domingo, 31 de julio de 2011

Benjamin Black: El otro nombre de Laura


Idioma original: inglés
Título original: The Silver Swan
Año de publicación: 2007
Valoración: Está bien

Vi a Quirke “veloz bajo la lluvia con el sombrero encasquetado hasta las cejas y la chaqueta cerrada para protegerse del frío aire del mar”, le abordé y ésta es la conversación que sostuvimos Quirke (Q.) y Montuenga (M.)

M: ¿Qué tal, Sr. Quirke? ¿Puedo invitarle a un café?
Q: ¿Nos conocemos?
M: Usted a mí no, yo a usted menos de lo que me gustaría. Acabo de leer “El otro nombre de Laura” y me corroe la curiosidad.
Q: Pues… no creo que pueda aclararle gran cosa. Tendría que preguntarle a Benjamin.
M: No estoy de acuerdo. Si él le hubiera presentado a usted como es debido, esta conversación no haría ninguna falta. Pero no nos ha ofrecido más que una ligera idea de su persona, y es una pena porque parece usted interesante.
Q: Muchas gracias pero creo que se equivoca, ni siquiera sabría qué contarle. Soy tan aburrido como parece, créame.
M: Como usted sabrá, Benjamin Black tiene sólo dos novelas, una continuación de la otra, y usted es el personaje central de las dos. Pero ha escrito otras muchas no policíacas con su verdadero nombre, John Banville, que están muy bien valoradas por la crítica y que no he leído aún. ¿Qué me dice de ellas?
Q: No las conozco, lo siento. Sólo puedo hablar de las que ha publicado con pseudónimo, como es lógico, porque hablan de mi vida. Pero es que yo de novelas…. Lo que leo es alguna obra reciente sobre patología, publicaciones médicas y… la prensa ¡claro! Llevo una vida bastante rutinaria. Espero que le hayan gustado mis libros.
M: De momento sólo he leído el segundo. Quería empezar por una de las policíacas y elegí “El otro nombre de Laura!” porque el título en español me pareció un poco menos cursi que “El secreto de Christine”. Aunque la versión inglesa tampoco se queda corta.
Q: Y el contenido ¿también le ha parecido cursi?
M: En absoluto. No sé muy bien por qué, pero a pesar de haberse escrito en inglés se nota que no está a ambientada en Inglaterra ni en Estados Unidos. El ambiente, las costumbres, las relaciones son muy distintas a las que encontraríamos en el genuino género negro. Puede que la gente sea menos cínica, menos insensible... Algo así. El caso es que, de una forma muy sutil, Black consigue presentar otra cultura, la irlandesa, y eso me parece un buen logro.
¿No dice nada? Bien, pues todo eso que usted ha vivido lo encuentro apasionante. Y como en ésta segunda se apuntan los antecedentes para situar a los lectores que no hayamos leído la anterior, he podido saber algo de su pasado e intuir los motivos que le llevan a actuar así. También me ha servido para conocer a los nada convencionales miembros de su familia. Pero no se nos explican sus verdaderos sentimientos hacia Phoebe, apenas se habla del trauma paterno-filial que sufren ambos, ni de sus relaciones actuales, ni de las que mantiene con su padre adoptivo que se pasea como un fantasma por toda la novela, cuando algo tendrá que opinar de lo que le está pasando a su hija, digo yo. También deberían reflejarse mejor algunos tejemanejes, como los que se dieron entre Kreutz y Leslie. Y perfilar a Billy, al que se despacha con cuatro tópicos, siendo como es el eje principal de la trama En cuanto al juez, ya que le hace aparecer en esta segunda parte (cuando no haría ninguna falta) debería estar menos desenfocado y haber contado algo de su muerte repentina. Eso o haberse olvidado de él.
En general, pienso que si Black se hubiese molestado en presentar a sus criaturas el lector podría tener el gusto de conocerlas.
Q: ¿Cómo dice?
M: Pues que es como si hubiera querido enseñarnos una ciudad entera a través de una cerradura. Da la impresión de que se ve algo.
Q: Sí, quedan puntos oscuros Pero contarlo todo es imposible, ocuparía demasiadas páginas.
M: En fin, para gustos los colores, pero yo quitaría todo el relleno que tiene, con esas descripciones tan artificiales que parece haber superpuesto después de haber escrito lo esencial.
Mire, usted es un tipo reservado, eso se ve, pero no hace nada a lo loco, tiene unas motivaciones, a veces se equivoca, es cierto, pero le gusta asegurarse bien antes de actuar y procura no dar a conocer sus intenciones, ¿no es así?
Q: Cierto. Se ve que algo me conoce, parece que, de todas formas, Benjamin no lo ha hecho tan mal.
M: No se ponga tan orgulloso. Eso lo captaría cualquiera que se tropezase con usted en la vida real, pero en una novela los hechos que se exponen hay que justificarlos. El lector tiene derecho a saber,
Q: Explíquese.
M: Pues… debería haber insinuado sus verdaderas motivaciones, propósitos, sentimientos, tampoco hacía falta que detallase mucho, sólo haber perfilado su personalidad y dejarnos unas cuantas pistas. ¿Y toda esa ristra de casualidades que va soltando como quien no quiere la cosa. ¡Por favor!
Q: ¿Casualidades?
M: Todos los personajes están relacionados, como en cadena, cuando no haría ninguna falta: es una concesión a lo fácil. Y no sólo eso, constantemente se están encontrando por ahí, conocen a conocidos, aparecen pruebas de la nada… Y aún así no se nos termina de desvelar lo que ocurrió, sólo insinúa los aspectos fundamentales del crimen. De lo contrario, los muchos puntos débiles que tiene se pondrían en evidencia.
Q: ¡Hummm! Quizá en eso tenga razón.
M: Pero es que precisamente eso lo es todo. Una novela policíaca o está perfectamente hilvanada o no es.
Q: Probablemente. A mí la investigación policíaca me interesa bastante, me refiero a la real, ya le he dicho que de novelas no entiendo mucho.
M: Es evidente que le interesa, lo hemos podido comprobar. Esa curiosidad que usted siente es lo que pone en marcha toda la anécdota.
Q: Cierto, cierto.
M: Es una pena que, al no ser de carne y hueso, no pueda escribir su propia autobiografía.
Q: ¡Bah! No creo que la leyese nadie.
M: Yo sí, desde luego.
Q: Eso me halaga. Y tengo una curiosidad: ¿piensa seguir leyendo a Banville?
M: En ello estoy.
Q: Pues espero que tenga más suerte.
M: ¡Gracias! Yo también.

También de Benjamin Black en ULAD: En busca de AprilEl lémur
Como John Banville: Aquí

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Concuerdo. Las debilidades que aparecen en este libro son las mismas del primero. Principalmente descripciones muy largas y además muchas "coincidencias"...todos se conocen, están emparentados o se encuentran por casualidad en la calle...

Montuenga dijo...

Pero el que al Banville literato, el que firma con su nombre auténtico, tampoco le encuentro la chispa, incluso llega a aburrirme. Así que lo aparco de momento.