jueves, 5 de diciembre de 2019

Umberto Eco: La misteriosa llama de la reina Loana

Idioma original: italiano
Título original: La misteriosa fiamma della Regina Loana
Traducción: Helena Lozano Miralles
Año de publicación: 2004
Valoración: Más bien decepcionante

Quizá sería excesivo, y puede que injusto, considerar a Umberto Eco como un autor one-hit wonder, pero parece fuera de duda que la brillantez de El nombre de la rosa poco menos que eclipsa todo lo que este caballero ha escrito después. Tampoco es de extrañar, porque aquella novela reunía tantas virtudes que era muy difícil mantener el nivel. En efecto, no lo consiguió y, primero con El péndulo de Foucault y luego con La isla del día de antes, a mí en particular me empezó a aburrir lo que parecía ser la repetición de la fórmula primigenia sin la chispa que le hizo mágica. Así que, un poco por casualidad, muchos años después de que mi entusiasmo se hubiese apagado poco a poco, decido darle otra oportunidad.

Tras ese título algo cacofónico –al menos, en castellano- se esconden casi 500 páginas que tienen algo de novela de formación, revival nostálgico, una dosis desconocida de autoficción, reflexiones en torno a la memoria y a la construcción de la personalidad. Una amalgama en principio sugestiva que se inicia cuando el protagonista, Bodoni, un librero anticuario de sesenta años, sale de un coma habiendo perdido la memoria episódica, es decir, retiene lo aprendido y los movimientos automáticos, pero se le ha borrado toda su experiencia personal. Sabe hablar y lavarse los dientes, reconoce los libros e identifica a Napoleón, pero no sabe nada de él mismo, de su familia ni de su pasado. El suyo es un despertar que recuerda un poco al de Gregorio Samsa, aunque desde luego menos aparatoso.

Alentado por su mujer, acude a la casa familiar en la montaña piamontesa buscando algo con que reconstruir su historia. Aquí hago un inciso necesario: Eco es un autor que escribe muy bien, tal vez con un punto de exceso en el adorno pero siempre preciso y ágil en la descripción. Sin embargo naufraga a menudo en el diálogo, cuando no consigue librarse de su propia erudición y satura con ella a sus personajes. De esta forma, las conversaciones del librero con su mujer son de una afectación irritante, y hay que agradecer que no se extiendan mucho más allá de los primeros capítulos.

La llegada al caserón es un encuentro abrumador con lo que parece el archivo documental de toda una vida, la suya propia hasta que a los dieciocho años se traslada a la ciudad. Cuidadosamente ordenada en cajas y estantes, aparece inmensa la memoria de papel: cientos de libros juveniles, revistas y periódicos, tebeos, cartas, fotografías, sellos, carteles. Todo lo que el abuelo guardaba con celo de bibliotecario. Como ya nos temíamos, Bodoni se sumerge obsesivamente en el descomunal material impreso buscando la llama que encienda el recuerdo perdido. Y claro, don Umberto nos lo cuenta todo, absolutamente todo. Acompañado por numerosas ilustraciones, va recorriendo imágenes y textos, canciones, aventuras y personajes desde finales de los años 30 hasta el final de la II Guerra mundial, todo bien hilado y mejor descrito, con humor y agudeza. Bodoni disfruta con el tacto de cada libro manoseado en la infancia y con la música escuchada en la casa familiar, y todo ese torrente de sensaciones acaba de construir una crónica de la Italia del fascismo y la guerra. De esta forma la terapia del amnésico es recuperar la identidad individual a través de la memoria colectiva.

Todo esto está muy bien… si no se invirtiesen en ello del orden de doscientas páginas (no exagero nada) contando cómo alguien rebusca en la arqueología familiar y nos va comentando uno a uno los tesoros que va encontrando. Es tan excesivo, tan desproporcionado, que acaba pareciendo una forma de onanismo biográfico –del protagonista, pero más probablemente del propio Eco- o, si se prefiere, una versión digna de Yo fui a E.G.B. El lector se teme que todo el libro será igual y no es fácil resistirse a la tentación de tirar la toalla.

Aunque el hilo narrativo no tiene mucho más desarrollo, no sería justo pasar por alto que el libro tiene algunos otros aspectos interesantes. Por ejemplo, cómo va tomando cuerpo el relato de esa era Mussolini y las distintas fases de la guerra vistas desde la perspectiva de un niño en un pequeño pueblo de montaña, con la cautela, pero también la naturalidad, con que las gentes asumen la etapa fascista y los cambios en la situación bélica. Y en ese mismo contexto, tenemos la narración vivaz de un episodio iniciado con la llegada de una patrulla alemana en busca de desertores cosacos, una típica historieta rural de guerra contada con maestría.

