sábado, 14 de agosto de 2021

Reseña Interruptus. Juan Benet: En la penumbra


Idioma original: español

Año de publicación: 1989

Valoración: impenetrable

Frustráneo. Perfunctorio. Deletéreo. Cimarrona. Aporística. Inobstrusiva. Pudibundez.

Son palabras que figuran todas ellas en las primeras setenta páginas de esta novela, que es el máximo hito que he alcanzado en mis sucesivos tres intentos de leerla. En el curso de un mes o así, en circunstancias más o menos parecidas a las que me han permitido finalizar cualquier libro de los que he reseñado aquí.

No creáis que acabar así, con una Reseña Interruptus, no me produce cierta frustración. Pues había leído muy buenas opiniones de la obra del escritor madrileño, y no negaré que el entusiasmo de la nota de su contracubierta (donde, aparte de mencionar a Faulkner o Proust) se asevera que, aparte de la mejor novela de su autor, se trata de  "uno de los textos mayores de la narrativa contemporánea en cualquier lengua". Mucho decir es eso, y no sé si tal afirmación acrecienta mi frustración o mi enfado. 

De lo que he alcanzado a leer, el armazón de la novela es el diálogo entre dos mujeres, tía y sobrina, que reflexionan ante la inminente llegada de un mensajero. El diálogo se produce en una estancia y se inicia tras una sesión de trabajo con un contable que abandona la estancia. En el diálogo, la iniciativa la lleva la tía, que advierte a la sobrina del advenimiento del mensajero y que se reserva extensas parrafadas (la mayoría de los términos que encabezan la reseña pertenecen a sus intervenciones) cediendo a la sobrina breves contrapuntos donde parece asomar alguna relación extraña o incluso de cierto orden jerárquico. Y eventualmente hay otros capítulos que cambian de escenario y complementan la trama. Uno se produce en la cola de una carnicería. 

¿Qué sucede? Bueno, se trata de un texto de tonalidad surrealista e incluso experimental donde no tiene que suceder nada en concreto. Pero Benet parece refractario a los puentes con el lector. Los diálogos en el salón que son el centro de la novela se vuelven densos y pesados y dominados ya no por la abstracción sino por una especie de corriente críptica por la que no he podido dejarme llevar, con enormes bloques que pueden ser tan literariamente impecables en las formas como abiertamente hostiles en el fondo.

Unas cuantas obras más de Juan Benet reseñadas en ULAD: aquí

viernes, 13 de agosto de 2021

Javier Cacho: Héroes de la Antártida

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2020

Valoración: Recomendable alto


A estas alturas no quedan ya muchos rincones que explorar en el planeta, así que hacen bien los científicos en dedicarse a estudiar cómo detener el cambio climático o cómo acabar con cierto bicho que circula por ahí, o al menos domesticarlo. Pero la Humanidad ha vivido casi toda su existencia en un lugar del que conocía muy poco, y todo lo que estaba fuera de su alcance inmediato se tenía por maravilla, ya fuese paraíso o reino del terror. Ahí entraban los artistas, filósofos y teólogos a rellenar los vacíos con ángeles, monstruos o invenciones, a veces cosas más o menos sensatas, otras encantadores disparates. Nadie se imaginó que muy al Oeste de Europa existiese un enorme continente (la Atlántida era un pequeño sucedáneo), pero ya los griegos supusieron que hacia el sur, no se sabe exactamente dónde, sí debía existir una amplia extensión de tierra fértil, una especie de jardín del Edén al que llamaron Antarktikos.

Es verdad que no se tenían muy claras las dimensiones del planeta, y eso dificultaba cualquier hipótesis, pero aún más cierto es que el hombre siempre ha sido un culo inquieto, y que las ganas de descubrir cosas nuevas le han movido (afortunadamente) a no conformarse con lo conocido. Así que en cuanto los medios técnicos lo permitieron, aunque fuese medianamente, fueron varios los que se decidieron a investigar qué había de realidad en aquella suposición austral. Fue, cómo no, el gran capitán Cook, el primero en aventurarse en las lejanas y peligrosas aguas de aquellas latitudes (yo lo contamos aquí hace mucho), aunque parece que algunos marinos españoles habían visitado la zona antes, seguramente muy a su pesar. Le siguió la expedición rusa de Bellingshausen, la de Biscoe, Weddell, Ross, cada uno yendo un poco más lejos que el anterior, explorando nuevos lugares, soportando penalidades, quedando fascinados ante lo que iban descubriendo.

