Título original: The Heart Goes Last
Año de publicación: 2015
Traducción: Laura Fernández Nogales
Valoración: entre recomendable y está bien
Stan y Charmaine constituyen una joven pareja de algún lugar del Rust Belt estadounidense que se han visto afectados por la crisis y la desindustrialización de su ciudad; en consecuencia, han acabado viviendo en su coche, en una situación que amenaza con volverse todavía más precaria (si cabe). ya lo sé, con estas premisas o incluso menos, Donald Ray Pollock armaría un estupendo relato sobre la miseria y desesperanza de la "basura blanca" norteamericana (bueno, algo más esperanzada ahora que van a hacer a América great again). Pues por ahí también parece que van a ir las cosas hasta que Atwood da un quiebro y convierte un relato de "realismo sucio" post-crisis industrial en una suerte de distopía (tampoco estoy muy seguro de hasta qué punto lo es): nuestra desdichada pareja se apunta a un "experimento socio-económico", una colonia o proyecto llamada Consiliencia/Positrón, donde los residentes se convierten, en meses alternos, en habitantes "libres" de la ciudad de Positrón y en reclusos de la cárcel llamada Positrón, en la que deben realizar los trabajos que les son asignados, sin remuneración. Juntos, ambos lugares vienen a configurar una comunidad privada a medio camino de 1984, La lotería de Babel y la primorosa ciudad-decorado de El show de Truman (lo bueno de esta distopía es que lo mismo puede servir para denunciar los abusos del neofeudalismo de las corporaciones capitalistas que el totalitarismo por parte de los régimenes socialistas; la pueden agitar como advertencia tanto los defensores del ultraliberalismo como los de la economía cooperativa y el asamblearismo ácrata).
Bien, ¿entonces nos encontramos ante una novela distópica que denuncia hiperbólicamente los males de nuestra sociedad? Pues sí... pero no. Porque el argumento aún da más de un giro y nos ofrece desde una ácida comedia sexual a un tecno-thriller, pasando por una farsa surreal-futurista (todo lo que puede considerarse como tal cuando una historia se traslada a Las Vegas)... o en realidad, todo esto algo mezclado. La razón de estos cambios o quiebros en la narración la explica Margaret Atwood en alguna entrevista como ésta. Al parecer, la idea original para la novela es que fuera apareciendo por entregas, a modo de folletín decimonónico; de ahí la utilización por su parte de los llamados cliffhangers o sorpresas al finalizar cada capítulo para mantener el interés del lector hasta que apareciese el siguiente.
Digamos, pues, que distopía, pero no de una de alta densidad como en uno de los libros más conocidos de esta autora, El cuento de la criada (aunque quizás haya algún elemento común en ambas novelas), sino más ligera y que se desliza hacia la sátira, en el mejor de los casos, cuando no al vodevil. No es que la novela no trate también sobre temas de fondo de bastante interés: para empezar, el libre albedrío, así como el autoengaño al que somos tan proclives las personas, los límites que deberían -o no- tener los avances científicos o el peligro de aplicar soluciones "milagrosas" a problemas complejos, pero tal vez se encuentren algo diluidos en el humor -que Atwood reparte a raudales y de bastante finura- y en la pura diversión literaria. Que eso sí, está asegurada... y no es poca cosa.
Otros libros de Margaret Atwood reseñados en Un Libro Al Día: Érase una vez, El asesino ciego, Doña Oráculo, Oryx y Crake, La semilla de la bruja, Alias Grace, El cuento de la criada, Por último, el corazón, Nada se acaba, Un día es un día, Los testamentos, Posturas políticas