Idioma original: inglés
Título original: The Puppet Masters
Año de publicación: 1951
Valoración: Muy recomendable
Sigo buscando en el baúl de los recuerdos (uuuuuuuh) para encontrar lecturas que me impresionaron cuando joven (ay), casi adolescente (ay, ay, ay). Y caigo en este Amos de títeres, de Robert A. Heilein, una novela de ciencia-ficción del género de la "invasión alienígena" que entonces me puso los pelos de punta. Releída unos cuantos años después, ya no me los puso tanto, pero aun así me sigue pareciendo una lectura muy recomendable, especialmente para los amantes de la ciencia ficción.
La premisa es la típica del subgénero: después de un "avistamiento OVNI", unos asquerosos y malvados alienígenas (por una vez, no humanoides, sino más bien parecidos a babosas) comienzan a invadir los Estados Unidos, utilizando para ello su capacidad para controlar a los seres humanos que les sirven de "huéspedes". En el bando opuesto, un grupo de agentes de inteligencia (Sam, Mary y "el Patrón") intentan hacer frente a la invasión antes de que logre dominar por completo el país y la humanidad.
La novela es verdaderamente angustiosa por momentos. Cuando uno de los protagonistas es capturado por una babosa, Heinlein se las arregla para transmitir el asco y el horror que supone ser controlado, utilizado y manipulado por un bicho así. Los personajes son también algo desasosegantes: extrañamente fríos, cerebrales, casi inhumanos (y no me refiero a cuando están controlados por los alienígenas) y genéricamente machistas e individualistas. No son personajes con los que uno se identifique inmediatamente, por mucho que evidentemente sean "los buenos".
Por supuesto, esta novela es, de un modo muy evidente y muy deliberado, una metáfora de la posible infiltración del Comunismo en Estados Unidos (muy similar a la casi contemporánea Invasión de los ladrones de cuerpos): los alienígenas se infiltran silenciosamente (wink, wink), controlan el modo de pensar de sus huéspedes (wink, wink) y aunque externamente un hombre infectado sea indistinguible de uno sano (wink, wink) es necesario luchar hasta el final para borrar del mapa todas las "zonas rojas", infectadas (wink, wink, wink, wink).
Pero vamos, que esta alegoría ideológica evidente no interfiere con una lectura por placer: se puede disfrutar enormemente de la novela sin necesidad de ser un Macarthista. O sin saber lo que es el Macarthismo; o el Comunismo. Como una simple (y buenísima) novela de ciencia-ficción.
También de Robert A. Heinlein: Estrella doble, Rebelión en el espacio, Forastero en tierra extraña
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