Javier Cacho es un científico que ha pasado largas temporadas en la Base antártica española, y se le ve entusiasmado con el sexto continente, como algo que ha constituido una parte muy importante de su vida. Unido a que nuestro autor parece un tipo inquieto, con ese saludable hambre de saber y una clara inclinación a contárselo a quienes nos conformamos con conocerlo desde el confort de nuestra vida urbana, resulta que Javier también demuestra un talento muy apreciable para narrar, y el lector se siente así sumergido en aquellos ambientes polares, angustiado ante las terribles tempestades y la visión de los imponentes icebergs, seducido sin remedio por ese escenario, terrible y fascinante, de los hielos ilimitados, la terra incognita que ningún humano había pisado antes. Ese entusiasmo y esa indudable capacidad para el relato se traducen en que Cacho ha escrito unos cuantos libros sobre la Antártida, lo que dará lugar a un problemilla que luego comentaré. Pero sigo un poco más.

En las primeras expediciones, de carácter esencialmente científico y cartográfico, se descubren enormes colonias de focas que ocupan islas y playas. Como la piel y la grasa de estos animales tenían un potencial económico enorme, faltó tiempo para que se organizasen cientos de viajes a las latitudes australes, con lo que lejanísimos parajes se llenaron de buques foqueros en busca de materia prima. Por primera vez, la llamada del dinero atrajo a expedicionarios norteamericanos, hasta entonces ausentes de aquellas aguas. Los primeros que llegaron se encontraron islas repletas de animales que esquilmaron con saña. Cacho, como buen científico, no puede evitar estremecerse ante la matanza, masiva y salvaje, de estos pacíficos habitantes del sur, aunque deja claro que la muy diferente sensibilidad del siglo XVIII no permite juzgar esos hechos desde nuestra perspectiva actual. El caso es que en poco tiempo las tierras recién descubiertas quedaron esquilmadas y, por paradójico que parezca, eso dio lugar al renacimiento de los viajes de exploración, esta vez no con la vocación directa de investigar sino con la más prosaica de buscar nuevos asentamientos de animales que generasen suficiente beneficio.

Sea como fuere, a impulsos del negocio (tras las focas vinieron las ballenas) o de los vaivenes de la moda (la exploración antártica quedaba arrinconada tras otras prioridades políticas, para volver años más tarde la fiebre de los descubrimientos), a lo largo del siglo XIX marinos, aventureros, geógrafos o cazadores fueron poco a poco penetrando entre los hielos y acercándose cada vez más al continente desconocido y, en definitiva, al Polo Sur. Por medio, experiencias terribles, paisajes sobrecogedores, tempestades infernales, el frío y el silencio, la soledad absoluta, estremecieron a cientos de hombres, muchos de los cuales acabaron sus días en el confín del mundo. En una de las más locas expediciones, dirigida por el joven belga De Gerlache, su barco quedó atrapado todo un inverno entre los hielos, siendo los primeros humanos en invernar en la Antártida. Fue desde luego por fatalidad, y técnicamente en el mar y no en tierra, pero hubo que esperar apenas un año a que el noruego Borchgrevink capitanease el primer viaje con el objetivo de pasar un invierno en aquella tierra inhóspita. 

Vamos conociendo estas últimas aventuras cuando al libro le quedan unas pocas páginas, y entonces nos preguntamos cuándo demonios van a lanzarse a la conquista del Polo el famoso Amundsen (ya presente en algunos viajes anteriores) y el no menos conocido equipo de Scott. Y no, no están en este libro, porque Cacho le dedica uno entero a la hazaña, como también al irreductible Shackleton, y nuestro texto se ha centrado en el descubrimiento (desde el mar) del misterioso continente, y no en su conquista terrestre. Es lo que tiene un autor prolífico.

