Idioma original: español
Año de publicación: 1985
Valoración: recomendable
Puede que se trate de impartir justicia. Tarde, por eso. La foto de Adelaida García Morales en claroscuro blanco y negro que nos presenta la solapa es la misma que ilustra la portada del libro de Elvira Navarro. Sí, ese que ha suscitado tan agria polémica con los límites de la ficción, la libertad creativa y el apoderamiento artístico de las piezas que nos apetece poner para que la cosa, resulte más...dramática (más vendible). Aunque si me permitís, más espeluznantes resultan las notas que acompañan la sinopsis. "Futuro narrativo". "Escritora de fuste". Para tratarse, por aquel entonces, de una escritora que, después, ha muerto relativamente joven, en una situación muy poco holgada, y entre cierta indiferencia, que a lo mejor hay que agradecer a Elvira Navarro que haya contribuido a mitigar.
Puede, también, que sirva para establecer ciertas de esas odiosas comparaciones. Porque tanto El Sur como Bene, de ser publicadas hoy en día por una autora joven provocarían más de un aullido y más de un ascenso al podio de las nuevas voces de la narrativa rural. O es que alguien que haya leído este libro y haya leído Intemperie va a negar que, con un mínimo de voluntad y ganas, puede establecerse una corriente que recorre esas dos décadas largas y que acaba involucrando otros detalles que no son atrezzo: puertas cerradas, habladurías, hogares con sensibles ausencias, misterios, sordidez. El sur como narración debe su fama (merecida) a la película de Víctor Erice, entonces marido de la autora. Pero la novela tiene fuerza por sí sola: un aura de incomodidad recorre cada página y la historia de la niña que, conforme crece, convive con el padre al que todo el resto de la familia parece detestar, es suficiente en su parquedad, en sus enormes espacios oscuros y su uso sencillo pero depurado del lenguaje, y toda su capacidad de sugestión se sostiene en esos intersticios: un padre, cuya muerte se nos ha anunciado en la primera frase, que ha mantenido una extraña relación con entorno lejano y cercano. Sin acabar de ser repudiado, si que está apartado, en una especie de entente cordiale, de todo aquello que pueda suponer un riesgo para sí mismo o para los demás. Los motivos no quedarán esclarecidos del todo, pero mucho parece aflorar, en su actitud hacia la familia, hacia el entorno, hacia la comunidad, iglesia, poder imperante. Una narración breve, pero estimulante.
Bene, más alineada con lo fantástico, como esos cuentos de acampada que involucran tumbas y ectoplasmas, viene a ser un buen complemento para conocer los registros de la autora fallecida en 2014 entre el anonimato y el desconocimiento masivo. Aquí nos adentramos en un enigma más clásico. Bene es la niña con la que no se deja que la protagonista juegue, Bene encarna el misterio en una pequeña comunidad, donde se presenta, ella y sus allegados, como una presencia flotante en el ambiente.
Evidentemente el libro de Elvira Navarro va a generar una corriente (una muestra es esta reseña) de curiosidad hacia la obra de García Morales. No exenta de morbo y de ganas de posicionarse sobre esas polémicas periódicas que al menos deberían revitalizar un poco el panorama literario. No sé, por eso, si hay que exagerar. A otros les corresponde juzgar si se trata de una reivindicación de la obra de una persona o una coartada para mostrar el incierto futuro que, parece ser, espera a quien se decide a escribir.
Evidentemente el libro de Elvira Navarro va a generar una corriente (una muestra es esta reseña) de curiosidad hacia la obra de García Morales. No exenta de morbo y de ganas de posicionarse sobre esas polémicas periódicas que al menos deberían revitalizar un poco el panorama literario. No sé, por eso, si hay que exagerar. A otros les corresponde juzgar si se trata de una reivindicación de la obra de una persona o una coartada para mostrar el incierto futuro que, parece ser, espera a quien se decide a escribir.