viernes, 11 de abril de 2025

Magalí Etchebarne: La vida por delante

Idioma: español

Año de publicación: 2024

Valoración: Está bien

Último ganador de cierto prestigioso concurso de libros de cuentos, éste está formado por cuatro relatos de mediana extensión, caracterizados todos por :

1- Estar ambientados en época actual y en contextos cotidianos, domésticos, incluso.

2- Protagonizados por mujeres, más o menos de la edad (qué curioso) de la autora, sin pareja, salvo en el último cuento y de clase más o menos media, con trabajos, cuando los conocemos, en relacionados  con ámbitos creativos, sin serlo ellas directamente.

3- Las protagonistas transitan por un momento de incertidumbre vital, de cuestionamiento o, cuando menos, desconcierto acerca del camino a seguir, de extrañamiento, incluso, con el mundo que les rodea.

Aparte de eso, el primero y el tercero de los cuentos, titulados respectivamente Piedras que usan las mujeres y Temporada de cenizas están estrechamente relacionados, hasta el punto de que podrían tratarse de variantes del mismo relato o uno precuela del otro -o el segundo secuela del primero, si se prefiere-; ambos tratan de la vejez y enfermedad de la madre,  en los dos casos mujeres que fueron abandonadas por sus maridos para irse con chicas más jóvenes y cuya fortaleza mental queda arrasada por la enfermedad y la edad. Además, encontramos otro punto en común en la presencia , supongo que con ánimo metafórico, de unas piedras de obsidiana que algunas mujeres se introducen en salva sea la parte para obtener su supuesta energía. Es cierto, en todo caso, que ambos resultan relatos muy sensibles sobre la relación entre madres e hijas -y, sobre todo, cuando las hijas se convierten en "madres" de sus madres- y sobre lo inclemente del devenir que a veces se precipita (por no decir que se derrumba) sobre las personas que han sido un firme pilar nuestro durante muchos años.

El segundo de los relatos, Un amor como el nuestro, trata de la solitaria correctora de una editorial que viaja a las cataratas de Iguazú junto con una autora de novelas románticas de la que se ha hecho amiga (spoiler o, mejor dicho, NO spoiler: la historia no va de una relación sáfica entre ellas) y el cuarto, Casi siempre desesperados, sobre la crisis de una pareja formada por Ramiro, un dramaturgo bastante insoportable y Ana, ayudante de un director de danza que se cuestiona adónde va esa relación y que diantres está haciendo con su vida... (En mi opinión, cualquier persona medio normal le diría: lo primero de todo, deja a ese cretino... Pero, bueno, tampoco quiero condicionar la lectura de nadie).

En conjunto, un puñado de relatos escritos con competencia pero que al encontrarse, quizás, demasiado apegados a lo cotidiano, no elevan el tono sino en contadas ocasiones... Cuando esto ocurre -en el segundo de ellos, por ejemplo, cuando la protagonista recuerda el accidente por el que luce una aparatosa cicatriz en la pierna- la narración gana  en interés y hasta transcendencia, dotando a los relatos de una mayor consistencia, siquiera momentánea. Porque, en general, ya digo que son historias muy pegadas a los sentimientos e impresiones de las personas -de las mujeres, en este caso- de entornos normales, de una edad determinada, etc. lo cual, sin duda, resultará satisfactorio para quien se identifique con las protagonistas o esté más interesado/a en las vivencias de figuras de este tipos, pero, me temo, se queda un poco corto para quien busca en la ficción hechos y personajes extraordinarios o, cuando menos, distintos a su propia realidad o de las que puede tener noticia en su entorno cotidiano.


jueves, 10 de abril de 2025

Laura Esquivel: Como agua para chocolate

 Idioma original: Español

Año de publicación: 1989

Valoración: Recomendable


A raíz de la nueva adaptación de Netflix, me animé a releer este libro del que guardaba muy buenos recuerdos. Lo había leído en dos ocasiones, la última hace apenas unos años. No estoy seguro de que valga la pena releerlo; no considero que una relectura aporte algo nuevo a nivel intelectual, pero sí posee un componente nostálgico para quienes vivimos lejos de México y mantenemos una conexión con nuestro hogar a través de la comida de nuestras madres y abuelas.

