Idioma original: inglés
Título original: Robot Ethics
Traducción: Lucas Álvarez Canga.
Año de publicación: 2024
Valoración: interesante
Por mucho que corra el mundo editorial y por mucho que la comunidad intelectual - en este caso, un reputado profesor de Filosofía - se dé prisa en asimilar, analizar y verbalizar cuestiones como las planteadas en este necesario La ética de los robots, la realidad va a obstinarse en ir más deprisa y, casi no hablamos de años, sino de meses, o semanas para ver cómo no sólo se zanjan, con realidades contundentes, muchas de ellas, o son sustituidas de forma abrumadoramente veloz por nuevos dilemas.
Y no es que la cultura popular no haya asimilado esas realidades con rapidez: es que la tecnología, cuestión básica de este libro, y sus aplicaciones en todos los ámbitos de la existencia humana, es un campo en el que convergen todos los elementos de la tormenta perfecta. Atrae estímulos creativos, curiosidad, esa obsesión por ser el primero en probar, el primero en demostrar, el primero en experimentar (el primero en patentar, el primero en vender), atrae dinero, y ya no se trata solo de ser capaces de provocar la admiración ajena o la mera captación de la atención. La tecnología es nuestro presente, nuestro entorno, nuestro hábitat, y la capacidad de asequibilizarla y hacerla accesible a millones de personas (incluso antes que otras cuestiones más vitalmente necesarias) se ha convertido en el fin absoluto de las corporaciones más influyentes.
Ya hace muchas décadas que una cuestión como el alcance de la robótica a los ámbitos individuales y sociales está sobre el tapete. Desde la obra de Asimov al impacto popular de decenas de obras literarias o audiovisuales (desde Robocop a Blade Runner pasando por Terminator, ninguna de ellas ni siquiera del siglo en que estamos) se ha especulado con la enorme fascinación que supone la mezcla, bastarda y descompensada por naturaleza, entre la voluntad humana y el frío proceder de la máquina que hemos diseñado para que actúe, en principio, bajo nuestras órdenes.
Mark Coeckelbergh, autoridad en la materia, expone detalladamente los ámbitos de aplicación de las máquinas (no todas de forma humanoide, por supuesto) a la vida humana, los clasifica y analiza sus implicaciones morales y éticas sobre todo en las cuestiones que tanto nos conciernen, desde su potencial de sustitución del desempeño humano y su reacción ante las situaciones límite hasta los extremos en que han de ser dotadas de independencia en sus decisiones. No solo hablamos aquí de barrer nuestra casa, desactivar una bomba, traernos nuestro pedido en el restaurante. También se habla de acompañantes virtuales, de complejos sistemas que, mientras los que los han diseñado y programado duermen - vamos a decir plácidamente - reconocen una cara, la identifican como objetivo, envian un dron y ejecutan a un adversario.
Y todo esto sin apenas mencionar el potencial que a todo esto añade el avance de la IA. Leedlo antes de que (en muy breve lapso) caduque.
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