martes, 31 de diciembre de 2024

Miren Agur Meabe: La puerta del mar

Idioma original: euskera

Título original: Itsasoaren atea

Traducción: Miren Agur Meabe

Año de publicación: 2001

Valoración: Recomendable para su público


Pues para cerrar el año tenemos literatura juvenil, un género o subgénero que no tengo muy claro que me sienta capacitado para valorar correctamente. Como en cualquier otro caso, entiendo que tiene sus propios códigos, que deben contemplarse en función del público al que se dirigen. En el caso de este libro, y tirando de un criterio meramente doméstico, creo que ese segmento podría fijarse entre los doce y los catorce años. ¿Qué se debe ofrecer a un chaval de esas edades? En mi opinión, aventura, ciertas dosis de misterio y algo de miedo, un lenguaje que vaya un poco más allá de lo sencillo, valores que se deben subrayar, una atmósfera que invite a sumergirse en el relato, cosas así. En definitiva, entretenimiento sí, pero también un reclamo para saber más, pensar y avanzar. Pero claro, todo esto lo sabe mucho mejor que yo Miren Agur Meabe, que para eso tiene un buen montón de publicaciones de este tipo y numerosos premios.

En esta ocasión nos lleva a un escenario de corte romántico, mediados del siglo XIX en una isla atlántica quizá cercana a la costa de Bretaña. Una chica, huérfana de madre, es enviada a vivir con su abuela, y enseguida entrará en contacto con diversos personajes del lugar, por lo que irá conociendo viejas historias de sagas familiares, y descubriendo caserones con pasadizos secretos, diarios polvorientos, confusos relatos de desapariciones y amores prohibidos.

Como supongo que exige el género, la niña trasciende su edad y se convierte en protagonista de una aventura, disfruta ante emociones nuevas y no se arredra ante los misterios, se sobrepone a los peligros y ayuda a quien lo necesita a su alrededor. Una buena combinación para atraer al lector joven y mantener su atención en esas edades en que, supongo, siente la necesidad de experimentar, adentrarse en el mundo adulto y cobrar conciencia de que puede intervenir en él como un actor importante.

Me gusta el escenario, tenue pero bien construido, suficientemente oscuro y con la sensación de lejanía y vulnerabilidad que transmite la isla como confinamiento en el que la única opción es integrarse en aquel mundo y valerse de la bondad, el valor y la astucia para sobrevivir a los peligros y conseguir que triunfe la verdad. Hay también cosas que me convencen menos, como esos chispazos, entiendo que no siempre justificados, de elementos sobrenaturales que imagino que buscan más que nada seducir al lector, o una nómina de personajes que me parece algo excesiva, y que en mi opinión dispersan el foco sin necesidad.

Pero reconozco que quizá estas pequeñas objeciones están hechas desde un punto de vista de lector adulto, y manejando las claves de un relato juvenil se debieran valorar de otra forma. En conjunto, y con todas las cautelas que vengo indicando, el libro me parece bastante adecuado para esas edades, entiendo que tiene el punto justo de una prosa bien calibrada y seguramente gustará al público al que va dirigido. Se preguntarán cosas los jóvenes lectores, seguramente disfrutarán de la mayoría de los pasajes, y deberán detenerse a pensar en algunos detalles. Y eso siempre está bien.


También de Miren Agur Meabe reseñado en ULADUn año en el faro

lunes, 30 de diciembre de 2024

Vicenç Pagès Jordà: Los jugadores de Whist


Idioma original:
catalán

Título original: Els jugadors de Whist

Año de publicación: 2009

Traducción: Flavia Company

Valoración: muy recomendable 

Tardar más de una docena de años en publicar la traducción al español de esta novela, perdonaréis que me ahorre los calificativos explícitos, es atroz. Hacerlo, en 2023 cuando el escritor ha fallecido recientemente, incluyendo un, aunque necesario, algo oportunista añadido de comentarios entre autor y traductora, pues casi que lo mismo: atroz e injusto para que el mundo accediera a la brillantez de una obra, como algunas otras, y víctima, y ya sé que la culpa es del mercado y de las dinámicas de rentabilidad y bla bla bla, del mero hecho de estar escrita en una lengua minoritaria, viéndose ignorada de esta manera por la industria editorial del país al que Catalunya pertenece. Sin entrar en polémicas, que estamos en la época del año que estamos, la ceguera editorial es, como mínimo, reprochable. 

Otra gran novela, en extensión, en ambición, en alcance, como El día del Watusi, de Casavella, le lleva lustros de ventaja, por el mero hecho de que su original se escribió en castellano. Y permitidme que encaje esta comparación con calzador, pues veo cierto espíritu que las enlaza de alguna manera, aunque la de Casavella sea una novela local, barcelonesa por antonomasia, cosa que Los jugadores de Whist evita con elegancia, desarrollándose en Figueras, población de Girona donde nació el autor, un detalle no capital, pues Pagès Jordà aleja la narración de todo flirteo con la autoficción. Hábil truco, la existencia de un doble narrador que conduce y sobrevuela los saltos temporales constantes, y le aporta un eficaz tono de suspense, un suspense nada policiaco ni morboso ni siquiera tentativo de algo perverso. Podría incluso pasar por una novela de formación, y ciertos párrafos parecen amagar hacia eso, hacia la experiencia de unos adolescentes que se aburren en una ciudad pequeña en pleno verano y que idean un juego que se les escapa de las manos. Pero en realidad, curioso que la contratapa mencione referencias  audiovisuales, tan obvias que bordean el spoiler, con más insistencia que las literarias. Lo de esta novela es una puesta en escena caleidoscópica de su generación, de su entorno físico y de su extraña evolución mental, de la responsabilidad (la novela data de 2009, período en que la Generación Boomer asentaba sus posaderas en el poder y vislumbraba una larga persistencia en ese status), y de las elucubraciones de su protagonista, que Pagès Jordà distancia con sabiduría de ser un estandarte o un estereotipo.

Jordi Recasens subsiste de fotografíar eventos. Un obvio reciclaje de lo que en algún momento fue una vocación artística, una (ahora se aprecia que) absurda pretensión de aportar algo de talento al arte de la fotografía que ha tenido curiosas consecuencias colaterales: vive confinado en el garage de la vivienda donde se ha recluido junto a su laboratorio de revelado, sus cosas, sus frustraciones, mientras Nora, su esposa, ocupa el resto de la casa en una especie de entente cordiale donde Jordi ha actuado, fallo tras fallo, con tanta torpeza que ni siquiera ha sido capaz de dinamitar apropiadamente la convivencia.

La novela se articula en un momento muy concreto del presente. Recasens va a ser el fotógrafo en la boda de su joven hija Marta, que, para mayor frustración de su padre, va a casarse con Bad Boy, el típico joven problemático, pendenciero, el malote del que todo padre lucha enconadamente por alejar a sus hijos. Ese día es el punto de referencia inicial de la novela al que se vuelve de forma constante, por ende a medida que la narración avanza asistimos a un curioso desentrañamiento de las relaciones de Jordi, con el hermano de su ex mujer, con el padre de Bad Boy, con algunas amigas de su hija a las que Jordi (recordemos que en 2009 Instagram no existía aún) está espiando por internet, cayendo irremisiblemente fascinado por una de ellas, Halley.

Esta premisa podría no dar para las más de 500 páginas de la novela, pero Pagès Jordà entrega una especie de narración total a dos voces - no siempre distinguibles - que, aparte del descollante desfile de referencias, aporta una perspectiva inusual: Recasens es un invididuo gris, ni un triunfador que fanfarronea ni un desgraciado sin futuro. Su vida se ha desarrollado entre sus vocaciones frustradas y alguna consecuencia de hechos de su infancia. No hay miseria ni ostentación, no hay pirotecnia ni romanticismo forzado de la soledad de la crisis de la media edad. 