La trama es sencilla, propia de una telenovela mexicana de época: Tita es la hija menor de una familia de puras mujeres (como buen mexicano, el padre abandonó el hogar, o se murió, no tiene mayor importancia). La madre, estricta en el cumplimiento de los mandamientos de la Iglesia y de las buenas costumbres, le impide a Tita casarse, destinándola a atender la casa y, sobre todo, a la propia madre. Sin embargo, esto no es impedimento para el amor. El novio de Tita, al ver que no puede desposarla, decide casarse con la hermana mayor con el pretexto de permanecer cerca de Tita (muy astuto), lo que provoca un drama familiar lleno de rencores, envidias y celos. No revelaré el desenlace de la historia, pero resulta bastante predecible.

Lo verdaderamente importante del libro es el papel que juega la comida. Al inicio de cada capítulo se presenta la receta de algún platillo o postre, cuya preparación o degustación desencadena los distintos episodios de la vida de Tita. Cuando ella prepara el pastel para la boda de su hermana mayor con su propio enamorado, no puede contener las lágrimas de desamor, que caen inadvertidamente sobre la masa. Al comer el pastel, los invitados se ven invadidos por una profunda melancolía que los lleva a llorar sin consuelo. Otro episodio memorable es el de la codorniz en salsa de pétalos de rosa, que ejerce un efecto afrodisiaco en quienes la prueban, al punto de que la hermana de Tita no puede contener su deseo, se despoja de su ropa y huye con un soldado revolucionario en un arrebato de pasión. Como se darán cuenta, esta novela está llena de elementos fantásticos que contrastan de manera interesante con la simpleza de la vida de campo (aunque las comparaciones con Cien años de soledad resultan inevitables).

Como agua para chocolate conserva para mí su encanto y su capacidad para evocar nostalgia a través de la cocina y las tradiciones familiares. La película está bien, a secas. Aunque la escena de las codornices es perfecta. La nueva serie de Netflix no la he visto aún, aunque no tiene muy buenas críticas. Además, me encanta el título de libro, que uno esté 'como agua para chocolate' significa que le hierve la sangre, ya sea por ira o, en este caso, debido a la pasión.

Por cierto, cuando alguien en Japón me pide que le recomiende una novela mexicana, siempre les recomiendo ésta (está traducida al japonés como 'La leyenda de la salsa de rosas'). Es fácil de leer, tiene el toque exótico que puede ser del gusto de un extranjero, y tiene un final feliz.

miércoles, 9 de abril de 2025

Bruno Schulz: Madurar hacia la infancia

Idioma original de los textos: Polaco
Año de publicación de este volumen: 2025
Traducción: Elzbieta Bortkiewicz
Valoración: Muy recomendable

Madurar hacia la infancia es un volumen editado por Siruela. Compila varios textos de Bruno Schulz, así como un buen puñado de su obra gráfica. 

Entre los textos tenemos dos novelas autobiográficas (aunque en el prólogo de este volumen se las tilda de «libros de relatos», yo las consideraría novelas o, como mucho, ciclos cuentísticos): "Las tiendas de color canela" y "Sanatorio bajo la clepsidra". Ambas se cuentan entre lo mejor que tiene por ofrecernos Schulz. Las sigue "El cometa", un relato bellísimo, y material variado que incluye desde reseñas, entrevistas y posfacios hasta artículos sobre política.

Puesto que resulta difícil reseñar un libro tan ecléctico en su conjunto, diré para empezar que demuestra la versatibilidad, imaginación e inteligencia de Schulz, que evidencia por qué se considera al autor un máximo exponente de la prosa poética y que permite al lector adentrarse en un universo (no sólo literario, también gráfico; no sólo narrativo, también de corte ensayístico) único y personal.

Aunque todos los textos compilados en Madurar hacia la infancia me han parecido de una calidad indiscutible en cualquiera de sus apartados, admito que mi predilección estética me ha hecho disfrutar sobre todo aquéllos que se adscriben en la narrativa, pues permiten que el apabullante manejo del lenguaje de Schulz, así como su maravillosa imaginación, brillen con inusitada fuerza. También me han atraído sobremanera los temas barajados en ellos por el autor, que van desde las relaciones familiares (tema en el que predomina la figura entre patética y siniestra del padre, y que a su manera incluye al servicio doméstico) hasta el erotismo o el trazado de una ciudad cambiante y onírica.