Una de las partes más interesantes del estupendo libro la constituye algo que a menudo olvidan historiadores y divulgadores: el recuerdo, aunque sea a modo de glosa más bien breve, de qué fue de aquellos héroes una vez pasada su época de gloria. Salvo algunos casos excepcionales, casi todos murieron ajenos a honores o reconocimientos, algunos incluso habiendo atravesado graves dificultades económicas, en medio del abandono o el olvido de un mundo al que habían aportado fantásticos descubrimientos. Los caprichos de la Historia, o la ingratitud de los humanos, lo que cada uno prefiera.


jueves, 12 de agosto de 2021

Ludovic Debeurme: Trilogía Epiphania

Idioma original: francés

Título original: Epiphania

Años de publicación: 2017 (#1 y 2) y 2019 (#3)

Traducción: Jorge García Valcárcel

Valoración: recomendable

Sobre un planeta Tierra agotado por los desmanes ecológicos que causamos los seres humanos caen tres mereoritos que provocan un desastroso tsunami. Cuando se retiran las aguas, cientos o miles de bultos empiezan a surgir del suelo en jardines, parques o bosques... pero no se trata de setas o champiñones, sino de nuños que van creciendo en la tierra -a la manera de amanece que no es poco, apra entendernos-, aunque cuando se consigue sacar alos primeros con vida, se comprueba que no son exactamente humanos, sino que comparten algunas características físicas con diversos animales: morros de cerdo, hocicos de perro, trompas, pezuñas de cabra, cuernos... Son los llamados "mixbodies"-aunque luego ellos preferirán el nombre de "epiphanians"-, que son internados en campos para su estudio y control, excepto los más afortunados, que son adoptados por familias que tratan de integrarlos en la vida humana normal. Éste es el caso del pequeño Koji, adoptado por el músico David, pero pese a haber sido criado rodeado de amor, al llegar a la adolescencia -mucho antes que en sus coetáneos humanos- y ante el rachazo de la sociedad en general, el joven Koji siente crecer una ira en su interior, un odio hacia las personas que acaba por conducirle hacia un camino sin retorno.

No voy a contar más de la trama de esta trilogía fantástica del francés Ludovic Debeurme -con ayuda de fanny Michaëlis en las dos primeras partes-; señalar tan sólo que quien haya visto la serie de Netflix Sweet Tooth habrá advertido ciertas concomitancias... no digamos ya con los cómics de los X-Men de Marvel, de quienes los de Debeurme son claramente deudores. Aunque en éstos tanto la crudeza como el traqnsfondo ecologista son bastante mayores y también un tono digamos "lisérgico"; sobre todo en el terecer volumen de la trilogía, en el que parece que al bueno de Debeurme se le fue del todo la olla despliega todo su universo imaginativo , en un alarde de dibujo y color de lo más notable.

Cierto es que el mensaje ecologista que recorre toda la historia -los tres libros, pero sobre todo el tercero- se hace un poco repetitivo, aunque también se pueden extraer otros temas importantes de estos cómics, como son el miedo al diferente o el recelo ante los inmigrantes o simplemente los cambios que se producen en nuestra sociedad. pero, sin duda, es el daño que los humanos le causamos a nuestro planeta (nuestro en el sentido de que vivimos en él, no que nos pertenezca) el tema que articula toda la historia y sobre el que su autor, a través de la fantasía, pretende que reflexionemos. No sé si ésta será la manera más adecuada para hacerlo, pero al menos  estos libros serán un goce visual para quien los lea. Quizás no representen una epifanía planetaria, pero, para alguien, tal vez sí estética.


miércoles, 11 de agosto de 2021

Ana Pardo de Vera y VVAA: La armadura del Rey

Idioma original: castellano
Año de publicación: 2021
Valoración: Interesante


La crónica periodística de actualidad suele generar cierta ansiedad ya que parece que si tardas demasiado en publicar la reseña el tema va a quedar desactualizado y no le va a interesar a nadie. No es este el caso, ya que casi semanalmente los medios de comunicación nos sorprenden con perlitas relacionadas con las actividades extraoficiales de nuestro Rey Emérito en un pasado no siempre tan remoto. Aclaremos también que tales informaciones suelen ser el eco obligado o la reverberación matizada de lo que ya se ha publicado abiertamente en medios extranjeros.