Más reseñas de Pagès Jordà en ULAD: aquí 

domingo, 29 de diciembre de 2024

Tamara Romero: La momia y la niñera

Idioma original: Español
Año de publicación: 2016
Valoración: Está bien

Llevaba mucho tiempo queriendo leer La momia y la niñera, ya que su premisa parecía casar con mi gusto por el bizarro y los "creepypastas". Habiéndolo hecho por fin, puedo decir que esta novela corta de mi admirada Tamara Romero me ha gustado; sin embargo, me parece mucho menos sofisticada en planteamiento y ejecución que otras obras de la autora. Carece del trasfondo emocional o reflexivo que sí tenía, por ejemplo, La estatua que tiembla. Y aunque presenta ideas todavía más creativas que las de Los dedos de la bruja, aquí se sienten algo desaprovechadas.

A todo esto hay que sumarle otras dos cosas que también lastran a La momia y la niñera: su redacción, que en en ocasiones es pobre y repetitiva, y los vicios "creepypasteros" que acusa (como la lista de instrucciones o la escena del parpadeo), pues no logra integrarlos convincentemente en el argumento ni dialogar con ellos metaliterariamente.

Sea como fuere, La momia y la niñera tiene muchos aspectos reivindicables, que van desde su ocasional sentido del humor a la originalidad de su premisa y personajes. Y es que pocos libros presentan conceptos tan alocados como monstruos inventados por la chavalada en un foro de internet que luego cobran vida, o un ejército de niñeras que, sin saberlo, han entrado a formar parte de un extraño plan.

En fin: recomiendo esta "novelette" a quienes quieran introducirse en el bizarro a través de una historia diferente y extravagante con respecto a lo que están acostumbrados, pero asequible y modesta dentro de los parámetros del género al que se adscribe. A mi juicio es una puerta de acceso tan válida y competente como, por ejemplo, lo sería cualquiera de las delirantes historias de Carlton Mellick III.


También de Tamara Romero en ULAD: Aquí 

sábado, 28 de diciembre de 2024

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viernes, 27 de diciembre de 2024

Fridtjof Nansen: La travesía de Groenlandia

Idioma original: Noruego (en sus múltiples
variantes)
Título original: Pa ski over Gronland
Año de publicación: 1890
Traducción: Mario Puertas
Valoración: Bastante recomendable

A finales del siglo XIX, y pese a nombres que ya forman parte del mito (Bellinghausen, Ross, Nordenskjold, etc), la exploración polar se encontraba "en pañales" y muchas terra incognita esperaban aún el momento de ser holladas por el ser humano. La historiografía y la literatura se han centrado en la carrera por los polos o en expediciones en las que la tragedia ocupa un lugar fundamental, ya sea como amenaza o como realidad. Bien, ya es hora de reivindicar otras expediciones y otros personajes.

El viaje que hoy os traemos a ULAD es el que Fridjtof Nansen (y cinco compañeros: los noruegos Sverdrup, Dietrichson y Kristiansen y los lapones Balto y Ravna) realizara en 1888 cruzando en esquís y trineo, por primera vez en la historia, el hielo continental groenlandes, partiendo desde la costa Este y llegando a Godthab (actual Nuuk) después de un par de meses.

Más allá del innegable valor que la travesía de Groenlandia tiene desde el punto de vista estrictamente "deportivo", el viaje de Nansen y sus compañeros tiene importancia por tratarse de una de las primeras expediciones modernas en cuanto a personal, logística, etc, así como por las relaciones que establece con los pobladores locales. En este sentido, creo que Knud Rasmussen bebe mucho de Nansen en su magnífica De la Groenlandia al Pacífico.

Pero como ya hemos dicho alguna vez, el viaje a través del hielo no comienza en el momento en el que Nansen y compañía pisan el hielo continental y, así, el libro de Nansen abarca desde la etapa de formación "polar" de Nansen hasta el invierno que hubieron de pasar en Godthab, pasando por aspectos logístico - organizativos de la expedición, historia de la exploración polar, el viaje de Noruega a Groenlandia (vía Islandia), el contacto con comunidades inuit o la propia travesía. 

Cuatro son las vertientes que, en mi opinión, conviven en el Nansen escritor y personaje y hacen del noruego uno de los exploradores más amables: la poética, la didáctica, el humanismo y la humorística. 

Las descripciones del feroz paisaje islandés, de las costas groenlandesas o de las auroras boreales no tienen nada que envidiar a las que pudieran trazar escritores "profesionales" 

Al encontrarnos en medio de fiordo, el ocaso del sol descendente acariciaba con su resplandor las montañas de basalto del Isafjord; sus laderas occidentales sonreían a la luz del atardecer, mientras las sombras frías se arrojaban, ocultándose en todas las grietas de los rellanos situados cerca de las cumbres y colándose en las hendiduras que el agua ha ido enterrando en la verticalidad de los laterales, dejando resaltar con más nitidez las singulares formaciones horizontales.

El carácter didáctico de Nansen y sus textos se deja ver en la parte dedicada a la logística de la expedición, en sus comentarios acerca del hielo, la geología, la vulcanología, etc. y, especialmente, en la recapitulación de anteriores expediciones por Groenlandia y en el aprendizaje obtenido de ellas.

Su vertiente humanista se percibe en la relación que establece con las comunidades con las que se cruza y con las que ha de convivir en el invierno de 1889, en cómo interactúa con ellos, en cómo observa y habla de sus costumbres, modos de organización social, etc. Son capítulos cercanos a lo antropológico y nos dejan una visión bastante avanzada en comparación con otros "prohombres polares" de la época bastante más cabroncetes. Otro punto que habla a favor de Nansen es el recurso a los testimonios de sus compañeros de travesía. No es tampoco muy habitual.

Y por último, el humor, que siempre sobrevuela la narración de Nansen. Ya sea en el barco que les lleva de Islandia a Groenlandia, en las peripecias de Balto y Ravna o en sus penalidades a través del hielo, Nansen se aleja de lo "épico" y opta por una vía más humorística y sorprendente.

Lo único que hace que la valoración no sea superior es, curiosamente, la parte de la travesía propiamente dicha. No sé si se debe a ese alejamiento de lo "épico" por parte de Nansen, pero me resulta algo reiterativa y aburrida. Al menos, si la ponemos en relación con otras partes del libro.

En cualquier caso, y como decían en Amanece que no es poco, en este pueblo lo que hay es verdadera devoción por Nansen. ¿O era por Faulkner?

P.S.: Me encantan los libros de viajes que incluyen fotografías, mapas, etc. En este caso, un montón de fotos tomadas por Nansen (y sin retocar, ojo) acompañan al texto y dan testimonio de la aventura.


jueves, 26 de diciembre de 2024

Colaboración: El cielo de la selva, de Elaine Vilar Madruga

Idioma original: Español 

Año de publicación: 2023

Valoración: Muy recomendable


En los últimos años hemos disfrutado de buena literatura escrita por mujeres latinoamericanas: Enríquez, Schweblin, Bazterrica, Ampuero… Todas escriben, en mayor o menor medida, sobre lo femenino y la violencia. Sus novelas y relatos están poblados de sangre, de fantasmas, de disparos, de maltrato…

Pues bien, son comedias románticas al lado de El cielo de la selva.

Creo que es la novela más dura que he leído de este boom. Y eso es mucho decir. Qué barbaridad. Qué estilo, qué ritmo, qué lenguaje.

Elaine Vilar Madruga (Cuba, 35 años, un montón de libros escritos y un montón de premios ganados) nos presenta un mundo cerrado, asfixiante y asfixiado. Una hacienda solitaria, a los pies de una selva voraz, donde la vida consiste en criar para sacrificar. Como si de una granja de pollos se tratara, aquí las mujeres se preñan y paren (no se embarazan y dan a luz) y con el tiempo, cundo la selva tiene hambre, sus hijos e hijas (sus crías) son asesinados y entregadas a la selva. La autora elige muy bien las palabras: no es lo mismo tener hijas que crías, no es lo mismo tener sexo que fecundar. 

El argumento es duro, pero podría haberse quedado en una carcasa vacía de no ser por los personajes, la mayoría mujeres: Santa, Ifigenia, Romina, la abuela, la perra… generaciones malditas y condenadas a morir y matar. A matar o morir.

Dice una:

Aquí hay que ponerse dura —carraspeó—, pa’ que la selva sea buena contigo. Aquí hay que parir y parir y parir. Y luego darles cuchillazos a las crías pa’ que la selva te deje en paz.