No hay más que mirar cualquiera de los pasajes que componen, por ejemplo, "Las tiendas de color canela", para convencerse de ello de la calidad y lirismo de la prosa de Schulz. En el primer capítulo ya nos recibe una descripción de una plasticidad y sensibilidad inigualables que dice así: «Tras hacer la limpieza, Adela hizo aparecer la sombra sobre las habitaciones cerrando las cortinas de hilo. Entonces, los colores bajaban una octava y el cuarto se oscurecía sumido en la claridad del abismo marítimo, reflejado opacamente en los espejos verdes, y todo el color del día respiraba entre las cortinas, que ondeaban ligeramente en los sueños del mediodía.» (pg. 46)

En otro párrafo magistral engarzado en esta misma obra, localizado abriendo una página al azar, hallamos lo siguiente: «El cielo barrido por los vientos, amplio y argénteo, estaba labrado por líneas de fuerzas, tan tensadas que parecían romperse, por surcos severos, como venas petrificadas de estaño y plomo.» (pg. 131-132)

No puedo dejar de mencionar el posfacio que Schulz dedica a El proceso de Franz Kafka, donde alaba la abstracción con que la novela aborda «la intromisión de la ley en la vida del hombre»: «Kafka encontró en el idioma humano una especie de corporeidad adecuada, una clase de material sustituto para esos asuntos inalcanzables e inexpresables en el cual construye y teje hasta los detalles más menudos la estructura del asunto.» (pg. 458)

A este posfacio de Schulz le debemos otra exquisita reflexión sobre la literatura de Kafka: «Los libros de Kafka no constituyen ninguna imagen alegórica, clase o exégesis de la doctrina, son una realidad poética autónoma, redonda, cerrada por todos los lados, justificada en sí y en reposo. (...) la obra vive una vida poética propia, polivalente, insondable y no agotada por ningunas interpretaciones.» (pg. 459)
 
Los dibujos de Schulz que cierran Madurar hacia la infancia me parecen tan prodigiosos como sus textos. Hay cierta reminiscencia de mi admirado Alfred Kubin en su factura; también ecos al erotismo prohibido presente en las niñas de Balthus, o a la sexualidad sadomasoquista de ciertos bosquejos de George Grosz.

martes, 8 de abril de 2025

Lisa Tuttle: Mi muerte

Idioma original: Inglés 
Título original: My death
Año de publicación: 2004
Traducción: Regina López Muñoz
Valoración: Bastante recomendable

Una premisa extremadamente sencilla y apenas 140 páginas son más que suficientes para que Lisa Tuttle nos ofrezca una sorprendente novela sutil, fina, psicológicamente compleja, ambigua y con un toque siniestro. La definición no es mía sino de la propia narradora de Mi muerte cuando habla de La segunda esposa, quinta novela de Helen Ralston.

¿No suena todo esto un poco borgiano? Vale, ya sé que yo veo a Borges por todas partes pero es que Mi muerte tiene un puntito muy del rollo de Jorgito. 

Y eso que el comienzo nos habla de una escritora de mediana edad en plena crisis vital y creativa que decide, fruto de una especie de revelación proustiana, escribir la biografía de Helen Ralston, escritora, modelo y amante de un más o menos conocido pintor de principios de siglo.

Lo que inicialmente parece otra puñetera novela sobre el bloqueo del escritor o una simple "investigación literaria" gira, gracias a casualidades, espejos, paralelismos y desdoblamientos, en una novela de misterio que por momentos se acerca a la ciencia ficción para terminar convirtiéndose en una reflexión sobre el género y la identidad, sobre el sexo, sobre el arte y el papel de la mujer en el mismo a lo largo de la Historia, sobre renacimientos y bucles que han de romperse.

Tres son los aspectos que destacaría por encima de todo en la novela:

  • La evolución de la atmósfera de la misma, desde el casi inicial (y ultrabritish) té con pastas hasta una segunda mitad que roza lo onírico, lo gótico y lo tenebroso.
  • El manejo de lo simbólico.
  • La exploración de la autora en la relación narradora / Helen y cómo la misma se mueve entre la fascinación y la intimidación, entre el sobrecogimiento y el "asco".
Lo dicho, novela breve y sorprendente, con un tránsito de lo más interesante de lo costumbrista a lo más oscuro del alma. Y todo en 140 páginas, oigan.

