Idioma original: inglés
Título original: Stranger in a strange land
Año de publicación: 1961 (en versión íntegra, 1991)
Valoración: está bien
Es ya un tópico decir que la ciencia ficción, aunque se sitúe en tiempos futuros y más o menos lejanos, en realidad sirve para hablar de las preocupaciones, miedos y esperanzas de la sociedad actual: el miedo atómico durante la Guerra Fría, la ecología desde los años 60 hasta nuestros días, el desarrollo tecnológico y las desigualdades económicas en el cyberpunk... Esto es también muy evidente en las novelas de Heinlein: si Amos de títeres era una alegoría no demasiado encubierta del miedo al comunismo, este Forastero en tierra extraña le sirve para desarrollar algunas de sus ideas filosóficas, políticas y morales en una línea que recuerda lo que pocos años más tarde llegaría a ser el movimiento hippie.
El planteamiento de la novela recuerda al del Libro de la selva de Kipling, y de hecho parece que esta fue una inspiración directa, con la diferencia de que Valentine Michael Smith, un huérfano superviviente de una fallida misión a Marte, no es criado por lobos sino por marcianos. Cuando una nueva misión a Marte lo descubre y lo trae a la Tierra, Michael deberá "asimilar" (grok en inglés, un término inventado por Heinlein que se ha popularizado después) todos los conceptos, tradiciones, normas sociales y morales de los humanos, e inversamente, la presencia de un ser totalmente extraño como Michael obligará a que los terráqueos se replanteen todas aquellas convenciones que consideraban incuestionables.
Como decía al principio, esta novela es un vehículo para que Heinlein plantee algunas de sus ideas sobre la vida y el mundo: la importancia excesiva del dinero, la inoperancia del matrimonio y la monogramia, la significación del miedo a la muerte... Por eso, Forastero en tierra extraña es una novela con relativamente poca acción (concentrada sobre todo en los primeros capítulos) y mucho diálogo, en especial con Jubal Harshaw, una especie de Elisabeth Costello cínico, misántropo y extraordinariamente inteligente. A medida que Michael va "asimilando" la realidad humana y terráquea, y adaptándola a sus convicciones marcianas, se va convirtiendo en una especia de Jesucristo interestelar alrededor del cual se crea una religión (una secta) no muy distinta de una comuna hippie, donde reina el amor libre y no existe la propiedad privada.
Aunque Forastero en tierra extraña es uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción, creo que ha envejecido mal: en su momento, las ideas propuestas por Heinlein debieron ser muy avanzadas, incluso escandalosas (de hecho el editor obligó a Heinlein a reducir la extensión de la novela en casi una cuarta parte, por motivos económicos sobre todo, pero también para eliminar algunos pasajes especialmente controvertidos). Ahora, en pleno siglo XXI, parecen ideas arqueológicas, como de una civilización extraña a la nuestra. Si eso se debe a que efectivamente estas ideas han quedado desacreditadas, o si es que ahora somos más conservadores todavía que en los años 60, eso ya no lo sé.
También de Robert Heinlein: Amos de títeres, Estrella doble, Rebelión en el espacio
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