miércoles, 6 de abril de 2016

Michel Houellebecq: La posibilidad de una isla

Idioma original: francés
Título original: La possibilité d'une Île
Año de publicación: 2005
Traducción: Encarna Castejón
Valoración: bastante recomendable

Habré reseñado libros de Houellebecq aludiendo a La posibilidad de una isla como su novela menos brillante. Pues resulta que al otorgarle una segunda lectura me veo obligado a matizar mis palabras. Porque aún careciendo de la inmediatez de Plataforma o el sentido de la oportunidad de Sumisión, las cualidades del Bretón Más Resabiado están, también en esta novela. ¿Queréis que diga que Houellebecq en ralenti es mejor que muchos otros en quinta a siete mil vueltas? Dicho queda, ea.
Pero resulta que La posibilidad de una isla combina dos facetas teóricamente contrapuestas: una estructura más osada de lo habitual, donde las vueltas atrás y adelante en el tiempo se conjugan con un relato a tiempo real, y una sensación común a la obra de Houellebecq (el hastío) pero con un resquicio hacia la esperanza (puede que esta sea, junto a Plataforma, su novela donde los personajes, aunque sea fugazmente, más experimentan la felicidad). Cuestiones que no resultan chocantes per se, sino porque constituyen excepciones en la obra del francés.
Esta novela se estructura como un vaivén entre dos diarios. El de Daniel1, cómico francés de éxito que se ha trasladado a vivir a Almería, a una zona que aún no ha sido alcanzada por el boom inmobiliario que ha llenado la costa andaluza de urbanizaciones. Daniel1 ha amasado una fortuna haciendo guiones de obras marcadas por su sentido de la provocación. Se atreve a llegar donde otros no y eso le ha procurado éxito a la par que ataques frontales. Pero está en su cuarentena y empieza a hacerse preguntas que no sabe responder. Y sus opiniones son bien poco agradables de leer. En unos cuantos párrafos iniciales muestra indiferencia ante el suicidio de su hijo y compara la figura de los animales de compañía con la visión de la mujer en antiguas civilizaciones. Siempre con la óptica de seres sencillos y a los que es fácil satisfacer y hacer felices.  A Daniel1 le van pasando cosas. Se separa de la madre de su hijo y se lía con una joven y guapa periodista de éxito que acude a entrevistarle. Unen sus destinos basándose en el éxito mutuo, pero Daniel1 sabe que esa libertad sexual que les une acabará por separarles. En un momento de debilidad, y por conocidos comunes, Daniel1 toma contacto con una secta, que celebra una reunión en Lanzarote (Lanzarote es, de hecho, el título de una de las primeras novelas cortas de Houellebecq, que parece una especie de borrador de esta de que hablamos). La secta tiene la clásica estructura de las sectas que acaban fatal. Un líder con aires de divinidad que se toma el derecho de pernada con la súbditas, una estructura empresarial basada en que los súbditos cedan su patrimonio para financiar la descabellada investigación de la secta consistente en la clonación de los adeptos para generar una nueva sociedad. Como es de prever, todo acabará como el rosario de la aurora.
Alternándose con el diario de Daniel1, cuerpo de la narración y ejemplo de trama houellebecquiana, Danieles de distintas numeraciones van hablando de sus experiencias siglos más allá de la existencia de su primer antecesor. Aquí es donde Houellebecq proyecta una sociedad futura donde cuando cada persona llega al final de su existencia "útil" es inmediatamente sustituída por un clon que es ella misma a los dieciocho años. Curioso: Houellebecq descarta infancia, adolescencia y vejez de las personas y las limita a su etapa de madurez laboral y sexual, Guiño a la sociedad competitiva donde somos sólo útiles como cotizantes o pagadores de impuestos. Los distintos Danieles evocan un mundo donde ha habido bastantes cambios: mares secados, ciudades desaparecidas, población drásticamente reducida. Sin acabar de tener claro por qué ha pasado todo esto, la novela acaba con una brillante parte final que recuerda (o al revés, habría que consultar fechas) a La carretera de Cormac McCarthy. Y ahí queda todo. No. Perdón. Daniel, el supuesto último Daniel, es acompañado por su fiel perro Fox, cuyas sucesivas muertes (pues el perro también ha sido clonado) son casi los únicos oasis en que Daniel siente algo parecido al dolor.

Curioso, pues, que todos los ingredientes que siempre han arrojado un resultado perfecto al combinarse aquí tengan un resultado algo inferior. Quizás aventurarse en algo parecido a lo que es la literatura de anticipación reste ritmo narrativo a un escritor que siempre ha sido un kamikaze del ritmo y las elipsis. O las partes de los diarios de los Danieles, siempre breves y siempre justificadas, pero con un tono alguna vez demasiado tendente a un misticismo ascético. Quizás el hábitat natural de Houellebecq es más la intriga social salpimentada con la obsesión por el sexo. Cuando Houellebecq se excede en su filosofía, aquí me recuerda más a Stanislaw Lem que a él mismo. En todo caso, quizás no su mejor libro, pero por encima, qué pena, de mucha, de demasiada gente.

Todas las reseñas sobre Houellebecq en ULAD: Aquí

13 comentarios:

Carlos Andia dijo...

Aunque no soy muy devoto de Houellebecq, había pensado darle otra oportunidad con esta novela, pero por lo visto, no era la mejor idea.

