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jueves, 17 de abril de 2025

Robert Crumb: Héroes del Blues, Jazz y Country

Idioma original: Inglés

Título originalRobert Crumb's Heroes of Blues, Jazz and Country

TraducciónAna Momplet

Año de publicación2006

Valoración: Imprescindible

Hace algunos meses leí Retratos de Jazz, de Haruki Murakami, y resultó ser una decepción tanto por lo escrito por Murakami como por las ilustraciones de Makoto Wada. Las razones pueden leerse en la reseña correspondiente, pero, en resumidas cuentas, cada semblanza me pareció un abordaje superficial de los músicos, mezclado con alguna anécdota trivial del autor. Los dibujos de Wada tampoco fueron de mi agrado.

Teniendo en cuenta lo anterior, podría resumir la reseña de este libro de Robert Crumb diciendo que es el libro que Murakami, en su faceta de melómano, habría querido publicar (podría asegurar que conoce la obra; no entiendo, por tanto, su afán de sacar un volumen parecido que no aporta nada más allá de lo que hizo Crumb).

El libro se divide en tres secciones: Héroes del blues, Grandes del jazz y Pioneros del country. Incluye más de un centenar de ilustraciones a página completa, realizadas originalmente con tinta y acuarela, cada una acompañada de una pequeña biografía del músico o banda, además de algún que otro dato curioso.

Originalmente, las ilustraciones se pensaron como parte de una colección de tarjetas intercambiables que vendrían incluidas en una serie de vinilos de varios músicos de la era temprana y clásica del blues y el country. De hecho, esas colecciones existen como tarjetas (¡qué envidia!), aunque tenerlas reunidas en un solo volumen se agradece. Por si fuera poco, la edición en inglés incluye un CD con 21 canciones de algunos de los músicos retratados (qué lástima que no se haya hecho eso en la versión en español). Claro que ahora es más un objeto de colección, pues basta con buscar en YouTube las piezas de estos artistas (es increíble pensar que algunas grabaciones ya cumplen 100 años).

Otro rasgo que distingue mucho este libro (y que lo separa del de Murakami) es que Crumb quiso rendir homenaje, con sus retratos, a muchos de los músicos olvidados de la historia de la música afroamericana. Hay bandas e intérpretes de principios del siglo XX de los que jamás había oído hablar, pero que fueron fundamentales para el desarrollo del blues y el jazz en el sur de Estados Unidos. Pudo haber tomado el camino fácil y mencionar solo a los artistas más populares (como hace Murakami), pero prefirió dar honor a quien honor merece.

Realmente, no hay mucho más que añadir. Para quienes conocen la obra de Crumb, eso basta para hacerse con el libro. Para quienes no, no saben de lo que se han perdido (echen un vistazo al documental de Terry Zwigoff de 1994). Cada ilustración tiene su estilo único e inconfundible. El breve texto que acompaña los dibujos nos da una idea de la vida de los artistas, pero al contemplar el arte de Crumb basta y sobra para imaginar el carácter de esos músicos que revolucionaron la música de su tiempo.





Otras obras de Robert Crumb en ULAD: Kafka

miércoles, 16 de abril de 2025

César Sánchez: Catálogo de sombras

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2024

Valoración: Entre Recomendable y Está bien


Tenemos delante a un autor que se antoja al menos original. De formación matemática, prefirió por lo visto dedicarse a lo literario, lo cual es un viaje notable y seguramente de consecuencias imprevisibles. En el libro no queda rastro del origen de ese trayecto pero sí puede haber huellas de una ruptura abrupta, lo que viene a ser liarse la manta a la cabeza y empezar a disparar sin complejos.

Catálogo de sombras no es un libro de relatos al uso sino una compilación que, procediendo de una misma mano, tiene un cierto sello, una identidad definida pero plural, un repertorio de materiales que parecen dispersos y que a veces quieren formar algún tipo de unidad. Creemos encontrarla en los primeros compases, un hijo en el velatorio de su padre, mecánico de profesión, quizá también en la complicada entrega de material eléctrico para una obra, en el joven que busca a su padre en un bar, o en el personaje frustrado por su incapacidad para resultar gracioso, hasta que en un entierro parecen brotar virtudes que permanecían ocultas. 

Sánchez exhibe una prosa telegráfica, sin más adorno que el sarcasmo siempre presente, en una especie de literatura proletaria infiltrada de cotidianeidad, que tiene su referencia en el barrio, la VPO, los oficios manuales, quizá el mundo de los autónomos. Jóvenes que, quizá a diferencia de sus mayores, ya vencidos por la decepción, muestran todavía alguna expectativa de llegar a algo diferente. Tiene uno la sensación de que todos estos episodios podrían ser recortes de una narración más extensa, como elementos dispersos de algo inconcluso que pudiera integrar a estos o parecidos personajes, un relato urbano, más realista que vindicativo.

En este ámbito podrían también integrarse unas pocas páginas en formato cómic que se nos ofrecen mediado el texto, y que tienen un aroma parecido. Porque una de las peculiaridades más llamativas del libro es la incorporación de modalidades diversas, ya sea esta del comic, una especie de folleto técnico del catálogo que luce en el título, una suerte de diccionario creativo, o un bastante largo relato de sexo no sé si explícito o sucio, en mi opinión claramente prescindible. Admitamos que hay radicalidad, pero ¿también ansia de transgresión a toda costa? Seguramente, aunque también cierto gusto por la exhibición de registros y, por qué no, una búsqueda de caminos entre los que el autor no termina de decidirse.

Bien podría haberlo hecho, porque donde con diferencia más brilla es en El cirujano, un relato muy bien desarrollado sobre un extraño científico que experimenta en su sótano con locas hibridaciones entre humanos, animales y artefactos diversos. Nada extraordinario desde el punto de vista argumental, pero perfectamente ensamblado con obsesiones sexuales, capa semiescondida de reflexiones sobre relaciones de pareja, y ambiente inquietante de ciencia ficción, quizá de los años 50. Un relato que bien vale la lectura completa, o casi.

Habrá que ver por cuál de los caminos decide continuar César Sánchez, o si prefiere seguir por el de la dispersión, tal vez el despiste. Creatividad le sobra, y buena mano para narrar también. Le pondremos la lupa y veremos lo que puede ofrecer.

P.D. No puedo dejar de decirlo: nunca había tenido, ni probablemente había visto siquiera, un libro con cubierta dorada. Diseño y dibujos, divertidos y pertinentes, del ilustrador David Pérez, que también firma el comic interno. Todo un acierto.

martes, 15 de abril de 2025

Colaboración: Galveias, de José Luís Peixoto

Título original: Galveias

Traductores: Pilar del Río y Antonio Sáez Delgado

Año de publicación: 2016

Valoración: Muy recomendable


Tan lejos, tan cerca. Nos llega muy poca información sobre la literatura que se está haciendo en Portugal y apenas podemos nombrar escritores de aquel país aparte de Saramago y Pessoa. Estamos a tiempo de remediar ese desconocimiento y quizás este excelente libro de Peixoto pueda contribuir a ponerle remedio.

Nos propone en este libro el escritor portugués una novela coral por la que van desfilando las vidas de los habitantes de un pueblo del Alentejo portugués, Galveias, cuyo día a día se ve sacudido por el impacto de un meteorito que impregna de olor a azufre la atmósfera del lugar.

Aprovecha Peixoto la anécdota del meteorito, casi un Mcguffin a la manera de Hitchcock, para irnos desgranando capítulo a capítulo las vivencias de una entrañable galería de personajes que, con sus alegrías y miserias, conforman un universo de vidas que se van entretejiendo y cuya suma constituye el alma colectiva del pueblo.

El ritmo de la narración es deliberadamente lento. El autor portugués se propone integrarnos en la atmósfera diaria del pueblo a través de los pequeños detalles de las vidas de sus habitantes que en casi todos los casos comienzan siendo asuntos privados, casi secretos, pero que acaban involucrando al resto de la colectividad. Todo ello con un lenguaje minucioso, poético, tratando con gran humanidad a unos personajes que, en la mayoría de los casos, nacieron y morirán en el pueblo y que se plantean su vida como una cuestión de supervivencia y una adaptación a las circunstancias que les han tocado vivir utilizando los escasos recursos que tienen a su alcance.

