Título original: Ulysses
Año de publicación: 1922
Páginas: 976
Traducción: José María Valverde
Valoración: imprescindible
Permítanme comenzar con una breve digresión sobre lo que es "políticamente correcto" (lo que decimos cuando pensamos que nuestras palabras van a quedar registradas o tendrán alguna repercusión) y lo "socialmente correcto" (lo que pensamos que hay que decir ante la máquina de café de la oficina o acodados en una barra de bar, compitiendo por ser el más "cuñao"). Un ejemplo, para entendernos: políticamente correcto puede ser disertar sobre las vanguardias artísticas, visitar museos de arte contemporáneo y tener una reproducción de un cuadro de Kandinsky en la pared del salón. Socialmente correcto es decir que "eso lo hace mi hijo pequeño" ante el cuadro de Kandinsky o contar la anécdota apócrifa de la limpiadora de ARCO que confundió una obra expuesta con un cenicero... Pues algo así ocurre con el Ulises, uno de los libros más suceptibles -quizá el que más- de ser objeto del postureo gafapástico, por un lado, pero también del desdén y hasta la ira de indignados lectores que no consienten "que se les tome el pelo".
Aunque no sólo indignados pero desconocidos lectores, claro: hay una nutrida lista de escritores, desde D. H. Lawrence al sin par Paulo Coelho... (sí, me duele poner a éste en el misma categoría que los demás, pero es responsable de una frase preclara sobre la novela: "El Ulises de Joyce hizo mucho mal a la literatura, porque nadie lo ha leído y todo el mundo dice que lo ha leído"). Mi opinión favorita, sin embargo, es la de Virginia Woolf: "Es el esfuerzo de un estudiante nauseabundo reventándose los granos". ¡Olé, doña Virgi!
Por supuesto, de igual forma ha habido colegas suyos no menos destacados y agudos que han admirado y ensalzado la obra de Joyce: T.S. Eliot -que se lo recomendó a la Woolf-, Borges, Faulkner o Nabokov... De entre todas las opiniones, yo me quedo con una sentencia del inteligente y sutil Anthony Burgess sobre Joyce: "... una vez leído y absorbido un solo ápice de la esencia de este autor, ni la vida ni la literatura vuelven a ser las mismas de nuevo".
Tal cual, Mr. Burgess. Porque lo remarcable del Ulises no es la historia que nos cuenta, la de un día determinado (el 16 de junio de 1904, el día que James Joyce tuvo la primera cita con su mujer Nora) en la vida de unos dublineses, por lo demás no demasiado notables: Stephen Dedalus, Leopold Bloom y su esposa Molly. Tampoco es importante que estos personajes sean un reflejo de los protagonistas de la Odisea de Homero: Telémaco, Ulises y Penélope, respectivamente (bien es cierto que alguna interpretación que a mí me parece con bastante sentido considera que Stephen es también un trasunto del Joyce joven y Leopold del Joyce maduro... de la edad a la que acabó este libro). Nada más alejado de lo heroico, sin embargo, que el tono de la novela: el capítulo en el que se nos presenta a Leopold, por ejemplo, acaba con el relato de una de sus evacuaciones intestinales...
No es lo más destacable que la estructura del libro se base también en la Odisea, con cada uno de sus capítulos avanzando de forma paralela a los cantos de aquella, y traduciendo el mito clásico a la mucho más prosaica Dublín de hace un siglo.
No es lo más importante, aunque quizás sí memorable, que Joyce despliegue una pericia técnica sin igual en la literatura escrita hasta ese momento -no dudo que habrá quien encuentre algún precedente de esto o aquello; ya sabemos cómo son los estudiosos-, todo un derroche de estilo -estilos- que consigue plasmar el continuo flujo de pensamiento de los personajes a través del monólogo interior -"stream of consciousness"-; sin olvidar los juegos de palabras y de imágenes, a todos los niveles, las referencias clásicas y cristianas; sagradas, profanas y mundanas (realmente, la novela merece otra lectura deteniéndose con más sosiego en las anotaciones del traductor, para entender a fondo cada párrafo). Joyce consigue combinar sin complejos lo más soez con lo profundo del pensamiento, lo banal con lo transcendente, lo sexual y lo fúnebre... (¿Eros y Tánatos? Uf... mejor lo dejo aquí).
