sábado, 28 de marzo de 2015

Philippe Claudel: La nieta del señor Linh

Idioma original: francés
Título original: La petite fille de Monsieur Linh
Año de publicación: 2005
Traducción: José Antonio Soriano Marco
Valoración: está bien

Debe ser que carezco de cierta simpatía hacia las historias que se decantan en un sentido un poquito inflamado. Igual me pasa con esas películas con papeles protagonizados por niños tirando a repelentes. Pero no sintonicé con El niño perdido de Wolfe, ni con La condición humana de Saroyan, que son, más o menos, obras receptoras de profusión de alabanzas. Y me ha pasado lo mismo con La nieta del señor Linh, que me ha parecido una historia excesivamente previsible, una suerte de vamos-a-tocar-los-resortes-que-conmueven-a-ciertos-lectores por números. Ya sé que estas reseñas no me ayudan precisamente a hacer amigos.
El señor Linh es un anciano refugiado, intuyo, por apellidos y otras referencias contenidas, que vietnamita. Que llega, supongo, a Francia, a cargo de su nieta, bebé de apenas unas semanas cuyos padres han fallecido en un episodio bélico. El autor insiste mucho en que el señor Linh y su nieta solamente se tienen el uno al otro. Pero resulta que tienen la asistencia de un programa de refugiados que les procura un techo y una subsistencia durante un tiempo. Hasta les paga los vicios: el señor Linh recibe hasta tabaco de ese Estado de acogida. Paro un momento. Porque aquí radica la primera pequeña trampa de que se sirve Claudel para apelar al lado emocional del lector. Ese servicio que los acoge es presentado como una especie de fría máquina burocrática de servicios mínimos. Así que ya tenemos al señor Linh lejos de su país (del que ha conservado bien pocos bienes materiales, pero le ha dado tiempo de llevarse un saquito de tierra), y a merced de un servicio de acogida con piloto automático. 
Los días pasan en medio de desorientación y adaptación hasta que (segunda trampa) el señor Linh se aventura a desplazarse fuera de su hogar de acogida, a la búsqueda del calor humano que todos necesitamos: se lo procura otro anciano, el señor Bark, también abandonado a su suerte por la vida, que se dirige a él, con el que establece un diálogo más emocional que verbal, y con el que se inicia una serie de encuentros que redundan en una (poco creíble) amistad.
Ahora tenemos al señor Linh en proceso de integrarse mínimamente en la sociedad que le ha brindado una segunda oportunidad.
No podría entrar en una tercera y cuarta trampa sin correr el riesgo de planchar la evolución de la novela, pero, vamos, visto el blandengue camino recorrido (con alguna frasecita bastante sonrojante por el medio, pues Claudel pisa en más de un instante el territorio del pastel de merengue), creo que está todo más que dicho. Una novela para pasar el ratito, igual (igual) sorprenderse de su previsible final, y, por lo que a servidor concierne, salir a la caza de algo más sustancial a que clavarle el diente. Porque esto es cálido, agradable e inofensivo como una tacita de caldo.

También de Claudel en UnLibroAlDía: Almas Grises, El Informe de Brodeck

24 comentarios:

Carmen dijo...

Lo leí hace unos años y a mi me encantó <3

Reve Llyn dijo...

Lo leí por varias recomendaciones y me pasó lo que cuentas. Trata de emocionar tocando ciertos resortes pero se notan tanto que en lugar de emocionarme y dejarme llevar por la historia me encuentré a la defensiva contra el autor (o el prota, me da igual).
No le vi la gracia, y además (ATENCIÓN: SPOILER), me pareció una gran e imperdonable trampa la imagen de portada. ;P

Anónimo dijo...

Esto me recuerda un pelo a 'La sonrisa etrusca'. En aquel caso, quizá, menos previsible de lo que deduzco de vuestros comentarios, pero con esa misma sensación de exceso de buenismo que empalaga un poco.

Saludos. Carlos Andia

Francesc Bon dijo...