Merece la pena recrearse en un fragmento, una reflexión de uno de los personajes en la que nos describe su lugar en el mundo y en la que podemos vislumbrar la riqueza del lenguaje narrativo en que se mueve Peixoto: “Todos tenemos un lugar donde la vida se ajusta. Cada mundo tiene un centro. Mi sitio no es mejor que el tuyo, no es más importante. Nuestros sitios no pueden compararse porque son demasiado íntimos. Donde existen solo nosotros podemos verlos. No vale la pena explicar nuestro sitio, nadie va a entenderlo. Las palabras no soportan el peso de esa verdad, tierra fértil que viene del pasado más remoto, manantial que se extiende hasta el futuro sin muerte”.

Firmado: José Miguel Martínez

Otras obras de José Luís Peixoto reseñadas en ULADEl camino imperfecto

lunes, 14 de abril de 2025

Xavier B. Fernández: El infierno y Texas

Idioma original: Español
Año de publicación: 2022
Recomendable: Está bien

El infierno y Texas es un pastiche "pulp" que combina el "western" con el horror. Uno que da lo que promete: personajes simples pero llamativos, diálogos chispeantes, un par de pasajes terroríficos, alguna descripción truculenta y un puñado de escenas de acción bien narradas. Todo ello envuelto con una prosa eficaz y condensado en capítulos breves (que habitualmente se cierran con un "cliffhanger" que anima a seguir devorando la historia).

La novela de Xavier B. Fernández trata sobre un grupo de héroes variopintos que unen fuerzas para enfrentarse al temible vampiro Comodoro y sus diabólicos esbirros. 

Todos estos héroes, desde el joven y valiente Ismael hasta Valdemar Veracruz, David Bonnechance (apodado Blackjack) y Lobo Gris, me han gustado. Pese a ser protagonistas algo planos están adecuadamente esbozados, rebosan carisma y mantienen interacciones bastante simpáticas. 

Los villanos de El infierno y Texas, en cambio, me han parecido menos interesantes. Y es que en ningún momento he llegado a sentirlos verdaderamente amenazadores (de hecho, sus derrotas, aunque argumentalmente astutas, son en general bastante anticlimáticas). De todos ellos rescataría, si acaso, a Betty la Roja, porque tiene un diseño tremendamente efectivo (aunque, todo sea dicho, algo estereotipado) y es la catalizadora de cierta revelación en el clímax de la novela.

Además de las limitaciones impuestas por su humildad y sus escasas pretensiones, El infierno y Texas tiene, por supuesto, sus defectillos. Quizá el principal (aunque vaya por delante que en ningún momento llega a romper la inmersión del lector) es que la voz de Ismael, el narrador, no siempre resulta convincente, ya que por momentos habla con una sencillez que le encaja, pero otros suelta palabras que desentonan un pelín. 

Otro defecto que le veo a la novela es que se antoja poco verosímil que Blackjack se muestre escéptico de la existencia de los vampiros tan tardíamente, teniendo en cuenta que ya ha combatido contra ellos y que cuando apenas se los habían mencionado no había mostrado ningún signo de desconfianza. Pero bueno, Fernández apenas se detiene en este asunto, e incluso lo justifica hasta cierto punto. Y la verdad es que yo, en una novela como esta, tampoco necesito explicaciones demasiado elaboradas.

En resumidas cuentas, El infierno y Texas es literatura "pulp" en todo su esplendor: fácil de leer, adictiva en su desarrollo, de argumento y personajes tan sencillos y estereotipados como efectivos... Si bien es cierto que no logra superar al género que homenajea (el de los bolsilibros con pistoleros enfrentados a monstruos góticos), como a mi juicio sí hiciera, por ejemplo, El sheriff Goodman contra Pinhead y otras espeluznantes aventuras en el lejano oeste, de Takeshi García-Ashirogi, supone una aportación muy digna al mismo, con cierto valor literario y, lo que es más importante en casos así, mucho valor como entretenimiento.

domingo, 13 de abril de 2025

Edmundo Desnoes: Memorias del subdesarrollo

Idioma original: Español  

Año de publicación: 1965

Valoración: Está muy bien

Un hombre corriente frente a la sociedad y la dificultad para asimilarse a una corriente histórica, un antihéroe de manual frente sus propias contradicciones y las contradicciones intrínsecas de una sociedad que se pretende nueva, un tipo algo pedante (que cita a Rimbaud y habla de la Weltanschaung) que da vueltas por La Habana para matar la soledad y la tristeza, un observador abúlico y distanciado de una realidad tragicómica y sórdida... Cualquiera de estas frases (o todas ellas) vendría a resumir el espíritu de una novela llevada al cine en 1968 por Tomás Gutiérrez Alea, director de la conocidísima Fresa y chocolate.

Publicada en 1965 y ambientada entre la invasión de Playa Girón y la crisis de los misiles, Memorias del subdesarrollo se aleja de las corrientes literarias imperantes en la región y se acerca a una narrativa de corte existencialista, tamizada (eso sí) por el entorno sociocultural. En fin, una novela más cercana a la tradición "europea" que al realismo mágico o al realismo socialista (en sus diferentes formas) que manejaban el cotarro por aquella época.

Ya el título da una pista de lo dostoyevskiano de la novela, no? ¡El propio autor lo reconoce en el epílogo a esta edición, escrito 40 años después! Al mismo tiempo, reconoce en él la innegable influencia de El extranjero de Camus o de Pío Baroja en su obra. ¡Cómo negarlo, sobre todo en el caso del Nobel francés!

Escrita en forma de diario al que le faltan fechas y referencias y con un predominio abrumador de la frase breve (un poco al estilo de Pedro Juan Gutiérrez, pero más "limpio"), Memorias del subdesarrollo es la historia de Sergio Malabre, un hombre escindido, un extranjero en su propia tierra que observa y analiza la realidad y a sí mismo con un puntito cínico. 

La gente me parece cada día más estúpida; y yo no soy más inteligente ahora

Tengo 39 años y ya soy un viejo. No me siento más sabio, como esperaría un filósofo oriental, ni más maduro. Me siento más estúpido

A favor pero en contra de la Revolución (Todos son unos ilusos. La contra, porque vive convencida de que recuperará fácilmente su cómoda ignorancia; la Revolución, porque cree que puede sacar a este país del subdesarrollo), influenciado por la cultura popular estadounidense pero renegado de los Estados Unidos y de su "protección", Sergio Malabre sería un miembro de honor del club de los "se dejaba llevar", uno de esos voyeurs de libro.

Y como buen voyeur, Malabre / Desnoes nos ofrece en sus andanzas una crónica del país y de la época en diferentes aspectos: el social, el político, el cultural, etc. Novela, sí, pero bien anclada en la realidad del momento.

Todo lo anterior no significa que Memorias del subdesarrollo sea una novela 100% clásica. De hecho, la inserción de discursos de Kennedy o de Fidel, la inclusión del propio autor como protagonista, la referencia a escritos del propio Malabre y que son incluidos como apéndices a la novela (me encanta Yodor) o la reproducción de fragmentos de boleros hablan de la voluntad del autor de superar los marcos tradicionales de la novela, de acercar esta a lo documental, a lo cinematográfico y/o a lo popular, y sitúan a Desnoes cercano, a su manera, a tipos como Manuel Puig.

En fin, una muy buena novela a la que solo le pondría un pero: su final, un tanto abrupto. Como el de esta reseña. ¡Hala, a leer!

sábado, 12 de abril de 2025

Frank Broughton - Bill Brewster : Anoche un DJ me salvó la vida

Idioma original: inglés.
Título original: Last night a DJ saved my life.
Traducción:Alejandro Álvarez .
Año de publicación:  1999, con actualizaciones hasta 2014
Valoración: imprescindible para interesados

Comprendo el escepticismo de los profanos: Anoche un DJ me salvó la vida toma su título de un tema clásico de un grupo, Indeep, de corto recorrido, y no es más que una frase recurrente incorporada a cierto ámbito, en el fondo una especie de guiño no exento de sarcasmo al tema del libro. "Algún título había que ponerle, y este nos vino al pelo." 

Quiero decir que este no es un libro que vaya a tomarse muy en serio a sí mismo, en un principio, aunque resulta que, desde su primera publicación en 1999, el texto se ha ampliado, incorporado algo así como actualizaciones y, habida su extensión definitiva (más de 700 páginas, incluyendo profusas listas de canciones) podríamos considerarlo algo así como una referencia casi enciclopédica sobre la figura ya no solo del DJ como figura, sino sobre la evolución de la música, y el modo en que esta es disfrutada, especialmente desde que los soportes grabados lo hicieron posible al margen de la experiencia en vivo. Otro diría democratizar pero, más que eso, todo lo que los avances de la tecnología en su alcance más extenso fueron capaces de aportar.