Ana Pardo de Vera, Albert Calatrava y Eider Hurtado son tres periodistas de primera línea y aunque de entrada no debería sorprender que estos tres profesionales se hayan puesto de acuerdo para escribir esta crónica, dada su reconocida ideología republicana y de izquierdas, sí sorprende que este libro no se haya escrito antes, básicamente por dos motivos:
  • Porque el peso de los hechos que se exponen tiene (o debería tener) un alcance de primer orden dentro de un estado (supuestamente) democrático y de derecho como el nuestro.
  • Porque todos los hechos están fielmente argumentados y justificados, y muchos de ellos, por más que nos sorprenda, ya eran de algún modo de dominio público.
Resumen resumido: un recorrido por la trayectoria vital del actual Rey Emérito —desde su infancia en el exilio, hasta el exilio de su vejez— en el que se desentrañan sus actividades y actitudes menos ortodoxas que han permanecido veladas gracias a la colaboración necesaria de los dos grandes partidos políticos del país (que en eso siempre han estado de acuerdo), la mayoría de medios de comunicación y la intervención de los grandes poderes económicos con intereses vinculados a la intermediación del monarca.

Al final, La armadura del Rey no es tanto el desentrañar los QUÉS como explicar la existencia de un complejo mecanismo oculto y dinámico a lo largo del tiempo que se ha encargado de salvaguardar la imagen del monarca frente al gran público. Explicar, por tanto, CÓMO se nos ha mantenido en el más absoluto desconocimiento y además se nos ha conseguido vender una imagen que distaba mucho de la realidad.

Bueno, pero ya está ¿no? Dirán los más conformistas: muerto el perro se acabó la rabia. Pues no, queridos, porque en realidad y aunque el hilo narrativo esté focalizado en el Emérito, lo que ha sucedido desde su acceso al trono hasta su caída en desgracia es extrapolable a toda nuestra institución monárquica y a los mecanismos circundantes que, como ya he explicado, la sustentan a pesar de sus grandísimas dosis de desfachatez y torpeza. Y que aunque estemos asistiendo al supuesto desmantelamiento de la armadura del Emérito, muchas de esas piezas se han destinado a forjar la armadura de su actual sucesor. Y así será por los siglos de los siglos mientras la gran masa no se arranque la venda de los ojos. Bastaría con que leyeran unas cuantas decenas de estas páginas…

La armadura del Rey, por tanto, no se queda en el Emérito. Indaga también en la estrategia de salida del mismo y en el minucioso diseño del estilo que debía adoptar su sucesor para marcar la distancia al menos aparente. PP y PSOE mediante.

Así que Interesante, aunque se trate de una lectura que hay que ir retomando en pequeñas fases porque la lluvia de datos y nombres puede llegar a aturdir a un lector impaciente y porque lo que en ella se relata no es moralmente asimilable todo de golpe. Aunque si somos sinceros con nosotros mismos, muchos de los hechos ya estaban rondando por ahí desde hace tiempo (otra cosa es que no quisiéramos verlos) y somos todos más cómplices de lo que nos gustaría pensar. Por poner un ejemplo flagrante, el verdadero papel del Emérito en el 23F que no es la primera vez que se expone en todo su grandioso cinismo.

martes, 10 de agosto de 2021

Luis Miguel Morales: Cuando nacen los nombres

Idioma original: Español
Año de publicación: 2020
Valoración: Está bien

Habemus periodista primerizo que gracias a un conocido común realiza entrevista a uno de los banqueros más importantes del país, habemus banquero muerto horas después de la entrevista, habemus tweet amenazante dirigido al citado periodista y habemus inicio de una investigación. Todo parece indicar que estamos ante una novela negra o un "thriller" político ambientado en estos años de desahucios, banqueros chungos (valga la redundancia)  y Villarejos varios, ¿verdad?

