lunes, 14 de julio de 2025

Samanta Schweblin: El buen mal

Idioma original: 
español
Año de publicación: 2025
Valoración: recomendable (pero esperaba más)
 
Cada libro que saca Samanta Schweblin es todo un acontecimiento. Primero, porque son pocos (seis libros en total en 23 años: cuatro volúmenes de relato y dos novelas), y después, porque son muy buenos. Pájaros en la boca o Siete casas vacías tienen legiones de fans (aunque a Juan no le gustase demasiado el segundo); por mi parte, tengo Distancia de rescate en un altar, lo he leído media docena de veces (la suerte es que es corto), lo he elegido como lectura para varias de mis clases, y me parece una de esas joyitas de ciento y pico páginas que se pueden leer de una sentada, pero que dejan poso para unos cuantos días. Con estos antecedentes, El buen mal tenía todos los ingredientes para ser una de las lecturas del verano, en sentido individual y colectivo.
 
Bueno, pues como dice la valoración ahí arriba, no diría que es un mal libro pero, siendo un libro de Samanta Schweblin, esperaba más... De los seis relatos que componen el libro, uno me ha parecido buenísimo; dos, buenos, y los otros tres, ni fu ni fa. Habrá quien diga que un relato buenísimo justifica un libro, y quizás sea verdad, pero personalmente esperaba una regularidad algo mayor, y que más cuentos me sorprendiesen, me impactasen, me hiciesen volar.
 
Empiezo por el cuento que me parece buenísimo: "El ojo en la garganta", la historia de un niño que sufre un terrible accidente que condiciona su relación con el mundo y su (in)capacidad para comunicarse con quienes lo rodean. Algo que hace que el cuento sea aún más impactante es el punto de vista, que es el del propio niño protagonista, que refleja los miedos, las inquietudes, los miedos, los errores de los adultos (incluso aquellos que no ha presenciado directamente, pero, a pesar de esta aparente inverosimilitud, es una voz que funciona). Uno de estos errores en particular marcará el destino de la familia, como una herida traumática que nunca se acaba de cerrar. Es un cuento angustioso, por la historia que cuenta, pero también por la atmóstfera que construye, a través de un conjunto de personajes y situaciones inquietantes (me gusta mucho el inglés ominous para referirse a este tipo de sensaciones) que hacen que, a pesar de este ser un cuento esencialmente realista, en el sentido de no incluir ningún elemento fantástico o sobrenatural, este sea también sin duda un relato de terror.
 
Lo mismo puede decirse del primero, "Bienvenida a la comunidad", que arranca con la escena de una mujer que intenta suicidar ahogándose, y que continúa con la vida después de la casi-muerte, pero ahora teñida de una especie de maldición, de desconexión con la realidad y con el mundo que solo el dolor puede paliar. Un vecino, otra figura "ominosa", sirve como su cicerone en esta nueva condición que en términos psicoanalíticos podríamos denominar como "abyecta". El tercer y último cuento que me ha gustado, aunque algo menos, es "El Superior hace una visita", un cuento de una violencia brutal y ligeramente absurda que hace pensar en algunas películas de los hermanos Coen o de Tarantino. 
 
Los tres cuentos restantes, ya lo he dicho, me han dejado bastante frío, por muy bien escritos que estén. "Un animal fabuloso" y "La mujer de la Antártida" comparten el retorno doloroso, y al mismo tiempo mágico, de ciertas memorias terribles de la infancia; en el segundo vuelve también el tema, ya explorado por la autora en relatos anteriores, de la invasión de casas ajenas, con mejores o peores intenciones (tema que, por cierto, también resuena en cierto modo en "El Superior hace una visita"). Por último, "William en la ventana" es, como confiesa la propia autora en una nota final, un cuento autobiográfico, y aunque contiene la insinuación de un cuento de fantasmas, acaba por integrar la larga tradición de relatos sobre escritores que escriben sobre otros escritores, y que personalmente me resulta bastante cargante...
 