Saludos.

Koldo CF dijo...

Para mi, sin haber leído "Lanzarote", es la más floja de las novelas de Houellebecq.
Me dio la sensación, cuando la leí, de que "se le va demasiado la olla" en la parte filosófico-futurista.

Un saludo

Anónimo dijo...

He leido "Las particulas" y "Plataforma". ¿Cuál debería ser el siguiente? Gracias. Estoy dudando entre "Ampliacion" y "El mapa y el territorio".

Unknown dijo...

Yo leí Ampliación,....como desarrollo del personaje, y la transmisión de los sentimientos del personaje, ¿autobiográficos?, para mi es recomendable,aunque te deja con una sensación de desesperanza fuerte; Mapa y Territorio, aún no lo he leído.

Considero que Houellebecq, tiene la facilidad de transmitir sensaciones a través de su discurso, muy pocos autores pueden lograrlo.

Siempre se le critica al autor, de que las novelas no quedan redondas, tal vez, no es esa su intención....

Saludos.

El Puma dijo...

Interesante.

De MH leí solo Sumisión, que me agradó mucho.

El final de La carretera me dejó un sabor amarguísimo, por unas cuantas semanas. No obstante, me pareció una extraordinaria novela.

Anna dijo...

"Mapa y Territorio" no es tan interesante como "Ampliación". No te aporta nada nuevo si ya has leído "Partículas", Anónimo. Eso sí: contiene un curioso ejercicio de autoficción.

Cities: Moving dijo...

¡Ah, qué recuerdos! Mi primer Houellebecq fue precisamente 'La posibilidad de una isla', el comienzo de una gran historia de amor literario que aún dura (con los altibajos normales que uno puede esperar en una relación que ha resistido tantos años, ¡jijiji!). Él mismo dirigió una adaptación al cine que se centraba principalmente en los aspectos más cifi del texto, y en mi opinión, merece más del 3,6 que le dan en la imdb.com. Coincido contigo en que Monsieur Houellebecq a ralentí es mejor que muchos otros en quinta a siete mil revoluciones.

Francesc Bon dijo...

Gracias por los comentarios, que intento responder de una forma un poco, erm, "coral".

La película que Houellebecq dirigió sobre este texto me pareció demencial. Opté por no mencionarla. Referente a las diferentes consultas sobre las obras de Houellebecq, no veo ni una que no merezca la pena (no veo menciones a su brillante biografía de Lovecraft o a sus polémicos ensayos), si bien, por distintos motivos que pueden ser muy particulares, "Plataforma" o "Sumisión" las veo ineludibles. Tengo pendiente una relectura de "El mapa y el territorio" de la que guardo muy buen recuerdo.

Unknown dijo...

En Ampliación MH está genial, las jerarquias sociales y sexuales
La tengo por la segunda parte de EL GUARDIAN... Salinger
El episodio de B Bardot inconmensurable. No se podía decir tanto ni tan bien; el no tiene la culpa que las chicas a las que nadie sacaba a bailar en las discotecas fundaran el feminismo basado en el odio al hombre con constructos filosóficos en un mezclijo que no cuela, al menos si tienes capacidad de llegar a las esencias : el odio al superior, especialmente al prójimo.
Los comentarios sobre el psicoanálisis que convierten en un monstruo feroz a su mujer.
Lo mejor de AMPLIACIÓN es su ligereza narrativa para verdades que movimientos tales como el feminismo, la falsa izquierda, el comunismo filisteo, nunca podran aceptar. No, no tiene la densidad, ese exceso de lucidez de LAS PARTÍCULAS

Occam dijo...

A mí me gusta todo de MH, no soy imparcial ni objetivo respecto de este autor, al que le profeso cierta devoción. Pero "El mapa y el territorio" llega a algunos puntos culminantes de genialidad y estilo.

Francesc Bon dijo...

Misma situación, y siempre con la eventual opción de las relecturas para cualquiera de sus obras.

Pablo GP dijo...

Llevaba tiempo sin un libro de Houelllebcq y como quería postergar la lectura de Serotonina (hay que dosificarlo en la medida de lo posible), me encontré casi de casualidad con La posibilidad de una isla, una novela que no conocía y que en mi subconsciente estaba catalogada como obra menor.
Pues bien, a pesar de mi titubeo inicial por encontrarme perdido en la narración (no sabía de qué trataba, lo había cogido sin saber el argumento), rápidamente me enganché a él, y lo disfruté realmente, me pareció todo lo contrario a un libro menor, de hecho yo lo pondría entre los mejores del autor.
Tiene algo que a mi modo de ver lo diferencia del resto: además del esquema narrativo atípico y de la introducción de elementos de ficción futurista, es un libro que te obliga a parar un poco y a reflexionar, que no se lee de carrerilla como los otros de Houellebecq, quizá por eso se sienta que el ritmo es más lento, pero no me pareció pesado.
En él está, sin embargo, toda la esencia del autor, con todas sus manías y obsesiones.
Y tiene un gran final, que que como tú dices recuerda a La Carretera, pero aquí el autor francés se adelantó un año a Cormac McCarthy.
Saludos

diuna 2 cały film dijo...

Siempre se le critica al autor, de que las novelas no quedan redondas, tal vez, no es esa su intención!