Lo importante, lo fundamental, es que Joyce puso con este libro punto y final a toda la tradición narrativa occidental, que comienza con Homero. Si la Odisea es el Alfa, el Ulises es el Omega, las columnas de Hércules de la novela; es el Apocalipsis de San James, el diluvio tras de mí, el apaga y vámonos. Hasta aquí hemos llegado y el que venga detrás que arree... Y no es que después de Joyce no se pueda escribir más novela, pero eso ya será -ya ha sido- otra cosa: caminar por senderos explorados; es el ferrocarril, la plantación y el resort con campo de golf, no la selva virgen (e incluyo lo que han hecho muchos epígonos de Joyce, algunos muy aventajados: Gaddis, Pynchon... aunque en este asunto, también quien golpea primero da dos veces). Tenía razón Burgess, desde luego y, maldita sea, aún sin pretenderlo, también Paulo Coelho, en cierto modo...
Pero hay más: Joyce es el niño que grita que no ve el traje del emperador, y desnuda a sus personajes, a sí mismo y a nosotros... señalando lo que de nosotros hay en Stephen, Leopold, Molly... que es mucho, me temo. Joyce no es un escritor simpático -lo que no excluye un peculiar sentido del humor-, no es clemente ni misericordioso, pero dice la verdad.
Último apunte: esta novela, más allá de odios y fervores, postureos y cuñadismos, no se puede calificar de otra forma sino como imprescindible. Pero, siguiendo un criterio contrario al de Los reconocimientos, aún por los mismos motivos, no se la puedo recomendar a nadie. Quien la lea, que sea por su cuenta y riesgo.
No es lo más destacable que la estructura del libro se base también en la Odisea, con cada uno de sus capítulos avanzando de forma paralela a los cantos de aquella, y traduciendo el mito clásico a la mucho más prosaica Dublín de hace un siglo.
No es lo más importante, aunque quizás sí memorable, que Joyce despliegue una pericia técnica sin igual en la literatura escrita hasta ese momento -no dudo que habrá quien encuentre algún precedente de esto o aquello; ya sabemos cómo son los estudiosos-, todo un derroche de estilo -estilos- que consigue plasmar el continuo flujo de pensamiento de los personajes a través del monólogo interior -"stream of consciousness"-; sin olvidar los juegos de palabras y de imágenes, a todos los niveles, las referencias clásicas y cristianas; sagradas, profanas y mundanas (realmente, la novela merece otra lectura deteniéndose con más sosiego en las anotaciones del traductor, para entender a fondo cada párrafo). Joyce consigue combinar sin complejos lo más soez con lo profundo del pensamiento, lo banal con lo transcendente, lo sexual y lo fúnebre... (¿Eros y Tánatos? Uf... mejor lo dejo aquí).
Lo importante, lo fundamental, es que Joyce puso con este libro punto y final a toda la tradición narrativa occidental, que comienza con Homero. Si la Odisea es el Alfa, el Ulises es el Omega, las columnas de Hércules de la novela; es el Apocalipsis de San James, el diluvio tras de mí, el apaga y vámonos. Hasta aquí hemos llegado y el que venga detrás que arree... Y no es que después de Joyce no se pueda escribir más novela, pero eso ya será -ya ha sido- otra cosa: caminar por senderos explorados; es el ferrocarril, la plantación y el resort con campo de golf, no la selva virgen (e incluyo lo que han hecho muchos epígonos de Joyce, algunos muy aventajados: Gaddis, Pynchon... aunque en este asunto, también quien golpea primero da dos veces). Tenía razón Burgess, desde luego y, maldita sea, aún sin pretenderlo, también Paulo Coelho, en cierto modo...
