viernes, 12 de diciembre de 2014

Eduardo Halfon: Monasterio

Idioma original: español
Año de publicación: 2014
Valoración: muy recomendable

A veces uno se pregunta por la cuestión de la suerte asociada al éxito literario. No al crítico, pues de esto, modestia aparte, acaba encargándose este magma igualitario que es internet y que somos los blogs, que procuraremos poner, aunque sea por el efecto abrumador del aluvión de opiniones, los puntos sobre las íes. Despojando de prestigio a quien no lo merece y otorgándoselo a quien le es negado. Los blogs somos Fuenteovejuna, señor. Y que Halfon no se haya mudado a Brooklyn o no haya sido objeto (supongo) de la atención de Bloom o Kakutani es una circunstancia que (sigo suponiendo) le es ajena. Pero si sigue escribiendo como en Monasterio, igual ni le es necesario. Porque estas ciento y pico páginas son una pura maravilla, equiparable a la obra de muchos autores mucho más divulgados. mucho más premiados (ay, que se me escapa el nombre de Modiano) y mucho más vendidos. Porque otras novelas cortas se contentan, perdonad que insista en alegorías musicales, en insistir en la misma melodía una y otra vez, pero Monasterio, como narración, va sobrada de líneas argumentales, y podríamos decir que, de alguna manera, Halfon dilapida alguna de las historias zanjándolas en unas pocas líneas, lujo que pocos pueden darse.
Así, de la historia principal, la de los dos hermanos que están en el aeropuerto de Tel Aviv esperando sus maletas, viajando para acudir a la boda de su hermana (que ha abrazado la ultraortodoxia religiosa), van surgiendo otras: la de la relación entre Eduardo, el protagonista, con Tamara, aeromoza de Lufthansa, el origen de sus familias, la diáspora ocasionada por el nazismo, el ghetto de Varsovia, la complicada relación con los árabes, las tretas necesarias por parte del pueblo judío para su supervivencia, la contradicción latente en formar parte de Occidente y conservar absurdas leyes religiosas basadas en preceptos más anticuados e inamovibles que la Constitución Española. Todas las explica Halfon con un estilo claro, directo, ágil, a la vez que seductor. No hablamos de dejar el relato en su estructura mínima, de desecarlo al sol hasta que solamente queda su armazón, sino de elegir en todo momento el término y el ritmo preciso: se hable de hechos históricos o se hable de curiosos gustos en el ámbito sexual. Halfon está cómodo, se le nota, y escribe desprendiendo esa sensación, tanto que, una vez leido, volveríamos a empezar Monasterio para constatar que no nos hemos olvidado pasar por ninguno de sus rincones. 

También de Eduardo Halfon en ULAD: Signor Hoffman

10 comentarios:

Aida (meriendolibros) dijo...

Yo acabo de leer su novela "El boxeador polaco" y también me he preguntado por qué no será un autor más divulgado. A mí personalmente me ha entusiasmado, y sí, es una buena descripción decir que se le ve cómodo con su escritura. Ahora, después de vuestra reseña, estoy deseando leer "Monasterio". Vamos a hacer un poco de proselitismo y a divulgar a Eduardo Halfon.
Un abrazo.

Escotomo dijo...

¿La Constitución inamovible? ¡Anda yaaa! Mira si no el art 135.
Sobre el libro y el autor; primeras noticias. Pero desde luego ha despertado mi interés. Puede que debido a la aguda pulla a la moda Modiano.
Saludos.

El Puma dijo...

Jamás en mi vida había oído siquiera mencionar a Eduardo Halfon. Después de leer tu reseña lo busqué. Y mira lo que hallé:
- Los dos nos llamamos Eduardo
- Los dos tenemos orígenes judíos (él un poco más que yo)
- Los dos somos ingenieros
- Los dos nacimos y nos criamos en países latinoamericanos (él Guatemala, yo Argentina)
Hasta ahí, las coincidencias.
Deberé leer su obra para hallar las diferencias.
Gracias!

Así, Roithamer dijo...

Francisco Fran... es usted más anticuado e inamovible que los preceptos de la Constitución Española. Hágaselo mirar: usted nació bastante antes de que la dictaran (el verbo pinta cojonudo), así que no se nos ponga moderno en plan cata..plasma. Adivino su edad porque siempre presume de sus conocimientos musicales posmodelnos. Por otra parte, ya lo sabemos, lo sabemos todos, de verdad, Catalonia es Una , Grande y Libre. ¡Arriba su Constiprostitución, collons! Sr. Bon, cuente su años, le saldrán los míos. Así que reciba mi afecto, y mis gracias por recomendar libros que desconozco, y, sobre todo, por hacerse cargo de mi ignorancia en lo relativo a su extrema singularidad, de la que el resto de la humanidad no disfrutamos. Suyo, su humilde charnego.

Francesc Bon dijo...

Gracias, por todos los comentarios. Pues voy a buscar algún otro libro de Halfon (por lo que veo, ha ido publicando en diversas editoriales). A ver si el nivel se mantiene en esta altura.

Anónimo dijo...

Pero, a ver, Francisco Bon, ¿qué más te dará a ti la constitución española? Es como si yo me metiera a opinar de los estatutos nacionales de Yemen del Sur. Recuerda que tú eres de un país donde sois mas modernos, más listos y más ricos que vuestros vecinos mesetarios. Por cierto, tu país es el más endeudado de la confederación de países hispanos, aunque si te lo gastas en libros tan buenos como este (no es irónico, me lo lei hace dos meses y me encantó) me dolerá menos seguir pagando vuestra deuda. Petonets noi.

Francesc Bon dijo...

Un gusto, ver como los inevitables devaneos en los que sutilmente asoman por doquier mis entretelas ideológicas son captados por los ojos atentos de nuestros lectores. Perdonadme, por favor. Gracias por el igualmente sutil guiño a la reseña.

Anónimo dijo...

Hola Francesc, soy el anónimo de las 10:58. Me has hecho reir pillín, ya sólo con eso te mereces que no te llame Francisco con toda mi mala leche mesetaria. Si es que en el fondo me gustan tus reseñas, pero cuando te sale la tontería catalanista me tocas no sé qué fibra que me pongo malo. Y por lo demás, insisto, Monasterio es, a pesar de su tamaño, un auténtico librazo.

Francesc Bon dijo...

Pues claro que hay que reírse, hombre. Si los españoles decidieran darle una patadita al PP, vete a saber. Pero no creo.

El Puma dijo...

Una pequeña joya. Un estilo que me recuerda al de otros autores (Baricco, de a ratos) pero que a la vez es muy original. Desarrollada en geografías lejanas (Israel, Guatemala, Polonia) pero ligadas íntimamente en la historia propia y familiar del protagonista, que se llama Eduardo, como el autor (y como yo). Idas y vueltas espacio temporales en una centena de páginas, es sin duda una gran puerta de acceso al universo Halfon.
Gracias Juan por entusiasmarme!