De hecho, uno de los golpes en el estómago que lector se lleva mientras lee la novela es el asesinato de un menor. Otro escritor habría hecho una elipsis o lo habría narrado de forma suave: aquí Elaine Vilar Madruga se arremanga y se mete en el barro. Nos cuenta con detalle el sacrificio de uno de los niños. Así que avisados estáis: aquí hay dragones.

Se puede leer: 

La selva era una trampa cruel.

Santa lo sabía. Todos lo sabían. Y Juanquito hoy iba a descubrirlo.

Quien es marcado como carne para la selva, termina en su garganta y dentro de su mandíbula.

En esta novela, también hay hombres, y siempre son seres deleznables. Cuando son niños, tienen un pase; al crecer, se convierten en asesinos, maltratadores, traficantes de droga…

Vilar Madruga escribe cada capítulo desde el punto de vista de un personaje, a veces en presente, a veces en pasado, a veces en tercera persona, en primera o en segunda. Nos mete en su vida pasada, en sus sentimientos, en sus deseos y miedos y logra, y es un logro gigantesco, que incluso tengamos compasión por (casi) todos ellos.

Salvo de la selva, claro. Ella también es un personaje, un agujero negro sobre el que giran las vidas de todos los demás. ¿Y qué simboliza? Ahí está el núcleo de la novela: quizá la violencia o lo masculino o el destino. Ya lo dice una de las mujeres: Con la selva no se juega.

El cielo de la selva no es un libro fácil. Leerlo es casi un acto de valentía, pero es muy buena novela, de las que quedan en la memoria, como una cicatriz.

Firmado: Raúl Gay


miércoles, 25 de diciembre de 2024

Paul Lynch: El cantar del profeta

Idioma original: inglés
Título original: Prophet song
Traducción: Marc Rubió en catalán para Edicions del Periscopi y Eduardo Iriarte Goñi en castellano para Alfaguara
Año de publicación: 2023
Valoración: entre recomendable y está bien


No es la primera vez, ni tampoco será la última, que uno se deja llevar por el reconocimiento que otorgan los premios (en este caso el Booker de 2023) y más aún cuando este viene acompañado de muy buenas críticas. Pero ya sabemos que en los premios no es oro todo lo que reluce ni obras maestras todo aquello galardonado. Y aquí nos encontramos, a medio camino entre un prometedor inicio y un resultado final simplemente aceptable. 

Empieza el relato con Eilish Stack estando de noche en su casa con sus hijos cuando, de golpe, la policía de la Agencia Nacional de la Policía Secreta (ANPS) llama a la puerta de su casa preguntando por Larry, su marido, quien se encuentra fuera del hogar. Esta visita le deja un mal cuerpo a Eileen, una sensación de que «alguna cosa ha entrado en casa (…) una cosa informe pero imperceptible (…) el ambiente que ha entrado en casa continúa presente (…) vuelve a encontrarse cerca de la ventana mirando a fuera. El jardín oscurecido ya no es tan deseable, porque una parte de esa oscuridad ya ha entrado en casa». Teme por su marido, pues es el secretario adjunto del Sindicato de Profesores de Irlanda y nos encontramos en un momento en que el estado está en crisis y ha sacado una ley que da más poder a la ANPS con el objetivo de mantener el orden público. Parece que le acusan de incitar al odio contra el estado, sembrando la discordia y la agitación, algo que la ANPS no puede tolerar pues «si altera la soberanía de las instituciones puedes cambiar la soberanía de los hechos, puedes modificar la estructura de las convicciones» y eso es algo que no van a permitir pues su propósito es combatir las ideas revolucionarias a toda costa, aunque sea convirtiendo el país en un estado policial que implica la búsqueda y captura de los elementos disidentes, entre los cuales se encuentra Larry quien desaparece pocos días después de esa visita. Esta nueva realidad, por prematura, por impensable, por imposible de creer en un estado que, hasta la fecha, era regido en una democracia, convierte la vida de Eilish en un ejercicio de aceptación, adaptación y resistencia a una situación en la que ya nada parece que será como antes con la ausencia de Larry. Una ausencia que anhela que sea temporal, pasajera, pero con la que deberá lidiar mientras se hacer cargo de su familia y que decide combatir sin desfallecer porque reivindica, ante la detención de su marido, que «prefiero morirme que ver deambular su ausencia diaria delante de mis hijos».

Con esta premisa, el autor teje una historia en la que sabe transmitir perfectamente la angustia y el temor de una familia ante las posibles represalias de una policía estatal o represiva. A base de pequeños aspectos cotidianos nos va calando ese temor, porque en esos cambios en el día a día hacen que la tensión vaya impregnando la narración y arrastra al lector en la oscuridad y el peligro que se esconde tras esos pequeños gestos y acciones implantadas y ejecutadas por la policía. La tensión es evidente y es impactante por cercana, por basarse en la cotidianidad alterada de una familia, de la esposa y los hijos, y la más absoluta indefensión ante el abuso de una autoridad que, aunque democráticamente elegida, dista mucho de ser ejemplar y justa. Así, el autor es hábil al aumentar progresivamente la tensión en un texto trufado de reflexiones internas y pensamientos que uno tiene y teme acerca de una sociedad cada vez más cercada en un estado policial que incrementa día a día el control sobre los ciudadanos. Sin grandes giros argumentales ni grandes puntos de inflexión, el relato va aumentando en clímax de una manera constante pero progresivamente sutil. Poco a poco se restringen libertades, poco a poco se aumenta el control, poco a poco se ejerce la represión y aumentan las detenciones por parte de la ANPS ante la sublevación y la protesta.

Estilísticamente es indudable que Paul Lynch es hábil al hacer un retrato de una sociedad oprimida, pues lo hace de una manera indirecta y subliminal, que uno casi sin percatarse va tomando consciencia del aumento de la opresión a través de la cotidianidad de la vida de una familia donde van viendo como su vida se ve alterada por el retroceso en las libertades y la opresión ejercida hacia ellos por no someterse al sistema. De esta manera, el lector va percibiendo esos cambios externos sin que sean directamente narrados, los vemos a partir de los pequeños cambios que día a día va sufriendo la familia y algunas noticias en los informativos que miran y oyen (algo que vimos también en «Madre» de Wajdi Mouawad) y únicamente de esta manera el lector va tomando consciencia a través de su propia imaginación, llenando los grandes vacíos que el autor sutilmente va dejando en el texto para no definir ella misma lo que sucede sino dejar un espacio para que cada uno teja su propia distopía. Algo que el propio autor ya deja entrever en el texto cuando uno de sus personajes afirma que «empecé a ver lo que nos hacían, una jugada brillante, te quitan una cosa y la sustituyen por el silencio y te te enfrentas a este silencio en cada momento y no puedes vivir, dejas de ser tu misma y te conviertes en una cosa ante este silencio, una cosa que espera que el silencio termine, una cosa que se arrodilla, suplica y murmura día y noche, una cosa que espera que lo devuelvan lo que le han quitado para poder retomar su vida, pero el silencio no termina, ¿sabes? (…) no termina porque el silencio es la fuente de su fuerza».

Pero, aun y así, también es cierto que, a pesar del logro del autor en transmitir angustia y tensión, el estilo narrativo es algo confuso con párrafos interminables en los que se entremezclan diálogos con la narración y monólogos internos de manera entrelazada, así como una puntuación utilizada que no facilita su lectura pues aparece todo mezclado en un flujo continuo de palabras que agradecerían una cierta estructura más clara en su exposición. Ya comenté en la obra de Jon Fosse que no es fácil meter diálogos en medio de párrafos mezclados con reflexiones y este texto refuerza aún más mi impresión de que un resultado brillante o al menos satisfactorio está al alcance de unos pocos (pondríamos ahí también a Ali Smith, quien destaca al hacerlo en distopias demasiado próximas y reales). Además, para hacerlo más extrapolable a diferentes territorios actuales, el autor no pone contexto, no sabemos cómo se ha llegado al punto de partida, no vemos qué motivos hay detrás, por lo que da la sensación que el autor prefiere lanzar un órdago y una crítica feroz antes que contar una historia y eso es algo que en narrativa es altamente arriesgado ya que, en ausencia de grandes frases o mensajes que lleguen o una profunda sensación de tensión y terror aunque sea in crescendo, es difícil mantener el interés durante trescientas páginas si no hay un arco argumental que lo sostenga. Así que a partir de dos tercios aproximadamente, se entra en un estado de más-de-lo-mismo que echa por tierra lo conseguido anteriormente, entrando en una monótona reiteración en la que el lector solo pretende saber cuándo habrá un giro argumental con el que reengancharse a la historia.