Un libro escrito por periodistas que estuvieron presentes en el momento de la explosión de esa figura. Que recorre un rango temporal (y espacial) más prolongado de lo que podría uno suponer. Porque sí, hay una secuencia desde que los primeros locutores de radio empiezan a programar las canciones que se les presentaban a través de distintos cauces, hasta lo que fueron en algún momento, estrellas en un firmamento hiperventilado e inundado de dinero e intereses comerciales. Y hay reconocimiento de las enormes imperfecciones del proceso, de sus elevados riesgos y contradicciones. Precisamente eso aleja este texto del mero listado reivindicativo de eventos: la presencia constante de un espíritu crítico, de una necesidad de poner la música por delante de todo, la aceptación de que esa cultura de diversión, de hedonismo, se cobró víctimas por mucho de lo que confluyó en ella en sus puntos álgidos (el SIDA, los excesos de todo tipo) y sobre todo, la lectura inapelable, producto del análisis: la creciente popularización degeneró en una enorme capacidad de atraer los socios equivocados, las dinámicas voraces del capitalismo, en su mayoría, que fueron tanto espoleta de su explosión global, como motivaron que, en el momento que los intereses entraron en barrena, todo se estropeó y la creatividad, el impulso artístico, acabó evaporándose en gran parte. A pesar de ese funesto panorama, y sin apelaciones vacuas a la nostalgia, el texto rememora, casi con aires de suspense, cómo una serie de elementos dispares confluyen en un movimiento chispeante, creativo, democratizador del talento, que no dispone hasta día de hoy de algo a qué compararse. Con todo lo necesario en textos de este tipo, desde reivindicación de sus factótum más oscuros, hasta relación de todas sus referencias más brillantes. Casi, una enciclopedia, con opiniones contundentes siempre embebidas de amor por la música.

Capítulo aparte merece la atroz traducción que, aparte de sacarse de la manga un verbo (diyoquear? tan difícil era otra elección?) viene a ser un ejemplo sobre porqué los textos con un cierto perfil técnico o especializado no deben ser puestos a disposición de manos profanas.

viernes, 11 de abril de 2025

Magalí Etchebarne: La vida por delante

Idioma: español

Año de publicación: 2024

Valoración: Está bien

Último ganador de cierto prestigioso concurso de libros de cuentos, éste está formado por cuatro relatos de mediana extensión, caracterizados todos por :

1- Estar ambientados en época actual y en contextos cotidianos, domésticos, incluso.

2- Protagonizados por mujeres, más o menos de la edad (qué curioso) de la autora, sin pareja, salvo en el último cuento y de clase más o menos media, con trabajos, cuando los conocemos, en relacionados  con ámbitos creativos, sin serlo ellas directamente.

3- Las protagonistas transitan por un momento de incertidumbre vital, de cuestionamiento o, cuando menos, desconcierto acerca del camino a seguir, de extrañamiento, incluso, con el mundo que les rodea.

Aparte de eso, el primero y el tercero de los cuentos, titulados respectivamente Piedras que usan las mujeres y Temporada de cenizas están estrechamente relacionados, hasta el punto de que podrían tratarse de variantes del mismo relato o uno precuela del otro -o el segundo secuela del primero, si se prefiere-; ambos tratan de la vejez y enfermedad de la madre,  en los dos casos mujeres que fueron abandonadas por sus maridos para irse con chicas más jóvenes y cuya fortaleza mental queda arrasada por la enfermedad y la edad. Además, encontramos otro punto en común en la presencia , supongo que con ánimo metafórico, de unas piedras de obsidiana que algunas mujeres se introducen en salva sea la parte para obtener su supuesta energía. Es cierto, en todo caso, que ambos resultan relatos muy sensibles sobre la relación entre madres e hijas -y, sobre todo, cuando las hijas se convierten en "madres" de sus madres- y sobre lo inclemente del devenir que a veces se precipita (por no decir que se derrumba) sobre las personas que han sido un firme pilar nuestro durante muchos años.

El segundo de los relatos, Un amor como el nuestro, trata de la solitaria correctora de una editorial que viaja a las cataratas de Iguazú junto con una autora de novelas románticas de la que se ha hecho amiga (spoiler o, mejor dicho, NO spoiler: la historia no va de una relación sáfica entre ellas) y el cuarto, Casi siempre desesperados, sobre la crisis de una pareja formada por Ramiro, un dramaturgo bastante insoportable y Ana, ayudante de un director de danza que se cuestiona adónde va esa relación y que diantres está haciendo con su vida... (En mi opinión, cualquier persona medio normal le diría: lo primero de todo, deja a ese cretino... Pero, bueno, tampoco quiero condicionar la lectura de nadie).

En conjunto, un puñado de relatos escritos con competencia pero que al encontrarse, quizás, demasiado apegados a lo cotidiano, no elevan el tono sino en contadas ocasiones... Cuando esto ocurre -en el segundo de ellos, por ejemplo, cuando la protagonista recuerda el accidente por el que luce una aparatosa cicatriz en la pierna- la narración gana  en interés y hasta transcendencia, dotando a los relatos de una mayor consistencia, siquiera momentánea. Porque, en general, ya digo que son historias muy pegadas a los sentimientos e impresiones de las personas -de las mujeres, en este caso- de entornos normales, de una edad determinada, etc. lo cual, sin duda, resultará satisfactorio para quien se identifique con las protagonistas o esté más interesado/a en las vivencias de figuras de este tipos, pero, me temo, se queda un poco corto para quien busca en la ficción hechos y personajes extraordinarios o, cuando menos, distintos a su propia realidad o de las que puede tener noticia en su entorno cotidiano.


jueves, 10 de abril de 2025

Laura Esquivel: Como agua para chocolate

 Idioma original: Español

Año de publicación: 1989

Valoración: Recomendable


A raíz de la nueva adaptación de Netflix, me animé a releer este libro del que guardaba muy buenos recuerdos. Lo había leído en dos ocasiones, la última hace apenas unos años. No estoy seguro de que valga la pena releerlo; no considero que una relectura aporte algo nuevo a nivel intelectual, pero sí posee un componente nostálgico para quienes vivimos lejos de México y mantenemos una conexión con nuestro hogar a través de la comida de nuestras madres y abuelas.

La trama es sencilla, propia de una telenovela mexicana de época: Tita es la hija menor de una familia de puras mujeres (como buen mexicano, el padre abandonó el hogar, o se murió, no tiene mayor importancia). La madre, estricta en el cumplimiento de los mandamientos de la Iglesia y de las buenas costumbres, le impide a Tita casarse, destinándola a atender la casa y, sobre todo, a la propia madre. Sin embargo, esto no es impedimento para el amor. El novio de Tita, al ver que no puede desposarla, decide casarse con la hermana mayor con el pretexto de permanecer cerca de Tita (muy astuto), lo que provoca un drama familiar lleno de rencores, envidias y celos. No revelaré el desenlace de la historia, pero resulta bastante predecible.

Lo verdaderamente importante del libro es el papel que juega la comida. Al inicio de cada capítulo se presenta la receta de algún platillo o postre, cuya preparación o degustación desencadena los distintos episodios de la vida de Tita. Cuando ella prepara el pastel para la boda de su hermana mayor con su propio enamorado, no puede contener las lágrimas de desamor, que caen inadvertidamente sobre la masa. Al comer el pastel, los invitados se ven invadidos por una profunda melancolía que los lleva a llorar sin consuelo. Otro episodio memorable es el de la codorniz en salsa de pétalos de rosa, que ejerce un efecto afrodisiaco en quienes la prueban, al punto de que la hermana de Tita no puede contener su deseo, se despoja de su ropa y huye con un soldado revolucionario en un arrebato de pasión. Como se darán cuenta, esta novela está llena de elementos fantásticos que contrastan de manera interesante con la simpleza de la vida de campo (aunque las comparaciones con Cien años de soledad resultan inevitables).

Como agua para chocolate conserva para mí su encanto y su capacidad para evocar nostalgia a través de la cocina y las tradiciones familiares. La película está bien, a secas. Aunque la escena de las codornices es perfecta. La nueva serie de Netflix no la he visto aún, aunque no tiene muy buenas críticas. Además, me encanta el título de libro, que uno esté 'como agua para chocolate' significa que le hierve la sangre, ya sea por ira o, en este caso, debido a la pasión.

