Año de publicación: 2004.
Valoración: Imprescindible.
Ésta es la única antología que hizo Neruda sobre su propia obra. Para llevarla a cabo contó con la ayuda de su secretario, y también poeta, Homero Arce.
Una selección realizada por el propio autor siempre resulta interesante porque, tras ella, descubrimos algo de su gusto personal, de la forma en que percibe su propia obra...
El objetivo inicial de esta selección era celebrar el premio Nobel y el 70 cumpleaños de Neruda, ya que estos dos motivos de celebración se vieron truncados por el golpe de estado de Pinochet.
Existen pocas copias del original de este libro (una de ellas la tiene en su poder Manuel Márquez de la Plata) pero tenemos la suerte de contar con una accesible edición de bolsillo de Edaf.
Centrándonos en el contenido de esta antología, vemos que que en ella están recogidos los poemas más "populares" de Neruda y, sin duda, algunos de los más comprometidos con su realidad histórica. En mi opinión, entre ellos están también algunos de los de mayor calidad e interés literario.
Personalmente, debo confesar que este libro me acompañó en un momento muy importante y también complicado de mi vida; mi llegada a un país que me era prácticamente desconocido y el inicio de un compromiso importante con su realidad social.
Quizá por eso no puedo evitar conmoverme ante versos como los que siguen...
"Vienes de la pobreza de las casas del Sur,
de las regiones duras con frío y terremoto
que cuando hasta sus dioses rodaron a la muerte
nos dieron la lección de la vida en la greda.
Eres un caballito de greda negra, un beso
de barro oscuro, amor, amapola de greda,
paloma del crepúsculo que voló en los caminos,
alcancía con lágrimas de nuestra pobre infancia.
Muchacha, has conservado tu corazón de pobre,
tus pies de pobre acostumbrados a las piedras,
tu boca que no siempre tuvo pan o delicia.
Eres del pobre Sur, de donde viene mi alma:
en su cielo tu madre sigue lavando ropa
con mi madre. Por eso te escogí, compañera."
de barro oscuro, amor, amapola de greda,
paloma del crepúsculo que voló en los caminos,
alcancía con lágrimas de nuestra pobre infancia.
Muchacha, has conservado tu corazón de pobre,
tus pies de pobre acostumbrados a las piedras,
tu boca que no siempre tuvo pan o delicia.
Eres del pobre Sur, de donde viene mi alma:
en su cielo tu madre sigue lavando ropa
con mi madre. Por eso te escogí, compañera."
En definitiva, creo que esta obra puede ser, para algunos, una puerta a la obra de su autor y a la poesía en general; y para otros, una oportunidad de recuperar algo valioso, quizá olvidado o apartado en nuestra memoria por el paso del tiempo.
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