Año de publicación: 2024
Valoración: Recomendable
Que critiquen mi libro por lo que sea pero no por falta de ambición. Algo así debió pensar Alberto Torres Blandina cuando terminó Tierra. Y si no lo pensó, debería. Porque escribir un libro de casi 700 páginas (más mapas e índice) en el que se resume la historia del mundo en los últimos 50 años no es moco de pavo.
No solo eso. Como dijo Allende, la Historia es nuestra y la hacen los pueblos. O los miles o millones de individuos que los conforman, vaya. Y así, jugando un poco con la idea borgiana de La biblioteca de Babel, el autor toma diferentes historias individuales (pero siempre insertas en lo colectivo) de persona(je)s anónimas de todos los continentes, las barniza de lo literario y monta un fresco humano que arranca en Berlín en 1961 y finaliza en Seúl en 2019, lugar en el que el autor concibió Tierra. Casi cincuenta años y multitud de historias en las que se entrelazan seres anónimos y "grandes nombres", lo histórico y lo íntimo, lo público y lo personal.
Y es que cualquier historia es (o puede ser) interesante. Todo depende de la mirada y de las conexiones o continuidades que podamos encontrar en ella. No importa tanto que sean historias iniciático - infantiles, de terror, humorísticas, melancólicas, real maravillosas o tristes, textos que hablen de la memoria, del extrañamiento, de esperanzas truncadas, de vidas cruzadas o de anhelos cumplidos. Lo que cuenta realmente es su universalidad, su capacidad para trascender, para hablar del mundo aunque solo estés hablando de ti y de tu aldea.
La gran variedad de textos hace que Tierra pueda ser leída como novela, sí, pero también como sucesión de relatos o microrrelatos basados en hechos reales, como crónica, ensayo o reportaje sobre un mundo cambiante que, en ocasiones, parece avanzar en círculos o como tratado antropológico sobre choques culturales, diferentes formas de relación entre el mundo y Occidente (o viceversa) o sobre el tan cacareado fin de la historia (¡fuck Fukuyama!). Pero siempre teniendo en cuenta que hay un autor que recoge, compila y da forma literaria y también, ¿por qué no?, política a los centenares de testimonios.
Esas "ansia de completismo" y ambición de las que ya he hablado hacen que sea inevitable cierta desigualdad en el interés que para el lector pueden tener algunas de las historias. También resulta difícil no caer en ciertas reiteraciones que alargan el libro quizá algo más de lo necesario. En cualquier caso, creo que son asuntos ligados a la propia estructura del texto y a la propia ambición del autor. Siendo así, quedan perdonados.
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