Por cierto, cuando alguien en Japón me pide que le recomiende una novela mexicana, siempre les recomiendo ésta (está traducida al japonés como 'La leyenda de la salsa de rosas'). Es fácil de leer, tiene el toque exótico que puede ser del gusto de un extranjero, y tiene un final feliz.

miércoles, 9 de abril de 2025

Bruno Schulz: Madurar hacia la infancia

Idioma original de los textos: Polaco
Año de publicación de este volumen: 2025
Traducción: Elzbieta Bortkiewicz
Valoración: Muy recomendable

Madurar hacia la infancia es un volumen editado por Siruela. Compila varios textos de Bruno Schulz, así como un buen puñado de su obra gráfica. 

Entre los textos tenemos dos novelas autobiográficas (aunque en el prólogo de este volumen se las tilda de «libros de relatos», yo las consideraría novelas o, como mucho, ciclos cuentísticos): "Las tiendas de color canela" y "Sanatorio bajo la clepsidra". Ambas se cuentan entre lo mejor que tiene por ofrecernos Schulz. Las sigue "El cometa", un relato bellísimo, y material variado que incluye desde reseñas, entrevistas y posfacios hasta artículos sobre política.

Puesto que resulta difícil reseñar un libro tan ecléctico en su conjunto, diré para empezar que demuestra la versatibilidad, imaginación e inteligencia de Schulz, que evidencia por qué se considera al autor un máximo exponente de la prosa poética y que permite al lector adentrarse en un universo (no sólo literario, también gráfico; no sólo narrativo, también de corte ensayístico) único y personal.

Aunque todos los textos compilados en Madurar hacia la infancia me han parecido de una calidad indiscutible en cualquiera de sus apartados, admito que mi predilección estética me ha hecho disfrutar sobre todo aquéllos que se adscriben en la narrativa, pues permiten que el apabullante manejo del lenguaje de Schulz, así como su maravillosa imaginación, brillen con inusitada fuerza. También me han atraído sobremanera los temas barajados en ellos por el autor, que van desde las relaciones familiares (tema en el que predomina la figura entre patética y siniestra del padre, y que a su manera incluye al servicio doméstico) hasta el erotismo o el trazado de una ciudad cambiante y onírica.

No hay más que mirar cualquiera de los pasajes que componen, por ejemplo, "Las tiendas de color canela", para convencerse de ello de la calidad y lirismo de la prosa de Schulz. En el primer capítulo ya nos recibe una descripción de una plasticidad y sensibilidad inigualables que dice así: «Tras hacer la limpieza, Adela hizo aparecer la sombra sobre las habitaciones cerrando las cortinas de hilo. Entonces, los colores bajaban una octava y el cuarto se oscurecía sumido en la claridad del abismo marítimo, reflejado opacamente en los espejos verdes, y todo el color del día respiraba entre las cortinas, que ondeaban ligeramente en los sueños del mediodía.» (pg. 46)

En otro párrafo magistral engarzado en esta misma obra, localizado abriendo una página al azar, hallamos lo siguiente: «El cielo barrido por los vientos, amplio y argénteo, estaba labrado por líneas de fuerzas, tan tensadas que parecían romperse, por surcos severos, como venas petrificadas de estaño y plomo.» (pg. 131-132)

No puedo dejar de mencionar el posfacio que Schulz dedica a El proceso de Franz Kafka, donde alaba la abstracción con que la novela aborda «la intromisión de la ley en la vida del hombre»: «Kafka encontró en el idioma humano una especie de corporeidad adecuada, una clase de material sustituto para esos asuntos inalcanzables e inexpresables en el cual construye y teje hasta los detalles más menudos la estructura del asunto.» (pg. 458)

A este posfacio de Schulz le debemos otra exquisita reflexión sobre la literatura de Kafka: «Los libros de Kafka no constituyen ninguna imagen alegórica, clase o exégesis de la doctrina, son una realidad poética autónoma, redonda, cerrada por todos los lados, justificada en sí y en reposo. (...) la obra vive una vida poética propia, polivalente, insondable y no agotada por ningunas interpretaciones.» (pg. 459)
 
Los dibujos de Schulz que cierran Madurar hacia la infancia me parecen tan prodigiosos como sus textos. Hay cierta reminiscencia de mi admirado Alfred Kubin en su factura; también ecos al erotismo prohibido presente en las niñas de Balthus, o a la sexualidad sadomasoquista de ciertos bosquejos de George Grosz.

martes, 8 de abril de 2025

Lisa Tuttle: Mi muerte

Idioma original: Inglés 
Título original: My death
Año de publicación: 2004
Traducción: Regina López Muñoz
Valoración: Bastante recomendable

Una premisa extremadamente sencilla y apenas 140 páginas son más que suficientes para que Lisa Tuttle nos ofrezca una sorprendente novela sutil, fina, psicológicamente compleja, ambigua y con un toque siniestro. La definición no es mía sino de la propia narradora de Mi muerte cuando habla de La segunda esposa, quinta novela de Helen Ralston.

¿No suena todo esto un poco borgiano? Vale, ya sé que yo veo a Borges por todas partes pero es que Mi muerte tiene un puntito muy del rollo de Jorgito. 

Y eso que el comienzo nos habla de una escritora de mediana edad en plena crisis vital y creativa que decide, fruto de una especie de revelación proustiana, escribir la biografía de Helen Ralston, escritora, modelo y amante de un más o menos conocido pintor de principios de siglo.

Lo que inicialmente parece otra puñetera novela sobre el bloqueo del escritor o una simple "investigación literaria" gira, gracias a casualidades, espejos, paralelismos y desdoblamientos, en una novela de misterio que por momentos se acerca a la ciencia ficción para terminar convirtiéndose en una reflexión sobre el género y la identidad, sobre el sexo, sobre el arte y el papel de la mujer en el mismo a lo largo de la Historia, sobre renacimientos y bucles que han de romperse.

Tres son los aspectos que destacaría por encima de todo en la novela:

  • La evolución de la atmósfera de la misma, desde el casi inicial (y ultrabritish) té con pastas hasta una segunda mitad que roza lo onírico, lo gótico y lo tenebroso.
  • El manejo de lo simbólico.
  • La exploración de la autora en la relación narradora / Helen y cómo la misma se mueve entre la fascinación y la intimidación, entre el sobrecogimiento y el "asco".
Lo dicho, novela breve y sorprendente, con un tránsito de lo más interesante de lo costumbrista a lo más oscuro del alma. Y todo en 140 páginas, oigan.

lunes, 7 de abril de 2025

Henry James: La muerte del león

Idioma original: inglés

Título original: The Death of the Lion

Traducción: Eduardo Lago

Año de publicación: 1894

Valoración: Se deja leer


Supongo que mis colegas del blog estarán de acuerdo, pero quizá es algo que a nuestros lectores se les puede escapar: a veces no apetece reseñar un libro. Ocurre, o al menos me ocurre a mí, cuando el libro es ni fu ni fa, no despreciable pero tampoco ha dejado una huella importante (ahí encajaría a la perfección una expresión tan usual como ‘poco reseñable’), o cuando uno, por alguna razón, no encuentra demasiadas cosas que contar aparte de hacer una vulgar sinopsis. Pero esta especie de ligero malestar se me hace más patente cuando leo a un autor considerado más o menos clásico, que está en los cánones y por tanto debería aportarme cosas interesantes, pero al que no termino de encontrarle el punto atractivo. Todo esto podría muy bien ser la conclusión de la reseña, pero es obligado contar algo más, y a ver si así termino descubriendo el porqué de mi tibieza, indiferencia, decepción.

La muerte del león ('león' tiene en el mundo anglosajón la acepción coloquial de celebridad, o algo así) relata la relación entre un joven periodista y un escritor admirado aunque todavía algo lejos del éxito. Al primero se le ha encomendado entrevistar al autor, pero le es vetada su intención de hacer un reportaje de corte más personal que literario. El joven, presa de la admiración por el artista, se dedicará a intentar protegerle y preservar sus valores y su personalidad cuando se da cuenta de que hay gente que intenta convertirle en un personaje de la vida social, el típico famosillo que da lustre a fiestas y reuniones. De alguna manera, es la disociación entre lo público y lo privado, el escritor y la persona que está detrás.