Esta novela, de trágico mensaje, se desmarca de muchas distopías y muestra un oscuro trasfondo pues, en una novela distópica siempre hay algo que nos empuje a seguir y lanzar una mirada (quizás azarosa, quizás a su vez utópica) hacia un posible futuro, aunque sea improbable (incluso en las distopias de Ali Smith hay siempre un atisbo de optimismo), pero aquí no, en este libro no hay ninguna mirada optimista ni una ventana abierta a la esperanza. Y eso me lleva a preguntarme, al finalizar el libro: más allá de la alarma hacia un mundo que podría ser posible en un futuro, ¿qué opciones nos propone el autor para seguir adelante? Parece que no hay opción ni un clavo ardiendo al que agarrase ni una salida (incluso traumática). Todo es negro y lo único que queda es la lucha en un territorio donde tenemos detrás, al acecho, el enemigo y, delante, únicamente un terrible, oscuro e inmenso abismo.

martes, 24 de diciembre de 2024

Agatha Christie: Navidades trágicas

Idioma original: inglés 

Título original: Hercule Poirot's Christmas

Año de publicación: 1938

Traducción: J. Mallorquí Figuerola 

Valoración: Está bien

¡Alegría, júbilo y cascabeles, amigos y amigas de ULAD, que esta noche es Nochebuena y mañana Navidad! Saca la bota, María, que me voy a emborrachar... Por fin llegaron  estas fechas tan señaladas en las que  familiares y amigos se reúnen en un ambiente de paz y amor, en las que los buenos sentimientos imperan por doquier, en las que mostramos al mundo lo mejor del ser humano... Bueno, vale, no: reconozcamos que lo más habitual es que te entren ganas de arrear un botellazo al pesao de tu cuñado o clavarle el cuchillo de trinchar el pavo a la pécora de la suegra... Es comprensible, después de todo, con el estrés que se genera en las cenas familiares, entre el tío abuelo fachorro y el primo creepy... (por no hablar de las tradicionales reuniones con los compañeros del cole, las cenas de empresa y demás eventos sacacuartos). 

¿A qué viene esta entradilla navideña, aparte de lo que me gusta soltar gilipolleces compartir mis pensamientos con vosotros/as? Pues a que, hablando de cuñados, esta novela se debe al de la señora Christie, que por lo visto se quejaba de que los asesinatos de sus libros cada vez eran más sofisticados y lo que ha él le ponía gustaba era un buen crimen violento con mucha sangre... Dicho y hecho, doña Agatha escribió está novela, de ambiente familiar  y navideño, no sé si como una indirecta a su cuñado, de nombre James, para que dejara de tocarle los... crímenes.

En fin, como digo, trama navideña expeditiva y eficaz: en la mansión de las Midlands del anciano multimillonario Simeón (así, con tilde... cosas de las traducciones de antaño) Lee, éste convoca a sus cuatro vástagos y a sus esposas para pasar juntos la Navidad. A la reunión se unen su nieta española, hija de su hija ya fallecida y el joven hijo de un antiguo socio suyo en Sudáfrica. Ahora bien, no llegan a pasar en paz y armonía tan entrañable celebración, porque la tarde anterior (o sea, en Nochebuena. O sea, hoy...) el viejo Lee es brutalmente asesinado. Ahora bien, dentro de tamaña fatalidad se da la buena suerte de que el afamado detective Hércules Poirot se encontraba pasando la velada con el jefe de policía de Middleshire y le acompaña a la escena del crimen para ayudar a atrapar al asesino/a (es decir, la buena suerte no es para éste o ésta, previsiblemente). 

(Esperad un momento... ¿un ricacho que siente simpatía por una bella joven de origen hispano y que es asesinado de forma sangrienta en su habitación durante una reunión familiar? ¿El mejor detective del mundo que interviene para desentrañar el caso? ¿Eso no lo he visto yo en alguna parte? Pues sí, hay una exitosa película de hace pocos años, protagonizada por un James Bond y una chica Bond que, mira por donde, parte de la misma premisa que esta novela...aunque, bien es cierto, luego su desarrollo va por otros derroteros... o no, habrá que leerlo para saberlo).

En fin, lógicamente, no voy a revelar quién es el asesino o asesina. Tan sólo diré que esta es una novela bastante entretenida, con muchos de los elementos típicos de las de Agatha Christie: personajes  de clase alta con secretos,  rencillas familiares, crimen aparentemente irresoluble -es verdad que no muy fino, en este caso- con cuarto cerrado incluido y el más conocido detective belga, el inefable detective Hércules Poirot. soltando aquí y allá sus observaciones, un tanto desconcertantes para la mentalidad británica... cierto es que en esta novela parece un poquito más benévolo, menos impertinente que en otras  (también debo reconocer que hace tiempo que no leía una de las suyas).  Y, por supuesto, no puede faltar la preceptiva reunión final con todos los sospechosos, deslumbrados por la brillantez deductivoa de Poirot... Como curiosidad, y dado que la historia se desarrolla a fines de los años treinta y una de las parientes del finado proviene de España, hay ciertas referencias a la Guerra Civil que supongo que en su momento sirvieron para darle un toque de actualidad atractivo para sus lectores. En todo caso, doña Agatha le dio bien en los morros una buena lección a su cuñado, que es lo importante. Tomad nota, para estas fiestas y no os dejéis avasallar... Y si el cuñado /a sois vosotros o vosotras, no le toquéis las narices a nadie, coño, que ya es -casi- Navidad...

Más novelas de doña Agatha Christie  reseñadas: aquí

lunes, 23 de diciembre de 2024

Frédéric Beigbeder: Último inventario antes de liquidación

Idioma original: francés

Título original: Dernier inventaire avant liquidation

Traducción: Sergi Pàmies

Año de publicación: 2001

Valoración: Entre recomendable y Está bien

 

Se podría decir que hoy inauguramos una nueva especie para las entradas de este blog: podemos llamarlo metarreseña, es decir, reseña de un libro de reseñas de libros. Puede que en adelante no haya muchas de estas, y muy probablemente esta vaya a ser la única metarreseña que presentemos, pero confieso que me ha gustado la palabreja. Ese libro de reseñas al que me refiero lo firma Frédéric Beigbeder, uno de esos malotes que tanto gustan al norte de los Pirineos, ya saben, el enfant terrible, sarcástico, encantado de conocerse, y a ser posible con melena rebelde. Este señor, aparte de otras cosas diversas, es también escritor, con varias reseñas en ULAD que pueden ustedes ver ahí abajo. Por lo visto, con el inicio del siglo y milenio Le Monde y la FNAC realizaron una encuesta preguntando por el libro clave del siglo XX, como si se tratase del Balón de Oro. El resultado fue una lista de los cincuenta títulos más votados, cada uno de los cuales tiene en nuestro libro de hoy su reseña firmada por Beigbeder.

Las reseñas, de tres o cuatro páginas máximo, son apenas un esbozo, un par de pinceladas y, sintonizando con la imagen del personaje,  tienen siempre un aire iconoclasta e irónico, como un ‘intento de superar el efecto intimidatorio que producen las grandes obras de arte’, con la loable intención de ‘leer esos libros famosos como si fuera la primera vez’. Están muy bien estas intenciones, pero el problema es hacerlas realidad cincuenta veces seguidas. Eso no es ni mucho menos fácil, y Beigbeder decide tirar de sarcasmo para unificar los resultados, sin que falte tampoco un puntito narcisista al que parece no poder resistirse.