Pero hay más: Joyce es el niño que grita que no ve el traje del emperador, y desnuda a sus personajes, a sí mismo y a nosotros... señalando lo que de nosotros hay en Stephen, Leopold, Molly... que es mucho, me temo. Joyce no es un escritor simpático -lo que no excluye un peculiar sentido del humor-, no es clemente ni misericordioso, pero dice la verdad.
Último apunte: esta novela, más allá de odios y fervores, postureos y cuñadismos, no se puede calificar de otra forma sino como imprescindible. Pero, siguiendo un criterio contrario al de Los reconocimientos, aún por los mismos motivos, no se la puedo recomendar a nadie. Quien la lea, que sea por su cuenta y riesgo.
31 comentarios:
Etiquetas: ambición desmedida jajajajaja
Qué buena reseña. Gracias.
Reivindico un juicio del "Ulises" desde una perspectiva de simple lector. Ni desde la erudición ni tampoco desde el paletismo, porque parece que no se puede estar en medio de ambas posturas, de manera que si no eres un estudioso -que por supuesto dominas el inglés- sólo puedes arrodillarte ante los que tienen las claves de la novela o bien tirarla a la basura satisfecho de tu pueril originalidad.
Me tengo por un lector con cierta cultura y algunas horas de vuelo, nada más. Sólo leo en español, aunque sé otros idiomas. Y mi opinión -dentro de esta perspectiva limitada- es que no encontré nada esencialmente novedoso en el "Ulises". Nada que no hubiera leído ya en Rabelais, en Fielding, en Sterne, en Cervantes. En el teatro griego, de hecho. Sólo me pareció que sistematizaba lo que otros ya habían hecho, y sin excesiva gracia. Que se diga que inventó el monólogo interior -aparte de la importancia que se quiera dar al descubrimiento- es divertido.
Creo que el "Ulises" tiene sentido, para mí, en un contexto muy limitado, que es el de la superación de la narración decimonónica, pero la novela del siglo XIX no es el único tipo de novela que se ha escrito con anterioridad a Joyce, ni éste fue el primero en plantearse semejante propósito.
Soy un lector conservador, lo admito. Siempre que se dice que alguien reinventa la novela porque toma estructuras narrativas de "Las mil y una noches" me pregunto: ¿No habría que darle el mérito a "Las mil y una noches"? Es algo que ha existido siempre, y lo que yo valoro -como simple lector- es el talento, la gracia y la calidad.
Perdón por el tocho.
El traductor es José Salas Subirat. Valverde es bastante posterior.
Pues yo si que recomendaria leer Ulises. No se si te cambiará la vida pero si que leerás de otra manera, serás un lector más paciente y disfrutarás cada frase de la buena literatura [ergo...]. Te preguntarás cómo he podido leer según que libros, y todo el resto de la literatura conocido será más digerible, hasta aquel "tocho" que nunca llegaste a afrontar...Joyce puso un listón muy alto pero, gracias a él, aprendimos a distinguir la buena de la mala letra.
Me gusta mucho esta reseña, ni "no me toques a Joyce" ni "vaya porquería", dos posturas muy respetables pero poco estimulantes. Yo no tengo muy claro si me gusta o no me gusta "Ulysses", si realmente es una novela que ha influido más en los escritores que en los lectores, pero sí marca un punto y aparte en nuestra experiencia. Ratificaría lo de "imprescindible"
Hola a todos:
Ya imaginaba yo que esta novela aportaría muchos comentarios, pero no me esperaba que tan pronto; gracias a todos por los mismos.
Anónimo: me parece la etiqueta más adecuada. De todos modos, que su ambición fuese desmedida, no significa que no consiguiese realizarla.
Ana: gracias a ti. Yo no estoy demasiado satisfecho de la reseña, más que nada porque se me ha quedado muy corta 8y es un buen rollo, para nuestra costumbre). Sobre este libro hay muchas, muchísimas cosas que comentar.
Talibán: yo he hecho la reseña desde una perspectiva de simple lector, precisamente, porque desde luego no soy ni un erudito ni un estudioso (un poco paleto sí, pero no las 24 horas del día). Lo que ocurre es que si me ha gustado -quizás la palabra exacta sería más bien "impresionado", - lo tengo que decir, igual que si fuera todo lo contrario, da por seguro de que lo haría.