lunes, 7 de abril de 2025

Henry James: La muerte del león

Idioma original: inglés

Título original: The Death of the Lion

Traducción: Eduardo Lago

Año de publicación: 1894

Valoración: Se deja leer


Supongo que mis colegas del blog estarán de acuerdo, pero quizá es algo que a nuestros lectores se les puede escapar: a veces no apetece reseñar un libro. Ocurre, o al menos me ocurre a mí, cuando el libro es ni fu ni fa, no despreciable pero tampoco ha dejado una huella importante (ahí encajaría a la perfección una expresión tan usual como ‘poco reseñable’), o cuando uno, por alguna razón, no encuentra demasiadas cosas que contar aparte de hacer una vulgar sinopsis. Pero esta especie de ligero malestar se me hace más patente cuando leo a un autor considerado más o menos clásico, que está en los cánones y por tanto debería aportarme cosas interesantes, pero al que no termino de encontrarle el punto atractivo. Todo esto podría muy bien ser la conclusión de la reseña, pero es obligado contar algo más, y a ver si así termino descubriendo el porqué de mi tibieza, indiferencia, decepción.

La muerte del león ('león' tiene en el mundo anglosajón la acepción coloquial de celebridad, o algo así) relata la relación entre un joven periodista y un escritor admirado aunque todavía algo lejos del éxito. Al primero se le ha encomendado entrevistar al autor, pero le es vetada su intención de hacer un reportaje de corte más personal que literario. El joven, presa de la admiración por el artista, se dedicará a intentar protegerle y preservar sus valores y su personalidad cuando se da cuenta de que hay gente que intenta convertirle en un personaje de la vida social, el típico famosillo que da lustre a fiestas y reuniones. De alguna manera, es la disociación entre lo público y lo privado, el escritor y la persona que está detrás.

Todo esto que he contado, que es un poco lo que da de sí esta novela corta, le lleva a James bastantes páginas, en las que hace gala de una prosa alambicada con la que intenta a cada paso profundizar en la psicología de los personajes, más en sus reflexiones que en sus acciones, que son más bien pocas, y obliga al lector a pararse en cada frase para entender y relacionar. No creo que James sea de esos autores que escriben para sí mismos, lo que suele ser motivo de ilegibilidad, pero al igual que el escritor, el artista en sentido amplio, tiene todo el derecho a esperar un esfuerzo de su público, éste tiene el mismo derecho a negarse a hacerlo. Queda por tanto ahí el aviso de que, si no nos apetece mucho entrar en ese juego, la lectura, al menos a la vista del libro al que me refiero, puede resultar poco o nada gratificante.

El ejemplar que manejo se completa con El rincón feliz, un relato que parece menor aunque a mí me ha resultado más atrayente. Con algunos tintes góticos, James presenta a un individuo que visita periódicamente la vieja casa familiar hasta que empieza a sospechar que aloja una extraña presencia. Sombras inexplicables, sonidos sutiles y puertas que se dejaron cerradas y aparecen abiertas dan paso a un crescendo de terror psicológico en el que se reúnen tenues recuerdos con una confusa sensación de desdoblamiento de personalidad. 

Todo lo cual tiene a su vez origen en la experiencia del propio James, norteamericano afincado en Europa y más adelante nacionalizado británico, que traslada al personaje la experiencia dual de dos mundos que considera muy diferentes. Cuando su protagonista regresa a Nueva York, se plantea la clásica duda sobre lo no vivido: qué hubiera sido de no haber emigrado, o bien de no haber regresado. Incluso si al abandonar una tierra (podríamos incluir cualquier otra circunstancia, el fin de una relación, por ejemplo) algo de nosotros permanece en el lugar de origen, ese reflejo de lo que quedó quizá en la casa familiar. Todo bajo una atmósfera bien conseguida cuando el autor se despoja, aunque sea parcialmente, del lenguaje moroso y algo barroco que tanto pesa en el relato anterior. Seguramente es por este camino por el que James consiguió evitar esa desconexión con el lector que he creído detectar en el primero de los relatos, y así parece que se aprecia en algunas de sus otras obras reseñadas en este blog, y que se pueden consultar aquí abajo.