Con todo, hay que reconocer que el trabajo es en conjunto bastante bueno. Con tantos libros por comentar y una extensión disponible tan limitada, recurre el multirreseñista Beigbeder a un recurso bastante obvio pero también eficaz: ir variando el centro de atención, que a veces se localiza en el autor de la obra, otras en su época, movimiento con el que se identifica, público al que se dirige o anécdotas relacionadas con el libro. La ironía y la desinhibición le permiten cosas como poner en cuestión que los votantes hayan leído realmente las obras que han votado, algo que se antoja un dardo muy bien lanzado, o reflexionar sobre ciertas imposturas en el mundo literario:

‘No todo el mundo es Faulkner […], el problema surge con los cretinos seguidores a quienes ha inspirado. Por culpa de Proust, un montón de autores franceses se creen obligados a escribir largas frases sobre sus madres para parecer inteligentes; por culpa de Joyce, cualquier impostor se cree poeta cuando, en realidad, solo consigue ser ilegible’.

Es lo que tiene este tipo de personajes aficionados a escandalizar o fustigar sin miramientos: aunque lo que buscan sea sobre todo la notoriedad, a veces dan en el clavo. 

En todo caso creo que Beigbeder sale airoso de la prueba, el conjunto queda equilibrado y se lee con agrado, a veces nos saca una sonrisa y otras hace luz sobre algunas obras que podemos tener olvidadas o postergadas. Y, como apuntaba antes, no se puede negar el mérito de escribir cincuenta reseñas sobre una lista tan variada. 

Ah, bueno, y la lista, que supongo que a alguien le tendrá un poco intrigado. Se puede encontrar en esta entrada de la Wiki. Como cualquiera se podrá imaginar sin mirarla siquiera, más o menos la mitad de los seleccionados son autores en lengua francesa, lo que esta vez no se debería atribuir solo al tradicional chauvinismo de nuestros vecinos. Supongo que si planteásemos la encuesta aquí o en cualquier otro lugar los votantes también se inclinarían por buen número de autores locales. Por cierto, el único escritor en castellano que entra en la lista es, casi obviamente, García Márquez con Cien años de soledad (no he dicho que solo se admitía un título por autor).

También llama la atención, y Beigbeder lo subraya creo que con cierto desdén, que hay un buen número de premios Nobel, no sé quizá quince o por ahí. Y en lo alto del ranking se destaca El extranjero de Camus, justo por encima de En busca del tiempo perdido de Proust. Por mirarnos un poquillo al ombligo, también diré que aproximadamente la mitad de esos 50 principales ya tiene su reseña en ULAD y, dicho sea con la natural objetividad, son al menos tan buenas como las de Beigbeder. O mejores.


También de Frédéric Beigbeder reseñado en ULAD13,99 eurosUna novela francesaOona y Salinger

domingo, 22 de diciembre de 2024

Alessandro Baricco: Abel

Idioma original:
Italiano 
Título original: Abel
Traducción: Xavier González Rovira
Año de publicación: 2023
Valoración: Recomendable

No hay un antes y un después en los acontecimientos; solo hay un único aliento difícil de interpretar. En esta frase se condensa, tanto en forma como en fondo, la última novela de Alessandro Baricco.

Estamos en el Far West, en la época de la Conquista del Oeste (no resulta difícil imaginarse a Gregory Peck o a James Stewart en el papel de Abel Crow), en un territorio de frontera en el que toda distinción es provisional, en el que sueño / realidad y vida / muerte se confunden, en el que las creencias o leyendas de los nativos americanos se mezclan con las que llevan los colonos, en el que confluyen búsquedas y revelaciones, abandonos y (re)inicios.

La frontera es clave y determina la estructura del libro. Capítulos breves en los que la linealidad salta por los aires y que no son otra cosa que las piezas que conforman el puzzle de la vida del sheriff Abel Crow. Y si bien es cierto que en un primer momento uno se siente algo descolocado con esos saltos temporales y con las reflexiones filosóficas que recorren, especialmente, la parte inicial de la novela, he de reconocer que las piezas van encajando, que la novela crece en su segunda mitad y que la impresión final es más que favorable.

Entre los aspectos destacables de la novela cabe mencionar:
  • la potencia sugestiva de las atmósferas e imágenes que crea Baricco. Sí, eso es "marca de la casa" (¿podemos decir que Baricco es un escritor muy "plástico"?) y en Abel permanece intacto. 
  • un personaje principal con mucho gancho. Ya ocurría, por ejemplo, con el pianista de Novecento o el Hervé Joncour de Seda. Baricco es muy hábil construyendo personajes enigmáticos y cargados de poesía y Abel Crow entra, por derecho propio, en el panteón de personajes del italiano.
  • los diálogos. Breves, cortantes, con una poética bien diferente de la utilizada en las descripciones.
En el lado menos positivo debo citar el, a mi gusto, excesivo peso de la parte "filosófica" de la novela. O quizá no tanto el excesivo peso como la sensación de que el texto podría haber tenido esa misma carga filosófica a través de lo puramente narrativo, a través de la propia acción.

Sea como fuere, queda la impresión de haber leído un buen western onírico y espectral (no es Pedro Páramo, pero algo hay de esa atmósfera), una buena novela de iniciación o de autodescubrimiento que demuestra que Baricco sigue siendo un valor seguro. Esperemos, eso sí, que no se demore otros 8 años hasta el próximo libro. ¡Vamos, Alessandro, que tú puedes!

También de Alessandro Baricco en ULAD: SedaTierras de cristalSin sangreNovecentoEmaus y Mr Gwynn

sábado, 21 de diciembre de 2024

Rubem Fonseca: El salvaje de la ópera

Idioma original: portugués

Título original: O Selvagem da Ópera

Traducción: Mario Merlino

Año de publicación: 1994

Valoración: recomendable (tal vez un poco más para los amantes de la ópera)

Los huevos que hubo de tener ese brasileño para ponerse a las patadas con Giuseppe Verdi y Giacomo Puccini, presentando una ópera sobre un indígena americano, Il Guarany, en el Teatro alla Scala, y además, siendo recibida con éxito. Está es la historia de Antonio Carlos Gomes (nombre adecuado para ser músico brasileño), compositor que llevo la ópera desde las indias, de regreso al viejo continente.

El salvaje de la ópera es la biografía novelada de Carlos Gomes (así es, Fonseca no solo escribía novela negra). Aunque su estilo es reconocible, la gran diferencia entre este libro y sus célebres relatos cortos o sus novelas de detectives radica en el ritmo. Aquí, Fonseca se explaya con descripciones detalladas (excesivas para algunos) sobre el mundo del espectáculo europeo de finales del siglo XIX, los escenarios y las representaciones. Es evidente el amor que el autor sentía por la ópera, lo que puede resultar denso en ciertos pasajes para aquellos lectores más interesados en las tribulaciones personales de Carlos Gomes o en el desarrollo lineal de la trama.

Además de retratar el entorno artístico, Fonseca no solo describe el brillo y la pompa de las salas europeas, sino también el trasfondo político y las tensiones entre el antiguo orden imperial y las nuevas formas de organización republicana. Esta dualidad añade una dimensión histórica que complementa la trama musical.

Otro de los puntos centrales es el marcado contraste entre la vida de Carlos Gomes en su país y las dificultades que enfrentó en sus interacciones con la alta sociedad europea. En Brasil era un genio reconocido, un músico nacional de prestigio que se mantuvo fiel al emperador Dom Pedro II y a las viejas costumbres (incluso se negó a componer el himno nacional una vez que Brasil se convirtió en república, optando en cambio por crear una obra en honor al “descubrimiento de América”). En Europa, sin embargo, se encontraba en una posición mucho más incómoda: era visto como un indio exótico que debía presentarse impecablemente vestido y con el cabello planchado para no ser considerado un salvaje sacado de la selva a tamborazos.

Recomiendo este libro, particularmente para los amantes de la música clásica occidental en general y de la ópera en particular. Incluso les recomiendo acompañar la lectura com una arias de Rigoletto, La Traviata, o Il Guarany (o si pueden cantarlas, mejor). La experiencia puede ser tan enriquecedora como el propio texto (siempre se puede ser más mamador).