De todos modos, creo que no me he explicado bien en la reseña: no digo que Joyce inventara nada, ni el monólogo interior ni ninguna forma de narrar. Lo que digo es que él las llevó al límite. En mi opinión, después de esta novela no se puede ir más allá en la narrativa occidental; sólo hay camino de vuelta.
Fernando: hasta donde yo sé (es decir, hasta lo que he visto en Google), hay tres traducciones de esta obra al castellano: la de Subirat, la de Valverde y otra de García Tortosa y Venegas Lagüéns. En las reseñas de este blog ponemos la que hemos leído nosotros, mientras que como fecha de publicación ponemos la de la obra original.
Juan José: a ver si me entiendes...me parece mucho más que recomendable, aunque sea para poder renegar de ella con conocimiento de causa, pero también me doy cuenta de que no es una novela para cualquier lector en cualquier momento (empezando por mí, que la empecé hace años y la tuve que dejar). pero estoy muy de acuerdo contigo en tu apreciación.
Sergio: te agradezco mucho tu elogio. Creo que ésa que comentas es la actitud correcta con esta y otras obras con fama de "difíciles". y puede que sí que sea una novela más para escritores, porque les hace ver hasta donde pueden llegar (de ahí también ciertos enconos. De hecho, he puesto la frase de la señora Woolf, que me encanta, porque además tengo entendido que su desdén era también bastante debido a cierta "pelusa" profesional).
Una vez más, gracias a todos por vuestros comentarios y por pasaros por el blog.
A mi me da mala espina, este libro.Llevo años viendo a mi yerno con él en la mano, llevándolo a todos lados.
Ja, ja...¡ piensa que peor sería si vieses a tu cuñado!
Un saludo ;)
Lo siento , fui yo quien no supe expresarme. Mi mensaje era un comentario al libro, no a tu reseña. Hay cosas que dices con las que no estoy de acuerdo (en mi experiencia como lector) y que me parecen exageradas, pero son moneda común en la opinión mayoritaria sobre Joyce. Por lo demás, te felicito por la crítica, es excelente.
¡Tranquilo, hombre, que ya lo había entendido!
Sobre la reseña, gracias, aunque ya sé que me ha salido un tono un poco "Braveheart", pero es que si me pongo analizar la novela con detenimiento, sobre estilo, forma e intención, me hubieran tenido que dejar la TochoWeek para mí solo.
Un saludo y gracias de nuevo ; )
A mí algunas novelas de culto con las que no he podido me dejan una sensación de fracaso y decepción en el alma. No entiendo por qué novelas como Ulysses, Los miserables o Moby Dick no logran engancharme. Es más, llegan a enojarme porque siento que el mundo se burla de mí. ¿Qué ven los demás en ellas que yo no logro ver? En una charla de cyberbar discutía con unos amigos sobre "madurez" lectora. Algunos libros tienen que llegar a tu vida en "su" momento, ni antes ni después, así me pasó con Cien años de Soledad o con el Quijote pero con otros simplemente no puedo. De verdad. ¿Cuál es la genialidad de novelas como Moby Dick en las que pasas páginas y páginas sin que te cuente nada más que una verborrea enciclopédica sobre los tipos de ballenas? No lo entiendo. :( Una disculpa por el desahogo pero ciertas novelas parecen recordarme que a pesar de los años sigo siendo un lector "inmaduro". Excelente reseña, por cierto.