Naturalmente, no me arrepiento de haber leído el libro, aunque solo sea por haber disfrutado de "El ojo en la garganta". Y aunque esta obra no me haya terminado de llenar, no creo que por eso deje de comprarme la siguiente. Solo he echado de menos, en la mitad de sus cuentos, esa vibración oscura y extraordinaria que hace que su lectura sea profunda e inolvidable. 
 

domingo, 13 de julio de 2025

John Steinbeck: El invierno de mi desazón

Idioma original: Inglés
Título original: The winter of our discontent
Traducción: Miguel Martínez-Lage
Año de publicación: 1961
Valoración: Recomendable

Now is the winter of our discontent
Made glorious summer by this sun of York;
And all the clouds that lour'd upon our house
In the deep bosom of the ocean buried.

El invierno de mi desazón es el shakesperiano título de la que fue la última novela del estadounidense John Steinbeck, Nobel de Literatura en el año 1962. Una buena novela, sin duda alguna, aunque algo lejos de obras como Las uvas de la ira, Los vagabundos de la cosecha, De ratones y hombres o  Al este del Edén. Esto se debe, en mi opinión, a que El invierno de mi desazón carece de la fuerza y del toque casi épico de las anteriores, en parte a causa de que el protagonismo de la novela recae sobre un personaje más terrenal.

Recapitulemos. Ethan Allen Hawley, "abnegado" marido y padre de dos "simpáticos" adolescentes, es el protagonista casi absoluto de esta novela. Se trata de un hombre que desciende de una de las grandes familias de New Baytown, una familia de pioneros y acaudalados armadores, entre otras cosas, a los que diversas circunstancias llevan a perder buena parte de su fortuna, lo que hace que nos encontremos a un Ethan que en la actualidad trabaja como dependiente en la que fue su propia tienda. Para más inri, ¡la tienda es ahora propiedad de un italiano!

Como podréis imaginar, todo esto es algo que ni Ethan ni su familia llevan demasiado bien. Por suerte (o no), a Ethan se le presenta la ocasión de progresar de una forma no demasiado honrada, lo que le convertirá en una suerte de Raskolnikov moderno, lleno de dudas, dilemas y remordimientos provocados por las presiones que recibe, en un sentido o en otro, por parte de familia y amigos. 

Así, Steinbeck construye toda la novela en base a personajes y situaciones u opciones contrapuestas. Algunos ejemplos: la esposa de Hawley (Mary) y la amiga de esta (Margie), los viejos y los nuevos amigos, los nuevos ricos y las familias de siempre venidas a menos, los valores tradicionales y los nuevos "valores", etc. Unos y otros tironean de un Hawley que se verá enfrentado a la necesidad de tomar decisiones. 

En su conjunto, El invierno de la desazón es un dura crítica a los valores de la sociedad estadounidense. La acción transcurre entre los días de Pascua, días de recogimiento y de exaltación de valores como el sacrificio o la redención, y el 4 de julio, fiesta nacional y día de glorificación de los "valores americanos", pero los personajes que protagonizan la novela se pasan unos valores y otros por el Arco del Triunfo. Para colmo, la novela llega a su clímax, aparentemente bastante contrario a los "valores americanos", el día 4 de julio.

Además de lo anterior, y pese a que el individualismo parezca uno más de esos "valores americanos", quisiera destacar la importancia que concede Steinbeck a este "valor". La inmensa mayoría de los personajes, pese a ser miembros respetados de la comunidad, viven en soledad. Y aquellos que no viven en soledad apenas son capaces de reconocer la capa exterior de sus seres más cercanos. Por momentos, incluso, son incapaces de conocerse a sí mismos.

Resumiendo, y como decía al comienzo de la reseña, quizá esta no sea la mejor novela de John Steinbeck, quizá nos parezca algo "light" comparada con otras obras del autor, pero es una novela plenamente vigente en la actualidad, sólida, bien construida y absolutamente disfrutable y recomendable. 