Pues no, porque resulta que hacia la mitad del texto el autor decide pegar un volantazo y lo que parecía una trama de misterio o corrupción acaba convirtiéndose en una novela "intimista" en la que, sin olvidar ese contexto en el que transcurre la novela, cobran especial relevancia las relaciones de pareja, la relaciones de "poder" dentro de esta y los miedos, inseguridades, desconfianzas y frustraciones que todos acarreamos. Este primer riesgo que asume el autor creo que lo supera de forma satisfactoria.

Más riesgos: la alternancia de la primera y la tercera persona y la combinación de diálogo, prosa poética y narración "pura". Me da impresión de que el autor ha querido "probarse" a sí mismo en distintos registros y si bien creo que en general se maneja con solvencia, echo en falta una mayor diferenciación entre los personajes. Vaya, como que todos hablan un poco parecido.

Dicho esto, tres son las líneas argumentales de la novela, las cuales acaban conectándose. De ellas, dos son las más desarrolladas (la del ya citado periodista y su pareja y, en menor medida, la de la viuda del banquero), mientras que la tercera es mucho más tangencial, pese a la relevancia que cobra al final de la novela. En este sentido, y pese a que es de agradecer el esfuerzo del autor por tratar de huir de personajes "cuadriculados", creo que las dos últimas historias tienen potencial suficiente como para admitir un mayor desarrollo. 

Pese a lo anterior, prefiero quedarme con lo positivo, con ese intento de salirse del camino más trillado, de tratar de sorprender al lector sin utilizar "fuegos artificiales", de construir una novela que, con sus limitaciones, entretiene y da que pensar. ¡Que no es poco, oigan!

lunes, 9 de agosto de 2021

Lorel Manzano: Los quebrantahuesos

Idioma original: Español
Año de publicación: 2014
Valoración: Recomendable (o algo más)

Los quebrantahuesos, de la mejicana Lorel Manzano, es una propuesta sumamente interesante que derrocha calidad literaria, originalidad y autenticidad. En 2014, año de su publicación, ganó merecidamente el Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí Amparo Dávila.

Empecemos destacando que la obra podría calificarse de ciclo cuentístico. A semejante formato añádele otro rasgo atípico: ocho cuentos de cierta extensión son argamasados gracias a siete microrrelatos. Huelga decir que todas estas ficciones se encuentran interconectadas.

La prosa de Manzano es tan áspera como los personajes y escenarios que retrata, y los temas que la autora maneja gravitan siempre en torno a la pobreza, la crueldad, la violencia y la muerte.

Para ir terminando, quiero insistir en que todos los textos compilados en Los quebrantahuesos me han parecido extraordinarios. Si le pongo alguna pega a un par de ellos (el que abre el volumen y el que le da título al mismo) es porque, o bien palidecen en comparación con el resto, o bien porque yo no he logrado apreciarlos del todo en mi primera lectura.

domingo, 8 de agosto de 2021

Octavia E. Butler: Parentesco

Idioma original: inglés
Traducción: Amelia Pérez de Villar
Año de publicación: 1979
Valoración: entre recomendable y muy recomendable
Título original: Kindred

Entre el público lector, hay cierta creencia que la ciencia ficción sirve para narrar escenarios, tiempos o mundos muy alejados de los nuestros. Y puede ser que así sea, aunque en muchos casos solo ocurre en apariencia porque el trasfondo de las historias contadas tiene como base nuestro mundo y sus amenazas, no únicamente externas, como se podría pensar, sino principalmente internas, originadas por nosotros mismos, por nuestra sociedad, ambiciones y miedos. Y, hay otros casos, en los que la fantasía es únicamente un recurso que permite ubicar la historia justo donde nos interesa y establecer desde allí un ejercicio de comparación entre épocas, entre costumbres y mentalidades.