Otros libros de Rubem Fonseca en ULAD: El gran arteEl seminaristaVastas emociones y pensamientos imperfectosBufo y Spallanzani

viernes, 20 de diciembre de 2024

Edward Lee: Bighead

Idioma original: Inglés
Título original: The Bighead 
Traducción: Rosemary Thorne
Año de publicación: 1997
Valoración: Decepcionante (aunque disfrutona a su manera)

Bighead de Edward Lee debería haberme encantado. A fin de cuentas, es ideal como placer culpable sin grandes pretensiones para los amantes de la literatura gamberra, el terror barato, el "splatterpunk" más salvaje y el humor escatológico.

Y aunque me ha parecido una novela disfrutona, que pese a su nada desdeñable extensión se lee en un suspiro, tiene un rollo desacomplejado (en lo estílistico, estructural y argumental) muy atractivo, rebosa una saludable mala leche y es extremadamente sangrienta, me deja un regusto amargo porque le sobran muchísimas páginas.

Además, en mi opinión podría haberse editado de manera que el conjunto mejorara sin perder su halo de espontaneidad y desparpajo. Y es que se nota que Edward Lee no planificó casi nada al ir escribiendo, ni se mató a corregir demasiado el resultado final. Varios de los misterios que establece inicialmente los resuelve de manera abrupta y anticlimática, como si al llegar al clímax se acordara súbitamente de ellos y le entrara prisa por cerrarlos de cualquier manera. A esto debemos sumarle que sus protagonistas carecen de profundidad, pese al excesivo foco que se les da, y que el desarrollo de sus interacciones no es siempre convincente. Asimismo, reprocharía a Bighead que las escenas violentas o sexuales no van "in crescendo", por lo que, pese a ser siempre duras y explícitas, llegan a epatar rápidamente al lector, que no tarda en aclimatarse a ellas; para colmo, a menudo se desperdician en personajes irrelevantes, cuando lo lógico sería reservar las más impactantes para el elenco protagónico. Y tampoco puedo dejar de mencionar las reiteraciones de ideas que salpican la novela, las cuales pretenden introducir semillas en el lector pero que, dada su asiduidad, acaban molestándolo e incluso insultando su inteligencia.

¿De qué trata Bighead? Pues de una abominación que lleva ese nombre, a la que le encanta perforar a sus víctimas con su gigantesco miembro y zamparse sus cerebros. Este monstruo (¿leyenda urbana, humano fruto de la endogamia, mutante deforme o entidad sobrenatural?) siembra el caos por los bosques de Virginia y se acerca lenta pero inexorablemente a nuestros héroes (una joven que no siente nada durante la penetración, una reportera ninfómana y un cura madurito, mazado y malhablado). También hay otra amenaza suelta: una pareja de "redneck hillbilies" que van por ahí violando, torturando y asesinando a la peña, capitaneada por el brutal Balls.

Poco más que añadir. Bihead es un festival del mal gusto con palabrotas, "gore", sexo, violaciones, paletos americanos y villanos sádicos, depravados y muy pero que muy cabrones. Si bien se disfruta (bueno, sólo si te va esto), deja una abrumadora sensación de potencial desaprovechado. Ojalá existiera una versión igual de transgresora, marrana, cáustica y desacomplejada pero un pelín más refinada, a la que no le sobren páginas, que maneje mejor a sus personajes y que sepa escalar adecuadamente su abundante violencia; ah, y que se le vaya la pinza pero en plan bien, no con ese desmadre artificioso e insípido con que nos obsequia el clímax de la original.

jueves, 19 de diciembre de 2024

David Seltzer: La profecía

Idioma original: Inglés
Título original: The Omen
Traducción: Antonio Bonnano
Año de publicación: 1977
Valoración: Se deja leer

La mayoría de amantes del género de terror conocen la película La profecía de 1976. Pero pocos saben que al año siguiente de que este clásico dirigido por Richard Donner se estrenara se publicó también una novelización del mismo que en su momento fue igual de exitosa.

Tanto la película como la novela tienen ideas sumamente interesantes; lamentablemente, no acaban de exprimirlas del todo. Aun así, entretienen de lo lindo, y debieron generar dinero, porque la historia del Anticristo se convirtió en una pentalogía literaria y una potente franquicia cinematográfica.

Centrémonos en el libro. El argumento de La profecía es simple pero efectivo, tan fácil de leer como de olvidar. Robert y Katherine Thorn pierden a su hijo en un hospital de Italia. Un sacerdote ofrece a Robert el bebé recién nacido de una madre que ha muerto al dar a luz, y éste acepta sin decirle nada a su mujer de la suplantación. El matrimonio norteamericano afincado en Inglaterra (Robert ejerce de diplomático) experimenta algunos años de felicidad. Sin embargo, cosas extrañas comienzan a suceder alrededor del pequeño Damien: sus pavor hacia las iglesias, el suicidio de su cuidadora, la aparición de una nueva niñera, una accidentada visita al zoo, etc...

Aunque La profecía tiene escenas terroríficas y elementos del subgénero del horror religioso, más bien podría considerse un "thriller". Uno en el que Robert debe descubrir la verdadera naturaleza de Damien e investigar una conspiración satánica que pretende hacer que el Anticristo acceda a su fortuna y obtenga su influencia política.

La profecía es el debut narrativo de David Seltzer. El bagaje como guionista de cine y televisión del autor se ve reflejado en una prosa funcional pero literariamente acartonada, una tendencia a la sobreexplicación mediante descripciones innecesariamente largas, una falta de sutileza a la hora de revelar cierta información y una introducción tosca de determinados elementos relevantes para la historia.

Para que veáis a qué me refiero con que la prosa tiende a la sobreexplicación, dejad que os muestre un pasaje de la página 263 en el que el ritmo frenético que debería permear la escena queda comprometido por culpa de la minuciosa exposición de la acción: «La cabeza de aquella bestia se acercaba cada vez más a Thorn. Adosado contra el respaldo del asiento, Thorn veía ya los dientes del perro a escasos centímetros de su rostro, lanzando rabiosos mordiscos al aire, cuando los dedos, hundidos en el bolsillo de la chaqueta,  encontraron uno de los estiletes. Sacó la mano, armado con el estilete, la levantó por encima de la cabeza y clavó el arma firme y directamente entre los juntos ojos del animal. La afilada hoja se hundió hasta la empuñadura.»

Con la falta de sutileza de Seltzer me refiero a que no logra de forma convincente que dudemos sobre la verdadera naturaleza de Damien en ningún momento, pese a que parece que el escritor intenta en vano sembrar la duda sobre si realmente hay algo sobrenatural o no en él en un par de ocasiones. Aunque admito que me sorprendió gratamente cómo el autor deja sin aclarar qué sucede con los Horton, el matrimonio de sirvientes de la mansión Thorn, de modo que queda en manos del lector deducir si han renunciado voluntariamente a su empleo o si la señora Baylock los ha matado.

Asimismo, reprocho a Seltzer que infiera detalles que le convienen de manera artificiosa. Esto queda plasmado en cómo anticipa el carácter inquisitorial del pensamiento de Thorn a través de dos especulaciones algo gratuitas, o cómo introduce abruptamente en el clímax que una bombilla cuelga del techo «suspendida por un cable muy gastado» en la escalera de servicio de la mansión porque más adelante le dará uso.

A mi juicio, la novela presenta algunos cambios que mejoran a la película. Es cierto que Damien se siente menos intimidante que su contraparte fílmica, pero eso es un acierto, dada su edad. Asimismo, la señora Baylock, antagonista de esta primera entrega, es mucho más amenazadora y siniestra en la versión de papel. Y determinadas escenas (como la visita de Katherine y su hijo al zoo) superan con creces a sus equivalentes cinematográficas.

Los defectos que le encuentro a la novela son, en general, compartidos con la película. Por ejemplo, el que la conspiración satánica se sienta tan pequeña (por lo contrario, Ira Levin sí que lograba escalarla correctamente en Rosenary's baby); en ningún momento creemos que Damien esté eficazmente protegido, por mucha señora Baylock y mucho perro que lo rodeen. También hay algún defecto exclusivo del libro: la ya mentada prosa regulera de Seltzer (obviamente) y las tediosas disertaciones teológicas y geopolíticas que pretenden justificar el advenimiento del Anticristo.