Unos cuantos libros de John Steinbeck en ULAD AQUÍ

sábado, 12 de julio de 2025

Karina Sainz Borgo: El Tercer País

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2021

Valoración: Entre Recomendable y Está bien


El Tercer País es un cementerio, un camposanto alegal situado en alguna zona fronteriza, quizá entre Colombia y Venezuela, y gestionado por Visitación, una mujer negra que recoge y da sepultura a cadáveres de las localidades próximas, cuerpos de gente desconocida o sin medios para pagarse un enterramiento oficial. Al lugar llegan Angustias y su marido, huyendo como tantos otros de una epidemia de peste y cargando con sus dos hijos recién nacidos y recién muertos, cuyos ataúdes son sendas cajas de zapatos.

Toda esta crudeza nos va a acompañar sin respiro durante las casi trescientas páginas de este volumen a través de tierras inhóspitas y polvorientas donde el calor es una maldición y donde campan a sus anchas los personajes más abyectos y los más bajos impulsos del ser humano: la ambición del terrateniente, la cobardía del alcalde corrupto, la bestialidad de los paramilitares, la rapacería del juglar, la ignorancia, el miedo, la indiferencia, el ansia de sangre. Solo Visitación mantiene la dignidad y el apego a la vida en su extraño reducto, sin que conozcamos sus motivos ni su historia.

El ritmo de la narración es de una regularidad aplastante, con capítulos muy cortos que le dan cierto aire cinematográfico y la hacen adictiva, aunque a veces se permite algunos guiños que quieren sonar a García Márquez y cambios de perspectiva no del todo justificados. Pero fundamentalmente lo que la autora no quiere es perder la pulsión dramática, añadiendo horrores con precisión de cirujano: violaciones, perros feroces, incendios, amenazas, desapariciones y mucha sangre, la violencia como vicio, diversión, como forma de vida.

Ciertamente el libro está muy bien escrito, responde a un patrón claro y lo cumple a rajatabla sin un vacío y con total eficacia. También los personajes, al menos los principales, están bien definidos, aunque en mi opinión tienen más bien poca profundidad, es más, con el paso de las páginas empiezan a caer un tanto en el estereotipo. Y por este mismo camino viene mi principal crítica: me da que tanta crudeza en todas sus variantes, tantos personajes tan marcadamente despreciables, el tono tan brutal, casi apocalíptico, a la hora de describirnos ese mundo ¿no está conduciendo la narración por el camino del efectismo?

Es una impresión que solo surge cuando la lectura está bastante avanzada, pero me parece inevitable, porque todo, personajes, situaciones, entorno, prosa, parecen estar al servicio de un objetivo, que no es otro que buscar el mayor impacto, dejar al lector sin aliento y sumergido en la atmósfera viciada y cruel de esos parajes de la sierra infestados de maldad, pobreza y violencia. Sin dobleces ni recorrido, la narración se sostiene por sí sola en ese medio hostil y solo en él, y lo que empezaba pareciendo una aproximación interesante a la gran literatura latinoamericana se convierte en algo diferente, un producto muy bien hecho, eso sí, potente y construido con destreza, pero algo que igual se aproxima un tanto al mero entretenimiento.

También de Karina Sainz Borgo reseñado en ULADLa hija de la española

viernes, 11 de julio de 2025

A. S. Byatt: Posesión

Idioma original: Inglés
Título original: Possession
Traducción: María Luisa Balseiro
Año de publicación: 1990
Valoración: Recomendable

Menudo librazo es Posesión. No me extraña que ganara el Premio Booker de Ficción de 1990. Y es que la novela de A. S. Byatt lo tiene todo: por un lado derrocha calidad y ambición, pero también resulta amena y entretenida; asimismo, apela a lectores sibaritas sin por ello dejar de complacer a quienes buscan escapismo.