Todo esto que he contado, que es un poco lo que da de sí esta novela corta, le lleva a James bastantes páginas, en las que hace gala de una prosa alambicada con la que intenta a cada paso profundizar en la psicología de los personajes, más en sus reflexiones que en sus acciones, que son más bien pocas, y obliga al lector a pararse en cada frase para entender y relacionar. No creo que James sea de esos autores que escriben para sí mismos, lo que suele ser motivo de ilegibilidad, pero al igual que el escritor, el artista en sentido amplio, tiene todo el derecho a esperar un esfuerzo de su público, éste tiene el mismo derecho a negarse a hacerlo. Queda por tanto ahí el aviso de que, si no nos apetece mucho entrar en ese juego, la lectura, al menos a la vista del libro al que me refiero, puede resultar poco o nada gratificante.

El ejemplar que manejo se completa con El rincón feliz, un relato que parece menor aunque a mí me ha resultado más atrayente. Con algunos tintes góticos, James presenta a un individuo que visita periódicamente la vieja casa familiar hasta que empieza a sospechar que aloja una extraña presencia. Sombras inexplicables, sonidos sutiles y puertas que se dejaron cerradas y aparecen abiertas dan paso a un crescendo de terror psicológico en el que se reúnen tenues recuerdos con una confusa sensación de desdoblamiento de personalidad. 

Todo lo cual tiene a su vez origen en la experiencia del propio James, norteamericano afincado en Europa y más adelante nacionalizado británico, que traslada al personaje la experiencia dual de dos mundos que considera muy diferentes. Cuando su protagonista regresa a Nueva York, se plantea la clásica duda sobre lo no vivido: qué hubiera sido de no haber emigrado, o bien de no haber regresado. Incluso si al abandonar una tierra (podríamos incluir cualquier otra circunstancia, el fin de una relación, por ejemplo) algo de nosotros permanece en el lugar de origen, ese reflejo de lo que quedó quizá en la casa familiar. Todo bajo una atmósfera bien conseguida cuando el autor se despoja, aunque sea parcialmente, del lenguaje moroso y algo barroco que tanto pesa en el relato anterior. Seguramente es por este camino por el que James consiguió evitar esa desconexión con el lector que he creído detectar en el primero de los relatos, y así parece que se aprecia en algunas de sus otras obras reseñadas en este blog, y que se pueden consultar aquí abajo.

Todas las reseñas sobre Henry James en ULAD: aquí


domingo, 6 de abril de 2025

Rachel Cusk: Un trabajo para toda la vida

Idioma original: inglés.
Título original: A Life's Work.
Traducción: Catalina Martínez Muñoz.
Año de publicación: 2001-2007.
Valoración: se deja leer


Rachel Cusk escribió Un trabajo para toda la vida en el 2001. Quiero suponer que, entonces, era una escritora con poca repercusión y que necesitó, de alguna manera, compartir sus experiencias. Siguiendo con las suposiciones, cuando alguna de su obra posterior (alguna reseñada aquí) obtiene un reconocimiento más o menos generalizado (dentro de este liliputiense mundillo), se opera el consabido proceso de progresiva curiosidad del público por la obra anterior, la recuperación – previas cuestiones legales o burocráticas – de ésta, etc. Cuestión esta que es una cierta especialidad de Libros del Asteroide, notable editorial que suele presentar autores poco conocidos (actuales y no tanto) . En el marco de este proceder, recuperar esta obra más de dos décadas después de su primera publicación responde a esta lógica. Lo que no me ha cuadrado tanto es que la autora incorporara, ya en 2007, dos textos introductorios, que en esta edición se han incluido.

Porque estas dos introducciones desvirtúan la obra, parecen pretender justificarla y casi excusarse por su contenido, y hasta cierto punto condicionan su lectura, como si la autora renegara parcialmente de su escrito original, o necesitase explicar sus intenciones ante eventuales malas interpretaciones. Que parece ser que las hubo, en su momento. No había que esperar a que Elon Musk se hiciera con Twitter para destapar el odio, al parecer. Lo siento, pero mi opinión es que esto ni era necesario en 2007, y en 2025 ya es francamente prescindible.

Básicamente, Un trabajo para toda la vida es como un dietario algo desordenado de experiencias y reflexiones relacionadas tanto con las últimas fases del embarazo como con el parto y los primeros años de cuidado del niño. Está escrito, por lo tanto, en una obstinada primera persona, que es como suelen escribirse estos libros. Pero es que esas sensaciones que se manifiestan, desde las consecuencias físicas, inevitables, hasta el proceso mental, que me temo que también depara muchos lugares comunes, no me han aportado novedad alguna sobre lo que es una sensación universalmente experimentada y universalmente aceptada. Bueno: quizás no tan universalmente. No tantas madres desempeñan una profesión o una situación económica como la de Cusk, que les puede permitir disponer de canguros y cuidadoras (algo tendencioso, por cierto, el episodio del incidente con la cuidadora española). Entonces si esa percepción de la situación personal ocasiona esas sensaciones, si esa reflexión induce a sentimientos poco convencionales – el rechazo, el hastío, el agobio –pero esas circunstancias no los convierten en reprobables, sino en manifiestamente lógicos, Cusk inunda su corriente de conciencia de tópicos que, a pesar de su honestidad y sinceridad, parecen extraídos de una versión algo erudita y desganada de un diario de Bridget Jones, madre. Todo lo cual reduce el atractivo del texto.

Otros libros de Rachel Cusk reseñados en ULAD: aquí

sábado, 5 de abril de 2025

Karel Čapek: La fábrica de Absoluto

Idioma original: Checo
Título original: Továrna na absolutno
Año de publicación: 1922
Traducción: Rafael R. Ortega
Valoración: Recomendable

Imaginaos que existe una máquina revolucionaria llamada Karburátor, capaz de producir energía ilimitada combustionando sólo un poco de materia. Dicha máquina destruye la materia que la alimenta al completo, sin dejar residuo tangible alguno. Resultado de esto es que Dios, o el Absoluto, que se encuentra confinado en todas las cosas, queda liberado por el mundo, provocando exaltación mística, milagros de todo tipo y el colapso de la civilización tal y como la entendemos («el mundo se sacudía bajo el estruendo de los ejércitos, (...) las fronteras de los estados se retorcían como lombrices en la tierra, y todo se desmoronaba en ruinas», pg. 203).

Esta es la premisa de La fábrica de Absoluto, un clásico de la ciencia ficción con un interesantísimo concepto de base, grandes dosis de crítica social y generosas paletadas de humor. Sin duda, esta sátira se encuentra a la altura de otras de Karel Čapek, su autor, como la también genial La guerra de las salamandras.

Al igual que la mentada La guerra de las salamandras, por cierto, La fábrica de Absoluto es capaz de exprimir al máximo su premisa. También, al igual que la otra obra mencionada, ofrece una admirable visión panorámica del mundo en el que transcurre, porque, en ella, un cronista nos muestra cómo el Absoluto afecta a la gente, a la industria, a la religión, a la Iglesia, a la economía, a la medicina, a la causa proletaria, a distintos países, etc... Y lo hace a través de un puñado de personajes recurrentes, mostrando viñetas secundarias, describiendo «eventos aparentemente locales» (de los que «se puede extraer un gran caudal de acontecimientos históricos», pg. 191) o citando la opinión de varios intelectuales con respecto al Absoluto.

Semejante argumento permite a Čapek arrojar ideas de un ingenio asombroso en torno a Dios, la religión y la fe. Por ejemplo, sobre la relación entre los técnicos y Dios expresa lo siguiente de boca del ingeniero Rudolf Marek, inventor del Karburátor: «Yo no creo en nada. (...) No quiero creer. Siempre he sido ateo. He creído en la materia, en el progreso, y en nada más. Soy un hombre de ciencia (...); y la ciencia no puede aceptar la existencia de Dios. / (...) Es un caso de Él o la ciencia. No afirmo que Dios no exista; solo digo que no debería exitir o, al menos, que no debería mostrarse. Creo que la ciencia lo está desplazando poco a poco, o en todo caso impidiendo que se manifieste; y considero que esa es la misión importante de la ciencia.» (pg. 29)

Por su parte, G. H. Bondy, director de la Metallo-Electric Company, sirve a Čapek para entregar una perspectiva más permisiva sobre este tema: «Desde el punto de vista empresarial (...), es una cuestión indiferente. Si quiere existir (...), que exista. No somos mutuamente excluyentes.» (pg. 29)

Otra idea muy sugerente la dedica Čapek a la Iglesia. El obispo Linda afirma lo siguiente: «Señores, no se engañen pensando que la Iglesia trae a Dios al mundo. La Iglesia lo encierra, lo controla.» (pg. 46)

El elenco protagónico de La fábrica de Absoluto no es particularmente memorable. Esto, sin embargo, no molesta, pues ya hemos aclarado que esta es una novela de ideas, y que prioriza la construción de su mundo a la de sus personajes («Abandonemos el intento de psicologizar a los grandes hombres», dice el cronista en la pg. 180).