Octavia E. Butler, fiel no únicamente a su calidad literaria, sino también a sus principios feministas, nos atrapa en la historia ya de entrada, con un arranque potente y directo, altamente inquietante, empezando con un prólogo donde se narra que la protagonista que ha perdido el brazo de manera enigmática. Sembrada la intriga y la tensión, Butler nos sitúa unos días atrás, al 9 de julio de 1976 donde Dana (de 26 años cumplidos ese mismo día) y su pareja Kevin se mudan de un apartamento de Los Angeles a una casa propia en Altadena cuando, de golpe, ella se desvanece y desaparece en presencia de Kevin apareciendo al instante cerca de un río donde un niño pelirrojo de nombre Rufus se está ahogando. Superada la sorpresa inicial y tras salvarlo, se presenta un hombre apuntándola con un rifle y, de golpe, ella reaparece de nuevo en su casa, mojada y llena de barro. Al cabo de pocas horas, vuelve a suceder algo parecido, sólo que el niño Rufus es ahora cuatro o cinco años mayor. Y Rufus la ve con la distancia física y temporal como está en su casa antes de que ella acuda a él en su rescate. Y está en 1815. Y Rufus tiene un parentesco con Dana del que justo en ese momento se percata.

De esta manera, el arranque de la novela es muy potente, y en él se funden la intriga, el peligro, la incertidumbre y el misterio. Y, como ya sucedía en «La parábola del sembrador», la autora parte de una fecha señalada para la protagonista, la fecha de su aniversario. Con ello parece como si la autora nos hiciera tomar consciencia de que todo tiene un punto de partida concreto y el inicio de un nuevo año vital lo es también de la historia narrada. El ritmo narrativo con el que arranca el libro es magistral, añadiendo rapidez a la historia a la vez que enriquece el enigma desde el que parte. Butler sabe manejar el tempo, aportando las pinceladas de información necesarias en cada momento, aumentando el misterio a medida que avanza la novela, atrayendo nuestro interés y arrastrándonos a una época marcada por la esclavitud, pues el ritmo endiablado e intenso de Butler nos traslada a la época de las plantaciones, de «las patrullas de jóvenes blancos que mantenían el orden entre los esclavos (…) Los antecesores del Ku Kux Klan».

A medida que avanza el relato, vemos no únicamente el porqué de los viajes y su propósito, sino también cuándo y cómo se producen. Y la narración vuela con ellos y nos transporta también a nosotros en un viaje que nos lleva de ida y de vuelta a la época de las plantaciones, de los abusos y los maltratos, de la esclavitud y posesión de las vidas de los negros expuestos a la merced de la voluntad de sus amos para venderlos o someterlos; de las patrullas, del racismo en su máxima expresión, de castigos corporales a base de latigazos. Y la autora teje una historia brillante donde los saltos en el tiempo (de los que no abusa en absoluto) sirven no únicamente para ver la distancia temporal que nos separa, sino también la distancia mental que nos aparta de tales atrocidades y aberraciones. Y junto con ello, la propia narración que traza la difícil elección en cómo ayudar a sus semejantes en el pasado sin cambiar o alterar el transcurso de la historia y la evolución de su familia. De esta manera, Butler utiliza el salto temporal para realizar un ejercicio comparativo entre la situación y derechos de los negros a finales de siglo XX y a principios del XIX: libertades no únicamente a nivel individual, sino también en cuanto a la manera de hablar, de dirigirse a la otra raza, de vestir, de formación académica o de cultura. 