Buenas, y gracias por todos los comentarios. Pues esperaba algo más de acritud en un sentido u otro, pero veo que el buenismo se contagia hasta tal extremo.
A lo mejor debería saltarme uno de los principios no escritos del blog, y rectificar la valoración, hacia un parco y decepcionante "Se deja leer".

J.T. dijo...

En mi caso no me dejó demasiada huella. Desde luego nada que ver con Almas Grises o El informe Brodeck del mismo autor. Estos dos sí que me encantaron. Me encantaría saber vuestra opinión al respecto.

J.T. dijo...

Perdón... Cuánta "encantación" en mi comentario.

Unknown dijo...

Vaya, me habían hablado maravillas de este libro. Lo tenía en mi lista de pendientes pero no sé si no se me habrán quitado las ganas... :)
Un punto de vista interesante. Buen trabajo
http://pensandoenrede.blogspot.com.es

Willie C. dijo...

También me encantó a mí, pero no tanto como otro suyo, "Almas grises"

Francesc Bon dijo...

Pues habrá que probar con otro Claudel a ver si se me quita de la boca la pastosidad azucarada que me dejó el librito este... Por cierto: sobre la portada y el título, no me pronuncio sobre obviedades redundantes. En un principio.

Gracias por los comentarios.

Anónimo dijo...

A mí me pareció una cursilada prescindible.

Carmen dijo...

La portada del libro en francés, que fue el que yo leí, me parece mucho más acertada:
http://static.fnac-static.com/multimedia/FR/images_produits/FR/Fnac.com/ZoomPE/0/4/5/9782253115540.jpg
En cualquier caso, comparto la sensación: me recomendaron el libro y no es que no me gustara pero... psé... no lo he recomendado, vaya.

Francesc Bon dijo...

Pues me esperaba alguna defensa más aguerrida de esta novela, francamente. Gracias por los comentarios.

María dijo...

Tierno, pues yo diría que para todos los públicos.

Francesc Bon dijo...

Pff. Para todos los públicos es justa la definición que me hace, casi, salir huyendo a toda prisa. Gracias por el comentario.

Anónimo dijo...

Ese último comentario, de fobia a lo "mainstream" mata toda tu reseña.
Si bien no soy fanática de lo cursi y los lugares comunes, creo que no es argumento para descalificar una obra, que "llegue a todos". Ojalá que así sea!

Francesc Bon dijo...

Una pequeña máxima personal que, por supuesto, he tomado prestada de alguien que no consigo recordar.
"No sé como se hace para triunfar, pero intentando gustarle a todo el mundo, seguro que se fracasa"
Gracias por el comentario. Cada vez veo que, vista la portada de la edición española, ya no hace falta ni leer una página.

Silvia dijo...

Pues a mi me encantó.

Anónimo dijo...

Muy generoso el "está bien". Estas novelas con final sorprendente, que siempre demuestran lo inteligente que es el escritor y lo bien que embauca al pobre lector cada día me repugnan más. No aporta nada, sólo hay sentimentalismo pretencioso y metáforas deslavazadas. Absolutamente prescindible.

Francesc Bon dijo...

Completamente de acuerdo, para qué negarlo. Una película sobre este libro sería un clásico en esas reposiciones navideñas de cine blandengue con final feliz y moralizante. Gracias por el comentario.

Montuenga dijo...

Lo terminé el otro día, y estoy tan de acuerdo contigo que no puedo contrarreseñarte :)

Francesc Bon dijo...

Pues muchas gracias, Montuenga; por suerte se lee en un ratito.

Anónimo dijo...

Llegué al Señor Linh aconsejado por una compañera ávida lectora....y lamento que el recorrido de recomendaciones vaya a finalizar conmigo en vía muerta....

Francesc Bon dijo...

Lógicamente estos libros se esfuman de la memoria, aunque aún me dura la sensación de azucaramiento. Gracias por el comentario.

tachi dijo...

Mucho buenismo, poco verosímil.
Las asistencias a refugiados no funcionan así, mucho menos con minoridad.
Después de leer Almas grises y El informe de Brodeck, me pareció decepcionante.
Lo más flojo que he leído de Claudel.