La premisa de Posesión es sencilla: dos académicos investigan el rastro documental de la vida amorosa (previamente desconocida) de los poetas victorianos ficticios Randolph Henry Ash y Christabel LaMotte. Pero Byatt exprime dicha premisa al máximo, y la ramifica en direcciones de lo más interesantes. 

Así, la investigación de Roland Mitchell y Maud Bailey no sólo sirve para desarrollar el romance de Ash y LaMotte, sino que también permite examinar la relación de los primeros, indagar en torno al afán por saber y el amor, asomarnos a los entresijos de los especialistas en literatura inglesa (con sus obsesiones, rencillas y extravagancias) y descubrir el complejo universo poético de dos autores inventados.

La estructura de Posesión incorpora registros variados, que le dan una textura y estructura únicas al texto: además de prosa hallamos cartas, diarios o textos poéticos y narrativos.

El elenco de Posesión es fascinante y complejo. De él desaco a Michell y Bailey (por las dinámicas que su alianza va generando) y a LaMotte (cuya obra, tierna a la par que siniestra, me recuerda a la de autoras como Lucy Clifford, aunque el personaje parece basado en la poetisa Christina Rossetti).

Sólo le pondría una pega a Posesión. Y es que, al menos a mi juicio, su último tercio flojea. En él, Byatt logra reunir a casi todo el elenco y enlazar múltiples subtramas, cosa que tiene su mérito. Sin embargo, su resolución y revelaciones son algo tramposas y no están a la altura, o esa impresión tuve yo, de todo aquello que las precede.

Sea como fuere, Posesión es una novela arriesgada y apasionante harto recomendable, que gustará tanto a lectores exigentes como a otros más casuales. Tiene una factura estilística exquisita, toques de misterio, investigación y romance, un elenco bien trazado, un ambicioso manejo temático y un elegante sentido del humor británico. 

Ah, Posesión fue adaptada al cine bajo el mismo nombre en 2002, y se transmitió serializada en la radio de 2011 a 2012.

jueves, 10 de julio de 2025

Paulina Flores: La próxima vez que te vea, te mato

Idioma original: español

Año de publicación: 2025

Valoración: Entre recomendable y está bien

Una historia de amor sin moraleja.

Cada vez que leo autoficción, recuerdo el documental de Barbet Schroeder The Charles Bukowski Tapes. En uno de los episodios, un amigo le reclama a Bukowski haberlo retratado como un borracho violento en uno de sus cuentos, mientras que él mismo se mostraba como un ser magnánimo. “Fue completamente al revés”, le increpaba su amigo. Bukowski respondió tranquilo, como si fuera una obviedad: “En mis historias, yo siempre soy el héroe”. Creo que tenía razón. Leer autoficción (y ni hablar de escribirla) es un acto de fe. Bajo esas condiciones, veo innecesario considerar a la autoficción como una categoría independiente; llamémosle, simplemente, ficción.

En La próxima vez..., Paulina Flores nos cuenta la experiencia de Javiera (sería muy avaro de mi parte no derle el lugar de alter ego) como inmigrante chilena en Barcelona, primero como estudiante, luego como desempleada indocumentada. Además de lo que cabría esperar (choques culturales, aislamiento, nostalgia, etc.), se nos presenta una historia de amor. Pero amor amor, de esos que acaban en tragedia y muerte; ya saben de cuál. No se trata solo de un amor a la antigua: Javiera incursiona en el poliamor, lo cual, considerando que proviene del tercer mundo católico, resulta una aventura destinada al fracaso. Además, se relaciona con un catálogo de personajes, cada uno más extravagante que el anterior, lo que enriquece su mundo con ideas profundamente contrastantes respecto a su vida anterior.

La novela es breve, entretenida, e incluso tiene momentos reveladores. Es la segunda novela de Flores y, aunque se nota su juventud (referencias a la cultura pop millennial, reflexiones propias de una novela de formación, un tono desenfadado), también revela una escritura madura, aunque aún no se logre distinguir un estilo propio. (Por alguna razón, en la descripción del libro se lee “una voz a medio camino entre Violeta Parra y Bad Bunny”; no sé si eso es bueno o malo).