Hola, Caballero:
Ante todo, ¿no serás Santi con un seudónimo, verdad? Lo digo por esto: http://unlibroaldia.blogspot.com/2009/08/herman-melville-moby-dick.html (reseña con la que yo no estoy de acuerdo, por cierto). Bueno, sobre lo de que hay libros que te tienen que llegar en su momento estoy totalmente de acuerdo, empezando por este "Ulises": yo traté de leerlo hace años y nanay , sin embargo, ahora me ha encantado (¿pasmado? ¿fascinado?). Tampoco pasa nada por no conectar con supuestas obras maestras... ni por todo lo contrario. Es lo que pretendía decir en el primer párrafo de la reseña, aunque pareciese fuera de lugar. Lo importante es que la opinión de cada cual sea sincera y no esté condicionada por la opinión general del ambiente en el que te encuentres...y lo dejo ya porque parezco un consultorio de una revista para adolescentes...
un saludo y gracias por el comentario y tus amables palabras.
Pues no soy Santi pero ya leí su reseña sobre Moby Dick y la suscribo palabra por palabra. Siento un alivio en el alma. :)
Yo sigo esperando que a este concreto tocho le llegue su momento. Aún no se ha dado el caso, pero soy paciente.
Hola, Alimaña:
Tranqui, algún día se te perseguirá en sueños para arratrarte al Infierno. Entonces habrá llegado el momento ..ay, no espera, que ése era Freddy Kruger...bueno, ya me entiendes... ; )
Vale, Juan, haremos una cosa, mientras "espero el momento" voy a guardar el libro dentro de un armario bajo llave...que ahora me ha dado miedo...XD
No sé por qué se anota como traductor a Valverde. COmo todos sabemos o debiéramos saber, la primera traducción del Ulises en idioma español fue la del argentino J. Sala Subirat, la única que existió en castellano hasta 1976. Mas grave es aún, citar a Valverde, quien en su prólogo a la traducción, mezquinamente, no menciona a su único antecesor a quien, por supuesto, no podía desconocer.
Para todos aquellos a quienes les interese la cuestión, les recomiendo una exquisita nota aparecida en el diario El País de Madrid el 12 de junio de 2004 firmada por Juan José Saer: "El destino en español del "Ulises"".( http://elpais.com/diario/2004/06/12/babelia/1086997822_850215.html ).
De allí saco esta anécdota:
"Una tarde de 1967, el autor de este artículo asistió a la escena siguiente: Borges, que había viajado a Santa Fe a hablar sobre Joyce, estaba charlando animadamente en un café antes de la conferencia con un grupito de jóvenes escritores que habían venido a hacerle un reportaje, cuando de pronto se acordó de que en los años cuarenta lo habían invitado a integrar una comisión que se proponía traducir colectivamente Ulises. Borges dijo que la comisión se reunía una vez por semana para discutir los preliminares de la gigantesca tarea que los mejores anglicistas de Buenos Aires se habían propuesto realizar, pero que un día, cuando ya había pasado casi un año de discusiones semanales, uno de los miembros de la comisión llegó blandiendo un enorme libro y gritando: "¡Acaba de aparecer una traducción de Ulises!". Borges, riéndose de buena gana de la historia, y aunque nunca la había leído (como probablemente tampoco el original), concluyó diciendo: "Y la traducción era muy mala". A lo cual uno de los jóvenes que lo estaba escuchando replicó: "Puede ser, pero si es así, entonces el señor Salas Subirat es el más grande escritor de lengua española".
Saludos
Alfredo
Hola Alfredo:
Ya lo he explicado en un anterior comentario, pero lo repito con mucho gusto: cuando ponemos de quien es la traducción al comienzo de las reseñas, no nos referimos al primer traductor del libro, si es que hay más de uno, como es el caso, sino a quien ha hecho la traducción que hemos leído. Sobre si es mejor una traducción u otra o si alguien "fusiló" la de no sé quíén, yo eso lo ignoro, la verdad. De hecho, sólo de pensar que un traductor, por malo que sea, se ha leído antes este libro en inglés, ya merece toda mi admiración.
Por lo demás, muchas gracias por el comentario y por tu aportación. Un saludo.