Sin embargo, hay que admitir que Bondy, quizá lo más parecido a un protagonista en esta obra, tiene cierta complejidad. Čapek lo usa para mostrar a un ser humano promedio (es decir, egoísta y plagado de defectos) rodeado de santos. 

Bondy explica a la que fuera su prometida: «Nunca podría casarme con una mujer capaz de leer mis pensamientos. Podría ser religiosa hasta el extremo, caritativa sin límites con los pobres; yo puedo permitírmelo, y además, eso me da buena publicidad. Soportaría incluso la virtud, Ellen, por amor a ti. Soportaría cualquier cosa. (...) Pero Ellen, ni los negocios ni la vida en sociedad son posibles sin pensamientos privados. Y el matrimonio, sobre todas las cosas, es inconcebible sin esos pensamientos ocultos.» (pg. 84)

El propio Bondy es eventualmente afectado por el Absoluto. A Marek le comenta al respecto: «Lo he superado, Rudy, lo he vencido. (...) Cuando me invadió, fue el momento más feliz de mi vida.» A continuación describe los síntomas: «Amor por el prójimo. (...) Estaba frenético de amor. Jamás hubiera creído que podía sentir algo así. (...) / Lo he expulsado. Como un zorro que se arranca una pata para liberarse de una trampa.» (pg. 122-123)

Ah, Bondy. Ya en el clímax de la novela (muy redondo, por cierto), afirma a alguien tan «independiente y experimentado» como él: el Absoluto «es el verdadero Dios. (...) pero (...) este verdadero Dios es demasiado grande. / (...) Es infinito. Ahí está el problema. Cada quien se apropia de una pequeña parte de Él y luego cree que posee el todo. (...) Para convencerse de que Dios les pertenece por completo, tienen que eliminar a cualquiera que piense lo contrario.» (pg. 200)

Poco más que añadir. Sólo reiterar que La fábrica de Absoluto es un clásico de la ciencia ficción que presenta y desarrolla un concepto interesante, que ostenta un cierre perfectamente redondo y que derrocha ideas y humor de una agudeza sorprendentes. Čapek en su máximo esplendor, señores.


También de Karel Čapek en ULAD: Aquí

viernes, 4 de abril de 2025

Laura Pérez: Nocturnos

Idioma: español

Año de publicación: 2024

Valoración:  entre recomendable y está bien

La noche, por definición, está llena de oscuridad y misterio, de insomnes y pesadillas, de monstruos y revelaciones. La noche representa el reino de lo irracional, del subconsciente, de aquello que está más allá de la realidad aparente. La noche es el territorio de lo que no podemos entender, sólo intuir. Y la noche, en este libro de Laura Pérez es el momento en que suceden las historias más extrañas o, si se quiere, cuando el extrañamiento del mundo nos alcanza. El espacio de los seres nocturnos, como reza el título, el de las deserciones y los encuentros inesperados, el de las presencias inquietantes -hay un par de episodios en el libro que, de hecho, son verdaderos relatos de terror- y el reconocimiento espiritual en el silencio, con, a menudo, los animales actuando de psicopompos. Como los ciervos y zorros, las arañas o esa lechuza que actúa de enlace entre los personajes  del libro, entre las vivencias de unos y los descubrimientos de otros. 

Tercera novela gráfica de esta autora que leo (estas si que no me atrevo a llamarlas cómics), en la que confirmo las impresiones que me dejaron las dos anteriores, Ocultos y Tótem, tanto en sus elementos más positivos como en los que no me lo parecen tanto. Igual que en los otros, las ilustraciones muestran una magnífica factura, con un estilo muy reconocible, hierático y oscuro, y una línea narrativa pausada que ayuda a crear el ambiente misterioso y trascendente que caracteriza también a las obras de esta autora. Por otro lado, las escenas resultan quizás demasiado estáticas, con apenas diálogos y los que hay, muy escuetos, lo que puede llegar a desesperar a lectores/as acostumbrados a un estilo más dinámico. Las transiciones entre las distintas escenas o relatos (quizá sea excesivo denominarlos así) están bien conseguidos y fluyen con naturalidad, aunque tal vez el recurso a la lechuza se haga un tanto reiterativo. 

De todos modos, son éstas pegas menores a un libro que, en general, consigue su objetivo de crear un ambiente entre enigmático y, cómo no, onírico, con una forma de narrar diferente a la vorágine de estímulos a que suele bombardearnos, sobre todo desde lo audiovisual o las redes sociales, pero también, a veces, de lo literario y gráfico. Se agradece, por tanto, un poco de mesura a este respecto, ya que no de sosiego, pues precisamente lo que consigue Laura Pérez es inquietarnos, extrañarnos, desvelarnos, incluso, para convertirnos, a nosotros también, en criaturas nocturnas.


Otros libros de Laura Pérez resañados en este blog: Ocultos, Tótem

jueves, 3 de abril de 2025

Charles Bukowski: Música de cañerías

Idioma original: Inglés

Título original: Hot water music

Traducción:  Jorge Berlanga

Año de publicación: 1984

Valoración: Muy recomendable


Muchos dicen que Bukowski era misógino; lo cierto es que fue muchas cosas: alcohólico, violento, depresivo, misógino… pero, desde luego, nunca un comunista. Lo que no podemos negar es que era también profundamente hilarante.

Este fue el primer libro que leí del buen Chinaski, cuando yo tenía 18 años, y por supuesto que me encantó. Aún hoy, al releerlo, sigue siendo de los pocos que logran arrancarme una carcajada. Probablemente Bukowski era una persona insufrible, con la que resultaría imposible convivir, pero Chinaski, su alter ego, es un tipazo: ocurrente, espontáneo, carismático, alguien con quien habría querido tomarme unas cervezas.

Los relatos de este libro presentan a protagonistas entrañables: poetas decadentes, mujeres apasionadas, borrachos, gigolós cínicos, exhibicionistas, etc. Son historias muy breves, de apenas unas páginas, que parten de premisas simples. Bukowski no necesita demasiadas palabras para conseguir resultados extraordinarios: a veces a través de un giro inesperado y, otras, simplemente por medio de una ocurrencia ingeniosa. Además, no se molesta en adornar las frases ni recargar las descripciones; todo es directo, con diálogos escuetos. El punto fuerte, tal como he mencionado, es el humor y las frases mordaces que pueblan estos cuentos.

Entre mis favoritos, hay historias de lo más disparatadas: un hombre que se lacera el pene con un florero con el que pretendía tener coito; otro que no soporta los celos al ver a su pareja bailar como poseída con otros; un tipo obligado a lidiar con todo lo que conlleva la muerte de su padre cuando, en realidad, lo que menos le importa es su padre; e incluso una pareja que decide solucionar la escasez de alimentos recurriendo a la carne humana. Como pueden ver, los temas son tan variados como inverosímiles.

Sin embargo, más allá del aparente nihilismo con el que la mayoría de los protagonistas afrontan sus experiencias, estos escenarios retratan la vida de gente que vive al límite, marginada, decadente y, al mismo tiempo, tan humana como cualquiera.

miércoles, 2 de abril de 2025

Solvej Balle: El volumen del tiempo II

Idioma original: danés
Título original: Om Udregning af Rumfang, II
Traducción: Maria Rosich en catalán y Victoria Alonso en castellano, para Anagrama
Año de publicación: 2020
Valoración: recomendable


Siempre es complicado reseñar un libro publicado por entregas. Porque, además, en este caso, la historia es continua, es decir, no se producen saltos temporales relevantes (más allá de lo que supone una historia centrada argumentalmente en la repetición de un mismo día a lo largo del tiempo). Así que, en primer lugar, ¡ALERTA SPOILERS! porque al ser el segundo volumen, partiré de lo que sucede en el primero.

En este segundo volumen del prometedor relato de Solvej Balle, Tara Selter sigue protagonizando la narración de manera casi absoluta. De esta manera, la estructura, el ritmo y el argumento tienen una línea claramente continuista con el anterior volumen, aunque, como la propia protagonista experimenta en su vida, hay ciertas alteraciones, no ya de manera argumental sino de enfoque. 