Todas las reseñas sobre Henry James en ULAD: aquí


domingo, 6 de abril de 2025

Rachel Cusk: Un trabajo para toda la vida

Idioma original: inglés.
Título original: A Life's Work.
Traducción: Catalina Martínez Muñoz.
Año de publicación: 2001-2007.
Valoración: se deja leer


Rachel Cusk escribió Un trabajo para toda la vida en el 2001. Quiero suponer que, entonces, era una escritora con poca repercusión y que necesitó, de alguna manera, compartir sus experiencias. Siguiendo con las suposiciones, cuando alguna de su obra posterior (alguna reseñada aquí) obtiene un reconocimiento más o menos generalizado (dentro de este liliputiense mundillo), se opera el consabido proceso de progresiva curiosidad del público por la obra anterior, la recuperación – previas cuestiones legales o burocráticas – de ésta, etc. Cuestión esta que es una cierta especialidad de Libros del Asteroide, notable editorial que suele presentar autores poco conocidos (actuales y no tanto) . En el marco de este proceder, recuperar esta obra más de dos décadas después de su primera publicación responde a esta lógica. Lo que no me ha cuadrado tanto es que la autora incorporara, ya en 2007, dos textos introductorios, que en esta edición se han incluido.

Porque estas dos introducciones desvirtúan la obra, parecen pretender justificarla y casi excusarse por su contenido, y hasta cierto punto condicionan su lectura, como si la autora renegara parcialmente de su escrito original, o necesitase explicar sus intenciones ante eventuales malas interpretaciones. Que parece ser que las hubo, en su momento. No había que esperar a que Elon Musk se hiciera con Twitter para destapar el odio, al parecer. Lo siento, pero mi opinión es que esto ni era necesario en 2007, y en 2025 ya es francamente prescindible.

Básicamente, Un trabajo para toda la vida es como un dietario algo desordenado de experiencias y reflexiones relacionadas tanto con las últimas fases del embarazo como con el parto y los primeros años de cuidado del niño. Está escrito, por lo tanto, en una obstinada primera persona, que es como suelen escribirse estos libros. Pero es que esas sensaciones que se manifiestan, desde las consecuencias físicas, inevitables, hasta el proceso mental, que me temo que también depara muchos lugares comunes, no me han aportado novedad alguna sobre lo que es una sensación universalmente experimentada y universalmente aceptada. Bueno: quizás no tan universalmente. No tantas madres desempeñan una profesión o una situación económica como la de Cusk, que les puede permitir disponer de canguros y cuidadoras (algo tendencioso, por cierto, el episodio del incidente con la cuidadora española). Entonces si esa percepción de la situación personal ocasiona esas sensaciones, si esa reflexión induce a sentimientos poco convencionales – el rechazo, el hastío, el agobio –pero esas circunstancias no los convierten en reprobables, sino en manifiestamente lógicos, Cusk inunda su corriente de conciencia de tópicos que, a pesar de su honestidad y sinceridad, parecen extraídos de una versión algo erudita y desganada de un diario de Bridget Jones, madre. Todo lo cual reduce el atractivo del texto.

Otros libros de Rachel Cusk reseñados en ULAD: aquí

sábado, 5 de abril de 2025

Karel Čapek: La fábrica de Absoluto

Idioma original: Checo
Título original: Továrna na absolutno
Año de publicación: 1922
Traducción: Rafael R. Ortega
Valoración: Recomendable

Imaginaos que existe una máquina revolucionaria llamada Karburátor, capaz de producir energía ilimitada combustionando sólo un poco de materia. Dicha máquina destruye la materia que la alimenta al completo, sin dejar residuo tangible alguno. Resultado de esto es que Dios, o el Absoluto, que se encuentra confinado en todas las cosas, queda liberado por el mundo, provocando exaltación mística, milagros de todo tipo y el colapso de la civilización tal y como la entendemos («el mundo se sacudía bajo el estruendo de los ejércitos, (...) las fronteras de los estados se retorcían como lombrices en la tierra, y todo se desmoronaba en ruinas», pg. 203).

Esta es la premisa de La fábrica de Absoluto, un clásico de la ciencia ficción con un interesantísimo concepto de base, grandes dosis de crítica social y generosas paletadas de humor. Sin duda, esta sátira se encuentra a la altura de otras de Karel Čapek, su autor, como la también genial La guerra de las salamandras.

