Año de publicación: 1967
Valoración: RecomendableParece
ser que sub rosa fue una especie de
juramento de confidencialidad establecido entre los Templarios. Aquí se toma
como punto de partida para narrar unos hechos, escuetos en sí mismos aunque
acompañados de descripciones y observaciones de todo tipo. Benet es rechazado
por muchos lectores al considerarlo un escritor difícil, y no es un mito sin
fundamento, su proverbial hermetismo es un hecho que se puede comprobar fácilmente hojeando cualquier libro suyo. Por supuesto, cada uno que lea lo que quiera,
faltaría más, pero, ni la dificultad ni la claridad son defectos
en sí mismos, la calidad de cada obra depende de cómo se utilice el material.
Recordemos que la dificultad para el lector supone en quien escribe un esfuerzo
equivalente, un conocimiento exhaustivo de las técnicas literarias y la
correspondiente habilidad para utilizarlas y que el propósito del autor en
estos casos trasciende el entretenimiento para buscar unos resultados
concretos, complicados de definir a veces. En literatura, la lengua no solo
comunica, además se recrea en sí misma, en su propia belleza o en los efectos que
produce en el lector. Hay que concederle, además, el papel de revulsivo en su
época, pues devolvió a la prosa el relevante papel que perdió –y nunca debió
haberlo hecho– en beneficio de un contenido social, importante desde luego,
pero no hasta el punto de acapararlo todo.
Centrándonos
en
Sub rosa, llama la atención
que un texto tan corto que apenas puede considerarse novela esté dividido en
cinco secciones, cada una con un enfoque completamente distinto. Entre todas
compondrán el argumento, o mejor dicho, el lector dará sentido en su cabeza a
aquello que Benet ha separado en cinco formas de abordar la narración. La
primera se sitúa en un tiempo posterior al desenlace de los acontecimientos mostrándolos
en perspectiva: un capitán fue juzgado y condenado, posteriormente indultado y
fallecido pocos meses después. La segunda muestra cómo llegó Basterra a
convertirse en un oficial prestigioso en el mundo de la navegación comercial.
En la tercera se da cuenta de una taciturna visita a un apartado bohío cubano, quizá
previendo un desenlace fatal. Las dos últimas narran el último y fatídico viaje de Cuba a España, a Cádiz concretamente. Primero, la
terrible tormenta –narrada con un estilo magistral que no tiene nada que
envidiar a las mejores descripciones de la vida en alta mar– y que da lugar a
un cambio de ruta. Finalmente, lo que sucedió tras la calma.
Sub rosa
está inspirada en la literatura anglosajona del s. XIX, concretamente en su
contribución al género de misterio ambientado en las aventuras marineras. Antes
de nada nos topamos con el título: sub
rosa es una expresión latina que viene a significar “reservado” o “confidencial”.
Lo único que está claro aquí es el juego, la voluntad de no desvelarlo todo,
pues rizando el rizo del rizo, asistiremos a una anécdota que, según dice, aunque esto no pasa de ser una de sus artimañas narrativas, nunca se llegó a
aclarar del todo, narrada por un escritor que se guarda parte de la información,
y de lo que desvela nos permite descifrar lo que buenamente podamos en un
bosque de lenguaje enrevesado, narrativa entrecortada, medias palabras y
alusiones. Aún así, sobre todo si tomamos esta clase de lecturas como un
ejercicio placentero comparable a la salida de un laberinto, el juego de
ajedrez o la escalada, se entiende perfectamente –al menos lo que el novelista
quiere que entendamos– y, por supuesto, no está entre sus obras más difíciles.
Otras obras de Juan Benet: Volverás a Región, El aire de un crimen, Nunca llegarás a nada, En el estado, Otoño en Madrid hacia 1950, En la penumbra
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