Los personajes de la novela son bastante planos, e incluso me atrevería a decir que se sienten desaprovechados (sobre todo en el caso de Haber Jennings, fotógrafo que se acaba aliando con Robert). Sea como fuere, cumplen con su cometido, pues son creíbles y resulta fácil empatizar con ellos: Robert es un hombre fuerte y resolutivo abrumado por la situación; Katherine, un personaje trágico; Jennings ayuda a que la historia progrese; la señora Baylock, con su manipulación, insolencia y aspecto grotesco (sobre todo después de maquillarse como una obscena prostituta) protagoniza algunas de mejores escenas del conjunto.

Resumiendo: la novelización de La profecía no aportará gran cosa a quienes hayan visto la película. Sin embargo, recomiendo a aquéllos incondicionales del clásico cinematográfico que le echen un vistazo al libro, porque se toma licencias argumentales bastante interesantes que incluso mejoran el material original. Por lo demás, no deja de ser una obra tan entretenida como simple y olvidable, cuya factura pedestre juega en contra de sus buenas ideas e intenciones. 

miércoles, 18 de diciembre de 2024

Reseña(s) Interruptus: 7 x 1

Aunque justamente hoy no lo parezca, no soy yo muy partidario de esta modalidad de "reseña interruptus"; ahora bien, en los últimos tiempos me he encontrado con varios libros cuya lectura, por una causa u otra, he abandonado, y que, puesto que no están reseñados en este sacrosanto blog, mis compañeros ni siquiera han tenido en cuenta para leer. Con buen criterio, visto lo visto... Como se acerca el Año Nuevo y antes de los consabidos buenos propósitos resulta conveniente hacer limpieza y tirar lo viejo o inútil por la ventana (de forma metafórica, se entiende... tened cuidado con lo que hacéis, plis), aquí va un pack de minireseñas que se han quedado en meros esbozos, abortos de las que pudieron ser y ya no serán. Al menos, por mi parte...


1- El silencio de la ciudad blanca de Eva García Sáenz de Urturi

Idioma original: español

Año de publicación: 2016

Valoración: No eres tú, soy yo...

Resumen resumido: en la siempre primorosa ciudad de Vitoria-Gasteiz aparecen una serie de cadáveres, en monumentos emblemáticos de la misma, que recuerdan indefectiblemente a unos asesinatos que tuvieron lugar un par de décadas antes pero cuyo autor, vaya por Dios, resulta que está ya en la cárcel. Así que el inspector que se encarga del caso, apodado Kraken (!) por sus compañeros y amigos, se ve en la tesitura de tener que resolver los nuevos y desconcertantes asesinatos antes de que se multipliquen.

Es posible que se deba a que conozco un poco los escenarios donde se desarrolla esta historia y por tanto hay cosas -bastantes- que me resultan de lo más inverosímil. Es posible también que, a pesar de mi debilidad por los thrillers policiacos con asesinos en serie, mi nivel de exigencia sea más alto del que yo mismo pienso. O también puede que experimentara una reacción adversa al entusiasmo que esta novela ha producido en miles de lectores y lectoras, que incluso ha llevado a que se hagan tours literario-turísticos por la capital alavesa, algo realmente desusado en la misma (por la parte turística más que la literaria, aunque también). Pero el caso es que, según iba avanzando en la lectura del libro, me iba invadiendo una vergüenza ajena tal que tuve que dejarlo y no he osado volver a intentarlo, desde hace ya años. Que seguro que es culpa mía, no lo niego, pero mirad, más vale ponerse rojo una vez que amarillo un ciento...


2- El olor del bosque de Hélène Gestern

Idioma original: francés

Título original: L'Odeur de la fôret

Año de publicación: 2016

Traducción: Laura Salas Rodríguez

Valoración: zzzzZzz...

Resumen resumido: Élisabeth Bathori (no dire nada sobre el nombre) es una historiadora que trabaja en el Instituto de la Memoria Fotográfica del Siglo, que recibe de la anciana Alix de Chalendar, para su preservación, una serie de fotografías y cartas de su tío Alban de Willecot, desde el frente de la I Guerra Mundial con su amigo, el insigne poeta Anatole Massis. Además, la anciana -porque sí o por joder a sus parientes-le lega en su testamento una casa en un pueblo del Borbonesado (región que con ese nombre parece mentira que no haya sido expoliada del todo por cierta familia), donde Élizabeth continua indagando en los secretos de los Willecot, mientras pasa el duelo por su reciente viudedad.

Compré esta novela en aquel proceloso año de la pandemia, impelido por la recomendación de una conocida prescriptora literaria, que la consideraba una de las mejores novelas editadas ese año. Me pareció una buena opción lectora para pasar el confinamiento y mirad, ni aún con tantas horas por delante logré avanzar mucho, porque en seguida me quedaba zzzzZz... como un cepo. Lo intenté con posterioridad al menos un par de veces más, pero siempre acababa como un ladrillo en brazos de Morfeo. Ahora bien, cierto es que, poco a poco y siesta a siesta podía haber ido avanzando en el libro (aunque ojo cuidao que son casi 800 páginas); tampoco es que esté mal escrito, ni mucho menos y, desde luego, parece bien documentado y demás condiciones que se le pueden pedir a una buena novela. Pero no acabó de engancharme y cuando vi que tomaba un giro romántico (romántico en plan editorial Harlequin, me refiero, no a la narrativa de principios del XIX) fui consciente de la finitud de la vida y de que aún me quedaba por leer toda la saga de Mundodisco, por ejemplo. Conservo el libro, eso sí, para las noches de insomnio.


3- La señal de Maxime Chattam

Idioma original: francés

Título original: Le signal

Año de publicación: 2020

Traducción: José Antonio Soriano Marco

Valoración: Rechace imitaciones

Resumen resumido: la familia Spencer (nada que ver con Lady Di) se traslada desde Nueva York al idílico y hasta pintoresco pueblo de Mahingan Falls, en Nueva Inglaterra, huyendo del mundanal ruido y de sus altos precios  Pueblo, ya digo que muy cuqui, pero embebido de rumores sobre un pasado de brujería y horror (estamos en Nueva Inglaterra, ¿qué os esperábais?), en el que les comienzan a ocurrir cosas harto extrañas... aunque nada comparable a los horrendos crímenes que se suceden en la zona.

Maxime Chattam es el penúltimo joven escritor de best-sellers (bueno, ya no tan joven, en realidad) al que se ha calificado como "heredero de Stephen King". En este caso, o al menos por lo que respecta a esta novela, el calificativo tiene alguna base, porque, en efecto, el libro apesta (sí, no me he equivocado de verbo) a King, pero a un King de imitación, un King de bazar oriental, si se me permite el prejuicio barato... Es decir, esta novela es lo que se conoce como un PASTICHE, término que creo deberíamos emplear más a menudo. Que sí, un pastiche puede ser muy divertido y lo cierto es que esta novela, quizás por cierto desaforamiento o exageracíón, podía incluso resultarme entretenida... El caso es que, cuando ya llevaba leídas bastantes páginas, pero habida cuenta que el libro consta de más de 600, me pregunté: ¿pero qué cojones haces leyendo una mala imitación de Stephen King, cuando podrías estar empleando ese tiempo en leer, sin ir más lejos, una novela del propio King? Lo dejé y hasta ahora...

(Por cierto, que si alguien está interesado en una premisa similar a la de esta novela, pero que discurre por derroteros mucho más inquietantes, que le hará perder muchísimo menos tiempo y, sobre todo, cagarse por la pata abajo, conocer una interesante propuesta del género de terror contemporáneo, que vea la película La autopsia de Jane Doe. Hora y media de peli e insomnio garantizado toda la noche).


