ha perdido un poco el manejo de los tiempos, hasta que tiene la oportunidad de acudir a la reunión de una especie de sociedad secreta. Aquí empieza a asomar un peligro real, pero también emociones intensas con un indudable sesgo sexual: disfraces, máscaras, mujeres desnudas, ritos extraños, el colmo de lo que un alma ansiosa de emociones podría desear.
Sí, claro, más de uno ya estará pensando en Eyes wide shut, la obra póstuma de Kubrick que justamente está basada en el libro de Schnitzler. Estéticamente impecable, cómo no, la película capta a la perfección la atmósfera inestable que sugiere la narración, ese deambular hacia lo desconocido casi por inercia, la mezcla de temor y decisión inquebrantable que domina al protagonista, la duda permanente sobre si Albertine está pasando por lo mismo, o es todo una alucinación. Para quienes conozcan la película también hay que decir que tiene bastante de deconstrucción del relato, donde los elementos fundamentales se barajan y mezclan al servicio de un guion menos respetuoso en su conjunto que en cada uno de los escenarios. O al menos es lo que ahora soy capaz de recordar, aunque debería volver a verla.
Por su parte, el libro, que es de lo que venimos a hablar aquí, transmite una sensación algo diferente, localizada en un nivel más íntimo donde se profundiza mejor en la psicología de Fridolin y Albertine. Con una prosa a veces algo borrosa, Schnitzler parece mostrar cómo no solo importa y nos afecta lo que realmente ocurre, sino lo que por alguna razón no llegó a ser real, incluso lo que solamente fue soñado, sin que en ocasiones llegue a estar del todo claro a cuál de estas categorías pertenece lo que tenemos en nuestra cabeza.
Otras obras de Arthur Schnitzler reseñadas en ULAD: La señorita Else, La cacatúa verde, El teniente Gustl
jueves, 21 de agosto de 2025
James Ellroy: El gran desierto
Título original: The Big Nowhere
Año de publicación: 1986
Traducción: Carlos Gardini d'Angelo
Valoración: Muy recomendable
Otras obras de James Elroy en ULAD: La dalia negra, Perfidia, Esta tormenta, Mis rincones oscuros
miércoles, 20 de agosto de 2025
Rosario López: Todas las lluvias
- la delicadeza que muestra la autora a la hora de hablar de un tema tan complicado como la salud mental. Dale esto a Paulo Coelho y... bueno, no quiero ni pensarlo.
- su capacidad para extraer de la oscuridad, solo a través de las palabras, tanta belleza
- la relación nieta - abuela. Infinita ternura, mucha credibilidad y cero ñoñería.
martes, 19 de agosto de 2025
José Saramago: Todos los nombres
lunes, 18 de agosto de 2025
VV.AA.: Trampa en Zarkass
Está basado en Piège sur Zarkass, novela de ciencia ficción del escritor francés Stefan Wul, pero se toma algunas licencias con respecto al material original, como inviertir los roles de género (transforma a los protagonistas masculinos en mujeres, establece una raza humana en la que el poder es estrictamente femenino, etc...) o subvertir el sexismo típico en la ciencia ficción clásica. Esto último lo logra mediante su representación del matriarcado, la cual, lejos de caer en la retórica de género divisoria, sobrevuela la parodia. Y es que la mayoría de mujeres en estas páginas actúan como hombres estereotípicos (maldicen, insultan, cosifican a los varones, etc...).
Una pega que le pondría a Trampa en Zarkass, aunque es tan minúscula que para nada lastra al conjunto, es que la voz de Marcel no siempre resulta consistente, porque si bien se mantiene ruda y faltona todo el tiempo, de vez en cuando emplea palabras algo cultas que no le acaban de encajar.