Adoro tu blog y tus críticas me parecen objetivas y sinceras, alguna puede que discutible ,pero ahí entramos en territorio peligroso de subjetividades, por lo que tengo que pedir que no estropees un muy digno trabajo usando alguna palabra "remarcable", gracias desde el cariño y perdón dese la humildad
Adoro tu blog y tus críticas me parecen objetivas y sinceras, alguna puede que discutible ,pero ahí entramos en territorio peligroso de subjetividades, por lo que tengo que pedir que no estropees un muy digno trabajo usando alguna palabra "remarcable", gracias desde el cariño y perdón dese la humildad
Hola catacaldos:
Ante todo , gracias por los elogios. he de decir que este blog no lo elaboro yo en solitario, ni mucho menos: es la labor de un grupo de lectores, todos ellos con bastante mejor criterio que el mío, por lo general. gracias pues, en nombre de todos, incluyendo a quienes han escrito aquí en épocas pasadas y ya no lo hacen.
Sobr ela palabra "remarcable", me has dejado de piedra: no tenía ni idea de que no se encontraba recogida en el diccionario de la RAE. No obstante, en el "Panhispánico de dudas" he encontrado lo siguiente:
"2. El galicismo remarcable (del fr. remarquable) se introdujo en español a fines del XVII y se usó con cierta frecuencia durante los siglos XVIII y XIX. A diferencia de lo ocurrido con el verbo remarcar, su empleo es hoy escaso y achacable en gran parte al influjo del inglés remarkable, por lo que se considera preferible el uso de los equivalentes notable o destacable, más propiamente españoles."
Digamos, pues, que yo escribo el castellano a la manera del siglo XVIII...ejem... No en serio, es un dato que tendré en cuenta a partir de ahora. Gracias por hacérmelo saber y sobre todo por visitarnos.
Un saludo.
Acepto "arcaicismo" como forma de comunicación moderna(esto desde el humor).Gracias por la cortesía.
Me permito hacer un comentario a mi propia reseña como una muestra inevitable de pedantería; como ya sospechaba yo, no era difícil encontrar algún precedente del "stream of consciousness" de marras: acabo de leer que el monólogo interior lo utilizó por vez primera Édouard Dujardin en su obra "Los laureles estàn cortados" (no podía ser de otra manera con semejante apellido...)
El primero de momento, que seguro que algún otro aparecerá...
Buenos dias
Quería saber qué libro es de más fácil lectura, el Ulises o Los reconocimientos. Graciasss!
Hola:
Pues yo diría que el Ulises exige más en cadda capítulo, aunque también esa exigencia hace que a ciertos lectores les pueda interesar más, incluso como reto.
En "Los reconocimientos" cuesta más, quizás, ubicarse al pricipio en la historia, pero una vez te acostumbras al estilo, quizás sea una novela más "tradicional".
Un saludo.
Muchas gracias.
La verdad es que estoy leyendo Ulises y no me está pareciendo taaaan difícil como se cuenta. También es verdad que se agradecen los resúmenes iniciales de J M Valverde. Lo que no se entiente es la omisión de la traducción de las frases en otros idiomas o la ausencia de una relación de personajes (confieso que me pierdo bastante, en especial con los amigotes de Leopold)
Saludos!
Qué tal Juan!
Cuales fueron tus capítulos favoritos?
Los míos el 6 (hades) 12 (cíclope) 15 (circe) y 17 (itaca).
Saludos!
Hola: Me gusta cuando Leopold tiene un momento autoerótico pensando en una mujer que ve y en la ropa interior de su esposa, pero no recuerdo el capítulo.
El 13 jejejeje Momento Lolita
Sé que sonará pedante pero me encanta, y diré por qué. Leyéndolo he entendido la influencia de esta novela en muchas de las posteriores del siglo XX. En este libro he visto el Rayuela de Cortázar, Beckett, Bolaño, Thomas Bernhard o Gombrowicz, entre otros. Combina técnicas que muchos usaron después, tiene multitud de referencias, algo que particularmente me encanta (recomiendo consultarlas tranquilamente porque así las disfrutas más) y un sentido del humor muy fino. Evidentemente no es para leer tumbados en la piscina, exige atención. Es duro, sí, pero no más que Hegel, Fichte o similares. Aquel que esté acostumbrado a leer poesía surrealista o filosofía creo que lo disfrutará.
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