Año de publicación: 1997
Valoración: Muy recomendable
Mi conocimiento de la obra de Enrique Vila-Matas, además de bastante reciente y muy reducido, tiene una característica algo particular, porque se reduce a dos de sus novelas más antiguas y dos de las últimas publicadas. Aunque desde luego no es algo buscado a propósito, creo que me permite establecer una diferenciación bastante clara entre dos etapas separadas por un intervalo relativamente largo: la primera, en los 80-90 del siglo pasado, la segunda en los últimos siete u ocho años. No será un análisis muy científico de su bibliografía, pero me sirve para valorar las lecturas.
De las dos novelas del primer ciclo, si Breve historia de la literatura portátil era un muestrario comprimido, acelerado y bastante loco, también muy divertido, de algunos recursos que Vila-Matas utilizaría en el futuro, en Extraña forma de vida parece que autor barcelonés se recoge en un texto más íntimo y sosegado, hasta cierto punto más convencional. Cierto que también podremos contemplar algunos otros elementos que irán manifestándose más adelante, como el papel del escritor y la dicotomía entre realidad e imaginación, los dobles o parecidos como expresión de dudas sobre la identidad, la decisión (o indecisión) entre dos opciones posibles. Siempre disyuntivas o formas de observar, a fin de cuentas quizá un único problema de indefinición universal que empieza por uno mismo.
Como es tan habitual, el paso lo marca un personaje-escritor, que en este caso trabaja en un texto realista y que debe preparar una conferencia. Sospechando que su amante ocasional acudirá al acto y que de lo que él exponga en público dependerá que la recupere o le abandone, el sujeto va trabajando su intervención con diferentes enfoques, según vaya pesando en él la voluntad de lanzarse a una aventura seria o el deseo de conservar su estabilidad familiar. En función de ese pensamiento pendular decide incorporar o desechar sucesivos relatos, reales o ficticios, que tienen como único nexo el espionaje: el portugués que conoció en el tren y que trabajaba para los servicios secretos franceses, el abuelo que espiaba la hostia sagrada, el padre que caminaba atento a las voces del subsuelo, el espía doble de Hamburgo que nadie conocía. El mismo personaje, que analiza a sus vecinos como material para su novela, se considera también espía, y en esa identificación está el corazón del libro, el escritor siempre atento a su entorno, a las historias propias o ajenas, auténticas o inventadas, a imágenes, gestos, actitudes o palabras que va registrando para ser después reproducidas o utilizadas a voluntad.
Pero tampoco nos quedemos con la idea de algo que puede parecer tan serio. Ese hilo conductor del escritor-espía sirve para desplegar algunos de los numerosos recursos que tan bien maneja Vila-Matas. Con escasos de sus habituales guiños a personajes de la cultura, hay toda una exhibición de imaginación que roza a veces alusiones políticas o atmósferas de novela negra, siempre con una destreza admirable para mezclar y entrecruzar diferentes texturas, saltos entre diferentes escenarios y espacios temporales, hasta formar una constelación de pequeñas historias llenas de humor en torno a ese escritor indeciso, que intenta incorporarlas para buscar el impacto deseado.
El trazo es tan fino y la construcción tan elegante, llena de sutilezas, que hacen de la lectura una delicia, algo de apariencia ligera pero donde, a nada que nos decidamos a acercar la lupa, iremos encontrando nexos ocultos, viajes de ida y vuelta en la búsqueda de un camino tanto para el artista como para la persona. Un entramado que funciona como un reloj, y al que solo se le puede achacar que no esté, o eso parece, destinado a levantar algo más sólido. Puede que a Vila-Matas le gusten estos relatos abiertos, tengo la sensación de que es así, que le interesa más dejarlo fluir sin preocuparse de redondearlo del todo, y entonces queda la sensación de haber disfrutado de un libro inteligente, muy bien montado, sí, aunque quizá excesiva y voluntariamente gaseoso.
P.S: Olvidaba decir que en esa dicotomía entre las obras más antiguas y las más recientes de este autor me quedo, dentro de mis limitados conocimientos, con las primeras.
Muchas obras de Enrique Vila-Matas reseñadas en ULAD: aquí
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