Por último, quisiera mencionar algunos reparos:

1. Entiendo que cada quien descubre el mundo a su manera y a su debido tiempo, pero esperaría que una protagonista inmadura, impulsiva, que descubre el mundo y el amor pasional, fuese una adolescente o una joven en sus veintes. Que la protagonista tenga 31 años me resultó un tanto anticlimático. Además, se relatan aventuras de secundaria, lo que deja un hueco en el curriculum de más de diez años (supongo que la escritora estaba demasiado ocupada con los estudios y el trabajo como para que le ocurriera algo interesante en ese periodo).

2. A falta de un mejor adjetivo en español, la trama me resultó, por momentos, demasiado edgy: pasiones exaltadas, intentos de asesinato y suicidio que rebasan mi gusto personal.

La próxima vez que te vea, te mato es una novela visceral más que confesional, que se mueve entre el drama amoroso y la búsqueda de identidad. Aunque su protagonista y sus decisiones pueden generar cierta resistencia, Flores logra construir una voz narrativa potente y honesta. Puede que no todos (digase yo) se identifiquen con el torbellino emocional que atraviesa Javiera, pero pocos quedarán indiferentes ante la intensidad con la que se cuenta su historia. Una apuesta arriesgada, con sus aciertos y excesos.


miércoles, 9 de julio de 2025

Seicho Matsumoto: Un lugar desconocido

Idioma original: japonés 

Título original: 聞かなかった場所 (Kikanakatta Basho)

Año de publicación: 1975

Traducción: Marina Bornas

Valoración: bastante bien

Tsuneo Asai es un modesto, aunque de lo más eficiente, funcionario del Ministerio de Agricultura japonés que, en el transcurso de un viaje de trabajo con su jefe, recibe la noticia de que su esposa Eiko ha fallecido de forma repentina. Tras el estupor inicial y una vez cumplidas las debidas ceremonias funerarias Asai se pone a indagar sobre las circunstancias concretas de la muerte de su esposa, quien, por lo visto, sufrió un infarto y por ello hubo de refugiarse en una tienda de cosméticos de un barrio que no era el suyo, donde al fin falleció. Pero el viudo empieza a sospechar que hay algo raro en todo el asunto y comienza a investigar sobre una posible doble vida de su mujer.

La novela nos va desgranando, al menos en sus tres cuartas partes, toda esta pesquisa del infausto Asai para averiguar la verdad. No se trata, en todo caso, de un thriller trepidante, ya que el protagonista actúa exactamente como lo que es: un funcionario discreto e incluso gris, pero concienzudo y persistente, que va dando todos los pasos necesarios, uno a uno, pera llegar a su objetivo. Lo mismo que hace, por cierto, autor del libro, que elige una narración no diré que morosa, pero sí pausada y exhaustiva, con frecuentes recapitulaciones (quizá innecesarias, aunque tampoco es que molesten demasiado) sobre lo que ha ocurrido hasta ese momento. En todo caso, es una lentitud engañosa, puesto que llega un momento en que los acontecimientos se precipitan y de qué manera... No voy a adelantar nada, claro, salvo que el cuitado Asai acaba metiéndose por caminos que nunca pensó que fuera a transitar...