Lo dicho: Trampa en Zarkass es un cómic estupendo. Editado, por cierto, en un precioso tomo integral por Nuevo Nueve*, que incluye tapa dura, páginas a color y bocetos e ilustraciones adicionales.
domingo, 17 de agosto de 2025
Mary Gaitskill: Veronica
Idioma original: inglés
Título original: Veronica
Año de publicación: 2005
Traducción: Javier Calvo
Valoración: bastante recomendable
Quizás un día haya que abrir un debate sobre algo así como los plazos de caducidad de cierta narrativa, debate que, conforme nos acercamos a los tiempos presentes absolutamente (sí, en cierta parte del planeta) condicionados por al avasallador avance de la tecnología y su irreversible penetración en tiempo real en las vidas de la gente, se hace más y más perentorio. Y no me refiero a aberraciones como hacer una novela basada en diálogos de Whatsapp o los hasta ahora fallidos intentos de integrar fe literaria, creatividad y presencia masiva en redes sociales. Quizás es algo más sutil e incluso comporte cierta contradicción respecto a la vieja esencia literaria: la de transportarnos a otras situaciones, otras épocas, otros lugares. Podría aludir a algunas experiencias personales: leer las primeras novelas (por ejemplo, Less than zero) de Easton Ellis hoy me hace sentir algo extraño. Los excesos lisérgicos de las novelas de los 70 (que atraviesan desde Burroughs a Kerouac o Pynchon) hoy nos parecen de la Edad de Piedra.
Veronica es una novela notable, pero sus dos faros de referencia son por una parte el negocio de la moda y las modelos y por otra el terrible impacto del SIDA a finales del siglo pasado. No exactamente dos asuntos que hayan quedado atrás pero a los que la realidad ha aportado marcados matices, e igual que ya no estamos en los noventa en que las modelos de la época (las Crawford, Campbell, Christensen, Evangelista) se habían convertido en íconos pop en un mundo sobrecalentado de consumo, lujo y excesos, los avances de la medicina han aportado esperanza a los portadores del VIH. Dos décadas han obrado esos cambios y la perspectiva del momento de la novela ha cambiado de tal manera que cuesta asociarla incluso a algo posible. Alison nos narra su historia, la de una joven que asiste a su decadencia física, que se ha resignado a que su atractivo físico se ha desvanecido y, enmedio de un desordenado acceso a sus recuerdos, evoca su amistad con Veronica, evocación llena de confusión y ambigüedad y sin posibilidad de contraste, pues Veronica falleció por el SIDA y la propia Alison se encuentra gravemente enferma como consecuencia de las adicciones que mantuvo en su carrera como modelo. Es curioso que esa figura, el convaleciente o incluso agonizante que accede a un confuso flash-back de su trayectoria vital me recuerde tanto a una lectura reciente (Los abandonos) como al difícil Nocturno de Chile de Bolaño.
Gaitskill reviste a Alison de una personalidad propia de esa época, haciéndola oscilar desde la extraña indiferenciaa de quienes se encuentran el mundo en la palma de la mano apenas en la veintena y el desencanto lógico tras una vida de excesos y vacuidad. Veronica, la amiga mayor y de extraña relación se convierte en una especie de reflejo desenfocado. Hasta cierto punto, una puesta en largo de cualquiera de los protagonistas de sus relatos casi marginales de Mal comportamiento, una especie de precuela de esta novela que desprende una tenue pero persistente desazón.
