Idioma original: español
Año de publicación: 2019
Valoración: se deja leer
Año de publicación: 2019
Valoración: se deja leer
Vaya por delante que a mí, eso de ser joven me queda ya bastante lejos.
Incluso teniendo en cuenta esa eterna juventud de hoy en día que alguno, véase casos como Álvaro de Marichalar , exprime hasta la extenuación. Lo que tienen los tintes para el pelo y la ropa casual.
Y considerando igualmente que lo que marca la entrada en la juventud es el final de la infancia, eso de la adolescencia, abrupto paso desde Peppa Pig a Pornhub en milisegundos, y que no tengo claro qué es ser joven cuando hay patanes de 25 años a los que a uno le da escalofríos saber que hace siete años que votan, aunque, perdonen el exabrupto, hace diez que fumen, beban y follen, todo ello según las estadísticas de acceso público.
Entonces, la literatura juvenil es para mí un misterio que intento desentrañar aquí de manera esquemática:
Protagonistas de parecidas edades por el tema de que el lector potencial se sienta representado.
Peso generacional en cuando a situarse frente al mundo adulto de forma colectiva.
Lenguaje directo, sencillo, sin excesivo peso formal pues ya sabemos, los jóvenes dicen TKM por el Whatsapp y todo alarde literario resulta superfluo y distrae de lo principal.
Trama dinámica, tendencia al estereotipo plano héroe-villano, tensión sexual poco explícita, cierta pulsación algo grandilocuente, los jóvenes vivimos con intensidad, ya nos aburriremos cuando cumplamos los .... (rellénese lo que proceda).
La última novela de Álvaro Colomer, Aunque caminen por el valle de la muerte,, me pareció magnífica. Una osada crónica ligeramente barnizada de ficción sobre la batalla de Najaf. Un estupendo texto que combinaba dinamismo, un sentido narrativo intrépido, y del que traslucía un escritor valiente, no sin cierta sorna incluso al tratar de hechos dramáticos como los encuadrados en los episodios bélicos.
Lo siento, entonces, por expresarlo con tanta contundencia, pero creo que una novela juvenil ahora es un paso atrás, y cualquiera me dirá que hoy en día los escritores ya no tienen que tener carreras ni trayectorias, sino que tienen que publicar para ir viviendo.
La historia de Astrea, Néstor, León, Lobo y el Rey Muerte conserva algunas similitudes en el fondo: batallas encarnizadas en escenario urbano, una Barcelona en que todos los adultos (o sea, todos los que superan los 22 años) han fallecido por un extraño virus, dejando la ciudad a expensas de los que no alcanzan esa edad, que se han agrupado por barrios y han procedido a marcar su territorio. Todo resulta algo misterioso y hay reminiscencias de esa cultura de la distopía onda Mad Max-La carretera-Waterworld-Mecanoscrit del segon origen donde la civilización se ha reseteado y todo queda en manos de unos pocos elegidos. Así que hay hordas de desalmados que se comportan con la crueldad propia de las situaciones límite y la ciudad ya es el escenario de cruentas luchas por dominio del territorio, de los recursos. Cada grupo reacciona a su manera, y hay bandadas de niños menores, de mujeres, de malos y de buenos.
Cuesta un poco creer todo esto, pero claro, los jóvenes tragan con cualquier cosa. ¿No?
Y tan legítimo es decir que sí, que es posible que el libro cale en cierto público o algún profesor de literatura lo use como recurso a la hora de estimular a los alumnos, pues no pocas analogías pueden establecerse de ese punto de partida: un mundo donde los adultos han desaparecido y ha quedado a disposición de una generación aún no madura. Nuevos paradigmas, realidades cambiantes, la mierda de mundo contaminado e hipercompetitivo que les dejamos los adultos de hoy. Etc. Puede que sea el detonante de encendidos debates, ¿por qué no?
Pero que, incluso con una narración solvente y unos hechos esquemáticos, a mí ya no me enredan más con estas etiquetas, pues también.
Cuesta un poco creer todo esto, pero claro, los jóvenes tragan con cualquier cosa. ¿No?
Y tan legítimo es decir que sí, que es posible que el libro cale en cierto público o algún profesor de literatura lo use como recurso a la hora de estimular a los alumnos, pues no pocas analogías pueden establecerse de ese punto de partida: un mundo donde los adultos han desaparecido y ha quedado a disposición de una generación aún no madura. Nuevos paradigmas, realidades cambiantes, la mierda de mundo contaminado e hipercompetitivo que les dejamos los adultos de hoy. Etc. Puede que sea el detonante de encendidos debates, ¿por qué no?
Pero que, incluso con una narración solvente y unos hechos esquemáticos, a mí ya no me enredan más con estas etiquetas, pues también.
1 comentario:
Hola, Francesc:
Creo que este libro va a gustar en casa. La distopía es el género gracias al que he conseguido que no se deje de leer, y he alejado a mi adolescente de la literatura amorosa para chicas.Y poco a poco, van cayendo otras cosas.
La carretera y "El mecanoescrito.."son dos libros geniales.
Saludos
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