A Matsumoto, prolífico escritor de novelas no sólo policíacas (también de carácter histórico) se le considera, al parecer, el "Simenon japonés", al haber sido el primero en introducir una importante carga psicológica en la novela negra -más bien noir, en este caso- de su país. No digo que no, pero a mí esta obra me ha recordado más a las de la gran Patricia Highsmith, con sus personajes aparentemente inocuos pero proclives al crimen y sin remordimientos por ello -aunque sí con miedo al castigo-; sus tramas que transcurren en buena medida dentro de los pensamientos de sus protagonistas, su mundo de secretos y recelos... y también de los imprevistos de los que está trufada cualquier vida, por controlada que parezca y que determinan en muchas ocasiones nuestro devenir. Su comprensión de los rincones no sólo oscuros, sino turbios del alma humana y la empatía que no podemos dejar de sentir por sus personajes. Lo mismo que ocurre en este libro de Matsumoto, un escritor al que habrá que seguir leyendo y descubriendo pequeñas joyas como ésta, bisutería de aspecto modesta que pueden esconder brillantes quizá no perfectos del todo pero, precisamente por eso, más interesantes.

martes, 8 de julio de 2025

Catherine Lacey. Altar

 Idioma original: inglés

Título original: Pew

Año de publicación: 2020

Traducción: Núria Molines

Valoración: bastante recomendable

Decidí, a raíz de mi anterior reseña de Catherine Lacey, indagar en la obra de la autora estadounidense. Cosa aparentemente sencilla, es una autora joven y ha publicado sólo cuatro novelas, que reseñaré en un orden cronológicamente inverso a su publicación, veré si se aprecia una progresión, ya que la escena literaria norteamericana suele responder a estallidos iniciales que, en demasiadas ocasiones, la lista es extensa ya, no suelen cuajar en carreras continuas, regulares, coherentes; cualidades éstas que quizás  en estos tiempos no son necesariamente la panacea, pero ciñéndonos a los patrones clásicos, suele funcionar así: algunas novelas de tanteo hasta que se define estilo, consolidación, obras de madurez.

Biografía de X encajaría en este grupo. Novela de temática y estructura ambiciosa, muy bien acogida. Altar, en este sentido, es una obra que tiene poco en común pues es una novela mucho más introspectiva. Altar es el nombre que recibe una persona, no llegaremos a conocer ni su género en toda la novela, y su nombre es el que se le da cuando se la encuentra durmiendo cerca del altar de una iglesia a la que ha ido a refugiarse. La de un pueblo del sur de Estados Unidos, en un momento que no acabamos de identificar. La pequeña comunidad actúa de una manera hospitalaria, y Altar va siendo acogida en diversos hogares, entiende lo que se le dice pero no habla, no da indicio alguno sobre su pasado, sobre cómo ha llegado allí, a pesar de la insistencia de quienes le prestan cobijo, muestra una actitud pasiva y tenaz, incluso rehusando una pretendida revisión médica con la intención de comprobar su estado de salud. Altar es persistente en esa actitud, pero la comunidad empieza a no aceptar su actitud esquiva, su ensimismaniento, empiezan a urdir teorías sobre su pasado y la actitud hospitalaria pasa a tener matices, a acusar fisuras.

Altar funciona, obviamente, como  una parábola, y tiene no pocos equivalentes audiovisuales, aunque a mí me ha recordado bastante, en su desarrollo, en su intriga reptílica, a Dogville, el clásico de Lars Von Trier, una de esas que yo llamo películas cabronas en el sentido de que revelan, a un nivel casi faulkneriano, la larva de maldad que anida a veces escondida tras la aparente bondad, el inevitable rechazo a lo que no se amolda a lo establecido. Creo que la pura elección del perfil del personaje, de edad y género inciertos, está hecha con una pura intención de universalizar la narración y hacerla adaptable a muchas situaciones, cuestión que entraña asumir cierto riesgo, por cuanto la historia que se nos relata, aunque su ubicación temporal no se identifica, posee arraigos contemporáneos, diría que lamentablemente, por el señalamiento del diferente a nosotros por su mera diferencia, aunque esta sea inocua y pasiva. Altar pasa de familia en familia y apenas intercambia unas palabras con otro personaje que ha sufrido circunstancias parecidas a las suyas, no causa más problemas má allá de su actitud hosca y esquiva, no es violenta, no es molesta, parece solo pendiente de que su presencia sea anónima y no tenga impacto.