viernes, 27 de diciembre de 2019

César Aira: Prins

Idioma original: castellano
Año de publicación: 2018
Valoración: Recomendable alto

Ya avisé que habría más sobre el opio. O en torno a. O no sé cómo decirlo. El caso es que me voy a la novela de César Aira, a la que le tenía ganas desde que se publicó, y zas! sin haberlo sospechado, allí está en la cubierta la amapola en su inocente integridad, con su bolita característica y alguna disección de forma altamente sospechosa. Aunque también cabe decir –aquí cabe decir casi todo- que el opio es más que nada una excusa, un leitmotiv para presentar una narración descoyuntada dentro de su racionalidad. La adormidera extiende su poder y ya no sabemos qué es real y qué no. Verán.

Tenemos a un escritor de novelas góticas de gran éxito comercial, que en un momento dado decide abandonar el oficio, harto de ver su nombre asociado a lo que reconoce que es una basura. Buscando entre numerosas alternativas para su nuevo tiempo libre, se decide por el consumo de opio. Ya tenemos algunos elementos fijados para desarrollar la narración: la droga y el trasfondo de historias misteriosas de época, todo ello con tintes claramente románticos. Y tal vez reflexiones en torno a la literatura en sus distintas vertientes, el hecho de escribir qué, por qué, cómo. Todo parece bastante lógico, sí, pero, ay amigos, el señor Aira no se parece a su propio escritor de best-sellers, y a partir de esos materiales lo que se va formando es algo muy especial. 

La prosa de Aira es más bien concisa y directa, eficaz y poco amiga del adorno, y por el contrario el hilo narrativo es silvestre, crece en direcciones que parecen aleatorias formando nudos y ramas sinuosas, volviendo sobre sí mismo, atrapando al lector en puntos ciegos que más tarde descubre que no eran tales. Tiene algo de laberinto pero los tiempos son breves, uno cree que sigue una pista cierta, enseguida la pierde pero pronto también la recupera… o cree recuperarla. No tengo claro si esto es o no un juego, pero desde luego si esta construcción errática está construida con plena consciencia demuestra una enorme pericia, y mucho talento si se impulsa a golpe de intuición. No me cabe duda de que el libro tiene mucho de ambas cosas.

El mismo título es un guiño muy sutil que tiene que ver con cierto edificio a medio terminar en el que se desarrolla una escena intensa y previsible con un desenlace disparatado. La crisis inicial en torno a la creación literaria da para argumentaciones muy racionales, pero no tardando mucho encontramos contradicciones y vacíos que descolocan de nuevo al lector. El ambiente gótico de las novelas se mimetiza en la propia historia de su autor, los trucos de la literatura fácil corren el riesgo de volverse reales, y el tópico de la dama secuestrada en el castillo se superpone al amor juvenil por una mujer, que puede ser una, o quizá dos. 

Aira muestra ingenio a paladas, humor y valentía para saltarse supuestas normas sobre la narrativa, y de esta forma el libro, que parece empapar al lector en los efectos de la adormidera que preside el relato, puede leerse como la deconstrucción de aquel género heredado del romanticismo con el que arranca el relato.

Si acaso, todo este chisporroteo de creatividad puede en algún momento resultar algo gaseoso, y cabría pensar si no hubiera colocado el libro todavía mucho más alto de haberse puesto al servicio de algo de mayor empaque. Es posible que lo que estoy planteando sea una contradicción en sí mismo, quizá solo una historia con los tintes paródicos de esta pueda armarse sobre esta estructura un poco loca, libre y espontánea, que es lo que da frescura a la obra de este autor y la hace tan singular. Hay que leerlo para decidir. Puede que no lleguemos a ninguna conclusión (eso mismo sería muy airiano), pero nos reiremos a ratos y disfrutaremos seguro.

Otras obras de César Aira reseñadas en ULAD: aquí

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