La autora incide en la mentalidad de la época esclavista y amplía el alcance de lo que expone, pues la amenaza y el peligro aumentan cuando Kevin la acompaña en el viaje, ya que el regreso sólo puede hacerlo junto a Dana. Y quedarse allí, en otro siglo, nos es una buena opción por el riesgo que corre pero también porque aunque ella pueda volver al cabo de unos años él, hombre blanco, probablemente ya no será el mismo, estará contagiado del espíritu supremacista y esclavista, puede que no como ejercitante pero sí tolerando parte de los abusos, adaptándose, impregnándose, permitiéndolos. Ahí Butler añade al relato la dificultad de las personas para extraerse de un entorno determinado en el que la violencia, la maldad y el odio son habituales; aunque sea en contra de nuestras creencias y valores, el riesgo de acabar aceptando parte de los abusos aumenta en la medida que pasamos tiempo inmersos en ellos porque como la propia Dana constata, había «otra cuestión que me inquietaba cuando pensaba en ella: me parecía que nos habíamos aclimatado muy pronto. No es que quisiera que nos buscáramos complicaciones, pero me daba la impresión de que tendría que habernos costado más adaptarnos a este tramo concreto de la historia: adaptarnos, en definitiva, a ocupar un lugar en la casa de un esclavista».

La historia trazada no únicamente sirve a Butler para contrastar épocas, sino también visiones: la de Dana, una mujer negra, y la de Kevin, un hombre blanco. Y sus experiencias pasadas y las de sus antepasados sitúan también diferentes puntos mentales desde los que atisbar no únicamente lo que ven sino también lo que se avecina, porque «estábamos viendo cómo se desarrollaba la historia ante nuestros ojos», constatando de igual manera cómo lo que ocurre afecta a uno y a otro, sobre la gravedad de la situación, no únicamente en ese momento temporal, sino también en el futuro que les espera a quienes ven edificada su personalidad en torno a una falta absoluta de valores e igualdad. Algo que expone Dana ante Kevin afirmando, sobre los esclavos, que «no tienen un alojamiento decente (…) no tienen derechos y los persigue la posibilidad de que los maltraten o los vendan, separándolos de sus familias por cualquier motivo». Y aparece la necesidad imperiosa, humana, de querer cambiar el curso de la historia, de querer luchar contra todo ello, algo que Dana ejemplifica perfectamente al afirmar ante Kevin que «tú puedes pasar por todo esto como un simple observador (…) pero de vez en cuando (…) no logro establecer las distancias. Me siento arrastrada a 1815 y no sé qué hacer. Debería estar haciendo algo y no lo estoy haciendo».

Butler utiliza la época esclavista para denunciar a su vez el machismo, la violencia física y mental contra las mujeres, la opresión y el castigo. En la relación de Dana con Rufus no hay solamente ejemplificada una relación de necesidades mutuas y de esclavo-esclavista, hay también mucho de abuso y maltrato de un hombre a una mujer. El relato que hace Butler lo personalizan las mujeres, Sarah, Alice, Carrie, ella misma, envolviéndolas de una sororidad comedida, pues deben también procurar por su propia supervivencia y es desde ellas quienes da sus mensajes de desaprobación y rechazo hacia una mentalidad absolutamente posesiva y castradora. Es en esa mirada denunciativa, y en la mentalidad luchadora y reivindicativa que les otorga, donde Butler teje un relato no únicamente abolicionista, sino también tremendamente feminista. Es en frases como «no se te ocurra volver a marcharte y dejarme aquí solo» o «no me obligues a hablarte así» donde todo el peso del maltrato psicológico aflora y donde la violencia machista y racista se encuentran y se funden. Mismas formas, mismos orígenes (posesión, pertenencia), mismos resultados (sometimiento, acatamiento, pérdida de libertades) porque, así como ocurre en los maltratos, «la esclavitud es un proceso de ensordecimientos largo y prolongado».

Por todo ello, Butler ha escrito una apasionante e intrigante novela que nos habla de amor y odio, de aceptación y lucha. De resignación y de protesta. De la libertad de vivir aunque su conquista pueda suponer la muerte. Y de la herencia, no únicamente como legado familiar, sino por la transmisión de unos usos y costumbres que nos han llevado donde estamos ahora. Todo presente es la herencia de un pasado y Butler conjuga ambos momentos para trazar una línea, con ciertos saltos temporales, para enlazar no únicamente las épocas sino también la evolución de una sociedad estableciendo a su vez un paralelismo evidente entre los abusos cometidos por los esclavistas como los realizados por los hombres contra las mujeres que, pese a sus diferencias, no deja de ser también un tipo de esclavitud que sigue vigente hoy en día.