En esa exploración hacia el pasado es también decisiva la búsqueda del amor adolescente, esa cosa loquísima que se edifica sobre algunos fragmentos de realidad y todo un universo de idealización. Es algo que está muy presente en el relato y que parece intentar abrirse paso entre la niebla que envuelve a Bodoni de principio a fin, como una luz que sirviese de guía para recuperar la memoria y con ella la identidad.

Como se ve –o al menos, es lo que intento- hay en el libro cosas que merecen la pena, como no podía ser de otra forma en un autor inteligente y con muy buena mano. Pero el conjunto está completamente desequilibrado, como si escribir una novela (si es que esto es una novela) no hubiera sido el objetivo inicial, o como si en el curso de su elaboración se hubiera encontrado don Umberto con un enorme material que no quiso desperdiciar. Añadido esto a algunas incongruencias, cambios de dirección y elementos poco justificables, así como cierta flojera en el dibujo de los personajes, el peso de este semi-tocho hace que me sea difícil recomendarlo, de no ser a los completistas o muy fans del en su momento insigne escritor italiano.

Todo lo de Umberto Eco en ULAD: Aquí

6 comentarios:

El Puma dijo...

Carlos, suscribo todas y cada una de las palabras de tu reseña. Creo haber hecho un ranking de la obra de ficción de Umberto Eco en alguna entrada de ULAD. Y si a La misteriosa llama...no la califiqué de decepcionante, entonces habré utilizado un calificativo similar. Un fiasco, indigerible, denso como dulce de leche de repostería. Infumable. Por lejos, la peor obra de ficción del maestro boloñés. A diferencia de tí, no puedo rescatar nada de esta novela.

Por el contrario, soy mucho más positivo a la hora de calificar El péndulo...o La isla.... Ambas me parecieron obras notables. Y reí muchísimo con Baudolino!

Un abrazo, y bienvenida la crítica!

Carlos Andia dijo...

Hombre, yo un poco por respeto a don Umberto y otro poco porque creo que hay cosas rescatables, he querido destacar estas últimas aunque igual he dado impresión de incoherencia, al verter demasiadas opiniones favorables y valorar el libro como decepcionante. Pero en fin. Sí que creo que hay cosas que tienen interés (cierto retrato de una época, algunos rasgos psicológicos bien definidos), pero el conjunto es, como tu dices, un poco infumable. Es como un entretenimiento privado, ordenando cosas de la infancia y regodeándose en los recuerdos, disfrazado de una novela que nunca llega a serlo de verdad.

Gracias como siempre por tus opiniones.

Manuela dijo...

Lo del one-hit-wonder me parece excesivo. Que a vos solo te guste uno de sus libros no desmerece toda la obra de Eco.

Carlos Andia dijo...

Justamente, Manuela, por eso he dicho que sería 'excesivo y puede que injusto' considerarlo así, y he intentado explicar mi opinión sobre la progresión de la narrativa de este autor.

Un saludo y gracias por tu comentario.

Luis dijo...

Soy seguidor -aunque no desde los inicios- del blog, que me parece excelente, y por primera vez se da la casualidad de que publican la reseña de una novela mientras la estoy leyendo. Y esto me movió a hacer un primer comentario, porque mientras consideraba interesante -y entretenida en algunas partes- la "misteriosa llama" encuentro el lapidario "más bien decepcionante". A su vez, el contenido de la reseña sí se acerca más a lo que pienso y está claro que para el conocedor de Eco, la calificación se debe a la comparación con otras obras suyas. Pero igual, me parece muy rotundo el término "decepcionante". En mi caso, además, conté con una edición con muchas ilustraciones -no sé si siempre la han editado así- y eso me resultó interesante y me hizo llevaderas esas partes, que reconozco, en el medio de la obra, son bastante aburridas para el lector en general. Quizás no para los lectores italianos contemporáneos de Eco.

Carlos Andia dijo...

Amigo Luis, ese 'decepcionante' que a veces usamos en este blog tiene desde luego un tinte siempre comparativo, bien con otras obras del mismo autor, o con las expectativas que uno tenía acerca de la obra. En ese sentido tienes razón en que mi valoración está mediatizada por alguna de esas circunstancias, o quizá por las dos. En todo caso, también es cierto que en la reseña quizá he tendido a destacar, seguramente por el respeto que me merece el autor, los aspectos más positivos, que igual parecen chocar con una opinión tan poco favorable.

Pero de verdad que la novela me parece floja, sobredimensionada y en el fondo bastante vacía, y esa vertiente digamos educativa que llena tantísimas páginas entiendo que sólo puede compensar a quienes estén realmente muy interesados en la época y el tipo de información que sobre ella se presenta. Lo cual supongo que es tu caso, y por tanto me felicito de que te haya resultado mucho más atractiva que a mí.

Muchas gracias por el comentario y un saludo.