Título original: Oona & Salinger
Traducción: Francesc Rovira
Año de publicación: 2014
Valoración: Está bien
Cambio de registro de Frederic Beigbeder. Hasta ahora, sus libros eran altamente autobiográficos. O si no autobiográficos en sentido estricto, sí que estaban muy basados en experiencias del propio autor. Así, por ejemplo, "El amor dura tres años", "13,99 euros" o "Una novela francesa".
En esta ocasión, el protagonista ya no es el propio Beigbeder - Marc Marronier o como se haga llamar, aunque su ego le haga aparecer en el libro (cómo no!), sino J.D. Salinger, Oona O´Neill, Charles Chaplin o Eugene O´Neill, y la historia ya no es autobiográfica, sino que se basa en la fallida relación que, al parecer, mantuvo Salinger con Oona O´Neill, hija del Nobel Eugene O´Neill y niña bien del Nueva York de finales de los 30 y primeros 40.
Así que esta vez parte de un hecho real y lo reconstruye, lo reinventa.
Reconstruye esa historia de amor y lo hace, partiendo de la descripcion del ambiente de la época para la "jet-set", con sus fiestas y saraos. En uno de estos saraos, Salinger y O'Neill se conocen y comienza su flirteo y su relación. Pero Salinger va la a la guerra, hecho que le dejará "tocado" el resto de su vida, y Oona se casa con Charles Chaplin, lo que tampoco colabora en exceso a la buena salud del pobre J.D.
Con estos mimbres (autores de culto, famosos de la época, relaciones iniciáticas...) podríamos estar ante un novelón. Pero se queda a medio camino.
Sí que tiene aspectos positivos. Por ejemplo, las cartas que Salinger envía desde el frente, en las que refleja la crudeza de la guerra y su influencia sobre el autor de "El guardián entre el centeno". Sorprenden, incluso, viniendo de un autor como Beigbeder. Otro ejemplo es la primera parte de la novela, la del ambiente frívolo, festivo y desinhibido de NY, la de secundarios como Hemingway o Capote. Beigbeder se mueve bien en ese terreno.
Por contra, la novela adolece de un exceso de superficialidad. Los personajes son potentes y podrían haber dado más juego. Además, en la segunda parte del libro, la que comienza con la marcha de Salinger a la guerra, parece notarse demasiada prisa por llegar a un final que resulta un tanto forzado. Beigbeder se ventila más de treinta años con un puñado de cartas y anécdotas de los protagonistas! Y por último, ¿sería posible que en alguna novela de Beigbeder no aparezca él mismo? En este caso, establece paralelismos entre la historia de Oona y Salinger y la suya propia y, sinceramente, creo que sobra.
Por contra, la novela adolece de un exceso de superficialidad. Los personajes son potentes y podrían haber dado más juego. Además, en la segunda parte del libro, la que comienza con la marcha de Salinger a la guerra, parece notarse demasiada prisa por llegar a un final que resulta un tanto forzado. Beigbeder se ventila más de treinta años con un puñado de cartas y anécdotas de los protagonistas! Y por último, ¿sería posible que en alguna novela de Beigbeder no aparezca él mismo? En este caso, establece paralelismos entre la historia de Oona y Salinger y la suya propia y, sinceramente, creo que sobra.
Pese a todo, hay que reconocer que el libro se lee "fácil". Beigbeder escribe de forma ágil y directa y, aunque en varios aspectos la novela sea mejorable, los mitómanos seguro que la encuentran disfrutable. El resto, quizá solo la encuentren entretenida, sin más.
Otros libros de Beigbeder en ULAD: 13,99 euros Una novela francesa
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4 comentarios:
Leí este libro en un vuelo, después de visitar Ginebra. Y la verdad es que me encantó, no me parece un imprescindible, pero si un muy buen libro. Si bien, también me rechina un poco ese narcisismo o personalismo del autor.
Un saludo
Hola!
Beigbeder, Frédéric, su persona, atesora cualidades suficientes para ser narcisista. Lo contrario sería falsa humildad: la peor entre todas las hipocresías permisibles.
Besitos para todos!
El problema, en mi opinión, es cuando su entrada en la historia no aporta nada.
Gracias por los comentarios
Estaría de acuerdo con Julian en el caso de que habláramos de Carrère, otro gran narcisista francés. Con Beigbeder no estoy tan segura. En cualquier caso, se trata de una lectura entretenida y agradable, lo que siempre es de agradecer.
Marta
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