El relato empieza con una confesión que esconde una aceptación cuando Tara es plenamente consciente que «ahora que el dieciocho de noviembre se ha cronificado, mis días son simples, me muevo por calles conocidas, pero no formo parte de ellas». Ella, después de un año viviendo en una especie de limbo temporal, sabe que pocos cambios puede esperar en sus días, así que, ya que el tiempo avanza en su día a día, una vez transcurrido un año desde el suceso, decide incidir ella en el tiempo, adaptarlo a su vida, forzar en él el paso de las estaciones y buscar las fechas señaladas, los días especiales del calendario. Tara no piensa permitir vivir estancada en un día concreto, donde el tiempo siempre es el mismo, donde no hay fiestas ni celebraciones, donde cada día es igual; hay que romper la monotonía y adaptar el no-paso de los días en su vida, hay que recuperar y romper la consecuencia de ese accidente temporal, recobrar el pulso del tiempo y su paso, establecer vínculos con “su” tiempo y encontrar y festejar esos días especiales: aniversarios, fiestas o Navidades porque «las tradiciones no tienen por qué ser armoniosas; simplemente, tienen que existir. Tienen que existir como una especie de red de seguridad, para que tengas dónde radicar. Cuando el mundo se estropea. Cuando el tiempo se rompe.»

Cabe reconocer el mérito de Balle es este segundo volumen, pues la tarea que tenía la autora en este segundo libro no era fácil: cómo conseguir mantener el interés lector en una trama que, por concepto, se repite constantemente. Y lo resuelve de manera muy lograda: reenfocando en este volumen su manera de acercarse a la historia, volcándola en la asimilación de la situación y en cómo sacar partido de ella, nutriendo el relato de historia y experiencias y, ya que el tiempo permanece inmóvil, será la protagonista quien se desplace en busca de aprendizajes, conocimientos o simplemente formas de entretener un tiempo que parece anclado para todos menos para ella misma.

También de Solvej Balle en ULAD: El volumen del tiempo I

martes, 1 de abril de 2025

William T. Vollmann: La camisa de hielo

Idioma original:
Inglés
Título original: The ice-shirt
Año de publicación: 1990
Traducción: José Luis Amores
Valoración: Bastante recomendable

A estas alturas, ya deberíamos saber que William T. Vollmann es un autor "peculiar". Por lo tanto, a nadie debería sorprender que una novela (más o menos) histórica escrita por el californiano se parezca poco a nada a la inmensa mayoría de novelas históricas.

En palabras del propio Vollmann, mi objetivo en "Siete sueños" ha sido crear una historia simbólica, o séase, un relato de orígenes y metamorfosis a menudo falso, comparado con los hechos reales tal como los conocemos, pero cuyas inexactitudes no hacen sino ahondar en la verdad. ¡¡¡¡TOMA YA!!!!

Primera parte de la septología Seven dreams sobre el choque entre los colonizadores europeos y los nativos americanos, La camisa de hielo sería la "prehistoria" de esa colonización bajo la forma de reescritura de las sagas nórdicas (¿sabéis a quién le encantaban las sagas nórdicas? Sí, a Jorge Luis Borges, sí). De hecho, prácticamente la mitad del libro es una larga introducción, salpicada de algún que otro inciso que nos lleva a los años 80 del siglo XX, acerca de leyendas, violencias y tensiones entre distintos reyes y personajes del más variado pelaje hasta llegar a Erik el Rojo y sus descendientes.

Esta primera mitad del texto semeja más una colección de microrrelatos en los que, si bien se establecen conexiones, queda la impresión de cierta falta de profundidad. Eso sí, hay historias verdaderamente magníficas (me encanta la del rey Harald, que conquistó todo Noruega como prueba de amor), realismo mágico a cascoporro y una poética de lo más sugerente.
(...)aquel viento temible que, aunque no veían que fuera blanco, barría tal cantidad de nieve contra ellos que casi les asfixiaba; tampoco era negro, aunque había tal negrura en su interior que veían lo mismo con los ojos abiertos que cerrados; arrancó las puntas de los icebergs, desprendiendo hielo de hielo y haciendo que de las hendiduras manara nieve que corría por las laderas de los acantilados como sangre blanca y espumeante; y el cielo chilló por cada fisura que encontraba o abría hasta que el océano, pese a estar congelado, crujió y restalló, rompiendo contra el oleaje de aquel otro mar de viento

Más interesante me resulta la segunda parte de la novela, la que pone el foco en Freydis, descendiente de Erik el Rojo que parte hacia Vinlandia (actual Terranova, Labrador, etc), en la rivalidad que se desata con otros colonos y en el choque con los nativos. Sin dejar de lado ese elemento mítico que recorre todo el texto (profecías, sueños premonitorios, hechiceros...), creo que los personajes se muestran en toda su complejidad, que es mayor la profundización en las relaciones entre ellos, que se ahonda en los motivos que los mueven, etc. 

Todo esto sin olvidar los que creo que son los principales puntos fuerte del texto: descripción de paisajes, metáforas y símbolos, en los que se combinan ficción y no ficción, mito y realidad, Historia e "historias".

En resumen, una novela complicadita (sí, tetes, es Vollmann) que nos habla del presente, ahora que cierto tipejo de color naranja pretende apropiarse de Groenlandia, a través de la revisión de leyendas y mitos de un pasado no tan lejano como pudiera parecernos.

P.S.: Preciosa edición la de Pálido Fuego. Tipografía, ilustraciones, cubierta, papel... Un lujo, vaya.

También de Vollmann en ULAD: Historias del Arco IrisLa familia real y El atlas

lunes, 31 de marzo de 2025

Edogawa Rampo: La bestia entre las sombras

Idioma original: Japonés
Título original: 影の中の獣
Traducción (al catalán): Mei Gutiérrez
Año de publicación: 1928
Valoración: Recomendable (sobre todo para incondicionales de Edogawa Rampo y amantes de la literatura detectivesca)

He leído mucho al escritor japonés Edogawa Rampo. También he criticado (y bastante) varias de sus obras. Nunca lo hago con dureza, porque en el fondo me parecen extremadamente entretenidas y hay una enternecedora ingenuidad en ellas, pero me es imposible negar que a menudo obligan a suspender la incredulidad en demasía, o que apuestan por elementos argumentales inverosímiles.

Pues bien, La bestia entre las sombras es una expeción. Y es que esta novela corta es puro Rampo, pero sin los excesos algo pasados de rosca a los que el autor nos tiene acostumbrados en obras de inclinación "pulp" como La bestia ciega o El Lagarto Negro.

Hay un argumento enrevesado y muchos giros de tuerca en La bestia entre las sombras, cierto, pero en ningún momento pierden credibilidad. El erotismo permea la obra, de acuerdo, pero aunque es decadente, morboso y hasta me atrevería a decir que perverso, nunca llega a extremos ridículos y caricaturescos.

A esto hay que sumarle otros tres apartados en los que La bestia entre las sombras se antoja particularmente inspirada: su estructura (capaz de progresar la historia de manera orgánica y cerrar capítulos con suculentos "cliffhangers"), sus personajes (simples pero efectivos) y determinadas escenas en el clímax (pienso sobre todo en una potentísima, que recontextualiza por enésima vez la obra y deja una sensación de incertidumbre que roza la genialidad).

Poco más que añadir; sólo insistir en que La bestia entre las sombras me ha sorprendido, porque si bien mantiene la impronta autoral de Rampo y el encanto genuino de su literatura, refina la fórmula del autor. Y es que entrega una ficción pulida, verosímil y bien estructurada, un argumento y unos personajes plausibles, un misterio atractivamente sugerente, un romance exquisitamente oblicuo (y, visto en retrospectiva, sumamente trágico) y una visión del erotismo y la perversión madura y realista, aun si todo esto es en detrimento del toque "pulp" y "eroguro" que caracterizaba otras obras del nipón. 

De modo que recomiendo entusiastamente esta novela corta de Rampo, especialmente a los amantes de la literatura detectivesca. Y a quienes vayáis a leerla os doy un consejo: acudid a ella sin que nadie os destripe su argumento, pues merece la pena dejarse sorprender por sus constantes zarandeos. Eso sí, permitid que os obra el apetito con una pequeña sinopsis: 

Un escritor de novelas detectivescas soltero, cuya obra es «considerada (...) la más intelectual del género», conoce a una hermosa mujer llamada Shizuko, con quien entabla cierta amistad. Un día, Shizuko recurre a él en busca de ayuda. Y es que un antiguo amante despechado, Hirata, la ha encontrado y está decidido a vengarse. Para ello, le infundirá miedo mediante cartas obsesivas y se declara dispuesto al acoso e incluso al asesinato. Shizuko, que no puede acudir a su adinerado marido porque éste descubriría que su esposa no era virgen cuando se casaron, tiene que confiar entonces en el narrador de la historia. Y él aceptará el caso, por un lado porque quiere ayudar a su amiga, pero también porque Hirata resulta ser el hombre tras el pseudónimo de Shundei Õe, escritor de novelas detectivescas «sangrientas, astutas y malvadas» con quien siempre sintió cierta rivalidad literaria.