Más reseñas de Mary Gaitskill aquí
sábado, 16 de agosto de 2025
Daniel Guillén (@Manuel_de_BCN): Hazme reír
Año de publicación: 2024
Valoración: recomendable
Un fenómeno curioso que se ha dado en los últimos años es el de escritores/as que han conseguido publicar gracias a su labor previa en las redes sociales; entiéndase que no estoy hablando de los y las típicos influencers, youtubers indocumentados o poeticastros de carpetas de instituto, sino de gente que sabe mucho sobre algún tema -o investiga y luego sabe explicarlo-, pero que no tenían otro lugar para contarlo, así que se dedicaron a hacerlo a través de los conocidos como "hilos" en el antiguo Twitter (lo de ahora es un engendro nazi) o Bluesky. Algunos de estos divulgadores/as (me niego a llamarles "creadores de contenidos") han publicado luego libros que recogen todos esos hilos, de los que unos pocos elegidos, hasta ahora, han merecido la inmortalidad de las reseñas de Un Libro Al Día, como ha ocurrido con los escritos por Pedro Torrijos y Laia San José. En el caso que hoy nos ocupa tenemos a otro de estos divulgadores en redes, Daniel Guillén Hidalgo -conocido en internet como @Manuel_ de BCN-, que no se dedica a contarnos historias sobre arquitectura o vikingos, sino de algo que suele ser del agrado general o que, al menos, todos y todas disfrutamos alguna vez, según los gustos de cada cual, e incluso puede volverse adictivo: la comedia.
Pero no cualquier tipo de comedia; no hablamos ni de la Comedia dell'Arte ni de los vodeviles burgueses que se suelen representar en los teatros durante las fiestas patronales de cada ciudad... En el caso de este libro, los muchos capítulos se dividen entre los dedicados a:
a) Series de televisión o "comedias de situación" (sit-coms) más o menos míticas: Fawling Towers -de donde el autor sacó su seudónimo en redes, pues uno de los personajes siempre se presentaba como "Manuel, de Barcelona"-, Te quiero, Lucy, Seinfeld, Loco por ti o Las chicas de oro...
b) Películas de humor: entre los que aparecen grandes éxitos (por no decir filmes ya míticos) como Una noche en la ópera, El jovencito Frankenstein, La escopeta nacional, La vida de Brian, Aterriza como puedas, Cuando Harry encontró a Sally o Tiempos modernos, de Chaplin -en un capítulo en el que también nos habla de otros dos colosos de la época: Harold Lloyd y Buster Keaton-; al igual que en las series del apartado anterior, los capítulos se centran, sobre todo, en la génesis, en ocasiones dificultosa, de estos grandes y divertidísimos títulos 8un recuerdo desde aquí al beatle George Harrison, que hipotecó su mansión para poder financiar y, sobre todo, ver La vida de Brian, en lo que se ha llamado "la entrada de cine más cara de la Historia").
c) La mayor parte del libro está dedicado a cómicos/as que, si bien han podido triunfar luego en el cine y/o la televisión, comenzaron o cuando menos cultivaron con frecuencia durante alguna época de su vida lo que se conoce como stand up comedy, es decir, que han sido monologuistas o, aunque sea, cuentachistes... La lista es muy amplia y en ella encontramos desde estrellas de cine -es decir, que se dedicaron al cine posteriormente, pero empezaron sobre los escenarios-, como Steve Martin, Woody Allen, Robin Williams, Bill Murray, Richard Pryor, Jim Carrey... (estos primeros nombres quizá sorprendan a los no norteamericanos), otros que no dieron el salto a la gran pantalla , pero cuyo nombres resultan legendarios para los profesionales y aficionados al humor, como George Carlin o Lenny Bruce; epítomes de cierto humor británico -aparte de los (Monty Python, claro), como Peter Sellers, Rowan Atkinson y Ricky Gervais e incluso representantes hispanos del género: el gran Gila, Andreu Buenafuente o, a estas alturas ya mítico Eugenio. En esta categoría también podemos incluir a grupos teatrales que , aunque no hagan exactamente monólogos -de hecho, hay unos que ni siquiera hablan-, han triunfado en los escenarios de allí por donde han pasado: me refiero a Tricicle y a los no menos geniales les Luthiers.