Al igual que la mentada La guerra de las salamandras, por cierto, La fábrica de Absoluto es capaz de exprimir al máximo su premisa. También, al igual que la otra obra mencionada, ofrece una admirable visión panorámica del mundo en el que transcurre, porque, en ella, un cronista nos muestra cómo el Absoluto afecta a la gente, a la industria, a la religión, a la Iglesia, a la economía, a la medicina, a la causa proletaria, a distintos países, etc... Y lo hace a través de un puñado de personajes recurrentes, mostrando viñetas secundarias, describiendo «eventos aparentemente locales» (de los que «se puede extraer un gran caudal de acontecimientos históricos», pg. 191) o citando la opinión de varios intelectuales con respecto al Absoluto.

Semejante argumento permite a Čapek arrojar ideas de un ingenio asombroso en torno a Dios, la religión y la fe. Por ejemplo, sobre la relación entre los técnicos y Dios expresa lo siguiente de boca del ingeniero Rudolf Marek, inventor del Karburátor: «Yo no creo en nada. (...) No quiero creer. Siempre he sido ateo. He creído en la materia, en el progreso, y en nada más. Soy un hombre de ciencia (...); y la ciencia no puede aceptar la existencia de Dios. / (...) Es un caso de Él o la ciencia. No afirmo que Dios no exista; solo digo que no debería exitir o, al menos, que no debería mostrarse. Creo que la ciencia lo está desplazando poco a poco, o en todo caso impidiendo que se manifieste; y considero que esa es la misión importante de la ciencia.» (pg. 29)

Por su parte, G. H. Bondy, director de la Metallo-Electric Company, sirve a Čapek para entregar una perspectiva más permisiva sobre este tema: «Desde el punto de vista empresarial (...), es una cuestión indiferente. Si quiere existir (...), que exista. No somos mutuamente excluyentes.» (pg. 29)

Otra idea muy sugerente la dedica Čapek a la Iglesia. El obispo Linda afirma lo siguiente: «Señores, no se engañen pensando que la Iglesia trae a Dios al mundo. La Iglesia lo encierra, lo controla.» (pg. 46)

El elenco protagónico de La fábrica de Absoluto no es particularmente memorable. Esto, sin embargo, no molesta, pues ya hemos aclarado que esta es una novela de ideas, y que prioriza la construción de su mundo a la de sus personajes («Abandonemos el intento de psicologizar a los grandes hombres», dice el cronista en la pg. 180).

Sin embargo, hay que admitir que Bondy, quizá lo más parecido a un protagonista en esta obra, tiene cierta complejidad. Čapek lo usa para mostrar a un ser humano promedio (es decir, egoísta y plagado de defectos) rodeado de santos. 

Bondy explica a la que fuera su prometida: «Nunca podría casarme con una mujer capaz de leer mis pensamientos. Podría ser religiosa hasta el extremo, caritativa sin límites con los pobres; yo puedo permitírmelo, y además, eso me da buena publicidad. Soportaría incluso la virtud, Ellen, por amor a ti. Soportaría cualquier cosa. (...) Pero Ellen, ni los negocios ni la vida en sociedad son posibles sin pensamientos privados. Y el matrimonio, sobre todas las cosas, es inconcebible sin esos pensamientos ocultos.» (pg. 84)

El propio Bondy es eventualmente afectado por el Absoluto. A Marek le comenta al respecto: «Lo he superado, Rudy, lo he vencido. (...) Cuando me invadió, fue el momento más feliz de mi vida.» A continuación describe los síntomas: «Amor por el prójimo. (...) Estaba frenético de amor. Jamás hubiera creído que podía sentir algo así. (...) / Lo he expulsado. Como un zorro que se arranca una pata para liberarse de una trampa.» (pg. 122-123)

Ah, Bondy. Ya en el clímax de la novela (muy redondo, por cierto), afirma a alguien tan «independiente y experimentado» como él: el Absoluto «es el verdadero Dios. (...) pero (...) este verdadero Dios es demasiado grande. / (...) Es infinito. Ahí está el problema. Cada quien se apropia de una pequeña parte de Él y luego cree que posee el todo. (...) Para convencerse de que Dios les pertenece por completo, tienen que eliminar a cualquiera que piense lo contrario.» (pg. 200)

Poco más que añadir. Sólo reiterar que La fábrica de Absoluto es un clásico de la ciencia ficción que presenta y desarrolla un concepto interesante, que ostenta un cierre perfectamente redondo y que derrocha ideas y humor de una agudeza sorprendentes. Čapek en su máximo esplendor, señores.


También de Karel Čapek en ULAD: Aquí