También de Edogawa Rampo en ULAD: Aquí

domingo, 30 de marzo de 2025

Xita Rubert: Mis días con los Kopp

 

Idioma original: español
Año de publicación: 2022.
Valoración: está bien.

Una cosa es evitar ser tendencioso al hilar argumentos sobre sagas, relaciones de amistad, recomendaciones, etcétera y otra es que a uno, incauto, confiado, benevolente, lo tomen por lo que no es. Las notas de contratapa sobre Xita Rubert son, las tres, de escritores más o menos reputados. Las tres son elogiosas (qué otra cosa cabría esperar) y las tres abarcan un restringido (pero potente) espectro que magnifica la expectativa sobre esta novela. Hablan de debut , aunque despojan a la autora de la condición de debutante, y usan algún que otro concepto que libera a la novela de esa algo trémula cualidad de ópera prima que a veces puede suscitar algún recelo. Es decir, parece que la contratapa pretenda completar o matizar la experiencia lectora y ponernos en contexto.

Todo lo cual, habida cuenta de que, al margen de notas de prensa o reseñas, la contratapa es otro elemento promocional – con el factor añadido de que si la estás leyendo ya es bastante posible que esté sosteniendo en tus manos el objeto – me ha acabado pareciendo algo ligeramente magnificado de lo que es esta novela. Mis días con los Kopp – título de regusto europeízante – recoge una situación a través de unas pocas escenas. Entonces, diríamos, esta es una novela corta, marcada por sus omisiones, esbozada en unos pocos trazos. Virginia es una joven que acude con su padre a visitar a los Kopp, que pasan por ser un matrimonio de intelectuales de izquierdas, en el cual Andrew va a ser premiado de forma oficial, y parece que su espíritu diletante le empuja a dinamitar, de alguna manera y como respuesta al establishment, el acto en que será premiado. Todo ello de manera ligeramente grotesca, como si más que un acto reivindicativo fuese a protagonizar una travesura, la clásica performance hipotéticamente transgresora que suele perdonarse a las viejas glorias dentro de ciertos ámbitos. Esa es una sub-trama de la novela: el espíritu contestatario atribuido a cierta generación y su previsible anestesia. En las visitas, entre diálogos de escasa enjundia y un cierto juego de engaños, surge la presencia de Bertrand, del que los Kopp dicen ser padres, un individuo extraño, afectado de alguna condición mental que se ha intentado reconducir presentándolo como un performer (perdonad tanto anglicismo) y, por tanto, las manifestaciones de su condición ya no son tanto éstas como obras en que su extraña personalidad se da a conocer. Virginia resulta quedar fascinada por el personaje en cuestión, en un titubeo que es la base de la narración, por cuanto el comportamiento de Bertrand es errático e imprevisible, y la ambigüedad de la relación en sus progresivos encuentros es la espina dorsal narrativa.
¿Es esto suficiente? Aparte de un estilo correcto, de una ambientación ligeramente hippie-chic, de una tensión algo incómoda en su escasa resolución, la novela de Rubert me ha parecido más un esbozo, un relato extendido hasta no dar más de sí, que esa rutilante obra de debut que se han empeñado en presentarnos

sábado, 29 de marzo de 2025

Carlos Castilla del Pino: Pretérito imperfecto

Idioma original: castellano

Año de publicación: 1997

Valoración: Recomendable


Para ser sincero reconozco que, en un tic de lector perezoso, quizá pasado un tercio del libro miraba con ojos golosos esos volúmenes de lomo finito que esperan en la estantería. Muy mal, ya lo sé, pero este semi-tocho de quinientas páginas largas de tipografía más bien escueta se me hizo un poco cuesta arriba en algunos momentos, y eso que las memorias del psiquiatra Carlos Castilla del Pino solo alcanzan hasta sus veintisiete añitos (después escribiría una segunda parte titulada Casa del Olivo, de longitud similar).

Y es que el autor resulta seguramente excesivo en los detalles, lo valora y disecciona todo, cada situación, cada personaje (y son decenas, quizá cientos), relata con la precisión de algo que hubiera ocurrido ayer, no en vano parece ser que guarda un número ingente de documentos, notas colegiales y universitarias, recortes de prensa, cartas, nombramientos, papeles en los que apoya su memoria o con los que indaga en cada circunstancia como forzado a defender su argumentación ante un tribunal. Se diría que, más que contar su vida, lo que intenta es reconstruirla punto por punto para que, una vez impresa, quede fijada para siempre.

Pero, claro, la cuestión es que lo que cuenta es casi siempre interesante, desde la infancia en una familia conservadora y acomodada (relaciones complicadas con sus padres y hermanas, el grupo de amigos del pueblo, el odioso internado en los salesianos) hasta el inicio de la Guerra civil cuando, envuelto en su ambiente más cercano, se alista en el Requeté siendo un adolescente y asiste al asesinato de varios familiares por parte de los milicianos. En esa etapa empiezan a fraguarse el anticlericalismo y el antimilitarismo de los que Castilla hace gala a lo largo del libro, tendencias que se irían acentuando y consolidando hasta terminar en su militancia comunista muchos años después, lo que queda ya fuera del libro.

Situado entonces, por origen y educación, en el campo del tradicionalismo católico, el joven Castilla ve nacer el profundo desprecio hacia la brutalidad y la incultura falangistas, y descubrimos así esa pugna entre dos de los pilares del franquismo, tradicionalistas en principio monárquicos vs. falangistas, enfrentamiento quizá más moral o intelectual que político, que siempre se quiso ocultar y que perduraría en gran medida durante toda la vida del Régimen. 

Castilla, tan joven, muestra una voracidad incontenible de saber, es lector insaciable, y tiene muy clara su vocación médica, hasta el punto de que, los tiempos lo permiten, asiste con frecuencia a autopsias en edad aún adolescente. Pero lo más interesante de esta etapa es que, desde una posición cultural indudablemente elevada, se va fraguando su repulsa hacia un sistema que, solo en base a la sospecha o la desafección, sustituye a investigadores y catedráticos de gran valía por amiguetes, pelotas o voceros del bando vencedor. El autor no puede soportar ese triunfo de la mediocridad y el servilismo, y en pocos años una postura inicialmente tibia y mediatizada por el origen familiar pasa primero a una etapa de rebeldía algo inconsciente, hasta desembocar en una oposición cada vez más firme al cutrerío dominante en las esferas oficiales.

Castilla no es (todavía) un rojo en el sentido ideológico sino que, como él mismo refiere, esto requirió una evolución ‘desde el mero intelectualismo antifranquista (anticlerical y antimilitarista) a una auténtica conciencia de izquierda’, proceso en el que tuvo mucho que ver el azañista Vicente Lizarraga. Interesante concepto el de ‘intelectualismo antifranquista’ porque en esa época, años 40-50, con los republicanos derrotados y represaliados, asesinados o en el exilio sus dirigentes, el de los intelectuales fue quizá uno de los reductos donde empezó a germinar una oposición que todavía tendría que esperar para adquirir alguna solidez. 

Hay naturalmente mucho más, desde confesiones sobre amores adolescentes y juveniles hasta detallados relatos sobre la etapa universitaria, la práctica de la medicina en un manicomio o las temporadas en la milicia universitaria, donde se vuelca todo el desprecio hacia la vida militar, sus rutinas, su liturgia y su pobretería intelectual. Por supuesto tiene también el atractivo de ver desfilar a gran cantidad de nombres significativos de la época, como Laín Entralgo, el polémico López Ibor (que fue superior de Castilla en una larga etapa), Jaime de Mora, Ortega, Gregorio Marañón, Luis Martín Santos, Martínez Bordiú, Baroja, Torrente Ballester. Todo un elenco de personajes que, junto con otros muchos que nos serán desconocidos, componen una fotografía muy directa de esa etapa oscura y aplastante, de tal mediocridad que se entiende muy bien lo difícil que debió ser, por supuesto para cualquier ciudadano, pero muy en particular para aquellos con una mínima inquietud por la cultura y la razón.