Como se ve, a excepción de estos últimos, argentinos, el resto de comediantes de los que Daniel Guillén nos habla en el libro -hay alguno/a más, pero ocurre lo mismo- son o del ámbito cultural español o de países anglófonos. No hay más representantes del humor latinoamericano ni tampoco de , por ejmplo, el humor francés o italiano. Es comprensible, puesto que la muchos de los personajes y obras de los que trata el libro aparecen en él debido al recuerdo o la trayectoria vital y cultural del autor y, además, la bibliografía disponible sobre humoristas escénicos parece estar sobre todo en inglés, pero, de todos modos, sería deseable que en algún futuro nuevo volumen se incluyeran a cómicos/as de otras lenguas o culturas. También, aunque ya aparecen aquí unas cuantas, como la mencionada Lucille Ball o Carole Burnett, podría dedicarse más espacio a las mujeres humoristas, algunas de ellas excelentes (y particularmente en el ámbito del monólogo, creo yo). Lo mismo puede desearse sobre la inclusión de humoristas surgidos no en los clubes de comedia, los teatros o en la tele, sino en los diferentes canales que proporciona internet hoy en día (como el propio autor del libro).
Puntualizaciones éstas, en todo caso, muy secundarias ante la gran virtud del libro, que es hacernos pasar un buen rato y, sobre todo, darnos ganas de pasarlo aún mucho mejor conociendo o revisitando, toda la plétora de humor que nos propone.
viernes, 15 de agosto de 2025
Javier Puga Llopis: Arabia feliz
jueves, 14 de agosto de 2025
Alejandro Sawa: Declaración de un vencido
miércoles, 13 de agosto de 2025
Béla Braun: El cuerpo anterior
Año de publicación: 2025
Valoración: Entre está bien y recomendable
Béla Braun tiene nombre de director de cine húngaro, de escritor centroeuropeo del período de entreguerras o, incluso,
Y no si es esto es casual o no, o si estas asociaciones son más fáciles de hacer cuando se conocen estos datos, pero el caso es que en El cuerpo anterior veo influencias centroeuropeas y ecos de autores mexicanos, así como de algún otro autor imprescindible del siglo XX. Y es que
El cuerpo anterior = (Gótico romántico + (0,4*Ibargüengotia) + (0,1*Cartarescu) +(0,3*Borges))/2
¿Cómo se come esto? Pues mirad, con una mujer de belleza deslumbrante y espectral que irrumpe en la vida de un joven universitario de suburbios, un maestro de artes marciales, dislocaciones y desdoblamientos de la realidad, puertas a otros mundos, etc. ¿Entendéis algo?
A ver. ¿Y si digo que, a fin de cuentas, El cuerpo anterior es una novela de formación? ¿Mejor, no? ¿Y si digo que es una novela de formación que roza de alguna forma el género fantástico? Nos vamos acercando. ¿Y si digo novela de formación que de alguna forma roza el género fantástico pero sin dejar de estar anclada a la realidad mexicana? ¡Ahora sí!
Porque El cuerpo anterior es la historia de una búsqueda y una huida (sigue adelante, cambia tu vida, sal con otras personas, deja el pasado atrás, dicen) narrada en primera persona y en la que pasado y presente se mezclan en el recuerdo demostrando, una vez más, que el tiempo no es una dimensión lineal que avanza siempre en el mismo sentido.
Creo que tres son los aspectos más conseguidos de la novela: la atmósfera espectral que las apariciones de Ishtar generan, la ambientación que acompaña a esa atmósfera (hablo en particular de los espacios físicos) y la parte más cercana a Ibargüengoitia, con su realismo trágico-grotesco. Pero estos tres aspectos funcionan bien (y muy bien, por momentos) como elementos aislados; en cambio, diría que su encaje en el conjunto no acaba de estar del todo logrado. Vaya, el clásico "el todo es inferior a la suma de las partes".
Lo que es innegable es que El cuerpo anterior es una novela original, ambiciosa y arriesgada y ese es un mérito que no podemos quitarle a Braun. Como tampoco podemos negar que se trata de un libro disfrutable y aprovechable, aunque no consigo alcanzar del todo las cotas que prometía.