4- La señora Potter no es exactamente Santa Claus de Laura Fernández

Idioma original: español

Año de publicación: 2021

Valoración: No gano para aspirinas

Resumen resumido: en Kimberly Clark Weymouth, desabrida ciudad de algún lugar de la Norteamerica profunda, la escritora Louise Cassidy Feldman ambientó su clásico de la literatura infantil La señora Potter no es exactamente Santa Claus, lo que proporcionó cierta celebridad y visitas turísticas a la localidad. Ahora bien, un buen día Billy Bane Peltzer decide cerrar la tiendas de recuerdos abierta por su padre, Randal, lo cual provoca toda una serie de consecuencias imprevistas en el ecosistema formado por los entrañables habitantes de Kimberly Clark Weymouth. Consecuencias que no os puedo relatar porque abandoné la lectura de la novela, aquejado de un dolor de cabeza galopante.

¿Y a cuento de qué este dolor de cabeza, preguntaréis (O NO)? Pues porque la novela, toda la novela  y no es corta, está repleta de (PALABRAS) escritas en cursiva o mayúsculas entre (PARÉNTESIS), de una forma absolutamente (RANDOM) o que, al menos, yo no he sido capaz de dilucidar según qué (PAUTA). Que esta peculiaridad del estilo parece que acrecenta la (IRONÍA) postmo-metaficcional que recorre la novela y ha entusiasmado a crítica público mayormente gafapástico o, en todo caso, a (PERSONAS) con un criterio literario más exquisito que el mío pero que (A MÍ) me produce migraña, jaqueca, cefalea en racimo, neuralgia o dolor de (LA CHOLA), yo qué sé... Así que tuve que dejar su lectura porque mirad, en la vida hay que (SABER) elegir y la (SALUD) es lo primero... Aparte de que me estaba pareciendo una puta santa chorrada, claro.


5- La camarera de Nita Prose

Idioma original: inglés

Título original: The Maid

Año de publicación: 2022

Traducción: Ángela Esteller

Valoración: Mátame, camión, pero rapidito...

Resumen resumido: la joven Molly es una camarera del hotel de lujo Regency, extremadamente minuciosa y hasta perfeccionista en su trabajo, tal vez -o casi seguro- porque padece algún tipo de trastorno del espectro autista... Necesitando como el comer la rutina y hasta monotonía en su vida, ésta se verá trastocada cuando en una de las suites que debe limpiar, donde se aloja un matrimonio millonario, encuentra un cadáver sobre la cama. Y hasta aquí puedo contar, no porque tema estropearos la lectura con algún spoiler, sino porque yo la abandoné en este punto y os aseguro que no lo he lamentado...

Aquí he de confesar que tengo un problema, no con las personas de la vida real que son autistas, padecen Aspergen o algún tipo de trastorno similar... (incluso todo lo contrario, que tampoco soy un monstruo), aunque, por alguna razón, sí con las novelas protagonizadas por este tipo de personajes, generalmente niños o jóvenes. Curiosamente, no me pasa con las películas, pero en los libros enseguida pierdo la paciencia (de hecho, no sé como llegué a acabar el célebre El curioso incidente del perro a medianoche sin estamparlo contra la pared... en fin, era más joven y perseverante que ahora). Ahora bien, reflexionando sobre ello (brevemente, que tampoco merece comerse mucho el tarro) he llegado a la conclusión de que si abandoné La camarera una vez aparecido el crimen, que al fin y al cabo es lo que mola en este tipo de libros, no fue sólo por lo exasperante que me parecía su protagonista sino porque el misterio en sí me daba una perezaca que no veas. Me daba igual quien había matado a la víctima, la verdad, y sólo podía desear que el/la/los asesino/a/s se hubieran esmerado un poco más, disolviendo el cadáver en ácido o enterrándolo en un maizal, con lo que la buena de Molly no se hubiera coscao de nada. Hubiera salido ganando, creo.


6- Mi esposa y yo compramos un rancho de Matt y Harrison Query

Idioma original: inglés

Título original: Old Country

Año de publicación: 2022

Traducción: Alejandra Tapia Silva

Valoración: Dame veneno, me quiero morir, dame veneenooo...

Resumen resumido: El ex-marine y veterano de Afganistán Harry Blakemore y su mujer Sasha, publicista, deciden abandonar la ciudad de Denver para trasladarse a un rancho de las montañas de Idaho donde poder llevar una vida más tranquila y satisfactoria, en comunión con la naturaleza. El sueño americano, vaya... Ahora, bien, cuando llegan al idílico rancho, sus por otra parte muy amables vecinos les advierten que el valle donde está situado recibe con frecuencia la visita de un espíritu o ente sobrenatural que adopta una manifestación diferente en cada estación -menos en invierno, cuando por lo visto se va a dormir como los osos-, a cada cual también más extravagante. El espíritu o lo que sea se puede combatir tomando una serie de medidas que los Blakemore se resisten a adoptar, pero que acaban haciéndolo pues parece ser la única manera de poder vivir en el lugar.

Como se ve, la premisa de la novela, resulta bastante increíble y hasta absurda. No pasa nada, porque ocurre lo mismo con muchas de las del género de terror, la cuestión es hasta que punto el o la autora de las mismas logra convencernos para que nos la creamos y, sobre todo, mantener nuestro interés en una historia, para lo que la suspensión de la incredulidad suele ser condición sine qua non. Algo que no ocurre en esta novela, sobre todo, creo yo, por lo rutinaria y hasta cansina que resulta la trama, más ocupada en glosar las maravillas de la naturaleza norteamericana y la "guayotez" de los protagonistas que en darnos el necesario canguelo, que es de lo que se trata. Yo aguanté algo más de la mitad del libro, con lo que me perdí el final, que debe ser, por lo que tengo entendido, ya directamente hilarante. No obstante, si alguien está interesado en conocer más de esta novela, aquí dejo el enlace de la reseña que hizo en el videoblog Gafas y ojeras el gran David Calpa, que sí que tuvo los redaños de leerla entera (reseña con la que estoy totalmente de acuerdo, por supuesto).

Por último, parece ser que uno de los hermanos Query, autores del libro, tiene muchos contactos con la industria audiovisual, así que no os extrañéis si pronto veis esta historia en alguna plataforma en forma de película o, más aún, de serie. De hecho, casi se diría, teniendo en cuenta los tempos de la trama, que ya la escribieron pensando en ello. También que, al parecer la historia surgió como un hilo en Reddit que fueron alargando según la respuesta de sus seguidores. Así ha salido, claro...


7- El carnicero y el pájaro de Alaina Urquhart

Idioma original: inglés

Título original: The Butcher and the Wren

Año de publicación: 2022

Traducción: Pilar de la Peña Minguell

Valoración: No es por no ir, pero ir pa ná es tontería...

Resumen resumido: un asesino en serie conocido como "el Asesino del Pantano" se dedica a secuestrar a sus víctimas en Nueva Orleans, torturarlas un poquito antes de matarlas y luego abandonar sus cadáveres en los socorridos pantanos de Luisiana. La patóloga forense Wren Muller y el inspector Louis Leroux se embarcarán en una investigación sin tregua para tratar de detenerlo.

Hasta ahí la cosa pintaba bien, dentro de los parámetros habituales de los thrillers con asesino en serie, por los que ya digo que tengo cierta debilidad. Y lo cierto es que la novela resulta correcta, lo que, unido a que no es demasiado larga, bien podría haberme animado a terminarla (leí la mitad). Pero, precisamente porque transita por senderos perfectamente establecidos: escenarios tópicos, situaciones previsibles, asesino locatis pero muy inteligentes, policías voluntariosos a la hora de seguir la gymkana de pistas que les va dejando el psicópata, etc., en fin, que fui perdiendo el interés, ni siquiera alentado porque la autora fuera técnica de autopsias (tampoco es que se note mucho, por lo menos para quien haya visto al menos un par de episodios de C.S.I.) y creadora del podcast de true crime más seguido del mundo o eso dicen (yo reconozco que lo que más llamó mi atención es el apellido molón que tiene, que era el mismo de la protagonista de una novela de Joyce Carol Oates que acababa de leer).
Dicho lo cual, tampoco me extrañaría que hiciesen una peli basada en esta novela. De las que ponen los domingos por la tarde en Antena 3, quiero decir...